Disclaimer: Twilight y sus personajes le pertenecen a Stephenie Meyer, yo sólo juego con ellos.
Erasing the Bounds.
Capítulo 4
— ¡Te lo digo otra vez, Emmett, no puedes aceptar ese trabajo!—los gritos de Rosalie se escucharon por el pasillo.
—María Magdalena, sálvanos—Jasper murmuró mientras revolvía su café.
Bella se rio entre dientes y le dio una mordida a su tostada francesa.
Rosalie y Emmett entraron a la cocina.
— ¿Por qué no? La paga es mejor.
— ¡Pero no sabes nada de autos!
— ¿Autos?—Jasper preguntó— ¿qué autos?
Emmett estaba revolviendo el cajón de las cucharas.
—A Emmett le ofrecieron un trabajo en el taller mecánico de los guapotes de enfrente—Rosalie se dejó caer en la silla del comedor y enterró las manos en su cabello.
— ¡Pero no sabes nada de autos, viejo!—Jasper le dijo.
Emmett estaba abriendo una cerveza. Había encontrado el saca corchos.
— ¡Es lo que estoy diciendo!—Rosalie alzó los brazos.
— ¿No es muy temprano para beber?—Bella le preguntó a Emmett.
—No—le respondió— ¿Y eso qué importa? Estoy seguro de que ellos me enseñaran.
— ¿Y los primeros meses te pagarán por aprender? Ay, por favor—Rosalie rodó los ojos.
—Probablemente—Emmett respondió.
— ¿Qué ocurre?—Edward traía bolsas del supermercado en sus manos. Entró a la cocina.
—Emmett quiere ser mecánico—Jasper le dijo.
Edward dejó las cosas sobre la encimera y se rio.
— ¿Y qué va a reparar? ¿Sus Hot Wheels?—bromeó y fue a ver por la ventana.
Bella lo siguió con la mirada y frunció el ceño, intrigada. Jasper soltó una carcajada.
—No, idiota—le dijo Emmett—repararé autos de verdad.
—Mira, Emmett…—inició Rosalie otra vez—sólo quiero que pienses las cosas. Sabes que necesitas el dinero.
—Lo sé—él rodó los ojos—ya sé, antes de aceptarlo y dejar el otro empleo, hablaré con los guapos, ¿de acuerdo? Tal vez puedo dividir el tiempo entre el Starbucks y el taller mientras aprendo.
Rosalie suspiró.
—Suena bien—dijo Bella—antes de ponerse a gritar como locos…—miró a Rosalie. Rosalie le mostró el dedo medio—busquen alternativas.
— ¿Qué tanto ves, eh?—Jasper le preguntó a Edward. Dejó su taza de café en el fregadero y caminó hacia él.
—Allá afuera había paparazzi. No estoy listo para eso.
— ¿Qué?—Bella saltó de la silla y se acercó a la ventana. Se colocó al lado de Jasper— ¿ya descubrieron dónde vives? Diablos.
—Eso es bueno—dijo Rosalie detrás de ellos. Ellos la miraron, alejándose de la ventana— ¿no?
—No—Edward suspiró.
—Bueno, en algún punto saldré contigo del edificio. Una razón más para arreglarme—sonrió.
—Te van a recortar—le dijo Jasper—nadie quiere verte a ti.
—Oh, vaya—ella murmuró—supongo que los gusanos de Forks High consiguieron empleo—entrecerró los ojos.
Rosalie se refería al incidente de los interestatales del segundo año de preparatoria. Cuando la recortaron de la primera plana del periódico escolar.
—Supéralo—Bella le palmeó la cabeza y fue a lavar los platos.
—Entonces, Hot Wheel, ¿cuándo irás con los de enfrente?—Edward le preguntó a Emmett.
—Supongo que ahora mismo. ¿Alguien me acompaña?
Rosalie pegó un salto.
—Yo voy. Iré a ponerme brillo labial—Rosalie sonrió y corrió a su habitación.
