En un lugar lejano, llenó de montañas, de suciedad con varios cuervos comiéndose a demonios y a aldeanos muertos con una gran oscuridad, se encontraba alguien sonriendo en las sombras y que no se encontraba sola, sino se encontraba acompañada por varios demonios sirviéndole.
-Ha despertado- y sin más que decir empezó a estallar en carcajadas- cuando tenga conexión con la perla, podré controlarla y matarla al fin, ¡AL FIN!.
Kagome miraba fijamente a el pecho de Inuyasha, verificando que su flecha no fallara, después de unos momentos... disparó. La flecha iba en dirección hacia el pecho de Inuyasha a una gran velocidad, los ojos de Inuyasha se cerraron fuertemente, logrando detener su respiración y esperando el impacto, algo que nunca llegó, en cambio solo se escuchó el ruido de cayendo. Abrió poco a poco los ojos y pudo divisar que en un extremo del piso estaban dos flechas, dirigió su vista hacia arriba buscando el responsable y se encontró a Sota con su arco. Inuyasha suspiró todo el aire que había retenido.
-¿Cómo te atreves?- preguntó en un pequeño susurro por parte de la azabache el cual su mirada estaba tapada por su flequillo, algo que no duro mucho tiempo, ya que levantó su vista mirando al responsable desconocido para ella con ojos furiosos- ¡¿CÓMO TE ATREVES?!- gritó esta vez, logrando llamar la atención de todos los presentes. Sin embargo Sota solo bajo su arco, dirigiéndole una mirada de tristeza a Kagome.
-Por que te conozco y sé que no querías hacerlo- dijo Sota mirándola de forma desafiante, pero con tristeza acompañándolo.
-¡Tú no me conoces de nada, no te conozco!- respondió con furia en sus palabras.
-Claro que si, hermana- y con esas palabras logró hacer que Kagome suavizara su mirada acompañado cierta sorpresa en sus ojos e inclusive con un poco de incredulidad.
-¿So... Sota...?- preguntó con temor, ya que no era el pequeño niño que ella conocía, no..., ahora era un hombre de edad mayor, con pequeños rasgos iguales a los suyos pero que a poco a poco iban desapareciendo.
Te extrañe mucho, hermana- dijo finalmente dandole una pequeña sonrisa de tristeza. Kagome sin pensarlo corrió hacia su dirección abrazándolo con tanta fuerza, Sota la recibió con los ojos cristalinos.
-¿Qué... sucedió?, ¿En don... donde estuve todo este tiempo?- preguntó con sollozos junto con los ojos cristalinos y empezando a temblar. -¿qué fue lo que él me hizo?- dijo con voz temblorosa y con rabia.
Todos podían sentir la profunda tristeza que emanaba sobre el cuerpo de Kagome, también podían escuchar sus dolorosos sollozos. Inuyasha no pudo preguntarse "¿que fue todo lo que había pasado esta chica?, ¿quien le había hecho tanto daño?", miro a Sango y Miroku tratando de buscar alguna explicación, pero parecían no querer decir nada.
-Hermana- mencionó Sota mirando a los demás - te contaré todo lo que sucedió, pero necesitamos que estes tranquila- finalizó de decir, mirando fijamente Inuyasha y así logrando un asentimiento por parte de la azabache.
Kagome se separó poco a poco de Sota limpiándose las pequeñas lagrimas que habían salido. Cuando Kagome visualizó a su hermano menor le dio una pequeña sonrisa de felicidad al saber que lo estaba viendo de nuevo. Sota tomó su mano y la dirigió hacia el futon donde minutos antes ella estaba recostada, para que tomara asiento. Kagome captó la petición y se sentó sobre este, momentos después Kagome notó que había más personas en la cabaña incluyendo al ser de todas sus desgracias. Pudo divisar a una mujer exterminadora y a un monje.
-De seguro te preguntarás quienes son ellos- señaló con sus arrugadas manos a ambos jóvenes, Kagome no dijo nada, solo posó su vista a ellos mirandolos de forma desconfiada- chicos, por favor- pidió amablemente.
-Yo soy Miroku, un monje, querida sacerdotisa Kagome- dijo mientras se incorporaba poco a poco -y ella es Sango, una exterminadora- dijo extendiendo su brazo para que la castaña lo aceptara.
-Mucho gusto- dijo cortésmente, dirigiendo ahora su mirada a Inuyasha, este solo lo miraba desconcertada ya que la mirada que ella le daba era de tristeza y ya no de furia como antes.
