Capítulo IV: ¿El amor de tu vida?

Nueve años después, diez años desde que Lena desapareció…

Ocurrió un viernes, parecía igual a otros días, Supergirl había derrotado unos asaltantes de bancos y decomisado tecnología extraterrestre, que sabía Alex podía darle buen uso en la DEO.

- Kara ¿todo bien por allá? – preguntó Alex desde el centro de mando, ella habiendo acabado de interrogar unos delincuentes.

- Todo bien hermana – respondió Kara sabiendo cuan sobreprotectora se había vuelto Alex con lo de que le ocurrió Lena y en fin todos habían cambiado un poco o mucho en algunos casos.

Kara volvió a su trabajo no sin antes echarle una llamada al amor de su vida.

- Hey bebé, ¿qué tal tu día amor?

- Está bueno.

- ¿Sólo bueno?

- Ok, alucinante, recién vi eso que hiciste en el centro, estuvo súper.

- Oh no, le hablé a Eliza para que no te dejara ver eso.

- Pero si es normal, tú eres Supergirl después de todo.

- Lo sé, lo sé bebé, pero no me gusta que te preocupes más, ya sabes que nada puede herirme, casi nada.

- Lo sé – se oyó unos murmuros en la línea antes que él volviese a hablar – creo que ella me necesita, te llamo después ¿va?

- Ok, va – finalizó así la llamada Kara con el hombre de su vida.

Mike seguía siendo fotógrafo al igual que lo era hace diez años.

Kara retomó sus actividades en CatCo WorlWide con Cat como jefa nuevamente, ella estaba como jefa a petición de la misma Andrea quién ahora se dedicaba a su otra empresa en formación poniéndole total atención a ella.

Por lo que ambas volvían a trabajar juntas nuevamente, Kara y Cat.

- ¿Le enviaste un abrazo de mi parte? – preguntó ella a Kara al pasar cerca de ella antes de tomar ascensor.

- No, pero se los daré cuando lo vea – soltó ella sonriente.

Kara tenía mucho amor en su vida actualmente y no podía estar más agradecida por ello.

- Hoy es el día Kara, ¿estarás bien con eso? – preguntó de pronto cambiando todo el humor entre ellas, poniéndose muy seria.

Kara taciturna le respondió – por supuesto, hoy se cumplen 10 años de su desaparición.

- Ya, desaparición – acotó Cat, ambas pensando lo mismo para ese momento, Lena debía estar muerta, pero sin ninguna de las dos diciéndolo.

Cat se fue con el ascensor a otra de sus reuniones.

Kara se quedó a cargo del fuerte, ella siendo la editora en jefe.

Kara avanzó todos los trabajos que pudo avanzar en la oficina, antes de recorrer una vez más, su muy ya recurrida ruta hacia Lena, tal como lo hacía casi diario, salvo algunas excepciones.

Kara iba a visitarle y a hablar con ella, a ponerle flores, que no le faltaban, la tumba de Lena siempre tenía flores nuevas cada día sin falta, y no sólo de la familia o amigos sino también de aquellos que tocó, ya todos conociendo el papel que había tenido Luthor y sus múltiples caridades.

- Creo que te sorprendería ver que la noción sobre conceptos acerca del apellido Luthor está cambiando por ti – habló Kara sentándose en un banquillo de mármol frente a su tumba, dejando sus rosas rojas y blancas frente a su lápida – te parecería tan raro, sabes, el sólo imaginar tu sonrisa me hace sonreír – le dijo dulcemente imaginando la carita que pondría su Lee.

- Hoy fue un buen día, atrapé unos bastardos temprano, regresé a hacer mi tarea en CatCo, hablé con mi bebé y ahora estoy hablando contigo – como siempre Kara seguía contándole su día – pienso comer un risotto de champiñones, te alegraría saber que ahora como más verduras, pero eso de la col, es un gran "no, no hay forma" Lee, por más que a ti te encantaban – con una sonrisa, para después cortársela del todo con lo siguiente que iba a decir – Samanta sigue cabreada conmigo, ya no hablamos, ya sabes, por eso que no te he podido encontrar, extraño a Rudy, rayos, incluso la extraño a ella.