—Eh, esperen, quiero ir también—Bella dijo, mientras se secaba las manos en el trapo de cocina—Jasper, lava tu taza.
— ¿Qué? Pero creí que tú lo harías.
—No puedo escoger una taza sobre los guapos de enfrente—Bella dijo saliendo de la cocina.
— ¡Disculpa!—Edward gritó.
Bella se rio y corrió a su habitación.
Cuando salían del apartamento, Rosalie y Bella tenían brillo labial puesto y se iban riendo.
Edward suspiró.
—No sé quién debería estar celoso. Yo por un mecánico grasiento o Bella por miedo a que me encuentre a la jodida Angelina Jolie en una alfombra roja.
Luego fue a ver por la ventana otra vez.
—Tú las tienes de perder—le dijo Jasper—no creo que Jolie esté interesada en ti.
Edward observó cómo los paparazzi apuntaron su cámara a la puerta del edificio cuando se abrió, pero volvieron a sus charlas cuando vieron que eran sus amigos.
Su vida como la había conocido había terminado.
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El lunes por la mañana, Bella estaba desayunando cuando llamaron a la puerta.
Extrañada, fue a abrirla sin antes ver por la mirilla.
Sonrió.
—Hola, cara de culo—Jane la abrazó—vine a recoger a Rose.
—Oh, sigue en su cuarto—Bella le respondió.
Jane se veía muy bien. Había ganado peso desde que se conocieron pero tenía la grasa necesaria en los lugares necesarios. Tan sólo en el primer semestre de universidad había tenido dos novios…y medio. O algo así. Tal vez eran 3, pero al tercero le duró muy poco el gusto.
Había dejado a Alec en Acción de Gracias del último año de preparatoria. Estaba mejor sin él. Aunque no había salido entera de esa relación toxica tumultuosa.
Alec embarazó a una chica dos meses después de que terminaron. Ahora criaba vacas en Carolina del Norte. Era un joven y condenado granjero. Aunque su oficio combinaba con su, todavía costumbre, de recoger a autostopistas.
Jane fue a sentarse al sillón.
—Estoy muerta—la rubia le dijo—ayer mi rommie estaba teniendo sexo con su novio. Tuve que dormir en el auto del tipo.
—Rayos—Bella se rio—cuando la ingrata de Jackie esté echando polvos eres bienvenida aquí.
—Gracias.
—Hola—Rosalie sonrió— ¿no te duele el cuello?—al parecer ella ya estaba enterada de la situación.
—No, pero casi.
— ¿Por qué no dormiste en tu van?—Bella frunció el ceño y continuó desayunando.
—El auto del tipo estaba más cerca. No iba a cruzar el estacionamiento de la residencia a mitad de la noche. Hay hijos de puta que se ponen a fumar entre los autos.
—La próxima vez estaciona más cerca—le dijo Rosalie mientras se servía café en su termo.
—Bien pensado.
—De igual manera, perdón por hacerte despertar más temprano.
—No importa. De todas formas el novio de Jackie tocó la ventanilla demasiado temprano.
— ¿Cuándo te devuelven el auto?—Bella le preguntó a Rosalie.
Ella se encogió de hombros.
—No tengo idea. Bueno, andando. Nos vemos Bella.
—Hasta luego—Jane se despidió y Bella les deseó buena suerte.
Tan pronto como terminó de desayunar, lavó su plato y fue a lavarse los dientes.
Edward se removió en la cama cuando Bella entró a la habitación por su mochila.
—Adiós, Chica Bike—Edward le dijo.
—Adiós—ella se inclinó y le dio un ligero beso en los labios.
—Buena suerte.
—Gracias.
Bella salió del apartamento y se fue a clases.
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Por la tarde, después de las clases, Bella estaba sentada en el sofá, hojeando una revista. Edward tenía un día libre pero estaba en su habitación componiendo canciones. Bella podía escuchar la guitarra. Jasper no había vuelto, Emmett estaba en el trabajo y Rosalie estaba lavando ropa.
