con ustedes un capítulo más de esta historia. vuelvo a recordarles que nada de lo que está escrito aquí lo doy como canon, solo es fanon e ideas locas de mi cabeza así que tome lo como la ficción que es.muchas gracias por leer
—Bueno podemos estar tranquilos, los estudios de Satoru salieron bien, físicamente está perfecto. Podría decirse que su cuerpo estuvo suspendido sin que le diera hambre, ni tuviera necesidades fisiológicas y evidentemente sin que pasara el tiempo, sigue teniendo 28 años aunque ya haya cumplido 43.
—Eso de verdad que me hace respirar ahora más tranquilo Ieiri-san— Yuuji llevó la mano de Satoru que tenía entrelazada con la suya a sus labios, soltando un suspiro cansino pero lleno de verdadero alivio y que Satoru sintió en su piel expuesta en el dorso de su mano y nudillos. Dentro de su propio pecho Satoru sintió también tranquilidad de saber que estaba bien físicamente.
—Como dije estoy bien, solo necesitaba acostumbrar mi cuerpo a volverse a mover, ahí dentro era algo estrecho.
Los dos se habían parado de madrugada para el viaje en shinkansen hasta Tokyo, Yuji les hizo un rápido desayuno y preparar onigiris para el camino. El largo viaje que ahora se hacía de casi ocho horas había sido tranquilo y con ambos teniendo una plática sobre los cambios que había habido conforme se acercaban a la ciudad.
Por ejemplo el shinkansen no cambió mucho, solo se hicieron nuevas paradas y se cerraron otras para evitar ciertas áreas en las que aún se percibía energía maldita de alto grado y que era contenida con velos, evitando que curiosos entrarán; varias miles de hectáreas quedaron inservibles pues la energía maldita había envenenado no solo el ambiente, también el suelo haciendo que nada pudiera florecer ni ser sembrado, aparte de atraer a maldiciones de cualquier grado.
Yuuji le contó un poco sobre lo que pasó después de que fuera sellado; como él junto a Choso se quedaron en la ciudad para enfrentar a la plaga de maldiciones que se desató. No ahondó en el mar de angustia y dolor en el que se vio sumido en esos momentos pero sí le contó sobre la odisea de sobrevivir en una ciudad en ruinas y como sintió que estaba en una de esas muchas películas que vio en su entrenamiento sobre el fin del mundo, pero en vez de zombies y virus letales eran las maldiciones quienes lo habían devastado todo.
A la ciudad le tomó sus buenos años limpiarse por completo y empezar la reconstrucción.
También a grandes rasgos le contó sobre el problema que tuvo con la familia Zen'in y como Fushiguro durante un tiempo asumió el mando del clan para mantenerlos a raya mientras el juego de la muerte que organizó Noritoshi Kamo se llevaba a cabo y solo preocuparse por salvar a su hermana Tsumiki, pero que lamentablemente no pudieron salvar, al igual que con mucha otra gente que resultó como daño colateral. Vidas sacrificadas por el bien mayor.
Aunque a Satoru no debió extrañar el semblante derrotado de Yuuji ante las pérdidas humanas era algo que dolía el doble, pues de haber estado ahí, las cosas hubieran sido diferentes, no hubiera habido tantas pérdidas e incluso no hubieran llegado a tales extremos. Él hubiera acabado con todo esa misma noche.
También le contó que pudo conocer al famoso Tengen-sama y saber un poco de lo que pasó con su vasija estelar y que al tratar de asimilarse con el cadáver no salió bien y empezó a ascender, cosa que nunca pudo entender del todo por más que le explicarán. Tengen terminó fusionándose con todo y desapareció, pero según palabras de Tsukumo Yuki él seguía existiendo pero ahora no podíamos verlo y el velo en el país volvió a estabilizarse después de esto.
Satoru desvió su mirada hacia la ventana al recordar esos años en los que era aún más estúpido y confiado, recordando a Riko y como le falló. También le falló a Geto.
Satoru estaba sorprendido y mayor mente mortificado por todo lo que escuchó y las preguntas que se contestaban hacían emerger nuevas. Yuuji le dijo que no lo sabía todo y que debía hablar con todos los que quedaban en la academia para saber lo que pasó cuando él estuvo fuera.
