No le hallaba pies ni cabeza a este capítulo, pero pude terminarlo más rápido de lo que pensé
Ostinato
Los hermanos Yamamoto casi todo el tiempo se mostraban muy amigables con todos, el ser los mejores alumnos de música de la institución no los hacia soberbios ni altaneros, al contrario, todos era muy amables con los demás y ofrecían amablemente sus conocimientos a quien lo necesitara. Sin embargo, ese día el humor de Satoshi, Haruki y Asahi estaba algo inusual. Haruki siempre tenía una actitud muy jovial, charlaba con todos animadamente, pero ahora parecía estar inmerso en sus pensamientos, ni siquiera se percataba de quien le saluda al pasar a su lado. Asahi iba muy inmerso demasiado distraído y Satoshi, quien todos los días tenía una sonrisa brillante, casi coqueta, ahora parecía estar refunfuñando por todo.
-Satoshi, con calma – lo detiene Rose, quien ha sido casi su profesor personal que lo ha ayudado a ser el mejor guitarrista de la escuela – esta pieza no va con tanta fuerza, y lo sabes
-perdona Sensei – suspira, tratando de apaciguar un poco su molestia
-¿Qué es lo te tiene tan molesto el día de hoy? – pregunta a su alumno, los hermanos Yamamoto eran quienes mejor expresaban sus sentimientos a través de la música, se les daba mucho mejor que hablar
-no es nada, es en sí una tontería ahora que lo pienso – no tenía derecho a molestarse, pero lo estaba
-considerando que estabas tocando scarborough fair como si le estuvieras declarando la guerra a alguien, no creo que sea una tontería – sonríe apacible, infundiéndole confianza a su pupilo que podía contarle lo que le ocurría
Suspiro nuevamente, recordando porque desde ayer en la tarde estaba inusualmente refunfuñón para todo, aunque trató en lo posible de no desquitarse con nadie, pero sus hermanos vieron su gesto pesado y serio, demasiado raro en su parlanchín hermano de en medio.
Y realmente fue una tontería, no tenía derecho alguno de celar a Soi-Fong, que ni siquiera ha aceptado la invitación a tomar un café. Pero simplemente no pudo evitar enfadarse al verla salir y que un tipo alzado de anteojos le diera alcance, viendo como caminaban juntos y hablaban tan amistosamente, prácticamente pudo ver el fondo rosa detrás de ellos, y su imaginación voló tanto que pudo ver a Soi-Fong tan alegre en compañía de aquel cuatro ojos estirado. Eso fue la perspectiva de Satoshi, porque en realidad aquel tipo, que era Uryu Ishida, solo estaba hablando con Soi-Fong sobre las próximas actividades del club de arquería, ya que ellos eran los representantes, y la campeona solo le respondía en gesto automático. Una vez que se pusieron de acuerdo emprendieron caminos diferentes, pero claro, Satoshi no se tomó la molestia de seguirlos y ver que había entre esos dos.
-con que esa tenemos… - ahora tenía sentido porque el scarborough fair de Satoshi sonaba a una declaración de guerra
-lo sé, es patético – él mismo así se sentía, pero no lo pudo evitar, eso lo carcomió por dentro – es decir, no ha aceptado mi invitación a tomar un café, no somos ni siquiera amigos y ya la estoy celando – se recrimina a si mismo
-de verdad te interesa esta chica – asegura con cierta diversión el profesor
-es extraño, pero tiene algo que no se descifrar, que me atrajo fuertemente en cuanto la vi por primera vez – no terminaba de comprender su fascinación por la campeona, pero sin duda lo tenía atrapado.
Fue esa belleza fiera en cuanto apareció en la televisión, si tenía que describirlo, era como ver una peligrosa tormenta eléctrica en la noche, que era fascinante, una fuerza destructora que no podías dejar de mirar, pero que pese a al peligro aparente, eras consciente que al día siguiente habría cielos despejados, que eso solo era una tormenta que pasaría, dando lugar a un bello y dulce paisaje. Esto ni siquiera le había pasado con Appacci, con ella simplemente vieron que se llevaban bien y decidieron intentar tener una relación, que no resulto del todo, pero terminaron como amigos.
-eres alguien que tiene buenos instintos – comenta Rose – cuando tocas no tienes que seguir la partitura o un metrónomo, sabes reaccionar a cada cambio sin importar el tipo de música que sea, te adentras en ella - era lo que más le enorgullecía de su alumno, su forma de entregarse a lo que sea que tocara – y, además, tu insistencia te ha llevado a ser de los mejores alumnos de música, además de tus hermanos. Sigue insistiendo, pero con paciencia, sin forzar la naturalidad de la melodía – ya no hablaba solo de la música, y Satoshi lo comprendió, animándose un poco más – ahora continuemos con la canción, ayudara imaginar que la tocas para alguien – era clara su insinuación, así que Satoshi nuevamente tomo la guitarra de doce cuerdas, un reto que Rose le ha estado poniendo últimamente.
(Scarborough Fair (Tradicional) – Michael Lucarelli, classical guitar)
Un arpeggio mucho más tranquilo en el que deslizo su mano izquierda para dar esa sucesión de notas, seguidas de staccatos suaves, a los que le siguieron la armonía de aquella melodía medieval al tiempo que la melodía comenzaba a sonar ambientándolo en aquella época de Inglaterra en el siglo XII. Esta vez Rose estaba quedando conmovido por la magia y el misticismo que Satoshi estaba evocando en aquella canción, adecuándose bastante bien a tocar con doce cuerdas, que lo estaban ayudando a tocar tanto la armonía que acompañaba a la melodía, dando la sensación de que eran dos guitarras las que tocaban.
Satoshi era muy versátil en cuanto a música, si tenía buena métrica, melodía y armonías él podía tocar prácticamente lo que fuera, no importando si era lo más básico o si tenía bastante complejidad. Sin embargo, los ritmos nórdicos y célticos eran por mucho sus favoritos. Le encantaban esa atmosfera que le daba el ritmo de seis o nueve octavos, que lo llevaban a parajes nórdicos de antaño, con pueblos en medio de bosques, usando como fuentes de luz en las noches fogatas, donde bailaban como si siempre estuviesen celebrando algo.
Aquella canción podía tener dos versiones; ya sé que la cantara un hombre que le pedía a quien fuese a aquella feria que le llevara recuerdos suyos a la mujer que una vez fue el amor de su vida, o viceversa, que fuese la mujer quien pidiera al oyente aquello. Satoshi la tocaba pensando que él era quien tenía que hacer esa serie de tareas imposibles para demostrar que era digno, y estaba tan loco para intentarlas.
No se rendiría, iría con calma, pero tenía que mostrarle a Soi-Fong que su intención con ella de a momento era únicamente conocerla mejor, reafirmar que su fascinación por ella era mucho más que solo admiración por ser una mujer fuerte y ruda, que veía algo bajo esa apariencia. Aun no podía decir con certeza que era, pero quería descubrirlo.
