Una Pequeña Charla
Sapphire fue la encargada de poner la mesa, tanto en sentido literal como figurado. Todo se había «ordenado», lo que significaba apilarlo en una esquina porque los únicos habitantes del lugar tenían pensado pasar días fuera para una observación de campo. Los planes se arruinaron gracias al invitado sorpresa, así que no importaba. Aunque, por otro lado, como siempre eran dos, hubo que desempolvar un tercer asiento de madera vieja.
Padre e hija estaban, ya que no había nada que hacer, sentados frente a frente en la mesa cuadrada. Mientras tanto, el invitado jugueteaba en la cocina y había solicitado —ordenado— que nadie entrara a su dominio mientras trabajaba. ¡¿Su dominio?! ¡Esta ni siquiera era su casa, en primer lugar! Por supuesto que nadie le discutió cuando pidió privacidad, y no tenía nada que ver con el hecho de que lucía amenazante.
Ninguno de los dos sentados en la mesa decidió hablar, solo esperaron en silenciosa expectación mientras el invitado hacía lo suyo. Veían a los pokemon jugar entre ellos, y Sapphire no podía evitar preguntarse cómo el Ralts de Emiya podía ser tan tímido. ¡Era lamentable, en el mejor de los casos! ¿Cómo logró sobrevivir en la naturaleza durante tanto tiempo? Incluso los pokemon de primera etapa deberían mostrar algo de columna vertebral para sobrevivir.
Toro la picoteaba, claramente divertida, pero sin lastimarla. Ni siquiera hacía ademan de querer defenderse, o tal vez ni siquiera lo veía como una molestia en primer lugar. Cada pokemon con lo suyo, supuso.
Emiya salió repentinamente de la cocina mientras cargaba una amplia bandeja con cinco platos sobre ella, una jarra, un tazón, tres vasos grandes y uno pequeño. Como no podía quedarse con los vendajes, su papá le dio una de sus camisetas azules de mangas cortas. Los músculos de su brazo no eran los de un hombre que se quedaba sentado en casa todo el día, ya ni hablar de lo que había… visto por accidente, bajo los vendajes. Aunque, si algo era desconcertante, se trataba de esas extrañas líneas de bronceado sobre su piel, pero no comentó al respecto.
Colocando un plato frente a ella, su papá y los dos pokemon, tomó el suyo propio mientras dejaba la bandeja en el centro. No se sentó al llegar a su sitio, sino que sirvió tres vasos del líquido que había que contenía la jarra, los dejó en los lugares correspondientes, luego siguió con el tazón y el otro recipiente más pequeño, dejándolos para los pokemon.
Todos sus movimientos fueron tan practicados y naturales, ¿era este tipo una especie de mayordomo? No, no parecía rígidos, altivos o cualquiera de los apelativos o estereotipos menos favorables para los de su tipo. Un mayordomo amnésico. Sonaba estúpido.
—¿Qué preparaste? — preguntó Birch.
—Un bistec a la soldadera, acompañado con vegetales salteados, y solo esto último para los pokemon. — se encogió de hombros con desinterés —O al menos eso intenté. No tenían chiles pasilla, así que improvisé. Y eso es un jugo de frutas… o bayas, para el caso.
Sapphire miró el plato con carne de Miltank y, sin decir palabra o mirar al cocinero por segunda vez, se llevó un bocado. Cuando el alimento tocó su lengua, sintió que todo el mundo exterior se apagó y ni siquiera se molestó en ocultar el sonido demasiado poco decente que había hecho. Esto… esto era simplemente celestial. Tacha eso. ¡Esto era divino! ¡Nunca en su vida había comido algo así!
Antes de poder ser envuelta por la felicidad de por fin comer algo de verdad, y más aún de tal calidad, se preguntó, horrorizada, si en realidad los estaba drogando. Su padre se encontraba en la misma posición, con los ojos completamente abiertos y en shock. Toro tampoco se movía, lo mismo con Ralts y ella volteó a ver al responsable. Estaba masticando como si no fuera la gran cosa… pero, pensándolo bien, si él lo cocinaba, era capaz de comerlo todos los días… Todos los días comer algo como esto. Despertar con este desayuno esperándola y sin poder resistir hasta el almuerzo por otro bocado; y, lo mejor, cuando volviera cansada tendría esta cena lista… No había palabras tal escenario. Quería comer así el resto de su vida.
En el momento en que Sapphire vio cómo la sonrisa engreída del chico crecía, supo que había cometido un error, que lo había dicho en voz alta. Estaba a punto de negar cualquier cosa, pero él habló primero.
—Oh, ¿es así? De donde yo vengo, eso se considera una propuesta de matrimonio. — Sapphire se atragantó —No nos hemos conocido ni siquiera por veinticuatro horas, pero… — cubrió su sonrisa creciente con una mano —Oh, qué atrevida.
—¡T-tú…!
