El Frío Cielo Sin Luna
Los personajes de Bleach no me pertenecen. Son obra y creación de Tite Kubo.
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Capítulo 4: El Encuentro
Los dos adolescentes no habían tardado mucho en llegar a la casa del rubio… de hecho, prácticamente, estaban justo en la entrada de aquella casa cuando terminaron la conversación.
- Oye, Fresita; ¿No te importa esperarme un momento?
- Siempre y cuando no me dejes aquí afuera, todo está bien.
- Perfecto – dijo el rubio, abriendo la puerta mientras le indicaba al pelinaranja que pasara, por lo cual, este hizo sin ningún inconveniente.
- Vaya, hace mucho que no venía a este lugar…
- SI… supongo que ha pasado mucho tiempo… ¿Quieres algo de tomar?
- No. Estoy bien – dijo el pelinaranja mientras se sentaba en aquel sofá de la sala de estar – solo no te tardes demasiado.
- No creo que me tome más de diez minutos… - dijo el rubio, para luego ir a su habitación, cerrando la puerta al entra, dejando solo al pelinaranja en aquella sala de estar.
- ¿Y que se supone que hare? – pensó el pelinaranja un poco aburrido, después de todo, no tenía nada que hacer, solo esperar a que su amigo rubio terminara de alistarse para poder ir al lugar en donde se supone que estaban los demás… hasta que recordó un hecho importante… pero lo dejo para otro momento, ya luego de que su amigo terminase de vestirse, irían a buscar a cierta pelinegra que no estaba tan familiarizada con eso de ser un humano…
El pelinaranja se había levantado del sofá, para inspeccionar un poco aquella casa… según lo que pasaba por su cabeza, había cambiado bastante desde la última vez que estuvo ahí… y solo fue por el simple hecho de hacer un trabajo grupal de la escuela…
Fue a la cocina para ver cada uno de los gabinetes, solo para saber que esto era una de las pocas cosas que todavía estaban igual en el lugar… porque, hasta la estufa y la nevera no eran las mismas que tenía la primera y última vez que vino… este hecho le hizo reflexionar al joven si el rubio había invitado a más personas al lugar… pero solo se encogió de hombros ante aquel pensamiento.
- Esto no estaba la última vez que vine… - dijo el pelinaranja, ahora viendo la enorme librería que ahora tenía el rubio en aquella sala, llena de tantos libros, ya sea de programación, matemáticas, idiomas, alguno que otro manga en una sección separada… este hecho lo hizo pones algo pensativo por aquella sección separada de toda la librería.
Solo por curiosidad, agarro libro por libro para ver de qué se trataba cada uno… solo para ver que, efectivamente, si eran mangas.
Antes de que pudiese continuar agarrando cada uno de ellos, noto como cierto libro, mucho más raro que los demás, nunca se movió ni un solo centímetro al poder agarrarlo, pero antes de que pudiese hacer otra cosa, sonó la puerta de la habitación del rubio, dando a entender que ya estaba completamente listo para ir a aquel lugar.
- Ya estoy listo… - el rubio tuvo que para abruptamente al ver al pelinaranja completamente congelado, tratando de agarrar cierto libro que alerto al rubio, sin que se notara en su rostro - ¿Qué estás haciendo, Ichigo?
- Yo… estaba aburrido a me puse a ver esto… - dijo el pelinaranja, agarrado un libro al azar, cosa que hizo suspirar de alivio al rubio… por lo visto, no se había dado cuenta de aquella habitación.
- Si quería leerlo, solo tenías que preguntarme – decía el rubio con una pequeña sonrisa para alterar un poco al pelinaranja, cosa que había logrado cuando este había fruncido su ceño.
- Como sea, mejor vámonos ya que se está haciendo tarde.
- Esa debería ser mi línea, Ichigo – dijo el rubio, para dirigirse a la puerta de salida junto con el pelinaranja, para luego retirarse de aquel lugar.
Luego de salir de la casa del rubio, a este le había pasado un pequeño pensamiento por la cabeza – Eh, Ichigo; ¿Dónde está Rukia-san?
- ¿Rukia? Ya debería estar aquí…
- ¿A qué te…?
- Ichigo, Daisuke-san – ambos escucharon la voz de cierta pelinegra que estaba llegando al lugar en donde se encontraban ambos jóvenes.
- ¡Rukia-san! Ya me estaba preguntando cuando aparecerías…
- Lo siento… estaba revisando… algunas cosas… - dijo un poco inquieta la mujer, algo de lo que se percató el rubio, pero lo dejo para otro momento… estaba seguro que nada bueno podía salir de esa pequeña e imperceptible inquietud de la mujer, pero si ella, por ahora, estaba lo suficientemente bien como para estar esta noche con todos sus amigos, el rubio, por el momento, no se preocuparía.
- Que bueno que llegas. Ya vamos de camino al lugar en donde ya deberían estar los demás esperándonos.
- Bueno, ¿Y qué estamos esperando? – esta vez, fue el pelinaranja quien había hablado para retomar su camino en dirección al lugar, para que los otros dos asintieran a sus palabras.
No había tardado mucho tiempo en llegar hasta aquel local en donde se iban a reunir, de hecho, la pelinegra se había extrañado un poco al ver el letrero de aquel lugar "Bar De La Esquina Karakura", realmente era un nombre un poco extraño, pero eso no era lo único.
- ¿No se supone que los menores de edad no pueden entrar a estos sitios?
- Buena observación, Rukia-san – dijo el rubio, haciendo que la mujer la viese un poco con molestia por estar jugando con ella en estos momentos – pero, este lugar no es como todos los demás…
- ¿Qué se supone que significa eso?
- Simple, si se admiten menores de edad.
- ¿Eh?
- Si. En este lugar, debido a lo famoso que es en toda la ciudad debido a los músicos que tocan en el lugar, algunos de esos músicos terminan siendo menores de edad, por lo que la ciudad dio permiso para que fuesen al lugar dichas personas, claro está que deben cumplir con las mismas normas que los demás lugares… claro, con alguna que otra excepción…
- Creo que entiendo lo que dices… - decía la pelinegra, un poco pensativa por lo dicho por el rubio… realmente, era algo poco común de ver, pero si es cierto, no tenía por qué preocuparse, por lo cual, solo siguió a ambos adolescentes que ya estaban adentrándose al lugar.
No tardaron mucho tiempo para ver a los demás que ya estaban en el lugar, sentados en una mesa que tenía los asientos suficientes para todos ellos.
- ¡Oigan, chicos! – dijo cierto castaño que estaba tratando de llamar la atención de los tres que acabaron de llegar - ¡Estamos aquí!
- No tienes que ser tan ruidoso – dijo el pelinaranja, quien había saludado a todos lo que estaban presentes, que eran Keigo, Mizuiro y Chad.
- ¿Dónde están Tatsuki-san y Orihime-san?
- Todavía no han llegado – dijo el adolescente más alto que el promedio, cosa que saco un pequeño asentimiento en comprensión por parte del rubio… quien estaba pensando en alguna que otra forma de burlarse de la mujer por llegar más tarde que el
- ¡Lamentamos el retraso! – se pudo escuchar la voz de una siempre animada pelinaranja quien arrastraba a una pelinegra de la manga de su brazo.
- Vaya, vaya, ¿Con que Arisawa Tatsuki llego después que yo? – decía un poco divertido el rubio, quien ya había pensado en la mejor forma de fastidiarla, cosa que había funcionado a la perfección.
- Tu cállate… - decía la mujer, quien solo miro hacia otro lugar, cosa que divirtió un poco al rubio.
- Solo es una pequeña broma, Tatsuki-san. No es para tanto…
- Si, si, lo que digas – dijo la mujer, para luego sentarse en uno de los asientos en aquella mesa.
- Bueno, ahora si estamos completos – dijo el pelinegro Mizuiro, tratando de calmar un poco el ambiente que siempre generaban aquellos dos, cosa que era una escena normal por parte de aquel para, que solo saco un pequeño suspiro por parte de todos ellos.
- Tienes razón, Mizuiro. Ahora si podemos disfrutar del espectáculo.
- ¿De qué están hablando?
- Vaya, se me olvidaba que eras nueva en esto, Rukia-san – decía el rubio, mientras tomaba asiento en una silla cercana.
- Siempre solemos quedar en este lugar para ver algún espectáculo que monten en el escenario, Kuchiki-san – decía la mujer pelinaranja, empezando a explicar a la baja pelinegra, mientras la otra apuntaba con un dedo al escenario que tenían en frente.
- Es cierto. La gran mayoría de las veces, algunas personas suelen tocar alguna que otra canción popular o muy conocida por la gente – esta vez, fue turno del moreno explicar la siguiente parte a la pelinegra, quien había entendido lo que estaban diciendo.
- La gran mayoría de las veces, son Chad y Daisuke los que terminan tocando alguna buena canción… además… ¡Nunca me enseñaste a como tocar la batería! – ahora fue turno del castaño dar su explicación… aunque más que explicación, era una queja dirigida al rubio, quien solo inclino la cabeza a un lado.
- Pero si te dije que no he tenido tiempo… y lo más conveniente, es que cuando yo tengo tiempo, los papeles se invierten, Keigo – respondió simplemente el rubio, cosa que solo hizo que el castaño se levantase de la silla y lo señalase acusadoramente.
- ¡¿Pero me prometiste que me enseñarías?!
- Y eso es lo que hare… cuando por fin tenga algo de tiempo… - esta discusión podía extenderse durante un largo rato, pero, para alivio del rubio, a la mesa en donde se encontraba los demás, llego cierto señor, seguramente para tomarles la orden de lo que pidiesen.
- ¡Vaya, hacía mucho tiempo que no los veía a todos ustedes por este lugar! – dijo un señor algo mayor, de cabello castaño corto, ojos marrones y un bigote que adornaba su cara.
- Keiden-san, es bueno volver a verte – dijo el rubio para estrechar la mano del hombre.
- ¿Van a querer lo de siempre?
- Supongo que si… - decía el rubio mirando hacia los demás que solo asentían, a excepción de la pequeña pelinegra – Cierto… Rukia-san, te presento a Keiden-san, él es el dueño del Bar.
- Vaya, conque una nueva integrante del grupo…
- Soy Kuchiki Rukia, mucho gusto en conocerlo señor…
- Ni lo digas, el gusto es mío, Kuchiki-san. Soy Ryūga Keiden, el dueño del Bar más famoso de la ciudad… - decía el hombre, orgulloso al nombrar al local, ganando un corto y rápido asentimiento de la baja mujer.
- Por cierto, ¿Dónde están Ken y Kai?
- ¿Mis hijos? Seguramente estén entrenando hasta tarde para el partido del martes… realmente no hay quien los pare cuando empiezan a entrenar…
- No me lo recuerdes, Keiden-san… todavía no olvido aquella vez que entrené más de 10 horas seguidas con ellos… pero mejor no recordemos más el pasado.
- Estoy completamente desacuerdo contigo, Daisuke-san – dijo el hombre, sintiendo un pequeño escalofrió recorrer su columna al igual que el rubio… realmente, no quisieran volver a pasar por aquella experiencia - ¿Qué es lo que puedo ofrecerte, Kuchiki-san?
- Un poco de jugo estaría bien para mi…
- Sin ningún problema…
- Oye, Keiden-san… esta vez… dame un poco de lo de la última vez… - esto lo había dicho el rubio, guiñando un ojo al hombre mayor, cosa que este entendió por completo, para luego retirarse a buscar el pedido de los demás.
- ¿No entiendo cómo te puede gustar el alcohol? Es decir… sabe horrible… - esta vez fue el castaño, quien había dado una mueca exagerada al decir aquellas palabras.
- Eso se debe a que no son lo suficientemente adultos para entenderlo…
- ¿Pero si tienes la misma edad que yo?
