Nada de Katekyo Himan Reborn me pertenece, solo la historia y uno que otro agregado que aparecerán más adelante en la historia.


Behind Golden Eyes

Capítulo 4

Un niño reía hasta mas no poder, en el suelo siendo bañado en saliva por unos cuantos perros muy animados de verlo y jugar con él. Gracias a su tamaño, el niño podía ser fácilmente derribado por los perros sin muchos problemas. De hecho, esta vez ni siquiera fue apropósito por parte de ellos, fue un accidente.

- ¿En serio chaparrin? – Se quejó un chico jadeante, recién llegando, de pelo plateado. – Te quito la vista por un segundo, ¿y lo primero que haces es venir a molestar a los perros de seguridad? – Se rasco detrás de la nuca, tratando de no reírse y mantener su actitud seria.

Rodo los ojos desde donde estaba, debajo la sombra disfrutando de las risas, de la sombra y del viento fresco. Era un día caluroso, y no tenía la energía que solía tener. Eso no quería decir que no tenía un ojo puesto en su niño y en que no dudaría en acabar con la vida de cualquier inepto que se atreviera a ponerle un dedo encima a su pequeño.

- Hablan mucho… - Se quejó su pequeño, haciendo un puchero. No es que durara mucho, siendo babeado y empujado por muchos que querían su sola atención.

- Y ahora necesitas un baño y hablaran más tonterías. – El chico de cabello plateado asintió mientras hablaba, dándole la razón a su pequeño mientras lo regañaba levemente. – Podrías haber ido con los conejos o los gatos, ¿por qué los perros?

Su hijo dudo en responder. Suspiro para sus adentros, no había forma fácil de explicar que su pequeño era simplemente demasiado blando y se le era imposible ignorar las suplicas silenciosas y lloriqueos de los que ahora no lo dejaban en paz.

¿Quién no lo haría?, su pequeño era una dulzura sin importar en donde se buscará mirarlo. Era así desde que lo conocía, muchos estaban aquí solo por él y por nada más. Además, no ayudaba que los idiotas habían mantenido aparte al pequeño de la mayoría.

Más bien Batman y familia no habían iniciado la operación: "reclamo y devolución de Tsunayoshi". RDT, si lo abreviaban. No es que estuvieran solos, había visto a más de un ave hacer vigilancia y reportar rutinas, así como encontrar pequeñas cosas y llevarlas a Batman para ver si servían o no para abrir las puertas.

-… bañarte, estas todo babeado. – Culmino su tirada el chico con mal semblante. En verdad no estaba enojado, solo aparentaba estarlo.

La única razón por la que ese chico seguía en una pieza era porque cuidaba y estaba pendiente de su hijo. Le valía un colmillo que su hijo se molestara si atacaba a alguien. Su prioridad era cuidarlo, defenderlo, y educarlo.

Su hijo era bastante resistente a aceptar lo que era mejor para él. Algún día entendería que no todos eran buena compañía y que a veces lo mejor era simplemente eliminarlos. Era, a fin de cuentas, la manera más sana de liderar con cosas malas. Quitaba muchos dolores de cabeza de encima, por no hablar de complicaciones.

- No quiero. – Su pequeño se cruzó de brazos e inflo los cachetes.

Esto, como era de esperarse, era una mala noticia para el no invitado. Se rio entre dientes ante el chico que no pudo evitar dar un paso atrás ante la repentina, y negativa, atención que había obtenido del montón de perros. No dudarían en perseguirlo, habían perseguido a muchos.

- Tu hermana me matara si te ve así. – Hiro, si no mal recordaba ese era el nombre del chico, lo señalo con exasperación. – Te harán bañar y-

- ¡No quiero limpiar ni ir al baño! – Se rio de nuevo, con más ganas. Iba llegando, ¿cómo iba a querer irse a limpiar?, lo que quería era estar con parte de sus consentidos justo ahora. - ¡No puedes obligarme!

- Chaparrin, no es que… - Se acomodó para ver mejor, presenciando perfectamente como Hiro perdió mucho color en su rostro al verse en la mira de perros que habían captado muy bien que este chico estaba molestando a su amo.

Vio todo en primera fila, incluyendo a la cara sorprendida y un tanto horrorizada de su hijo, junto con una boca abierta de la impresión, incapaz de detener lo que había desatado.

Hiro, lamentablemente, sobrevivió sin percance alguno. En realidad, nadie tuvo percances. Nadie salió herido. Era una lástima, ni siquiera fue un susto.

- ¡¿QUE DIANTRES HICISTE TSUNAYOSHI?! – Trono a lo lejos la voz de un señor que rara vez no tenía un ceño fruncido. Indignado.

Rodo los ojos antes de levantarse a buscar a su pequeño. No veía el problema. Era algo minúsculo, nada que con agua no pudieran arreglar.

Jalo a su pequeño, quien estaba muy asustado e incapaz de moverse gracias a lo mismo, y se lo llevo a un lugar más tranquilo. De aquí a que los perros completaran sus órdenes, pasaría un buen rato. No hacía falta que su pequeño fuera a receptor de indignación ajena estúpida solo porque sin querer dio la orden que muchos habían esperado por años.

Cualquier excusa era buena para molestar a otros. Esta no era la excepción. Y era increíblemente divertido.

- ¿Reborn…? – En lugar de responder al llamado tímido y triste, solo jalo con mas insistencia. Arrastrarlo todo el camino no era la idea.

Si bien disfrutaría ver todo el desastre, lamentando el hecho de que no todos recibirían el "regalo" de los perros de primera mano cómo deberían, su hijo aún no sabía apreciar tales cosas y le tocaría la indignación y quejas y regaños que no merecía.

Además, estaba seguro de que Tsunayoshi apreciaría una merienda. Esperaba que no se pusiera quisquilloso otra vez. No iba a crecer grande y fuerte si seguía negando las mejores comidas, no se podía comer dulces todo el tiempo.

Tal vez ahora aprenderían a no dejar a su hijo en medio de un debate que no era de su interés así lo entendiera, el cual no era el caso esta vez. Podrían haber iniciado sus clases más temprano o sus entrenamientos, pero no. Que disfrutaran las consecuencias, tal y como lo estaba haciendo.