—¿Deberíamos comenzar a usar nombres cariñosos, Phi?
Sapphire estaba rechinando los dientes y mordiéndose la lengua para no arremeter contra quien había cocinado algo tan majestuoso. ¡Y su papá solo se estaba riendo de ella, su hija! ¡Debería apoyarla a ella, no al cocinero! ¡Fue la comida, fue traicionada por comida!
Luego de haber liberado un poco de tensión al haber molestado a Sapphire hasta dejarla muda, el almuerzo terminó de forma más tranquila. Ella aprovechó el deber de lavar para alejarse de allí, estaba seguro de ello. Tenía pensado hacerlo, pues estaba abusando de su hospitalidad, pero si ella quería, bueno, él no sería quien le dijera lo contrario. Ralts y Toro estaban fuera, correteando o, más precisamente, la última —porque al parecer también era hembra— persiguiendo a la primera. En consecuencia, estaba a solas con el profesor, a quien todavía quería bombardear con preguntas y que prometió dar respuestas.
Por ahora, ¿por dónde debería comenzar? Primero necesitaba entender el contexto general, pero ni con eso tenía la más mínima idea de cuál sería. ¿Tal vez simplemente lanzarse sobre los pokemon y dejar que hablara sobre todo y nada a la vez? La sociedad, al parecer, giraba alrededor de estar criaturas, pero, sin un conocimiento más básico, podría ser contraproducente; lo mejor que podría pasar sería solo generar más prejuicios de los que ya tenía o, en el peor, la desinfomación lo mataba. Tal vez… algo que lo estuvo molestando cuando Sapphire lo dijo.
—Tu hija me llamó "Entrenador", ¿qué es eso?
El profesor le dio una mirada de incredulidad antes de recordar el «desastre» que era su mente en la actualidad. Se llevó la mano a la barbilla para pensar antes de decir:
—La forma más fácil de ponerlo es que simplemente son individuos que se dedican a capturar y entrenar a pokemon salvajes.
Emiya frunció el ceño. Nuevamente este mismo concepto de esclavitud. Se contuvo de hacer la misma acusación. Él era el extranjero, el extraño, no sabía nada de lo que estaba pasando. Esta persona no tenía motivos para mentirle, parecía alguien razonable, además de un hombre de ciencia. Ni siquiera su hija, que casi lo quemó en su primer encuentro, parecía una mala persona. Un poco excitable, de mecha corta y poco agraciada, pero no mala. Los hijos eran los reflejos de sus padres, de una forma u otro y, por alguna razón, sentía que lo sabía muy bien.
—¿Con qué motivo hacen esto? ¿Para qué entrenan criaturas salvajes?
Había tantas posibilidades si existía tal diversidad. Suponiendo que existían razas acuáticas, el mar podría no ser un territorio tan desconocido con su ayuda. De hecho, muchas industrias podrían beneficiarse de algo así, de la misma forma en la cual el terrorismo se dispararía al tener acceso a tales armas de guerra. Demonios, la misma guerra tendría un significado muy diferente con acceso a algo así.
—Combates.
—¿Perdón?
—Verás, joven Emiya, los combates son parte importante de nuestra sociedad. Los pokemon son entrenados, luchando entre ellos dirigidos por sus Entrenadores.
Emiya apretó los puños debajo de la mesa. Capturaban criaturas, alejándolas de sus hogares, de sus familias, ¿para obligarlas a pelear? Eso se sintió… extrañamente personal y desagradable, tanto que llegó a sentir la bilis arrastrándose por su garganta. Esto era una maldita esclavitud, no importaba cómo se lo intentara pintar.
Fuera del ámbito personal, no lo entendía. Tenían acceso a seres sobrenaturales muy poderosos viviendo en paz, y Zoroark, quien de seguro no era el más fuerte, patearía a su yo actual cualquier día de la semana, tenía la capacidad de deforestar un área con una habilidad de uso múltiple. Y ¿qué hace la humanidad? ¡Involucrarse en combates! Ni siquiera le sorprende, era tan… típicamente humano, supuso.
—De hecho, muchos pokemon disfrutan participando en los combates.
—¿Qué?
—Bueno, ¿no intentarían oponerse si estuvieran en contra? — preguntó con una sonrisa —Todos los pokemon tienen una naturaleza combativa en su interior, ¿sabes? De hecho, se cree que la energía, la cual, por cierto, la llamamos Energía P.K., los impulsa a combatir.
»Ahora que lo pienso, sí, es más que simplemente genético, ¿sabes? Es como si el combate fuera su naturaleza.
—¿Instarlo a combatir? Lo siento, pero no veo a la pequeña con aires de un berserker.
El profesor se rio entre dientes mientras negaba con la cabeza. Emiya solo cruzó sus brazos y se recostó en su asiento, esperando una explicación, algo que justificara una declaración como disfrutar el sufrimiento.