- Pero recuerda, soy mayor que todos los demás aquí… - dijo el rubio, dando a entender la supuesta superioridad que tenía sobre el resto – Claro… siempre y cuando no contemos a Rukia-san… - ese fue el divertido pensamiento del rubio, quien miro por un momento a la baja mujer, que estaba a punto de hablar
- ¿Pero eso no es algo… ilegal? – esta vez fue Rukia quien había dicho aquello, ganando un suspiro de todos los demás, cosa que había desconcertado a la baja pelinegra.
- ¿Recuerdas que te había dicho que había unas cuantas excepciones?
- Si. ¿Y qué pasa con eso?
- Yo soy una de esas excepciones – dijo el rubio con una sonrisa ladeada, cosa que solo saco una pequeña gota de sudor de parte de la mujer.
- Mejor no sigo discutiendo sobre eso… - termino de hablar la mujer, para luego ver como un mesero llegaba con los pedidos de los demás… que iban de vasos llenos de refrescos, té, agua y el vaso completamente lleno de alguna bebida alcohólica que había ordenado el rubio.
- Creo que ahora si van a empezar… - dijo el rubio, llamando la atención de los demás, para ver como las luces se empezaban a apagar de apoco, dejando solamente las del escenario completamente encendidas.
Cada una de las presentaciones había pasado con completa tranquilidad, desde canciones que no fueron tan malas del todo, hasta los mejores grupos de aficionados tocando canciones de bandas populares, haciendo que algunos de los presentes en aquel lugar se levantasen de sus asientos y se dejasen llevar por el ritmo de las canciones… pero claro, las cosas no siempre pueden ir como uno quería… ya que los humanos con una alta energía espiritual se habían alarmado al escuchar el grito de cierto monstruo…
- ¿En serio? ¿Un Hollow, ahora? – se palmeo el rubio mentalmente, viendo como el pelinaranja se había preparado para luego agarrar una pastilla de color verde de su bolsillo… - Eh, Ichigo; ¿Te pasa algo?
- ¡¿Cómo que…?!
- Oye, oye, si querías pedirle a Keiden-san que quería tocar alguna canción… no deberías ir tu solo…
- ¡¿Pero…?! – el pelinaranja estaba a punto de protestar, para que luego, el rubio le tapase la boca con una mano… pero lo que nadie vio, es que había arrebatado la pastilla del pelinaranja, para luego forzársela a tragar, haciendo que este saliese en su forma espiritual, sorprendiendo un poco a tres de los presentes…
- Mira, no se quien seas o como te llames… pero no quiero que hagas alguna tontería que pueda perjudicar a Ichigo… Así que, quédate sentado sin hacer nada estúpido si no quieres terminar como aquel menos de la última vez… - fue la amenaza susurrada por parte del rubio a un oído de aquella alma modificada… haciendo que este tragase duro por lo dicho, para luego asentir sin ser detectado por los demás y volver a sentarse en su sitio.
- Pero… ¿Qué está pasando? – esta vez fue el pelinegro Mizuiro, quien no entendía nada de lo que sucedía en esos momentos.
- Oye, Keigo… ¿Todavía te apetece que te enseñe a tocar la batería?
- ¿Lo dices en serio?
- Si – dijo el rubio, quien, para su suerte, estaba sintiendo que aquel Hollow se estaba aproximando de manera lenta.
- Pero, ¿Cuándo empezamos?
- Ahora – dijo el rubio, quien había desconcertado a varios de los presentes… incluido el pelinaranja, quien todavía seguía quieto, expectante al plan que tenía el rubio – Chad ¿Quieres ayudarme con esto?
- Haré lo que pueda… - dijo el joven moreno, levantándose de su asiento, entendiendo un poco de lo que estaba planeando el rubio.
- Perfecto… ¡Keiden-san! – llamo el rubio al adulto, quien se encontraba detrás de aquella barra de tragos – El siguiente espectáculo será de mi parte.
- ¿En serio? ¡Eso es perfecto! Ya todo está preparado, solo tienen que subir al escenario y hacer lo de siempre.
- ¡Bien! ¡Vamos, Chad, Keigo!
- ¡¿Qué está sucediendo?! – decía el castaño, quien fue agarrado por la manga del cuello de su camisa, para luego empezar a ser arrastrado, cortesía del rubio – Orihime-san, no dejes que alguno haga alguna tontería… y si las cosas se empiezan a poner feas... supongo que entiendes.
- ¡No hay problema, Daisuke-san! – decía animadamente la pelinaranja… pero, debajo de su expresión, se notaba la mirada seria que tenía la mujer al haber captado el pequeño mensaje que le había dado el rubio, cosa que ya estaba explotando la cabeza de algunos de ellos por no entender la inesperada situación.
- Ah, y tú, Rukia-san… - dijo el rubio, llamando la atención de la mencionada – disfruta del espectáculo – finalmente dijo, para luego ir en dirección al escenario, junto con Chad y Keigo - ¿Qué estas esperando? – este fue el susurro que había dicho el joven rubio, que iba dirigido al pelinaranja en su forma espiritual seguido de un pequeño y discreto guiño, haciendo que este reaccionase y asintiese a lo dicho.
- Tan presumido como siempre… - fueron las palabras que venían con un largo y pesado suspiro, por parte de la pelinegra artista marcial… era normal que aquel rubio siempre presumiera lo bueno que era al hacer algo, como tocar y hacer música, cosa que saco una pequeña gota por parte de los que habían oído a la mujer… realmente, esos dos tenían una relación un poco… peculiar.
Ya en el escenario, se encontraban los jóvenes quienes iban a empezar a dar aquel espectáculo… lo único raro de eso, fue ver como por un minuto el rubio le daba una pequeña explicación al castaño de lo que tenía que hacer en la canción que iban a tocar, cosa que sorprendió al moreno, quien había reconocida aquella melodía.
- Ahora entiendo por qué me dijo que tocase el bajo… - fue el pensamiento que tuvo el musculoso hombre… después de todo, era la canción favorita del rubio, y por nada en el mundo le pediría a alguien más que tocase el papel principal de esa canción.
- Probando, uno, dos… - fue lo que dijo el rubio por el micrófono, llamando la atención de los presentes, notando que estaba funcionando sin ningún inconveniente – La siguiente canción le pertenece a la banda estadounidense, Nirvana. Su nombre es "Heart-Shaped Box" …
Cuatro minutos y treinta y nueve segundos después…
La canción había sido concluida… con un Keigo más que aterrado por tocar su primera vez… con mucho público viéndolo, a Chad, en su expresión estoica de siempre, de hecho, se mantuvo todo el tiempo igual durante toda la canción, y el rubio… quien había ido de aquí para allá en cada una parte en la que no necesitaba cantar.
Pero a todo esto, el pelinaranja ya había vuelto a su cuerpo humano, llegando justo en el final de la canción, mirando alguna de las expresiones de sus amigos: la pelinaranja se había emocionado un poco, llegando junto con la multitud que se había puesto al frente para ver de cerca el espectáculo que estaban dando, la pelinegra artista marcial no pudo evitar seguir los pasos de la pelinaranja, quedando a un lado de ella en primera fila, el pelinegro Mizuiro se abstuvo de ir a donde estaban ellos, por lo que opto pararse en la mesa del sitio en donde estaba, como hicieron muchos, para ver de un mejor ángulo lo que pasaba… sobre todo, al castaño, a quien estaba grabando con una cámara, y por último, estaba la pelinegra Shinigami, quien estaba asombrada por lo que estaba viendo y sobretodo, escuchando… no era algo que ella pudiese encontrar en la Sociedad De Almas…
- ¡Muchas gracias, publico! – dijo el rubio, haciendo que varios de ellos gritasen de euforia y emoción por las palabras del rubio… pero de pronto, tuvo que ver hacia un lado, como venía un pequeño Hollow un poco débil… coas que había alertado a los que lo podían ver… pero antes de que llegase a mayores, el rubio con la guitarra, le había dado un fuerte golpe en su máscara, partiéndosela un poco, haciendo que este lanzase un grito.
- Trate de mandar su Reiatsu a aquel instrumento, mi señor – fueron las palabras de aquella voz que resonó en la mente del rubio, quien haciendo caso a lo que decía, procedió a liberar un poco de Reiatsu y mandar un poco de Reiryoku a aquella guitarra, que al siguiente golpe que le había dado a aquella alma, termino explotando su cabeza en miles de pedazos, haciendo lo mismo con la guitarra, cosa que hizo desaparecer al Hollow en ese instante.
Por un momento, el rubio se dio cuenta de algo muy importante… la gente lo estaba viendo un poco raro por lo que había hecho, pero antes de dar alguna explicación, se pusieron a gritar de emoción por lo que había hecho, fue muy al estilo de un "Rock Star"
- Vaya… eso no me lo esperaba… - decía el rubio, quien vio por un momento a sus demás compañeros quienes había visto lo que en realidad había pasado, con una cara de palo en su expresión… a excepción de la pelinaranja, quien estaba sonriendo, un poco nerviosa por cómo habían terminado las cosas.
- ¡Eso es! – dijo el castaño que todavía estaba detrás de él, lanzando las baquetas de madera al aire, para luego lanzarse al público y dejar que estos los levantasen.
- Espero que no se le suba a la cabeza… - decía un nervioso rubio con una gota de sudor en su nuca, al igual que su compañero moreno a un lado, quien había asentido a lo dicho por el rubio.
Un poco más atrás, estaba la baja pelinegra, quien no sabía nada de lo que estaba pasando, pero le gustaba lo entretenido que se había vuelto ese día.
El trio ya estaba empezando a bajar del escenario, siendo aplaudido por muchos de los presentes, pero el castaño era quien más se estaba vanagloriando, pero dejando eso por otra parte, se habían reunido en la salida del local, dando por terminado la reunión de esa noche.
- ¡Tenemos que repetir esto de nuevo! – decía el emocionado Keigo, quien todavía seguía teniendo la fama subida a la cabeza.
- Tal vez en algunos meses… creo que tendré los fines de semanas muy ocupados… - decía el rubio, quien seguía pensando en cuando seria el momento idóneo para hablar con cierto sombrerero loco… como también, hablar con cierto azabache que no había visto por ningún lado…
- Yo también estaré ocupado trabajando – fue la respuesta directa de Chad, quien estaba a un lado del rubio.
- ¡Ah, ahora que yo tengo un momento de gloria, nadie podrá estar presente para verme! – ahora, el castaño estaba disgustado por lo que estaba pasando en ese momento… realmente, ya se le había subido la fama completamente a la cabeza.
- Claro… si es que me dejan volver a entrar…
- ¿A qué te refieres, Daisuke? – esta vez, fue el pelinegro, quien estaba un poco intrigado por esa declaración.
- ¿No viste los que acabo de hacer?
- ¡Fue un completo espectáculo, Daisuke! – esta fue la respuesta de un bigotudo que estaba saliendo del local.
- ¿No estas enfadado por lo que hice, Keiden-san?
- ¿Enfadado? ¡Estoy agradecido! Ahora tengo dinero para comprar diez guitarras como esas… y solo fue lo que recaude esta noche.
- ¿En serio?
- Es más, te tengo un regalo por haber hecho de esta noche algo maravilloso… - decía el hombre, quien tenía una gran bolsa repleta de algunas bebidas que seguramente le acababan de llegar, importadas de quien sabe dónde.
- No me lo puedo creer… es… - decía el estupefacto rubio, quien por un momento los ojos le habían empezado a brillar.
- tómalo como agradecimiento… y como premio por adelantado… claro, si es que llegan a ganar el partido final…
- ¿Y desde cuando pierdo una final? – esta vez, la arrogancia del rubio se hizo presente en aquellas palabras, cosa que saco una pequeña risa del hombre.