- Mike sigue siendo un imbécil por ratos, es un buen hombre, te sorprendería también el hecho de cómo terminamos juntos, creo que te enojaría, aunque sostengo que es un buen hombre, trabajador y amoroso. Alex se ha vuelto más sobreprotectora, imagínate Lee que tengo que llamarle terminando cada misión que tengo, ufff, bueno, no la culpo, pasan cosas horribles en la calle, ella hace lo mismo con Maguie, ahora es detective principal y te extraña, también te extraño horrores Lee – soltó taciturna.

- Todos mucho, alien – acotó Lilian parándose a un lado de ella a contemplar la tumba de su hija menor, no tumba en todo su ser, tumba simbólica, pero todavía tumba con todo lo que implica.

- ¿Ya saliste de la cárcel? Pensé que saldrías el martes todavía.

- Cobré ciertos favores – dijo ella con unas arruguitas más en su rostro propio de lo avanzado de una década, Kara seguía igual, su cambio era imperceptible, apenas.

- ¿Por qué sigues haciendo esto Lilian, en algún punto te vas a lastimar seriamente? – le advirtió ella.

Lilian le había dado el poder de LCorp a Samanta sobre su hijo, ambos tenían la mitad exacta, ellos peleaban mucho, Lilian lo decidió así, pensando que si Lena volviese en algún punto recobraría el poder de LCorp tal dónde lo dejó, ella decidiendo esto al ver que Lex quería acabar con todo lo que representaba a su hija y eso nunca lo permitiría, aun siendo él el hijo biológico.

También lo decidió así, para ella tener más tiempo libre, tiempo que dedicaba a buscar a su hija, metiéndose a veces con las pistas incorrectas, ya siendo la onceaba vez que salía de la cárcel por consecuencia de seguir una pista.

A esto se refería Kara, esto le pedía ella, que se detuviese.

- Algún día extraterrestre, encontraré a mi hija y ese será el día más feliz de mi vida- soltó ella seria y triste.

- ¿Algún día?

- Sí, algún día va a aparecer, un ser humano no puede desaparecer así sin más, algún día aparecerá, ella o los bastardos involucrados en su desaparición, algún día cobraré todas mis deudas – replicó Lilian y Kara le tomó la mano dándole un apretón en acuerdo.

Ellas se toleraban ahora un poquito más.

Ambas se quedaron ahí contemplando la lápida, escuchando sus pensamientos, por un buen tiempo.

- Alien, tienes que encontrarla antes que muera – pidió Lilian

- Es una promesa –sentenció Kara firme.

Lex seguía siendo el idiota de siempre, burlándose y disfrutando cada que salía el nombre de Lena en una conversación.

Y si bien el polígrafo y el trueseeker detectaron que él no sabía nada de su desaparición, Kara bien sabía que él mentía, él talvez hallando una forma de sabotear ambos detectores.

- ¿Otra vez él? – preguntó Maguie sentada junto a Kara viendo que checaba su celular, ambas viendo un recital de escuela primaria, Dylan iba a cantar ese día, Dylan el hijo de Maguie y Alex.

- Sí, Lex insiste en que quiere que lo entreviste, ya sabes para lavar su nombre del recién atentando contra Luthor Hospital, pero ya he terminado con él, creo que, si incluso lo viera hoy, golpearía su rostro con toda mi fuerza.

Lex quería que Kara lo entreviste gracias al nombre que ella se había forjado todos estos años, un nombre que significaba mucho: fe, fuerza, amor, integridad.

Lex quería usar eso, pero ella no le daba la hora.

- Voy a bloquear este número también – soltó Kara cambiando de humor al ver al niño emerger sobre el estrado junto a sus otros compañeros.

Dylan de 8 años, un niño atlético, de tez canela, ojos color miel, cabello oscuro, sonrisa traviesa de su mamá Alex, hoyuelos de su mami Maguie, un nene muy guapo aún a su tierna edad.

