Nueva Generación: Proyecto Cartago
Capítulo 4
El Skid se movía a toda velocidad por el mar virtual, ni un solo ruido se escuchaba ni en las mini naves, ni tampoco en el cubículo de Maya, que estaba temblando un poco, nerviosa y con el estómago totalmente cerrado, sentía incluso ganas de vomitar pese a estar en un mundo virtual… y de hecho de estar en la Tierra seguramente ya lo hubiera hecho, hasta que se atrevió a hablar, en un suave murmullo y esperando que ninguna de sus amistades pudiera decirle nada, de hecho lo que más esperaba era precisamente que le echaran la bronca, pero se sentía responsable de aquel lio en el que se habían metido.
-L-lo siento…- murmuró, en un suave hilo, asustada.
-La hemos cagado a tope, joder…- gruñó Ariadna, a lo que Hiroky asintió.
-No te rayes Maya, la hemos liado todos- soltó JP, ella iba a responder cuando oyeron una voz que les tensó.
-¿Estáis bien?- reconocieron la voz de inmediato. Maya tragó saliva despacio.
-¿Papá…?- la adolescente sintió que el mundo se cayera encima de ella.
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Jeremy, Aelita y Odd al final accedieron a que les acompañaran Sissi y Patrick, y mientras andaban rápidamente dirección a la Fábrica, avisaron por llamada a William, Yumi y Ulrich. El primero acababa de volver de patrulla y tardaría en llegar, pero los otros dos aseguraron que irían hacia allí inmediatamente. Se limitaron a ir acelerando cada vez más, estaban demasiado nerviosos y alterados ante la posibilidad de que sus hijos se hubieran metido en un lio demasiado gordo como para que ellos solos pudieran salir de el. Eran conscientes, además, que Sissi y Patrick pedirían explicaciones de todo aquello, pues no entendían nada y querrían saber qué tenía de tan especial la fábrica a la que se dirigían.
No tardaron demasiado en llegar hasta sus inmediaciones, momento en el que Jeremy decidió que era el momento de empezar a confesar lo sucedido, con el asentimiento de los otros dos, que comprendían que la gravedad de la situación lo ameritaba.
-En esta fábrica hemos pasado años de nuestra vida, Sissi… no te equivocabas aquel día, cuando pretendiste usar un buscador para saber a dónde íbamos- ella le miró sin entender.
Sin embargo, se limitó a dejarle hablar- En su interior, descansa un súper ordenador cuántico. En el, hace muchos años, estaba encerrada Aelita, hasta que, un 20 de Enero de 2005, fue liberada. Todo, mientras luchábamos contra una Inteligencia Artificial, llamada Xana, y que servía como virus múltiple creado por el gobierno estadounidense durante la Guerra Fría para eliminar las telecomunicaciones soviéticas- los dos aludidos se quedaron quietos donde estaban.
De hecho, aquel era el cumpleaños de la mujer, ¿era en serio? Pero conocían demasiado al otro como para saber que no andaba de broma.
-Sin embargo, uno de los investigadores de aquel proyecto, llamado Cartago, se negó a continuar. Era Waldo Schaeffer, el padre de Aelita, fallecido el mismo día que finalmente derrotamos a Xana, el 4 de Mayo de 2007. Precisamente una semana más tarde, Sissi, te uniste a nuestro grupo oficialmente- habían bajado a lo largo de una cuerda hasta la nave inferior.
La mujer fue ayudada por Aelita, y que se limitaba a andar, escuchando a su marido en absoluto silencio, mientras su gesto se fruncía de vez en cuando, recordando aquellos sucesos. Mientras él hablaba, los otros dos escuchaban sin apenas poder creer, y eso que el otro lo estaba sintetizando bastante.
-Durante sus ataques, procurábamos que, de haber heridos, nadie muriera durante los mismos. Lo logramos en casi todas las ocasiones, salvo el fatídico día en el que descubrimos que la vuelta al pasado no resucita a los muertos… ¿recordáis aquel accidente en una nave industrial de producción de carne? Aquellos operarios murieron a manos de Xana- frunció el ceño, recordándolo.
-Y… ¿creéis que esa tal Xana ha vuelto?- se atrevió a preguntar Sissi, muy nerviosa. Sin embargo el adulto negó.
-Eso es imposible, escaneé la red entera varias veces y desapareció al minuto de lanzar mi antivirus… estamos hablando de otra cosa. Seguramente tenga que ver con el proyecto que está llevando a cabo Laura en Estados Unidos- en ese momento llegó el ascensor.
Se fijó en que su esposa estaba tan blanca como cuando salieron de la cafetería, mientras las facciones de Odd mostraban cada vez más nerviosismo. Tomó sus manos, y una pequeña sonrisa de confianza afloró en su boca. Era la primera vez que los otros dos le veían así, y desde luego daba la apariencia de ser un líder nato, cosa sorprendente dada la naturaleza del rubio. Se limitaron entonces a pasar al elevador, y, tras accionar unos botones, notaron como este descendía pesadamente hasta, segundos después, volver a abrirse las puertas, dejando ver la sala de la interfaz, una que no esperaban volver a visitar en la vida… pero en la que se encontraban de nuevo.
Jeremy se limitó a sentarse en el sillón, que le acercó automáticamente hasta los mandos, mientras los demás se arremolinaban en torno a él, y observaban atentamente lo que hacía. Para la mayoría, lo que aparecía ante ellos era un galimatías de imágenes, símbolos e información que no comprendían, solo entendiendo que los avatares que allí aparecían debían ser sus hijos o sobrinos, según el caso. Sin embargo, Aelita y Jermy sabían perfectamente lo que aquello entrañaba, y si por un lado estaban bastante molestos, por el otro sentían un orgullo genuino por la inteligencia de su hija, pues sin duda ella había sido la precursora de todo aquello. Una vez colocado bien el micrófono, y haciéndose a la idea de qué pasaba, comenzó a hablar.
