Hoy vengo más temprano para que disfruten.
Alguien por allí me puso: "esto recién empieza" aunque a decir verdad no puedo creer que ya haya subido 4 one shots, después de que no he subido nada por meses, me sorprende muchísimo subir algo, aunque sea cortito.
Asi que gracias por darme su amor: ArtemisaCor, Lady-Be-Good, LucyRgzm, AoiDandelion y a candy01234 ustedes y todas las que me animan en Facebook hacen que mis locuras siempre salgan adelante.
En este 4º relato la inspiración vino gracias a la imagen que subí, realmente no sé de quién es, creí que era de Sayuri, pero realmente al ver al Sesshoumaru no me parece que sean los trazos de ella y la imagen solo la encontré en mi celular. Si alguien sabe de quien es, me avisa.
En fin, este creo que me quedó muy romántico... por lo menos a mí me pareció así.
PD: Me indican que el fanart es de Sayuri, a ella la pueden encontrar en Tumblr, Twitter, Instagram, una gran artista para los sesshome
—•¤•—
Disclaimers
Disclaimer: Todos los personajes le pertenecen a Rumiko Takahashi, pero la historia y la locura muy mía.
Solo publico en Fanfiction, Wattpad y en mi página de romancerotico . worpdress . com, si ven en otro lado la historia ¡denúncienlas! Y no subo nada en Facebook.
Estas historias no tienen relación entre sí y pueden ser de diferentes fandoms.
¸.•¤•.¸¸.•¤•.¸
Una Bella para un profesor
—
Basado en la sugerencia de "Baile de disfraces"
La preparatoria de Osuna era la mejor y la más exclusiva entre todas, en ella no solo les enseñaban lo básico, sino que también a como convertirse en las personas más poderosas en el mundo de los negocios.
Eran bastante las actividades que la prepa realizaba y en esta ocasión le tocaba al festival de primavera, el cual consistía en demostrar todas las habilidades administrativas que podían tener y en la captura de fondos por la recolección de las ventas de los eventos realizados por cada una de las secciones.
El Tercero estaba encargado del gran baile, el cual era el evento que más dinero recolectaba. Kagome, al ser la presidenta, tanto de su salón como del consejo estudiantil, estaba delegada de asegurarse de que todo saliera bien.
—¿Cómo vas con la escenografía Kouga?
—Todo montado y listo.
—¿Qué hay de la música Sango?
—Todo debidamente clasificado y listo para que nadie deje de bailar toda la noche.
—Kikyo, ¿y la subasta?
—No te preocupes —intentó tranquilizarla con su clásica serenidad al ver que su presidenta ni siquiera respiraba agobiada por el estrés de que todo saliera bien—, todos estamos listos con lo que nos asignaste.
Kagome suspiró quería que todo saliera perfecto, no deseaba una sorpresa de último minuto.
Iba caminando por los pasillos en donde cada una de las secciones en sus respectivas aulas habían adecuado según sus asignaciones. Estaba ensimismada en su IPad verificando los trajes de aquella noche, si alguien no aparecía disfrazado les alquilarían uno y si a alguno se les olvidaba su máscara también tendría opciones para ofrecer.
—Ouch —se quejó al momento en que chocó con la espalda de alguien.
Debido al impacto era inevitable el choque de su cuerpo contra el suelo, pero aquel hombre tan rápido la tomaba entre sus brazos evitando el duro golpe.
—Debe de tener más cuidado, señorita Higurashi —la regañó con aquella voz tan masculina que a más de alguna la hacía vibrar.
—Pe-Perdone profesor Taisho —se excusó llena de vergüenza hasta los tobillos—… lo tendré.
Fueron unos instantes cuando sus manos se entrelazaron y los cuerpos de ambos reaccionaron ante aquellos roces acelerando sus corazones con la cercanía, pero de inmediato, sabiendo que estaban en público, se soltaron de manera disimulada.
—Procure divertirse esta noche también, señora Higurashi —exigió con tono serio alejándose.
Kagome se mordió los labios intentando controlar su respiración disimulando su nerviosismo.
—¿A-Asistirá profesor?
—Por supuesto. No me lo perdería.
—¿Cuál será su disfraz?
