Antes que nada, quiero agradecer el review de Inverse L. Reena por dejarme el primer review de este fic, sólo por eso estoy actualizando el fic porque ha tenido tan mala respuesta que estoy a punto de eliminarlo, junto con la cuenta. Disculpen, no es chantaje ni nada, estoy pasando un momento difícil en casa y esto es de lo poco que me anima, pero la falta de respuesta me hace sentir peor.
Inverse L. Reena: De hecho siento que el cap que sigue a este es el mejor porque cuenta cómo empezó todo.
Parte III
El eterno hilo rojo: Sentimientos explosivos, sentimientos inesperados
— ¿Qué le parece el desayuno, su Divinidad?— Preguntó Masaki después de que el dios, Aizen-no-mikoto, terminara de comer sus alimentos.
— Excelente, Masaki-hime, su fama de anfitrión no le hace fama a este recibimiento.
— Me alegra tanto, pero— Dijo Masaki, que luego miró de soslayo a la acompañante del dios—, ¿he hecho algo mal para que su esposa no haya probado bocado?— O-Gekko, desde que entraron en el comedor, había permanecido completamente inmovil y se había negado a quitarse el velo de su cabeza.
— Perdóneme, Masaki-hime-sama— O-Gekko hizo una rápida y algo torpe reverencia sobre sus rodillas—, estoy algo cansada, su comida luce deliciosa.
— ¿O-Gekko-sama, se siente bien?— Preguntó Masaki al ver que la ninfa se resbaló cuando intentó enderezarse en su lugar.
— No se preocupe por ella, Masaki-hime— Intervino Aizen antes de que la anfitriona alcanzara a O-Gekko—. Lo mejor será que la envíe a mis aposentos a descansar.
— Aizen-sama, no es necesario, lo único que necesito es ir a tomar algo de aire al jardín.
— No, irás a descansar a mí habitación a descansar y me esperaras ahí hasta que termine de atender mis asuntos con el regregente de Karakura— Su voz sonó dura.
— Aizen-sama, usted me prometió que yo podría...— Rogó O-Gekko.
— Aizen-sama, yo puedo acompañarla en el jardín si eso es lo que le preocupa— Masaki trató de ofrecer ayuda a la ninfa, que probablemente necesitaba sólo algo de sol y agua fresca.
— No será necesario— Se dirigió a Masaki sin verla—, ella sólo necesita esperar a que yo me encargue de su fervor y esta noche pienso hacerlo cuando nos enlacemos. Ya después nos encargaremos de la ceremonia oficial.
Eso prendió las alarmas de Masaki, nadie se encargaba de los fervores de las ninfas, ellas lo hacían por ellas mismas al tomar su forma natural o encontrar una pareja con quién aparearse, y las reacciones de O-Gekko no le parecían las de una novia emocionada. Desgraciadamente, ella no podía hacer nada, era una humana que había bebido el vino de los dioses. Lo única cualidad mágica en ella era la longitud extendida de su vida y le sería imposible oponerse al poderoso ser.
— Entiendo, su Divinidad, me encargaré de llevarla a su habitación— Cedió Masaki.
— Perfecto— Se levantó de su lugar—, si no le molesta, su esposo me espera.
— Por supuesto, su Divinidad— Ella hizo sonar una campana para que entrara una sirviente—. Por favor, lleva a su Divinidad con su Excelencia, lo está esperando en su estudio privado.
— Excelencia— Dijo Aizen en forma de saludo—, espero que esté listo...
Isshin que, en cuanto entraron al palacio, se retiró a su estudio en un intento inutil para recuperar la compostura, Seguía nervioso y preocupado.
A pesar de la fama y de cómo pretendía presentarse con el público, Aizen-no-Mikoto era un ser muy taimado y doble cara. Él estaba casi seguro que la ninfa no había aceptado convertirse en su esposa de buena gana. Y si ella era quién él sospechaba...
— Sí, su Divinidad, ya hice los arreglos, saldremos en cuanto usted lo ordene.
— Me alegró— La sonrisa de Aizen era una de malicia—, no iremos a mediodía, cuando las oiran ya hayan despertado.
— Espero que no le moleste mi pregunta, Aizen-sama— Preguntó Isshin—, pero, ¿por qué va a buscar a una dama de compañía para su esposa a Yoshiwara?
— ¿No es obvio para un fauno como usted, Regente?— Dijo sarcástico— Son las únicas que saben cómo calentar las sábanas cuando las esposas oficiales están indispuestas.
