Los personajes le pertenecen a la increíble Stephenie Meyer, sin embargo, la trama sí me pertenece.
Inspiración del capítulo: 100 years ago (Rolling Stones): watch?v=14DTv2qFHas
No volvimos a pisar el estacionamiento otra vez, aunque Rose lamentaba haberse perdido el evento y trataba de convencernos para volver cada vez que ponía. Era finales de enero y todo el mundo tenía la cabeza en sus propios asuntos.
Garabateé aburrida sobre un ejercicio fallido de matemáticas, observé de reojo a Alice que intentaba hacer el mismo ejercicio sin éxito, junto a ella Tanya se estaba quedando dormida sobre sus muñecas y Rosalie le miraba con el ceño fruncido, de verdad se detestaban, aún no sabía la razón de su enemistad, pero tampoco veía oportuno preguntar, la tensión que había entre ellas era espantosa.
- Me rindo - Alice dejó caer su bolígrafo con fuerza sobre la mesa provocando el tintineo de las tazas. Tanya se despertó sobresaltada - ¿Crees que Ángela nos ayude mañana? - hizo un mohín.
- Seguro - asentí hacia Alice.
Probablemente, no conocía a nadie más persistente que ella, había estado sola toda su vida y aunque le gustaba disfrutar de cosas típicas de adolescente como moda, chicos y fiestas; siempre su lado responsable primaba sobre todo lo anterior. Le admiraba.
Tanya se disculpó y se metió en la cocina de café de su madre. Alice, Tanya y yo, algunas veces mi hermano también, veníamos aquí cada día de semana después de la escuela a hacer los deberes desde hace tres años y Rose se nos había unido la última semana. Rosalie alzó la vista para asegurarse que Tanya estuviera lejos y enarcó su perfecta ceja castaña.
- ¿Qué? - Alice le dio una mirada incrédula.
- Saben a lo que me refiero - cruzó sus brazos y señaló el lugar por dónde Tanya había salido.
Hice una línea con mis labios y negué, no sabía a qué se refería. Mi lado culpable creía que preguntaba porque mi relación con Tanya ya no era … tensa.
- No me mires a mí, siempre dejé en claro que era mi amiga - Alice se encogió de hombros. Rodé los ojos, jamás había negado a Tanya como amiga pero supongo que los actos sobrepasan a las palabras. Admiraba la manera en la que Rose era directa, pero igual me removí incómoda en mi sitio - ¿Bells … ? -
Ignoré el llamado de Alice y la fija mirada de Rosalie. Le saqué la lengua y ella echó la cabeza hacia atrás riendo, pero no dijo nada.
¿Cómo podría explicar que cuando vi a Tanya y a Edward me sentí traicionada? No porque me interesara Edward de alguna manera, ni siquiera le conocía. De hecho, había pensado que ella había reemplazado a mi hermano en un dos por tres, eso no era agradable a mis ojos. Tanya había sido el más grande apoyo cuando Emmett desapareció, siempre había estado para mí y de un momento a otro, cuando me fui a Seattle por un par de semanas, dejó de llamar e insistir en encontrar a Emmett. En mi mente y en físico también la había tildado de traidora y desleal. Ni siquiera podía pensar en eso fríamente sin sonrojarme avergonzada. Había sido muy injusta con ella, si ella quería pasar página estaba bien para mí ¿Quién era yo para juzgarla?
- Me tengo que ir - rompí el silencio cuando observé que Alice se estaba poniendo roja de aguantar la risa - Traidora - bromeé con ella mientras le revolvía el cabello.
- Yo también, mi madre me matará si no llego para la cena - Rose observó el reloj en su mano y comenzó a recoger sus cosas - ¿Vienes? - le preguntó a Alice. Enarqué una ceja.
- Su madre sabe que vivo sola - se encogió de hombros - y dijo que estaba invitada cuando quiera - también comenzó a recoger sus cosas y asintió hacia Rosalie.
Me alegraba que Alice ahora tuviera compañía cerca de casa. Después de todo la casa de ella quedaba relativamente cerca de la de Rose. Alice vivía en una moderna casa cruzando el lago, era el vecindario más exclusivo de Forks, no habían muchas casas pero definitivamente su vecindario era más concurrido que el de Rose, quien prácticamente vivía en medio de la nada en compañía de un lago y una espesa cantidad de bosque.
Tanya se reunió con nosotras y se despidió de Alice y Rose, ambas se fueron en el auto de Rose, un moderno BMW rojo. Las vimos partir en silencio y el silencio se interpuso entre nosotras.