Dylan salió con su traje de leñador, mismo que lo hacía mucho más guapo, con sus botas, jeans, camisa roja a cuadritos, su hacha de cartón, su gorrita de lana, él interpretando a el leñador que salvaba a caperucita roja, siendo la obra convertida en un musical dónde cada niño iba a cantar las frases en lugar de decirlas.

Dylan ni bien subió, visualizó con la mirada a sus mamis, Alex venía entrando con un dedo esponja de esos que señalan "#1" mismo que adoraba, y a su ti Kara que desde ya le daba dos pulgares arriba haciéndole sonreír con una sonrisa enorme, muy feliz el nene.

- Awww es tan bello mi hijo – chocha Maguie arrullaba a su nene.

- Claro, si salió igualito a mi – decía Alex con mucho orgullo en su pecho sentándose a su lado.

- Noooo, nada, nada, salió a su tía – acotaba Kara, las tres mujeres riendo y adorando a Dylan quién era tremendo, toda una ricura el nene.

La obra estuvo de lo más divertida, las tres mujeres no pudieron evitar registrar a la niña pelirroja que estaba captando la atención de Dylan, quién le miraba como si fuera una maravilla.

- Maguie – pidió Alex

- Si, en eso estoy – respondió Maguie ingresando a su base de datos atravez de su celular para checar los antecedentes de los padres, para saber si estaban bien o eran peligrosos.

- Va, ya lo van a hacer otra vez, como por quinta vez esta semana – acotó Kara sonriente.

- ¿Y si fuera tu chico? Apuesto que ya lo has hecho.

- Pues claro, la seguridad primero – dijo firme asintiendo.

Las tres avivando cuando Dylan las saludó desde el estrado levantando la mano, ellas lanzaron vítores como si fuese un partido de soccer, algunos dirían que era exagerado, más Dylan lo sabía muy bien, sus mamis y su tía lo amaban muchísimo, lo adoraban y eso le encantaba, por eso él hacía cosas y gestos adorables para contentarles y así que lo arrullaran como el lindo que era.

Por la tarde, Kara regresó con sus labores de Supergirl, parecía que ese día, todas las entidades de mal vivir se habían puesto de acuerdo para causar desastres en la ciudad, hubo muchos más incidentes de lo normal.

- Jhon, ¿qué está pasando? – preguntó desde el aire.

- Fuga en una prisión – acotó él.

- Ah con razón – replicó Kara antes de ir a darle un pedazo de su mente, acción en sus puños, a poner ella orden.

Con apoyo, en una hora pudo controlar a todos, esposarlos con esposas especiales y embarcarlos en los autos de la DEO quién brindaba apoyo a la fuerza policiaca.

Maguie agradecida por la ayuda de Supergirl y Jhon.

- Un día de lo más atareado – soltó ella esposando a un sospechoso, ella con una rodilla sobre su espalda – éste se va a la DEO – soltó levantando al sujeto y dejando a los agentes de la DEO tomarlo en custodia – y apenas son las 5pm.

- Bueno amor, acaso no dicen que por la noche salen los locos.

- Sí, pero no es noche, apenas son las 5 Ale – replicó en su lugar Kara con ambas manos en su cintura, en posición de jarra, ella imponente como lo era Supergirl.

- Sí, supongo que será uno de esos días – aportó Alex – nos vemos en la casa, ¿noche de juegos? – preguntó al ser un viernes.

- Por supuesto bebé – replicó Maguie despidiéndose brevemente de su amor con un beso sobre sus labios.

Kara en su lugar asintió soltando un suspiro, era un día difícil después de todo.

- ¿Cómo la llevas cuñada? – preguntó empática Maguie, viendo como su esposa corría para ir con su equipo.

- Cat quiere que redacte todo un obituario a toda regla, y creo que no podré hacerlo, no es lo que es, ella no está muerta.

- Pero sí puedes hacer un resumen que le rinda justicia ¿verdad?

- Por supuesto, eso sí, ella era grandiosa.

- Lo es, pequeña Danvers.

- Perdón, lo es – asintiendo Kara con un dolor en el pecho, uno que anhelaba por su Lee – eso si puedo escribir, gracias Mags.

- Cuando quieras – acotó ella antes de ir a hacer lo suyo.