—La idea es que nadie conozca nuestra identidad.
Kagome sonrió satisfecha, no importaba cuánto se esmerara en ocultarla, ella sabría identificarlo.
La noche estaba siendo una locura y un éxito, aunque ella desde la entrada no lo disfrutaba, estaba ayudando a coordinar el ingreso de cada participante asegurándose de que todos entraran con el conjunto adecuado.
—¿Me vendes un billete?
Aquella voz le había cambiado su estrés por una emoción llena de ansiedad, el hombre iba vestido con un traje azul con un mascarada simulando la cara de un león, portaba una peluca negra larga con un lazo amarillo, era difícil distinguirlo y, creía que nadie lo podría asegurar, pero a pesar de que su vista podría engañarla su corazón no se equivocaría, el hombre que iba a juego con el disfraz que ella portaba de Bella (de la historia de la Bella y la Bestia), ese príncipe tan guapo que estaba frente a ella era el profesor Sesshoumaru Taisho, el coordinador de su clase.
—Claro… —intentó disimular su emoción, ¿por qué habría escogido ese atuendo?
—Te diría —se acercó a ella justo antes de entrar al gran salón— que te escaparas a las 12, pero me doy cuenta de que me he equivocado de princesa.
Ni siquiera notó la referencia a la princesa de otro cuento, lo único que su corazón le permitió escuchar era "te diría que te escaparas".
—La… fu…ente —escupió tan nerviosa que no sabía si le entendería.
—¿Sí? —se regresó él.
—No... no pudimos arreglarla… está arruinada… así que… lo siento… esa sección está prohibida.
Le tomó solo 8 segundos entender.
—Es una lástima, me han dicho que esa fuente es fantástica.
—Sí… Concede… deseos.
—Tal vez en algún otro momento pueda conceder el mío. Nos vemos Bella.
Quiso decir algo ingenioso y divertido, pero solo pudo asentir.
Le tomó un par de minutos entender, pero cuando lo hizo le pidió a Ayame, su vice presidenta, que la cubriera durante un par de minutos.
—No te preocupes Kagome, tómate el tiempo que desees, también deberías de disfrutar.
Fue casi corriendo hasta la parte trasera de la escuela en donde estaba la fuente, atravesó la cinta de "precaución" y completamente agitada lo encontró.
—La luna está preciosa —aseguró él admirando el cielo nocturno—, aunque no se compara contigo. El amarillo te luce Kagome.
—Gr-Gracias... —tomó aire llevándose su mano al pecho para tratar de tranquilizar su respiración—. Por un momento, creí que no entenderías.
—Por un momento me planteé no entenderlo deliberadamente.
Kagome empezó a caminar acercándose a él quitándose la máscara.
—¿Qué... te hizo cambiar de opinión?
Sesshoumaru que había estado sentado a la orilla de la fuente viendo al cielo se levantó para acercarse a ella y tomar un mechón de su cabello.
—Podría meterme en muchos problemas si alguien nos viera juntos.
—Igual que yo. No creo que les guste que la presidente del consejo estudiantil esté saliendo con el profesor y encima coordinar de nuestra clase, además creo que mis padres me encerrarían de por vida si me vieran con un viejo como tú.
Sonrió al decirlo sabiendo de antemano que a él le molestaba esa diferencia de edad, y a pesar de que la máscara de león le cubría el rostro escondiendo sus emociones faciales sabía a la perfección que sus palabras lo habían entristecido. Él era un profesor de 28 años y ella una alumna que en pocos meses cumpliría 18.
Quitó aquella máscara y él diligentemente se dejó.
—Podrías tener incluso 40 y siempre seguiría enamorada de ti —aseguró pasando su suave mano por la mejilla.
—¿No estarías mejor con alguien de tu edad?
Ella se retiró suspirando.
—¿No estarías mejor con una mujer de la tuya? Sé que le gustas a la profesora Kagura —masculló celosa a lo cual él sonrió acercándosele y pegando su rostro con el de ella para quedar nariz con nariz.
—¿Estás celosa pequeña?
Kagome se separó haciendo un puchero mordiéndose los labios.