- Que no se te suba a la cabeza, muchacho… si lo haces…
- No me lo tienes que decir. Es poco probable que vayamos a perder… y seguramente ganemos la copa por tercera vez…
- Eso espero. No quiero tener a los gemelos detrás de mí, pidiéndome ayuda para que los entrene…
- Bueno, creo que mejor me voy, antes de que me ponga nostálgico, recordando esos entrenamientos intensivos…
- Creo que sería lo mejor. No vemos el martes, Daisuke. Hasta pronto, chicos
- Hasta pronto, Keiden-san – dijo el rubio, quien se había despedido junto con sus amigos del adulto, quien volvió a entrar en la tienda.
- ¿Por qué dijo que te volvería a ver el martes, Daisuke-san? – la baja mujer no podía evitar la curiosidad ante aquellas palabras del señor, cosa que saco una pequeña sonrisa por parte del rubio.
- Ah, no es nada. Solo que será el partido final de fútbol del torneo en el que mi equipo está compitiendo.
- ¿De qué se trata?
- Yo mejor me voy – dijo sorpresivamente el castaño, quien, por lo visto, decía esas palabras un poco asustado… seguramente debido a leer un mensaje que le habían mandado… pero no hicieron más que restarle importancia.
- Yo acompañare a Keigo para que no le pase nada… No vemos – dijo el pelinegro, quien fue detrás del castaño… realmente un acto noble de su parte.
- También me tengo que ir ahora, tengo que trabajar mañana… - dijo Chad, para luego despedirse de los demás e irse por su propio lado.
- Bueno… supongo que ahora quedamos nosotros cinco… - dijo el rubio, quien solo miraba a las personas que quedaban en ese lugar… cosa que le dio una gran idea al ver cierta vista que tenía en estos momentos… cierto pelinaranja rodeado de las demás mujeres… - No sé por qué… pero tengo una idea que seguramente les va a gustar a ustedes cuatro…
- ¿De qué se trata, Daisuke-san? – esto lo decía la inocente pelinaranja, que estaba intrigada por lo que tenía que decir el rubio… pero a un lado, su amiga artista marcial ya tenía una posible idea de lo que trataría de hacer el rubio…
- Dime, Ichigo; ¿No has pensado en la idea de tener tu propio…?
- ¡Ni lo llegues a terminar, idiota! – dijo la pelinegra, quien había empezado a embestir con una patada directo al joven, quien solo se agacho un poco para que pasara de largo.
- Oye, oye, no me dejaste terminar, Tatsuki-san… además, solo era una pequeña broma…
- ¡Broma mi trasero! No piense que esta vez dejare que te salgas con la tuya – dijo la mujer para dar una sucesión de golpes al rubio, quien trataba como podía de esquivar todos sin salir herido.
- ¿Esos dos siempre son así?
- Si – dijeron los dos pelinaranjas ante la pregunta de la baja pelinegra, quien junto con los otros dos veían la escena con una pequeña gota de sudor en sus nucas.
- ¿Entonces dices que tu trasero solo es una mentira?
- ¿Qué? – ahora, la pelinegra tenía un tic en su ojo derecho, se notaba la molestia que irradiaba en su expresión.
- Eso es raro, porque ahora lo veo y pienso que si tienes un trasero muy real… - decía el rubio para desconcierto de la mujer – aunque ahora que me doy cuenta… creo que yo tengo más trasero que tu…
- ¡Ya cállate! – y con una rabia ardiente en su cara, la mujer fue directo hacia el rubio, quien hacia lo que podía por no reírse de lo que estaba pasando… más que nada, porque era cierto todo lo que había dicho… eso incluía también la última parte.
- Oye, pero solo estaba diciendo la verdad…
- ¡Tu solo encuentras varias formas para molestarme!
- Pero, si tu buscas alguna forma de molestarme, también podrías hacer lo mismo que yo, Tatsuki-san.
- Sí, claro, como si tuvieras alguna forma en la que pudiese molestarte… - ahora, el sarcasmo en la voz de la mujer era palpable para cualquier persona, hasta los tres que estaban viendo la escena notaron aquel tono.
- Es cierto… no tengo ninguna forma en la que nadie puede molestarme…
- Hasta que… - la pelinegra iba a seguir con sus golpes… pero la cara seria del rubio en un solo segundo la había desconcertado, como también a los otros que lo estaban viendo… aunque fue por un solo segundo para luego cambiarla a su expresión ordinara… los había alertado un poco.
- Porque… no existe nada en este mundo con lo que me puedas molestar… porque siempre estuve solo… - decía el rubio, cosa que había preocupado un poco a los presentes en aquel tono que el joven no había utilizado hace y muchos años… aquel tono vacío que antes tenía… pero de un momento a otro, volvió a su estado normal – creo que te debo una disculpa por decir eso… Tatsuki-san – volvió el rubio a su estado normal, desconcertando un poco a la baja pelinegra, y haciendo que los demás suspirasen u poco aliviados.
- Si, bueno… las acepto. Ya mejor vámonos antes de que se haga más tarde… - dijo la artista marcial, tratando de cerrar con aquel tema… ninguno de ellos quería volver a ver la antigua personalidad del rubio… a ninguno de ellos le había gustado antes, y ahora no era una excepción… siempre harían lo posible para que nada de eso volviese a ocurrir.
- Oye, Rukia-san; creo que me quede explicándote algo… pero no recuerdo que era…
- Eh… era sobre un partido que tendrías el martes…
- Oh, cierto, se me había olvidado. Estás invitada a ver la final del torneo de fútbol de este año – dijo el rubio con su pequeña sonrisa, extendiéndole un pequeño papel a la mujer, cosa que, al agarrarlo, noto que no era otra cosa que una entrada para aquel evento.
- ¿También juegas futbol?
- Pues claro. No por nada mi equipo gano la copa dos veces seguidas… sin contar que yo soy el capitán y arquero principal del equipo… pero mejor dejo que lo veas tu misma en unos días.
- Ahí estaré, Daisuke-san.
- Excelente… creo que ahora si tenemos que irnos… se nos está haciendo tarde… - esta vez, todos estuvieron de acuerdo con lo dicho por el rubio… se habían tardado más tiempo de lo normal en aquel lugar.
- Tienes razón, Daisuke-san… casi se me olvidaba que tengo que hacer algunas cosas…
- ¿Por qué no te vienes con nosotros?
- Gracias por la oferta, pero tengo que hacer unas cosas antes de irme… los veo pronto – dijo la baja mujer, para luego irse en un abrir y cerrar de ojos… cosa que había puesto un poco raros a las personas en el lugar… pero no le dieron tanta importancia… a excepción del rubio, quien se estaba haciendo una pequeña idea de lo que trataban de hacer…
- Bueno… supongo que nosotros las acompañaremos hasta que lleguen a sus casas…
- Si, bueno…
- No era una pregunta, Ichigo. Lo hare si o si, punto y final – dijo el rubio, quien no dejaría que el pelinaranja se fuese por su parte, cosa que lo hizo suspirar un poco de fastidio – Por cierto, chicos… lamento que tuviesen que ver de nuevo a mi antiguo yo…
- Descuida, Daisuke-san. No es para tanto…
- ¡No! Si es para tanto, Orihime-san… después de todo, les había dicho que…
- Sea como sea, solo no dejes que la parte idiota de ti vuelva a aparecerse… realmente me siento muy deprimida al verte tan… tan…
- je… - fue la pequeña risa que salió de la boca del rubio, sorprendiendo a los tres presentes – mejor no hablemos más de eso… supongamos que nunca paso y sigamos como siempre hacemos – dijo el rubio con una pequeña sonrisa, quien empezó a seguir el camino a la casa más cercana… que, para su suerte, era la suya, ganando un asentimiento de los demás presentes.
Luego de una corta caminata, llegaron a la casa del rubio, el cual se despidió de los demás, dejando al joven pelinaranja, quien se tuvo que ir por separado de las mujeres, debido a que su hogar estaba en dirección contraria.
Ya dentro de su casa, el rubio no pudo evitar tirarse boca arriba en su sillón y quedarse pensativo en el lugar.
- Hitsujikai…
- ¿Sucede algo, mi señor?
- ¿Por qué me sigue pasando esto?
- Eso es algo que no puedo contestarle…
- ¿Por qué?
- Esa respuesta está en lo más profundo de su ser… y la única forma de obtener una respuesta que le lo suficientemente buena para usted, es buscándola por su propia cuenta.
- ¿Y cómo puedo hacer eso?
- ¿Recuerdas cómo te había dicho la forma de hablar conmigo?
- Ya veo… - dijo el rubio en su mente, respondiendo a aquella voz, para luego sentarse en el suelo de piernas cruzada y empezar a meditar como lo hacía hace muchos años…
Se quedó así por unos minutos, tratando de encontrar aquella respuesta que el necesitaba encontrar… hasta que su búsqueda termino al entender lo que pasaba… cosa que le hizo abrir los ojos lentamente.
- Ahora comprendo… - decía el rubio, cuando en su mente empezó a recordar el momento en que todo había empezado…
Flashback
Actualmente, se podía ver a cierto rubio, mucho menor de lo normal… tal vez de unos ocho o nueve años de edad paseando como siempre por cierto orfanato en el que vivía temporalmente… lo decía aso porque desde el momento en el que estuvo en aquel lugar, nunca decidió salir de ahí si no fuese con las personas que él estaba buscando.
- Daisuke – fue la voz que pudo escuchar el niño, quien volteo a ver a una de las mujeres que cuidaba aquel orfanato.
- Samuru-san… - decía el rubio con una voz carente de sentimiento alguno, cosa que entristeció un poco a la mujer.
- Ya deja de estar comportándote de esa forma, si sigues así… nunca encontraras a una familia que te quiera…
- Yo no necesito buscar a una familia que remplace a la que yo debería tener en estos momentos… - el rubio no hacía más que poner cada vez más triste a aquella mujer, quien no podía dejar que un niño de su edad actuase y pensase de esa forma.
- Pero, ¿Al menos no puedes darles una oportunidad?
- No – fue la simple y directa respuesta que había dado el niño, quien solo se fue por la puerta de salida de aquel lugar… haciendo suspirar a la mujer.
El rubio camino por un momento, yendo por alguna que otra calle, viendo algunos niños en el parque, jugado como lo suelen hacer comúnmente, luego para ver a los adultos llamando a sus hijos respectivamente.
Dicha escena no le había causado ningún tipo de sentimiento alguno al rubio, quien solo se dirigió al ahora vacío parque, para tirarse en el suelo para empezar a ver las nubes…
- Esto es realmente molesto… - dijo el rubio, quien solo continuaba mirando aquellas nubes en el cielo azul… para luego notar como el sol le dificultaba su vista… cosa que le hizo levantarse del suelo e ir directo al orfanato, según lo que sabía, aquella familia se haría antes del mediodía, y si estaba en lo correcto, ellos ya no deberían estar en el lugar.
Y como había predicho, no estaban ahí… de hecho, extrañamente, no había tanta gente en el lugar, cosa que lo había hecho extrañarse un poco… solo para recordar cierto lugar de vigilancia que también estaba vacío.
Ahora, el rubio había entrado al cuarto de vigilancia, que casualmente, estaba entre abierto, por lo cual decidió entrar en el lugar, para luego con sus conocimientos en estas cosas, entrar al sistema de las cámaras de seguridad y ver las grabaciones de hace años atrás… precisamente, el día en el que había llegado al orfanato.
Reviso específicamente aquella grabación en donde aparecía cierta mujer encapuchada, cosa que le hizo intrigar al ver la pequeña imagen que tenía como logo aquel archivo… después de todo, él fue el único niño que había sido recibido al orfanato aquel año, por lo cual no fue una búsqueda difícil.
Y habiendo abierto aquel archivo, solo le hizo entrecerrar lo ojos al ver que no podía ver nada de lo que pudiese identificar en los primeros minutos de grabación debido a alguna interferencia que estaba dándose en aquel lugar, para luego en los últimos segundos, ver a una mujer de posible cabello rubio dejar a un recién nacido con una nota chamuscada en una caja de madera… notando que estaba algo magullada, pero en comparación a aquella mujer, estaba en buena condición.