A Isshin le molestó esa actitud del dios frente a él, no sólo era estúpida, la comparación era bastante errada. Que él fuera un fauno, no lo hacía un hombre que obligaba a una mujer a estar a su lado.
Oh, Hisana, que error cometí contigo— Pensó Isshin pesimistamente, no era tan inocente como él quería creer.
— Tiene fiebre O-Gekko-sama— Dijo Masaki, ni bien entraron a la alcoba designada a Aizen-no-Mikoto y la ninfa cayó al suelo con su respiración irregular.
— Es sólo un fervor, Hime-sama, estaré bien— Dijo O-Gekko mientras se quitaba el velo.
Masaki jadeó al verle el rostro, la ninfa era preciosa. Ahora entendía porque el dios la mantenía caprichosamente aislada, quería asegurarse de que ella no pudiera alejarse de él. O-Gekko, tenía un hermoso largo y lustroso cabello negro que le llegaba a las rodillas, su rostro era delicado y blanco, pero con mejillas sonrosadas, sus pestañas eran largas yb sus cejas finas y delineas. Sin embargo, su mayor atractivo eran esas brillantes amatistas que tenía por ojos— ¿Hime-sama, está bien?
Masaki salió de su estupor y admiración de la ninfa, que aparentaba tener una edad similar a la de su hijo Mayor.
— S-sí, O-Gekko-sama, pero... debe de calmar ese fervor o podría quemarse— Dijo preocupada—, a menos de que sea su intención en calmarlo con Aizen-sama.
— ¡Jamás! ¡Es lo último que deseo!— Dijo con más fuerza de la esperada— Él no será mi dueño.
— O-Gekko-sama, por órdenes de su Divinidad, no puedo dejarla salir de este cuarto— Dijo Masaki muy seria—, me debo a mi deber como esposa del Regente de Karakura— Se levantó y se acercó a la la puerta—, pero a medio día no habrá quien cuide este pasillo por diez minutos, también le pido que no siga las escaleras de la derecha porque dan directo al jardín— Dijo Masaki antes de salir de la habitación y hacer que entraran los sirvientes a acomodar a las pertenencias de los invitados—. Ya que si alguien fuera al jardín a refrescarse, no habría manera de saberlo.
— Masaki-Hime... gracias— Susurró O-Gekko.
Ichigo daba vueltas y más vueltas sobre su futón. Desde que regresó a media madrugada se sentía sofocado y le martillaban las sienes de la cabeza y entraba y salía de la inconsciencia. Mas cuando lograba mantener los ojos abiertos por más de unos segundos, sólo sentía deseos de masturbarse, pero aunque ya lo había hecho varias veces, la sensación no disminuía, muy por el contrario, cada vez era más insoportable.
Debo de estar marchitándome— Pensó Ichigo, ese calor y líbido no eran normales y desconocía cuál fue el proceso que atravesaron sus hermanos mayores cuando se convirtieron en naturaleza o follaje.
Tengo que calmar este calor insoportable— Una idea cruzó la mente de Ichigo—, y creo que ya sé cómo.
Se levantó del futón con un solo rumbo fijo en mente, escribió una nota que tendría que servir de despedida a sus padres, hermanas y Toshiro, si es que era lo que él temía; y salió de su alcoba, dando tumbos porque le costaba andar derecho con su equilibrio alterado por la fiebre.
En cuanto dio el medio día, O-Gekko se quitó casi todas las capas de su junihitoe para poder moverse con libertad. El pasillo, como dijo Masaki-hime, se encontraba completamente vacío. Completamente se encontraban ausentes los sirvientes y los guardias que los recorrían unos segundos antes.
Es mi oportunidad— Pensó Rukia, que comenzó a andar por el pasillo con el paso más veloz del que era capaz sin llegar a correr.
Cada paso que daba le pesaba y le era ligero a la vez por el miedo que tenía de que alguien la descubriera fuera de la habitación y el ansia por llegar al jardín.
Esta sería la primera vez que pondría un pie en un jardín de tierra desde que Aizen la hubiera secuestrado de las tierras de su madre. El jardín de agua de Aizen muchas veces la sofocaba y fue la causa de que comenzara a tener fervores constantes ya que los orgasmos lograban calmar su ansiedad por no poder florecer.
Cuando llegó a la engawa que daba al jardín lo primero que hizo fue quitarse sus tabi. Jugó a mover los dedos de sus pies por un momento para sentir la sangre recorrerlos un poco mejor. En el momento en que sus pies tocaron la hierba sintió como si empezara a conectarse con el mundo de una manera completamente nueva. Su sangre comenzó a acelerarse en sus venas, sus ojos captaban mejor los colores a su alrededor y que se le inspiraban más brillantes.