-¿Estáis bien?- intentó darle toda la calma que pudo a su voz, no convenía estresar demasiado a los chavales.
-¿Papá…?- aquella fue Maya. Notó el miedo en su voz, se miró con Aelita, que asintió.
-Somos nosotros. ¿Sabrás volver a Lyoko?- preguntó, se puso a teclear casi de inmediato.
-¿T-te refieres al mundo virtual?- preguntó, en un hilo de voz, y Jeremy asintió.
-Así se llama, sí. Te he mandado las coordenadas, en cuanto lleguéis os desvirtualizo, tenemos que hablar- suspiró entonces.
Se lo pensó antes de seguir- No sé qué habéis hecho, pero espero poder solucionarlo. Pero del castigo no os libra ni Madre Teresa, ¿entendido?- en el Skid los niños bajaron el rostro.
En contadas ocasiones se había puesto así Jeremy, pero cuando sucedía, era porque realmente estaba molesto o decepcionado. Odd entonces puso una mano sobre su hombro, así que el otro se retiró los cascos para oír qué tenía que decir su amigo.
-Te recuerdo que nosotros nos metimos en un lío igual o más gordo que ellos, se… comprensivo, Jer- le pidió.
Este suspiró, sería difícil. Pero el otro tenía cierta razón, sería hipócrita cantarles las cuarenta en esa situación, más con lo que él había hecho y cómo se la había jugado con Xana, Aelita, y toda la aventura que vivieron durante sus adolescencia.
-¿Los demás también estuvieron involucrados en todo esto?- preguntó de pronto Patrick, y Aelita, por primera vez, intervino.
-Yumi y Ulrich sí. William fue capturado por Xana el primer día que luchó junto a nosotros, tuvimos que enfrentarnos a él durante meses hasta que pudimos liberarle… por eso estuvo tan raro durante aquel año, no era él realmente, sino un clon hecho por Jeremy- explicó, a Sissi comenzaba a dolerle la cabeza.
-Cuando lo contasteis aquella noche de borrachera el día que te graduaste, Aelita, pensé que era una coña entre todos…- los aludidos carraspearon un poco.
-Si te sirve de consuelo yo ni me acordaba…- murmuró Patrick, mientras se rascaba algo la nuca, nervioso.
Durante esa conversación, en el interior del Skid se había hecho el silencio. Maya se dedicó a conducir el submarino digital hasta las coordenadas indicadas por su padre, preguntándose qué chillidos le iba a pegar su madre en cuanto saliera del escáner. Porque era claro que le iban a caer unos cuantos, es que lo veía venir… recordaba perfectamente cómo se puso cuando se enteró que había abierto su portátil de trabajo para enredar con las partes, aquello fue cuando tenía 5 años. Y aquella anécdota se iba a quedar corta con aquella ocasión. También le preocupaban Hiroky y Ariadna, sus padres eran mucho más viscerales que los suyos, seguramente no volvieran a ver la luz del Sol hasta la mayoría de edad. Porque en Lyoko no se podía llorar, que si no ya habría roto hacía tiempo, así como sus compañeros, de cuyas gargantas no eran capaces de salir las palabras.
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Mientras tanto, al otro lado del Atlántico, Laura se encontraba en la sala del juntas de las instalaciones militares. A sus lados, Yao y Abigail estaban algo nerviosos, mientras al frente se encontraban los oficiales al mando, con el teniente Connor como el superior, y que traía bastante mala cara. Al ser una cuestión de emergencia, los altos mandos estarían presentes de forma telemática, y de hecho ya estaban preparándolo todo, siempre bajo la atenta mirada de los tres informáticos, y que permanecían en completo silencio.
Era una sala en forma de semicírculo con una entrada al lateral, estando la mesa colocada en la parte semicircular; contaba con micrófonos y pantallas de ordenador, así como cómodos asientos de terciopelo, con el gran mueble imitando más o menos la curva de la sala. Al otro lado, en una pared recta, había grandes pantallas y que se iban encendiendo según grandes rostros aparecían en ellas, todas pertenecientes a militares de alto rango. Todas menos una, que se trataba de un anciano, ligeramente calvo, con grandes gafas y ojos grisáceos bastante vivos, y que parecía más un abuelo que alguien importante. Ellos supieron al instante de quien se trataba.
-El gran jefe… Lowell Tyron…- murmuró Abigail, los demás asintieron, ligeramente nerviosos.
-Si ese viejo está aquí, la cosa debe ser gorda… espero que tu plan sea realmente bueno, Gauthier, o estaremos jodidos- gruñó Yao, y ella le miró con diversión.
-Todos mis planes salen bien, ya deberías saberlo- a eso Abigail suspiró, los oficiales en cambio no parecían nada contentos con todo aquello.
Minutos después, ya estando todos conectados, Connor comenzó a hablar. Su voz era firme, aunque el nerviosismo que sentía se dejaba ver en su mano izquierda, que temblaba ligeramente.
-Hemos tenido una rotura en la seguridad, a las 01:15 de esta madrugada. Unos adolescentes con avatares digitales lograron entrar en Cartago, observaron nuestro mundo virtual, y fueron expulsados por Gauthier, Smith e Ikari, que en una rápida intervención impidieron que la crisis fuera a más- esta le miró con cierto interés, era de las primeras veces que les reconocía algo en directo.
-La primera ha lanzado un programa de rastreo para saber desde dónde vienen, en breve esperamos poder tener una dirección. Pido, señores, que le permitan ir con su grupo allá donde sea para desarticular al comando que ha intentado atacar nuestro Proyecto, y acabar con el mismo- se sentó entonces, mientras los demás se preparaban para las más que seguras preguntas que iban a haber.