—Bella, ¿crees que este brasier manche el resto de mi ropa?—entró a la sala, mostrándole un brasier rojo.
Bella sonrió.
—Seguro que sí. Déjalo ahí. Puedo echarlo a mi ropa después.
—Eres un ángel—la rubia le sonrió y se fue.
Luego, tocaron a la puerta.
Bella dejó la revista a un lado y fue a ver quién era.
Era Jacob Black. Uno de los guapotes de enfrente.
—Oh, hola—Bella le sonrió. Tragó saliva.
—Hola—él le regresó la sonrisa y Bella casi se derrite—Sólo vine a entregar este auto. ¿Rosalie Hale está?
— ¿Eh?—Bella se espabiló— oh, Rose, si. Ella está aquí.
Jacob frunció ligeramente el ceño.
— ¿Podrías llamarle?
—Oh, sí, ¡Rose!—gritó.
— ¿Qué pasa?—Rosalie se acercó—oh, hola, Jacob.
Codeó a Bella para que se hiciera a un lado.
—Sólo vine a dejar tu auto—Jacob le tendió las llaves y Rosalie las atrapó.
—Gracias—Rose sonrió. Se estaba derritiendo.
—Bueno, supongo que nos veremos luego—Jacob se despidió.
—Sí, has… hasta luego—la rubia le respondió y él se fue no sin antes mirarlas profundamente a las dos.
— ¿Viste eso?—Bella le susurró mientras cerraba la puerta—es obvio que le gusto.
— ¿Qué? Claro que no—Rose protestó—es obvio que YO le gusto. Vino a dejar mi auto.
—Sólo vino a dejarlo porque lo reparó. Vaya sorpresa que se llevó al verme aquí, eh.
Se encontraban en la sala otra vez.
—Estás loca.
—Tú eres la loca.
—Es obvio que YO le gusto—Rosalie se señaló con el dedo.
—Eres patética—Bella entrecerró los ojos.
— ¿Y qué tanto te importa eso? Tienes un novio—Rose le picó el hombro con el dedo.
—Tú también lo tienes.
— ¿Pueden callarse? Intento componer algo—Edward entró a la sala y se dejó caer en el sofá. Estaba usando una pantalonera y una camiseta interior blanca. Su cabello estaba revuelto.
—Yo soy mejor que tú—Rosalie se cruzó de brazos.
—Oh, eso no es cierto—Bella también se cruzó de brazos.
—Edward—Rose se giró a él. Edward la miró asustado— ¿quién es mejor?
—Eso es simple. Obviamente me elegirá a mí, ¿cierto?—Bella le dijo.
Edward se quedó callado por un momento.
—Bueno…—inició—obviamente Bella.
— ¡Ha!—Bella empujó a Rose.
—Pero eso es sólo porque tengo necesidades que ella satisface—él dijo. Rosalie se rio.
—Oh, jódete—Bella salió de la sala y se dirigió al cuarto.
Rosalie se sentó junto a Edward.
—Sé que yo soy mejor—subió las rodillas hasta su pecho—y ahora estarás en celibato.
Edward asintió levemente con la cabeza.
—Bueno, será mejor que comiences a quitarte la ropa.
—Por supuesto.
— ¿Enserio?—Edward preguntó, totalmente sorprendido.
—No. Jódete.
—Humpf—murmuró—estoy tan solo.
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— ¿Dónde está Edward?—Jasper le preguntó a Bella. Ella estaba sentada en el sillón, leyendo la revista que había estado hojeando el día anterior.
Ella se encogió de hombros.
—Probablemente en el estudio. Con Garret. No lo sé.
Jasper la miró, con los ojos entrecerrados.
— ¿Estás enojada con él?
—Si.
— ¿Por qué?
—Eligió a Rosalie sobre mí.
—Eso es porque obviamente yo soy mejor—Rosalie comentó. Desde la cocina. Estaba bebiendo refresco y leyendo un libro.
