No me odien, los hice esperar un año siete meses :( y aun así siguen aquí, no los merezco :'(


DESCARGO DE RESPONSABILIDAD: El universo de "Dragon Ball Z", así como sus personajes, son propiedad de su autor original Akira Toriyama, como también de Toei Animation y Fuji TV. Esta historia está hecha únicamente por diversión, con permiso tomo los personajes prestados.


III

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—Vegeta Ouji es el hombre más detestable, arrogante, orgulloso y petulante que jamás haya conocido en mi vida. Es...es ¡De lo peor!

La joven de cabellos turquesa danzaba en círculos sobre su propio eje, maldiciendo al conde con improperios nada dignos de un vocabulario para una joven de su clase. El término de "molesto" distaba mucho de la realidad que estaba enfrentando Bulma, era más que nada coraje pues habían tocado fibras sensibles de su orgullo, desencadenando con ello la furia que ahora que presenciaban la menor de los Brief y a su lado una penosa joven de piel morena.

Para Bulma, en ese momento no le importaba si alguien la llegara a escuchar, pues si algún invitado iba con la noticia de que ella estaba hablando mal del conde a sus espaldas, no se retractaría en lo absoluto ¡Es más, lo tenía muy merecido!

—Bulma, por favor baja la voz.—Rogó Tights por enésima vez, mirándola sentada desde su lugar, con notable pena reflejada en sus ojos.—Las personas están mirándonos.

—¡No me importa! —Rugió enervada la peli azul, deteniéndose frente a ella.— ¡Que sepan que el conde Ouji, es todo un granuja!

—¡Vamos, Bulma! Si tan solo nos contaras que fue lo que te dijo el conde...es más ¿Por qué demonios seguiste al conde?

¡Ay, Dios!

Ambas hermanas Brief giraron hacia la tercera voz, encontrándose con la joven de cabellos azabache cubriendose su boca con sus manos, reflejando a su vez en sus negros ojos asombro y pavor por escucharlas hablar tan liberal de esa manera.

—¡Oh, disculpanos, Milk! Se nos olvida que por estos lares tienen un lenguaje muy cuidado.— Se excusó Tights sonrojada.— Pero la disculpa va más por mi hermana, de ella no prometo mucho que cambie su forma…

—Bueno...—Susurró dudativa la joven morena, tomando uno de sus largos mechones negros para ponerlo detras de su oreja.— No es que no haya escuchado malas palabras antes, solo que en nosotras las damas no está bien visto...pero...no se preocupen por mí, de verdad.

—Pues no es justo.—Insistió Bulma molesta.—Sé que no está bien usar palabras altisonantes, ¡Pero vaya! Con sujetos como ese se merecen peores cosas…

—Ya Bulma.—Le interrumpió la menor de los Brief.— Ni siquiera me has dejado presentarte a Milk.—Tights se puso de pie junto con la aludida, regalándole una dulce sonrisa contagiando a la penosa chica con ese gesto.— Ella es Milk Satán, le comentaba cuando te desapareciste que nos encantó su vestido ¿Verdad?

—Hola Milk, supongo que ya sabes quien soy.—Bulma le sonrió a la morena, mostrando otra faceta muy diferente a la que traía desde su altercado con el conde Ouji y al verla sonreír notó lo hermosa que era la mayor de las Brief, sin duda alguna era encantadora. Si se presentaba así nadie juraría que detrás de ese bello rostro se escondía una mujer con un carácter bastante especial. —Disculpa por la forma en como me viste, es que, esto no me lo esperaba.

La morena se limitó a regalarles una sonrisa, no era de muchas palabras como las hermanas Brief ni tampoco tan extrovertida como ellas para familiarizarse rápidamente a ellas como las jóvenes se estaban mostrando, sin embargo se sentía agradecida por la molestia de tomarla en cuenta. Las analizaba en silencio, sin duda alguna eran jovencitas americanas, la soltura y forma de expresarse no era como las jóvenes de inglaterra, las hermanas Brief tenían ese "algo" que las hacía ser diferente al resto, incluso le costaba creer que alguien como "ellas" pudieran tener interés en entablar una conversación con ella, pues ¿Qué tenía de particular? Su tía Grace era la primera en hacerle ver que era demasiado soporífera como para llamar la atención de alguien...y ahí estaban esas dos peculiares mujeres.