- ¿Caminarás a casa? - preguntó mientras pasaba una mano por su sudadera. Asentí de acuerdo, escondiendo mis manos dentro de mi sudadera - ¿Te acompaño? - negué con la cabeza hacia mi amiga.
- Está a unas cuadras, tranquila - negué con la cabeza hacia mi amiga.
- ¿Puedo hablar de algo contigo? - escondió un rizo rubio detrás de su oreja, evidentemente nerviosa.
Me sentía terrible por haber provocado que Tanya se muestre de manera cohibida conmigo, había sido muy dura con ella y aunque ella había aceptado mis disculpas la noche del estacionamiento, presentía que aún nuestra amistad no se recuperaba de ello y lo lamentaba
- ¿Por el asunto de Emmett? Tanny si deseas continuar con tu vida no hay ningún problema, él …. hubiera pensado lo mismo -
- No es eso - comenzó a pasar las manos por su sudadera - Yo …. - le observé intrigada, ella tenía la vista fija en mí, finalmente rompió el contacto visual y bajó la vista hacia el suelo - Edward es solo es un amigo - murmuró mientras pasaba la mano por su cabello.
- Uhm ¿Ok? - pregunté evidentemente confundida. No entendía por qué me decía aquello y también tenía la impresión de que quería decir otra cosa pero no dije nada - ¿Nos vemos mañana? - palmeé su hombro y me dirigí por el camino contrario hacia casa. Murmuró un "Adiós" y se alejó de regreso al café.
Me coloqué los auriculares y caminé en compañía de los increíbles Rolling Stones. Sonreí inconscientemente, escucharles me hacía sentir cerca de Emmett, él besaba el suelo por el que esa banda caminaba. Al llegar a casa fundí la llave en la cerradura y antes de girarla miré dos veces el exterior. Desde la segunda aparición del encapuchado, me había vuelto una lunática. Definitivamente, no había sido coincidencia que él hubiera estado allí.
Cuando me percaté que no había nadie entré y dejé mis cosas en la entrada. Subí a mi habitación y me quité la ropa para darme una ducha. Me tomé el tiempo en la ducha, de hecho sentía que era el único lugar en dónde podía dejar de pensar y preocuparme. Ni siquiera podía dormir tranquila, eventualmente tenía pesadillas. Me había sentido una extraña en mi propia vida los últimos meses. Sentía que nada iba conmigo desde mi personalidad hasta algo tan material como la ropa.
Bufé, había escuchado a Alice mil veces decir que la ropa era el reflejo de tu personalidad. No quería imaginar ahora cuál era mi "personalidad" luego de utilizar todos los días la misma sudadera negra gigante que le pertenecía a mi hermano. Obviamente la lavaba y secaba cada día, no era una sucia. Rodé los ojos y detuve mi verborrea mental. Me peine y sequé el cabello y luego me puse unos pants y sobre esto una camiseta vieja que le pertenecía a Emmett cuando tenía no lo sé ¿Diez años? Él era realmente grande a esa edad y la prueba era que a mis diecisiete años esta camiseta me quedaba lo suficientemente grande como para ser unas 2 tallas más que la mía
Escuché el portazo de la entrada y me estremecí, definitivamente no era Charlie. Me asomé con precaución sobre las escaleras y suspiré aliviada cuando vi la chaqueta de Charlie. La sensación de alivio duró poco cuando escuché golpes y gritos ahogados en el jardín trasero de la casa, sin pensarlo dos veces corrí hacía la parte trasera de la casa. Aguante la respiración cuando vi a papá dar golpes sin dirección alguna al viejo roble, la escena era espantosa, papá comenzaba a tener las manos rosadas producto de la fuerza. Al sentir mi llegada recobró su compostura y limpió lágrimas de su rostro que no había visto.
- ¿Todo bien? - pregunté con lentitud mientras me acercaba. Él asintió suavemente como si estuviera tratando de convencerse. Finalmente, negó con vehemencia y las lágrimas abandonaron sus ojos sin retención alguna.
- E-Ellos creen que Emmett simplemente se fue - me sorprendió la tranquilidad con la que hablo, se veía tan destrozado y a la vez tan seguro de que pronto todo acabaría -Ellos archivaron el caso, creen que es una pataleta de él y cómo es mayor de edad …. -
- ¿Simplemente abandonaron? ¿No existe alguna ley contra eso? ¡No pueden hacer eso! ¡Él no se iría jamás! ¡Su futuro era brillante! ¡Él no tenía motivos para irse! - no sabía que tan fuerte estaba hablando y poco me importaba. Limpie las lágrimas de mi rostro - ¿ O sí? - pregunté con un hilo de voz. Charlie suspiró exasperado.