-¿Por qué esta el aquí?- preguntó ocultando su rostro con su flequillo. Todos voltearon a ver a Inuyasha.
-Kagome, él no es él- dijo Sota.
-Claro que es él, lo estoy viendo justo ahora- dijo Kagome con temblor en sus ojos e incredulidad.
-Señorita Kagome, ¿a quien esta viendo exactamente en este momento?- preguntó Miroku poniéndose a su lado.
-Koga- terminó de decir y mirándolo de forma interrogativa, ¿por qué?, creí que... creí que...- sin poder terminar la oración, rompió en llanto, juntando sus manos en su rostro.
-Tiene un conjuro por parte de la perla- soltó Miroku con preocupación
-¿Qué significa eso?- preguntó Inuyasha que no había dicho nada hasta el momento, más que solo mirarla con tristeza.
-La perla le dio un conjuro para que cuando despertara, hacerlo de la peor forma posible, recordándole todo lo malo, ella ve en ti a otra persona, pero no te preocupes, Sota logrará quitarle ese conjuro- le susurró Sango a Inuyasha.
-Hermana, al hombre que estas viendo no es él, estás bajo un conjuro, necesitamos desaparecerlo antes de que te consuma- dijo Sota preocupado.
-¿Un conjuro?- preguntó Kagome desconcertada, mirando de nuevo a Inuyasha - Hazlo- le dijo con seguridad, no quería verlo, lo único que le traía era dolor y si su hermano decía que no era el, ella confiaba plenamente en el.
-Inuyasha, necesito que te pongas al frente de ella- dijo Sota, pero con una mirada de horror por parte Kagome- hermana, necesito que te concentres y no pienses que el que está al frente de ti es él - Kagome lo miró con temor pero finalmente soltó un suspiro y asintió.
Inuyasha se posó adelante de kagome, quien lo miraba de forma temerosa, pero que poco a poco logró tranquilizarse y cerrar los ojos, por parte de Inuyasha el no dejaba de mirarla, sus ojos almendrados eran muy hipnotizantes para el. Escuchó a Sota pronunciar unas palabras así que el también procedió a cerrar los ojos, ajeno a ellos, Miroku y Sango lograron ver que alrededor de ellos se podía ver el poder espiritual de color azul de Sota, logrando fusionarse con el poder espiritual color rosa de Kagome y posteriormente atraer una aura color negro con morado oscuro que estaba saliendo justamente del cuerpo de Kagome. Tanto Kagome como Sota tenían los ojos cerrados y sus frentes fruncidas, tratando de concentrarse y no dejar que aquella aura e escapara del circulo.
Miroku y Sango solo podían ver sorprendidos la gran cantidad de aura negra que rodeaba a Kagome, también podían ver como ella empezaba a temblar y murmurar varias cosas. Era aura contaminada y eso hacía que el dolor de las personas permanecieran allí, en este caso a la sacerdotisa, después de eso Sota abrió poco a poco sus ojos para poder ver cuánto poder espiritual necesitaba, y pudo ver el aura y con ello, todas las imágenes de lo ocurrido hace 50 años, la destrucción de aldea consumida por las llamas, la flecha clavada en la espalda de Koga, la perla siendo lanzada en contra de su hermana sellándola, momentos antes de cómo le había querido clavar la flecha a Inuyasha. Finalmente toda la aura salió de Kagome y regresó a la perla, haciendo que varias chispas la rodearan.
Inuyasha fue el primero en abrir los ojos y pudo ver a la sacerdotisa que tenía al frente, estaba temblando, tenía su frente llena de sudor, sus ojos entrecerrados y respirando con dificultad, se dio cuenta también que su pequeña mano estaba apretando fuertemente la suya, momentos después ella abrió sus ojos mirando primero hacia abajo, logrando ver que sus manos estaban unidas, espantada se separó de el y poco a poco fue elevando sus ojos hasta encontrarse con el, sus ojos se abrieron en par en par y parecía estar estudiándolo
-¿Que ve ahora, señorita Kagome?- preguntó el monje Miroku.
-Lo veo completamente diferente... sus ojos dorados, su piel bronceada y su cabello color negro con las puntas ligeramente plateadas- esto a Inuyasha lo sorprendió y dirigió su vista hacía su cabello y efectivamente tenía algunas puntas color plateado, -y con una vestimenta completamente diferente, pero su poder es casi el mismo... no lo entiendo- dijo desviando su mirada al suelo nuevamente.