-mucho mejor – felicita Rose aplaudiendo cuando el ultimo rasgueo se apagó por completo – tal como lo esperaba de ti, dominaste bastante bien la guitarra de doce cuerdas
-todo gracias a sus asesorías sensei - se levanta entregándole al profesor el instrumento
-el no rendirse no significa forzar las cosas Satoshi – cuelga la guitarra en un atril de pared – significa ser perseverante en cada paso que des, aunque sea poco a poco, a la larga veras los resultados – aconseja sabiamente
-de nuevo, gracias por sus asesorías sensei – hace una leve reverencia con la cabeza, yéndose del salón con mejor humor del que llego
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Lo mejor era no postergarlo más. Llevaba pensándolo por varios días y siempre llegaba a la misma conclusión: ya era momento de hablar con karin sobre sus sentimientos con ella. Seria sincero, y trataría de decirle que si ella no lo veía de la misma forma él sin problemas podía continuar siendo su amigo, aunque interiormente sabía que no sería fácil, pero por Karin lo intentaría. Aunque estaba sobre pensándolo demasiado, primero era hablar con ella.
Iba camino al aérea de arte, claro que no se lo diría justo ahí, tan solo iba con la intención de preguntarle si tenía algún periodo libre para poder hablar.
-Karin – le llama al verla charlando con algunos de sus compañeros – disculpa….
-señor Yamamoto – lo interrumpe Kensei a sus espaldas, que venía acompañando a su hermana menor Mashiro, una de las más prometedoras y avanzadas estudiantes de arte – ¿no tiene clase de rítmica conmigo en unos momentos? – cuestiona cruzándose de brazos
-lo se Sensei – dice Asahi con respeto aunque viendo con decepción como Mashiro iba con Karin hablando emocionadas de algo y yéndose, quitándole la oportunidad de ir a hablar con ella – solo venia, por algo
-¿al área de arte? – alza la ceja – no importa, solo no llegue tarde, que sea un Yamamoto no le da el derecho de llegar a la hora que quiera – se da la media vuelta, alejándose
-yo nunca llego tarde sensei – murmura entre dientes, Kensei era un profesor muy estricto, en especial con él al ser su especialidad en percusiones
Ni hablar, Karin ya se había ido con Mashiro, a quien su amiga admiraba bastante por ser tan buena en arte, lógico que ni había reparado en su presencia. Lo mejor ya era irse a su clase y tratar de encontrar otro momento de hablar con Karin.
(Michael Jackson´s Jonathan Moffet Performs "smooth criminal")
La clase de Kensei era bastante rigurosa, el profesor especialista en percusiones y rítmica no pasaba por alto que alguien se fuera de tiempo ni un milisegundo, tenía un gran oído para darse cuenta de quien se salía del ritmo establecido que marcaba la canción, y es que el profesor siempre ponía canciones para que la clase de batería y tambores siguiera religiosamente el ritmo.
A pesar de también estar tocando junto con varios bateristas y tambores, estaba viendo fijamente a todos sus alumnos que llevaran bien la rítmica y la técnica adecuada, que todos estuvieran atentos a los cambios.
-acentos en el siguiente compás – anuncia tocando – atentos…. 1…. 2… 3…. Y…. – observo que todos marcaron la sucesión de tarolas, tambores o bongos, dándose cuenta de quien había entrado antes o después
Asahi estaba en una batería profesional, bastante grande, con doble pedal para el bombo, varias cajas, toms al aire que daban diferente percusión y muchos platillos altos y rides, una batería que el sin problemas podía dominar, por eso Kensei siempre lo asignaba a ella e incluso le prestaba especial atención.
-Yamamoto, marca cambios con platillos y toms – Asahi no tiene problemas en seguir las indicaciones del sensei, pero lo hacía casi en automático, algo que claro notó Kensei – los que tengan los tambores y bongos marquen los tiempo de los bombos de la batería – su fuerte voz se escuchaba a pesar del fuerte ruido de la clase – ahora los puros bongos marquen el ritmo del bajo… acentos…. Y…. finalizamos – y todos se callaron tras das los últimos acentos, perfectamente coordinados
Kensei se levantó con rostro duro de su batería bajo la mirada nerviosa y expectante de sus alumnos, que lo siguieron con la mirada hasta que se paró frente a un pizarrón que ya tenía dibujado varios pentagramas.
-el ritmo implica exactitud, pero la exactitud no implica rigidez – dice mirando a varios alumnos, entre ellos a Asahi – el que metamos un redoble en alguna parte de la canción o alentemos el tempo no debe interferir de cómo se percibe, de hecho, es usual que el ritmo vaya variando – explica al tiempo que todos tomaban notas lo más rápido que podían – si dan un golpe rígido, eso sí altera la percepción – continua su lección anotando algunas cosas en el pizarrón
El resto de la clase Asahi prestó atención a medias. A pesar de ya estar decidido, todavía se cuestionaba si realmente era buena idea decirle a Karin lo que sentía, aunque la mayor incógnita que tenía era de qué forma se lo diría.
-la clase terminó – lo voz del profesor lo hace volver a prestar atención – para la próxima, traerán escrito una rítmica que tocaran en clase, quiero que tenga variaciones, pero con sentido – todos asienten retirándose, yéndose de a ultimo Asahi, a quien Kensei se le quedo mirando un poco extrañado – hoy estuvo muy disperso – analiza - ¿Qué le habrá sucedido? – después de todo, Asahi, como digno Yamamoto, era el que solía estar impecable en sus clases
Las siguientes clases fueron casi lo mismo, simplemente Asahi no podía poner toda su atención al estarse cuestionando si no estaría apresurándose en su decisión de decirle a Karin lo que siente por ella, es decir, durante todo ese año que llevaban conociéndose se sentía muy a gusto con ella, el ser amigos. ¿estaría bien el querer más? Además, no tenía ni idea como iba a decírselo, y eso era precisamente lo que lo tenía tan distante ese día con sus clases.
-Asahi – podría ser directo, decirle simplemente "me gustas" – Asahi – quizá invitarla a algún lado, a el acuario, a un parque de diversiones – Asahi Yamamoto – se sobresalta al sentir la mano pegando en su pupitre, viendo a su hermano y profesor Takeshi, mirándolo con brazos cruzados - ¿ya regresaste de tu paseo por las nubes? – cuestiona alzando una ceja
-lo siento. ¿Qué decías? – habla casi en automático, sin interés, ante lo que Takeshi suspira resignado, notando que algo le ocurría a el menor de sus hermanos, terminando la clase hablaría con él
-olvídalo, solo trata de prestar atención al resto de la clase – regresó al frente del pizarrón, anotando en el pentagrama varias notas al tiempo que seguía con su explicación de la teoría de la música clásica y sus sucesiones, clase que con esfuerzos Asahi pudo prestarle atención.
Las clases de teoría musical que daba su hermano nunca le parecieron tan difíciles, bueno, no es que se le dificultaran en sí, es que ese día su cerebro no estaba procesando todo como de costumbre, tenía demasiadas dudas rondándolo respecto a Karin, algo que nunca le ha pasado en todo el tiempo que llevaba conociéndola. Tal vez eso significaba que lo mejor era ser solo amigos, aunque esa idea ya no le gustaba del todo.
-muy bien clase, es todo por hoy – anuncia Takeshi – recuerden traer ejemplos de melodías de los modos que vimos hoy – genial, no sabía ni de que hablaba, luego le preguntaría en su casa, aunque lo regañe – Asahi, espera un momento por favor – le detiene, Asahi regresa resignado a que otro profesor lo cuestionara del porque estaba tan distraído el día de hoy, y es que era algo que no podía explicar - ¿Qué te ocurre, hermanito? – le habla esta vez con tono calmado, poniéndose en papel de hermano mayor y no de profesor – algo o alguien – hace énfasis en esa última palabra – te tiene inmerso en tus pensamientos
Takeshi, más que ser su profesor, era ante todo el mayor de sus hermanos, a él podía contarle sus inquietudes que tenía respecto a Karin y posiblemente podría aconsejarle que hacer, después de todo, Takeshi duro muchos años con su novia y fue quien estuvo a punto de casarse, aunque por desgracia murió a pocos meses de la boda.
