Canciones que hablan de nosotros

Canción 04

Kura Kura

Aquello no podía estar pasándole de nuevo.

Debía ser una pesadilla de la que querría despertar en cualquier segundo, casi sin dudarlo. Pero, por más que se pellizcaba nada la alejaba de esa realidad.

La perdida de control sobre si misma estaba atacándola una vez más en cuanto él entraba en su radio de cercanía. Se suponía que eso era un capitulo cerrado, un capitulo arrojado al fondo del Sena…

Entonces, ¿por qué pasaba esto otra vez?

Los latidos de su corazón aumentaban con solo verlo sonreírle, con escuchar su voz pronunciando su nombre, en sus manos que la ayudaban a levantarse del suelo cuando su habilidad psicomotora empezaba a hacer cortocircuito por la electricidad que le producía su cercanía.

Se dejó caer en su diván boca arriba, cubriéndose su rostro con ambas manos, ¿acaso era eso una maldición? No importara lo que hiciera, al parecer, siempre iba a terminar fallando en olvidarlo…

Porque ahí estaba otra vez, invadiéndole su cabeza, haciendo que solo pudiera pensar en un futuro juntos…

¿Por qué la vida era así con ella? ¿Qué no era suficiente todo lo que hacía por París?

Pareciera que no, porque como si un castigo de los dioses fuera, su madre empezó a llamarla para que bajara porque resulta ser que Adrien Agreste estaba en su casa.

¿Por qué? ¿Por qué la castigaba así? ¿Por qué la obligaba a perderse en su mirada otra vez? La sensaciones del pronto encuentro la embriagaban haciéndola sentir mareada, ¿qué debía hacer? Quizás recordar como… ¿respirar?

—¿Le digo que suba? —la voz de su madre, otra vez, la alteró haciendo que se pusiera de pie, moviendo los brazos para que los kwamis se ocultaran, justo cuando Sabine abrió la trampilla para ver si todo estaba bien con ella. Adrien asomó detrás de su madre.

La mujer observó a ambos jóvenes con una sonrisa y le permitió el paso al muchacho antes de irse.

—¡Adrien, trajo allá, algo! —dijo de forma desordenada, apretando los ojos y los puños con impotencia por su lengua enredada, pero el chico frente a ella, soltó una leve sonrisa que ocultó tras su mano en cuanto ella lo miró.

—Oh, perdón, no quise reírme —se disculpó agitando las manos frente a él.

Marinette apretó los labios y se dejó caer al piso completamente derrotada.

—¿Marinette?

—¡Me rindo! —confesó a la nada, o al mundo quizás que confabulaban en su contra. El rubio sin saber que hacer, se dejó caer frente a ella.

—¿Estás bien? —preguntó— Realmente estoy preocupado —confesó bajando la mirada a sus manos que terminó empuñando—. Había empezado a sentir que estábamos convirtiéndonos en buenos amigos, ¿Sabes? —le dijo, volviéndola a mirar, ella también le regresó la mirada y algo pasó cuando sus miradas se conectaron, una sensación cálida invadió las mejillas de ambos jóvenes que se obligaron a cortar la conexión de golpe— Pero —siguió hablando, aún a riesgo de ser la burla de Plagg—, de nuevo empezaste a actuar raro, otra vez pareciera que me evitas, que no te sientes cómoda conmigo, ¿hice algo que lo arruinó? —obligándose a volver a mirarla, se atrevió a tomar una de las manos que Marinette mantenía hecha puño entre las suyas—. Marinette, si hice algo, por favor, dímelo. Me gusta estar contigo. Daré lo mejor de mí para arreglarlo.

—No quieres escuchar la verdad —se lamentó ella, tratando de soltarse pero él no se lo permitió.

—Pruébame —dijo, completamente seguro de recuperar esa dinámica tan encantadora que había estado teniendo con ella.

—No te arrepientas después —lo desafió, ladeando un poco la sonrisa, buscando en algún lugar de su ser, la confianza para hablar—. Es todo culpa de la magia —confesó finalmente.

