CAPITULO 4: CELOS
Una semana después, Kushina seguía instalada en el departamento de Mikoto. La morocha sospechó que su amiga no tenía intenciones de irse y eso le divirtió mucho. No le molestaba que se quedara, al fin y al cabo el lugar era amplio para las dos. Pero si Kushina había escapado de un problema, esta situación la estaría esperando al regresar a su hogar. Era lógico que alguien tuviera que dar un paso adelante para resolverlo, y no sería Kushina al parecer.
-Bien Kushina –le dijo Mikoto una tarde que bebían té y miraban la TV – ha pasado tiempo prudente y debes contarme la razón que te trajo a mi casa hecha una tormenta de llanto. Cuanto antes podemos hablarlo, antes empezaras a solucionar.
La pelirroja emitió un gesto de tristeza y miedo. Era lo que sentía mayormente solo pensando ene l tema en cuestión. Pero también necesitaba descargarlo de alguna manera. Mikoto era su amiga más íntima. Sino podía confiar en ella, ¿en quién lo haría?
-Engañé a Minato… –dijo casi en un susurro la pelirroja- yo me acosté con un hombre.
-Continua…-respondió Mikoto serenamente y bebiendo su té.
-Es todo, me siento horrible y no sé qué hacer y….-intentó continuar Kushina confundida.
-No es todo obviamente…-reveló la morocha seria- tu esposo es un idiota que nunca está en su casa. Si te jodiste a otro hombre no es algo que cualquier mujer no haría en tu situación. Yo más bien diría….que para ti fue más que solo sexo… ¿cierto?
Kushina asintió bajando la vista, no le había dicho casi nada y su mejor amiga lo sospechaba todo, o casi todo. ¿Pero cómo explicarle? ¿Cómo decirle la contradicción de felicidad y dolor que conllevaba lo que había ocurrido con su propio hijo?
-Me siento horrible… –declaró triste Kushina- es un pecado imperdonable, es imposible que él y yo….
-¿Es casado? –Aventuró Mikoto cuestionando serenamente, a lo que Kushina negó- es… ¿alguien más joven que tú? –La pelirroja dijo si apenas, y la Uchiha proseguía- ¿Quién es? O lo más importante…. ¿Qué tal fue el sexo?
-El sexo fue brutal, -señaló Kushina descargando su angustia y cubriéndose el rostro con ambas manos- es inagotable y me desea como a nadie. Anoche soñé con él, y me tuve que bañar a la madrugada por su culpa.
-De acuerdo, -sonrió Mikoto con gesto travieso - oficialmente lo quiero conocer. Y si se ve guapo me lo prestas un ratito que yo…
-¡Mikoto! –Sonrió por la ocurrencia Kushina sonrojada- ¡No seas cerda!
-Ja ja ja tranquila mujer – le sonrió la morocha- ni que ese amante fuera tu hijo ¡Kami-sama!
Kushina dejo de reír y bajó la vista como golpeada, Mikoto se puso seria pero no entendió el asunto completamente. ¿Cómo entender? ¿Cómo explicarlo?
-¿y Naruto? ¿Qué ocurre con tu hijo?
-Se ira de Konoha, -reveló Kushina evadiendo lo peor del asunto- dijo que se irá lejos y jamás volverá. Me pidió…-añadió avergonzada- que me fuera con él.
-ósea….-definió Mikoto- Naruto te ha sugerido que te divorciaras de Minato.
-Si… -admitió con culpa la pelirroja- él dice que Minato no me ama y que seguro me engaña fuera de casa.
-No le falta verdad –señaló Mikoto despreocupada.
-¿Qué?…. ¿Por qué?
-¡ah…vamos Kushina! Piénsalo un poco –le indicó fastidiada Mikoto- ¿Hace cuánto que Minato no te jode decentemente? ¿Son muchos años no? ¿Y crees que ha dejado de tener sexo y ahora es monje?- Sonrió burlesca- seguro se la pasa en los prostíbulos como su padre.
-¡Eso no es verdad! –Chilló angustiada Kushina- ¡Minato-kun no es así!
Ambas se miraron fijamente, ninguna creía en las palabras de Kushina, y la morocha finalizó:
-mi consejo es….divórciate. Pásatelo en grande con ese joven amante y luego lárgate de Konoha junto a tu hijo. Naruto es el único que te quiere y jamás te abandonara. Tal vez en ese lejano lugar, este esperándote el hombre de tu vida.
