Notas del autor: Bien señores, aquí está el capítulo número 4, disculpen el tiempo, eh tenido tantas cosas, pero bueno es bueno retomar la escritura, así que espero continuar con esta pequeña serie, el quinto capitulo ya esta en camino. Espero disfruten de este.
Descargo responsabilidad, no soy dueño de " Avatar: The Last Airbender" ni tampoco estoy asociado con los creadores.
LA LLAMADA
Azula se encontraba en su habitación, recostada sobre su cama, pensando en todo lo que había pasado, a su mente venia una y otra vez, la escena en la que su hermano desvió su ataque contra ella, lanzándola por la ventana, en un momento, en un pequeño instante mientras cerraba los ojos, apareció, la imagen de aquel hombre calvo que la rescato.
¿Cómo era posible que estuviera en su recuerdo?, no quería recordarlo, no de esa manera, a pesar de que solo había sido un instante, ella sabía que algo había pasado. Estaba todavía metida en sus pensamientos, cuando interrumpieron a la puerta (toc toc).
– Les dije que no me molestaran.
– Lo lamento, su alteza, pero su madre me pidió que le subiera algo para comer. – Respondió una de las muchachas de servicio. La cual abrió la puerta muy lenta mente.
– Esta bien, pasa – le dijo Azula, mientras se incorporaba para sentarse a la orilla de su cama. – ¿Puedo hacerte una pregunta?
– Mmm, claro que si su alteza – le respondió la joven. Mientras colocaba la bandeja con los alimentos sobre una pequeña mesa cerca de la cama.
– Primero que nada, ¿cómo te llamas? – pregunto la princesa, su pregunta tomo por sorpresa a aquella muchacha, nunca antes la princesa se había interesado por conocer los nombres de sus empleados.
– Mi nombre, es Zhu Lin. Su alteza – estaba nerviosa, ¿Por qué quería la princesa saber su nombre?
– Bien Zhu Lin, necesito saber tu nombre por lo menos antes de platicar contigo, ¿no lo crees? – le decía la princesa, mientras que con la mano la invitaba a sentarse sobre una silla.
– Claro, su alteza.
– ¿Tienes hermanos?
– Una hermana, su majestad.
– Ya veo, y dime, ¿alguna vez han peleado por alguna cosa sin sentido? – le preguntaba la princesa, mientras toma un sorbo de la taza de té que le había traído la joven.
– Bueno, princesa, yo creo que todos los hermanos llegan a discutir por alguna cosa, es inevitable que lleguen a estar en desacuerdo por alguna u otra razón, siempre habrá algo en lo que no congenien, pero a pesar de eso, lo importante es que el hecho de ser hermanos les puede ayudar a superarlo todo.
– La verdad que creo que tienes razón, pero dime ¿cómo debería de actuar, después de que mi hermano firmo un contrato con el idiota de Sokka? Él ni siquiera sabe que es la utilidad. – las palabras de Azula resonaban en su propia cabeza, estaba molesta porque firmaron ese contrato, pero ¿estaba molesta porque, era un mal negocio o porque era Sokka el del negocio?
– Princesa, si me lo permite creo que debería pensar en lo siguiente. En verdad usted esta molesta porque su hermano firmo el contrato, ¿Por qué es un mal negocio o porque aun le duele lo de aquel joven? Porque es aquel joven con el que pensaba casarse ¿cierto?
Azula la miro y asintió, no pudo evitar que la tristeza se apoderara de ella, la nostalgia vino como invitada de los recuerdos de aquella vez que le dijo, que si quería casarse. No podía dejar de pensar en todas las ilusiones que se había hecho, en ese momento el recuerdo mas triste y odiado llego, cuando Sokka le hablo y le dijo que no se quería casar, que cancelara los planes, que necesitaba tiempo. ¿Tiempo? ¿Por qué necesitaría tiempo? ¿Qué había hecho mal? Eran las preguntas que se hacía durante varios días.
– Princesa, ¿desea que la deje sola? – pregunto la joven, al ver que las lagrimas ya rodaban por las mejillas de la hermosa princesa.
– Si, por favor – dijo la princesa con el rostro volteado intentando ocultar las lagrimas con su cabello suelto.
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En la cocina estaba Ursa, dándole instrucciones a la cocinera de lo que querían para la comida, analizando todos y cada uno de los ingredientes que había traído la encargada de las compras, como era costumbre todos los días los analizaba cuidadosamente que no tuvieran ningún defecto, cuando el sonido del teléfono interrumpió su concentración. (Rinnng… Rinnng)
Ella lo atendió.