Ya pasando a la mujer, no podía ver más que el mechón de cabello rubio que sobresalía de la capucha de su abrigo… como también una herida abierta por la cual se veía la sangre brotar de esta… lo que identifico todo el video… fue ver a aquel niño con una cicatriz en su ojo izquierdo… ya con eso, pudo entender la gran mayoría de lo que estaba pasando en ese momento.
- No entiendo… - como había dicho, solo la gran mayoría, dejando por fuera los detalles más importantes, que, para su desgracia, no tenían respuesta alguna.
- Lo único que te puedo decir… es que estoy seguro de que ella te amaba, Daisuke… - dijo una mujer, que no era otra que Samuru, que estaba escondida detrás de la puerta, cosa que ni siquiera había logrado alguna reacción en el pobre niño que estaba en su propio shock.
- ¿Qué fue lo que sucedió para que llegase a este punto?
- No lo sabemos. Ese día… solo podíamos escuchar explosiones por doquier, quien sabe por qué, pero, para desgracia, no pudimos encontrar a la mujer… quien sabe lo que le puede haber pasado, además del hecho de que estaba lloviendo ese día, no pudimos saber que fue de ella, o a donde se fue… perdimos cada rastro que pudo haber dejado.
- … - el rubio estaba sumido en sus pensamientos… pensando en lo que podría haber sucedido en realidad con todo esto… pero, para desconcierto de la mujer, solo se retiró del lugar.
- Daisuke…
- Te doy las gracias por haberme mostrado esto, Samuru-san… Hay muchas cosas que tengo que pedirte… si es que puedes hacerlas…
- ¿Qué es lo que necesitas?
- Primero, diles a los demás que nadie más puede adoptarme. Segundo, cuando termine la primaria, ya no estaré en el orfanato… me iré a vivir por mi propia cuenta. Tercero, quiero que me des una copia del video del día en que llegue al orfanato, como también, el pedazo de papel chamuscado en donde estaba escrito mi nombre.
- ¡¿Pero…?!
- Eso es lo único que te estoy pidiendo… - decía el rubio con la misma mirada de siempre… solo que ahora ya no había nada en ella… parecía una mirada muerta.
- Haré lo que pueda…
- Gracias, Samuru-san… gracia por todo lo que has tratado de hacer por mi… - dijo el rubio, para luego retirarse del lugar e ir a una de las habitaciones en la cual este iba a recostarse en una de las camas… realmente, no tenía ganas de hacer algo.
- Lo lamento mucho… Daisuke… - pensó con pena la mujer, viendo el estado actual del chico… no era algo que alguien de su edad podría digerir… pero, después de todo, ese chico era un genio en toda la palabra… un prodigio, que, si se le hubiese enseñado bien desde muy temprano, podría estar quien sabe dónde haciendo cosas importantes… pero, en vez de eso… ahora estaba enfrascado en una búsqueda imposible…
Fin Del Flashback.
El rubio estaba todavía sentado en aquella posición en la cual había empezado a meditar… pero estaba completamente serio al recuerdo que había pasado por su mente…
- Así que todavía sigo igual… - se dijo a sí mismo el rubio… por lo visto, el mismo se había avisado para volver en la búsqueda por la cual había hecho aquella habitación y gasto gran parte de su tiempo… pero había aquel pequeño problema… no contaba con la tecnología necesaria para poder continuar con su labor… - ¿Y cómo se supone que siga?
- Muy pronto… hallaras las respuestas que necesitas, mi señor… - dijo aquella voz que solo había sacado un pequeño resoplido por parte del rubio… todavía no podía comprender del todo lo que quería decir su compañero… pero sabía que no le estaba diciendo algo que le faltaba… pero no podía hacer más que esperar… como lo había hecho por varios años.
- Supongo… que no haré nada si sigo sentado aquí… - dijo el rubio en voz alta, para luego mover aquel libro de la estantería separada, para que luego esta se fuese a un lado, para entrar en la habitación secreta para intentar seguir buscando alguna respuesta clara.
Se quedó en aquella habitación toda la noche… intentando descifrar de alguna manera cómo poder ver a los Hollows por sus cámaras de seguridad… una pena que haya sido en vano… pero no hizo más que salir de ahí, para luego ir a su habitación para dormir un poco… no tenía ganas de hacer algo interesante en los próximos días… salvo con seguir aprendiendo a realizar Kidō con la mujer Shinigami.
Ya pasada la noche, el rubio se había levantado un poco temprano, para vestirse, comer algo e ir a buscar a la mujer que todavía le estaba enseñando aquellos hechizos.
No tardo mucho tiempo preparándose, para luego salir de su casa en busca de la mujer… cosa que no fue una tarea difícil, ya que la había visto andar unas calles cerca de donde estaba el rubio.
- Rukia-san – dijo el rubio llamando la atención de la mujer.
- Daisuke-san. Precisamente te estaba buscando…
- ¿Sera para continuar con el Kidō?
- Así es… no creo que tengas ningún problema en aprender lo poco que puedo enseñarte…
- ¿Por qué lo dices, Rukia-san?
- Veras… soy muy buena con el Kidō… pero…
- Solo sabes lo básico, como también alguno que otro que has aprendido y dominado con la ayuda de alguna que otra persona…
- Algo así… básicamente, hoy se termina tu entrenamiento.
- ¿Realmente es así de fácil?
- Tu eres una excepción a todo lo que he podido ver en la Sociedad De Almas, Daisuke-san… tu realmente eres bueno… diría que mucho mejor que muchas personas en el "Goteijūsantai" (Trece Escuadrones De Protección)
- ¿Goteijūsantai?
- También es conocido como "Gotei 13". Son los encargados de proteger la Sociedad De Almas…
- O sea, que viene siendo los Shinigamis…
- Así es, pero no hay que profundizar tanto las cosas… mejor vamos a terminar con tu Kidō.
- Esa debía ser mi línea… Rukia-san – dijo el rubio para dar na pequeña sonrisa que fue devuelta con otra sonrisa por parte de la mujer.
El resto del día el rubio se la paso aprendiendo los hechizos que sabía la mujer… una lástima que no fuesen tantos como había esperado…
Lo único que le había enseñado fueron únicamente Hadō: el #33, Sōkatsui (Lluvia De Fuego Azul) y el #73, Sōren Sōkatsui (Loto Gemelo de Fuego Azul, Aplastamiento) … aunque, había que darle gran mérito al rubio, que había aprendido a la perfección ambos hechizos, como cosa rara; pero eso cambiaria si se habla de un hechizo que sobrepase el número 70… eso si era un logro que la pelinegra no había visto venir.
El primero de ellos, Hadō #33 Sōkatsui, era una bola de energía azul que se genera en la palma de la mano del usuario, para luego salir disparada en un torrente de energía que se mueve como una gran ola explosiva que destruye por completo el objetivo. También, este hechizo se podía recitar el encantamiento el cual era "¡Oh, señor! ¡Máscara de carne y hueso, batir de alas, aquél que ostenta el nombre de Hombre! ¡Verdad y templanza, por encima de esta barrera de sueños sin pecados libera la ira de tus garras!"
El segundo, Hadō #73 Sōren Sōkatsui, era una forma más avanzada del primero, ya que era un doble disparo de aquella llama azul. Al igual que el anterior, también se podía recitar el hechizo para potenciarlo al máximo, el cual dice "¡Oh, señor! ¡Máscara de sangre y carne, toda Creación! ¡batir de alas! ¡aquél que ostenta el nombre de Hombre! En la pared de la llama azul, inscribe un loto gemelo. En el abismo de la conflagración, espera a los cielos lejanos".
Ahora, lo único que quedaba era probarlo en un enfrentamiento real… cosa que el rubio se dedicó a realizar por su cuenta, ya notando que la pelinegra se había cansado más de lo normal… pero supuso que era algo por la falta de sus poderes de Shinigami que todavía no habían regresado por completo.
Pero, eso era una mera suposición… tampoco obtendría una gran respuesta por parte de la mujer… que estaba un poco seguro de que ella tampoco tenía una buena respuesta para su tardía recuperación.
Los días habían pasado, y llego el día más problemático para el rubio… no era otro que el día del partido final.
El día anterior, no había hecho la gran cosa, solo fue a la secundaria como siempre, se durmió en su puesto como siempre hacia… pero lo único raro era ver que el joven Quincy lo miraba cada cierto tiempo… todavía el azabache no había dado la explicación que quería escuchar el rubio hace ya días atrás…
Pero, estaba seguro de que pronto el joven pediría que se reuniesen en algún lugar, por lo que simplemente dejo a que el de lentes hiciera el primer movimiento.
Por otro lado, en ningún momento se le había ocurrido hablar con cierta pelinaranja y cierto moreno sobre la forma en que habían logrado obtener sus propios poderes… cosa de la que estaba muy seguro que muy pronto les pediría alguna respuesta a sus preguntas… claro, siempre y cuando estuviesen dispuestos a responder.
Y eso fue lo que paso ese lunes.
Ahora, era martes. Ese día, luego del partido final, seguramente haría todo lo que había pensado el día anterior… pero primero era lo primero.
El rubio estaba llegando a la secundaria con la ropa representativa de esta… a quien se le notaba que no había dormido tan bien, seguramente porque a su mente no le dio la gana de dejar aquellos pensamientos, dejando que el rubio desvelase hasta tarde.
Pero, a fin de cuentas, no era algo que le importase, de una forma u otra terminaría durmiéndose en el salón de clases, como cosa rara.
Volviendo al presente, el rubio siguió su camino con total naturalidad. No había nada de raro aquel día… y en cierto modo, era algo inquietante… demasiado inquietante.
Desde el día del incidente, los avistamientos de Hollows en la ciudad Karakura había vuelto casi a la normalidad… se dice "casi" debido al hecho de que ahora había muchos focos de Reiatsu para los Hollows en la ciudad, por lo cual, ya se hacía un poco raro que llegasen tantos de vez en cuando.
El rubio había llegado a la secundaria con una anormal naturalidad en el ambiente, para luego ir a su asiento y sentarse a dormir por un largo rato… lástima que no pudo hacerlo debido a los alumnos que estaban en el lugar.
- ¿Qué está pasando? – decía el rubio con claro fastidio en insomnio en su voz… pero a las personas que estaban en el lugar poco le importo su estado físico.
- ¡Hoy se harán clases especiales, Daisuke! – decía la profesora de aquel grupo de estudiantes, que estaba con casi todos los alumnos de aquel grupo, notando que no habían llegado todos.
- Oigan… si es por lo del partido de esta tarde, no tiene por qué…
- ¡Pues claro que hay que hacer esto! – aquella profesora había cortado el monologo del rubio, quien solo la miro con una expresión que no decía nada en particular – Hay que apoyar al capitán y mejor jugador del equipo de la secundaria… no podemos dejar…
- Si, si, ya lo sé. No dejare que me ganen… aunque nunca he perdido ni un solo partido en todo lo que va de la temporada… ni la anterior… ni la anterior a esa… - contaba el rubio mentalmente, buscando algún recuerdo que le dijese cuando había sido la última vez que había perdido… o la primera vez… sea cual sea, no la encontraba en ningún rincón de su cerebro… seguramente porque ese hecho non había ocurrido en ningún momento.
- ¡Pero eso no importa! Hoy será una clase especial, por lo que todos iremos hasta el patio de la secundaria...
- Lo que me faltaba… - maldijo el rubio a su mala suerte en voz baja… si esto continuaba, seguramente no llegaría en su mejor estado para el partido de la tarde… por lo que no tuvo más que ir con los demás… pero claro, antes de eso, tuvo que escuchar el molesto sonido de la campana, indicando que las clases habían comenzado… pero lo malo de todo eso, es que la campana sonó justamente a un lado de él, dejándolo momentáneamente sordo de un oído.