— ¿Podrías callarte?—Bella rodó los ojos.
— ¿Elegir a Rosalie sobre qué?—Jasper intervino.
La rubia suspiró.
—Bella cree que Jacob está enamorado de ella, cuando es claro que yo soy la que le gusta.
— ¿Quién es Jacob?—Jasper las miró a ambas.
—El guapote del taller mecánico—Bella respondió entre dientes. Se estaba mordiendo la uña, seguía leyendo.
—Oh, no tengo el placer de conocerlo. ¿Y por qué ustedes dos se estaban comparando?
—No importa. Lo que importa aquí es que Jake está tras de mí—volvió a afirmar Rosalie.
Bella rodó los ojos.
— ¿Y qué rayos importa quién es mejor? No es como si pudieran salir con él. Tienen un novio—Jasper las señaló.
—Eso es cierto—Bella dijo—pero aunque no lo tuviera, obviamente yo ganaría.
—Pruébalo—Rosalie la miró feo desde su lugar.
—La mejor manera de comprobarlo es con una pelea de gatas—dijo Jasper—y yo digo que comienza… ¡ahora!—alzó el brazo, como si trajera un banderín en la mano.
—Voy a romperte la cara—Rosalie llegó a la sala. Con las manos en la cintura.
—Buena suerte tocándola, perdedora—Bella se levantó y se le fue encima a Rosalie.
Se cayeron sobre el sofá.
Jasper sacó su teléfono y empezó a grabar. No creyó que le pudieran hacer caso, sólo estaba bromeando.
Bella estaba sobre Rosalie, jalándole el pelo. Entonces Rosalie se dio la vuelta y cayeron al piso, rodando, sin soltarse el cabello. Las dos se pegaron con la mesa de centro.
— ¡Suéltame!—Bella trataba de alejar a Rosalie con su brazo libre.
Estaban gritando y Jasper se reía mientras grababa.
— ¡No van a creer lo que pasó!—Emmett entró gritando al apartamento— ¿qué está pasando?—miró alrededor, asustado.
— ¡Pelea de gatas, hermano!—Jasper le gritó.
—Ok, suficiente—Emmett se interpuso y cargó a Bella lejos de Rosalie. La sostuvo por la cintura y ella no dejó de tratar de pelear.
Rosalie se levantó y se alisó el cabello.
—Aguafiestas—Jasper se quejó y arrojó el teléfono al sillón.
Bella se tranquilizó. Rosalie se estaba acomodando la ropa.
—Bueno, ¿y qué es eso que ibas a contarnos?—Jasper le preguntó a Emmett, caminando hasta la cocina y abriendo el refrigerador.
—Me di otra vuelta por el taller para ver qué habían decidido y aceptaron enseñarme—Emmett sonrió—dividiré el tiempo entre el Starbucks y el taller, ¿no es eso genial?
Jasper volvió con una cerveza en la mano.
—Suena bien.
—Me alegro, Em—le dijo Rosalie— ¿pero la paga es mejor?
—Sí y no tengo que trabajar hasta tarde. Estaré libre a la hora de la cena—se dejó caer en el sillón—uf, que buen día para estar vivo.
—Primero una pelea de gatas y ¿ahora esto? Voto por el mejor día de todos—dijo Jasper.
— ¿Por qué estaban peleando?—preguntó Emmett.
—Eh, iré a preparar la cena—dijo Rosalie, zafándose de la conversación.
Bella le metió el pie cuando pasó a su lado, Rosalie tropezó.
— ¡Eres tan inmadura!—le jaló el pelo y Bella le tiró un manotazo pero Rosalie corrió lejos.
—Bella, ven a ayudarme—Rosalie le ordenó. La aludida rodó los ojos pero aun así fue a la cocina.
Jasper le contó a Emmett porqué peleaban.
Emmett no se enojó, en cambio ofreció hacerlas pelear otra vez y tirarles agua encima para ver a través de sus blusas.