-¿Se sabe de qué grupo en concreto son?- antes de que ningún militar pudiera decir nada, Tyron intervino. Pese a no ser un oficial, él era prácticamente el líder de aquel Proyecto.
-Tengo bastantes razones para pensar que debían ser franceses, unos muy bien preparados y con tecnología punta. Debe ser algún tipo de corpúsculo paramilitar, pero es pronto para afirmar nada, lo que es seguro es que eran lobos solitarios, puede que radicales o fundamentalistas- explicó la mujer, mientras se levantaba.
Se aclaró la garganta entonces- Como explicó el teniente previamente, me gustaría poder ir, junto a mi grupo, a investigar. Para ello, solicitaría ir en solitario para sí no llamar la atención, obviamente camuflados pues vieron nuestras caras, siendo los menos posibles para evitar llamar la atención-explicó.
-Eso implicaría ir sin respaldo en primera línea, pero…- sin embargo, Tyron no parecía demasiado convencido, al menos por el momento.
-Si de verdad es un grupo armado sabrán usar armamento, y como mínimo serán capaces de dar su vida por una causa, y eso les vuelve invencibles- comentó uno de los oficiales.
Por sus prendas debía ser un general, tenía el pecho lleno de medallas de todo tipo, al menos las que se veían en cámara eran bastante numerosas. De hecho nadie se atrevió a contradecir sus palabras durante los siguientes cinco minutos, durante los que habló en solitario.
-A mi juicio, deberíamos atacar nosotros antes de que puedan hacerlo de nuevo. Un golpe duro, contundente, y que les impida volver a hacernos daño nuevamente. Y por supuesto depurar responsabilidades, es absolutamente imperdonable que hayan entrado hasta la cocina en nuestro mundo virtual- se lo pensó unos segundos antes de hablar.
-De ser necesario puede que incluso debamos acabar con esos adolescentes, claramente deben estar completamente alienados por las estrafalarias ideas de ese comando, así que pueden ser un peligro para nosotros a futuro. Sé que suena demasiado agresivo, pero si queremos que nuestro proyecto salga adelante, es necesario- miró hacia arriba unos segundos, como si mirara algo fuera de cámara.
Cuando volvió a dirigir su vista a la cámara, continuó- Pero antes debemos asegurar su procedencia y la naturaleza del ataque, para entonces modularlo. Sin embargo no podemos esperar a tener resultados concretos para planificar nada; por eso, iréis allá a donde hayan llegado esos críos, mientras aquí preparamos un posible ataque- afirmó, finalmente.
Todos asintieron, entendiendo lo que decía. Laura se mordió la lengua sobre lo que pensaba, claro que también ella había lanzado ese pensamiento para intentar desligar aquel suceso de lo que seguramente era la realidad, y es que aquello no era más que un triste malentendido en el que unos niños la habían liado.
Lo más jodido es que aquellos seguramente fueran los niños de sus amigos, y si así era, se sentía en la obligación moral de protegerles del jaleo en el que se habían metido sin, seguramente, ser conscientes de ello. Estuvo tentada a, según salía de la reunión, llamar a Jeremy para confirmarlo, pero la tendrían demasiado vigilada y no podría hacer absolutamente nada hasta no estar prácticamente en el aeropuerto, y hasta en ese momento tendría que tener cuidado y usar su teléfono particular.
Así que fueron directamente a sus habitaciones, donde prepararon unas bolsas de viaje con sus enseres de aseo y unos portátiles, estando listos casi cinco minutos más tarde. Ya en el pasillo esperaba un soldado, que sería el que les llevara hasta el aeropuerto internacional de Nevada, a unos cien kilómetros de donde se encontraban.
-¿Listos?- preguntó, mientras les entregaba unos billetes, irían en un vuelo civil para no llamar la atención, pues de usar medios militares tendrían que pedir permiso de entrada al espacio aéreo de, seguramente y a falta de confirmación, Francia; y eso sería problemático.
Con un mero asentimiento enfilaron el pasillo. Se fijaron en que el soldado tenía ropa de calle, y de hecho seguramente usaran un vehículo totalmente normal. Así que se limitaron en ir en silencio hasta un par de pisos por encima, donde tenían la flota de vehículos de la base, montando en un turismo de clase media que podría pasar por el vehículo de una familia totalmente normal. En momentos así venían bien ese tipo de medios, no sería hasta que se encontraron en el exterior, ya enfilando la carretera, que Laura aprovechó para usar por primera vez su móvil, gracias a estar justo detrás del piloto, encontrándose Yao a su derecha, mientras Abigail recostaba su cabeza en la ventana que tenía a ese lado.
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En cuanto llegaron a Lyoko, los adolescente bajaron del Skid y Jeremy procedió a desvirtualizarles, indicando que subieran a la sala superior según salieran del escáner, cosa que hicieron obedientes. Para ellos, bastante la habían liado como para encima decir nada que fuera en contra de la orden del adulto. Se limitaron entonces a hacerlo, y se encontraron con Jeremy a solas, cosa que les sorprendió. El adulto suspiró, mientras jugueteaba con los cascos que normalmente usaba Maya, ligeramente recostado.
-¿Desde cuándo usáis el súper ordenador?- preguntó suavemente.
Antes de que los niños subieran, les había pedido a los demás que fueran a una sala anexa a la salita de la interfaz, desde la que podrían escuchar todo lo que ellos pudieran decir. Lo prefería así, sabía bien que seguramente los demás no fueran capaces de mantener la calma y que algún grito se les escapara por la irresponsabilidad de los jóvenes. Él era el único que podría mantener la calma, así que sería el nexo entre ambos grupos.
-Casi un mes… Papá, yo…- ante las palabras de Maya, el otro simplemente alzó la mano para pedir silencio.