- Bueno, síganme muchachos – decía la mujer, que se colocó al frente del grupo de aquellos adolescentes, yendo directo al patio de la secundaria.
- En el mercado, a las 8:00 PM… - fue el susurro que había escuchado el rubio, dirigiendo su mirada a cierto azabache que había dicho aquellas palabras que iba dirigidas a él… parece que su amigo Quincy se había dignado a explicar lo que lo llevo a realizar los acontecimientos de aquel día… cosa que le saco una pequeña sonrisa al rubio… por lo visto, se había tragado cierta parte de su orgullo para dignarse a decir aquellas palabras… aunque de cierto modo sabia las circunstancias por las cuales el de lentes hizo lo que hizo, de igual forma quería escuchar la explicación de boca de él… por lo que solo tendría que esperar a que terminase el partido de esta tarde.
Ya en el patio con los demás, se recostó de un árbol cercano para empezar a dormir un poco…
Lo más raro de todo eso, es que había podido dormir con completa tranquilidad… lo malo de todo eso, es que solo pudo hacer eso por 5 minutos… ya que cierto castaño iba en su dirección para embestirlo… de cierto modo, se le hacía raro que el joven no hubiese hecho su saludo patentado en todo ese día… se podría decir, que estaba esperando a que hiciera eso.
- ¡Dai-su-ke! – decía el castaño ya en el aire para embestir al rubio… lástima que no noto que se hizo a un lado en el último segundo… para chocar estrepitosamente contra el árbol en el que estaba descansando el rubio.
- Si, me da gusto verte de nuevo, Keigo – dijo el rubio, que solo se tiró en el suelo, para colocar sus manos detrás de su cabeza y empezar a dormir nuevamente, mirando hacia un lado, como el castaño tenía la cara clavada contra el tronco de aquel árbol.
- Se nota que estas muy emocionado por el partido de hoy… - dijo el pelinegro Mizuiro, quien fue en auxilio del castaño, quitándole alguna que otra astilla que se le había clavado en alguna parte de su cara.
- Si… sobretodo… - dijo el rubio con claro sarcasmo en su voz, como normalmente lo hacía, cosa que saco un suspiro del joven pelinegro.
- No entiendo como no puedes estar nervioso, Daisuke.
- Porque no sería la primera vez que hago algo como esto… Ichigo – dijo el rubio, quien solo recostó su cabeza en sus manos, solo moviendo un poco sus ojos para ver al pelinaranja quien venía con los demás… y por los demás se refería al moreno, a la pelinegra artista marcial, a la pelinegra Shinigami y a la pelinaranja – Vaya… no esperaba que llegasen a verme…
- Si, si, lo que digas – dijo la pelinegra más alta, sentándose a un lado del rubio – solo vinimos porque la profesora pidió hacer grupos para hacer cualquier cosa que se le ocurra…
- Definitivamente… tengo una suerte de mierda – dijo el rubio suspirando un poco por lo dicho por la mujer… ahora era muy difícil encontrar la posibilidad de dormir con toda la tranquilidad que quería.
- ¡Pero lo bueno de esto es que saldremos temprano de clases! – decía la pelinaranja para desconcierto del rubio… hasta que recordó lo que estaba pasando.
Cada vez que algún equipo de la secundaria participaba en algún torneo y llegaban al partido final, la secundaria terminaba las clases antes de lo normal para apoyar a su equipo representativo… cosa que le vino como el alivio de su vida.
- Casi se me olvidaba ese detalle…
- Sin nosotros, estarías completamente perdido… ¿No lo crees, Daisuke?
- Eso es algo más que cierto… Tatsuki-san… - decía el rubio algo pensativo con una pequeña sonrisa – pero qué más da… Exactamente, ¿Qué es lo que tenemos que hacer?
- No lo sabemos, solo nos habían dicho que hiciéramos grupos de 9 personas… pero no nos dijo para que…
- Eso significa que nos falta un integrante…
- No tienes que decirlo – decía el pelinaranja con el ceño fruncido por la aclaración tan obvia del rubio.
- ¿Tienen a alguien en mente?
- Estaba pensando en Honshō, pero ya estaba reunida con su grupo habitual… - decía la pelinegra… pero realmente la había amenazado para que dejase de fastidiar a la pelinaranja dejándola en otro grupo por separado para que no ocurriese ningún… inconveniente.
- Entonces no hay problema en que yo elija al último integrante…
- ¿Ya tienes a alguien en mente? – fue la pregunta hecha por Chad, quien tenía una vaga idea de quién podía ser esa persona.
Por otro lado, el rubio solo se fue del lugar, para luego traer arrastrando a cierto azabache de lentes, sorprendiendo a algunos de los presentes – Uryū-san, harás equipo con nosotros.
- ¿Qué demonios crees que estás haciendo?
- ¿Qué? ¿No entendiste bien? No fue una pregunta, Uryū-san… - esta vez, una sonrisa tétrica poco habitual en el rubio adorno su rostro, cosa que solo vio el azabache ya que nadie más que él lo podía ver debido a que los demás se encontraban detrás del rubio.
- Por mí no hay inconveniente – dijo el pelinegro Mizuiro, quien, en conjunto con la artista marcial, el castaño y la mujer pelinaranja no tuvieron ningún problema en aceptar al joven de lentes… después de todo, sabían lo inteligente que este era, por lo cual no lo dejarían ir… aún más sabiendo que si estaba él, no tendría que contar solo con el rubio y su inteligencia irreal… aunque por parte de la pelinaranja, esta se llevaba bien con aquel azabache debido a que estaban en el mismo club de costura.
- Yo tampoco tengo ningún inconveniente – dijo el moreno, al igual que la baja mujer… al moreno nunca le pareció que aquel joven de lentes fuese una mala persona… aunque estaba completamente informado de lo que paso aquel día, pero seguramente tendría sus razones, por lado de la mujer, por lo que le había dicho el rubio aquel día, no tenía nada que discutir… después de todo, era bien merecido por qué su odio contra todos lo Shinigamis…
- Solo no estorbes… Ishida - fueron las únicas palabras que pronunció el pelinaranja, que realmente no le importaba menos si era el azabache o no quien estuviese en el equipo… aunque eso es lo que quería aparentar, ya que de por sí, ambos no se llevaban de la mejor manera, no es que se odiasen ni nada por el estilo, pero la personalidad del azabache era mucho más molesta que la del rubio.
- Eso debería decírtelo a ti, Kurosaki… - dijo el pelinegro, quien estaba empezando a encender la chispa para que el pelinegro comenzase su molestia.
- No empiecen de nuevo… - decía el rubio con una expresión más que aburrida… pensando en que no fue una buena idea juntar a esos dos… por lo visto, eran como polos opuestos… y él tendría que actuar de mediador entre aquel par.
Pero, no se iba a dar mala vida por hacer aquello… simplemente se le ocurrió una mejor idea en lo que consta con ese hecho – ¿Qué tal si no dividimos en tres grupos de tres? Así, de algún modo, podemos idear alguna cosa de lo que se le pueda ocurrir a la profesora Ochi…
- No veo en donde este lo malo… - decía el azabache Quincy mientras se acomodaba un poco los lentes – Y supongo que ya pensaste con quien va cada uno…
- Tú vas con Ichigo y Rukia-san… - dijo el rubio, cosa que descoloco a los dos jóvenes nombrados y saco un pequeño suspiro de cansancio de parte de la mujer – Keigo, Mizuiro y Tatsuki-san son el otro grupo – continuo el rubio, obteniendo un leve asentimiento en aprobación por parte de los tres últimos nombrados – por lo que el último grupo queda como Chad, Orihime-san y yo.
- ¿Crees que fue una buena idea dejar a ellos dos en un mismo grupo?
- Descuida, Chad. Confío en que Rukia-san mantendrá a raya a Fresa y a Emo – dijo el rubio con una leve sonrisa en su rostro… había pensado cuidadosamente con quien debía juntar a cada uno.
Por un lado, están las personas comunes y corrientes, así se abstenían de decir alguna estupidez que los pudiese dejar al descubierto, con respecto a lo que sucede realmente en la ciudad.
El segundo, era conformado por los que, si tenían un verdadero poder, el par de Shinigamis y el Quincy… ahora era momento de que arreglasen algunas de sus diferencias, tratando de convivir lo más que podían… pero, por si las cosas se salían de control, estaba la mujer que detendría a esos dos, pero, realmente, sabía que no pasaría nada malo, ya que había visto como el azabache había cambiado un poco al ver como este se integraba al grupo del pelinaranja, cortesía del pelinaranja.
Y, por último, estaban ellos, los humanos que actualmente no tenían idea de cómo tenían un poder… aunque el rubio supiese algo de eso, estaba seguro que los otro dos no tenían idea del "por qué" había despertado sus poderes ocultos repentinamente… aunque estaba claro que esto era cosa de cierto pelinaranja con Reiatsu descomunal… pero, la verdad detrás de todo eso, era hablar con ellos dos para tener una mejor idea de donde proviniese su poder.
No tardaron ni cinco minutos en tomar lugares separados para luego hablar de quien sabe qué cosa… pero, de algún modo, el rubio podía sentir la extraña tensión que había entre ciertos jóvenes… pero lo dejo de lado al ver como la baja mujer se encargaba de hacer desaparecer aquel ambiente… fue una excelente idea dejarla con ellos.
- Bueno… antes de empezar a hablar sobre las problemáticas cosas que estará planeando... – comenzó el rubio, llamando la atención del moreno y la pelinaranja - ¿Cómo es que obtuvieron sus poderes?
- Por mi parte, fue cuando estaba en aquel parque junto con una de las hermanas menores de Ichigo… Karin, creo que se llama así, me había dicho que tuviese cuidado con un Hollow que me iba a atacar a mí y sus amigos. No tenía idea de lo que pasaba hasta que me dijo que había un monstruo atacándolos, por lo visto, ella podía ver también espíritus. Luego de un tiempo, mi brazo se transformó y pude ver al Hollow que me ataco, y luego eliminarlo – la explicación del moreno dejo perplejo al rubio… no se había dado cuenta que Ichigo no era el único que podía ver espíritus en su familia… por lo que entrecerró los ojos un breve momento, pensando en que cierto pelinegro adulto con profesión de médico tuviese una respuesta para lo que estaba pasando, pero, dejando eso de lado, asintió a lo que había dicho el moreno en señal de comprensión, para luego ver en dirección a la mujer.
- Ese día, estaba en la secundaria con Tatsuki-chan, Honshō-san y más personas, hasta que en el techo de un edificio vi a un Hollow que estaba mirando en mi dirección, para que luego soltase unas extrañas cosas que controlaban las acciones de los demás, pero luego de eso, desperté mis poderes, transformando mis horquillas en hadas y derrote al Hollow – dijo la mujer, para que el rubio luego asintiese.
- ¿Y qué hay de ti, Daisuke-san?
- ¿De qué hablas, Orihime-san?
- Inoue se refiere a cómo fue que obtuviste tus poderes.
- Oh, eso… la verdad es que yo no tengo ningún poder… - dijo el ahora nervioso rubio, quien no esperaba tal pregunta por parte de ellos, pero se palmeo mentalmente al recordar que ellos poco sabían de lo que pasaba en realidad, como consecuencia, ambos se sorprendieron por lo dicho – Creo que tengo que darles una pequeña explicación…
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Habían pasado no más de cinco minutos… cinco minutos con ese silencio que parecía eterno… ninguno de ellos decía una palabra desde que habían juntado en aquel grupo para "Tener más ideas" de lo que haría aquella profesora.