De la emoción de sentir la naturaleza comenzó a correr sin fijarse en qué dirección tomaba. Ella dejaba que el viento y sus emociones la guiaran hasta que terminó junto a una piscina natural que no había notado cuando llegó a Karakura.
¿Por qué vine hasta este lugar?— Pasó por la mente de la ninfa, que quería alejarse lo más que pudiera de los cuerpos de agua— No importa, mientras no entre, él no podrá darse cuenta de que lo he desobedecido.
— ¿Está seguro, su Divinidad, qué es este el lugar en el que quiere buscar a la dama de compañía para su esposa?— Preguntó Isshin, no es que tuviera algo en contra de las mujeres que habitaban el lugar, pero no se imaginaba como la ninfa iba a tolerar la presencia de una oiran en su casa.
— Sí, además, sé de buena fuente que la chica a la que busco aún no termina su ritual de graduación— Dijo con una sonrisa perversa.
Isshin, fingiendo que entendía, jaló la cuerda que servía de timbre y esperaron a que alguien les abriera.
— Bienvenidos a 'Tengoku'— Dijo una voz somnolienta mientras abría la puerta, seguramente más por costumbre que por darles la bienvenida, considerando la hora y que la mayoría de las cortesanas se encontraban dormidas después de haber estado trabajando toda la noche. Se trataba de una mujer mayor, la Oka-san de casa de té.
— Buenos días— Habló Aizen con voz de mando—, hemos venido a adquirir los servicios de una de sus mejores flores,Touha.
— Ya no tenemos ninguna Touha aquí— Dijo con agresividad y cara de molestia, Aizen sacó de la manga de sus ropas un saco enorme bolso y lo puso en las manos de la Oka-san, que no tardó en revisarlo y cambiar su rostro de molestia por uno de codicia pura—. Espere un momento, Okyaku-sama, creo recordar que uno de mis botones tiene ese nombre. Si me permite unos minutos, le prepararemos una habitación para que la vea— Dijo mientras los guiaba a una sala de espera bastante lujosa.
— Excelencia, usted me esperará aquí mientras negocío con la florecilla— Ordenó Aizen.
— Cómo usted desee, su Divinidad.
¿Por qué el nombre de la cortesana me es conocido?— Reflexionó Isshin mientras una sirvienta guiaba a Aizen a la habitación durazno.
El calor ya no le era insoportable a Ichigo, en especial el dolor ya no le taladraba la cabeza. Por eso estaba en este lugar, una fuente de agua fresca lo suficientemente grande para que él pudiera refrescarse y con las propiedades que le permitía no tener que salir a tomar aire por muchos minutos. Apenas y llegó se se desnudó y se sumergió a la piscina que su madre pidió para que él y sus hermanas jugaran cuando eran niños.
Ya tenía su buen rato sin tener que salir del agua y se estaba sintiendo mejor, la incomodidad aún no cedía, pero ya no era tan agobiante como antes. Tal vez aún le quedaba un tiempo antes de que se marchitara. Tal vez hasta podría despedirse de su familia.
¿Qué es ese ruido?— Se preguntó mientras se acercaba a la superficie, ya podía escuchar ruidos que no estaban cuando se metió al agua— ¿Un invasor? ¿Un intruso?
Se acercó a una base de la piscina que le permitiría ocultarse en caso de que el intruso fuera alguien peligroso, aunque aún veía algo borroso por haber estado tanto tiempo bajo el agua.
Debí de haber traído mi zanpakuto— Pensó Ichigo, uno de sus trabajos era ayudar en la protección y defensa de Karakura.
La forma de quien estaba en el jardín se comenzó a aclarar para los ojos de Ichigo. Sólo era una ninfa. Era raro que estuviera ahí, hacía mucho que las ninfas se acercaban a esa parte del jardín.
¿Ella está...? ¡Ay, no!— Ichigo salió a la mayor velocidad que su cuerpo le permitía tomar y se aventó contra la mujer que estaba a unos pocos metros de la piscina antes de que hiciera algo que no tendría marcha atrás.
Ichigo se le aventó encima para impedirle concluir con el ritual.
Decidida a ser libre de Aizen y después de haber jugado en el jardín y corrido por un rato prudente, apenas unos minutos, O-Gekko comenzó a deshacerse las dos últimas capas de seda y el nagajuban de su junihitoe, y se recostó en el suelo para sentir el calor de los rayos de sol sobre su piel.