Jasper sonrió y aceptó.
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Cenaron pescado frito y Bella se sintió triste porque eso le recordó a Charlie.
Charlie. Lo extrañaba. Bella nunca pensó que lo extrañaría, no creía que pudiera encariñarse con él en un año. Se equivocó. Charlie era su puerto seguro, a pesar de que no fuera cariñoso todo el tiempo, él seguía estando ahí.
Hizo una nota mental de llamarlo más tarde.
Estaban cenando cuando Edward llegó.
—Hola—suspiró—he tenido un mal día.
Se lavó las manos y tomó un plato. Se sentó.
— ¿Enserio? Nosotros tuvimos uno bueno—Jasper dijo—Rosalie y Bella se pelearon, Emmett tendrá otro trabajo. Estuvo bien. Excepto por la parte en que me rechazaron una cita en la escuela pero de ahí en más…
— ¿Por qué ustedes dos se pelearon? Genial, Emmett—le dio un mordisco a su trozo de pescado— ¿qué es esto? ¿Pollo? Garret quiere que escriba más canciones. Me está explotando.
—Es pescado—contestó Rosalie, tomando el tazón de ensalada—y no deberías quejarte. Tú único trabajo es escribir una canción y verte bonito. Vaya dificultad. Por cierto, necesitamos una mesa más grande—abrió los codos, tratando de alejar a Emmett y a Bella de su lado.
—La inspiración llega en ciertos momentos—le respondió Edward—y no he tenido inspiración últimamente.
—Yo diría—. Dijo Jasper—No he escuchado los gritos de Bella por varias noches.
Bella rodó los ojos. Se estaba convirtiendo en una costumbre. Lo de los ojos, no lo de los gritos.
— ¿Los gritos de decepción?—dijo Emmett—yo tampoco. Me parece que algo está pasando ahí—señaló a Edward y a Bella con su tenedor.
—Jacob está pasando por ahí—Rosalie le guiñó a Bella. Bella sonrió y miró su plato.
—Wow, Edward, apuesto que este no era el tipo de trío que estabas esperando—le dijo Emmett.
—Pues no.
—Yo estoy disponible si necesitan a alguien—Jasper alzó la mano y lo dijo con tono de sacrificio.
—Eres un enfermo—Rosalie le lanzó un trozo de lechuga.
—Simplemente tengo necesidades… y estoy tan solo—meneó su comida con el tenedor.
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Bella estaba en su habitación, acababa de darse una ducha y ahora estaba sentada en su sillón puff.
Tenía que tomar notas sobre su próxima lección de Historia de la Arquitectura. Se puso los audífonos y deslizó su dedo por su playlist. No hacía falta decir que sus canciones más escuchadas eran de Edward.
Edward había tenido éxito con su álbum debut. Su primer sencillo había animado el verano y su segundo había animado el invierno. Actualmente estaba trabajando en el tercero. Edward les había dicho que estaban trabajando en el video musical pero en realidad les pidió ser discretos sobre ello.
Desde el primer semestre en la universidad, decidieron entre todos ser discretos y no llamar la atención. No iban por ahí diciendo que su mejor amigo era el que encabezaba las listas de popularidad ni Bella decía que las canciones de Edward Cullen eran para ella.
Los únicos que sabían sobre ello eran Jane y otros amigos que tenían en la escuela. Habían acordado mantener un círculo social pequeño pero Edward les prohibió eso. No quería que sus amigos se vieran privados de encontrar amistades sólo porque él era famoso.
Estos nuevos amigos se habían enterado porque en algún punto habían ido a su apartamento y lo habían visto ahí.
De igual forma, los chicos se mantenían alerta sobre las personas que se les acercaban. Seguramente muchas de ellas sólo lo harían por los rumores y porque también querían ser amigos de un famoso.
Garret le advirtió sobre esto. Garret había hablado sobre ello con los chicos.