—Sí —se sinceró a lo cual él se sorprendió por aquella reacción—. Estoy celosa de que ella te puede coquetear a gusto sin que nadie diga nada, celosa de escuchar cómo los dos harían una excelente pareja, celosa de ver cómo hablan sin ningún pudor e imagino compartiéndose secretos entre ustedes dos, sí... estoy celosa.
Sesshoumaru la tomó de la mejilla dándole un suave y tierno beso, tocando delicadamente sus labios, cosa que hizo que el corazón de ella se acelerara junto con su respiración.
—Sabes que te quiero Kagome.
—Y yo a ti Sesshoumaru.
Una hermosa balada empezó a sonar a lo lejos, el sonido era increíble, Sango y su grupo se habían esmerado en lograrlo, sabía que su amiga sería una gran DJ en el futuro. Sesshoumaru se separó de ella extendiéndole la mano y haciéndole una reverencia.
—¿Podría concederme esta pieza Señorita Bella? —ella sonrió tomándose los lados de su vestido y agachándose para corresponderle con otra reverencia.
—Será todo un placer, mi apuesto príncipe.
Empezaron a danzar bajo la luz de la luna y las estrellas titilantes centellaban de la emoción al ver a una pareja tan entregada a sus sentimientos a pesar de sus obstáculos, porque vaya que durante aquel último año sí habían tenido problemas y todo indicaba que realmente no prosperarían mucho, pero sus sentimientos eran demasiado fuertes para ser ignorados.
Al término de la música, Sesshoumaru se sentó en la orilla de la fuente invitando a Kagome a hacerlo en sus piernas.
La tomó de la mejilla y con paciencia le fue tomando sus labios, mordiéndolos suavemente, degustando ese sabor que tan embelesado lo tenía. La acarició la cintura subiendo sus manos por su espalda que estaba protegido de su vestido amarillo.
—No tienes porqué tener celos de Kagura, Kagome. Ella solo es una colega. Además, mis ojos solo te ven a ti.
Kagome se sintió dichosa y la mujer más feliz de la tierra.
—Este día me quedaré en la casa de Ayame, ¿te gustaría...? —él la volvió a besar.
—Solo falta un poco más para tu cumpleaños Kagome, para ese día te prometo que haré todo lo que te imaginas y un poco más —se negó sabiendo que si alguien de casualidad los viera entrar a un hotel ocultando su identidad ambos tendrían serios problemas, aunque él más que ella—, así que, ten paciencia pequeña, ya llegaremos.
Kagome suspiró volviéndolo a besar.
—Creo que esta espera hará que mi cuerpo no resista ni un tan solo segundo cuando estemos solos.
—Lo que me importa —se levantó dándole un beso en la mejilla izquierda—, lo que me interesa —otro en la derecha— es que goces, que disfrutes y que seas muy feliz.
—Si estoy a tu lado, estoy segura de que todas esas cosas pasarán.
Los dos se acercaron y con desesperación se besaron, sus lenguas chocaron chupándose una con la otra, las manos de Sesshoumaru no podían quedarse en un solo sitio y la sangre acumulada en aquella parte de la anatomía de su cuerpo lo hostigaba para aceptar la propuesta de Kagome, pero finalmente se separó volviéndose a sentar en la base de la fuente cruzando la pierna.
—Es hora de que vuelvas presidenta, alguien podría preguntar por ti.
—¿Y... tú...? —preguntó con su respiración agitada a lo cual él dejó caer su cuerpo levantado su cabeza viendo al cielo cuando apoyó ambas manos a la base.
—Solo... tomaré un poco de aire y regresaré...
Ella lo miró de reojo y además del sonrojo que había en su rostro se dio cuenta de algo más, algo que había deseado desde hace mucho tiempo atrás y sonrió.
—Si quieres, cuando llegues podría ofrecerte una bebida caliente profesor, tal vez esta noche podría convencerte de tomar algo más que eso —sonrió con picardía dando vueltas haciendo que su vestido se viese como una campana y se alejó.
Aquella niña le había puesto su mundo de cabeza, no sabía si tendría que abandonar aquel trabajo que tanto le encantaba, pero por ella haría el esfuerzo de cualquier cosa, porque lo único que deseaba era estar a su lado.