— Fue una buena despedida— Dijo en voz alta una vez que sintió que era suficiente sol, que con esa cantidad podría hacer lo que realmente tenía planeado cuando le dijo a Aizen que aceptaba casarse con él.
De algún modo, ella estaba segura de que él sospechaba o no creía que realmente aceptaba someterse a él y por eso no quería dejar que ella saliera de la habitación.
Se levantó y tomó posición de baile. Sus brazos por encima de su cabeza y su pierna derecha ligeramente angulada hacia atrás.
Ella sería libre.
Lentamente empezó a moverse al ritmo de una melodía que sólo estaba en su mente.
No tenía intención alguna de florecer.
En su lugar se volvería una flor.
Tomaría su forma natural...
Sintió que sus piernas se volvían más pesadas y difíciles de mover, pronto ya no podía hacerlo más. De sus mejillas corrían gruesas lágrimas y en su garganta sentía un nudo doloroso por el miedo, pero no sabía qué más hacer para escapar de Aizen.
... Dejaría de existir.
¡La libertad era tan dolorosa!
— ¡¿Qué crees que estás haciendo?!— O-Gekko sintió una simbrante perturbación al ser tacleada contra el suelo por el cuerpo de alguien y que sus raíces fueron arrancadas con violencia del suelo interrumpiendo el proceso de 'naturalización'.
Le tomó un momento darse cuenta lo que acababa de suceder. Alguien, que seguía encima de ella, impidió su suicidio.
— ¡Te pregunté qué es lo que hacías! ¡¿Estás loca o qué?!— Le gritó el joven, del que ya podía notar que tenía un hermoso y largo cabello dorado y unos impresionantes ojos que le recordaban a piedras de ámbar— ¡Respondeme!
O-Gekko vagamente pudo notar que ambos tenían sus respiraciones pesadas y desnudos.
— ¿Estás bien? ¿Por qué lloras?— Ella no había notado que estaba llorando, ni siquiera se dio cuenta de que pasó sus brazos detrás del cuello del joven hermosos ojos de ámbar, lo abrazó a su cuerpo y comenzó a llorar desconsolada.
Ella no quería morir.
O-Gekko quería vivir.
— ¿Te sientes mejor?— Preguntó el joven cuando la ninfa dejó de llorar, aunque ella seguía abrazada a él.
— Un poco, creo— Susurró , sin soltarse del cuello de Ichigo— ¿eres un fauno?— Dijo O-Gekko sorprendida, soltandolo ligeramente para poder verlo a la cara, ya había escuchado sobre ellos, pero nunca los había podido ver.
— Sí, ¿y?— Ichigo se sorprendió cuando la ninfa pasó su mano por su largo cabello y comenzó a sentir que acariciaba algo por detrás de su nuca.
— Nunca antes había visto un fauno— Ella tenía los ojos en blanco, un poco emocionada, a la par de fascinada de verlo—. Tus cuernos son hermosos.
— ¿Eh?— Ichigo se quitó de encima de la ninfa y se sentó para poder tocarse la nuca y sentir las protuberancias que habían crecido lo que les debió de tomar años en, básicamente, una sola noche.
— Me llamo Rukia— Dijo la ninfa cuando se sentó, le reveló el mayor secreto de su vida, la única protección que tenía sobre todos, en especial de Aizen, su verdadero nombre. Y se lo estaba entregando a un extraño.
Uno que la salvó y la dejó desahogarse en sus brazos.
— Es un bonito nombre, significa 'luz', ¿verdad?— Ichigo la volteó a ver, aunque seguía palpando cuán inesperadamente grandes eran sus cuernos.
— ¿Cómo lo supiste? Me comenzaron a llamar Gekko desde muy pequeña porque nadie entendía mi nombre.
— Han de ser medio tontos, es medio obvio si has visto las 'Commelina erecta'— Dijo con burla—, yo soy Ichigo.
— ¿Guardián? Pareces más una fresa gigante— Dijo Rukia con una risa sorprendida y juguetona. Empezaba a sentirse mejor. Hacía mucho que no hablaba tan despreocupadamente con alguien, Aizen siempre se había asegurado de que él fuera a la única persona a la que podía acudir, quisiera o no. También él era la primera persona con la que intercambiaba nombres, ni siquiera a Aizen le había dado permiso de llamarla por su nombre.
— ¡Oye, soy el hijo mayor del regente!, creo que merezco un poco más de respeto— Ichigo infló los mofletes ligeramente en molestia. También, sintió una tibieza en su corazón que nunca antes había sentido con alguien que no fuera de su familia.