- Vamos a encontrarlo y traerlo a casa, tenemos algunas pistas - levantó los sobres esparcidos por el jardín - Unas personas me ayudarán ¿Recuerdas a Billy Black? -
Asentí recordando varios fragmentos de mi niñez. Era el mejor amigo de papá y ahora él estaba a cargo de la reservación "La Push" si Forks era pequeño, la reservación era diminuta en comparación a Seattle. No recordaba casi nada a Billy pero si papá pensaba que estaba bien, yo estaba de acuerdo, además necesitábamos toda la ayuda necesaria.
- Me acompañará él y uhm …. su hijo, acaba de salir de la escuela de oficiales - continúo papá. Volví a asentir insegura, con mucha suerte recordaba a Billy, claramente no sabía quién era el hijo.
Cuando entramos a casa, papá apiló los papeles junto con los demás, la mayoría eran fotos y mapas seguidos de nombres y lugares que podrían estar implicados.
- Necesitamos toda la ayuda necesaria - me tiré al sofá junto a él. Él se rascó la parte baja de su cuello, gesto que hacía cuando se ponía incómodo - ¿Ahora qué? -
- Necesito - enfatizó esa parte - que te apartes, cariño - se cruzó de brazos parándose firmemente. Enarqué una ceja, él se veía tierno tratando de imponer autoridad.
También me crucé de brazos retándole. El color café de sus ojos no era lo único que había heredado de él. Papá tenía la mala suerte que también había heredado el mal carácter.
- No puedo contar las veces que hemos tenido esta conversación papá - me aseguré de destacar la última palabra - No me apartaré, es mi hermano -
- Bella, dije que no, eres muy pequeña - negó - Además, debes intentar ser una adolescente de 17 años normal y dejar de preocuparte por cosas de adultos -
- Puedo ser de ayuda …. Soy responsable -
- ¿Así cómo cuando seguiste al hombre de la capucha? ¿Dos veces? Aún cuando la primera prometiste no volver a hacerlo - sentí el filo de sus palabras cuando conectó su vista con la mía. ¿Cómo se había enterado de lo del estacionamiento? Ni siquiera se lo había contado a mis amigas, solo Edward sabía y solo porque había estado presente - No me molesta que hayas ido a esa reunión, soy un papá cool, me molesta que hayas perseguido al muchacho otra vez ¿Y si te quería llevar con él? Solo le estabas facilitando las cosas - comenzó a caminar como un león enjaulado. Me hundí en mi asiento.
- Lo siento, pero ¡Debía saber quien era! Tú habrías hecho lo mismo -
- ¡No puedo cuidar de ti y buscar por los lugares más inhóspitos de Seattle a tu hermano! ¿Quieres ayudar? Perfecto ¿Qué tal si intentas no ser un problema? - alzó la voz. Sus palabras me tomaron por sorpresa, probablemente esta era la única vez que él me había gritado. Tragué el nudo en mi garganta.
- Intentaré no ser un problema - susurré y me levanté con dirección a mi habitación, sentí como se había quebrado mi voz.
- Bella, hija, no quise decir eso - intentó tomar mi mano pero logré zafar su agarre y huí a mi habitación - Maldición ¡Cariño! -
Me recosté sobre mi cama y miré el techo. Mis ganas de retener el llanto se habían esfumado y le estaba dando rienda suelta a mi tristeza. Las palabras de Charlie me habían herido pero más me dolía no hacer nada para ayudar a mi hermano. Me sentí inútil. Intenté limpiar sin éxito las lágrimas de mis ojos y agradecí por qué mañana fuera sábado y no tuviera que aguantar un día de escuela con la peor resaca de todas: dormir llorando.
El fin de semana pasó rápido. El sábado Charlie instaló una tienda de campaña en el jardín trasero y Billy y su hijo se instalaron allí, los observé desde la ventana ya que solo salía de mi habitación para lo necesario: comida. El domingo por la tarde Billy y su hijo regresaron y esta vez su hijo me saludó con la mano, me había pillado observando mientras comía entretenida un sándwich, no le respondí y cerré con rapidez mi cortina. Era alto y tenía el color de piel de un ligero canela, era claramente un nativo americano, podía ver que hacía ejercicio y por lo vagamente que recordaba a Billy, su hijo debía tener unos ¿23 años? Tal vez más o menos, pero honestamente no me importaba.