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Al otro día Kushina regresó a su hogar. Naruto la recibió cálidamente, pero guardando las distancias prudente. Retomaron una rutina normal que no se alteró por varios días. Siempre amable, siempre atento. Naruto sin embargo eludió todo contacto innecesario y se limitó a mostrarse distante sobre el tema más importante para los dos. Kushina por su parte sintió alivio al principio, pero con el paso de los días empezó a escarbarle el corazón con una duda: ¿Había sido solo sexo? ¿Naruto tan solo quiso tener sexo con ella, tal como con una conquista cualquiera? Ella no quería reiniciar el tema ciertamente, pero al mismo tiempo le molestaba la indefinición del asunto.
En los siguientes días casualmente se hicieron frecuentes las visitas de una chica pelirosa. Haruno Sakura, la mejor amiga de Naruto en la infancia, comenzó a quedarse a almorzar seguido y a frecuentar la casa. Al principio Kushina lo tomó bastante bien. Al fin de cuentas Sakura distraía a Naruto de sus pretensiones insanas. Pero con el paso del tiempo, Kushina empezó a molestarle un poco que Naruto la ignorara. Que pusiera sus sonrisas, miradas y atención en Sakura, dejándola de lado.
Una noche casi a las 5 de la madrugada, Kushina los encontró en el sofá de la sala frente a la TV. Naruto estaba acostado sobre el regazo de Sakura, y la pelirosa (vestida con falda color beige y suéter escotado color cereza) jugaba con el cabello dorado de su amigo entre los dedos. Kushina los espiaba aferrada con rabia al marco del pasillo, a punto de romper el soporte de madera y rechinando los dientes. Naruto era su hijo, pero por alguna razón no podía soportar los venenosos celos que la devoraban. ¿Qué hacia esa chica tan tarde en esta casa? ¿Por qué Naruto se permitía esta intimidad con ella? ¿Acaso eran novios?
-Sakura-chan –susurró el rubio de pronto- vamos a la cama, ¿De acuerdo?
La pelirosa sonrió suavemente y Kushina por poco no le saltó al cuello:
-Arrastrada –pensó furiosa Kushina- ni siquiera se contiene porque la madre de Naruto-kun está a pocos cuartos de aquí.
-De acuerdo amigo….-contestó Sakura suspirando- pero nada raro vayas a intentar o la pasaras mal –le sonrió traviesa.
-¡JA! Mas quisieras –gruño Kushina para sí misma a la distancia- mi Naruto no te tocaría ni con una rama de árbol.
-Vamos amor, -le indicó pesadamente el rubio a su amiga y la llevaba de la mano- tengo sueño. Luego desayunaremos y te acompaño a tu casa más tarde.
Kushina al verlos levantarse, huyó a toda marcha hacia la cocina, roja de vergüenza no quería que la descubrieran espiando. Sakura y Naruto se metieron en el cuarto del joven y las risitas le ponían los cabellos erizados a una Kushina que pegó su oído a la puerta.
-¡Ey!...no te pases de listo –se escuchó desde adentro Sakura- ¿Qué crees que haces?
-Nada…. –respondió travieso Naruto- solo me pongo cómodo para dormir. Por cierto, te prestaré una camiseta para que te quites esa ropa- moviendo cosas en el armario- esta camiseta es grande y te servirá bien.
-Oh….Kami –pensaba Kushina nerviosa- ¿Qué están haciendo? –Sentía ruidos extraños-….no creo que se atrevan…. ¡No lo hagan! –rogaba para si misma.
-ji ji ji ¡Naruto! –decía divertida la pelirosa dentro del cuarto- te ves muy bien sin remera ¿eh? ¿No tienes miedo de que pueda abusar de ti mientras duermes?
-Siempre me has sorprendido con tus ocurrencias –bromeo Naruto- pero sé que jamás me lastimarías, por eso eres mi mejor amiga.
Kushina suspiro aliviada, -"solo amigos" -se dijo- no pasara nada. –yéndose- solo son amig….
-Aunque estas tan sexi desnuda así, -continuó Naruto- que deberías preocuparte tú, por dormir conmigo cerca cariño.
-ji ji ji ¡Naruto! –Kushina estaba de nuevo pegando el oído a la puerta- deja de tocarme ahí….o terminaré excitada en serio. Ji ji ji.
Nuevos ruidos extraños, Kushina se moría por entrar y detenerlos. ¿Lo estaban haciendo sobre la cama de Naruto? ¿Bien duro y rico? Kami santo aquella noche donde ella irrumpió en el cuarto de su hijo le vino a la memoria. Esa noche de sexo crudo aun retumbaba en su femineidad.