Al llegar al corazón de la ciudad fue como entrar a un lugar completamente diferente a lo que él recordaba, había edificios nuevos donde antes no los había, calles en dirección contraria a antes y las tiendas donde solía surtirse de dulces y pasteles ya no estaban más. Señalizaciones nuevas y por supuesto la modernidad que traía consigo los años. En Sendai no era tan claro que ahora se encontraban en el 2033 pero ya estando en la ciudad era más claro pues varios espectaculares regados por todas partes ya eran hologramas casi realista proyectados en alguna parte y dónde era tan atractivo lo que te ofrecían a comprar que no podías apartar la mirada, los autos aún eran de cuatro llantas pero estaba seguro que vio a unos cuantos manejarse solos mientras sus pilotos hablaban despreocupadamente por su celulares que para variar también se veían diferentes; pequeñas placas transparentes. La forma de vestir quizás no había dado un salto tan grande pues Japón siempre se conoció por la moda fuera de lo común y llamativa, pero sin duda mucha más gente se veía llamativa con colores neón.
Al llegar a las inmediaciones de la academia de jujutsu Satoru vio atónito pues el lugar ya no estaba en medio de la nada en las afueras de Tokyo rodeado por la vegetación y la privacidad del área, estaba en medio de una de las avenidas que supuso ahora era importante dentro del distrito de Roppongi o lo que debería ser aún Roppongi. El edificio era alto quizás de unos veinte pisos y sobre la bonita entrada de puestas de cristal se leía: Escuela de hechicería del distrito de Tokyo.
—Después de la pelea contra Kamo no se pudo hacer más por ocultarle a la gente sobre la existencia de las maldiciones y sobre los hechiceros. A nivel mundial se hizo de conocimiento público esto, así que no vieron caso al seguir ocultandolo.
—¿Entonces ahora podemos aparecer en cámaras y hacer espectáculos con nuestro poder?.
—Algo así, ayudó mucho cuando empezaron a reclutar personas con talento en la hechicería y tener más aliados.
—Pero supongo que también hay más gente como los brujos.
—Si, pero Fushiguro y el resto de la academia hacen su mayor esfuerzo. Muchos quedaron trastocados por lo que ocurrió, perdieron todo y decidieron hacer algo positivo para que otras personas no pasaran por lo mismo y lamentablemente otros quedaron muy resentidos, así que eso desencadenó una ola de maldiciones de alto grado. Yo quise hacer algo pero ya no tenía energía maldita y la fuerza bruta no fue suficiente. — Satoru volteo a ver a Yuuji y vio cómo su mirada era intensa y llena de frustración, pero enseguida la quitó dejando solo una mirada plana y un intento de sonrisa. —Bueno a Nanamin le hubiera gustado saber que también en cada localidad hay uno o dos hechiceros capacitados para cualquier eventualidad que surja.
La sonrisa torcida y los ojos en media luna que se esforzó Yuuji en darle le supieron a hiel amarga en la boca.
Satoru recordó como Nanami constantemente se quejaba de la falta de personal y el enviar a hechiceros de rangos menores a misiones que evidentemente necesitaba de gente capacitada. Aunque se propuso muchas veces hacer de conocimiento público el mundo de la hechicería en favor de que la gente comprendiera su utilidad y quienes tenían el talento se unieran a ellos, nunca lo vieron realmente factible pues el problema en sí era originado por los sentimientos negativos de la gente y jamás lo entenderían, y los humanos tienden a odiar y rechazar lo que no conocen ni entienden así que hubiera terminado en un verdadero caos.
Ahora quizás tras ver de primera mano lo que es una maldición y perder por completo lo que daban por sentado les hizo cambiar el pensamiento.
—Si a Nanami le hubiera gustado ver esto.
—Satoru antes de que te vayas quisiera hablar de unas cosas contigo. — Ieiri dijo dirigiendo sus castaños ojos al albino y quién por sobre los lentes oscuros hizo notar sus intensos ojos azules.
—Entonces iré a ver si está Fushiguro por aquí, nos vemos en un rato más. Gracias Ieiri-san.
Yuuji se levantó de la silla dándole un apretón a la mano de Satoru junto a una sonrisa. Salió del consultorio de verdadero buen humor al saber que Satoru estaba bien y entendiendo que algo importante debían hablar y si Satoru quería le contaría después.
—¿Desde cuando tiene ataques de pánico y ansiedad?
Satoru sintió un escalofrío desagradable desde la base de su espina hasta la nuca haciéndole sudar frío, sin embargo trato de disimularlo al sentarse de forma despreocupada en su lugar; la espalda recargada en el respaldo haciéndola hacia atrás para que pudiera subir sus piernas cruzadas a la mesa y llevar sus manos hacia atrás de su cabeza para sostenerla con los dedos entrelazados y dando una pequeña sonrisa burlona.
—¿Ataques de ansiedad? Pfff no se que es eso Shoko. Estoy perfecto.
Ieiri siguió viéndolo impasible por un momento más y terminó por resoplar, abrió el cajón de su escritorio a su derecha de dónde sacó su cajetilla de cigarros y su encendedor, la abrió sacando un taco de nicotina y con movimientos fluidos y grabados como el respirar, lo puso en su boca y prendió dando una honda calada, esperando unos segundos para soltar el humo de forma descuidada. En vez de guardar nuevamente su tesoro se lo ofreció a Satoru dejándolo frente a él.
