Capítulo 4

- Bueno, pues él no es Will. – Dustin pensó en voz alta, siendo el primero en reaccionar.

- No me digas. – Respondió Lucas aún confundido por la procedencia del niño en frente de ellos.

Jane siguió observando al extraño, buscando familiaridad en sus rasgos, queriendo ubicarlo como algún compañero de escuela, pero su cerebro no encontró ninguna coincidencia. El niño no parecía hacer ningún gesto amenazador así que decidió confiar en él. Se veía confundido y no dejaba de temblar, Jane lógicamente asumió que era por la lluvia y el frío. Despues de ver sus vidriosos ojos una vez más, cayó en cuenta que las luces de todos seguían apuntando a sus ojos, por lo que decidió actuar.

- Bajen la luz de sus ojos. – Ordenó autoritariamente y todos obedecieron al instante. Parecía que la fama de Jane aun los impresionaba.

Al dejar de recibir tanta luz en los ojos, Michael finalmente pudo ver a los niños a detalle. Pudo ver a la niña que estaba parada a muy poca distancia de él, vistiendo un tipo de abrigo color rojo que sobresalía entre los abrigos de los demás que lucían mucho más gruesos, casi tan gruesos como los de los hombres malos. La reciente conclusión puso a Michael inmediatamente a la defensiva, su cuerpo y mente se prepararon para correr, pero cuando intentó levantar su pierna derecha para dar el primer paso, su visión se tornó borrosa y titubeo.

Todos continuaron viendo al niño hasta que le empezaron a temblar las piernas, parecía que se iba a desmayar. La primera en reaccionar fue Jane, quien al estar tan cerca de él, pudo reaccionar con prontitud y fue capaz de atraparlo antes de que tropezara, se quedó sosteniéndolo por los dos brazos con fuerza mientras esperaba a que los demás llegaran para darles más soporte. Jane pudo sentir lo mojada y fría que estaba la camiseta amarilla que el niño llevaba puesta, podía apostar que le estaba dando hipotermia, por lo que concluyó que lo podían llevar a su casa aprovechando que sus padres estaban fuera, quizás podrían conseguir algunas respuestas luego.

Jane desabrochó su impermeable y lo colocó sobre el tembloroso cuerpo y cabeza del chico, si no hacía algo para evitar que se mojara más y mantener su temperatura corporal, la situación podría complicarse mucho más de lo que ya estaba.

- Vamos a mi casa, está cerca y mis papás y mi hermana están fuera. – Dijo Jane al grupo mientras colocó el brazo del extraño sobre su hombro en un intento para darle estabilidad, preparándose para la caminata que les esperaba. Los demás chicos asintieron y siguieron su rumbo, acordando tácitamente que la búsqueda por Will continuaría el día siguiente.

Con tal de no ser descubiertos, Jane guio a los chicos hacia el sótano, creyó era un buen lugar ya que nadie en su familia realmente bajaba, sólo se usaba para almacenamiento y tener un espacio extra en caso de tener visitas. Llegados a la casa de Jane, los niños dejaron sus gruesos y empapados abrigos en la entrada y ayudaron a sentar al extraño huésped sobre un sofá en un extremo del espacioso sótano. Se le veía confundido y asustado mientras los observaba a todos con temor e impotencia. Todo mientras sujetaba con fuerza el mojado impermeable sobre su tembloroso y pálido cuerpo.

Despues de un incómodo silencio en donde ninguno de los chicos sabía que hacer o preguntar, fue Jane la primera en hablar:

- Hola… - Dijo con el tono más empático que pudo, insegura de cómo acercarse a alguien tan ansioso y temeroso. – ¿Conoces a alguien a quien podamos llamar? ¿Tus papás quizás? No fueron ellos los que te hicieron eso ¿Verdad? – Terminó, con miedo a recibir una respuesta. Él había sido claramente maltratado y tenía miedo de no saber cómo actuar ante una situación así. A pesar de su temor por saber la respuesta ante el origen de sus heridas, se vio entre aliviada y confundida al sólo recibir silencio como respuesta. Al dirigirle la mirada, notó cómo sus oscuros ojos sólo se le quedaron mirando fijamente, tratando de decidir si debía o no confiar en ella.

- ¿Qué le pasó a tu pelo? ¿Tienes cáncer o algo? – Preguntó Dustin mientras veía su corta cabellera con probablemente la misma confusión.

- Cuando te encontramos ¿Estabas huyendo? – Siguió Lucas, ignorando la inadecuada pregunta de su amigo.

- ¿Estás en problemas? – Remató Suzie, siguiendo el aparente proceso lógico de Lucas.