—¿Y bien, Bulma? ¿Nos contarás lo que pasó con el conde, sin necesidad de gritar?

—Dejémoslo para mañana, Tights.— Susurró cansada.— Además hay que integrar a Milk, ¿Te quedarás todo lo que durará las festividades, cierto?

—Eso espero...—Murmuró la morena.— Todo depende de mis tíos cuanto quieran estar…

—Ya veo.— Intervino Tights.—¿Entonces estás de viaje con tus tíos? ¡Que genial! ¿Y tus padres dónde están, me dijiste que eres de Escocia, no?

Milk borró la sonrisa de su cara ocultando su rostro entre los mechones que se escapaban de su frente. Fue inevitable sentir como sus ojos se empañaron, aun la muerte de su padre era reciente y le dolía el hecho de que jamás pudo estar a su lado en sus últimos momentos.

—Ellos fallecieron. —Trató de hablar lo más rápido posible evitando que su voz se cortara. Se veía nerviosa y afligida. Bulma y Tights por su parte callaron al ver el pesar en el rostro de la morena, sintiendo empatía por su sentimiento de pérdida.

—Lo lamento.— Susurró Bulma, mientras que Tights quien estaba a lado de la morena le regaló un pequeño abrazo cálido dándole su pésame.—De verdad, lo lamento Milk.

Para la morena, fue la primera vez en mucho tiempo que pudo percibir genuina empatía hacia ella de parte de dos completas extrañas. Era curioso, pues podía percibir la sinceridad en las jóvenes neoyorquinas en solo quince minutos que llevaba conociéndose, que con sus tíos quien la cual compartía toda su vida con ellos.

—¡Qué les parece si vamos a la terraza! —Exclamó entusiasmada Tights, tratando de cortar con el tenso momento. — La noche parece estar perfecta, quisiera ver como se ven las estrellas desde este lado del mundo.

Ambas jóvenes rieron ante la efusividad de Tights, era difícil hacerse el duro con la menor de los Brief, sin duda alguna era la pequeña chispa de la familia.

Sin más preámbulo se dirigieron entre risas hacia la terraza que daba con los grandes jardines de la mansión. La noche marchaba fabulosa para los invitados; las damas se divertían en el cuarto de juegos mientras que los varones disfrutaban un par de copas de vino de la más alta calidad en lo que era el salón central. Por su parte los más jóvenes de la noche bailaban animados teniendo de fondo las maravillosas sonatas auditivas y los más atrevidos se escabullen entre las sombras de la noche perdiéndose por los extensos jardines de Avigton Park, sin duda alguna las festividades de invierno ofrecidas por la familia Ouji eran las mejores de la región.

Las hermanas Brief y la señorita Satán se encontraban admirando todo el esplendor del recinto, los relatos del lugar se quedaban cortos con la majestuosa belleza que expiraba el recinto. La noche para ese punto se sentía fría, se decía que este año el invierno sería el más fuerte comparado de otros años lo cual para las Brief sin duda alguna era un drástico cambio de clima pues en su tierra natal los inviernos no azotaban con fuerza como ese.

— Si les soy honesta, no me importaría que el conde Ouji sea completo un granuja ¡Se imaginan ser la señora de todo esto!.—Soltó con una sonrisa extasiada Tights, mirando el manto estrellado cómo resplandecía sobre ellas.— ¡Es una belleza!

—Realmente es encantador.—Susurró penosamente Milk, aún no acostumbrada a la espontaneidad de las jóvenes.

—Vamos no es para tanto.—Interrumpió entre dientes la peli azul, cruzándose de brazos frente a su pecho recordando su altercado con el aludido.— Preferiría mil veces vivir en un sótano que ser su señora esposa ¡Ugh! —Frunció su nariz con desagrado, arrancando una risa en Milk ante tal gesto.— Pobre de su esposa ¡Tener que aguantar a ese pomposo hombre! Seguro la pobre mujer ha de vivir un infierno a su lado.