— Sí, sí, sí, Sr. Guardián, lo que usted diga.
Guardaron un cómodo silencio mientras veían a los pájaros acercarse a la piscina para beber y darse un chapuzón antes de emprender el vuelo nuevamente.
— Oye, Rukia, ¿de dónde saliste?, las ninfas no se acercan a esta parte del jardín. Al menos nunca las he visto hacerlo.
— Ah, bueno, yo, ah...— Se puso algo roja— Llegué hoy.
— ¿Hoy? Venías con un dios, ¿cierto?
— Sí, Aizen-no-Mikoto me trajo con él.
— Trataste de tomar tu forma natural, ¿por qué?— Forma natural era un eufemismo entre las ninfas y faunos para referirse al acto de dejar este mundo. Considerado un acto desesperado o imposible de evitar.
—... Trató de huir de él.
— Ya veo...— A pesar de que no era algo con lo que estuviera de acuerdo, Ichigo debía de respetar su decisión, las ninfas, a pesar de seres muy sexuales, detestaban que alguien se les forzara sexualmente— ¿Rukia, ya has jugado a ser perseguida por un fauno?— Preguntó.
— ¿Eh? No— Sabía que era algo que les gustaba mucho hacer a las ninfas.
— ¿Te gustaría jugar conmigo, Rukia? Después de eso te ayudaré a que te conviertas en más bella... eh, bella... ¿de qué eres ninfa?
— Soy ninfa de las flores, pero nunca he florecido, así que no se que tipo de flor soy, pero... me encantaría jugar aunque sea una vez.
— Entonces, cuando terminemos de jugar te llevaré al mejor lugar del jardín para que te plantes.
Rukia se levantó y se paró frente a Ichigo, que aún no dejaba de sentir sus nuevos cuernos. No era una mala idea, jugar un poco antes de conocer su forma natural.
— Suena bien, Ichigo, juguemos— Dijo Rukia antes de salir corriendo en una dirección al azar.
— ¡Ey, eso es trampa!— Se quejó Ichigo, aunque había una sonrisa en su rostro cuando salió corriendo tras la ninfa.
Ella era pequeña y no necesariamente tan veloz como él, pero aún así era difícil de atrapar. Tenía una especial habilidad para volverse escurridiza a la que le estaba costando trabajo acostumbrarse, pero estaba volviendo más divertida la situación. Ninguno se sentía frustrado de que pareciera que el juego estaba a punto de terminar en cualquier segundo para luego extenderse otro poco cuando Rukia lograba escapar del agarre de Ichigo. Risas no faltaron en todo momento, incluso, les servían de guía para encontrarse o esconderse del otro.
— ¡Te tengo!— Gritó Ichigo por quincuagésima ocasión, sólo que esta vez sí había logrado atrapar entre sus brazos a la hermosa ninfa. Ambos cayeron sobre la hierba suave, con Ichigo encima de Rukia riendo divertidos por la situación— No había notado que tus ojos eran tan bonitos— Dijo Ichigo de repente y sin levantarse de ella.
— Tú también tienes los ojos muy bonitos— Rukia pasó sus brazos por detrás del cuello de Ichigo para impedirle levantarse.
— Creo que los tuyos son más bonitos— Dijo Ichigo algo rojo por sus palabras y por sentir los pezones de Rukia rozar contra su pecho.
Físicamente estaban acalorados por haber estado jugando, pero ahora empezaban a sentir calor por otros motivos. Rukia no le permitía que se alejara, y él no estaba seguro de querer hacerlo.
— Dime, Rukia— Acercó su boca a su oreja—, ¿ya te quieres ir?— Y comenzó a depositar besos detrás de su oreja obteniendo suspiros como premio.
— No sé— La voz de Rukia sonaba quebrada—, tal vez podríamos, ah, podríamos...
— ¿Podríamos qué?— Ichigo volvió a poner su rostro a la altura de ella.
Rukia no le respondió sólo le tomó de la mejilla y dirigió sus labios a los de ella.
El beso era lento, pero satisfactorio. Sus labios se amoldaban para complementar los movimientos del otro. Pronto, Ichigo tuvo el valor de usar su lengua, con la que masajeó el labio inferior de Rukia y ella le dio la bienvenida al interior de su boca. Aunque pronto, la lengua de ella se encontró jugando en la boca de Ichigo y gimiendo placenteramente cuando él la dejó tomar el control del beso.