-es sobre Karin – empieza a confesar – decidí decirle que me gusta, como más que una amiga – aclara, aunque no era necesario para Takeshi – pero empiezo a dudar si es lo correcto
-¿lo correcto? – cuestiona alzando una ceja - ¿Por qué no sería lo correcto? Ni que estuviera comprometida – dice con un hilo irónico y divertido
-no es eso – habla algo molesto, viendo la mirada de su hermano invitándolo a continuar – es que… nos llevamos muy bien como amigos, me encanta pasar tiempo con ella – trata de explicar – pero no sé… a pesar de que me gusta estar de esa manera con ella…
-sientes que no es suficiente – completa, acertando sabiamente – aay hermanito, no es egoísta lo que quieres, todo lo contrario, lo único que buscas es hacerla más feliz ¿no es así?
-No estoy seguro de que pueda hacerla más feliz, no en estos momentos, pero sin duda alguna, siempre que estamos juntos, es como si el tiempo se fuera corriendo y no tuviera fin- Comenzaba a sonar de ensueño, Takeshi podía entender a su hermano, él llegó a sentirse así después de todo -Tal vez estoy loco
-No estás loco, solo un tanto enamorado- Alborotó el cabello de su hermano, haciéndole armar un puchero, momento para el cual se vio tan similar a Asami -Por ahora, deberías poner atención a tus clases, estoy seguro de que ni siquiera me pusiste atención – reclama, volviendo a su papel de profesor
-luego le pido los apuntes a mis compañeros – dice un poco más animado, llevándose la mochila al hombro – gracias, Takeshi
-no fue nada hermanito – se pone de pie, el también tenía que ir a dar otra clase en el salón de coro – aunque también puedes ir a pedirle ayuda a Satoshi, puede darte algunas ideas para que te le confieses a Karin – bromea saliendo del salón junto a su hermano, cerrando la puerta
-no, gracias – la sola idea le pone la piel de gallina – Satoshi es demasiado atrabancado, me pondría en ridículo – ambos ríen, siendo conscientes que era totalmente cierto e ignorando que Satoshi estornudaba fuertemente haciendo volar las partituras que puso frente al atril que se disponía a tocar en su cello
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Sea una costumbre o una manera de alerta, que cada vez que salía de sus clases miraba a su alrededor, esperando ver a ese pedazo de idiota impertinente que no ha parado de insistirle que acepte tomarse una taza de café con él. Sin embargo, ya habían pasado algunos días desde la última vez que lo vio esperándola ya sea justo enfrente de la salida o del otro lado de la calle donde aparcaba su bicicleta. ¿Acaso se había dado al fin ya por vencido? Era extraña esa sensación de libertad que sentía Soi-Fong al no haberlo visto en varios días, pero decidió olvidarlo, yendo a donde estaba su bicicleta para quitarle la cadena y continuar con su rígida agenda en su casa.
-emmm, hola – escucha el rechinar de llantas a lado de ella, encontrándose justo a Satoshi llegando en su bicicleta
Había algo diferente en él ese día, seguía con tu actitud jovial y desgarbada, pero su sonrisa no era la galante con la que siempre solía saludarla, ni siquiera la abordo diciéndole "linda" tras alguna frase elocuente y conquistadora; parecía incluso más tranquilo, podría decirse que hasta precavido al saludarla.
-que sorpresa verte de nuevo por aquí – dice Soi-Fong con un aire de sarcasmo y desinterés mientras quitaba su bicicleta del sitio, dispuesta a irse
-tengo que comprar unas cosas en la tienda de música a unas cuadras de aquí – continua Satoshi con una actitud calmada y gentil – te vi y, quise saludarte
Esa actitud del musico ante ella era un poco inusual, daba la impresión de que no sabía ni de qué hablarle, siendo que desde el primer día que se toparon, no le paraba la boca con alagaos o insinuaciones para que salieran. Eso le pareció extraño y en cierta manera sospechoso.
-¿Cómo te fue en la escuela? – pregunta trivial para romper el hielo, eso sí que le hizo alzar una ceja
-esta no es una actitud usual tuya Yamamoto – lo encara cruzándose de brazos - ¿Qué te traes? –
-nada… de verdad… - se soba el cuello, esto era más difícil de lo pensó
Lo que le dio a entender su profesor al decirle que fuera insistente sin alterar la melodía por querer que sonara lo más pronto posible, es que posiblemente le ha estado dando a Soi-Fong una mala impresión suya, de un casanova y conquistador empedernido que vio una potencial conquista con ella. Quería darle a entender que lo único que de verdad buscaba era conocerla mejor, sin compromisos, sin ningunas dobles intenciones de por medio, solo conocer a esa fuerte mujer fascinante que lo atrajo poderosamente. Aunque ahora, irónicamente, no sabía cómo comportarse con ante ella para darle a entender eso.
-este…. Si ahorita no tienes que regresar pronto a tu casa…. – nuevamente lo ve sobándose el cuello, comenzaba a entender que ese era un tic nervioso de Satoshi - ¿te gustaría acompañarme a la tienda de música? no tardare mucho – pide con una tenue sonrisa, una petición, sin gesto de coquetería descarada
En efecto no sentía presión en sus palabras, se lo estaba preguntando a modo de un favor, amable y calmado a su respuesta. Esa nueva actitud en el musico a con ella era algo desconcertante a comparación de la forma en como lo ha ido conociendo, pero en cierta manera, llamo un poco su atención. Estaba cambiando un poco las primeras impresiones que le dio al insistirle de forma tan abrupta y descarada salir con ella.
-bueno… - dice bajando un poco la mirada, sonriendo resignado – quizá si tienes cosas que hacer… - se dispone a irse
-tengo que ir a comprar un libro que necesito – lo detiene antes de que se fuera – creo que queda cerca de la tienda de música a la que vas – dice en actitud de que le quedaba de paso a donde él iba, no aceptando en si nada, o al menos eso se repetía internamente
-de acuerdo – vuelve esa efusividad a sus gestos – vamos entonces – extrañamente, aparca su bicicleta en el sitio
-¿no iremos en las bicicletas? – pregunta Soi-Fong extrañada
-caminemos un rato – pide con sonrisa radiante – si te cansas te puedo cargar al estilo nupcial – le guiña un ojo, haciendo rodar la mirada a Soi-Fong, ahí estaba de nuevo su personalidad galante
-suelo caminar varios kilómetros al día para ejercitarme – presume altiva – no me canso tan fácil
-tenemos eso en común entonces – parecía bastante alegre de ese simple detalle – vamos entonces – ofrece extendiendo la mano en invitación de que él la seguía
Volvió a asegurar su bicicleta con la cadena, dando luego los primeros pasos adelantándose un poco a Satoshi, quien no tardo en darle alcance para caminar lado a lado.