Satoru levantó una de sus cejas interrogante pero terminó por reír por lo bajo y enderezarse para estirar su mano y alcanzar la cajetilla de dónde también saco un taco, tomó el encendedor y lo prendió también dando una honda calada, a diferencia de la ya acostumbrada Shoko el saco el humo al toser.
—Los porros eran mejores que esto. —Satoru dijo entre tosidos y volvió a llevar el cigarrillo a su boca.
—Si, Geto solía conseguir buena hierba, aunque siempre me gustó más la que usaban Haibara y Nanami. Jamás me hubiera imaginado que Nanami consumía.
—Tampoco lo hubiera imaginado.
Entre ambos se instaló un silencio prolongado. Ambos sumergidos en los viejos recuerdos de su época como estudiantes, cuando todo parecía ser más fácil y llevadero. Justo cuando el cigarrillo le faltaba una calada para acabarse Shoko hablo.
—Satoru...deja de culparte por todo…nadie hubiera podido adivinar que te sellarian, que pasaría todo aquello.
—Ese era mi trabajo Shoko saberlo, ver más allá de todo y todos, joder tengo los malditos seis ojos y no ví venir que utilizarían a Geto...su cuerpo.
—Era un brujo de mil años, él ya tenía demasiada experiencia. Su plan lo venía elaborando incluso antes de que cualquiera de nosotros naciera.
—Aun así debí verlo, si me previne para proteger a mis chicos por cualquier cosa que pasará debí prepararme para eso. Era obvio.
—Hablas como si fueras dios y tuvieras que ser omnipresente, como si tuvieras que saberlo Absolutamente todo. Olvidas que eres humano Satoru y los humanos cometemos errores. Lo único que podemos hacer es aprender y nunca olvidar para que no vuelva a pasar. ¿Ya sabes lo de Itadori? Sobre qué también es un útero…
—Si y eso nunca me lo voy a perdonar, el no haber estado con él, no quiero ni imaginarme cómo debió sentirse y lo que debió pensar de sí mismo.
—Pero lo superó y si piensas que debiste detener a Kamo desde antes, entonces estás diciendo que Yuuji no debió nacer.
Satoru levantó la cara con evidente expresión herida ante lo dicho por Shoko.
—Se lo dijo, que su madre nunca pudo embarazarse cuando estaba viva, cuando murió y poseyó su cuerpo lo curo o corrigió el problema que tenía y fue que Yuuji fue concebido, ¿Lo entiendes? de no ser por todo eso, Yuuji nunca hubiera existido. Ni se te ocurra decirle eso a Yuuji...y deja de pensar en esas tonterías, eres más listo que eso Satoru.
—Nunca se lo diría de esa forma...jamás renegaría su existencia, él… él es mi todo ahora Shoko
—Deberías contarle sobre tus ataques y buscar ayuda, sacar toda la mierda de una vez. Yo lo hice y al menos ya puedo dormir mejor por las noches.
Satoru llevó su mirada nuevamente hacia sus manos y suspiró hondo.
—No sé si quiero que Yuuji me vea así, dejaría de ser un sensei genial.
—Bueno, siempre ha sido un idiota no creo que se decepciones más y ya no eres su sensei, incluso ahora es mayor que tu...aparentemente.
—Eso fue cruel Shoko.
Ambos rieron por lo bajo y dejaron que el silencio volviera a instalarse entre ambos.
—Aun no puedo creer cuanto ha cambiado todo...maldición Choso ese cabron es ahora un hechicero...y mi cuñado?.
—Es eficiente y ha dado clases, es todo un estuche de sorpresas...date el tiempo de conocerlo y si, es tu cuñado y uno muy sobreprotector.
—Estuve a nada de matarlo, Yuuji me detuvo.
Shoko lo vio alzando una ceja que Satoru no vio por seguir mirando sus manos.
—No lo mates o Yuuji te odiara.
—¿Tanto lo quiere? —Satoru soltó una risa sarcástica y por fin levantó la mirada a la de Shoko ante la nula respuesta y la obtuvo una que se negaba a creer.
—Mierda. Son tantas cosas en tan poco tiempo. Me preguntó que me habría dicho Yaga.
—Te hubiera dado un gran coscorrón y te hubiera dicho que fueras paciente y que todo se terminaría acomodando en sus lugar con el tiempo...y que te alejaras de Yuuji antes de corromperlo.
—No tengo argumentos antes eso. Mírate, Yaga estaría orgulloso de ti y cuánto has madurado Shoko. Me alegro de que te hayas hecho cargo del fuerte.
