Después de haberse graduado del Instituto de Hogwarts, Harry había entrado a la Academia de Policía, donde luego de recibirse con honores, se dedicó a su trabajo como uno de los mejores detectives de todo Londres, siendo asesorado por uno de los mejores detectives, que también resultó ser su padrino, Sirus Black.

Apesar de que muchos hubiesen dudado de él y de sus tácticas de interrogación, realmente le fue bastante bien. Convirtiéndose en una gran detective de renombre, conocido por tener una taza del 97% de cierre en todos sus casos.

Claro, que luego de que a su padrino pidiera un traslado a Francia, fue fácil quedarse sólo en sus casos y en sus cumpleaños. Pese a que aún tenía a Remus, a Teddy, a la familia Weasley las cosas eran diferentes. Sirius fue su primera familia después de perder a sus verdaderos padres-de los cuales sólo recordaba su apariencia por una fotografía- pero sabía que Sirius era ya un hombre mayor, no podia retenerlo con lágrimas como un niño pequeño y tampoco podía ser egoísta. Su padrino estuvo 10 años en prisión, necesitaba también recuperarse.

Pero aún en la distancia, seguían en contacto, por lo menos dos veces al mes.

Él siempre había odiado el silencio y la oscuridad, los lugares cerrados y pequeños, pero lo que más odiaba era ese sentimiento de soledad. Le hacía recordar aquellos años que pasaba encerrado en la alacena -esto solamente lo sabía él, pues no queria compartir un sentimiento o pensamiento tan profundo con alguien en quien no confiara lo suficiente.

Cuando empezó a salir con Ginny, la soledad no estaba tan presente, pero aún así había veces que prefería estar lejos de ella, tal vez por eso su relación siempre se venía abajo, por que no era sincero. Pero no podían culparlo, no podia confiar en nadie.

Sin embargo, aquella noche en el bar, cuando vio a Malfoy, la soledad no hizo acto de presencia. Tal vez era por que siempre había actuado como realmente era con él. Era Malfoy el que siempre lo hacía salir de su personaje, el que le hacía salir de sus casillas, perder los estribos, el que siempre lo hacía sentir más liviano y sincero.

Cuando estaban en el Instituto, aunque el sentimiento de rencor era de ambos lados, Harry amaba provocar y ser provocado por Draco. Era un sentimiento de paz, saber que podía llegar a mostrarse con alguien, ese lado suyo que había luchado por ocultar. Le gustaba decirle la verdad a alguien sin fingir que le caia bien o le importará lo que pensaría después de él.

Con sus amigos, Ronald y Hermione realmente mantenía una buena relación, ellos eran como sus hermanos pero, había cosas que no confiaba en decirles. Es por eso que nunca sabían que pasaba por su cabeza.

Simplemente estaban allí para cuando él realmente lo necesitaba, y él por ahora no necesitaba algún consejo, sólo quería una cosa y sólo una, y era terminar el día.

Luego de un largo día de haber llenado papeleos y reportes, fue en dirección hacia su casa. Eran ya la media noche pasada, cuando llego a lo que él solía llamar "residencia" lo encontró todo justo como estaba. Con las luces estaban apagadas y en silencio.

Pese a las bocinas y el ruidos de los autos pasar en la calle, incluso la música distante le parecía demasiado silencioso.

Apenas cruzó el marco de la puerta prendiendo las luces en el proceso, tiro su bolso al suelo y se tumbó de cara en el sofá. No tenía ganas siquiera de moverse, y desde su último caso, sólo debía llenar puro papelos.

Cerró los ojos lo que le pareció unos minutos y cuando los volvió a abrir debido a un extraño sonido, dirigió su mirada al reloj viendo que realmente pasaron 2 horas. No estaba mal. Usualmente las pesadillas no lo dejaban dormir más de media hora.

Su atención ahora se fijó en el teléfono fijo colgado en la pared, el cual seguía sonando. Con un único pensamiento, se levantó del sofá y contesto, casi de inmediato escucho la voz animada de su padrino.

ᅳ¡cachorro, hasta que por fin contestas!

Una sonrisa apareció en sus labios antes de contestar: ᅳSirius ha sido un tiempo pero ¿que haces llamando a esta hora de la noche?

ᅳ¡obviamente es una buena noticia! ᅳdebio imaginarlo por su tono ᅳ ¡estoy en una relación con la persona que más odiaba en la escuela! ᅳsu voz sonó más animada cuando dijo esas palabras, se escucho un bufido lejano y él realmente quiso reírse por como dijo la noticia ᅳ además... ¡regresaré a Londres en unos meses!

ᅳesa es una fantástica noticia, padrino. ᅳdijo alegre.

ᅳte llamaré e otro momento cachorro, estoy seguro que es muy tarde para ti y debes descansar bien, oh, Sevi ¡apaga ese teléfono! Oh, cachorro, mejor te dejo, Sev está charlando por teléfono con una sonrisa, y no me gustaría que fuera con el inútil de su mejor amigo, nos hablamos luego ᅳno tuvo tiempo de contestar antes de que que su padrino cortará la llamada. Aveces su padrino podría llegar a ser realmente infantil, pero le alegraba de cierta manera que al fin saliera con alguien de verdad y no fuera sólo cosas casuales.