Aquel sujeto era muy peculiar, no terminaba de descifrar sus verdaderas intenciones por más que lo observaba en su camino a la librería, que quedaba antes de la tienda de música. Satoshi iba un poco callado, solo hacia alguno que otro comentario ocasional o pregunta, pero en los ratos que no decía nada llevaba una expresión alegre y relajada, como si la vida para él fuese de lo más fácil.
-¿y qué clase de libro compraras? - pregunta Satoshi a pocos metros de llegar
-uno de Stephen King - responde con simpleza
-buena elección - dice al tiempo pasaba sutilmente a Soi-Fong de su lado derecho, ya que iba del lado de la calle, detalle de caballerosidad que sorprende a la chica - me gustó mucho la saga de la torre oscura, no podía dejar de leerla
-sin ofender, pero no pareces alguien que guste de leer - comenta alzando una ceja, Satoshi daba toda la impresión de ser una persona sumamente inquieta y rebelde, quizá el clásico tipo que se la pasaba vagando con sus amigos
-pues ya lo dicen, linda – le abre la puerta al llegar, invitándola a pasar primero – nunca juzgues a un libro por su portada – nuevamente estaba su actitud galante al guiñarle un ojo y sonreiré de forma ladina, pero sin ser hostigoso, solo, siendo él – quizá, no es tan malo como aparenta, y te termine atrapando por completo – era claro su doble sentido
-ya lo veremos – dice con una leve sonrisa altiva, entrando al lugar
Lo reconocería, estaba ganando puntos por aquellos gestos caballerosos, quitando de a poco el juicio que ejerció en él desde que apareció de la nada invitándola a salir de forma tan desvergonzada. Comenzaba a ver que solo tenía una excesiva personalidad y autoestima, que tenía una gran confianza en si mismo, cosa que demostraba prácticamente en cada paso que daba, además que era de las personas que no temían decir lo que se les cruzara por la mente.
No había sido del todo invento el querer ir por un libro solo para aceptar acompañar al musico y que él no creyera que había aceptado del todo, según ella. Ya tenía pensado pasar a aquella librería para buscar si había alguna buena novela de aquel autor, aunque claro, no tenía contemplado ir el día de hoy, pero contaba con un poco de tiempo para buscarlo con calma y despejarse de su disciplinada y rígida agenda.
-¿Qué te parece este? – le muestra uno, era el de "la zona muerta" - ¿lo has leído?
-aun no – lo toma, viendo la portada con cierta curiosidad
-es muy bueno, presiento que te gustara – afirma con toda seguridad
-no estoy muy segura de confiar en tu buen juicio – dice con sonrisa ladina, aunque tomando el libro en sus brazos
-hagamos esto… – era claro el reto en su gesto – si te gusta… - no era bueno que hiciera esa pausa, estaba incluso preparada para que le pidiese alguna impertinencia – aceptaras tener una cita conmigo, a donde tú quieras – de acuerdo, no era la gran cosa aquella condición
-¿y si no me gusta? –
-yo aceptare tener una cita contigo a donde yo quiera – su sonrisa crece más, creyendo que cayo en su treta, pero la mirada asesina de Soi-Fong le dio claramente a entender que no fue así – era broma – pone sus manos al frente en signo de paz – hare lo que me pidas si no te gusta
-supongo que es un buen trato – sonaba con cierta malicia, quizá ya pensando en lo que lo haría hacer, provocando que Satoshi rezara internamente que por favor le gustara
Al salir de la tienda, Soi-Fong alego que debía volver a casa, lo que no era del todo mentira, estaba acostumbrada a seguir un rígido horario entre sus estudios y las otras disciplinas que practicaba en su casa. Satoshi, para sorpresa suya, no insistió en que lo acompañara más tiempo, solo le pidió que esperara un momento en el que la dejo sola unos minutos, regresando con el gesto aun más radiante y ofreciéndole una pequeña rama de flor de lavanda.
-tómalo como agradecimiento por brindarme un momento de tu compañía – lo decía enserio, no existía rastro de sarcasmo en sus palabras o en su rostro – Soi-Fong… - habla con voz suave, sincera – solo busco conocerte mejor, es todo. Algo vi en ti desde aquella primera vez que te vi en televisión en el campeonato – sus ojos grises, muchos más claro que los de ella, la miraban con total admiración, curiosidad incluso, no lo supo descifrar, pero algo le decía que podía confiar en él
-la semana que entra… - habla bajando la mirada, aun un poco obstinada mientras tomaba aquella flor – hay una película que se estrena….
-pasare por ti después de que terminen tus clases – exclama emocionado, sobresaltándola por tal efusividad que hasta parecía que le habían dicho que se había ganado la lotería, que para Satoshi, era justamente así – esto es genial… - celebra sonriendo con más amplitud – te lo agradezco mucho linda, esto es fantástico – de verdad estaba contento, se le notaba, si que era un tipo extraño, esperaba de verdad no equivocarse al aceptar salir con él – déjame acompañarte a donde dejaste tu bicicleta – pide tomándola de las manos, tanta efusividad de parte del hombre era en cierta manera alarmante, pero a la vez, tiñó sus mejillas de un leve sonrojo, que lo atribuyo a la incomodidad por la cercanía del musico.
-no es necesario – incluso su voz sonó algo temblorosa, cosa que también atribuyo a la incomodidad de que Satoshi la estuviera tomando de las manos – dijiste que tenías que ir a la tienda de música ¿no es así? – se suelta de su agarre
-oh es cierto – recuerda que su guitarra ya necesitaba un cambio de cuerdas y que Haruki prácticamente lo amenazo en que esta vez regresara con las cuerdas de su violín – entonces te veré la próxima semana linda, lo esperare con ansias – sin duda lo reflejaba la emoción en su mirada, Satoshi era muy trasparente, ahora lo notaba
Sin decir más, solo asintió y se dio la media vuelta, aun sintiendo la mirada brillante del hombre encima suyo hasta que doblo la esquina y se permitió que en su boca se le dibujara una tenue sonrisa al ver la flor de lavanda en sus manos. Era un tipo muy raro, demasiado extrovertido y sin temor alguno de expresar sus emociones, muy diferente a ella. Pero quizá, no era tan mala idea darle una oportunidad y permitirse conocerlo un poco, fue el único hasta ahora que se ha acercado a ella de esa forma tan impetuosa, sin temor alguno a su reputación de ser la reina de hielo o su posición social por quien era su padre.
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Decir que estaba con los ánimos hasta al cielo era poco decir, quería adelantar el tiempo para que la semana pasara lo más rápido posible y salir con Soi-Fong. No se podría decir que era una cita como tal ¿O sí? Pero no importaba, hoy por fin pudo estar, aunque sea unos momentos con ella, mostrándole una faceta menos dura y rígida de ella. Algo le decía, desde la primera vez que la vio, que había algo más que esa mascara de dureza, de fiereza, y estaba ansioso de ir descubriendo más de ella, pero poco a poco.
En fin, eso debía celebrarlo tomándose un buen café en la división trece, así que se dirigió a ese lugar con una sonrisa imborrable en su rostro, encontrándose al llegar a su hermano Haruki que bajaba de su moto, señal que también recién había llegado. Pensó que ese día se quedaría ensayando un poco más en la institución, últimamente lo veía practicando más horas de las usuales, pero tocando melodías reclamantes, melancólicas, casi dolorosas, saliendo después de un buen rato inmerso en sus pensamientos. El asunto de aquella estudiante, Ise Nanao, sí que lo tenía raro en esos días, aunque insistía que estaba complicando de más las cosas.