-¿Qué hago? –Pensaba Kushina- tengo que detenerlos…. ¿Pero cómo?
Entonces se escuchó unas palabras que la desesperaron:
-Ven aquí mi niña….- le dijo con voz ronca Naruto- móntate aquí que te necesito.
Entonces Kushina lo vio todo rojo. Furiosa como una tormenta se lanzó al interior del cuarto sin importarle nada que interrumpir la situación:
-¡NARUTOOO! –rugió furiosa Kushina abriendo violentamente- ¡¿Qué demonios están haciendo aquí…..que…
Kushina se paralizó apenas ingresar, Naruto y Sakura estaban recostados una al lado del otro intentando dormir abrazados. La típica imagen de dos hermanitos pequeños durmiendo juntos por temor a la oscuridad. No había sexo, ni besos ni abrazos calientes. Nada de nada. Entonces Naruto se sentó tranquilamente, y las presentó como si el asunto fuera una reunión en la puerta de casa:
-Sakura-chan, tal vez te acuerdes de mi madre –dijo serio el joven.
Kushina estaba roja de vergüenza al igual que Sakura, Naruto entre tanto se levantó de la cama y fue al baño saliendo del cuarto.
-Nee….lo siento Kushina-sama –se excusó Sakura incomoda- nos quedamos muy tarde con la TV, y Naruto-kun sugirió dormir algunas horas para luego…
-eres una chica grande para estar durmiendo en la habitación de un hombre. ¿No lo crees?
-Tal vez sí, pero Naruto es como mi hermano y….bueno….- definió algo incomoda- solo digamos que no es mi tipo, ji ji ji.
-¿Tu tipo? –Pensaba nublada del disgusto Kushina- ¡si claro!...estas semidesnuda abrazada a él, ¿y no es "tu tipo"?, Golfa. – gruñó de brazos cruzados.
Naruto volvió del baño, observó que caldeado ambiente que se había generado de la nada y neutral declaró:
-Mamá, te agradecería que nos dejaras tranquilos –serio y poniéndole una mano en la espalda la guio hasta la puerta- no hemos dormido y pretendemos hacerlo. Así que no grites, ni te pongas histérica. Buen día. –cerrándole la puerta en la cara.
Kushina gruñó furiosa, corrió al primer piso y rato después volvió al pasillo junto a la habitación de Naruto con trapeador y balde de agua. Repaso el piso con detalle, los muebles y cuadros con franela y con plumero las paredes. Se gastó la mañana allí, para estar pendiente de escuchar todo en la habitación de su hijo. Sabia por experiencia propia que si Naruto le hacía el amor a esa chica, fijo la haría gritar como loca. Pero horas fueron pasando y nada escandaloso escuchó.
Cerca del mediodía, los jóvenes se levantaron y almorzaron en el comedor. Kushina no le sirvió casi nada de comida en el plato a Sakura y se mostraba hostil hacia ella en cuanto Naruto no la observaba. El rubio suspiro algo molesto y dio de su propia comida a su amiga. Sakura se divertía mucho con las rabietas de la pelirroja porque había captado el innegable aroma de los celos carcomiéndola. Aunque no era todo como se lo figuraba, y bromeando le susurró a su amigo junto a ella:
-Tu madre esta horriblemente celosa Naruto-kun.
El joven sonrió ante la revelación y se dijo que lo intentaría una vez más, en cuanto Sakura se fuera de la casa Namikase. Rato después los jóvenes salían por la puerta de entrada y se encontraron con una muchacha rubia de fino y esbelto cuerpo.
-Es policía –pensó Kushina espiándolos desde el pasillo a la visitante- ¿Qué hace aquí?
-Hola Ino, –le saludó Naruto dándole la mano- aquí te estoy cuidando tu propiedad.
Ante la sorpresa de Kushina, Ino sonrió tomando entre sus brazos a Sakura, y le dio un apasionado beso en la boca. Profundo y bien largo.
-Hola amor, -le sonrió la rubia- ¿Te cuidó esta semana el idiota este?
-¡Oye! –fingió enojo Naruto- ¿Cómo que "idiota"? si la cuide tan bien que hasta pensábamos escaparnos con Sakura-chan, ¿No? –guiñándole el ojo.
-Oh si, seguro…. –asintió divertida la pelirosa bromeando- lástima que eres hombre y yo una ardiente lesbiana. Ji ji ji
Kushina casi se cae para atrás desde su escondite dentro de la casa.