Esperen dijo ¿Sev?


Pese a no haber dormido nada, Harry se despertó muy temprano, se cepillo los dientes, se lavó la cara, se puso su ropa deportiva y salió a correr, como acostumbraba cada mañana desde hace más de 10 años.

Las luces de los faroles aún estaban encendidas, el sol aun no salía, y el cielo estaba oscuro. No había muchas personas, ni muchos autos, lo cual le facilitaba cuando debia cruzar la calle para llegar al parque.

Mantenía una rutina desde hace unos años, cuando comenzó sus noches de insomnio, solía ir al parque y correr hasta el agotamiento, lo ayudaba a despejarse y a estar en buena forma. La única manera que durmiera por más de 6 horas era tomando las pastillas especiales para el insomnio que le habia recomendado su amiga y doctora Patil Parvati.

Luego de haber corrido unas cuantas vueltas, Harry regresaba sudado y agitado a su departamento, entraba al baño y se da a una ducha de agua fría, quitándose el calor y el sudor de su rutina.

Luego, salió y se vistió para ir al trabajo, para luego bajar otra vez e iba a sacar su motocicleta en el garage para luegk ir rumbo al departamento de detectives, donde lo recibían algunos de sus colegas con palabras amistosas mientras él iba por un café hacia la máquina expendedora.

Con un café en mano entro a su oficina, viendo que ya había alguien esperándolo.

ᅳhey, compañero.

ᅳRonald.

ᅳvengo de parte de Hermione. Es sobre un caso, su estudiante se llama Simón Miller.

La siguiente hora se la paso escuchando los detalles para poder trabajar en el caso. Lo único que su mente ahora enfocaba era en encontrar toda información de ese chico.


Fue el viernes por la tarde cuando por fin decidió tomarse un descanso de su trabajo, el cual no lo llevaba a ninguna parte.

Simón Miller, la víctima, era un niño de sólo 16 años, un estudiante prodigio de la escuela donde su mejor amiga Hermione enseñaba. El chico estaba desaparecido desde hace más de una semana. Según la declaraciones de su familia y los pocos testigos que lo habían visto aquella tarde, alrededor de las siete y media, llevaba puesta un buzo azul con capucha . Nadie había visto hacia donde se dirigía y tampoco si iba a encontrarse con alguien.

Incluso siguiendo las cámaras de seguridad y las de tráfico, la silueta del chico sólo aparecía unos segundos antes de colarse a un punto ciego.

Algo estresado, había decidido tomarse una botella de whisky antes de volver en la mañana a indagar más en el asunto. Fred, sabiendo su humor, le había dejado en la mesa una botella de whisky -el cual ya iba por la mitad- mientras su cabeza aún intentaba pensar donde podría estar ese chico.

Unas manos en su hombros masajeandolo hicieron que sus pensamientos se dispersaran de su mente, mientras se relajaba.

ᅳ¿cansado, detective?

No necesito girar la cabeza para saber quien estaba detrás suyo, conocía muy bien el tono de esa voz. Tiro la cabeza hacia atrás logrando ver unos ojos plateados observandolo atentamente, mientras sus manos seguían moviéndose por su hombros.

ᅳestresado ᅳcontesto mientras cerraba los ojos dejándose llevar por el masaje del rubio.

ᅳ¿un caso muy difícil, eh?

ᅳalgo así.

Un rato más tarde, Draco dejo sus hombros y se sentó a su lado bebiendo del vaso de whisky que le quitó de las manos.

ᅳ como pago por el masaje, invitas tu ᅳdijo mientras bebía a fondo blanco.

ᅳde acuerdo ᅳrio divertido el moreno mientras le pedía a George otro vaso, y comenzaba a tomar con el rubio. Ninguno dijo una palabra en 15 minutos antes de que el detective preguntará sobre algún bar o club en la zona donde el chico había desaparecido, siendo totalmente clasificado con la víctima.

ᅳde hecho, hay un club ᅳsus ojos se abrieron con sorpresa, eso no lo sabía, había intentado sacar un tema de conversación cualquiera pensando que la respuesta iba a hacer negativa pero, wow. ᅳes un club privado, un ex-compañero nos había invitado a Pansy y a mi hace algún tiempo, fuimos pero no nos gustó, digamos que no es nuestro tipo.

ᅳ¿recuerdas la dirección, o el nombre? ᅳpregunto esperanzado, si lo conseguía aunque sea eso podía por fin tener alguna pista de algo.

ᅳde hecho, tengo una tarjeta ᅳmientras decía esto, el rubio sacó de su billetera una tarjeta morada con letras doradas, antes de extenderselo a él, quien en vez de tomar la tarjeta, agarro el pálido brazo del rubio antes de estampar sus labios con los del contrario, besandolo de manera salvaje.

Cuando se separaron de aquel beso, sus ojos se encontraron con los de Malfoy, sus labios estaban a poco centimentros de distancia, mientras que compartían casi el mismo aliento, oliendo de esa manera el whisky que antes habían bebido, cuando sus labios volvieron a encontrarse todo su estrés desapareció. Y por un instante, se sintió tan malditamente bien.