-hey Bro – saluda mientras aparcaba su bicicleta, llamando la atención del violinista – parece que hoy tuvimos la misma idea – saluda efusivo, recibiendo una leve sonrisa de parte de su hermano – entremos de una vez y veamos si Shuu tiene algo tónico para el mal de amores que te pueda servir – lo rodea por el hombro, encaminándose a la entrada
-muy gracioso – rueda los ojos, aunque interiormente sentía algo de envidia por su hermano, ya que pese a los constantes rechazos de Soi-Fong, Satoshi se le acercaba a ella con mucha soltura, ojalá el pudiese hacer lo mismo con Nanao, aunque quitando un poco la actitud exageradamente galante y de conquistador
Recorrieron el ancho pasillo que los llevaba a las mesas del café mientras Satoshi iba contándole a su hermano sobre que al fin Soi-Fong había aceptado salir con él la próxima semana, algo que por supuesto, le dio mucho gusto al mayor, por lo menos ya él consiguió acercársele a la chica que le gusta. Seguía contándole con la efusividad al tope, estaba seguro de que ese día no lo callaría con el tema de su amor platico.
Seguía hablando sin parar hasta que abruptamente, sintió a Haruki detenerse a medio camino convertido en una firme estatua, quedándosele la mirada pasmada y fija mirando al frente.
-¿y ahora que te sucede? – pregunta, ladeando su mano frente al rostro pasmado de Haruki – hola, tierra llamando a Haruki– canturrea
-I…. Ise… N…. – tartamudea señalando con mano temblorosa hacia enfrente, recibiendo a continuación un golpe en su nuca de parte de Satoshi, que parece destrabarlo – Ise Nanao
-ooh, así que la famosa Ise Nanao está aquí – empieza a buscarla por el lugar - ¿Dónde? – no le responde, Haruki seguía sin poder moverse, así que Satoshi sigue a donde señalaba - ¿es la chica de lentes? – pregunta, recibiendo por respuesta de Haruki apenas un mecanizado asentimiento
Estaba sentada en una mesa individual a varios metros de ellos, con una taza de café en la mesa que estaba llena de partituras. Ni siquiera se percató de su presencia al estar sumida viendo una partitura en su mano mientras escuchaba música con sus cascos.
-debo reconocer que es muy bonita – comenta Satoshi – pues vamos a saludarla –
Eso sí que hace reaccionar a Haruki, que al ver la clara intención de Sato al encaminarse hacia Nanao, agarro a su hermano tapándole la boca y llevándoselo al piso de arriba a toda velocidad, dejando un rastro de polvo a su paso bajo las miradas extrañadas de sus amigos que apenas y los vieron pasar.
-¿esos eran Sato y Haru? – pregunta Renji detrás de la barra con los ojos en blanco
-parece que si – le responde Shuuhei
El piso de arriba tenía un cómodo balcón por el que se podía ver gran parte de la cafetería, así que aun podía ver a Nanao desde arriba sin arriesgarse a ser descubierto e incomodarla, lo que menos quería es que también fuera de la escuela huyera de él.
Siente que Satoshi lo toca insiste el hombro, casi zarandeándolo, descubriendo que aún tenía a su hermano menor cubriéndole la boca, quien ya tenía el rostro azul con el alma prácticamente saliéndose de su cuerpo.
-lo siento – lo suelta, dejando a Satoshi por fin respirar
-esto se consideraría intento de homicidio – le reclama molesto
-Cállate – habla en voz baja, casi en susurro – te va a escuchar – continúa mirándola, admirando lo encantadora que se veía tan relajada, con tal sonrisa mientras miraba su partitura al tiempo que daba un sorbo a su café. ¿Por qué no podía estar de esa forma ante él?
-enserio estas complicando de más las cosas hermano – exclama resignado Satoshi sentándose en una mesa cercana – solo ve y salúdala. Me imagino que traes contigo su partitura – por el sonrojo de Haruki al sentarse frente a suyo asume que siempre la traía consigo – aprovecha para devolvérsela entonces
-no sería prudente molestarla – se excusa – está muy concentrada estudiando y no la quiero incomodar
-pretextos – dice más que resignado – enserio Bro, por tu salud mental y por la nuestra ya ve a hablar con ella, se que hablo por todos nosotros al decir que ya soñamos escuchar cada noche Scarlatti Sonata –
-no es tan fácil – se excusa, ignorando el reclamo de Satoshi al tocar casi todas las noches aquella pieza, que era su mejor catarsis para desahogar aquellos desconocidos sentimientos que no lo han abandonado desde que vio a Nanao tocando el ave maría
Hicieron sus pedidos una vez que Renji subió a atenderlos, charlando un poco con sus amigos antes de volver a bajar para traerles sus órdenes. Aun sentado, Haruki podía observar desde arriba a Nanao, que seguía analizando cada partitura mientras escuchaba música, viendo lo dedicada que era, la dulce sonrisa relajada que tenía. ¿Qué estaría escuchando? ¿tendrían los mismos gustos musicales? Eso y más se preguntaba al tiempo que su mano la dibujaba en el reverso de una partitura, cosa que Satoshi miraba alzando una ceja.
-enserio ya estás grave – murmura
-lo dice quien se puso celoso de un tipo que se le acerco a su novia imaginaria – se la regresa, haciendo que Satoshi se cruzara de brazos ofendido
-por lo menos yo logre que saliera conmigo – devuelve – y no estoy complicando de más un asunto tan fácil
-quien dice que no aceptó solo para darle tiempo de ponerte una orden de restricción – vuelve a debatir, retándolo a que volviera a decir algo y creándose rayos entre ambos
-disculpen la tardanza chicos – vuelve Renji con sus órdenes, cortando aquel duelo de miradas entre los hermanos – hoy también tenemos un poco de gente
-descuida Renji – responde Satoshi, viendo como su hermano guardaba nervioso el dibujo que hizo de Nanao antes de que Renji lo viera - ¿necesitan ayuda? – ofrece mientras el pelirrojo dejaba su café frio
-no, muchas gracias, ya casi terminamos de atender a todos – deja la orden de Haruki, que era un Chai cocoa, tirando sin querer algunas hojas que estaban sobre la mesa, que cayeron al piso de abajo – oh, lo siento Haruki
Pero este hace caso omiso a la disculpa del pelirrojo al ver casi en cámara lenta como sus partituras iban cayendo lentamente cual hojas directo a la mesa de Nanao, quien, por fin, al ver lo que cayó frente a ella, levanta la vista, encontrándose con Haruki Yamamoto que la miraba desde el balcón.
Sus miradas se quedaron fijas una en la otra por largo tiempo, o al menos así lo sintieron ellos dos, hasta que Satoshi se paró a lado de su hermano saludando efusivo a la violinista.
-lo sentimos – dice este – menos mal que no fue una taza – bromea, apenas quitando un poco la tensión a distancia entre esos dos – enseguida bajamos por las partituras
-¿Bajamos? – cuestiona Haruki, sintiendo que el corazón se le saldría en cualquier momento
-no dejaras que una dama suba para que te regrese ella misma lo que a ti se te cayó – se alza de hombros – es no lo permitiría el gran caballero Haruki – lo empieza a empujar por la espalda hacia las escaleras, viendo a Renji por encima de los hombros a quien le alzo el dedo meñique y le guiño el ojo con complicidad, a lo que este le respondió de la misma forma
Nanao no sabía realmente que hacer en los pocos minutos que esperaba a que Haruki bajara por la partitura que se le cayó. Una parte de ella quería correr por los nervios, pero su parte sensata le decía que eso sería una total grosería a con los hermanos. Dio un fuerte suspiro, tratando de tranquilizarse, solo venia por su partitura era todo.