-Estuviste dormida por 50 años, hermana- mencionó Sota. Kagome solo lo miro con ojos cristalinos, soltando un quejido de tristeza.
Kagome agachó su rostro, cerrando los ojos tratando de recordar todo lo que había sucedido, "¿qué pasó?, ¿por qué Koga me engañó?, ¿acaso el quería apoderarse de la perla y matarme?, ¿por qué atacó a la otra aldea?, ¿por qué me selló?, ¿qué pasó con la otra mitad de la perla?, ¿qué le ocurrió?.
-¿Qué...?- fue lo único que se escuchó de Kagome.
-¿Dijiste algo, hermana?-preguntó Sota al ver que su hermana decidía si seguir con su pregunta o no.
-¿Qué le ocurrió a Koga?- finalmente preguntó kagome con la voz temblorosa.
Sota miró hacia Miroku y Sango sin saber que decirle, y después vio a Inuyasha, quien tenía su mirada fijamente sobre Kagome.
-Koga... murió minutos después de que fueras sellada - fue lo que dijo Sota, esperando una reacción de su hermana, pero no logró ver nada, actuaba como si no le afectará
Sin embargo Kagome se levantó llamando la atención de todos los presentes, mostrando una actitud seria.
-Saldré- fue lo último que se escuchó antes de que desapareciera de la cabaña junto con su arco y su carcaj de flechas.
-Se ve diferente a la Kagome que había escuchado- fue lo que mencionó Sango.
-Si, se ve más apagada y no sé si sea el único pero puedo percibir una gran aura de tristeza, junto con dolor- soltó Miroku preocupado dirigiendo su mirada hacia Sota.
-No eres el único Miroku, y es lo que justamente me preocupa, ya que no sabemos que pasará apartir de ahora- dijo Sota asustado mirando hacia el suelo.
-¿Afectará eso con la perla?- fue el turno de Inuyasha en preguntar, ya que su mirada seguía posada por la cortina de bambú por donde había desaparecido.
-Eso es algo que me preocupa- respondió Sota.
-¿Por qué?- preguntó Inuyasha sabiendo que era la misma pregunta que los demás presentes tenían.
-Mi hermana es la única que puede hacer desaparecer la perla, por su gran poder espiritual la perla era incapaz de otorgarle deseos impuros a mi hermana, eso la mantenía protegida pero no solo por tener un corazón puro no significa que no pueda sentir otras emociones, pero ella era capaz de controlarlos, sin embargo los sentimientos que está teniendo son sentimientos de profunda tristeza, dolor e ira y en peor de los casos de venganza. Si la perla toma esos sentimientos en contra de mi hermana, la consumirá y mi hermana será parte de la perla y si eso sucede mi hermana estará encerrada luchando para siempre, es por eso que tengo miedo, desde que le encargaron esa tarea sabía la carga que mi hermana llevaría y ahora estoy muy asustado por ella.- todos escucharon atentos a la explicación que Sota, logrando imaginar el terror que llevaría Kagome a partir de ahora.-
-La única manera de que pueda liberarse de todos esos sentimientos, ¿será bañarse es la cascada sagrada?- preguntó Miroku.
-Es la única manera de que ella lo logré- respondió Sota.
-Es imposible- fue lo que se escuchó de Inuyasha, haciendo que todos se miraran desconcertados.
-¿Dijiste algo, Inuyasha?- preguntó Sota un poco sorprendido.
-Dije que es imposible- soltó Inuyasha mientras se incorporaba poco a poco. Todos se le quedaron viendo sorprendidos al escuchar el tono de voz de Inuyasha- Es imposible que una "cascada sagrada" la ayude a eliminar esos pensamientos y sentimientos, sufrió una traición de una persona importante para ella, y ¿quieren que algo mágico la ayude a olvidar lo sucedido?, está más que claro que eso no sucederá- terminó de decir Inuyasha.
-Inuyasha... ella es una sacerdotisa, puede lograrlo- fue lo que mencionó Sango para calmar a Inuyasha.
-Pero... es un ser humano, sacerdotisa o no, ella es una humana y los sentimientos son muy difíciles de superar y más si una traición.- fue lo único que dijo Inuyasha.
-Me sorprende que sientas eso, Inuyasha, siendo tú un demonio- mencionó Miroku sorprendido. Esto a Inuyasha lo desconcertó y recordó las palabras de la chica momentos atrás "su cabello color negro con las puntas ligeramente plateadas". Agarrando con su mano un mechón de pelo pudo comprobar que era cierto.