—¿Tan malo es? —Tights dejó de apreciar el lugar para mirar con curiosidad a su hermana, Bulma pudo interpretar esa mirada, sabía que la menor de los Brif era una soñadora empedernida y veía historias ficticias donde no las había. Por su parte Milk permanecía como desde el primer instante, recatada y penosa, no hablaba a menos de que alguna hiciera un comentario. Fue en ese momento que recordó a la dichosa esposa del conde ¿Todas las mujeres de Inglaterra serían como Milk? Seguramente, pues un esposo como ese orgulloso y petulante hombre no aceptaría menos, una pena la verdad.— Necesito escuchar que te hizo para ponerte en ese estado.

—Pues no hay mucho que contar Tights.—Susurró cansada.— Fui detrás del conde a pedirle una disculpa por un mal entendido, pero en vez de comportarse como un caballero fue un granuja. Claro, no me hizo nada en cuanto a atrevimientos, pero si fue despectivo, me pidió que me largara y además amenazó que no me dejaría participar en el proyecto de padre ¿Pueden creerlo?

—Bueno, pero tú también que hiciste hermana.—La mirada furibunda de la peli azul saltó hacia su hermana, provocando que esta solo se riera negando con sus mechones rubios.— No lo tomes a mal, pero te conozco perfectamente y si le fuiste a pedir una disculpa fue porque algo hiciste antes.

—¡Está bien, sí! Reconozco que hice algo que no estaba bien.

—¿Y qué fue? ¡Ya habla Bulma!

Tanto Milk como Tights no retiraban su vista de la peli azul, esperaban ansiosas saber qué era lo que tanto había ofendido al conde para el trato que le dio a la mayor de los Brief. Bulma bufó molesta mordiendo su lengua, le costaba reconocer cuando algo hacia mal, sabia que lo que hizo comprometia seriamente a su familia…¡Y todo por el idiota del melenudo ese del pozo!

—Pues ¿Te acuerdas del tipo que me rescato del pozo, no? —Tights asintió no muy entusiasmada como minutos antes, pues del mismo modo recordó al barbaján melenudo ¡Desgraciado confianzudo! Por su parte Milk se limitaba a escuchar, pues para este punto ya no entendía a qué se referían ambas hermanas.— Según yo lo seguí pero en el camino se me perdió, entre a una habitación equivocada y al ver a un hombre de espaldas supuse que era el ¡Vamos, ambos tienen el cabello oscuro! Bueno...dije una sarta de cosas la cual no repetiré, así que para agregarle a eso tomé un par de monedas lanzándolas al suelo diciéndole que las necesitaba más que yo….

—Estás diciendo qué…

—¡Era el conde Ouji cuando me dió la cara! Estaba peor que molesto…

—¡Dios santo! —Musitó una aterrada Milk llevándose ambas manos a su boca en un gesto dramático.

—¡Bulma! —Gritó sorprendida la rubia, sujetando su cabeza con ambas manos mirando hacia el techo de la terraza.—¡Pero qué hiciste!

—¡Lo sé, lo sé! —El rostro colérico de la peli azul cambio uno completamente pálido, analizando ahora con detenimiento su imprudente acto cometido con el conde.— Fue un error de mi parte, lo reconozco...sin embargo fui después a pedirle una disculpa ¡Y él sí se comportó como un cretino!

—Pues con mayor razón, hermana.— La peli azul se limitó a lanzarle otra de sus furibundas miradas ante su comentario. Por su parte Milk las observaba sorprendida, no imaginaba tanto de ellas.—Si yo fuera el conde, en este mismo instante te correría de mi propiedad.

—Fue bastante bueno, cualquier otro hubiera hecho exactamente lo que comenta su hermana.—Intervino por primera vez Milk, conservando su postura.

—¡Ay, por favor chicas! Si alguna de ustedes dos hubieran escuchado todo lo que me dijo, no lo estarían idolatrando.

—Pues esperemos no te prohiba estar cerca del proyecto de papá. Porque de ser así, sabes lo mucho que te afectaría y esta vez lamento decirte que por tu imprudencia hermana.

—Ni creas que permitiré eso.—Dijo muy segura la peli azul, mirando al frente maravillándose de nuevo con los amplios jardines alumbrados de la mansión.— Seré más necesaria de lo que él se imagina.