Pero, era demasiado obvio que el rubio había hecho con un propósito… propósito que se hizo evidente solo y únicamente para el pelinegro azabache de lentes que estaba callado sentado de piernas y brazos cruzados, mirando a nada en específico…
Al frente de este, se encontraban el pelinaranja y la baja pelinegra, quienes solo podían hablar entre sí, ya que no entendían como poder iniciar una conversación con aquel azabache… eso solo era por parte de la pelinegra, el pelinaranja no tenía nada que hablar con el otro joven… lo que necesitaba saber ya se lo había dicho el rubio anteriormente… pero, aun así, le quedaban muchas dudas sobre la falta de explicación que le había dejado el rubio con las cosas importantes de aquel joven.
- No puedo aguantar más… - decía el joven Kurosaki en voz baja, captando la atención de los otros dos que estaban cerca de él, aunque no habían oído perfectamente lo que había dicho el pelinaranja – Dime, Ishida; ¿Por qué?
- ¿A qué te refieres?
- No te hagas el idiota, sabes muy bien a lo que me refiero…
- Eso no te incumbe, Kurosaki.
- ¡¿Qué fue…?!
- ¡Ya cálmense! – decía la seria pelinegra, quien había apaciguado a ambos adolescentes, sacando un bufido por parte de ambos.
Se quedaron callados por un tiempo… nadie decía nada… se podía escuchar el sonido del viento moviendo las hojas de un lado hacia otro… dejándolas caer lentamente en algún lugar cercano de donde se encontraban ellos.
- Daisuke… me conto algo del por qué hiciste eso aquel día… - dijo el pelinaranja sobresaltando al azabache por dentro… no esperaba que aquel rubio le fuera diciendo a todo el mundo sobre su pasado, por lo cual había fruncido un poco el ceño.
- Si lo sabes, entonces es tonto que me preguntes…
- No me refiero a eso – dijo el pelinaranja, contando al joven Ishida abruptamente – Dije, que Daisuke me conto algo… no dije que sabía por qué lo hiciste…
Ambos estuvieron callados por un momento… el pelinaranja solo veía directamente al azabache a la cara… esperado a que diese algún indicio de continuar con lo que quería… cosa que había logrado al ver como este asintió para que este dijera su pregunta.
- ¿Por qué lo hiciste?
- Porque odio a los Shinigamis… - fue la sombría y tétrica respuesta que había dado el azabache… cosa que no logro sacar ninguna reacción por parte del pelinaranja… aunque la mujer solo miro hacia otro lado, el rubio ya le había dicho su versión de los hechos, aunque tenía curiosidad de saber cuál sería la versión del joven de lentes, se sentía un poco mal por ese hecho… después de todo, era su escuadrón el que estaba encargado de esta ciudad, por lo cual no podía dejar ir el hecho de no haber salvado a una persona.
- Eso ya lo sé… Quiero escuchar la verdad… la verdad que me dijo Daisuke.
- … - el azabache solo miro hacia otro lado… no esperaba tener que llegar hasta este punto, y mucho menos tener que hablar de su pasado… pero claro, no contaba con que el rubio tuviese que ver en todo esto… o más bien, se le hacía raro que tuviese algo que ver con esto… - Esta bien…
- ¿Y?
- Eso paso hace ya algunos años… estaba entrenando con sensei, y un poco más apartado estaba Daisuke, para luego ver llegar a una gran cantidad de Hollows que nos rodearon a los tres… sensei dio su vida para que Daisuke y yo nos escondiéramos de esos Hollows… para luego llegar un grupo de Shinigamis y llevarse su cuerpo a la Sociedad De Almas, y no volverlo a ver…
Esta última parte, había sorprendido tanto a la pelinegra como al pelinaranja… el joven, debido a que todo lo que le había dicho era cierto… aunque no espero el terrible final… ahora, la pelinegra no estaba mejor, el rubio le había contado de la muerte del hombre contra los Hollows… pero, no le había dicho nada sobre que aquellos Shinigamis se habían llevado el cadáver de aquel hombre.
- Entonces, ¿Dices que un grupo de Shinigamis dejo morir a tu abuelo, además de llevarse su cadáver?
- Eso es exactamente lo que paso… Shinigami – dijo el azabache, prácticamente escupiendo esas últimas palabras, figurativamente.
- De parte de la Sociedad De Almas, te pido que nos perdones… - empezó a hablar la mujer pelinegra, hecho que había sorprendido al pelinaranja y que había empezado a ganar la furia de parte del azabache – cuando vuelva, informare de lo que me dijiste y buscare a los responsables de aquel acto – en cierto modo, el Quincy había dejado de lado su ira debido a que fue cambiado por sorpresa… de alguna forma, había entendido que aquel acto no fue ordenado por los superiores de aquella mujer.
- ¿De que estas hablando? – el pelinaranja no podía evitar sentirse intrigado y a la vez frustrado por no entender con exactitud a que se refería.
- Este fue un acto que pasó desapercibido por mi escuadrón, quien está encargado de cuidar esta ciudad, por lo que pudo haber sido un acto ilícito de algún Shinigami, por lo que, no puedo dejar pasar algo como esto.
- Ya veo… - empezaba a comprender el pelinaranja, quien volteo su mirada en dirección al azabache, quien tenía la mirada seria puesta en la mujer.
- Espero que cumplas con tu palabra… - fue lo último que había dicho el joven de lentes, para luego cerrar los ojos y empezar a pensar en la nueva información que había obtenido.
Por lo visto, algo muy raro estaba pasando en la Sociedad De Almas, y la mujer Shinigami no tenía idea de que pudiese estar ocurriendo en realidad… tal vez si le decía al capitán Ukitake sobre esto, pueda tomar cartas en el asunto… pero de pronto, había recordado lo que en realidad le esperaba una vez que llegase a la Sociedad De Almas… tenía que buscar una forma de decirle a su capitán estas cosas antes de que su destino fuese sentenciado.
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El rubio termino de poner al día a sus dos amigos, quienes tenían una mirada de sorpresa y confusión… después de todo, fue mucha más información de la que les había dado el señor del sombrero de rayas.
- Y bueno… así es como son las cosas… - finalmente dijo el rubio, quien había explicado acerca de los Hollows, Quincys y Shinigamis, el Reiatsu, el Reiryoku y el Reishi, un poco de su pasado y algunas de sus experiencias con los Hollows. No era necesario ver la cara de los dos para saber que estaban sorprendidos.
- Increíble… - no había momento en que la mujer no se impresionase con algo… aunque esto era realmente bizarro para que alguien lo creyese… pero, ella era un hecho de que todo era cierto.
- Pero, pasando de esto; ¿Puedo preguntar que hace cada uno de sus poderes?
- El mío, solo sé que mi brazo se recubre completamente de una capa de color negro con una franja roja… lo único que puedo sentir de este es fluir una extraña energía…
- Esa extraña energía seguramente sea Reiryoku… seguramente, tienes que entrenar este poder para poder desbloquear todo su potencial… - decía el pensativo rubio con una mano en su mentón, cosa que había impresionado al moreno por tal análisis, pero, él estaba mucho más adelantado que ellos en este tipo de cosas, por lo cual solo asintió por lo dicho… seguramente probaría aquella hipótesis para ver si era posible mejorar su poder.
- Mi poder se llama "Shun Shun Rikka" (Escudo de las Seis Flores de Hibisco). Convoca a seis hadas que pueden curar, proteger y luchar por mí, sus nombres son Ayame, Baigon, Hinagiku, Lily, Shun'ō y Tsubaki, cada uno de ellos con un poder especial.
- ¿Cuáles son esos poderes especiales, Orihime-san?
- Santen Kesshun (Escudo Sagrado de Tres Enlaces) es mi técnica defensiva, se basa en rechazar todo lo que ocurre del lado exterior de mi escudo, y esto lo realizan Baigon, Hinagiku y Lily; Koten Zanshun (Sagrado Escudo Solitario Cortante) es mi técnica ofensiva, consiste en rechazar todo lo que ocurre a ambos lados de escudo que utilizo como proyectil, esta solo lo realiza Tsubaki; Sōten Kisshun (Sagrado Escudo Gemelo del Retorno) es mi técnica curativa, esta rechaza todo lo que ocurre en el lado interior del escudo, está la realizan Ayame y Shun'ō… - la pelinaranja terminó su explicación, ganando un asentimiento del moreno… pero el rubio estaba tan sorprendido por lo que acababa de oír… si lo que dijo la pelinaranja estaba en lo correcto, tenía una técnica capaz de hacer cosas que ninguna otra sería capaz… hasta de cierto modo, estaba pensando en si era posible utilizar aquella curación en los muertos…
- La técnica de su compañera pelinaranja pudiese servirnos de mucho… será algo de lo que se deba aprovechar con mucho cuidado, mi señor…
- Lo entiendo bien… pero, primero tendremos que esperar a ver cuál es el funcionamiento como tal de la técnica… solo hay que esperar un poco más… - pensó el rubio respondiéndole a aquella voz de su cabeza… entendiendo que estaba en lo correcto al no recibir ninguna respuesta.
El rubio estaba tan sumido en sus pensamientos, que los dos adolescentes tuvieron que llamarle la atención para que recobrara el sentido, cosa de lo que se había percatado.
- Lo siento, es que estaba pensando en tus habilidades, Orihime-san… y déjame decirte que son muy impresionantes…
- ¿De verdad lo crees?
- Pongamos un ejemplo… si yo por alguna razón me hago una pequeña herida, tu, con tu técnica de curación puedes curarlo sin dejar cicatriz alguna, ¿Cierto?
- Eso fue lo que hice con Tatsuki-chan…
- Entonces… si yo, por alguna razón, pierdo mi brazo o alguna otra extremidad, incluso si me llegan a decapitar… tu poder podría seguir funcionando… - estas últimas palabras del rubio dejaron a ambos congelados al entender la magnitud de lo que significaba aquel poder – después de todo… tu poder se basa en rechazar los hechos que han ocurrido…
- ¿Tan grande es el potencial que tiene el poder de Inoue? – el anonadado Chad no podía creer lo que acababa de decir el rubio… era algo irreal lo que podía entender del poder de la mujer pelinaranja.
- Pero, claro está que estoy hablando del su potencial al máximo… primero tendrás que aprender a controlar tus poderes… si estoy en lo correcto, también dependerá de la cantidad de Reiryoku y del tipo de Reiatsu que uses para ver qué tan efectivo serian tus técnicas… después de todo, puedes rechazar los acontecimientos que han de suceder antes de que llegues si quiera a tocar tu escudo, como también rechazas los que ocurrieron dentro de este… pero, para eso tendría que tener un gran control y precisión con tu Reiatsu para lograrlo…
- Ya entiendo… - decía la mujer un poco asustada por entender el potencial oculto de sus poderes, y un poco desanimada por lo difícil que sonaba hacer lo que el rubio decía, cosa que él había notado.
- Descuida, Orihime-san. Estoy seguro de que lograras incluso superar aquellas expectativas que tengo sobre tus nuevos poderes… - decía el rubio dando una pequeña sonrisa a la mujer, cosa que la había aliviado un poco, haciendo que esta asintiese – Y tú, Chad, todavía no tengo entendido como funciona tu poder… pero puedo deducir que se trata de un arma tanto de ataque como de defensa… para descubrirlo, también te tocara entrenar a fondo – decía al moreno, viendo como este asintió con la cabeza en señal de estar de acuerdo con lo dicho – Pero, todavía tengo una última duda sobre sus poderes… ¿Qué es lo que sienten cuando van a utilizarlos?
- Es algo que no podría explicar… es como si sintiese una extraña sensación que proviene de mis brazos…
- Yo también siento algo extraño cuando utilizo a Shun Shun Rikka… tampoco puedo explicar bien como es esa extraña sensación que proviene de mis horquillas…
El rubio estaba un poco sorprendido por esas últimas declaraciones… debido a que también sentía una extraña sensación proveniente de su calentador de su brazo derecho… pero no sabía exactamente lo que podía ser, por lo cual, tenía una pequeña hipótesis de lo que significaba esto.
- Esto solo confirma nuestras sospechas, mi señor.