-¡Lesbiana! ¡Le gustan las mujeres! –Pensó llena de felicidad Kushina- ¡Oh….si! -puño apretado al cielo.
-Cuídate bombón, -le dijo Sakura a Naruto dándole un tierno beso en los labios- visítanos de vez en cuando en nuestro departamento, ¿De acuerdo?
-Claro linda, -le respondió Naruto sonriendo- solo si Ino me lo permite claro está…. – mirando a rubia.
-Sabes que desprecio al género masculino –gruñó la oficial de policía- pero eres la excepción a la regla grandote.- dándole un puñetazo en el hombro rudamente- Adiós Naruto.
Ambas mujeres se fueron abrazadas caminando por la vereda. Naruto las siguió con la vista sonriente. Eran sus mejores amigas, las personas más confiables de la existencia. Si alguna vez necesitaba algo, si se sentía solo y desgraciado, ellas serian su apoyo incondicional. Así como Naruto lo había sido, desde el día que su mejor amiga Sakura, confesó sus inclinaciones sexuales.
-Lo importante es ser feliz. Es simplemente no hacer daño a nadie, y además ser feliz –dijo Naruto para sí mismo- dos bellas maestras me dieron esta magistral lección.
Naruto fue directo a la cocina luego de reingresar a la casa, donde su madre fingía haber estado todo el tiempo de la charla en la entrada.
-Hola mamá, -le sonrió el rubio- ¿lista para aceptar tu destino?
-No sé de qué hablas, -fingió lavar los platos en el fregadero- tu amiga es muy "cariñosa" ¿Verdad?
-Sabes que es lesbiana, porque lo escuchaste todo en la entrada. -acercándose- Me excita que me vigiles como un objeto valioso. –tomándola de la cadera y girándola para que lo mire.
Kushina estaba roja como tomate y sus dos manos enjabonadas a los lados se dejaron caer pesadamente. Esos ojos azules frente a ella la embrujaban. Estaba sonrojada y se sentía atrapada. Si tan solo ese hombre maravilloso no fuese su hijo. Si no fuese su propia sangre quien la atraía así.
-¿Qué haces? –dijo asustada de lo que él le producía
-me excita tanto que resistas, -susurró Naruto besándole el cuello- cuando te mueres por mí. –Yendo del cuello a la boca- por mis besos.
-Na….ruto….no… -revolviéndose
El rubio la elevó sentándola en la mesada. Estaba loco por ella y no aceptaría un "no" como respuesta. Kushina por reflejo se aferró a los hombros de su hijo muy débil y casi entregada al placer de las caricias.
-Te mueres de celos, -le susurró el manoseando los pechos a través del vestido- te enfermas cuando me ves con otra….-besándola- y yo estoy igual. Odio que te miren por la calle, odio que le sonrías a otro….
Naruto le desanudó el delantal amarillento y atacó las tiras del vestido para bajarlas y descubrirle los senos de una vez. Kushina gemía, completamente confundida y casi sin fuerzas probaba apartarlo. Entonces el teléfono de la sala comenzó a sonar. Naruto siguió en lo suyo sin pestañear. Volvió a timbrar, una y otra vez. Kushina intentó apartar al muchacho junto a ella, pero le era muy difícil. El sabía cómo tocarla para calentar la situación.
-el teléfono….-susurro Kushina.
-déjalo…- admitió Naruto.
-Tengo que….ah…atender…-excitada- ah….puede….ah….ser…. tu padre…
Esas palabras detuvieron a Naruto, lo congelaron en su sitio y se apartó de una Kushina que salió de la cocina tratando de arreglarse la ropa y de reconstituir la respiración como para hablar y parecer normal. Era Minato efectivamente, que llamaba para saber cómo estaban. Naruto se deprimió mucho. Una sola llamada de su padre le arruinó todo. Era increíble como ese estúpido tenía una esposa tan sexi y hermosa. Desperdiciando días enteros de su vida, sin hacerle el amor. Kushina se despidió y colgó el tubo del teléfono. Naruto la miró desde la cocina y pensó con acierto que ella volvería a soltar todas las tonterías de siempre: "esto está mal", "no debe pasar", "eres mi hijo". Suspiró derrotado y justo cuando Kushina colgaba, paso por el comedor. Ella levanto las manos atajándose de lo que venía. Iba a detenerlo y…
No hizo falta realmente, Naruto subió las escaleras y se hundió en su cuarto sin mediar más palabras. Estaba enfermo de amor por ella, pero Kushina no le correspondería. Solo había sido sexo, ella estaba sin hacer el amor hace mucho y se había aprovechado de él. Pero jamás dejaría de amar a Minato. Por más que ese hombre no la quisiera, ella jamás lo abandonaría. Ese fue el pensamiento que torturó a Naruto toda la tarde, encerrado en su habitación.
