Wou, salió más rápido de lo que pensaba… Aunque es cortito, lo sé, pero me gustó que fuera así.
Open Secret
Sarada miró por encima de la mesa hacia él, mientras los demás reían y farfullaban conversaciones que no lograba seguir. Por más que lo intentara, no podía concentrarse en otra cosa. Desde que lo viera todo su cuerpo latía por su cercanía. No le había bastado que las puntas de sus dedos se rozasen cuando se cruzaron en la entrada y se saludaron educadamente.
Estaba ansiosa. Más que nunca.
Él le había dirigido una mirada llena de promesas y se había lamido los labios con la misma impaciencia que ella. No hacían más que mirar el reloj, deseando que la educada ceremonia de alimentarse terminara y que los más jóvenes pudieran dedicarse a otras cosas.
Ese, sería su momento.
Ocupaban casi todo el patio del hogar Uzumaki. Era el cumpleaños de la madre de Boruto y aunque estaba agradecida por la invitación, era frustrante cuando queráis estar en otro sitio. Sentada sobre otra cosa, abrazando a una persona.
Cuando finalmente los adultos decidieron que era suficiente, fue cuando el séptimo se levantó para sentarse junto a Sasuke, su padre, para hablar de algo y Shikamaru se unió a ellos, como si fueran críos.
Shikadai, Inojin y Mitsuki no tardaron en rodear a Boruto y ella, se levantó con la excusa de ir al baño. Sintió la mirada en su espalda a medida que se alejaba. Ignoró deliberadamente a las chicas y esquivó el baño para subir escaleras arriba sin que nadie la viera. Entrando al dormitorio que ya conocía.
Esperó, con el corazón latiéndole en la boca, hasta que la manecilla empezó a girar. Por un instante, el terror de que no fuera él la hizo entrar en pánico. Se acercó hasta la estantería, por si acaso.
Pero al abrirse la puerta descubrió que era él. Cerró la puerta con sumo cuidado y, después, la miró.
Sarada casi voló hasta sus brazos, derritiéndose en un beso necesitado. De un salto, se aferró a sus caderas con sus piernas y él se acomodó contra la puerta.
Ese era el momento en que ambos podían encontrarse, podían besarse, jurarse amor eterno y fantasear con un futuro que no sabían si estaría vetado. Se comían con los ojos, con las manos y con el alma.
Y reconocían una vez más la frustración de tener que separarse.
Mientras, abajo, entre los comensales, varios se preguntaban cuando dejarían de jugar a las escondidas y aceptarían que era el uno para el otro.
Día #4
#BoruSaraweek2021