Michael se sintió superado por el bombardeo de preguntas del que era víctima. No entendía ni la mitad de todo lo que le estaban cuestionando. Ante la dolorosa dificultad para entenderles y su incapacidad para articular oraciones, tuvo que limitarse a sólo observarlos.

Fue Lucas quién siguió con el interrogatorio cuando vio raspones recientes en sus rodillas:

- ¿Qué te pasó aquí? – Cuestionó mientras acercaba su mano hacia una de las rodillas del chico, con la intención de hacerle entender a lo que se refería. Jane notó pánico tensar la cara del extraño mientras lo veía acercarse con terror, y en un instintivo movimiento protector aventó la mano del afroamericano lejos de él.

- Detente. ¿No ves que lo estas asustando? – Reprendió con severidad.

- ¡Él es el que me está asustando! – Renegó en respuesta.

- ¿Y si no contesta porque es sordo? – Sugirió Dustin.

Habiendo meditado lo propuesto por Dustin, Suzie se acercó a donde estaba el enigmático sujeto y repentinamente aplaudió a pocos centímetros de su cara. Causando una reacción de asombro y miedo por parte de éste.

- Nop, no es sordo. – Confirmó después de su improvisado experimento.

- Pudo haber reaccionado porque vio tus manos… - Criticó Lucas.

Jane, cansada de la incompetencia de sus compañeros para tomar la situación con seriedad. Interrumpió al grupo de amigos que estaban discutiendo más teorías sobre el origen del ahora referido como "Rarito".

- Oigan, ¡Suficiente! Sólo está asustado y tiene frío. – Lo último haciéndole caer en cuenta que él estaba aún más empapado y vistiendo menos capas que ella. Ante la realización, corrió hacia las escaleras para ir al cuarto de lavandería y con suerte encontrar algo que le quedara y no fuera tan afeminado para él.

Cuando la niña desconocida que le prestó su impermeable se fue, Michael pudo sentir la ansiedad creciendo aun más dentro de él. Los otros chicos no le habían hecho nada malo, pero no le gustaba el tono con el que hablaban de él. Era un tono de desprecio que se parecía demasiado al de los guardias que lo molestaban en las noches, tocando su puerta constantemente para que no pudiera dormir. Ella no usó ese tono con él en ningún momento, su tono era cálido y suave, lo que le daba cierta tranquilidad y confianza que no era uno de los hombres malos tras él. Esperando que volviera pronto, dirigió su mirada hacia sus manos que descansaban sobre su regazo, esperando no tener que interactuar con los otros niños.

Después de unos minutos en los que no hubo interacción alguna entre los chicos y el rarito. Jane finalmente regresó con un juego de prendas que consistía en unos pantalones deportivos negros y una gruesa camiseta rosa de cuello redondo.

- Toma, están secas y son bastantes suaves para que estés cómodo. – Dijo mientras le acercaba la ropa con cuidado, esperando no asustarlo con algún movimiento innecesariamente súbito. El niño las tomó con el mismo cuidado y las vio fijamente mientras las sostenía entre sus manos.

- Perdona que la camiseta sea rosa, fue lo único que pude encontrar. – Admitió al observar nerviosamente como examinaba tan detenidamente la ropa.

Después de observar las prendas perfectamente dobladas por unos instantes más, Michael notó que su textura era muy diferente a la de las batas que usualmente usaba, éstas se sentían muy suaves y acogedoras. En un acto instintivo, acercó la tela hacia su cara para poder sentir su suavidad acariciar su sensible mejilla izquierda, pudiendo oler el confortante olor a suavizante. Habiéndolas terminado de contemplar, las dejó a un lado suyo sobre el sofá, deslizó el impermeable hacia los lados y se levantó mientras tomaba el borde inferior de su grande camiseta amarilla en preparación para quitársela.

Todos en la sala anticiparon horrorizados lo que el niño estaba a punto de hacer y Lucas y Dustin saltaron a detenerlo mientras gritaban en sorpresa y desagrado. Jane y Suzie sólo voltearon hacia el lado opuesto en absoluto shock.

- ¡¿Es en serio que te ibas a desvestir en frente de niñas?! – Exclamó Dustin.

- Y pensé que nosotros éramos raros. – Contesto Lucas con ironía mientras sujetaba las manos del ahora confundido niño.

Tratando de ignorar lo que había pasado, Jane reunió su compostura y murmuró mientras señalaba con su mano hacia una puerta:

- Emm, el baño está por allá. Para que tengas privacidad.

El chico dio un casi imperceptible cabeceo en afirmación, su mirada aun confundida. Tomó la ropa del sofá y se dirigió a donde Jane le había señalado.