Mientras tanto, Satoshi apenas lograba que su hermano se moviera, pero logró llevarlo a donde Nanao, retirándose para dejarlos solos, aunque vigilándolo a unos pasos de ahí.
-aquí tiene – empieza Nanao, entregándole la hoja a duras penas mirándolo por unos segundos a los ojos
-gracias, señorita – recibe la partitura – perdone que la haya molestado
-no, estaba bien Yamamoto-senpai – dice tímida – no me molesto en lo absoluto
Ambos se quedaron en silencio, mirando nerviosos el suelo como si hubiese algo sumamente interesante en sus pies. Satoshi, que miraba desde lejos la escena, no podía creer que aun cuando por fin ya cruzo nuevamente palabras con aquella estudiante que lo tenía tan inmerso en sus pensamientos, aun no fuera capaz de decirle algo más, cualquier otra cosa.
-vamos hermano – anima desde lejos – dile algo. Sobre sus ojos… su cabello… lo que tú quieras, pero dilo ya – refunfuña, que frustrante era verlos solo así, sin decir nada.
-emmm – empieza a hablar finalmente, a lo que Satoshi para más la oreja – yo… tengo una partitura suya que se le cayó una vez – empieza a buscarla en su maletín – no sabía en que clase estaba – omitió claro, que ella apenas lo miraba cuando se cruzaban por el pasillo – por eso no había podido entregársela – al fin la encuentra, pero al sacarla se da cuenta que fue en esa partitura que dibujo a Nanao en el reverso, lo que hizo que inmediatamente los colores se le subieran al rostro, olvidando por unos segundos como respirar.
-Ya-yamamoto-senpai ¿se siente bien? – pregunta al verlo quedarse totalmente pasmado, y sonrojado
-¡no! – grita guardando nuevamente la partitura, haciendo que Nanao diera un respingo – perdone, si…. Pero…. Creo que no traje su partitura, discúlpeme – hace una rápida reverencia, al tiempo que se repetía una y otra vez "soy un idiota"
-no se preocupe Yamamoto-senpai – dice aun tímida, pero amable – creo que era el ave maría ¿no es así? – alza la mirada, asintiendo a duras penas – no hay problema, ya la he impreso de nuevo, no se preocupe
-de verdad disculpe, ya no la importuno más – y haciendo una nueva reverencia, se retira de regreso a su mesa en el balcón, estrellando su cabeza contras esta mientras la palabra "BAKA" en mayúsculas pasaba una y otra vez por su cabeza
-bueno, al menos ya le hablaste – lo consuela Satoshi apoyando su mano en el hombro de Haruki – a tu ritmo, es un enorme paso
Nanao por otro lado, estaba algo confundida por el comportamiento de Haruki ante ella, parecía muy nervioso. Siempre lo veía tan erguido y jovial, muy seguro de si mismo ya sea al tocar el violín o el piano, o simplemente al encaminarse a alguna de sus clases. ¿Le habrá ocurrido algo? Bueno, esperaba que no le estuviera ocurriendo nada malo que lo tuviese tan inquieto.
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((Piano versión) la distancia para un duelo Bleach))
El restaurante "las espadas", se encontraba situado casi al otro lado de la ciudad, se tenia que tomar el subterráneo para llegar a aquel bar restaurante del que estaba encargada Halibel, una mujer rubia cerca de los 40 años muy atractiva.
Era en ese lugar donde trabajaba Mila Rose junto a sus compañeras de cuarto, Appacci y Sun Sun, y a donde justo ahora iba entrando, recibiéndola como siempre, la música latina que le gustaba tener la mayoría del tiempo a la dueña.
-apenas llegas a tiempo Mila – le recrimina Apacci – ya casi llega la hora de que tenemos más gente, apresúrate a cambiarte – Mila ya estaba acostumbrada a los reclamos de su compañera, así que solo ladea la mano indiferente, lo que molestaba más a la peli negra
Saluda a la dueña que estaba revisando algunas cosas tras la barra del bar y se va a los vestidores a ponerse el uniforme, que consistía en pantalón formal de mezclilla negro, una camisa polo de igual color con bordes dorados en las mangas y el cuello. No tardó en salir ya propiamente vestida para comenzar a trabajar junto a sus compañeras, atendiendo las mesas como de costumbre y alguna que otra riña leve entre Apacci y Sun Sun al no ponerse de acuerdo con algunas cosas. Normalmente Mila trataría de detenerlas, uniéndoseles también al debate, pero ahora sus pensamientos estaban en otro asunto que no paraba de darle vueltas desde el día que Grimmjow apareció frente a su escuela, que era el cómo les diría a las chicas que había regresado y que esa noche iría a verlas.
-estas demasiado pensativa hoy Mila – se da cuenta Halibel cuando regresó de entregar una orden - ¿algo de la escuela? – es lo primero que asume, aunque algo le decía que seria otra cosa
-no, la academia es muy exigente, pero nada que no pueda manejar – Halibel no dice más, sabe que le esta dando tiempo para continuar. Mila suspira, quizá seria bueno platicar con Halibel, solía darles muy buenos consejos si tenían algún problema - ¿recuerdas a Grimmjow?
-yo no lo conocí, pero me has contado que hace algunos años formaron una banda con él – responde mientras limpiaba algunas copas –
-bueno, hace algunos días regreso a Karakura – mira a sus compañeras, que, para variar, estaban discutiendo sobre quien sabe que – hoy viene al restaurante a hablar con las chicas, no se como se lo tomen
-por lo que me han contado, ese tal Grimmjow se fue sin decir nada y eso lo tomaron muy mal, incluso abandonaron la música – acomoda en su lugar la copa que estaba limpiando
-excepto yo – recarga una mejilla en su puño – sin ofender, pero no quiero ser mesera toda mi vida
-no ofendes, al contrario… - la mira con cierta severidad – yo quiero verte triunfar, tienes una voz increíble que no merece seguir guardada por trabajar en un restaurante – Mila le agradece con un gesto el apoyo de Halibel, más que una jefa, ha sido para ellas como una figura materna con la que las tres se han apoyado, especialmente con ella, que le ha ayudado a variar sus horarios cuando lo necesitaba por la escuela – pero… tienes que hablar con ellas, antes de que llegue Grimmjow
-lo sé… - dice tras soltar un prolongado suspiro – supongo que no hay manera fácil de decir esto
Tal como había dicho, no había forma sutil de decir aquello, así que aprovecho el descanso para comer que Halibel les dio a las tres al mismo tiempo, justo para que Mila tuviera oportunidad de hablar en calma con sus amigas.
-¿¡Qué dices!? – exclama Apacci levantándose y golpeando la mesa, mientras que Sun Sun tenía la mirada pasmada
-lo que escucharon, Grimmjow regresó – corrobora Mila
-¿solo así como así? – claro, la más alterada era Apacci, sun sun no estaba segura cómo reaccionar - ¿Qué se cree ese imbécil?