Ante eso, ella se limitó a obedecer- Habéis tenido suerte, hasta ahora. En este súper ordenador tuvimos un… combate bastante intenso. No sois los primeros adolescentes que lo usan para divertirse. Nosotros lo fuimos - a esas alturas para él no tenía sentido guardar más el secreto, así que lo contaría todo.
Sonrió con cierta diversión al ver sus caras de sorpresa- Sería hipócrita de mi parte, y de vuestros padres, cabrearse por esto. Será mejor que os lo cuente todo, mientras los demás llegan- se limitó entonces a girarse y tecleó un poco, los chicos entonces se acercaron a su alrededor.
-Supongo que ya conocéis Lyoko, así se llama el mundo virtual. Tiene 5 sectores en total, aunque no son los originales, pero empecemos desde el principio…- procedió a contar toda su historia.
-Todo empezó un 9 de Octubre de 2004, cuando, buscando piezas para un robot que usaría más tarde para un concurso de baloncesto, estuve explorando la fábrica. No tardé demasiado en encontrar ese súper ordenador, y me pareció fascinante…- suspiró entonces, con una mirada algo nostálgica.
Los inicios de ellos eran bastante parecidos a los suyos, de hecho- Pero según encendí el aparato, y para mi sorpresa, una elfa me recibió. Aelita, así se llamaba. Y sí, estoy hablando de quien creéis- una carcajada se le escapó cuando vio las caras de incredulidad de ellos.
-¿Tita era una IA?- preguntó sin entender JP, mientras Jeremy asentía, despacio.
-Bueno, sí y no. Yo sospechaba que era demasiado… humana para ser una IA, por avanzada que fuera. Lastima que no era la única que ahí estuviera, también estaba Xana- su rostro se volvió algo serio entonces.
-Xana era peligrosa. Fue creada para, en teoría, proteger Lyoko y seguir como contrapartida a un programa gubernamental. Ese genio se llamaba Waldo, el padre de Aelita, y tu abuelo, Maya- se levantó entonces.
Se giraron, y vieron a Aelita. Tenía los ojos algo enrojecidos por las lágrimas, pero se había armado de valor para ir allí y explicar aquella historia. Al final le correspondía a ella hacerlo, por ser la de su familia.
-Mi padre estuvo durante años trabajando para crear Cartago, pero durante ese tiempo conoció a mi madre, Anthea Hopper. Ambos decidieron desertar, estaban en contra de todo aquello, pero sabían de sobra que no podrían llevar una vida normal tras participar en algo así, y de hecho mi madre no sobrevivió a su huida. Lo último que supe de ella fue el día que la secuestraron, yo no tenía más de 4 años…- se acercó a la pared y se apoyó sobre la misma, abrazándose a sí misma.
-El caso es que a mi padre eso le afectó demasiado, así que decidió que, ya que huir no era suficiente, crearía un arma lo bastante fuerte para evitar ataque alguno. Así nació Xana, como un pitbull dispuesto a morder a cualquiera que se acercara a su amo…- alzó su rostro, temblando un poco.
-Xana se volvió contra su amo, y nos atacó a mi padre y a mí, lo que le llevó a cerrar el súper ordenador, todo esto por el 94, yo entonces tenía 13 años. Así que estuve encerrada una década, y para cuando volvieron a encender el súper ordenador, yo estaba sin mis recuerdos, pues Xana me los quitó durante su ataque- le sonrió a Jeremy entonces.
-Hasta que llegó mi caballero andante, dispuesto a matar al dragón. Por supuesto lo logró, me devolvió la humanidad, yo se la devolví a él cuando se volvió un puto robot…. ¡No me mires así, es verdad!- comentó entonces.
Sabiendo perfectamente que ella estaba cerca de llorar, Jeremy fue a abrazarla entonces, momento en el que se dio cuenta que los demás ya estaban allí, Odd estaba cruzado de brazos, con una ceja alzada.
-¿De verdad vas a pasar por alto las hazañas de Odd el Magnífico?- comentó, Sissi rodó los ojos mientras Patrick no sabía demasiado qué pensar en esos momentos.
-Entonces lo que nosotros creíamos que eran unos NPC… ¿eráis vosotros?- preguntó Ariadna, y a eso Jeremy se lo pensó unos segundos.
Tras teclear un poco, entonces mostró los avatares virtuales de sus compañeros- ¿Os referís a esto?- preguntó, y Maya asintió.
-No me fastidies… ¡Papá!- JP supo en seguida cual debía ser el de Odd, claramente era el del chico gato.
-¡Oye, no es mi culpa, Einstein se negó a cambiar mi traje! Y será por que no le pedí veces que me hiciera un hombre lobo guapísimo…- el aludido alzó una ceja, pero no llegó a comentar nada.
-La verdad es que Odd el Magnifico fue un gran Guerrero de Lyoko, sí… De todas formas, no os penséis que no sé por qué estabais en el Skid montados, y el por qué estabais tan callados- Jeremy mostró por primera vez el móvil, y comenzó a leer lo que debía ser un mensaje.
-Me estoy metiendo en un lío, pero creo que tu hija se ha metido en uno mayor. Eso, o Pinky Angel ha descubierto cómo rejuvenecer, aunque sea en un mundo virtual. Atentamente, señorita Einstein- leyó, y los otros adultos entendieron de inmediato.
-Esto viene de una vieja amiga, aunque vosotros no la conocéis. Ella… se fue mientras aún erais bebés- miró a Patrick, que suspiró.
-Nos íbamos a casar, bueno, ese era mi deseo, tenía hasta el anillo encargado. Pero se fue a Estados Unidos por trabajo, no me avisó, discutimos muy intensamente, nos mandamos a la mierda… Estuve durante mucho tiempo muy jodido por el tema- explicó, mientras apretaba los puños.