—¿Magia? —repitió, confundido, soltando la mano de Marinette para apretar su puño frente a él, tratando de comprender el sentido en que la joven había usado esa palabra.

—Sí, magia… ¿o me vas a decir que no la sentiste? —le preguntó, tomando la osadía de poner ,ahora ella, su mano sobre el puño que Adrien sostenía frente a él, generando que las mejillas del rubio se sonrojaran con violencia por aquel movimiento— ¿eh? —Adrien no podía mentir, no sabía si esa era la magia que su amiga mencionaba, pero si podía sentir algo extraño entre ambos, como si una conexión se formara entre ellos cuando sus ojos verdes se encuentran con los celestes de ella, como si una descarga eléctrica lo recorriera entero con solo tomarse de las manos. ¿Qué era esa sensación? ¿Sería a lo que Marinette se refería?

Solo pudo tragar grueso, esperando que la chica siguiera hablando.

—¿Sabes qué es lo que pasa? —aspiró profundamente soltándolo, haciendo que Adrien sintiera como si algo lo abandonara con ese gesto—. Había creído que te superé, por eso podía hablar contigo como si nada.

—¿Superar? —preguntó confundido.

—Me gustabas, Adrien —dijo, como si aquello fuera algo obvio, bueno, lo era para todo el mundo menos para él—. No era porque no te quería cerca, o porque no te consideraba un amigo, eso siempre fue un malentendido entre nosotros. Actuaba así, porque me ponía nerviosa cuando estabas cerca, porque mi corazón parecía traicionarme y mi cerebro no procesaba bien mis movimientos… Verte era como si cayera bajo un hechizo hipnótico donde solo podía pensar en cuanto me gustabas y como decírtelo sin fracasar… una y otra.

Adrien tuvo que llevar el revés de su mano al rostro para cubrírselo, sentía las mejillas tan acaloradas que imaginó que su rostro estaba al rojo vivo, porque si Marinette volvía a actuar así…

—Y al parecer, esos sentimientos que creí haber enterrado —hizo un gesto con las manos como si aplastara tierra invisible, y después elevó las manos como si viera algo crecer—, pero volvieron a florecer más fuertes que la primera vez… —soltó el aire por la nariz al ver que el chico no decía nada—. Cuando estoy contigo, todo es como un sueño…

—Marinette…

—Y sé que solo yo siento esto así que… —finalmente se puso de pie y le indicó la trampilla para que se retirara—, ¿podrías dejarme sola por favor?

—Marinette… —susurró, aun sentía las mejillas alborotadas y su corazón latiendo de forma descontrolada.

—¿Por favor? —volvió a repetirle, subiendo las escaleras que la llevaban a su cama. Adrien la observó hasta que se desplomó sobre el colchón, apretando los puños.

—Tenemos que terminar esta conversación —sentenció, finalmente bajando a la trampilla— ¿De acuerdo?

—De acuerdo —respondió antes de hundir su cabeza contra la almohada y desear volver el tiempo atrás por un par de minutos y nunca haberse confesado.

Ahora, no solo estaba alterada, y desesperada… estaba completamente aterrada de lo que fuera a pensar de ella, Adrien, a partir de ahora.

.

.

.

.

.

¡Y mi pequeño aporte al Mes Adrinette de la mano de Kura Kura de Twice, como siempre Twice inspirándome a escribir del love square xD

Este corto seguramente tendrá continuación en alguna otra canción, porque aun no sé cual usar para arreglarlo, estamos buscando que usar.

Por mientras, le informo que otra canción de Twice que usaré, quizás para el proximo corto o el que sigue, si encuentro la canción para continuar esta será "Better" en un lindo Ladynoir.

Se siente lindo volver a actualizar algo en Miraculous, ¿Me extrañaron? xD

.

¡Gracias por estar aquí a todos!

.

Aquatic~

.

29 de Abril 2021