No confundas al japonés con un chino.
- "Spencer Compson", jefe de un grupo de comerciantes, realizaba diferentes ventas de distribución e intercambio de objetos antiguos dentro del mercado negro. Por la madrugada, fue atacado por una entidad desconocida, tanto sus hombres como la mercancía han sido dañados... Actualmente Compson permanece hospitalizado, bajo vigilancia policial.- Informó un hombre con traje costoso y sombrero, luego de estar investigando durante un par de horas por la falta de respuesta del comerciante desaparecido.
Silencio incómodo.
- ¿"Compson"? ¿Quién es ese? -
Preguntó en confusión, sin verdadero interés, tan sólo disfrutaba del humo relajante de su pipa y la compañía de su provocativa hermana menor. Un desayuno tradicional de té verde permanecía frente a ellos y toda la habitación mantenía una decoración oriental de china, al igual que sus rasgos físicos y vestimenta. Pero sus ojos siempre permanecieron cerrados.
- ¡Sir Lau, preste atención! Se supone que hoy se reuniría con Compson para negociar por el intercambio. Pero alguien se nos adelantó, y todo ha llegado a oídos y manos de la autoridad.-
- ¿Hm? -
- Tks, ¡Lau!-
- De todos modos... Tenemos infiltrados en el sistema, ¿Verdad? Aún podemos recuperar la mercancía, y ya no habrá necesidad de negociar con el tonto de Spencer.- Intervino otro hombre tomando el control, tras la falta de interés del noble chino. Pero eso no fue suficiente para apaciguar la molestia del allegado mensajero, esperaba al menos un reconocimiento de su trabajo de investigación.
- ¿Pero qué hay del atacante? Según la investigación, el grupo del señor Compson no fue el único en ser atacado. Hay muchos civiles testigos y hasta policías que han afirmado tener un encuentro violento de las mismas características.-
- ¿Atacante? ¿Estamos hablando de un sólo individuo?- Interrogó consternado, esperaba que al menos fueran más de cinco... no era extraño que grupos rivales provocaran conflictos para adelantarse a las circunstancias de negocios. Pero tan sólo una persona contra un grupo armado y organizado, era un suicidio.
Inesperadamente, el señor Lau quien se mantuvo al margen, inclinó su cabeza en profundo interés tras escuchar lo sucedido.
- Sí. Todas las descripciones concuerdan. Movimientos y habilidades increíbles... Algunos pudieron distinguir rasgos orientales y albinos. Ojos rojos y "espeluznantes". Mucha exageración en mi opinión...-
- ¿Podría ser causa de los chinos? - Tanteo el otro con sospecha.
- El Demonio Blanco.-
- ¡Eh?- Ambos miraron al noble oriental, quien acariciaba pacíficamente a su querida hermana Ran Mao.
- ¿Mm? Todo está en el periódico de hoy(?)-
Ante eso la hermana levantó un cúmulo de papel, eran diferentes ediciones de una misma noticia.
"White Demon", "The White Night", "Fallen Angel"
Diferentes editoriales con diferentes títulos llamativos, cada uno más ridículo que el otro, competían entre sí para atrae la atención del público y ser el primero en tendencias.
- Para ser un demonio, está atrayendo demasiada atención sobre su existencia.- Comentó inocentemente.
- No creo que sea un demonio de verdad, ¿o si?-
- ¡Obviamente no lo es! ¡No existen! Seguramente son los chinos, se salieron de control.- Discutieron ambos hombres involucrados.
- ¿Mn? Creo que más bien es un japones.- Pensó Lau para sí mismo.
- ¿¡Y cómo podrías saber eso!? - Lo acusaron ambos, pues para los ingleses o americanos, no había mucha distinción entre ambos.
- De todos modos...- Sonrió Lau con entusiasmo. - Si el intruso sigue entrometiéndose en nuestros asuntos, las autoridades no serán los únicos interesados en cazar al conejo blanco.-
El perro de la reina iría tras él.
- ¿Conejo? ¿¡De quién estamos hablando ahora!?
La situación no era buena. Tenía por un lado a la policía buscando a un ser "sobrenatural", pero que resultaba ser él mismo, y por el otro, Compson Spenser un noble aristócrata comerciante hospitalizado por ser victima (supuestamente) de esa misma criatura.
No es como si Gintoki recordase su rostro en lo absoluto, ni ninguna de sus otras "victimas", pues en su perspectiva la única víctima era su propia imagen difamada. Pero sospechaba que debía ser uno de los involucrados entre aquellas ventas ilegales que destruyó accidentalmente en medio de su escape... Un detalle que no fue relacionado con Spencer en el periódico; pues ante los ojos del público, era un ataque al azar al igual que el resto de incidente.