El lunes no tuve ganas de ir a la escuela y por más que papá se paró media hora en la puerta de mi habitación, no salí en todo el día. Aún estaba resentida con él. El martes Billy y su hijo regresaron y como cada tarde de los últimos cuatro días se encerraron en la tienda de campaña y no se fueron hasta entrada la noche. En esos días Tanya y Alice me reventaron el teléfono con llamadas y mensajes, después de las 20 primeras les envié un mensaje de "No me siento bien, por favor, les hablaré luego" y apague mi móvil. No tenía ganas de hablar con nadie.
Los cuatro días y medio que me tomé libre vi, otra vez, la primera temporada de Friends. Emmett y yo veíamos esa sitcom desde niños. Cuando me cansé de mi cama, era mediodía del miércoles, con mucha pereza me levanté, me di una pequeña y rápida ducha y me coloqué una sudadera blanca, un jumper y unas converse blancas. Salí de casa en mi Chevy directo al instituto, a esta altura todos debían seguir en clases y solo me acercaba para presentar mi justificación de inasistencia.
La Sra. Cope, quien también trabajaba de recepcionista, no tuvo problemas en aceptar mi justificación asumía, por su rostro, que sentía lástima de mí. Me dio un papel que debían firmar todos los maestros al día siguiente o cuando me reincorporé a clases.
El instituto tenía una vibra muy pacífica cuando se encontraba vacío, disfruté un poco de la soledad mientras caminaba directo al salón del Sr. Banner. Él tenía libre esta hora así que supuse que podía aprovechar y hacer que firme el bendito papel. Me detuve antes de entrar al aula cuando me percaté que estaba ocupado con otro alumno.
- ¿Un examen? ¿No podría ser un ensayo o una monografía? - la voz masculina que prácticamente le rogaba al Señor Banner me resultaba extrañamente familiar. Me empiné un poco para ver de quién se trataba. Edward. Me encogí de hombros tenía sentido, había faltado prácticamente toda la unidad.
- ¿Señorita Swan? - el Sr. Banner preguntó hacia mi dirección. Asomé la cabeza por la puerta y le sonreí - Comenzaba a preguntarme qué había pasado con usted - hizo una seña para que me acercara.
- Imprevistos de última hora - contesté mientras caminaba para tomar asiento en un pupitre frente a él …. a ellos. Edward me había dado una rápida mirada y había asentido con la cabeza a manera de saludo, hice lo mismo.
- Sr. Cullen, sería bueno que buscara un tutor …. o tutora - señaló en mi dirección. Abrí los ojos sorprendida. Edward murmuró un "Está bien, gracias" y salió del salón.
El Sr. Banner no hizo muchas preguntas y agradecí mentalmente por eso; firmó el papel y en un dos por tres me encontraba caminando hacia mi camioneta. Pase por la pared de los premios y me detuve a admirar en silencio uno en especial "Capitán Emmett Swan del equipo de fútbol americano, 2011" toqué instintivamente el premio a través del vidrio y suspiré. Te voy a encontrar, monito.
- Era un excelente jugador - Edward irrumpió en mis pensamientos. Estaba recostado a un lado de la vitrina, en la columna específicamente. Enarqué una ceja - Vi unos videos - aclaró. Salió de su posición y se paró junto a mí.
- Jugaba en tu posición - dije sin mirarlo
- Lo sé, es difícil superarlo - cruzó sus brazos. Solté una risa y enarqué una ceja.
- Entonces ¿Faltaste a Bilogía para entrenar más y superar a mi hermano desaparecido? - solté mirándolo de reojo. Él bajó la vista y rió.
- ¿Interesada? - alzó ambas cejas.
- Todo menos eso, estoy muy ocupada para … interesarme por algo ahora - Negué conteniendo una sonrisa. Él de verdad tenía EL ego.
- Entonces si no estuvieras ocupada ¿Tal vez? - cruzó sus brazos y su voz se tornó más relajada. El maldito se estaba divirtiendo.
- ¿Estás coqueteando conmigo? - Enarqué una ceja y la sonrisa ingenua, finalmente escapó de mis labios. Escondí mi rostro tras una cortina de mi propio cabello y evité mirarle.
- ¿Te estás resistiendo? - sonrió con picardía. Me observó a través del vidrio de la vitrina.
- Disculpa ¿No creías que era molesta, aburrida y loca? - Rodé los ojos.
- Mientras más locas, mejor - Me sonrojé al percatarme de que aún tenía la vista fija en mí a través de la vitrina ¿Qué demonios le pasaba? ¿No tenía algo que hacer?