Había cosas bastante más serias de las que se estaba acordando en ese momento, pero no era ni el lugar ni las circunstancias. Oyeron como de pronto sonaba el suave chasquido del ascensor, y que este comenzaba a moverse. Sabiendo de quienes se trataban, los adolescentes, de forma casi instintiva, se alejaron de la misma y se refugiaron entre los adultos, que se limitaron a quedarse donde estaban. Aparecieron, según se abrían las puertas, Yumi y Ulrich. Estos traían mala cara, en especial ella, pero no llegó a alzar la voz, lo cual sin duda era hasta peor.
-¿Qué ha pasado?- preguntó, mientras se cruzaba de brazos Su voz estaba ligeramente ronca, seguramente ya hubiera estado gritando antes. Ulrich se limitó a comprobar suavemente si sus hijos estaban bien, aunque estos hicieron ademán de refugiarse tras Patrick, que se limitó a quedarse quieto.
-Los niños conocen todo, y me parece que han dado con el Proyecto Cartago de casualidad- explicó Odd, mientras hundía sus manos en los bolsillos.
Yumi permaneció callada unos segundos, intentando asimilar aquello- Joder… ¿Y se han escaneado, verdad? Claro, es imposible de otra forma…- gruñó.
Jeremy iba a hablar cuando notó que su móvil vibraba de nuevo, revisó de un rápido vistazo de quien era, y entonces se aclaró la garganta.
-Laura me ha vuelto a escribir… Vamos dirección a Francia, he logrado que solo vayamos otros dos y yo. No hagáis ningún movimiento hasta que yo llegue, necesito que colaboréis todo lo que podáis- leyó.
-¡¿PERO EN QUÉ COÑO ESTÁBAIS PENSANDO!?- explotó Yumi, pero lejos de estar enfadada, parecía asustada.
Ariadna pegó un saltito donde estaba, así como Hiroky, que también se sobresaltó, incluso Jeremy dio un ligero bote donde estaban.
-De nada sirve enfadarse, Yumi- le indicó Aelita, había estado pensando desde que terminó con su relato.
Miró a la otra mujer, seria- El daño está hecho. Podemos dar una vuelta al pasado y todo esto se borrará, o no, a saber. Eso podría ser hasta contraproducente y dar pruebas innecesarias al enemigo. Hay que ser fríos como el hielo ahora mismo- Jeremy la miró.
Esa misma frialdad era la que ella tenía en situaciones como esa, la misma que había olvidado tener pero que salía a relucir habitualmente durante su lucha contra Xana. Dispuesto a apoyarla, secundó la idea.
-Laura está metida en Cartago, seguramente ella haya trabajado durante todos estos años en eso, y parece dispuesta a ayudar. Ha dicho que vendrá con dos personas más hasta aquí, debió reconocer a Maya porque si no es imposible que supiera nada- y entonces le devolvió la mirada a Jeremy, que asintió y comenzó a teclear.
Con cierto interés, Maya se acercó a ver qué hacía su padre mientras la adulta seguía.
-Joder… joder…- escucharon como de pronto Sissi comenzaba a hiperventilar. Odd la sacó de allí en cuanto vio como las lagrimas empezaban a aflorar, JP sintió ganas de ir con ellos pero Patrick le detuvo suavemente.
Se limitaron en subir hasta la parte superior de la fábrica mientras los otros permanecían donde estaban y las tres mentes brillantes del grupo se limitaban a estar en torno al súper ordenador. Aelita de vez en cuando le susurraba a su marido, señalando partes de la pantalla, a la vez que Maya atendía con las orejas bien atentas a lo que decían.
Hiroky, Ariadna y JP decidieron estar los tres juntos, en absoluto silencio y abrazados a sus propias piernas, sin ganas de hablar de absolutamente nada, preguntándose qué iban a hacer ahora.
Por su parte, Patrick se quedó al lado de Yumi y Ulrich, que se sentaron en un lateral mientras el tercero sostenía la mano de la segunda, que rompió a llorar un poco, momento en el que él comenzó a hacer suaves círculos con sus dedos. El primero divagó en su mente, no sabía muy bien qué pensar y aunque quería estar a solas con sus pensamientos sabía que tenía que estar allí, así que aprovecharía para intentar ordenar su cabeza, claramente los necesitaba. El suave murmullo de Yumi le hizo girar el rostro.
-Pensé… que todo había terminado ya, que éramos libres del yugo de Lyoko… claramente me equivoqué- gruñó ella.
-Y lo somos. Xana murió, Yumi- saltó Ulrich, pero la otra negó.
-No seas necio, esa mala pécora tiene un doble con ese Cartago- Patrick se sorprendió de esas palabras.
-¿Por qué decís eso? ¿Cómo podéis estar tan seguros?- preguntó, los otros dos le miraron. Sería él el que respondiera, pues ella se limitó a llevar la vista al frente en silencio, con la mirada perdida.
-Xana nació para matar a Cartago, y Xana fue muy peligroso en su día. Imagínate cómo debe ser el tema como para obligar a un jodido genio a crear algo que casi ocasionó una guerra nuclear, entre otras cosas- explicó.
Patrick se quedó ligeramente más blanco de lo que de por sí era, pero no llegó a decir nada durante unos segundos, mientras se recostaba sobre la pared. Esa vez sería la adulta la que siguiera.
-Como toquen un jodido pelo a cualquiera de mis hijos no tendrán mundo suficiente para correr, ¿puedo contar contigo, Ulrich?- lo dijo en un hilo de voz, pero con tal determinación que el otro solo tuvo que asentir.
-Lo mismo digo, Yumes- exclamó Aelita, alzando la voz un poco. Jeremy solo soltó un suave ajá mientras tecleaba un poco, atusándose la garganta.
Ella sonrió suavemente, mientras permanecía en esa posición. Maya entonces se atrevió a hablar por primera vez desde la última vez, pues solo había estado escuchando a los adultos.