Se entendía al demonio como un ser carente de razonamiento humano que justifique la creación de miedo y muerte entre los pueblerinos. Lo hacía sólo por el simple placer de complacer sus instintos malévolos y repugnantes. No había razones complicadas.
Pero era precisamente por ser de la nobleza y poseer poder político, la razón por lo cual se había creado tanto alarmismo, pues ese supuesto demonio ya no sólo afectaba a grupos de gente con poca o ninguna educación que no fuese meramente religiosa. Ahora se trataba de un demonio que no distinguía entre clases sociales, entonces se descartaba la posibilidad de una alucinación colectiva producto de mentes débiles... A menos que quisieras contradecir las declaraciones del Sr Compson hospitalizado y ganarte su odio.
"The White Demon"
El título y el periódico entero fue rasgado y tirado a la basura con frustración, era cierto que en su juventud había sido apodado de la misma manera, pero fue sólo un invento de Katsura y luego esparcido por Tatsuma como táctica de intimidación en las tropas enemigas. Pero todos sabían obviamente que era sólo un apodo, en cambio los ingleses...
- Son demasiado supersticiosos... ¡Se lo están tomando demasiado literal! A este ritmo no podré salir de noche ni a buscar un buen puff puff...- Se desahogaba con molestia tras sentarse cerca de unos tipos vagabundos malolientes. Frente a ellos un fuego encendido con restos de basura y cigarros amontonados, botellas de licor se amontonaban en una esquina.
No tenía a dónde ir.
- ¿Demon? Pero si con esa peluca, más que un demonio pensarán que eres nido de pájaros. JA JA JA~Jip-
- Ciertamente ese aspecto no te favorece... aunque tal vez consigas un buen trabajo de espantapájaros. JA JA JA-
- ¿¡Qué dijeron sobre mi permanente, imbéciles!? ¡No se metan con mi cabello! ¡No es mi culpa tenerlo así! Con mis ahorros pronto podré hacerme el alisado, cuando vuelva a mi hogar.- Lloriqueó conteniendo las ganas de golpearlos. Si había algo que no soportaba, es que se burlaran de su cabello.
- ¿¡Cuando vuelvas!? Eso es lo que repites cada semana, pero sigues aquí igual de jodido que nosotros... Ja-
Un recordatorio que no necesitaba.
Siguió intentando discutir inútilmente con los borrachos compartiendo el alcohol, aún siendo muy temprano en el día para ahogar la amargura del grupo marginado. Y temió haberse vuelto un completo Madao (palabra cómica en Gintama para referirse a hombres adultos desempleados), sino fuese por ser el único aquí con algo de monedas, comida en sus bolsillos y una edad por debajo de los treinta.
Se preguntó entonces, por los acontecimientos, si en verdad había estado tan centrado en sus propios problemas como para no ver a su alrededor: El caos y el miedo dejado atrás, las personas heridas. Recordando entonces las tantas veces que tuvo que huir de las autoridades por no tener identificación, por destruir espacios públicos o invadir propiedad privada... En su huída siempre alguien salía herido, en los bares nocturnos, metiéndose con gente y grupos peligrosos, y cada noche se le agotaban las excusas para meterse en cualquier pelea callejera.
Pero sabía que en realidad lo había empeorado todo cuando comenzó a aceptar trabajos peligrosos por la falta de comida, últimamente eran las peticiones más comunes... Por que seamos sinceros, en éste país, nadie sabía lo que era un Jorozuya, todos lo veían como un mercenario desesperado por dinero. O en todo caso, un chino que sabía karate y se prestaba para hacer el trabajo sucio.
¿Cómo explicarles lo que era un Jorozuya, y un Samurai sin amo?
Insistir en explicar que no era un sirviente obediente, sólo provocaba confusión.
Los ingleses de esta época eran persona estructuradas que se aferraban a sus creencias, y en su mayoría eran literalmente analfabetos por la falta de educación, la cual estaba privatizada y de difícil acceso sino tenías un buen empleo. No era de extrañar que todos fueran supersticiosos o creyentes, a excepción de los ricachones.
Pero ahora, completamente borracho y tirado junto al resto de vagabundos en las peores condiciones, intentó ponerse de pie tambaleante y con el estómago revuelto, la luna ya presente sobre el cielo. No podía quedarse por mucho tiempo en un sólo lugar.
Gintoki sabía que a partir de ahora debía mantener un perfil bajo, debía ocultarse y controlar sus impulsos violentos si no quería ser ejecutado.
¿Cuántas noches más para resistir hasta que lo atrapen y lo maten? ¿O hasta que sus amigos lo rescaten?
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