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No se vieron hasta la noche, Kushina recibió una invitación para reunirse con ex-compañeros de preparatoria. Normalmente hubiera declinado la oferta pero la tensión con Naruto la hacía querer escapar de su casa con cualquier pretexto. Además, Mikoto Uchiha también asistiría y Kushina pensaba confesarle todo a su mejor amiga. Necesitaba hablar sobre esta situación o explotaría en pedazos. Ese era el sentimiento que la inundaba.
Naruto la vio irse por su ventana con deseo contenido. Hermosa, sexi, con un vestido negro de una pieza que entallaba su figura y resaltaba su largo cabello de fuego. Era un vestido a hombros descubiertos y la mujer se había colocado un fino chal de seda protegiendo su deseable cuello de miradas indiscretas. Ella se fue, y él bebió mucho alcohol. Salió de compras acarreando a su regreso todo tipo de bebidas alcohólicas. Tenía que beber como condenado, frente a la TV, en el patio trasero, en su cuarto o donde carajo fuera. Botella en mano camino por los pasillos tratando de apartar el dolor de su cuerpo. Quería caer exhausto a la cama para no soñar con ella, para dejar por un segundo de desearla. Para no soñar con esa noche en el baño donde pudo poseerla.
Golpes a la puerta…
Naruto llegó como pudo y se encontró con Mikoto Uchiha.
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Kushina no se aguantó mucho en la fiesta. Su amiga Mikoto no había asistido y estaba sola sin Minato como pareja. No podía bailar, no quería estar con nadie en esa reunión. Su mente, su corazón estaba con Naruto. ¿Era incorrecto amarlo?, Seguramente. Aunque debía admitir que nunca había gozado tanto como con él. ¿Qué pasaría con ellos si Kushina aceptaba esta locura? Divorcio, vivir lejos donde nadie los conozca. ¿Era tan loco?
Al subirse al taxi para regresar temprano a su casa, Kushina reflexiono que todo el asunto estaba mal. Ella, una mujer madura sometida a los bajos instintos de un crio. Él tenía 18 años y la manipulaba a su antojo, a su entero capricho. ¿De qué viviremos si me alejo de Minato? tendrían que trabajar los dos, alquilar un lugar, pedir prestado a los amigos. El ya no podría estudiar, su futuro se iría a drenaje.
-Es una locura –pensó Kushina finalmente, mirando por la ventana del taxi- solo está obsesionado conmigo, pero me abandonaría en cuanto pisara otro país.
Kushina sabía que le dolería en el alma no verlo más, le partiría el corazón perderlo. Su matrimonio era una farsa hace años. Naruto se lo había demostrado recientemente. Pero no debía ceder ante la carne, aunque tal vez fuera más que sexo lo vivido con Naruto. No podía arruinarle el resto de su vida atándolo a una vieja. A una mujer que probablemente no le daría hijos y le avergonzaría mostrar por ser demasiado "mayor" para él. Simplemente era mejor dejarlo ir, que conozca alguien más, que aprenda a amarla y las locuras de estos meses queden enterradas como un borroso recuerdo.
Llegó a la casa, las luces encendidas y Naruto no estaba. Botellas de licor por doquier, algunas vacías, otras no tanto. Decidió beber un poco mientras ordenaba el estropicio en toda la sala. Seguro Naruto se emborrachó y estaba dormido en su cuarto. Frustrado porque se le negaba lo deseado. Frustrado porque….
Kushina observo un sostén blanco como la nieve, tirado en la escalera. Encontró un zapato de tacón fino metros más allá cuando subía al segundo piso. Y el otro, en el pasillo cercano a su cuarto.
-¿Qué ocurre aquí? –pensó la pelirroja.
Llegó a puerta de su propia habitación, ruidos extraños…..alguien estaba…
Entreabrió la puerta lentamente, apenas para ver que ocurría y allí los vio. La escena era espantosa. Mikoto estaba sentada en su cama, totalmente desnuda y Naruto arrodillado en el suelo frente a ella, tenía su cabeza entre los muslos de la mujer. Ella gemía, gozando de la lengua hábil preparándola, gemía satisfecha y se aferraba a los cabellos de Naruto enterrándolo profundo en su intimidad.