— ¿I-Ichi— Gimió ella, de repente acalorada cuando Ichigo bajó por su cuello—, puedo, ah, ah, podemos...?
— Haré lo que quieras...— La lengua de Ichigo comenzó a saborear el sudor en la piel a su alcance, haciéndola gemir más fuerte. También, él tenía una sensación de calor conocida, pero más agradable que cuando estuvo con Touha. Tal vez porque intercambiaron nombres sin bochorno.
Rukia le tomó una de sus manos y llevó sus dedos hasta sus labios, depositó un beso en cada uno de sus nudillos y, a continuación, hizo que su palma amasara suavemente el pequeño globo y cuyo gemelo no tardó en ser acompañado por por la boca y lengua de Ichigo.
— Disculpa, ah, que sean, ah, tan pequeñas— Dijo Rukia refiriéndose al tamaño de su pecho, aunque a Ichigo no pareció importarle el tamaño de las tetas porque comenzó a frotar la punta de su nariz en la piel que rodeaba la aureola.
— Son perfectas— Dijo Ichigo antes de seguir su camino hacia el ombligo de Rukia, mas ella se lo impidió, le tomó de las mejillas y lo hizo subir a sus labios nuevamente y le dio un beso menos suave que el primero que se dieron..
— Adulador, ja, ja, ja— Rió coqueta antes de girarlo para quedar ella encima—, pero no tienes que mentir.
— No miento— Dijo Ichigo antes de darle un beso fogoso que, si no estuvieran ya en el suelo, Rukia hubiera caído de tanto que le temblaron las piernas—, aunque no niego que me gustan más tus nalgas— Para probarlo puso sus manos sobre los glúteos y les dio un masaje que le sacó un sonoro gemido a Rukia y que provocó el calor entre ellos aumentara. Ella nunca antes se había sentido tan mojada y él sentía que su verga se rompería de tan dura que estaba.
Rukia puso sus manos sobre los hombros de Ichigo para hacerlo recostarse sobre el suelo.
— Dime, Ichigo— Ella tomó la verga y la frotó contra su coño cubriendo el glande con sus jugos—, ¿te gustaría ser follado por una ninfa?
— ¿N-no debería y-yo de preguntarte eso?— Él sujetó las piernas de Rukia y enterró la punta de su verga en la cálida caverna.
— ¿Y sí, ahh— Se enterró por completo con la verga—, lo consideramos un empate?
Ichigo pasó sus manos de las piernas a las caderas de Rukia con un caricia.
— La próxima vez, yo quiero estar arriba— Dijo Ichigo al sentir que la ninfa se ayudaba de su agarre para mover sus caderas.
Rukia le tomó de las manos y entrelazó sus dedos con los de él y comenzó a hacer todo el trabajo. Movía sus caderas lentamente y fijó sus ojos con los de Ichigo. Amatista contra ambar.
— S-sí— Ella sentía la dura verga abrirse espacio en ella, estirarla de una manera tan deliciosa que alegraba compartir con él—, por, ah, p-por ssup-puesto...
Las paredes de su coño se estrechaban entre más entraba y salía la verga salir de ella. Su tamaño encajaba perfectamente en ella, la hacía sentir completa y satisfecha.
Con qué así era el sexo con alguien a quién no despreciabas, alguién con quien no te sentías subordinado.
Placentero y sin culpas.
Ichigo, deseoso por hacer más, dejó una de las piernas de Rukia y, con su pulgar, comenzó a masajear el muy visible e hinchado clítoris. En el momento en el que lo hizo, los vaivenes de las caderas de Rukia se aceleraron, sus gemidos más irregulares y su coño deliciosamente más apretado.
— R-rukia...— Balbuceó Ichigo— ahh...
— Ich-ichigoo... creo quee...
Las sensaciones en ambos eran tan intensas que ya no podían mantener las miradas en los ojos del otro por más que lo intentaban. Rukia sentía que se le iba el aire de tanto placer que sentía e Ichigo se sentía tan duro que pronto algo en él explotaría.
Los gemidos no tardaron en volverse clamores cuando Rukia sintió espasmos que le hicieron pensar que su corazón se detendría en cualquier momento y que le nublaron por completo la vista. Por su parte, Ichigo explotó dentro de la ninfa chorros y chorros de tibia simiente cuando las paredes del coño de Rukia lo ordeñaron con con codiciosa fuerza.
— Más, más, más— Suspiraba Rukia que cayó exhausta en brazos del fauno después de correrse. Éste la abrazó y acarició suavemente su espalda, disfrutando de los besos que depositaba en su pecho a pesar del cansancio—, follame, Ichigo, follame...