-La hemos cagado pero bien, no soy estúpida. Conozco a los demás, querrán ayudar- afirmó. Su madre se limitó a acariciar su cabeza, pensativa.
-Es peligroso, no creo que sea propio de una madre responsable dejar que su hija haga algo así…- comentó, quería ver su reacción.
-Yo me metí en el lío, bueno, y también metí a mis amigos. Y yo les sacaré, es lo mínimo- murmuró, y Aelita se limitó a asentir, algo complacida.
-Esto debe ser cosa de Laura- comentó de pronto Jeremy, mientras se giraba.
Los demás le miraron con algo de interés- En el Skid he detectado un pequeño programa de rastreo, supongo que para calmar a sus mandos, no tendría sentido de ser de otra forma- explicó.
-¿Crees que ella tenga tanto poder como para hacer eso?- preguntó Patrick entonces, a lo que el otro asintió.
-Puede que sea una de las jefas del Proyecto, en ese caso sí podría. Eso, o tuvo los suficientes arrestos, por no decir otra cosa, de oponerse a los líderes reales. En todo caso confío en su palabra-
Volvieron a oír como el ascensor se movía de nuevo, y suspiraron. Poco les quedaba por hacer allí, y aunque la idea de poner en marcha el programa de vuelta al pasado era tentadora, no podían quitarle razón a Jeremy que eso podría darle demasiadas pistas al enemigo. O puede que también acabaran de golpe con el problema, pero Cartago seguiría activo y en proceso de creación, o directamente seguiría en funcionamiento, y de alguna forma sentían que algo debían hacer. En ello pensaban cuando vieron que por el elevador llegaban no solo Odd y Sissi; también estaba allí William, que traía cara de cansancio.
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Mientras todo esto se desarrollaba en la sala de la interfaz, en la nave inferior de la fábrica Elisabeth se encontraba llorando y temblando, tirada en el suelo, con su marido limitándose a estar a su lado, abrazándola por detrás. No se atrevió a a hablar durante los primeros dos minutos, en los que dejó que ella chillara y llorara todo lo que quisiera, balbuceando el nombre de su hijo y con la respiración entrecortada, abrazada contra el pecho de Odd, y que también tenía cara de circunstancias.
-Todo irá bien, lo juro… con la ayuda de los demás podremos hacerlo- le susurraba al oído, su voz temblaba algo pero intentaba tener una voz segura y suave.
-Jean Pierre… Jean Pierre puede morir…- pero Odd negó. Levantó la cabeza de la mujer, obligándola a mirarle a la cara.
-¿Cuándo te he fallado yo?- preguntó, la mujer abrió algo la boca mientras sus ojos seguían lagrimeando.
-No me jures algo que no puedas cumplir, Odd…- pero el otro negó.
-Lo juro porque puedo hacerlo. Las dos personas más importantes en mi vida sois tú y el niño, Sissi- la abrazó suavemente, poniéndola entre sus brazos.
La mujer solía sentirse protegida en esa posición, y la calmaba. Eso él lo sabía, por eso actuaba de esa manera, la conocía demasiado bien. Limitándose a acariciar su melena, fue arrullándola poco a poco para que se fuera relajando, notando satisfecho como el pulso de ella se relajaba.
-No te merezco, Oddy…- el aludido se limitó a sonreír suavemente, solo le llamaba así cuando estaban a solas, a ella era la única que le permitía llamarle así.
Oyeron pasos, en un inicio se tensaron pero se calmaron al notar que era William, con cara de dormido pero al menos vino peinado. Se les acercó ligeramente preocupado, inclinándose cerca para poder hablar, entendiendo que en esos momentos Sissi no estaba en situación como para aguantar ruidos fuertes. Había visto a demasiadas personas en esa misma tesitura como para saber que lo último que debía hacer era alzar la voz.
-¿Os encontráis bien?- preguntó, mientras les miraba con el rostro más afable que pudo poner.
-Mejor, sí- la mujer besó suavemente la mejilla de Odd, mientras se levantaban, algo más calmados. William se limitó a asentir, algo más satisfecho y calmado.
-¿Puedo saber qué pasó? Nunca había oído a Jeremy tan serio, no desde… bueno…- pero la mujer negó.
-Ya sé lo de Xana- afirmó, y el otro asintió, limitándose a llamar al ascensor.
-Los niños la han liado, es todo. Tío, que marrón más cojonudo…- suspiró, mientras oían cómo el aparato llegaba hasta ellos, abriéndose las puertas y entrando al mismo.
-Haces unos resúmenes fantásticos…- gruñó William, sacándole una risa a Sissi, mientras el aludido le daba un suave pellizco.
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El grupo de Laura estuvo en carretera algo más de una hora, durante la cual ella estuvo intentando descansar, solo abriendo los ojos cuando notó que les avisaban para confirmar lo que ella ya tenía como cierto, y es que esos adolescentes estaban en Francia, eso indicaba al menos la dirección IP que encontró Cartago cuando intentó penetrar en el mundo virtual base que ellos usaban. Eso hizo que las alarmas sonaran en los líderes del proyecto, en especial de Tyron, que en cuanto se enteró delegó funciones en aquel general que habló durante la charla que tuvieron, y que se alargó un buen rato mientras ellos iban dirección al aeropuerto.
La mujer esperaba, sin embargo, que sus amistades le hicieran caso en sus peticiones, sabiendo perfectamente que había dado en el clavo cuando recibió un simple ok por parte de Jeremy, del que esperaba que lo hiciera sin dejar rastro. Le conocía lo bastante para saber que era tan inteligente o más que ella, al igual que lo era Aelita, y que seguramente estuviera también ya trabajando con el otro. Estuvo durante ese rato pensando en cómo pedirles a sus amigos que la ayudaran, pues conocía a Yao y a Abigail lo bastante como para saber que, para ellos, todo aquello sería una locura.