-¡Oh… Kami! –Decía con sus ojos cerrados por el placer- sigue….así cariño que lo haces maravilloso. ¡Eres un buen niño….mmmnn...!-relamiéndose.
Kushina se quedó de piedra, no se podía mover. Quería entrar a matarlos, entrar a ahorcar a su "amiga" porque se lo montaba con su Naruto.
-eso mi macho, -gimió Mikoto abriendo los ojos y notando a Kushina afuera-¡sigue así…mmnn! Ya casi estoy a punto caramelo.
Naruto le dio un leve mordisco al clítoris, le apartó con la lengua y lo succionó violento. Listo el trabajo, ¡orgasmo bienvenido seas! Mikoto gritó como loca casi arrancándole los cabellos al joven del espasmo que la sacudió como terremoto. Se recostó en el colchón, y Naruto se quitó el jean y los interiores subiéndose sobre ella. Kushina ni respiraba de la excitación y el horror combinados. Pero Mikoto tenía otros planes:
-¡espera campeón espera…!-le detuvo Mikoto al rubio- esto lo haremos lento y placentero. No quiero desperdiciarte ni un segundo esta noche. –sonriendo
Mikoto se levantó de la cama apartándolo y lo obligó a sentarse en la orilla. El miembro del muchacho estaba erecto y se lo notaba mareado e impaciente. La mujer tomó una cinta negra y le cubrió los ojos dejándolo ciego y ansioso.
-Mikoto-sama –rogó el inmóvil.
-Si cariño si, -le tranquilizó ella manoseándole el pene- espérame un minuto y no te descubras los ojos. Se me ocurrió algo especial que te volverá loco.
Naruto tragó saliva y sonrió esperando. Mikoto se paró del lugar y agarrando una larga bata azul del armario (propiedad de Minato) salió en busca de la "espía lujuriosa"
-¿Qué haces aquí? –Le chilló Kushina al verla salir por el pasillo- te lo montas con mi Naruto, ¡zorra! –enojada
-Está borracho como una cuba el niño –le respondió traviesa Mikoto- me contó todas sus desgracias el pobrecillo.
-¿Te….te…contó?- tapándose la boca horrorizada.
-Shuuu – le hizo callar traviesa- te entiendo, créeme que no es tan loco como todo el mundo piensa.
-¿Qué dices?-confundida.
-Mira, podría contante una historia antigua que te aclararía las dudas. Pero tengo en ese cuarto a un hombre con el pene más grande que he tenido a la mano. –Perversa- está caliente, y esta noche me quito las ganas sí o sí.
-No….lárgate de aquí. –le echó Kushina avergonzada.
-¿Para qué te lo montes tu sola? –dijo fingiendo enfado- ni loca. Naruto está a punto y créeme que no se contendrá para hacértelo de ser necesario. Así que terminemos con esto, –sonriéndole y agarrándole de una mano- y vamos juntas a darle hasta que ruegue piedad.
-¡no! ¿Qué haces? –chilló Kushina, susurrando mientras la morocha la arrastraba.
La puerta se abrió y Naruto sintió una correntada de aire.
-¿Qué pasa? –Dijo nervioso- ¿Mikoto-sama?
-Si querido aquí estoy –desnudando a Kushina- pronto la pasaras en grande. –aseguró traviesa.
Naruto volvió a tragar duro, tener vendados los ojos no le ayudaba con los mareos producto del licor. Pero al mismo tiempo quería experimentar esas sensaciones que le llegaban a través del aumento en sus otros sentidos. En tanto Mikoto forcejeaba con Kushina que roja como tomate buscaba evitar que la desnudara. Aunque no podía despegar la vista del miembro duro de su hijo sentado en la cama. Naruto las sentía frente a él, y nervioso intento pararse para tocar algo de lo deseado. Mikoto lo frenó con sus manos en los hombros y dejándolo sentado, apartó su lacio cabello negro con una mano tomando el miembro y agachándose junto a Naruto.
-oh…..-gimió Naruto impaciente- al fin.
Mikoto lamia y masturbaba mientras con su mano libre aferró del brazo a Kushina atrayéndola a la zona de placer. La pelirroja se arrodillo débil y con gesto claro de excitación. Comenzó a lamer su lado del miembro asediándolo entre dos lenguas calientes.
Fin del capitulo