Al entrar al cuarto, Michael observó con detenimiento cada centímetro, era un baño como los del edificio donde vivía, pero con una regadera. Lo último lo extrañó, ya que de donde el venía, las regaderas estaban en otra sala y eran varias juntas. Cuando su mirada cayó sobre el espejo ubicado arriba del lavabo. Michael observó sus heridas con detenimiento, su cara ya no estaba hinchada como cuando recién había recibido la paliza, su labio tenía una dura costra roja donde se había cortado y había marcas moradas en su cien y mandíbula derecha. Su momento de introspección fue interrumpido por el sonido de la puerta cerrarse, lo iban a encerrar otra vez en ese baño. Consumido por el pánico de ser encerrado otra vez, giró y con sus dos manos sujetó fuertemente el borde de la puerta, sólo para encontrarse con la mirada preocupada de la niña que le había dado la ropa.

- ¿No quieres que la cierre? – Preguntó con cuidado mientras lo veía a los ojos.

- No. – Dijo en un susurro casi inaudible.

- Oh wow, con que sí hablas. – Contestó con una ligera sonrisa. - ¿Qué tal si…? – Empezó mientras reducía la abertura de la puerta poco a poco hasta detenerse a unos pocos centímetros de cerrarla totalmente, aun suficientes para un ver su rostro. - ¿La dejamos así? – Terminó, mientras esperaba por una respuesta de parte de él.

El hecho de que esperara por confirmación de parte de él fue algo que sorprendió a Michael sobremanera, jamás en su vida había tenido otra opción más que acatar las órdenes o las pruebas de su papá le gustara o no. Jamás había tenido que confirmar si algo le parecía bien o no, por lo que titubeó antes de cabecear en confirmación. La niña le sonrió una vez más y se fue para darle lo que ella había nombrado como "Privacidad".

Tras dejar al niño en el baño para que se cambiara, Jane regresó a la sala principal para reunirse con los demás niños.

- Increíble, simplemente increíble. – Dijo Dustin con ironía.

- Salimos a buscar a Will y nos encontramos a este rarito. – Respondió Lucas.

- ¿Habrá escapado de Pennhurst y llego hasta aquí? – Preguntó Suzie.

- Seguro, sólo de un manicomio podría venir alguien como él. – Afirmó Lucas.

- Viste como casi se desviste… - Dijo Dustin mientras fingía que se quitaba una camiseta invisible.

- ¡Lo vimos todos Dustin! – Le interrumpió Lucas irritado.

- ¿Qué tal si es peligroso? – Cuestionó Dustin al grupo con preocupación.

- Es un niño con nuestra edad. – Respondió Suzie mientras reía suavemente ante tal ocurrencia.

- Además, no podemos dejarlo en la lluvia a su suerte. – Acotó Jane mientras descansaba su frente sobre su mano para pensar en algo.

- Pues muy buena suerte porque nosotros tenemos que seguir buscando a Will. – Contestó Lucas.

- No podemos dejarla sola averiguando qué hacer con él. – Razonó Suzie.

- No te preocupes, mis padres no llegan hasta mañana. Pensaré en algo. – Contestó Jane mientras miraba agradecida a Suzie por su consideración. – Será mejor que regresen a sus casas pronto, con la desaparición de Will todos los papás están histéricos. ¿Sus papás siquiera saben que están fuera?

- No. – Todos contestaron al unísono.

En ese momento, el ya denominado "Rarito" por el grupo de amigos, salió del baño vistiendo el pantalón negro y camiseta rosa que Jane le había dado. Su mirada aún se notaba cansada y confundida, pero ya no temerosa y eso le dio tranquilidad a Jane, quien caminó al otro lado de la sala donde había cajas de cartón en el suelo. Abrió dos de ellas y sacó una bolsa de dormir de una y una gran sábana blanca de la otra.

- Chicos, antes de que se vayan, por favor ayúdenme a hacer una tienda con aquella mesa y estas cajas. – Les pidió mientras señalaba una mesa pequeña al frente del sillón donde ahora yacía su impermeable.

Mientras Dustin y Lucas ayudaban a Jane a hacer la carpa. Michael estaba observando la sala cuidadosamente, era una sala espaciosa con las escaleras y la puerta de entrada en paredes opuestas de la otra, mientras que una de las paredes laterales tenía una puerta que presumiblemente llevaba a otro cuarto, el piso estaba hecho de un material suave, parecido al de sus pantalones deportivos, pero de un color marrón oscuro. Aunque personalmente le gustaba más el color de su nueva ropa era un refrescante cambio de sus batas blancas con pequeñas figuras simétricas azules.