-Yo no soy un demonio, ¿de donde sacan esas estupideces? y, ¿porqué mi pelo está tomando este color?- respondió bruscamente Inuyasha un poco alarmado por su situación.
-¿Sabes la razón por la cuál mi hermana logró ver en ti a otra persona?- dijo Sota con simpleza. Inuyasha solo negó.- Es porque en ti emana una aura demoniaca y la razón de los cambios que estas teniendo es porque eres la reencarnación de aquel demonio Koga.
-¿Su... reencarnación?- fue lo único que logró mencionar Inuyasha.
-Así es. Cuando estuve en mi viaje para mi entrenamiento por proteger a mi hermana, el gran sacerdote me dijo que aquel que portara la perla era más que nada su reencarnación, me mencionó claramente que sería una reencarnación forzosa. sin embargo aún no logró entender el porque su falta de similitud, misma energía pero diferente apariencia.
-¿Y estos cambios serán permanentes?-preguntó Inuyasha un poco más calmado pero sin dejar de sentirse nervioso.
-Los cambios se manifestarán cada vez que atravieses el pozo, sin embargo aún no sabría con exactitud cuando se mostrarían todos los cambios.
-Como sea, tengo hambre, así que me iré a buscar algo- Dijo Inuyasha antes de ser interrumpido por Sota.
-No te preocupes por eso, Inuyasha, en esta parte de la cabaña tengo algunas raciones y espero que las puedas aceptar como muestra de agradecimiento por haber despertado a mi hermana- Sota no dejo a Inuyasha a responder, pues ya lo había llevado a rastras al lugar de la cabaña siendo seguidos por Miroku y Sango con una sonrisa en su rostro.
La comida había sido en total silencio, pero sin ser nada incomodo. Inuyasha a pesar de estar disfrutando su comida no podía dejar de pensar en los cambios que estaba sufriendo su cuerpo y en todo lo que se había metido, en como había sido atacado por un demonio gato y lo había traído a este mundo tan ajeno, estando lleno de demonios, de magia, etc, pero lo que más abarcaba sus pensamientos era sobre aquella sacerdotisa, no sabía el porque, pero quería ayudarla, había visto demasiada tristeza en sus ojos y más que nada saber que era lo que le había ocurrido en realidad. Su miada se detuvo en su plato casi a terminar y pensó "¿no tendrá hambre?, de seguro que sí". fue lo último que pensó antes de dirigir su vista hacia un pequeño cuenco lleno de frutas y sin pensarlo, lo agarró y seguidamente se levantó. Todos lo miraron preguntándose a donde se dirigía.
-Iré a ofrecerle esto, debe tener hambre- y antes de que alguien le dijera algo, él ya había salido de la cabaña.
Al salir, al contrario de hace unas horas pudo ver un cielo perfectamente iluminado, pudo ver a varios aldeanos trabajando con algunas cosechas, cargando cosas o cuidando a sus hijos, así que sin más avanzó para buscar a aquella sacerdotisa. Sin embargo a medida que pasaba por los aldeanos podía sentir las miradas de todos ellos posados sobre él y logrando escuchar sus murmullos, así que sin más, trató de pasar de largo y tratar de ignorar todo aquello pero sus pasos fueron interrumpidos cuando se encontró a una pequeña niña enfrente de el ofreciéndole un pequeño costal, el no tenía idea del porque sobre su pequeño afrecimiento así que dudó en si tomarlo o no hasta que la escuchó.
-Gracias por despertar a nuestra sacerdotisa- fue lo que escuchó antes de que se lanzara a él a abrazarlo y eso fue lo que se necesito para que todos los aldeanos lo rodearan a abrazarlo y ofrecerle sus cosas, "creo que tardaré más de lo que pensé".
Después de todo lo que había pasado con los aldeanos al fin pudo librarse de ellos y agradecerles por sus ofrecimientos y así lograr volver a su búsqueda de la sacerdotisa, solo que en esta ocasión tendría más cosas que ofrecerle. caminó por un rato tratando de encontrarla pero al parecer resultó más difícil de lo que pensó. Cuando caminaba pudo divisar el pozo por donde había atravesado y avanzó hacía el.
Solo pudo ver el piso rocoso del pozo, "¿enserio puedo volver desde aquí a casa?, mis padres deben estar preocupados, mi hermano... no tanto de seguro, ahh solo iré a buscarla y le pediré ayuda a Sota para poder volver" y con ese pensamiento volvió su mirada hacía el frente y pudo ver el árbol sagrado, y a lado de el el pequeño templo en donde había estado hace unas horas sin más se acercó pero no hacía el templo iba hacía el árbol sagrado y logró verla, estaba sentada con sus ojos cerrados, transmitiendo paz.