Se encontraba divagando sobre aquellos puntos cuando abrió los ojos, encontrándose ya a la entrada de Las Vegas, atravesando la ciudad y yendo dirección hacia el aeropuerto, en el que cogerían un avión en poco más de hora y media. Al ver que se había despertado, el soldado comenzó a hablar.
-Estaréis en el primer vuelo del día dirección a París. Haréis escala en Nueva York, luego en Lisboa, y finalmente en París. Sale a las 6 de la mañana, llegaréis al destino final a eso de las 15- explicó.
-Bien… perfecto…- se estiró un poco. Condujeron dirección al aeropuerto, durante el trayecto apenas había gente yendo por la calle o en coche, estando casi toda la vida nocturna dentro de los grandes hoteles y casinos, cada uno con temáticas diferentes.
Eso sí, tal era la iluminación artificial que parecía de día, de hecho los otros dos se despertaron al poco de entrar, aunque permanecieron con los ojos cerrados, intentando descansar un poco pues la misión iba a ser dura. Aprovecharían también para echar una cabezada durante el vuelo, ya que sería largo. Sin embargo, cuando se dio cuenta de que efectivamente se habían espabilado, aquel soldado les informó igualmente del plan, alzando la voz para que se despejaran lo bastante como para que se enteraran de la información, coincidiendo con que se acercaban ya hasta el aeropuerto.
-Ya hemos llegado. Yo volveré cuando entréis a la terminal, buen viaje- en cuanto aparcó en la zona reservada a los taxis, se bajó y, junto a ellos, les entregó sus enseres, para luego volver al coche y conducir de nuevo dirección hasta la base.
-Qué muchacho más agradable… en fin, vamos, son las 4 de la mañana, tenemos dos horas para descansar y subir al avión- y enfilaron hacia el interior del edificio.
Era amplio, con grandes cristaleras formando las paredes, así como grandes explanadas y con muchas tiendas al fondo, teniendo un suave cuello de botella al medio, y que permitía separar la zona de la entrada de lo que era la terminal como tal, desde la que se llegaba a los puntos de acceso a los aviones. Y pese a las horas había circulación, poca, pero la bastante como para que hubiera un suave murmullo de fondo.
-¿Nos vas a explicar por qué te tenemos que ayudar, Gauthier?- preguntó Yao, estaban esperando en la cola para hacer la revisión de sus bolsas de viaje.
Ella suspiró- Ya lo dije, vamos a proteger a esos niños, y de paso a sus padres. Diremos en el informe que no era nada, que ya lo resolvimos nosotros, y que se pueden olvidar- pero Abigail negó.
-No se van a creer eso ni de coña, tía- afirmó, pero ella rodó los ojos.
-No me importa si me creen o no, basta con que les dejen en paz- eso al hombre le llamaba la atención, y se lo hizo saber.
-¿Por qué tan dispuesta a jugártela por unos críos que ni conoces?- preguntó, la aludida se tensó un poco.
Tardó un par de minutos en responder, de hecho- Son los hijos de mis mejores amigos, unos que tenía en Francia. Les dejé de lado hace años por cumplir mi sueño, les traicioné de alguna forma al abandonarles, en especial a uno… esta es mi forma de devolverles todos los años durante los que me ayudaron- murmuró.
Rebuscó entre sus cosas, sacando rápidamente una fotografía en la que salía ella, bastante más joven, junto con otro grupo de personas. Se la mostró a ellos, mientras una sonrisa de nostalgia aparecía en su rostro.
-Este es el grupo de amigos que os cuento. Ahora deben tener todos cerca de 40 años, como yo, somos de la generación del 91-92- les miró entonces, en esa foto debían tener 17 o 18 años, luego Laura le dio la vuelta a la foto, había una fecha.
-5 de Junio de 2009, ese día nos graduamos, bueno, casi todos. Dos de ellos nos sacaban un año y se graduaron el año anterior, estuve con ellos desde 2007 hasta 2019, que llegué a Estados Unidos a trabajar en Cartago- guardó la fotografía, suspirando pesadamente.
No habló hasta que cruzaron el cerco de seguridad, que les dio el visto bueno para acceder al área del aeropuerto desde el que se accedía a las terminales para volar, dirigiéndose a la que indicaban en los billetes que les habían dado.
-Al inicio mi relación con Aelita, la del pelo rosa, era… tormentosa, por decir algo. Nos llevábamos fatal, ambas íbamos detrás del mismo tío y nos peleábamos un montón, éramos unas niñatas…- se sentaron entonces en unos asientos de plástico, de esos que tenían en numerosas filas por todas partes para que los pasajeros esperaran cómodamente.
-Luego ellos dos se casarían, durante ese tiempo conocí al primo de él, la verdad es que estábamos bastante enamorados, aunque yo le tenía verdadera alergia a cualquier tipo de atadura, en ese momento al menos. No hubiera estado de más habernos casado, eso igual hubiera impedido que me fuera, pero yo no podía esperar a que él se decidiera- se miró sus manos en silencio.
Suspirando, se rascó la cabeza- Si no me queréis ayudar me parece bien, incluso si me vendéis. Lo entendería, yo haría lo mismo, de hecho. Pero si no me queréis ayudar ni delatarme, al menos no pongáis piedras en mi camino- un silencio ligeramente tenso se comenzó a formar entre ellos.
-Eres tonta si crees que te vamos a dejar tirada- saltó de pronto Abigail, había estado todo ese rato con su móvil, moviendo sus dedos a toda velocidad por la pantalla.
Giró su rostro y la encaró- ¿Recuerdas mi primer día, hace 5 años? Tenía los 19 recién cumplidos, y fuiste mamá gallina conmigo durante los primeros tres meses- afirmó entonces.