- Hola. – La voz de la otra niña del grupo le hizo mirarla.

- Emm, sólo me preguntaba ¿Escapaste de Pennhurst? – Preguntó con cuidado a no provocar una reacción negativa por parte de él.

Michael no tenía ni idea de lo que se refería con la palabra "Pennhursrt" así que no sabía cómo contestar esa pregunta, por lo que guardó silencio y fijo su mirada en el objeto que llevaba la niña sobre su nariz, anterior a sus ojos.

Notando que su mirada apuntaba a sus lentes, Suzie súbitamente se sintió consiente de lo sucios que habían quedado por la lluvia.

- Oh, cierto. Olvidé limpiar mis lentes. – Dijo rápidamente antes de que se los retirara y empezara a limpiarlos con el borde inferior de su camiseta.

Michael la observó cuidadosamente limpiar sus "Lentes", como ella los había llamado. En un acto de pura curiosidad, su limitada capacidad lingüística no fue impedimento para comunicar su pregunta:

- ¿Por… qué? – Preguntó lentamente para asegurarse de haberlo dicho bien.

- ¡Puedes hablar! – Respondió emocionada antes de dar respuesta a su cuestionamiento. – He tenido esta enfermedad llamada astigmatismo desde muy pequeña, empecé a usar lentes a los 7.

Michael sólo cabeceó. No sabía lo que era el astigmatismo, pero había entendido la idea general y para él era suficiente.

Jane estaba colocando la esquina restante de la sábana en el último pilar de la tienda improvisada que estaba elaborando con los chicos cuando uno de ellos decidió preguntar:

- Jane ¿Estás segura de que es una buena idea dejarlo quedarse la noche? – Lucas interrogó.

- Estaba pensando que se quedara esta noche y mañana haré que toque la puerta y dejaré que mi mamá maneje el resto. Ella sabrá a quién llamar. – Concluyó Jane después de meditarlo, sabía que no podría ayudar a este niño si sola. Iba a necesitar ayuda de un adulto que supiera qué hacer y quién mejor que su mamá.

Cuando terminaron de armar la tienda, los niños se despidieron y se retiraron después de tomar sus empapadas chamarras y colocárselas para protegerse de la aún creciente tormenta afuera. Michael se encontraba sentado debajo de la sábana. Descansando sobre el acolchonado suelo que acondicionaron para él con cobijas y almohadas cubiertas por otra sábana de un color ligeramente diferente a la del techo de la tienda. Era bastante cómodo y suave en comparación con su antigua cama que tenía un colchón que parecía más un bloque de concreto cubierto con una fina capa de tela. Se preguntó si en este lugar sí lo dejarían dormir o sería igual de complicado que con hombres malos.

Jane se acercó a él y le ofreció otra almohada y una bolsa para dormir amarilla, la cual le hizo recordar la enorme camiseta amarilla que llevaba cuando lo encontró y se preguntó cómo la había conseguido. No le dio mucho tiempo para reflexionarlo cuando notó que no sabía su nombre.

- Oye perdóname, nunca te pregunté tu nombre. – Dijo cálidamente. Esperando que esta vez sí obtuviera respuesta de parte de él.

El niño jaló la manga izquierda de su camiseta y dejó ver un tatuaje con la inscripción "011". El tatuaje asombró tanto a Jane, que sintió la necesidad de tocarlo y acercarse para examinarlo con más detenimiento.

- ¿Es real? – Preguntó emocionada, extendiendo su mano para intentar tocarlo. Hasta que notó que él la quitó para evitarla. Decidiendo ignorar temporalmente la decepción por saber que aún no confiaba en ella, Jane procedió a disculparse:

- Perdón, es que nunca había visto a un niño con un tatuaje hasta hoy. ¿Qué significa el "011"?

El niño la miró con confusión, como si el significado del número tatuado en su muñeca fuera algo muy obvio de descifrar. Alzó su otro brazo y se señaló a sí mismo al nivel del manubrio del esternón.

- Once. – Dijo lentamente mientras movía su mano ligeramente para enfatizar su punto. – Once, Michael. – Aclaró.

- ¿Te llamas Once y Michael? ¿Como si tuvieras dos nombres? – Preguntó Jane lentamente, ganando un cabeceo entusiasmado por parte de Michael.

Jane lo miró a los ojos por un momento con incredulidad. A pesar de mirarlo por amplios segundos, no pudo notar ninguna pista que pudiera revelar si sólo estaba jugando con ella. Decidió darle el beneficio de la duda y se presentó:

- Bueno… yo me llamo Jane, Jane Ives.

- Jane Ives. – Respondió Michael lentamente para probar como sonaba y comprobar si lo estaba diciendo correctamente.