-cálmate por favor Apacci – habla Mila lo más serena que puede – dijo que tuvo una razón para irse sin decir nada, en unas horas, viene a hablar con nosotras
-yo no pienso escuchar nada de lo que tenga que decir – exclama obstinada Apacci – y me parece que Sun Sun tampoco
-no hables por ella Apacci – Mila ve a Sun Sun, que se había mantenido con la mirada baja todo ese tiempo – Sun Sun… ¿tu que dices? – silencio de parte de la peli verde, era comprensible, ella estuvo muy triste por la partida de Grimmjow al ser alguien muy importante para ella.
-escuchare lo que tenga que decir – dice en voz baja, casi en un susurro al tiempo que se ponía de pie – ya veré luego… - regresó a trabajar, aunque todavía tenia unos minutos más de su descanso
-Tssh, vaya descaro de ese tipo – Apacci termina su comida masticando molesta, a lo que Mila suspira con resignación, esto no fue nada fácil, y todavía faltaba que Grimmjow llegara en un par de horas que cerraba el restaurante
Justo ya estaba Grimmjow frente a la puerta de empleados a la hora en que Mila le dijo que fuera. No mentiría, estaba nervioso, pero aun así le dijo a Satoshi que iría solo, necesitaba arreglar esto por su cuenta, sin la intervención de su amigo.
Le abrió Mila, que con gesto serio lo invito a pasar hasta llegar al restaurante donde ya estaban recogiendo todo Apacci y Sun Sun junto a otros empleados. Grimmjow carraspeó para llamar su atención, aunque no se atrevió a darles la cara cuando ambas voltearon a verlo, tan solo se cruzo de brazos obstinado apenas y murmurando un "hola", recibiendo en la cara un puñetazo de Apacci que casi lo tira al suelo.
-maldita sea Apacci – reclama sobándose la mandíbula -¿también tú? –
-eso es lo que te mereces por abandonar la banda sin decir nada – Apacci se soba el puño, pareciendo un poco satisfecha de haber hecho aquello que desde hace mucho tenía ganas de hacer
-justo a eso vengo, a explicarles por qué me fui – expresa furioso. ¿alguien más faltaba de golpearlo por su regreso?
-igual te merecías ese golpe – se excusa Apacci ignorando la mandíbula apretada y furiosa de él peli azul
-bueno ya basta – detiene Mila a esos dos – venias a explicarnos ¿no es así? – cuestiona a Grimmjow – date prisa, Halibel está a punto de cerrar el restaurante
Las tres lo miran, cada una de forma diferente; Mila de forma expectante, Apacci casi amenazante y Sun Sun… ¿lastima? ¿tristeza? ¿dolor? No lo supo descifrar, pero ya era hora de decirles, esperando que comprendieran y que aceptaran que de nuevo volvieran a formar la banda…
Grimmjow se volvió el clásico adolescente rebelde y enojado con el mundo desde que su madre lo abandonó a los once años por irse con su novio rico, quien no quería un hijo que no fuese de él, así que lo dejo con su hermano Ulquiorra y la esposa de este, Orihime. A pesar de que lo trataron como si fuese su propio hijo, Grimmjow se sintió sumamente rechazado, abandonado, y eso lo llevo a meterse con la gente equivocada cuando entro a la secundaria con unos pandilleros buenos para nada que solo lo estaban llevando por un callejón sin salida.
Sin embargo, Grimmjow desde pequeño siempre tuvo un talento casi natural para tocar la guitarra, instrumento que su padre biológico empezó a enseñarle desde muy pequeño antes de que este muriera en un accidente de carretera. Orihime vio una solución en esto, así que le prometieron pagarle clases y comprarle una guitarra nueva si el prometía alejarse de las calles y dedicarse a la secundaria. Aquello fue un bálsamo para su coraje a con su madre, desquitándose con los estruendosos sonidos de la guitarra. Tiempo después, formó una banda con Apacci, Sun Sun y Mila rose, a quienes un día vio ensayando en un garaje y les propuso unírseles como su guitarrista. Ya luego el destino se encargó de poner también a Satoshi formando parte de esa banda, y al ser quien tenía una mejor educación musical, les enseño varias cosas para que fuesen mejorando.
Ganaban bien tocando en algunos lugares o simplemente como músicos callejeros tocando donde querían y ganándose unas monedas que les dejaban quienes los escuchaban al pasar, pero los problemas buscaron nuevamente a Grimmjow. La pandilla con la que se solía juntar le tendió una trampa, haciendo que pareciera que fue cómplice de un crimen menor, lo que lo llevo a que le encerraran 5 años en una correccional.
-les hice prometer a mis tíos que no les dijeran nada a ustedes, que, si preguntaban por mí, les dijeran que había huido de casa - sigue contando con la mirada baja, aun avergonzado
Las chicas estaban sorprendidas de aquella historia de su amigo, sin saber que decir por un buen rato.
-Satoshi se enojó conmigo cuando le conté - sonríe con cierta ironía, él casi también lo golpea cuando le conto - porque me dijo que él pudo haber pagado la fianza para que saliera antes.
-todas hubiéramos contribuido Grimmjow - reclama Mila Rose - ¿porque fuiste tan orgulloso y no dejaste que nos dijeran la verdad? - exige saber
-exactamente por orgullo – admite – yo me había metido a ese mundo, tenía que pagar las consecuencias – nuevamente silencio en todo el lugar, uno que fue eterno y abrumador para Grimmjow – mis tíos… - nuevamente habla – con esfuerzos juntaron la fianza para que no estuviera más tiempo en la correccional, quiero pagarles cada centavo – las mira con convicción, decidido a cumplir – pero debido a mi expediente, es muy difícil que me den trabajo – sabían a lo que quería llegar
-una banda es como una familia, Grimmjow – dice Apacci, aun molesta, pero un poco más racional – no confiaste en nosotros e hiciste que tus tíos nos ocultaran la verdad. ¿Cómo esperas que confiemos de nuevo en ti? – le encara, invitándolo a dar una respuesta que las convenza
Grimmjow no sabía que responder, pues tenía razón, no las culpaba de que a pesar de contarles lo que sucedió no pudiesen confiar en él para volver a retomar a la banda. Sun Sun quería darle una segunda oportunidad, pero no estaba segura en querer hablar en ese momento, también estaba de cierta forma dolida de que no quisiera que sus tíos les contaran lo que realmente sucedió.
-debes de demostrarnos que estarás comprometido y que no volverás a meterte en problemas – condiciona Mila Rose. Grimmjow tan solo se quedó callado, esperando a lo que Mila Rose fuera a decirle, haría lo que fuera para recuperar a esa familia que lo hizo olvidar su odio y coraje.
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((Bleach OST power to strive (Grimmjow Jagerjaques theme) Guitar cover)
La guitarra empezó a sonar poderosa y con fuerza, llamando inmediatamente la atención del director Ukitake, que entendió perfectamente lo que la voz de la guitarra de aquel chico rudo le quería decir: "aquí estoy, ponme atención" y en cuanto observó que tenía a aquel director atento a él, empezó a trazar una melodía aguerrida, de lucha, dando a entender que saldría victorioso sin duda alguna.