Era un peligro para Edward seguir viviendo en ese apartamento. Edward necesitaba guardaespaldas, una Mercedes negra con vidrios polarizados que lo transportara a cualquier lugar. Edward necesitaba salir de ese apartamento para poder vivir su vida y para dejar que los chicos vivieran la suya.
Su vida de celebridad y su vida de universitarios.
Bella presionó play y la canción comenzó a sonar. Sonrió levemente y miró por la ventana.
No quería que Edward se fuera de ahí, esta era su casa, la casa que se suponía iba a ser suya por los próximos cuatro o cinco años o incluso más. Bueno, en realidad eso nunca se supuso, porque Edward nunca pensó en la universidad.
Bella quería que cuando Edward comprara una casa se la llevara con él, como si fuera una parte esencial de su equipaje. Siempre quiso eso. Desde que eso era una simple posibilidad, desde que veía la lluvia y el verdor de Forks a través de su ventana.
¿Cuándo sería eso? ¿Cuándo sería el día en que Edward llegara y les dijera "me marcho, tengo una casa ahora, ustedes podrán seguir con su vida sin que yo intervenga"? ¿Dejaría de hablarles? ¿Terminaría con ella? ¿Qué tanto cambiarían sus vidas ahora sin Edward viviendo allí? ¿Qué pasaría con la renta del apartamento? ¿Charlie y la madre de Rose y de Jasper tendrían que pagar más ahora que Edward ya no viviría ahí? ¿Qué tanto aumentaría la renta? ¿El trabajo de Emmett sería suficiente para eso?
No quería que Edward se fuera pero sabía que Edward se sentía culpable por privarles de la experiencia universitaria. Les debía mucho. Y a Edward no le gustaba deberle nada a nadie.
Suspiró.
Se había estado acostumbrando a la ausencia de Edward pero los pensamientos sobre su partida la ponían vulnerable. No le gustaba pensar en eso.
¿Qué pasaría si Edward lograra tener éxito con su segundo álbum? Se iría de gira. ¿Cómo iba a poder vivir sin él? Echó la cabeza hacia atrás mientras la voz de Edward le cantaba sobre lo bien que ella se veía en azul.
— ¿Estás bien?—la voz de Edward sonó bajita.
Abrió los ojos. Él estaba de pie detrás de ella. Lo miró desde su lugar en el puff.
No era tiempo de enojarse con él por una tontería. ¿A quién diablos le importaba quién era mejor? ¿A quién diablos le importaba Jacob?
Era momento de disfrutarlo a él. Ahí. En su apartamento.
—Si—ella respondió, arrancándose los audífonos.
Edward la rodeó y se sentó al borde de la cama. Apoyó los codos en las rodillas y la miró. Bella suspiró.
—Sólo estaba pensando en tu partida.
Él frunció el ceño.
— ¿Mi partida?
—Sí, sabes que tienes que vivir en otro lugar.
Edward suspiró y miró el espacio entre sus rodillas.
—No quiero hablar de eso—él murmuró.
—Pero pasará.
—Bella…—la interrumpió—hablar de eso me pone de mal humor. Ni siquiera sé si puedo comprar una casa ahora y sé que soy una molestia para ustedes.
— ¿Qué? Claro que no.
—Claro que sí. Ustedes tienen que vivir su vida, deben poder hacer una fiesta aquí, deben tener más amigos. Están sacrificando mucho por mí.
—Todos estamos sacrificando algo. Tú más que nadie.
—Es un sacrificio pero es lo que quiero. Yo no cuento.
Bella se quedó callada. Miró el libro en su regazo.
—Eso significa que no me llevaras contigo—ella dijo.
—Será momentáneo.
— ¿Momentáneo? Terminaré la escuela en 4 años, ¿Qué tiene eso de momentáneo?
—Lo haré por ustedes, mujer—le dijo—no tiene sentido que compre una casa enorme donde podremos vivir todos si ustedes siguen en la escuela. Será como aquí.
Bella suspiró.
—Lo sé.