—Dime, Emiya, ¿qué rasgo comparten todos los seres humanos, sin excepción, en mayor o menor medida?
Oh, había tantos, y él sabía de muchos denigrantes que podía usar. Pero era obvio que no quería ese tipo de respuesta y, sabiendo que se trataba de un hombre de ciencia, solo había una correcta.
—Curiosidad.
—¡Exacto! Todos somos curiosos, tenemos ese impulso incontrolable, al menos en algunos de nosotros. En otros está, aunque atenuado, todavía latente. Incluso si compartimos una cualidad, existe algo que nos diferencia…
—Personalidad. — interrumpió y el profesor Birch asintió satisfecho.
—Personalidad. Los pokemon tienen la suya propia y, créeme, te lo harán saber. Algunos son más deseosos de emociones extremas, poniéndose en peligro, o durante los combates, hasta el punto en que, incluso, podrían descuidar sus defensas para centrarse en una ofensiva mucho más brutal. Mientras tanto, otros como tu Ralts pueden ser tímidos y evitar cualquier tipo de confrontación.
—Entiendo. — lo hacía, pero jamás iba a aprobar algo así. Era esclavitud. —Pero no es "mi" Ralts. No soy un Entrenador, ni tengo deseos de serlo.
Tal vez el asunto sobre la supuesta esclavitud se hubiera aclarado, pero eso no cambiaba nada. Emiya no iría por la vida encerrando criaturas por el mero hecho de buscar peleas con retrasados mentales que no son capaces de reconocer un arma peligrosa.
—¿Quieres decir que está en estado salvaje? — Emiya se encogió de hombros. Pudo pertenecer a otro y no lo sabría. Tal vez debería preguntarle. —Interesante. Es difícil hacer que un pokemon en estado salvaje permanezca con un entrenador. Existen pokemon como Frostlass, quienes pueden ayudar a un humano si es necesario, pero nunca permanecen con ellos luego de eso.
—Simplemente hubo… circunstancias. Y estaba pensando en dejarla contigo, este lugar puede considerarse un santuario.
Por mucho que hubiera insinuado que no le importaba la compañía de Ralts, sucedía todo lo contrario. Desconocía si debía ser tratado como un niño cualquiera, aunque, por otro lado, soportó la marcha por el bosque sin quejarse. De cualquier forma, iba a recorrer este peligroso mundo en busca de fichas hechas de una extraña joya que simulaba el zafiro. ¿Peligroso? Sí. ¿Demente? También. ¿Llevaría a lo equivalente a un infante a una muerte segura por alguna criatura? No estaba tan desquiciado.
La casa del profesor era un refugio seguro, al menos en apariencia. Había especies salvajes rondando, pero no se acercaban al asentamiento humano. También estaba el hecho de que lo dejaría con un biólogo e investigador de su especie, por lo que difícilmente sufriría alguna enfermedad o carencia en las necesidades de su raza. Además, estaba Sapphire. Era una chica molesta en todos los sentidos, pero no todos regresan para encarar una serpiente de ese tamaño todos los días; verdaderamente se preocupaba por sus pokemon. Si había personas capacitados para cuidar a la pequeña, eran ellos.
—Aunque sería un placer, creo que no sería posible. — Emiya enarcó una ceja de forma interrogante —Ralts es un pokemon que se apega mucho a su Entrenador. O, en este caso, tú. Forman un vínculo emocional y, a medida que crece, algunas personas creen que el vínculo se fortalece. — ante el suspiro, el profesor solo rio —Sí, creo que tienes una compañera de por vida. Es como el matrimonio, solo que sin aniversarios, discusiones y divorcios. O míralo como una adopción.
—No me hace sentir mejor.
Tenía la sensación de que ninguna relación suya, de cualquier tipo que fuera, duró demasiado, por lo que de nada serviría volver a intentarlo. Además, tenía un objetivo en el cual centrarse.
—De todas formas, ¿no has pensando en nombrarla?
—¿Es necesario?
No pudo evitar sonar aprensivo. Si ya lo estaba siguiendo sin siquiera hacerlo oficial, no podría deshacerse de ella una vez dado el paso. Primero, sería una cuestión de principios, y luego estaba el asunto del posible vínculo emocional. Simplemente perfecto.
—No, no necesario, pero a los pokemon les gusta. Como dije, tienen una fuerte personalidad, muchos incluso al nivel de un humano, como el caso de Ralts y muchos de su tipo, los cuales, por cierto, pueden llegar a ser más inteligentes que los humanos.
«No es demasiado difícil», pensó, pero no dijo nada.
Emiya sacudió la cabeza y decidió dejar el tema de Ralts y su nombramiento. Había otros asuntos que discutir, luego podría pensar más a fondo sobre la «adopción». Estaba seguro de que no hubo un modelo masculino responsable durante su crecimiento, así que no podría considerarse una buena influencia.