-¿Qué haces aquí?- preguntó de manera brusca y sin mirarlo a los ojos.
-Estaba buscándote-. miró las pequeñas cosas que tenía en sus manos- creí que tendrías hambre, así que te traje algo.- le mostró los pequeños cuencos y costales.
-¿De... donde sacaste todo esto?- fue una pregunta suave dirigiendo su mirada hacía la de Inuyasha.
-Los aldeanos son muy amables- se limitó a responder- pero anda, come debes estar muy hambrienta-.
Kagome solo observó el pequeño cuenco que recibía y logrando percibir un pequeño dolor en el estómago indicando que tenía hambre, así que sin esperar más comió lo que le habían traído. Inuyasha solo pudo limitarse a sonreír y tomar un lugar junto a ella.
Estuvieron así por un rato, y cuando Kagome se sintió satisfecha se dedicó a ver a Inuyasha de reojo y no dejar de preguntarse "¿por qué?
-¿Cómo es posible que sienta el mismo poder en ti?- le preguntó directamente a Inuyasha posando sus ojos sobre los suyos.
-Me mencionaron que soy una reencarnación de el, yo no soy completamente un demonio como ustedes dicen-.
-¿Una reencarnación?, pero... no te pareces nada... en él-. seguido de esto, Kagome posó sus dos manos acunando la cabeza de Inuyasha para poder examinarlo mejor.
Inuyasha se sorprendió por el acto, pero no puso ninguna objeción, sin embargo para Kagome el examinarlo pasó a segundo plano ya que de alguna forma se estaba sintiendo atraída por él, no supo si era por la gran atracción que sintió por su aura o los vagos recuerdo que tenía de él hace mucho tiempo. Así que poco a poco Kagome fue acercando su rostro hacía el sin pensar en nada, sin embargo Inuyasha pudo notar el prohibido acercamiento de la sacerdotisa y pudo ver como ella poco a poco iba cerrando sus ojos, "¡espera!, ¿ella va a besarme?, no, no, no, ¿qué esta sucediendo?, ¿debo seguir?, no, ella de seguro piensa que soy otra persona. Y sin más Inuyasha se separó de forma brusca del agarre de la sacerdotisa y volteo su rostro sonrojado hacía otro lado tratando de poner todas sus ideas en orden. Kagome abrió los ojos sorprendida y vio a Inuyasha mirando hacía otro lado, solo se limitó a verlo con ojos de tristeza y volvió a dirigir su mirada al suelo, sabiendo perfectamente que aquel muchacho no era aquella persona. Soltando un gran suspiro y resignada se levantó de su lugar, este movimiento no paso de percibido por Inuyasha, quien dirigió su mirada hacía ella.
-Debemos volver- dijo de manera fría y caminando hacía la aldea sin esperar a Inuyasha.
-Mi deber es destruir la perla, es lo único que me importa- fue lo que dijo Kagome apunto de agarrar la perla, pero que fue apartada rápidamente por Sota.
-Desafortunadamente, hermana, puedo sentir en ti un aura de tristeza e ira, y la perla puede usarlos en contra de ti.
-Lo único que debo hacer es saber cual es el maldito deseo correcto y le libraré esto- contestó kagome de forma desesperada.
-¿Y sabes cuál es aquel deseo correcto?- preguntó de manera irónica Inuyasha quien se mantenía sentado y con los brazos cruzados, pero que solo recibió una mirada de rabia por parte de Kagome.
-¿qué tengo que hacer para librarme de esto?- pregunto con su los ojos cerrados y estando más calmada.
-La manera más eficaz, sacerdotisa, es bañarse en la cascada sagrada del norte- intervino esta vez el monje Miroku.
-La cascada del norte- susurró Kagome para sí misma."la cascada del norte, aquel lugar en donde se bañaban los sacerdotes y grandes sacerdotisas para librarse de los deseos impuros de la perla, pero... yo no puedo tener deseos impuros, si los tengo... será más difícil eliminar la existencia de la perla, solo hay una manera de comprobarlo, si.- dame la perla- demandó Kagome a su hermano.