—No pensemos en eso, ¿de acuerdo?—le acarició la mejilla—aún no es tiempo.
—Lo siento—ella susurró.
Edward frunció el ceño en ternura.
—Está bien. Quiero que me digas lo que sientes, es la mejor forma de arreglar las cosas. Especialmente con mi situación.
—De acuerdo.
Edward se agachó y le besó la frente.
—Te dejaré hacer tu tarea. Iré a ver quién está libre—le dio una sonrisa torcida. Bella se la correspondió y luego él salió de la habitación.
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El miércoles Bella tenía clase hasta las 10:30 de la mañana. Así que a las 8 fue a la cocina. Rosalie estaba en el baño.
Todos se peleaban por el baño. A pesar de que Bella y Rose compartían uno. La verdad era que todos estaban acostumbrados a tener su espacio. Todos tenían su inmensa habitación y sus inmensos armarios y sus inmensos baños en sus casas en Forks.
Bella no tenía nada de eso pero Charlie nunca estaba en casa y se sentía que todo era suyo.
Durante la primera semana de clases, se pelearon por eso. Un día Rosalie llegó con un espejo de cuerpo completo que encontró en una tienda de segunda mano y lo puso en la sala.
— ¿Y eso para qué?—Jasper le preguntó.
—Para Bella y para mí—Bella frunció el ceño—Bella, podemos usar este espejo si las princesas aquí siguen dormidas y se enojan porque encendemos la puta luz—les lanzó un cojín a Edward y a Emmett, que la miraban desde el sofá.
Ellos chocaron los puños, victoriosos. Rosalie los vio feo.
Era por eso que algunos días, Rosalie estaba sentada frente al espejo, haciéndose el cabello o maquillándose por la mañana. Bella también hacía eso de vez en cuando.
Ella siempre se despertaba antes que Edward. Él no tenía un horario. Cuando estaba demasiado cansado, mascullaba desde su almohada y entonces Bella tenía que vestirse en la sala.
Edward había comprado un antifaz para dormir, así permitía a Bella vestirse en la habitación. Una vez vestida, la corría si hacía demasiado ruido.
Tuvo que hacer eso porque Jasper encontró a Bella varias veces en ropa interior en la sala.
—Vaya manera de despertar—decía Jasper y se paseaba por ahí viéndola. Mientras él usaba nada más que calzoncillos o su estúpida bata estilo viudo abierta por el pecho.
—Estoy pensando en comprar una bacinica—Rosalie le dijo mientras las dos esperaban afuera de los baños. Jasper estaba pudriéndose adentro de uno y Emmett se tuvo que bañar en el de ellas.
—No lo hagas. Jasper es un pervertido. Te estará viendo desde detrás del sillón mientras tú orinas.
—Ese idiota.
De vuelta a la actualidad, Bella se sirvió café y Rose salió del baño.
—Hola. Me voy—Rose le sonrió—te dejé un poco de fruta picada en el refri.
— ¡Genial!—Bella le sonrió—buena suerte.
—Igual.
Entonces se fue.
Pasado un rato, Bella comenzó a desayunar y Jasper entró a la cocina.
—Hola, Bells, oye, ¿sabes si Edward estará aquí el viernes?
—Eh, creo que no. ¿Por qué?
—Genial. Quiero hacer una fiesta.
— ¿Una fiesta? ¿Crees que sea buena idea?
—-Por supuesto. Si Edward no está, será perfecto. Quiero que me acompañes a comprar cosas.
—Está bien. Estoy libre hasta las 3.
—Perfecto. Te veré aquí.
Luego se fue.
¿Una fiesta? Sonaba bien.
Y al mismo tiempo no lo hacía.
Muchas gracias por sus comentarios (:Ya están de vuelta en California y esperemos que esa fiesta no salga mal.Nos leemos el miércoles!
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Pd: En el grupo de fb les dejé fotos del apartamento de los chicos, ya saben, sólo para que lo vean.