—Nos desviamos del tema. ¿Cuál es la razón, o el impulso, detrás de esta Energía P.K. con respecto a luchar entre ellos?
No fue un cambio de tema sutil, pero el profesor pareció notar que no quería seguir insistiendo en el asunto y lo abrazó con entusiasmo. De hecho, exclamó casi de inmediato.
—¡Para Evolucionar, por supuesto!
Si alguna vez Emiya mirara a alguien como a un loco, sería a este hombre. Está bien, la constante lucha de los seres humanos contra la naturaleza podría tener significado en la teoría de Darwin como parte del conflicto impulsando el cambio, pero, ¿qué tenía que ver eso con dejarse capturar y participar en peleas dentro de un ambiente controlado. Era ilógico.
Antes de seguir pensando más, se reprendió. Una mente abierta, ese era el estado en el que debería estar. Cualquiera que fuera su antiguo hogar, este sitio funcionaba con reglas completamente diferentes. Tal vez esas palabras tenían un significado diferente, algo local.
—¿Y con Evolucionar quieres decir…? — dejó la pregunta colgando.
—Cierto, a veces olvido tu amnesia. — tosió avergonzado —Verás, los pokemon utilizan su Energía P.K. de forma ofensiva y defensiva. En este último caso, como dije, se manifiesta como un empoderamiento en su naturaleza ya resistente. Pero, cuando la Energía defensiva entra en contacto con una del tipo ofensivo, esta se debilita en el área de impacto y el cuerpo la filtra de forma involuntaria.
»Los estudios demuestran que la Energía que pronto impregna el ambiente busca un nuevo anfitrión, que resulta ser el pokemon más cercano, o los más cercanos, sin excepción. El límite de acumulación de Energía aumenta a medida que el pokemon combate y absorbe los residuos del enemigo y, con el paso del tiempo, esto tiene un límite.
»Verás, los pokemon no crecen de la misma forma que nosotros. Es… ¿cómo decirlo? Tal vez… "bruscamente" sería un término correcto. Cuando toda esa energía se acumula en el cuerpo sin poder liberarse, cuando es imposible romper ese límite, evolucionan.
Emiya miró en silencio el entusiasmo del científico. ¿Le estaba diciendo que existía el crecimiento, en sentido literal, a través de la violencia? Estas criaturas debieron ser un bien valioso durante la época medieval de este lugar.
Pensándolo bien, había algo más preocupante. Zoroark elevó la vara en lo que a un pokemon promedio, por lo que, si la mayoría eran como ese, ¿cómo es que todavía existía la civilización si todos luchaban entre sí con habilidades tan poderosas? Tal vez todos comenzaban como esa cría de Mightyena, pero, tras miles de años, debería haber suficientes «Evolucionados» como para ser un problema de talla mundial.
Emiya tuvo otra idea. Tal vez fue descubierta una forma de matarlos y recurrían a la caza sistemática para la preservación de la especie. Tenía sentido o, simplemente, se mataban entre ellos con demasiada frecuencia como para conquistar el mundo. Si eran tan inteligentes como los humanos, como en el caso de Ralts, ¿por qué no arman ejército y destruyen a quienes los esclavizaban? Si el asunto del a Evolución era cierta, tenían el poder.
—Es… difícil de creer.
—¿Es así? Supongo que para alguien que lo ve todo por "primera vez", podría serlo. Creo que podría prestar unos libros al respecto, sería mejor a intentar explicarlo.
Aunque no quería esperar, lo mejor era aceptar una guía un poco más neutral al respecto, y posiblemente más completa. Lo había notado, pero el hombre estaba simplificando todas sus respuestas para no abrumarlo.
—Gracias.
—Creo que ahora podría hablarte de los Tipos… — miró en dirección de la cocina, momento en que su hija volvía a hacer acto de presencia. —Podríamos dejar que Sapphire te lo explique.
Ante la mención de su nombre, la chica miró interrogante a su padre, acercándose a la mesa. Mantuvo distancia de Emiya, por supuesto, y él solo sonrió con suficiencia.
—¿Explicar qué? — preguntó con cautela.
—Los Tipos de pokemon. Creo que te ayudará como entrenadora el recordarlo.
—Claro, supongo. — no parecía demasiado segura.
—¡Perfecto! Tengo algunas cosas que hacer. Nos vemos después.
En el momento en que el profesor abandonó el comedor y la chica se sentó frente al invitado, se instaló un pequeño silencio. Emiya solo amplió su sonrisa antes de preguntar:
—¿Qué son estos "Tipos", Phi?
Sapphire solo gruñó en voz baja, pero no arremetió de ninguna forma. Sí, podría hacer esto por horas.
—Los Tipos Elementales, — estaba prácticamente escupiendo las palabras —son atributos, ligados a un pokemon. Puedes llamarlo una condición de nacimiento si quieres, imposible de cambiar en su totalidad… Bueno, — se encogió de hombros —no tan imposible en algunos casos.