Trazaba incluso de a dos voces, pasando sin esfuerzos a la armonía de un inicio que marcaba la marcha de aquella masacre sin piedad. Ukitake lo vea con fascinación, su técnica era ruda, pero precisa, tenía muy buenos instintos, eso se notaba al dar una sincronía casi perfecta a lo que tocaba ya que no carecía de sentido rítmico. Satoshi, a lado del director, estaba cruzado de brazos orgulloso de la presentación que estaba dando su amigo frente al director para convencerlo de que era acreedor de ganarse una beca, aunque no fuera temporada de darlas.
Cambió a algo mucho más amenazante, dando sus mejores golpes para demostrar de lo que era capaz, que, pese a ser un musico callejero, era el mejor de todos. El movimiento de sus dedos era salvaje y rápido, Ukitake podía verlo gracias a sus años de conocimientos en casi todos los instrumentos, notando que lo único que le faltaba a ese guitarrista era un poco más de precisión, más refinamiento, pero el talento sin duda ahí estaba.
-y… ¿Qué le dije Ukitake-sensei? – cuestiona Satoshi a los segundos de que Grimmjow terminó su presentación – le dije que valía la pena escucharlo
-tenías razón Satoshi – concede el director poniéndose de pie – siempre traes a talentos muy prometedores – ante ese alago, Satoshi y Grimmjow chocan los puños, ya dando por ganada la beca – aunque sabes que no es época de dar becas – lo reprende divertido
-lo sé Ukitake-sensei, pero traemos un proyecto muy importante y este vago necesita refinarse en música –
-¿a quién le dices vago? – reprocha Grimmjow
-e igual necesita trabajo – ignora completamente la mirada asesina de Grimmjow hacia él – es muy bueno reparando guitarras y bajos, podría darles mantenimiento a los instrumentos de la escuela – eso parece convencer un poco al director, realmente se necesitaba de alguien que estuviera al pendiente de los instrumentos para tenerlos en óptimas condiciones
-Satoshi calma – lo detiene el profesor antes de que siguiera vendiendo más a su amigo – claro que le daré la beca completa – ambos celebran alzando los puños – solo trata de no ofrecer más becas fuera de temporada ¿de acuerdo? – condiciona a Satoshi con cierta severidad, viéndolo alzando el dedo meñique, aceptando – y señor….
-solo dígame, Grimmjow – responde sonriendo con cierta altanería – mi apellido es difícil de pronunciar
-señor Grimmjow, si también le interesa dar mantenimiento a los instrumentos con gusto la escuela lo contrata, y claro, como estudiante y empleado, tiene acceso a usar las instalaciones y los instrumentos –
-me parece buen trato – aprieta las manos con el director
-felicidades, Grimm – le alborota el cabello a su amigo – tendré que ver más seguido tu cara de ogro, pero valdrá la pena – su amigo solo hace una mueca divertida, llevaban mucho tiempo gastándose esa broma entre ellos
-Satoshi… Usted tiene una clase ¿me equivoco? – le cuestiona el director, ante lo que Satoshi sonríe nervioso llevándose una mano a la nuca – será mejor que se dé prisa, yo me quedare con el señor Grimmjow para terminar el papeleo de su beca y de su contratación
-de acuerdo – se lleva su mochila al hombro – le encargo mucho a mi niño – le habla con tono meloso despeinándolo, ante lo que él peli azul gruñe molesto con una venita palpitándole en la frente
Afuera estaba aglomerado de gente asomándose por la ventana del director, Satoshi bufa divertido ante tanta emoción por su amigo, ni que fuera tan guapo, pero está feliz de que se ganara la beca. Grimmjow le contó que la condición de Mila para volver a formar a la banda era que tuviese mejores estudios musicales. Al primero que recurrió fue a él, pidiéndole que le diera clases para mejorar su técnica en guitarra y tener mayores conocimientos en música, hablando en lo teórico, pero Satoshi le aseguro que podía ganarse una beca en su academia, por eso lo llevo con el director para que lo escuchara.
-buenas tardes, chicas – saluda con su usual sonrisa galante, ante lo que le responden todas al unísono "buenas tardes, Yamamoto-senpai"
-como siempre causando estragos en la escuela hermano – le dice Asami, que iba junto a su amiga Riruka
-sé que soy el galán de la escuela Asami – presume peinándose hacia atrás ante lo que ella y su amiga ruedan los ojos – pero esta vez, no fui yo quien causo ese tumulto – señala hacia atrás
-¿entonces a quien se le quedaban viendo como fans enloquecidas? – cuestiona Asami curiosa
-a alguien a quien te sorprenderá ver – le guiña el ojo, aumentando más la curiosidad de su hermana – nos vemos más tarde – se despide encaminándose y alzando una mano
Por supuesto que Asami se quedó a esperar de quien hablaba su hermano, era demasiada curiosa como para irse y no averiguarlo. Fue cuestión de algunos minutos más, que a las chicas les parecieron eternos, para que la puerta del salón se abriera, revelando al mismo Grimmjow en persona que pese a los gritos de las chicas, salió con gesto indiferente con las manos en los bolsillos.
-¡Grimmjow! – exclama Asami
-¿lo conoces? – pregunta Riruka
-si, bueno, es amigo de Satoshi desde algunos años… pero… ¿Qué está haciendo aquí? – cuestiona con cierta indignación
-pues a partir de hoy trabajo y estudio en tu escuelita – responde este presuntuoso acercándosele – princesita del arpa – literalmente le estampa a Asami en la cara unas hojas, que, en efecto, eran los papeles de su beca y su contrato
No, ella no gustaba de bromas baratas, la acción del mayor la ponía furiosa ¿De verdad? ¿Restregándole el papel en la cara? Esto no se iba a quedar así.
-Ha de ser una broma de mal gusto, alguien como tú ¿En está academia? No le llegas a los talones a mi hermano- Si, obviamente hablaba de Sato -No duraras un mes aquí
-quieres apostar princesita? - reta luciendo toda su sonrisa altanera - sin problemas sacare mejores calificaciones que tu
¿Con quién creía que hablaba? Ni siquiera manejaban los mismos instrumentos.
-¿Mejores calificaciones que yo? ¡Ja! Eso puedo apostarlo y ganarlo con los ojos cerrados- Afirmó, después de todo, llevaba una racha de muy buenas calificaciones en todos sus instrumentos -¿Qué quieres perder, bandolero?
-lo que gustes - se acercó, mirándola desde arriba al ser mucho más alto que ella - quien saque mejores calificaciones el siguiente trimestre hará lo que el otro quiera... ¿Te parece?
-Me parece un buen trato- Afirmó la chica, con las manos en la cintura -Estas jugando con fuego, espero estés dispuesto a cumplir los mandatos de esta princesa
-una mayor ofensa será que una princesita tenga que seguir los mandatos de un bandolero - fuego, puro fuego había en la mirada de esos dos, asustando incluso a Riruka que no sabía hacia donde mirar
-Hasta entonces, bandolero- Una sonrisa petulante en su rostro, un contoneó casi coqueto y provocador de caderas al alejarse -Ve preparándote con un buen traje de mayordomo - sacudió la mano a manera de despedida mientras Riruka le daba alcance.
Grimmjow sonrió excitado por aquel reto con la hermana menor de su amigo, no sabía si era orgullo de demostrarle que podía ser tan bueno en la música como la familia Yamamoto, o, quizá, porque de esa manera tenía el pretexto ideal para molestarla un poco y acercársele. Probablemente era un poco más de eso ultimo.