Rukia ya había entrado por completo en el calor de su florecimiento, ya sólo podía pensar en copular con el macho que seguía en su interior.
— Por siempre...— Juró Ichigo, que también se encontraba en calor. Sin esperar mucho, y aprovechando sus naturalezas mágicas y fecundas, Ichigo, sin salir de Rukia, la volteó, quedando él arriba como había pedido— ¿si me lo permites?
— ¡Sí, sí, por favor!— Gimió encantada Rukia al sentir la hierba tibia en su espalda.
Ichigo, al encontrarse arriba y sentirla tremendamente lubricada, comenzó a entrar y salir de Rukia con fuerza, veloz y firmemente era recibido en el estrecho canal, y que, gracias al cambio de posición, estaba llegando más a fondo que antes.
Ichigo se sentía como una animal, sólo podía pensar en follar a la hermosa ninfa y el delicioso aroma que emitía y rogaba que las gemas que tenía por ojos sólo lo vieran a él de ese modo. La estaba sintiendo propia de un modo que nunca pensó que sería posible. Celoso de un rival que no conocía y furioso que él la hubiera forzado a hacer algo que ella no deseaba. También se sentía furioso consigo mismo, no sólo por tener esos pensamientos sino por haber estado con otra que no fuera Rukia.
Sus ojos ya sólo la veían a ella retorcerse con los brazos estirados de placer mientras la follaba vigorosamente, y a un color rojo que iba y venía alrededor de ellos.
¡Por Karakura, ya no quería saber de otra diosa, ninfa o mujer que no fuera ella!
¡Rukia era la única para él!
Rukia estaba febril y llena de gozo al sentir que su amante la trataba con la lujuria exacta que ella deseaba. Tanto era el éxtasis que sólo podía agradecer que él la hubiera detenido en ese momento, que triste hubiera sido para ella perderse del placer que estaba sintiendo en ese momento y deseaba que Aizen nunca la hubiera alejado de madre, que nunca la hubiera visto ni tocado, que Ichigo hubiera sido el primero y el único.
¡Por los dioses, ya sólo quería ser de él y él de ella!
¡Ser con él!
¡Ser!
¡Qué Ichigo sea únicamente de ella!
Entreabrió sus ojos y sólo pudo apreciarlo a él y el rojo intermitente del hilo del destino entre ellos.
El enlace entre ellos y que los volvía uno.
— Ahhh...— Vociferaron cuando alcanzaron el orgasmo nuevamente y sintieron una explosión entre ellos que era diferente, como una ola expansiva y como una tibieza que nacía en sus vientres y se dirigía a sus meñiques izquierdos.
Estaban completamente rodeados de un perfume dulce y a la vez silvestre.
El campo que antes estaba sólo cubierto de hierba, ahora tenía flores.
Había flores de campo de todos los colores y tipos.
Lirios, jacintos, malvas, margaritas, gardenias, campanillas, amapolas, dientes de león, azaleas, hortensias, lavandas...
Rukia había florecido.
— Qué flores tan bonitas, Rukia...—Susurró Ichigo antes de quedarse dormido en los brazos de Rukia.
— Gracias...— Susurró ella, que también se estaba cansada, depositando unos pocos besos en los cuernos de Ichigo antes de quedarse dormida.
Florecer era un acto agotador.
Aizen observaba un florero cercano. Se entretenía delineando con su mente los múltiples pétalos de las peonías y escuchando a las mortales que venían en camino a él.
((— Entra ahí, niña, y asegurate de complacerlo y de que nadie se entere de que te botó tu primer cliente— Susurró con violencia la Oka-san—. Haz todo lo que te pida, escuchaste, absolutamente todo.))
((— Como diga, Oka-san— Dijo dócilmente otra voz femenina y juvenil))
La puerta de la Sala Durazno se abrió y una chica que vestía un lujoso kimono, aunque no estaba maquillada ni peinada tan elaboradamente como lo hubiera estado durante un encuentro nocturno, entró a traspiés porque recibió un empujón para acelerar su paso.
— Es un placer para mí atenderlo, Okyaku-sama— Dijo la joven con una reverencia elegante—, soy Touha y lo atenderé esta noche... digo esta mañana.
— Oh, pequeña, acércate, acércate— Señaló Aizen al zabuton junto a él.
Touha se sentó en el lugar señalado y llenó la copa de sake vacía de su invitado, que le habían traído minutos antes junto con unos aperitivos.