»Existen dieciocho Tipos en su totalidad: Acero, Agua, Bicho, —Emiya levantó una ceja —Dragón, — estuvo cerca de atragantarse —Eléctrico, Fantasma…
—Espera, ¿fantasma? ¿Los pokemon muertos son un Tipo?
Una cosa eran los dragones que, por cierto, saber que las Bestias Fantasmales de la más alta casta también tenían su equivalente aquí no era agradable. Pero, resulta que la nigromancia entraba dentro del asunto y tratado como algo por completo normal. ¿Qué le pasaba a esta gente?
—¿De qué estás hablando? ¿Pokemon muertos? Puede sonar como tal, — admitió —pero nacen de un huevo como todos los demás.
—¿Fantasmas… naciendo de un huevo?... ¿Sabes? Me rindo. Ni siquiera voy a preguntar. Puedes seguir.
A pesar de que ella estaba, claramente, deseosa de hacer sus propias preguntas, se encogió de hombros mientras continuaba:
—¿Dónde estaba?... Ah, sí. Fuego, Hada, Hielo, Lucha, Normal, Planta, Psíquico, Roca, Siniestro, Tierra, Veneno y Volador.
—Déjame adivinar. Toro es Tipo Fuego. — Sapphire asintió con una sonrisa, siendo la primera que le ofrecía. Se veía bien, pero era mejor cuando se enfurruñaba. —Supongo que Seviper era Tipo Veneno. — otro asentimiento —¿Qué hay de Mightyena?
—Siniestro. Tu Ralts, si no lo sabías, es Tipo Psíquico y Hada.
Emiya negó con la cabeza mientras suspiraba. Lo supuso. Lo que le había hecho a Mightyena, de jugar con su cabeza para obligarlo a hacerse daño entraba en ese ámbito.
—¿Algo más que deba saber? Nunca es así de simple.
—Podría decirse. Existe lo que científicos como papá llaman Disonancia de Tipos. No te aburriré con la teoría, — despidió con un ademán de desinterés —es simplemente un asunto de fortalezas y debilidades. Algo así como jugar piedra papel o tijeras. Algunos Movimientos son más efectivos sobre un pokemon de Tipo opuesto en debilidad.
—Agua sobre Fuego, Fuego sobre Planta, supongo.
—Así es, y Planta sobre Agua.
Era… curioso, cuanto menos. Tenía la vaga sensación de que, en el pasado, su enemigo nunca tenía una debilidad aparente y que debía buscarse hasta la saciedad. Por otro lado, con memorizar una tabla las personas podían saber en qué batalla tendrían la ventaja.
—¿Cómo funciona algo así?
—Hmmmmmmm… Tendrías que hablarlo con papá, pero creo que tiene algo que ver con la Energía P.K. Si no recuerdo mal… algo sobre la frecuencia especial de cada Tipo que reacciona diferente al contacto o algo así… Deberías preguntarle por más detalles.
Emiya suspiró, pero no la culpaba, por lo que asintió. Tal vez debería enfocarse más en los libros, tal y como le había recomendado el profesor. De todas formas, tenía algo más que preguntar.
—En la cueva me preguntaste cuántos "Movimientos" conocía Ralts.
—Los Movimientos son lo que llamarías ataques especiales de cada pokemon. Están divididos en Tipos. Ascuas, uno de los Movimientos de Toro, es Tipo Fuego.
Emiya asintió ante la última de las respuestas, cerrando los ojos. En esa posición, evaluó lentamente lo que había aprendido. Qué era un Entrenador, los Combates, la Evolución, Tipos y Movimientos. Todo era tan… raro, ajeno. No hubo nada de eso en algún rincón de su memoria, ningún término semejante como para hacer una verdadera comparación. Estaba seguro de que era la primera vez que escuchaba todo esto. Y llegó a una conclusión.
—Me estás diciendo — comenzó con lentitud, como si hablara con un niño —que un grupo de civiles sin entrenamiento, capacitación o cualquier tipo de conocimiento previo, va correteando libremente con armas de destrucción masiva en forma de animales atrozmente resistentes, altamente agresivos y completamente capaces de hacerse más fuertes en proporción a su destrucción, nada menos que en sus bolsillos, ¿y no existe una ley que regule todo esto? ¿Qué clase de sistema de gobierno tienen aquí?
Sapphire lo miró por al menos unos minutos, como si reconsiderara sus preguntas por primera vez en su vida. ¿Qué clase de vida tenían todos aquí que el sentido común los eludía como la peste? ¿Es que nadie veía nada de malo en llevar destructores de fortalezas portátiles?
Al final, lo mejor que se le ocurrió a la chica fue un encogimiento de hombros. ¿Lo peor? No era su culpa. Si ella creció de esa forma, lo cual parecía probable para toda la población, él era el loco delirante.