—Alguien tenía que hacerlo y no es diferente a antes, solo que en vez de lidiar con viejos peces gordos ahora lidio con los aburridos peces gordos del gobierno, pero el presupuesto lo vale…¿Regresaras?.
—Aún no lo sé, quiero hablarlo con Yuuji y ver las opciones. Sendai es pacífico.
—Aja, quien diría que estaría viva para ver el día en que Satoru Gojo pidiera opinión y se doblegara ante la voluntad de alguien más.
—No me doblegó, solo quiero que Yuuji vea que voy enserio, ya desperdiciamos demasiado tiempo encontrá de nuestra voluntad y no quiero pasar ni un solo día del resto de mi vida sin él, así que debemos hacer planes juntos y todo eso.
—Es enserio Satoru, dile, debes empezar por ser completamente honesto con él y él lo será contigo.
—lo sé, lo sé.
—¡Ey Fushiguro ¿estás aquí?!.
Yuuji había caminado hasta el tercer edificio detrás del principal y que estaba destinado a varios gimnasios y arenas de entrenamiento en peleas cuerpo a cuerpo y dónde por lo regular siempre estaba Fushiguro junto a sus alumnos.
Una vez cuando la academia fue reinaugurada pensó que jamás se acostumbraría a ver a tantos
Alumnos, pues pasaron de ser una plantilla de menos de 15 alumnos a una donde había fácil tres o cuatro grupos de casi veinte en cada grado, pero ahí estaba viendo con orgullo a esos chicos que como él alguna vez lo dió todo por salvar a los demás.
—¿Itadori-san?
—Oh Michiru-chan ¿Cómo has estado?
—Muy bien Itadori-san adivine que, esta semana pude enfrentarme a una maldición de segundo grado y sin ayuda.
La chica de largos cabellos negros atados en un coleta y grandes ojos ámbarinos corrió desde mitad del gimnacio al ver al pelirosa quien seguía parado en la entrada del gimnacio viendo a los demás chicos que se giraron al escuchar su nombre y quiénes se animaron en diferentes grados pues todos lo conocían y admiraban. Todos empezaron a saludar con sus manos y brazos agitados.
—¡Eso es genial Michiru-chan, te haces más fuerte!.
Ambos levantaron las manos para chocar sus palmas en complicidad.
—Ey regresen al entrenamiento. Michiru-san en especial tu, derrotar a una maldición de segundo grado con estrategia es diferente a hacerlo impulsivamente y sin cuidado.
—Seee Fushiguro-sensei.
La chica mencionada dió media vuelta y se dirigió hacia donde sus demás compañeros seguían con combates de dos en dos, con evidente molestia y boca torcida.
—No seas tan duro con ellos, lo están haciendo bien.
—Lo se, pero fue realmente inconsciente al lanzarse sola a esa maldición para darnos tiempo con las demás maldiciones.
—¿Fue una orda?.
—Si, se hacen cada vez más frecuentes, se han dado cuenta que en masa son más difíciles de enfrentar, al menos no han aparecido como las de antes.
Yuuji tarareo en reconocimiento, sabiendo que se refería a las que ellos enfrentaron.
—¿Y Gojo-san?.
—Con Ieiri-san tenían cosas de qué hablar.
—Entiendo, ¿Cómo va la luna de miel?.
—Va bien, supongo, ayer casi mata a Choso y supo que soy creación de Kamo.
—¿Qué te dijo?
—Que no importaba, que seguía siendo yo mismo y era todo lo que le interesaba...no creo que sea realmente así, solo está evitando la realidad o así lo siento.
—Itadori en eso tiene razón, no dejaste de ser tú y solo dale tiempo para que lidie con eso, lo hará a su forma.
—Pero y si sus sentimientos cambian yo…
—Wooow esto realmente luce genial, así que en estos has gastado el presupuesto gubernamental Shoko.
Yuuji giró su cabeza sorprendido al escuchar justo detrás a Satoru, y dónde efectivamente lo encontró entrando al gimnasio quitándose las gafas de sol y viendo todo alrededor.
—Si, deberías ver los dormitorios.
—Yuuji vamos a los dormitorios a inspeccionarlos.
Satoru se acercó rápidamente a Yuuji abrazándolo con uno de sus brazos por la cintura y atrayéndolo a su costado.
—Ey Megumi es bueno verte.
—Hola Gojo-san también es bueno verte…¿Por qué me miras así? Es la misma cara que pusiste viendo me viste por primera vez de niño.
—Aagh terminaste siendo la copia exacta de tu padre.
Ante eso Megumi puso los ojos en blanco mientras resoplaba exasperado, Yuuji miraba entre ambos con la duda en su cara y Shoko río por lo bajo.