-Como para no recordarlo, estuvo a tu lado todo el día y a mi me tocó hacer casi todo el trabajo de ese día…- gruñó Yao, cruzándose de brazos serio.
Las otras dos mujeres le miraron con cierta sorpresa, pero él no dejó de hablar- Si esos niños son tan importantes para ti lo entiendo, de verdad lo hago. Pero debes ser consciente de en qué lío nos podemos meter por defenderles, si lo hacemos mal igual acabamos con nuestros huesos en una cuneta- murmuró, Abigail se estremeció por ello.
-Cartago es un proyecto serio, muy duro y no creo que les tiemble el pulso de llevarse a quien sea por delante, ya pasó con el Caso Barca- las otras dos asintieron, nerviosas.
-La misma historia sucedió en dos ocasiones, una en la época clásica, y su segunda parte en la moderna… Roma contra Cartago, Estados Unidos contra La URSS… y ambas ocasiones todo por poder… Joder- gruñó Laura entonces.
Permanecieron en silencio varios minutos, esa vez con bastante menos tensión en el aire, cosa que agradecieron bastante, siendo la propia Laura la que lo rompiera en esa ocasión.
-Gracias, de verdad- se limitó a decir, los otros simplemente asintieron sin más. Fue entonces que la mujer decidió sacar su móvil, y, tras ver la hora, suspiró un poco.
-¿Cómo supiste que tu amigo no había cambiado de número de móvil en todo este tiempo, y que te creería? Al fin y al cabo usaste el teléfono de las instalaciones, es imposible que te tuviera registrada- preguntó el hombre entonces.
La mujer se lo pensó unos segundos- No lo sabía, apenas tuve tiempo de reaccionar. Me la jugué, e imagino que salió bien. Y supo que era yo porque firmé con el mote que tenía- los otros dos la miraron, evidentemente querían saber cuál era.
-Señorita Einstein. Y no se os ocurra reír- hizo mucho hincapié en cada palabra, los otros solo ahogaron una suave risa y se limitaron a mirar al frente.
No teniendo demasiado más que hacer, Abigail se levantó entonces y fue dirección a un sitio de comida rápida 24 horas para meter algo al cuerpo, y tras anotar lo que los otros quisieron, se acercó silbando tranquilamente.
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Por su parte, y terminada la reunión en la fábrica, el grupo al completo – adultos y adolescentes – se reunió a la entrada de la misma, en las cercanías del bosque. Ya eran cerca de las 10 de la mañana en esos momentos, llevaban allí desde antes de las 9 y estuvieron hablando sobre el asunto de Laura, siempre con los críos delante ya que estos eran en buena medida responsables de aquello.
-Vale, avisaré a Herb, él nos podrá ayudar con todo lo planificado- saltó de pronto Jeremy, miró de soslayo a William.
-¿Tu tío sigue teniendo aquella empresa de demolición?- preguntó, este asintió despacio.
-Perfecto, estate preparado para llamarle. ¿Sigues recordando lo que aprendiste de él?- preguntó de nuevo, y este volvió a cabecear.
-Estuve todos los veranos con él hasta que saqué la plaza de policía, así que sí- Jeremy sonrió, mientras tecleaba con el móvil.
Los adolescentes se miraron, ¿qué se habían perdido? Estuvieron delante todo ese tiempo, ¿cuándo había pensado aquello? Miraron a sus padres, que también tenían una mirada de ligera confusión, salvo Aelita, que tenía algo de mala cara.
-No me gusta demasiado por dónde estás yendo, ¿es necesario?- preguntó, el aludido asintió.
-A mi tampoco me hace especial gracia, pero ya me conoces, tengo más planes que un abecedario- respondió, divertido.
-¿De qué es la empresa de tu tío, tito William?- preguntó Hiroky, con cierto interés. Este suspiró un poco, mientras guardaba sus manos en los bolsillos.
-De demolición, trabajan sobre todo con edificios grandes- comentó. Sin que nadie pudiera decir nada más, Jeremy ya hablaba por teléfono.
-Buenos días, Herb… sí, todo bien, bueno, más o menos. Necesito tu ayuda… si, estamos todos bien, tranquilo… sí, es sobre informática, ¿estás en el trabajo? Perfecto- una ligera sonrisa se formó en su boca.
-Pues necesito que nos cubras, los niños han descubierto algo importante, pero prefiero hablarlo contigo cara a cara… Sí, es duro el tema… No, no es una broma de Odd, ojalá… Si te fías más de Sissi te la pongo, la tengo al lado- le tendió el aparato a la mujer.
Ella lo recibió- ¿Herb? Sí, soy yo. Es todo verdad, te lo juro, por favor, te necesitamos- pidió, mientras se oía un suave suspiro.
Estuvo callada unos segundos, y entonces sonrió- Gracias. ¿En media hora delante de tu edificio?- luego asintió, y le devolvió su móvil al otro, momento en el que colgaron.
-Iremos Sissi y yo, los demás id a la Ermita, cuando acabemos iremos allí- los adultos asintieron y sonrieron. El rubio, de forma natural, volvía a actuar como su líder.
Los Guerreros de Lyoko tenían que volver, y lo harían. Ahora el enemigo no era solo una IA, tenía pinta de ser algo mucho mayor, pero estarían dispuestos a luchar contra lo que fuera con tal de defender a sus hijos. Con uñas y dientes lo harían, de ser necesario.
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Espero que os haya gustado leerlo tanto como a mi escribirlo. Este fanfic está conectado con Aelita's Nature, y que se encuentra en el pasado de la línea temporal de este. Habrá referencias en ambos de eventos del otro.
Bien, ¿Qué os parece? ¿Os gusta? Como siempre, comentad, decid que os gusta y que no etc... Para acabar, me despido, hasta la próxima, y que la inspiración os acompañe. Código Lyoko ni ninguno de sus personajes me pertenece.