- Lo se… pero todavía no hay nada que podamos hacer para verificar si es cierto… tenemos que seguir esperando a que todo siga su curso hasta encontrar la forma de asegurarnos – nuevamente, no escucho ninguna respuesta por parte de su compañero, ya sabiendo lo que significaba, siguió con sus propios pensamientos – Entiendo… creo que no queda otra que mirar en persona a cada uno utilizando sus poderes…
- Pero eso será luego del partido de esta tarde…
- No creo que sea algo posible… estaré algo ocupado resolviendo algunos problemas… - decía el rubio, mirando de reojo a cierto azabache, para responder a lo dicho por el moreno… ya en otro momento analizaría mejor a sus compañeros.
- ¿Cómo fue que hiciste aquella técnica para derrotar a ese Hollow, Daisuke-san? – decía la pelinaranja algo curiosa por saber de qué forma había derrotado al Menos, como también de por lo dicho anteriormente por el rubio de no tener "ningún poder".
- Ah, eso… pues, un día vi como Chad estaba con Rukia-san luchando contra un Hollow, y vi como ella hacia un extraño hechizo… por lo cual, solo le pedí que me enseñase, pero luego el sombrerero me dio una nota en donde decía exactamente lo que se tenía que hacer, por lo cual… lo hice.
- ¿Eh? – esta vez, fue el moreno que no entendía lo que había dicho… como también del hecho de no haber notado al joven aquel día.
- Sé que suena como algo irreal… pero no tenía nada que perder al hacer eso…
- ¿Dices que solo lo hiciste y ya?
- Era eso o terminar de ser eliminados por aquel Hollow… solo hice lo que se me vino a la mente… - dejo a los dos jóvenes un poco insatisfechos por su respuesta… no había alguna razón lógica por la cual había aprendido a hacer aquello al primer intento – si les sirve de algo, en estos días he estado aprendiendo más hechizos por parte de Rukia-san… aunque es una desgracia que no pueda aprender más…
- ¿Son demasiados como para que los puedas utilizar? – el hombre no tenía intención de menospreciar al rubio… es solo que vio de antemano la complejidad de aquello, y no sería algo ilógico que no lograra aprender todo eso en un solo día…
- Negativo. Lo que pasa es que Rukia-san no me podía enseñar más porque aprendí todos y cada uno de los que ella tenía conocimiento… - el rubio termino de decir, para luego ver la cara de asombro por parte de la mujer, y de incredulidad por parte del hombre… tal vez no fue una buena idea seguir hablando de ese tema… le costara algo de su tiempo hacerles saber todo lo que había hecho en esas sesiones de entrenamiento…
Ya pasadas las horas, había llegado el momento que la secundaria estaba esperando… el partido final por fin estaba por dar inicio.
El tiempo restante en las clases de la secundaria no había sido más que una pérdida de tiempo… esto debido a que lo único hecho por aquella profesora fue dar un largo y aburrido discurso a los estudiantes sobre apoyar a sus estudiantes en eventos importantes como estos… dejando a un lado la supuesta actividad que se había planeado.
Luego de llegar a su hogar, se cambia de atuendo, utilizando su uniforme de aquero, debajo de la manga larga derecha de su camisa roja utilizando su calentador, y en su brazo izquierdo, tenía una banda atada un poco más abajo del hombro con una "C" que se dejaba ver, denotando que era la banda que le pertenecía al capitán de aquel equipo.
Luego de eso, se dirigió al campo de fútbol de la secundaria, para comenzar con el calentamiento, y minutos después, ir al vestuario para dar sus charlas motivacionales a sus compañeros de equipo, para luego de terminar, este pidiese permiso al entrenador para salir y ver a ciertas personas que querían que estuviesen en el lugar, colocándose un audífono en su oído derecho para decirle al entrenador que lo llamase en caso de que hubiese empezado el partido y este no estaba con los demás para salir a la cancha.
Camino por unos minutos, para ir por la zona menos poblada de los pasillos de las gradas para no llamar tanto la atención del público, para luego ver en la primera fila a todos sus amigos y conocidos que habían venido a apoyarlos… pero su mirada se desvió al ver a cierto adulto de cabello color negro con su hija castaña con una llamativa pancarta que decía "¡Vamos Daisuke!" escrita en ella… por lo que le salió una pequeña gota de sudor al verlo, como también el hecho de que sus caras estaban pintadas con los colores de su uniforme… pero lo que más le dio gracia fue ver a la pelinegra Kurosaki tratando de irse con el pelinaranja que estaba un poco más alejado, evitando estar lo suficientemente cerca de ellos para no pasar tanta vergüenza.
- Veo que ambos vinieron muy bien preparados… - dijo el rubio, llamando la atención del par que estaba ahí, además de unas cuantas personas del público que lo habían reconocido… su reputación era muy alta, debido a ser el mejor arquero del torneo ese año, y de los años anteriores.
- ¡Daisuke/Daisuke-san! – dijeron ambos para que el nombrado se acercase hacia donde se encontraban ambos.
- Me alegra que hayan podido venir… eso también va contigo, Karin – dijo el rubio, mirando como la mujer se trataba de esconder, cosa que fue en vano cuando el pelinegro mayor la atrajo con un brazo hasta donde estaban ellos ahora.
- Te dije que estaríamos todos apoyándote, Daisuke-san – dijo la pequeña castaña quien solo sonrió al rubio, reacción que fue devuelta con una pequeña sonrisa de su parte.
- Parece que las estas pasando bien, Karin – decía el rubio con su típico sarcasmo al notar como la pelinegra daba todos sus esfuerzos para zafarse del agarre del hombre adulto.
- Si, si, muy chistoso – decía la mujer, quien se dio por vencida al notar que no había escapatoria de ese hombre… como también al notar que todas las miradas de las personas estaban fijas en ellos, por lo cual ya no hacía nada con alejarse de ellos.
Iba a continuar hablando y hablando con los demás, pero debido a que su audífono sonó un poco, debido al mensaje que le estaba mandando su entrenador.
- El partido está por empezar – decía aquella voz a través del audífono, cosa que pudo oír gracias a que tuvo que presionar con un dedo aquel objeto para escucharlo mejor, cosa que fue notada por todos lo que estaban en el lugar.
- Parece que ya no me queda tiempo para seguir hablando…
- ¡Oye, Daisuke! – a lo lejos, se pudo escuchar las voces de sus compañero y amigos que estaban un poco más alejados, quienes hacían señas y otras cosas diversas, deseándole suerte, a lo que el rubio solo respondió levantando su mano en señal de saludo, para luego voltearse e irse en dirección al vestuario por el camino corto.
- Buena suerte, Daisuke-san… aunque es evidente que no la vas a necesitar… - fueron las palabras de la chica pelinegra, ganando un asentimiento y una leve sonrisa de parte del rubio, quien prosiguió su camino al vestuario.
Luego de unos diez minutos, ya los jugadores empezaban a salir del vestuario para dar comienzo al partido, ordenados en una columna para ser vistos por los demás.
Luego de que cada quien se colocara en un lado de la cancha, el rubio y otro jugador del equipo contrario, viendo que este era nada menos que el capitán, llegaron en frente del árbitro, quien luego de lanzar una moneda, determino que había salido lo que el rubio había pedido, quedándose solamente con la cancha que este había pedido antes.
- Esta vez… no nos ganaran, Daisuke… - fueron las palabras dichas por aquel sujeto mientras le daba la mano para saludarse.
- Si… eso fue lo mismo que dijiste en la fase de grupos… y en la final pasada… y la vez pasada a esa, pero esa vez fue en semifinales… - decía el rubio con claro sarcasmo y diversión en su tono, recordando las últimas veces que habían enfrentado a aquel equipo, ganándose un leve gruñido por parte del joven.
- Esta vez será diferente…
- No digas cosas que son evidentes… ya tengo una idea de lo que están planeando… y te lo diré a ti, para que pases el mensaje a los demás… nada de lo que hagan, funcionara para que ganen el partido, ni mucho menos para que anoten gol en mi cancha – dijo el rubio con una ladeada sonrisa que estaba llena de confianza, lo cual gano una mirada molesta por parte del otro.
Ya volviendo a su lugar de la cancha, solo se colocó encima del poster superior, utilizando su mano derecha como soporte para su cabeza, teniendo flexionada la pierna izquierda y dejando balancear su pierna perezosamente, para sorpresa de muchos del público e irritación por parte de otros… de hecho, hasta el árbitro estaba un poco sorprendido por aquella reacción, era la primera vez que el rubio hacia aquello.
- ¿Qué están esperando? – decía el rubio con voz aburrida, notando como todos volvían a la realidad para que luego, el árbitro comenzara a ajustar su reloj para dar comienzo al partido.
- ¿No cree que se está aprovechando mucho de la situación, mi señor?
- En lo absoluto… es más, con esto sería una buena forma de ver que tanto he mejorado con el hecho de que mi cuerpo haya adquirido aquel poder…
El silbato por fin había indicado que el partido comenzó, por lo cual el equipo rival no desperdició su tiempo en hacer un tiro directo hacia la arquería parcialmente vacía… cosa que había esperado el rubio.
Solo espero un momento para que le balón llegase hasta el lugar el lugar en donde este quería.
- Un poco más… - pensó el rubio, viendo como este ya estaba a unos treinta metros de la arquería, dejando impacientes y en constante suspenso a algunos de los presentes – Mas… - nuevamente pensó el rubio, al notar que la estaba a veinte metros, ahora dejando muy preocupados a algunos de sus propios jugadores de equipo – Ahora – dijo, cuando el balón había llegado hasta su área, notando que la dirección era hacia su derecha.
Luego de dar un rápido brinca hacia el suelo, el balón ahora se encontraba a diez metros de la arquería… para que luego, el rubio con un pequeño impulso agarrase aquel balón a una velocidad vertiginosa, justo en el momento en que este estaba a un metro de anotar.
Muchos de los presentes estaban impactados por la demostración de velocidad del rubio, hasta los de su propio equipo no creía no rápido que se había movido el joven en tan poco tiempo.
- Al parecer, soy mucho más rápido de lo que yo recordaba… - dijo notando ese primer detalle, como también el hecho de haber agarrado el balón en el aire sin ninguna dificultado – también mis propias habilidades incrementaron un poco – luego de eso, tenía la duda de ver que tan fuerte se había vuelto, por lo que dio una fuerte patada al balón, para notar lo rápido que este iba hacia la cancha rival… para notar como este pegaba en el travesaño y rebotaba hacia la cabeza de uno de los defensas del equipo rival y entraba hacia la arquería…
- al parecer mi fuerza incrementó mucho más de lo previsto… no esperaba que mi puntería fuese así… después de todo, le estaba apuntando al arquero para que rebotase y fuese hasta saque de banda… pero en su lugar, pego en el poster de su lado derecho para luego rebotar en la cabeza de uno de los defensas y con algo de fortuna hiciese gol indirectamente…
Analizo el rubio, nunca queriendo que las cosas terminasen de esa forma, para luego ver hacia sus compañeros, quienes voltearon lentamente hacia él con una mirada que no era más que sorpresa pura en ellas, como también en una buena parte del público y algunos de sus amigos en las gradas.
Un tiempo después de que pasase aquella conmoción, el árbitro había dado la señal de que el gol era completamente valido, por lo cual, ahora iban ganando con marcador de uno a cero a su favor… para momentos después, la multitud comenzase a gritar de emoción por lo que había pasado.
El rubio solo volvió a subirse en el poster superior, pero esta vez, se sentó de brazos y piernas cruzadas para ahora analizar el partido desde aquel lugar…
- Supongo, que ahora dejare que ellos hagan el resto… no sería para nada divertido ganar de esta forma… - pensó el rubio… ya tenía claro las mejoras que este había adquirido, así que solo se dedicaría a entender cada una de las estrategias del rival y como buen capitán, mandar a sus demás compañeros a que hicieran el resto del trabajo…
Y así fue como había pasado el resto del primer tiempo… luego de aquello, su equipo iba tratando de ir y anotar su gol, pero para su desgracia no lo habían conseguido, y por parte de los rivales… llegaron a hacer mucho más de los que hacia su propio equipo, aprovechando cada pequeña oportunidad que tenían… pero, como había dicho el rubio, no habían anotado ni un solo gol.