- Sí, ya sabes. El nombre corto de Johanna. O al menos eso me dijo mi mamá, afortunadamente no me llamo así, suena raro ¿No? – Explicó mientras daba cortas risas. Al notar que Michael no le daba ninguna respuesta, prosiguió a comentar sobre su nombre:

- ¿A ti te dicen Michael o Mike?

- ¿Mike? – Cuestionó confundido, como si jamás hubiera escuchado ese nombre en su vida.

- Eh… Sí. Así como mi nombre es una forma corta de decir Johanna, Mike es una forma corta de decir Michael, y no creo haya un nombre corto para Once ¿Cierto? – Concluyó mientras reía de su propia broma, a lo que el niño respondió dibujando una sutil y tierna sonrisa. Sonrisa que sorprendió y alegró a Jane enormemente, parecía que por fin había podido conectar con el niño y así iba a ser mucho más fácil ayudarle. Además, era bueno verlo sonreír y mostrar brillo en sus ojos por primera vez desde que lo encontraron.

- ¡Mike! – Respondió Michael todavía sonriendo. El nombre sonaba bien, era más corto y de alguna manera le ayudaba a sentirse lejos y ajeno al horrendo lugar del que huyó y del terrible hombre que le cuidó toda su vida.

- ¡Bien! Entonces te diré así de ahora en adelante: Mike. – Al decir su nombre, el niño la miró a los ojos con emoción y tranquilidad. Ella no podía creer que un simple nombre le iba a causar tanta euforia, pero no le molestó en lo absoluto, su reacción la hizo feliz. Cuando lo encontró, sólo vestía una gigante camiseta amarilla y tenía heridas en un lado de la cara; Tenía frío y estaba asustado de ella y todos los que la acompañaban. Al verlo en ese momento, en la calidez de su sótano, bajo la tenue luz atravesando sus blancas sábanas para finalmente impactar suavemente contra su pálida piel, llevando la camiseta rosa que le había dado unos instantes antes, notó que se veía más tranquilo y abierto a comunicarse. La apertura de Mike junto con la creciente intimidad del momento hizo que Jane deseara continuar la conversación y saber más de él. Justo cuando le iba a preguntar algo más, él no pudo esconder un bostezo a pesar de estar igual de interesado en seguir conversando.

- Debes estar agotado. – Aligeró Jane mientras hacía todo lo posible por no revelar la decepción que la invadía.

Sin hacer un esfuerzo tan grande como ella para ocultar su propia frustración por su bostezo, Mike hizo un ligero puchero y después cabeceó mientras evitaba la mirada de Jane, quien regañó a sí misma por hacerlo sentir mal.

- No te preocupes, descansa por ahora ¿Sí? – Agregó con una sonrisa, esperando que sus palabras le libraran de la culpa que muy claramente estaba experimentando.

Mike guardó silencio por unos pocos segundos, manteniendo la neutralidad en sus gestos, hasta que dio una pequeña sonrisa y cabeceó suavemente para el alivio de Jane quien lo observó en doloroso suspenso.

- Bueno… Buenas noches, Mike. -Agregó y dio media vuelta para dirigirse hacia las escaleras, esperando con extraña ansiedad por una respuesta de parte de el niño en su sótano. Sus pasos eran pesados y su voluntad se aferraba con fuerza hacia la tienda improvisada que había hecho con Dustin y Lucas. Para contrarrestar el arrastre de sus inexplicables deseos de quedarse, Jane aceleró su paso, hasta que escuchó la baja y frágil voz de Mike hablándole:

- Buenas noches, Jane.

La suave y gentil voz del niño pronunciando su nombre hizo que una sonrisa involuntaria se formara en los labios de Jane, la cual estaba muy ocupada observando los expresivos ojos Mike como para darse cuenta.

Jane permaneció unos instantes más en ese trance hasta que recordó que la prioridad era que Mike descansara y por mucho que le gustara pasar tiempo con su enigmático huésped, debía ir a su cuarto y pensar en algo para ayudarlo. Después de ofrecerle a Mike una última sonrisa, se dirigió a su cuarto y se dejó caer con fuerza sobre su cama para terminar acostada y mirando al techo.

- ¿Qué haré con él? – Preguntó a sí misma en voz alta mientras seguía apreciando su techo.

NOTAS DEL AUTOR

Hola a todos, un golpe de inspiración me golpeó y me hizo editar más de lo previsto. Es posible que esta historia se actualice más rápido debido a la gente que la está leyendo. Gracias de antemano. Por cierto, no olviden dar follow para que se les notifique cada que salga un nuevo cap. Hasta la próxima!