—A los alcaldes de las ciudades no les importa, menos al Senado de la región.
—¿Por qué no me sorprende? — Emiya suspiró y se levantó del asiento —Eso fue todo. Gracias, Phi.
Salió del comedor en el momento en que terminó su despedida, dejándola con la palabra en la boca. Solo podía imaginar su expresión indignada, y eso era lo suficientemente divertido.
Emiya sacudió la cabeza. Cierto, debía concentrarse. ¿Qué hacer? Era obvio. Irse. Leer lo más rápido posible y largarse en el menor tiempo. Estaba agradecido con la información, ni siquiera quería pensar qué hubiera pasado si nadie le hubiera explicado lo básico. Estaba seguro de que podría tener un paro cardiaco al encontrarse con un dragón sin los preparativos adecuados. Por otro lado, descubrió lo impensable: todo lo que hacían era sin taumaturgia. Todo era más parecido a la Verdadera Magia, un tema desconocido incluso para él, y nadie podía ver lo peligroso de todo esto.
Suspirando, regresó a lo que estaría usando como habitación. Al menos, ahora que tenía conocimiento, su viaje iba a ser más fácil. Sabía que no podía matarlos gracias a la Energía P.K. y su resistencia natural. Esto no significaba que iba a dejar su espada, siempre podía hacer algo si apuntaba bien. Debería, incluso, Proyectar un arco y flechas, un disparo sorpresa en el ojo los tomaría sin mucha dificultad… a menos que tuvieran reflejos tan anormales como Zoroark.
Emiya volvió a suspirar. Estaba cansado y su cuerpo seguía exigiéndole descanso. No quería quedarse, pero se daría dos días de descanso mientras leía y luego separaría caminos. No tenía nada con qué agradecerles, pero podría hacerlo en un futuro. Tal vez Trazar una de las tantas espadas decorativas y dejarla en algún lugar de por aquí hasta que la encuentren. No podría volver, pero tampoco tenía planes de hacerlo si no era solo por agradecimiento.
Con su curso de acción un poco establecido, se permite sucumbir al cansancio.
§
II
§
Cuando el auto se detuvo, casi atropellando a un Poochyena que había salido corriendo de los árboles, descendió junto a otros dos de sus hombres, los únicos que había traído para esta tarea. Miró alrededor, creyendo que por aquí era el lugar correcto, pero todavía estaba dudando un poco.
—¿Seguro que es aquí? — preguntó.
—Sí, nos dijeron que estaban persiguiendo un Ralts. Sabes lo raro que son y que andan por este lugar.
Solo con un asentimiento, se adentró al bosque. Los pokemon se escondían ante su paso, al menos la mayoría de ellos. Uno, un poco más adelante, un Mightyena, comenzó a gruñir. No se veía sano, tenía cortes y mordidas alrededor del cuerpo, era obvio que acababa de salir de una pelea y todavía se estaba moviendo por la adrenalina.
Sin tiempo que perder, alcanzó la pokeball de su cinturón y la apuntó, abriéndola en su propia mano.
—Exploud, Triturar.
En el momento en que el pokemon se materializó, obedeció la orden que le fue lanzada. De un poderoso salto quedó encima del agotado Mightyena con las fauces abiertas. La criatura intentó liberarse al arañar el pecho, patear e intentar morder, pero todo fue en vano, su anterior combate debió pasarle factura. Exploud lo sometió con sus cortos brazos y posicionó su cabeza dentro de su boca. Los colmillos brillaron antes de que se cerrara. Primero una, luego dos, tres, cuatro y, en la quinta, una explosión de sangre cubrió parte del rostro de Exploud mientras el resto se deslizaba al suelo.
Sin dar una segunda mirada a la obra de su pokemon, lo hizo regresar a su pokeball. Sus dos subordinados también ignoraron lo sucedido, aunque en peor medida si sus rostros tensos decían algo. Los ignoró en favor de seguir adelante, no tenían tiempo que perder aquí y, si el resto de los suyos no estuvieran ocupados, los hubiera enviado por sí mismos.
Tras varios minutos de caminata, llegaron a un pequeño claro donde había dos cadáveres. Los cuerpos eran irreconocibles, hacía días que fueron usados como alimento por los pokemon locales, dejando poco más que tiras de piel podrida y huesos mordisqueados. Solo quedaban las cosas que no eran comestibles: ropas y artículos. No había mucho que decir, la vara aturdidora y el lanzador de redes fue suficiente para identificarlos.
Mientras que sus hombres eran aprensivos, él se acercó a los restos. Rebuscó en las pertenencias, y lo que debería ser un bolsillo secreto de su camisa ahora no existía, pues estaba tan raída que podría pasar por harapos. El pequeño dispositivo de grabación estaba intacto, nada lo había tocado, un gran golpe de suerte si consideraba las circunstancias. Era un requisito de sus empleadores, querían pruebas grabadas de cada captura.