Lo único bueno de todo esto, es que ya tenía cinco supuestos planes para realizar gol al equipo rival… cosa que ahora tenía que discutir con los demás, no antes de darles una buena charla por no haber ocasionado peligro desde su indirecto gol.
Ya estando todos en el vestuario, el rubio les había contado sobre cada plan que debían hacer para hacer gol a los otros, pero claro, primero les había regañado por confiarse por el hecho de estar ganando el partido.
Luego de eso, en el segundo tiempo, lograron hacer tres de los cinco planes a la perfección, pero solo lograron anotar dos goles, pero era más que suficiente para el rubio, quien solo seguía atajando y desviando cada uno de los tiros que hacían los demás… y así fue como había terminado el partido, con la ya esperada victoria del equipo de Karakura…
Luego de eso, solo podía ver las caras de decepción por parte de los rivales… aunque no se sentía realmente bien por ganar de esa forma… seguramente becaria alguna forma de colocar barreras auto impuestas para él y hacer las cosas un poco más divertidas que lo que paso en el partido de ese día… realmente, se sintió muy aburrido ganar de aquella forma.
Pero, qué más da, una victoria era una victoria, luego pensaría en la forma de hacer lo que estaba pensando, por lo cual fue a donde se encontraba el presidente del torneo, para agarrar la copa y alzarla con aburrimiento, para luego dársela a alguno de sus compañeros de equipo y dejarlos festejar.
Horas después de que había terminado el partido, el rubio se dirigió a su hogar para darse una buena ducha, echar en una sesta su uniforme para lavarla en algún momento en el que valla a la lavandería.
Ya eran las 7:30 PM, lo cual dio un pequeño paseo antes de encontrarse con el azabache con el que se reuniría en unos cuantos minutos… aunque, por una extraña razón, sentía que ese día solo iba a ser un poco más interesante de lo que el mismo esperaba…
Pero, dándose cuenta de que había caminado sin prestar atención, llego al lugar en donde supuestamente se encontraría con el azabache, por lo cual, se encogió de hombros y entro para comprar alguna que otra cosa que quisiera… tal vez alguna bebida no le vendría mal… por lo que, con un poco de suerte, pudo comprarse una lata de cerveza, para así pasar el tiempo para esperar al de lentes… para su suerte, había llegado en el momento en el que estaba pagando la bebida… tenía que agradecer que aquel sujeto no notara que era un menor de edad.
- Así que todavía sigues con tu vicio por esas bebidas… - dijo el pelinegro sacando una pequeña sonrisa del rubio.
- Eso es algo que estoy seguro que nunca tratare de dejar… realmente me encantan este tipo de bebidas… - decía el rubio, mientras se acercaba al azabache – Y entonces… ¿Por fin estas dispuesto a querer hablar?
- Algo así… solo quería contarte sobre varias cosas que estaban pasando….
- ¿A qué te refieres?
- No es importante en estos momentos… primero debo hablarte de aquello…
- Te escucho, Uryū-san.
- Me disculpo contigo por haber roto nuestra promesa… desde un propio, no era mi intención colocar en peligro a ningún inocente en esto… y termine convocando a un Hollow como ese para colocar en peligro a toda la ciudad…
- Es bueno ver que por lo menos aceptes que todo eso fue tu culpa…
- No solo eso… sino que, en estos días lo he estado pensando… y tenías toda la razón…
- ¿Y a cuál de todas te refieres? – el rubio no podía evitar jugar con el pelinegro… aunque, en cierto modo, solo lo hacía para cambiar un poco el ambiente que tenían ambos, pero antes de que respondiese el Quincy, primero pago las compras que había agarrado mientras hablaba con el rubio, para luego salir del lugar.
- A todo… todo lo que pensaba… todo lo que hacía… estuve algo equivocado todo este tiempo.
- No es necesario que digas lo obvio, Uryū-san… - decía el rubio, ya fuera de la tienda, abriendo la lata de cerveza que tenía en esa bolsa.
- Sé que era muy cierto que sensei nunca quería que las cosas terminasen así… ni tampoco que odiase a los Shinigamis… pero no puedo evitar odiarlos por lo que han hecho…
- Bueno, es muy cierto que, estando en tu lugar, sería imposible no odiarles…
- Pero, las cosas han cambiado un poco… - decía el azabache, esta vez no con el ton tranquilo con el que estaba hablando desde el principio, sino con un tono serio… más serio de lo que nunca lo había visto, haciendo que el rubio entrecerrase los ojos.
- ¿Qué descubriste?
- Al parecer, Kuchiki-san tampoco sabía de lo sucedido en aquella ocasión… y estoy seguro que también le contaste una parte de lo que paso…
- Si… también pude notar como se había sorprendido por lo que dije aquel momento…
- Pero, pude entender que lo que había pasado fue un acto ilícito de la propia Sociedad De Almas…
- ¿A qué te refieres?
- Ella tampoco sabía acerca de que se habían llevado el cuerpo de sensei… tanto así que me pidió disculpas en nombre de las Sociedad De Almas, y que ellas misma se encargaría de trasmitir esto a sus superiores para dar respuesta a todo esto…
- ¿En serio te dijo eso? – decía el incrédulo rubio, quien no esperaba la aquella reacción por parte de la mujer Shinigami… cosa que le hacía pensar cosas sobre conspiraciones dentro del mismo lugar…
- Si… pero eso será algo de lo que debamos encargarnos luego…
- ¿Me estas pidiendo que te ayude en esto?
- Tu, mejor que nadie, sabes todo sobre esto… además de que esto también es algo de lo que te incumbe…
- Cierto… tampoco puedo pasar por alto que la muerte del Viejo Sōken pudiese ser por causa de algún Shinigami que quien sabe lo que esté haciendo… no puedo negarme ante este pedido que me has hecho, Uryū-san… - decía el rubio, quien se había terminado de tomar aquella lata, para luego botarla en algún basurero cercano, y caminar por alguna calle sin ninguna dirección aparente.
- Eso era todo lo que tenía que contarte con respecto a sensei… Daisuke-san
- ¿Paso algo más? – dijo directamente el rubio, quien noto el hecho de que el azabache había dicho su nombre en aquella oración, lo que indicaba que algo mucho más grande estaba por ocurrir.
- Hace poco, pude sentir la presencia de otro Shinigami en la ciudad… - dijo el serio el Quincy, cosa que había paralizado al rubio por ahora entender lo que estaba a punto de suceder…
- Parece que Rukia-san se ira hoy a la Sociedad De Almas… - pensó el rubio por un momento, antes de recobrar el sentido de la realidad – Tenemos que buscar a Rukia-san cuanto antes…
- ¿Qué está pasando? – dijo el azabache, quien se estaba haciendo una pequeña idea de lo que prontamente pasaría.
- Al parecer, Rukia-san se ira de nuestro mundo sin despedirse… - decía el sarcástico rubio, quien dejó notar que la mujer probablemente pueda estar en peligro.
- Ya veo… - iba a empezar a sentir la presencia de la mujer… pero, antes de que pudiese hacer algo, el rubio había empezado a correr hacia el frente, viendo como cerca de ahí estaba se encontraba la mujer que estaban buscando – o solo podemos correr y encontrarla por casualidad.
- ¡Rukia-san! – dijo el joven rubio, llamando la atención de la mujer, quien se había sorprendido por la presencia de ambas personas, como también se notó lo preocupada que estaba por su presencia en aquel lugar.
- ¡Daisuke-san, Ishida-san! – dijo la mujer… que parecía estar alarmada por la presencia de ambos jóvenes, cosa que solo hizo aumentar su suposición sobre los Shinigamis que habían llegado a la ciudad.
El rubio no se anduvo con ningún rodeo… fue directo a lo que tenía que decirle a la mujer, con su rostro completamente serio, empezó a hablar – Ya se dé la llegada de nuevos Shinigamis… - dijo el rubio, esperando a ver la reacción de la mujer… para ver como la sorpresa y preocupación aumentaba en ella – Supongo que pueden ser malas noticias…
- Váyanse… váyanse de aquí… - decía la mujer con aquel tono preocupado que acompañaba su rostro… pero el rubio sabia de lo que estaba a punto de pasar, ya que sería algo irremediable.
- No creo que nos pueda dar tiempo para hacer algo como eso, Kuchiki-san – dijo el azabache a un lado del rubio.
- Además… no creo que tengan intención de matarnos… no creo que sea algo bueno para la Sociedad De Almas que un Shinigami se la pase matando a dos personas comunes y corrientes sin sentido alguno… - decía el rubio encogiéndose de hombros por la advertencia dicha por la mujer.
- ¡Pero, ¿Ustedes no entienden?!
- Claro que entendemos la situación… y créeme cuando te digo que la entendemos mejor que cualquiera… - dijo el serio rubio, viendo como la cara de la mujer cambiaba a una de completa sorpresa – La razón por la que vine a buscarte… bueno, en realidad son dos…
- ¿De que estas hablando?
- Primero, quisiera decirte una cosa… estoy seguro de que si te vas ahora a la Sociedad De Almas, es muy posible que seas sentenciada por prestarle tus poderes a un humano… pero, si esa sentencia llega a ser de muerte… déjame decirte, hagas lo que hagas, es imposible que Ichigo no vaya hasta la Sociedad De Almas a detenerlo… y es muy posible que yo vaya con el hasta ese lugar… - dijo el rubio, mirando como la preocupación estaba presente en el rostro de la mujer – y segundo… me gustaría conocer a esos Shinigamis que vienen a buscarte…
- ¡¿En que estas…?!
- Al fin te encuentro… Rukia… - se logró escuchar la voz de otra persona, a lo que la mujer solo se volteó para ver de dónde provenía… para luego paralizarse de horror al notar que ya era demasiado tarde para que sus amigos escaparan de aquel lugar… pero, también había algo de sorpresa al ver quien era la persona que lo había venido a buscar…
- ¿Renji?
- Rukia… hemos venido a buscarte… en nombre de la Sociedad De Almas… - se escuchó una segunda voz que había congelado a la mujer… no podía creer que él también hubiese venido hasta este lugar…
- ¡¿Nii-sama!?
WWWWWWWWWWWWWWWWWWWWWWWWWWWWWWWWWWWWW
Fin Del Capítulo.
¡Hola! Como dije en el anterior capitulo, actualizaría a comienzos de este mes, y eso hice.
Estoy más que satisfecho conmigo mismo por escribir este capítulo, que, de cierta forma, me había costado demasiado tiempo y energía escribir, después de todo, las cosas en mi vida personal salieron tan bien que fue muy rápido como paso todo… de hecho, paso tan rápido que tuve que adelantar tantas cosas como podía en el fic.
Pronto seguiré llenando los huecos argumentales que todavía faltan por llenar… solo espero que no les disguste como termino este capítulo, ya que ahora estamos en una parte fundamental para el avance de la historia.
También pido disculpas por si encuentran algún error gramatical, todavía sigo tratando de no cometer ninguno.
El próximo capítulo… espero poder sacarlo este mes… no puedo dar una fecha exacta de cuándo será que actualice, porque las cosas que tengo que hacer son demasiadas, por lo cual, me estoy quedando sin tiempo libre para poder seguir escribiendo los capítulos. Espero que sean pacientes por la nueva forma en la que actualice los siguientes capítulos que vendrán.
Y también, como siempre digo, me gustaría saber que les está pareciendo el fic dejando su comentario de lo que opinan.
Ahora sin más, me despido. Cuídense mucho y, ¡Hasta el próximo capítulo!
Atte.: Yagel0601