Kara regresó a CatCo, sonriendo al entrar al ver a Mike caminando hacia ella, ambos compartiendo un beso sobre los labios – Mike, detente, van a pensar que tengo preferencias – soltó divertida.

- Pues que se enteren amor, estamos orgullosamente casados, nueve años y contando nena – replicó él dándole otro beso sobre sus labios y sobre su mano, dónde estaba su anillo.

- Yeahhh – replicó ella yendo a su oficina, una con un ventanal enorme por cuanto lo necesitara, ella recordó con una sonrisa el momento justo cuando Cat se la dio pensando en su papel de Supergirl, Mike se fue a la calle a cubrir una noticia.

- Y una mierda – añadió ella al abrir el archivo que le habían mandado sus colegas reporteros, archivos que hablaban de Lena, unos sacados de contexto, otros trágicos – no, esa mierda no va – se dijo ella suspirando por el trabajo que tenía al editar todo y hacerlo presentable, ella queriendo hacer justicia a su Lee.

Mucho había cambiado desde que Lena desapareció, el tiempo no espera a nadie, la vida sigue y el que sigue, la consigue, y algo mucho más curioso que pasa, lo que buscas, aparece realmente cuando no lo estás buscando persé.

Pasadas las 10pm, Maguie seguía en las calles en búsqueda de unas arpías que habían escapado – amor, hoy llego tarde, tranquilos chicos, que no es peligroso, estoy con mi equipo – llamó a su esposa.

- Ok bebé gracias, le diré a Dylan para que no se preocupe – acotó su esposa por teléfono, siendo eso normal, el comunicarse para evitar se preocupe en demasía, antes de cortar.

Un equipo de 15 personas junto a ella, recorriendo unos pasajes oscuros de la ciudad que desembocaban en un bosque frondoso y un abismo.

Maguie los estaba rastreando como la mejor que era en lo suyo – adelante, a tus 12 – indicó ella y su equipo rodeó desde diferentes aristas a los maleantes.

Así capturaron a dos, faltaba uno, el más esquivo, ellos siguieron por media hora más, culminando los pasajes que parecían infinitos – por fin, maldita sea – soltó ella, teniendo frente a ella todo el bosque en sí.

- No sé qué es más peligroso, si los pasajes oscuros o el bosque en sí – señaló uno de sus agentes, Maguie asintió, todo de noche, las sombras y obstáculos se pronunciaban mucho más.

Ellos se apoyaron de tecnología extraterrestre para rastrearlo con visores especiales, Maguie decidió no usarlos al ella tener su visión acostumbrada a capturarlos, como si fuese un gato en la noche.

Y eso, hizo toda la diferencia.

Maguie estaba caminando cerca de una ladera con el arma apuntando hacia el frente, con la mirada enfocada a cualquier diferencia, cuando la vió, una sombra al final de la ladera, en el fondo del abismo, a poco más de 50m.

- Espera Vásquez – soltó ella estando acompañado de la mano derecha de Alex en un programa de apoyo entre la fuerza policiaca y al DEO – hay alguien en el fondo, no se mueve. ¿Señales de calor? – le pidió que active la visión infrarroja.

- Es una persona – observó él.

- Vamos, no podemos dejarla ahí – replicó ella yendo con Vásquez – el resto siga – ordenó y así lo hicieron ellos al tratarse de un delincuente altamente esquivo.

Ambos bajaron rampando al ser el terreno de lo más difícil, una pendiente casi vertical.

Mas la espera valió la pena, la persona estaba boca abajo con una blusa, falda de vestir, tacos, el cabello recogido.

Maguie se le fue el aire al verla, incluso de espaldas, ella podía decir quién era, ella en su memoria como si el tiempo se congelase.

- ¿Detective? – preguntó Vásquez al verla en shock.

- Voltéala ahora – ordenó ella con voz ronca casi sin aire en los pulmones, cuando era en esos casos dónde no se debe voltear a la víctima por miedo a que su columna se vea afectada.

El agente al ver la gravedad en los ojos de la detective, iluminado bajo la luz de la luna y con un frío recorriéndole toda la columna, la volteó con mucho cuidado.

Era ella.