Sin encontrar nada más, regresó hasta el vehículo donde, en una pequeña pantalla y gracias a un cable, conectó la cámara. Pasó los varios archivos de grabación de todos sus trabajos recientes hasta el último.
Todo comenzó normal, encontraron a un Ralts cerca de un arbusto de bayas, al menos hasta que la aparición de un Mightyena de una pokeball lo asustó lo suficiente para correr. Fue una cacería por deporte, pues Mightyena apenas atacaba y le daba la oportunidad de recuperarse y correr, al menos hasta que regresó a la pokeball. Los humanos actuaron igual, pinchándolo con la gran vara aturdidora para hacerlo correr. La escena causaba pequeñas risas de sus hombres.
Cuando el juego de persecución iba a terminar, llegaron al claro. Allí vieron a un joven. Era alto, de cabello y piel blanca, además de ojos plateados. Discutieron, o más precisamente, sus hombres gritaron advertencias y amenazas que cayeron en oídos sordos. Cuando apareció Mightyena de nuevo, pensando que el chico sacaría un pokemon, sacó fue una espada. Esta vez todos dentro del vehículo se rieron por esa estupidez.
Fue una masacre, el chico tenía un buen juego de pies, pero no estaba haciendo daño en lo más mínimo. Fue un poco entretenido ver tanto esfuerzo desperdiciado… hasta que logró herir a Mightyena al atacar su ojo. Desde allí todo mejoró e incluso el Ralts se unió a él con Confusión. Esta apertura fue suficiente, y el chico se lanzó contra los Entrenadores.
Puso pausa al video, ya no hacía falta ver más. Todos estaban mudos en el interior. Con una espada y uno de los pokemon de primera etapa más patéticos, derrotó a dos hombres adultos y un Mightyena. No sabía si debería darle crédito o sentirse irritado por la ineficacia de los suyos.
Antes de poder quejarse, su celular sonó. Destapándolo, notó que era su empleador el que estaba llamando. El peor momento posible.
—Me enteré de su fracaso. Patético. — lo recibió con esas palabras —El avión con la mercancía fue derribado por la misma mercancía. ¿Qué excusa tienes?
—Yo…
—¿Qué hay de los paquetes? — interrumpió.
—El primer paquete fue asegurado sin complicaciones, pero… el segundo logró escapar. — se excusó inmediatamente.
Hubo un gruñido desde el otro lado de la línea, lo que lo puso tenso de inmediato. No quería estar del lado malo de su empleador.
—Al menos no son un maldito fracaso. ¡Quiero de regreso el segundo, ¿escuchaste?!
—¡Sí!
—Y hazlo rápido. Tuvimos que retrasar en gran medida la subasta por tu inutilidad. Esta será la última oportunidad.
—Sí señor.
Sin despedida, la llamada finalizó y fue capaz de respirar en paz. Sus hombres también relajaron sus músculos al saber que todavía estaban en la nómina. Lo mejor que podía pasar era que solo los reemplazaran, pero tras entrarse de lo que les pasó a los últimos idiotas, no estaba seguro.
—¿Qué haremos? — preguntó el que estaba sentado a su lado.
—¿Qué más? Buscaremos el segundo paquete. Enviaremos a la mayoría por él antes de enojar a nuestro empleador.
—¿Y el chico? — preguntó el del asiento trasero.
Llevándose la mano a la barbilla, pensó. Bien podría dejarlo pasar, pero, si se encontraba con otros, no sabía si el asunto podría empeorar. Además, a pesar de ser un chico que no superaba los dieciocho, no le tembló la mano al matar. Cualquier idiota podría decir que se debía a la adrenalina, pero esos eran los ojos de un asesino. No podía dejarlo suelto.
—Distribuye una foto entre los nuestros. No lo busquen activamente, pero desháganse de él si tienen la oportunidad.
Recibió asentimientos en respuesta. Se suponía que era un trabajo sencillo. Secuestrar, transportar y entregar. ¡Incluso lograron hacerse con una especie rara! Pero ahora dos habían muerto. Sea lo que sea que se traiga ese chico, había cometido el último error de su vida.
§
Acto 1: Espada Rota
Carente de vaina,
dejada a la intemperie,
abusada,
desgarrada.
¡Oh, Destino desgraciado!
La misericordia ha añorado
la pobre y abandonada,
la vieja y rota espada.
¡Terminamos el Acto 1, o el prólogo, si quieres! Tal vez me tome una semana para planificar el segundo.
§
Información Importante
Lo primero es que, cuando diga "Información Importante" en lugar de "Notas", será cuando haga una pregunta directa o quiera, bueno, informar algo importante.
Lo segundo es una pregunta para quienes leen esto tanto en FF como WTTP: En caso de transformarse en un pokemon —fue considerado antes de descartarlo—, ¿cuál creen que sería el que mejor encarna a Emiya?