— Me gustaría saber cuál es tu verdadero nombre— Dijo Aizen mientras jugaba seductoramente con el labio de la joven y cuyas mejillas se sonrojaron.
— Touha, ya se lo dije, Okyaku-sama— Estaba apenada porque no sabía cuánto tiempo permanecería con ese nombre, considerando que falló en satisfacer a su primer cliente la noche anterior.
— Me refería a tu verdadero nombre— Dijo mientras bajó su mano al nudo frontal de su kimono y lo aventó por detrás de su hombro.
— No tengo permiso para dárselo, Okyaku-sama— Trató de hacerlo entender la joven mientras estaba siendo recostada en el suelo.
— Hagamos un intercambio, puedes llamarme, Sosuke, pequeña— Dijo mientras comenzaba a besarla desde el cuello y a jugar con su coño que comenzó a lubricarse inmediatamente al sentir dedos tan expertos en ella.
— No, puedo, Sosuke-sama, está pro...— Dijo entre gemidos.
— ¿Ves?, ya lo hiciste, ahora dime, ¿cuál es tú nombre?— Aizen le separó las piernas mientras cruzaban sus miradas.
— ...mi nombre es Momo— Gimió incómoda la nueva cortesana al sentirlo entrar en ella.
— Que nombre tan bello— Dijo con ojos brillantes al haberla atado a su voluntad.
Pronto ella perdió todo sentido de sí, sólo sabía que gemía el nombre de su cliente y le rogaba que no se detuviera y ella haría todo lo que él quisiera.
Una de las peonías del florero cayó al suelo, cortada por el pedúnculo.
1.-Touha ~桃葉~ "桃" es durazno. "葉" es hoja. Entre las Geisha, una de las formas en que se denotaba el rango es a través del número de trazos del nombre que les daban. De ahí que se mencionara que ya no había una Touha, porque al fallar en su primer trabajo, la iban a bajar de rango.
2.-Gekkou ~月光~"月" es luna. "光" es luz. De hecho, de acuerdo a la página dónde investigué los nombres, es un nombre másculino y por eso le agregué el prefijo 'O' que se utilizaba mucho para las mujeres de la mafia.
3.-El significado de las flores mencionadas:
Commelina erecta ("flor de Santa Lucía") es una planta herbácea perenne de la familia Commelinaceae. Creo que encontré la flor a la que se refería Kubo.
Pensamiento negro: Tristeza por el amor sin esperanza.
Azalea: Templanza
Begonia: Cordialidad
Capuchina: Obediencia
Cartamo: tolerancia
Geranio trepador: Favor de la novia, tristeza.
Acacia amarilla: Amor secreto
Dalia violeta: mi amor por ti es fuerte y crece cada día
Gardenia: Amor secreto
Gladiolo multicolor: amor fuerte con un toque de locura
Lirios naranjas: ardo de amor por ti
Fuente Wikipedia: Miosotis o Myosotis, conocida comúnmente como nomeolvides, es un género de plantas perteneciente a la familia Boraginaceae. Simbólicamente se conoce como la flor del amor desesperado o el amante eterno. Hay cerca de 50 especies con gran variación entre ellas. Sin embargo, la mayoría tiene pequeñas flores de 1 cm de diámetro con cinco pétalos azules que crecen en los extremos de los tallos en ramilletes. Son muy populares en los jardines como planta ornamental.
Etimología
Myosotis: nombre genérico que deriva del griego: mys, myos, que significa «ratoncillo» y otos, que significa «oreja», aludiendo a la forma de la hoja en algunas de las especies del género.
4.-Prácticamente todos los personajes tienen dos nombres, en especial los personajes divinos, el motivo de esto es para protegerse de los otros seres. 5.-Intercambiar nombres crea un lazo y una vulnerabilidad por lo que la mayoría de los seres lo ocultan. Fue por eso que Momo, con ayuda de la daga de argento, pudo matar a Aizen. El nombre no puede ser escuchado o robado, debe de ser entregado voluntariamente, aunque se puede obtener por engaños. Es por eso que podían "escuchar" los nombres de los otros, pero, a menos de que se los hubieran dado, no serían capaces de recordarlo o entenderlo. 6.-'Marchitarse' o 'tomar su forma natural' son eufemismos para perecer, aunque indican la intención específica de muerte, en el primero no hay deseo/intención de morir y en el segundo sí, básicamente es un suicidio al que recurren muchas ninfas cuando un sátiro las persigue porque estos nunca las van a dejar en paz.