– Hola.
– Hola, ¿es la casa donde vive Azula? – la pregunta se oía muy tonta, y Ursa pudo escuchar como (quien fuera el que estuviera del otro lado de la bocina) se azotaba la palma sobre su frente, reconociendo él mismo que era una pregunta tonta.
– Si, aquí vive ¿Quién la busca?
– Amm un amigo… Aang, la busca Aang.
– Ok, Aang, déjame ver si mi hija esta en condiciones de atender tu llamada. ¿podrías esperar en la línea?
– Claro que sí, no se preocupe.
Ursa mando a que una muchacha, le avisara a su hija que le hablaban por teléfono.
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La muchacha estaba ya en la puerta, apunto de tocarla, cuando se abrió y salió Zhu Lin.
– oh, Zhu, ¿está la princesa ahí?
– Claro, pero no creo que deberían molestarla por el momento.
– Pero, es que le hablan por teléfono.
– ¿Quién habla? – pregunto la princesa Azula, mientras salía de su habitación; las había escuchado detrás de la puerta, las lagrimas ya se las había limpiado y ni se notaba siquiera que había llorado.
– Un joven que se llama Aang, su alteza – dijo la joven que llevaba el mensaje.
– Aang, de acuerdo, tomare la llamada en mi habitación, dile a mi madre que ya puede colgar.
– Entendido su alteza.
Azula entro en su habitación y descolgó el teléfono.
– Hola
– hola, ¿Cómo estas, Azula?
– Bien, creo. ¿Por qué llamaste?
– Bueno me quede preocupado, quería saber si estabas bien, después de… bueno, esa caída.
– Pues sí, estoy bien, no tengo ningún problema, ni lesión… gracias a ti, claro.
– yo solo hice lo que tenia que hacer, ni modo que te dejara caer al suelo, siempre me enseñaron que debo de actuar cuando una vida este en peligro y bueno la tuya lo estaba.
– Si ya lo creo, por cierto, ¿eres un maestro aire?
– Sí, si lo soy, por ello es que pude volar hasta donde estabas cayendo para salvarte.
– Ya no pude agradecerte en ese momento, así que, bueno, pues gracias, en verdad, gracias.
– No te preocupes lo volvería a hacer sin pensarlo, al menos pude conocerte, solo ya no te andes aventando por lo edificios, puedes conocer gente de otra manera. – un silencio incomodo llego, Aang reacciono, era lo más estúpido que había dicho, se arrepentía de haberlo dicho deseando que la tierra se lo tragara en ese instante.
– ¿Acaso crees que es gracioso? – el miedo envolvió a Aang ante tal repuesta de Azula, que mostraba frialdad en las palabras, que cualquiera pensaría que había firmado una sentencia de muerte. – Porque si, lo es – continuó Azula dejando escapar una risita y calmando el pánico de Aang.
– ¿Enserio? ¿No te molestaste?
– ¿Acaso querías que me molestara?
– No, Claro que no.
– Eres un poco gracioso sabes.
– Je, je es bueno saberlo. Por cierto ¿quería invitarte ir a tomar una taza de té o algo, ¿Qué dices?
– ¿Té? Bueno, porque no, te espero en mi casa a las 8:00 ¿te parece?
– Oh claro me parece bien. Entonces paso por ti a las 8, te lo aseguro no te arrepentirás.
– Claro, entonces, nos vemos. Adiós.
– Adiós, cuídate. – Aang estaba extremadamente contento que se puedo escuchar su grito de alegría antes de que colgara el teléfono.
Azula por su parte, pensaba que un té tal vez podría relajarla, y bueno no estaría mal salir con el que le salvo. Al escuchar la alegría de Aang a través de teléfono no pudo evitar sonreír.
NOTAS DEL AUTOR: Bien, primero, esta Zhu Lin, no es la que aparece en TLOK, ya que seria algo ilógico, pero bueno también hay otros aspectos de esta serie que sonarían ilógicos, pero tomemos a esta Zhu Lin como una ciudadana más de la nación del fuego. Segundo, quise darle a la princesa un momento para desahogarse, que claro no se desahogo por completo, pero al menos pudo hablar de ello, todos en algún momento necesitamos hablar con alguien y la princesa Azula no es la excepción.