Lo tercero es otra pregunta. En los flashbacks, cuando se mencione el aria de Emiya, ¿debería dejarlo en inglés tal como está, el de japonés convertido a inglés, traducirlo al español de forma literal, ya fuese la versión de inglés o japonés, o adaptarlo al español? En lo personal, prefiero la versión de inglés tradicional, pero, como no pienso hacer una separación de idiomas en Pokémon, comenzando porque creo que no existen, pienso que sería raro que pronunciara las palabras en inglés; es obvio que al recordarlas va a probarlas un poco. Por eso tengo esa duda.
Con respecto al nombre "P.K.", simplemente quería seguir la tradición. Todo aquí tiene algo con "Poké". Pokedólar, Pokérus, Pokégear, etc. En este caso prefería una abreviación.
En lugar de contestar por aquí, debido a la cantidad, creo que responderé directamente los comentarios de WTTP.
Reflexiones del Capítulo
Sí, lo sé, uno muy aburrido, además de corto. Pero, oye, tenía que meter a Emiya en la misma página que a los demás. Por ahora no tengo planeado más derramamiento de información de ese tipo, así que no hay problema. Quería saltarlo, dar por terminado el arco en el capítulo anterior y luego lanzarlo a la aventura, pero preferí no hacerlo. Pensé que sería bueno saber las reacciones de Emiya cuando se le dijera lo básico del mundo. Quiero decir, ¿cómo reaccionas cuando te dicen que los fantasmas nacen de huevos y que no existen los mamíferos entre los pokemon? También minimizó sus palabras y reacciones, porque no puede mostrarse tan en desacuerdo con el mundo. Sería sospechosos conocer cosas que no existen, y Birch es una persona inteligente, así que debe limitarse.
Hablando de las teorías de la Energía P.K., bueno con esto soluciono el aumento de nivel, la defensa monstruosa, la evolución, la debilidad de Tipos y otras cosas. Esta es la otra razón por la cual no pude saltar el capítulo, tenía que dar una explicación a todo, al menos una medianamente creíble.
Con respecto a la carne de Miltank, sí. Los pokemon son y serán comestibles a lo largo de la historia. ¡Es lógico! Incluso en el anime, la parte de la franquicia más infantil, lo insinúa en más de una ocasión.
La última parte solo tiene un significado: la trama ya está en movimiento y Emiya comienza con problemas que regresarán para morderlo.
Reviews
Kiriatos: Bueno, espero también responder más adelante las dudas no formuladas. Con respecto a tu pregunta, Emiya no tendrá un "equipo", pues no atrapará a ninguno. Tendrá "compañeros", porque lo seguirán por propia voluntad. Con respecto a cuáles, bueno, no puedo decirlo, sería spoiler; pero, para no dejar sin ninguna respuesta, solo diré que uno de ellos no será de la región actual. Y para darte otra pista, ¡es de uno de los tres Tipos: ¡Fuego, Agua o Planta!
Con respecto a la segunda, me abstendré de responder porque se considera spoiler también, pero la menos dejaré claro que no habrá más CG.
Podría decirse que tendrán una buena dinámica, ambos tienen el tag "mamá".
No habrá Chaldea. Mucho trabajo, sinceramente. Además, los Servants podrían hacer una masacre con los pokemon.
Richy1911: Sakura es la mejor pareja para Shirou. ¿Por qué? Porque, desgraciadamente, encajan. Shirou quiere que haya alguien a quien salvar, y puede volcar ese sentimiento en Sakura, quien siempre será una víctima dependiente debido a su mentalidad rota. Son como dos fichas de un rompecabezas.
Saber nunca podría ser pareja de Shirou, ambos tienen ideales que nunca van a abandonar.
Rin es la única con los pies sobre la tierra, incluso si vivió una mentira con respecto a la Guerra del Santo Grial.
Kurogane Junko: Sí, ese es Emiya, difícil de odiar una vez lo conoces. Y será más de lo que aparenta, solo espero que ese más sorprenda a los lectores.
ScorpionFury: ¡Tenía que sacar la función de las pokeball de alguna parte! También espero que sea de tu agrado las demás teorías. Utilicé el concepto poco explorado del A. D. como más que un arma, algo que debería hacer Game Freak para explicar sus cosas.
Y hablas de Groudon y Kyogre. Sí, son literalmente un terremoto y un tsunami andante, respectivamente. Pensaba en clasificarlos, pero preferí no hacerlo. Al dar clasificación, se les tacha de peligroso, e incluso si el mundo real es peligroso, las personas viven en un mundo de ensueño sobre los pokemon.
Santiago.M.G: Aunque no me gusta dar spoilers, creo que debo aclarar esto para no vender algo engañoso. Emiya no va a usar algo destructivo como Caladbolg II.
Con respecto a su actitud, sí, la gente no va a verlo de muy buena manera cuando comience a hacer cálculos, y ya ni hablar de matar.