-Pero, hermana- trató de negar Sota. antes de que fuera interrumpido por Kagome
-La cascada solo es para aquellos sacerdotes y sacerdotisas que tuvieron deseos impuros al tener la perla, a mi nunca me ha pasado algo así, soy la única que puede portarlo por bastante tiempo, quieras o no la perla empezará a utilizar sus poderes en contra de ti en poco tiempo, mi poder espiritual es poderoso y sé que podré controlarlo-. decía de manera seria mientras extendía su brazo hacia Sota para recibir la perla.
Sota empezó a dudar si darle la perla o no, sin embargo su hermana tenía razón entre más tiempo lo tuviera la perla empezará a confundirlo, pero su miedo a que algo malo le sucediera era mayor, pero ella era la única quien podía portarlo, así que sin más le extendió la perla hacia su hermana. Sin embargo al momento de que la perla tocara la mano de su hermana, la perla empezó a dar vueltas encima de ella y al mismo tiempo cubriéndola con una aura color negro creando así un remolino alrededor de ella, haciendo que todos los presentes se levantaran de sus lugares y tomaran una posición de alerta.
-¡SOTAAA!- fue lo único que se escuchó antes de que todo alrededor de ella se convirtiera en negro.
-Señor Sota, la perla la esta controlando- se escuchó por parte de la exterminadora Sango.-
-Debemos quitarle la perla de sus manos- Ordenó Sota con miedo hacía Miroku y Sango.
-La ah tocado, eres mía al fin Kagome, ERES MÍA y al fin la perla estará en mi poder, tus sentimientos por aquel demonio son tan débiles, es increíble creer lo débil que te ves ahora, Kagome, ahora si podré matarte y ya no habrá alguien te que salve esta vez- Y sin mucho que decir empezó a susurrar cosas sobre el viento.
Tratando de todas las formas para acercarse a la sacerdotisa no lo lograban ya que con un ligero rose sobre ella, una gran descarga eléctrica los recibía, creando una gran quemadura. Miroku y Sota al ver que era imposible acercarse a ella, empezaron a lanzar varios pergaminos hacia ella junto con varios conjuros, pero que eran simplemente rechazados. Los presentes empezaron a preocuparse al no lograr saber como podían acercarse a ella y poder quitarle la perla. "es imposible", fue el pensamiento de Sota. En ese momento una tuene voz se empezó a escuchar por toda la cabaña, todos los presentes dirigieron su mirada a todos lados para buscar el dueño de aquella voz, hasta que cayeron ene cuenta que la voz provenía del remolino negro en donde se encontraba la sacerdotisa. "te utilizó", "te engaño", "no vales nada", "nunca te amo", eran una de las frases que se podían escuchar.
-"¿quieres verlo?", "¿quieres ver como arde en el infierno, kagome?", ¿quieres ir con él?- los susurros cada vez se hacían más fuertes y más entendibles para todos.
-Es la perla- soltó Sota con sorpresa.- ¡la perla la esta engañando!, ¡debemos quitársela o caerá!.
Y así todos pudieron ver sobre el aura a un demonio moreno con trajes de piel y una armadura, su cabello largo siendo atado en una gran coleta alta, con sus ojos azules como el zafiro y una mirada seria que estaba posada sobre Kagome.
-Ko...koga...- tartamudeó Sota al lograr ver aquel demonio en persona
Inuyasha no podía creer lo que estaba viendo ahora, aquel hombre estaba tratando de llevarse a Kagome y ella parecía estar decidida que se iría con el. Sin saber cual fue el impulso para que lo alentara a correr hacía el para poder despertar, pero sin esperar llevarse la sorpresa de que su mano sería atravesada. El aún atónito se llevo la mano a su pecho tratando de pensar lo que era hasta que llegó a la conclusión de que era...
-Ilusión- susurró Inuyasha al saber lo que era en realidad- ¡SOTA, ES UNA ILUSIÓN!- gritó con todas sus fuerzas para que fuera escuchado por todos.
-No podemos dejar que se la lleve, es una trampa de la perla para llevársela- gritó Sota.
-"¿Quieres ir con él?- fue un susurro más fuerte que los anteriores.
-Si...si- era la voz de Kagome la que se escuchaba respondiendo.
-SI, SI, ve con el, VE CON EL- decía cada vez más fuerte una voz- se encontraba saltando de felicidad, ya que sabía que al fin tendría los poderes de aquella sacerdotisa y con ello la perla y así, ser el ser más poderoso.
Pido perdón por tardarme en actualizar, tuve un choque creativo y estuve enferma, pero al fin he llegado, espero les guste mucho mucho, lo hago con mucho cariño y los veo en el siguiente cap, besos y sigan cuidándose.