- Debo irme, suerte encontrando tutor - la exasperación brotó de mí y comencé a caminar en dirección a la salida.
- ¡Demonios! Isabella, eres buena en biología - vino tras de mí, pisando mis talones.
- No, no lo soy - hice una mueca. Odiaba el nombre Isabella, era el que ella me había puesto, nadie me decía así.
- Sí, sí lo eres, aprobaste el examen -
- ¿Quién te lo dijo? - pare en seco. De verdad, me iba a molestar con Alice, ella era la única que iba por todos lados diciendo que había aprobado el bendito examen
- Ángela - soltó con rapidez. Eso no me lo esperaba.
- ¿También coqueteas con ella para que sea tu tutora en matemáticas? - reí amargamente continuando con mi camino ¿De dónde había salido eso? Sacudí mi cabeza.
- ¿Celosa? - rió con gracia. A estas alturas ambos estábamos en el estacionamiento frente a mi Chevy. Enarcó una ceja al ver mi auto - ¿Esta cosa funciona? - señaló mi camioneta, rodé los ojos y no le contesté. No quería entrar en discusión de porque mi Chevy era mejor que su Volvo.
- Por favor, eres el hermano de una amiga - bufé e intenté abrir la puerta delantera, él la volvió a cerrar con su brazo. De verdad era molesto-
- Te puedo pagar -
- No me interesa el dinero - intenté volver a abrir la puerta y él volvió a cerrarla.
- ¡Ugh! Necesito mucha ayuda ¿Vale? El deporte es mi terapia ¿Si? No puedo perderlo y si no apruebo el bendito examen, Banner contará todas mis inasistencias como faltas y no podré jugar en el partido - me tomé un minuto para procesar su ruego frustrado. Pasó una mano por su cabello, le observé bien, de verdad estaba desesperado. No quería aceptar pero su discurso le había subido un 1% de probabilidad en que acepte
- No me importa. Adiós -
- ¡A tu hermano le importaba este equipo! ¿Qué pensaría él si tuvieras la capacidad de ayudarlos y no lo haces? -
- Es bajo meterse con qué hubiera pensado mi hermano - me crucé de brazos, ahora fastidiada. Fastidiada porque había dado en el clavo.
- Así de desesperado estoy - alzó las manos mostrándome sus exámenes, grandes Fs con rojo ocupaban toda la hoja.
- Ugh, está bien, con una condición - cerré los ojos. Me había dado pena ¿Ok? Tenía la posibilidad de ayudar al equipo de mi hermano y quizás podría sacar algo bueno de esto, no sabía qué cosa pero algo se me ocurriría.
- Lo que quieras - sonrió satisfecho.
- Recordaré eso en varias oportunidades - entrecerré los ojos, por fin subiéndome a mi Chevy.
- Eres molesta - le di la razón con un encogimiento inocente de hombros.
- ¿Viernes? - pregunté prendiendo el motor. Un fuerte sonido salió del tubo de escape y un poco de humo también.
- ¿Dónde? No digas en la biblioteca, la Sra. Cope realmente me mira raro - Edward tosió. Sonreí a modo de disculpa.
- ¿Café de Tanya? -
- Me distraigo muy rápido con el ruido -
- ¿Mi casa? - toqué mi sien, de hecho esperaba que no tuviera problema, no quería salir de casa tanto por el momento, quería vigilar todo lo que papá, Billy y su hijo hacían en la tienda de campaña.
- Es una gran idea -
- ¿Ya sabes qué quieres a cambio? -
- Lo sabré el viernes - hice una nota mental para aprovechar esta oportunidad - ¿Edward? - pregunté expectante.
- ¿Ya te arrepentiste? - enarcó una ceja. Sonreí, más le valía ser agradable sino si me arrepentiría.
- No vayas a perder el partido -
Edward negó riendo y se alejó corriendo de regreso al instituto. Me sorprendí al sentirme bien y tranquila, supuse que hacer una acción buena te llenaba tranquilidad y buenas vibras. De verdad quería pensar eso y no que Edward generaba en mí cierto tipo de tranquilidad, eso hubiera sido extraño. El señor egocéntrico y malvado se había portado diferente hoy mucho más …agradable y divertido. Reí con ganas con la vista fija en la carretera. Sin dudas el chico de verdad necesitaba ayuda en biología.
¡Hola! ¿Les gustó el capítulo? ¡Lxs leo! Espero que les haya gustado este este capítulo ¡Nos leemos el próximo viernes! - LiSwan xoxoxo.