—Bueno, si tú dices.—Continuó la rubia, mirando hacia la misma dirección donde se encontraba perdida Bulma.— Pero volviendo al punto inicial de esto, y dado que ahora sabemos que si fué un completo granuja el conde como mencionas por una causa tuya, insisto que no me importaría ser la dueña de todo esto ¡Es majestuoso!

—Opino todo lo contrario.—Resaltó la peli azul.— Jamás aceptaría ser la esposa de alguien como Vegeta Ouji, aunque me regalaran media Inglaterra.

Eres la primera mujer que escuchó decir eso ¿Será que el efecto Ouji está por extinguirse?

Una sedosa voz masculina rompió el silencio de las mujeres anonadadas con el lugar, abriéndose paso con maestría a través de la tensión del ambiente. Bulma inmediatamente giró hacia su derecha encontrándose con el distinguido rostro del vizconde de Hereford a una generosa distancia para poder notarlo.

De cerca, la exótica belleza de su rostro era casi pasmosa. Ese hombre tenía los ojos más extraordinarios que Bulma hubiese contemplado jamás, de un azul pálido y con expresión felina, estaban rodeados por abundantes pestañas oscuras y coronados por un par de cejas de color azabache. Sus rasgos eran finos, elegantes y su piel resplandecía como el bronce que ha sido bruñido durante horas con suma paciencia.

Las tres mujeres quedaron sin habla ante la presencia del galante caballero. El vizconde, con toda la gracia y porte que lo distinguía, se inclinó hacia ellas, saludándolas con cortesía bajo una fugaz sonrisa seductora. Tal vez no era la intención del hombre verse de esa manera, pero sus gesticulaciones y maneras de desenvolverse eran de una forma tan exquisita que lograba llamar la atención de cualquiera.

—Lamento haber sido inoportuno, señoritas.—Le sonrió a cada una, pasando su mirada desde Milk hasta llegar con Bulma de nuevo, fijando su atención en ese par de orbes cielo que brillaban con tanta intensidad.— No vayan a pensar que me gusta estar en conversaciones ajenas.—Rió ante lo último, contagiando a las espectadoras con su jovialidad.—Sin embargo, al escuchar la forma en cómo despreciaron a mi amigo íntimo, sin duda alguna fue algo que no pude pasar de desapercibido.

—¿Conoce al conde Ouji? —Indagó curiosa Tights, recibiendo la atención del hombre y con ello sus mejillas se tornaron bermellón ante la intensidad que esta poseía.

—Por supuesto.—Continuó con el mismo semblante sonriente y fascinante.— Somos amigos de infancia. Mis padres eran buenos amigos de los suyos y pues así se fue dando nuestra relación. Perdonen damas ¿Es la primera vez que asisten a uno de los eventos de Avigton Park? Quiero decir…¿A algún evento de Inglaterra? No quiero ser descortés pero créanme que de haberlas visto antes, sin duda alguna jamás hubiera olvidado unos bellos rostros como los de ustedes.

—En efecto, es la primera vez que asistimos a un evento de estos lugares.—El vizconde regresó su atención inmediatamente a Bulma al tomar partícipe en la conversación y la sonrisa resplandeciente de su rostro no tardó en asomarse, intentó con ello provocar alguna reacción en la peli azul pero notó a la mujer firme en su decisión de no caer presa de sus encantos a lo que eso solo provoco que este la mirara detenidamente, encontraba fascinante ese par de ojos cielo. — Al menos hablo por mi hermana y por mi. —Miró hacia Tights, señalando con ese movimiento de cabeza a quien se refería.— Ella es Tights Brief y mi nombre es Bulma, Bulma Brief. Sin embargo Milk si reside en este país desde antes, a lo que supongo que es más probable que usted la haya visto un par de ocasiones.

—¿Brief? —Susurró sorprendido el vizconde.— ¿Son hijas del distinguido científico West Brief? — Bulma asintió con un leve movimiento de cabeza, provocando que con ello el vizconde le sonriera más de lo normal.— ¡Pero qué maravilla! Se ha hablado mucho de su apellido por estos lugares con la novedosa maquina de vapor, incluso estaba en busca de hablar con el señor Brief para externarle mi asombro ante su exorbitante conocimiento. Mis felicitaciones, y de verdad espero que Inglaterra sea de su agrado. Sé que las costumbres inglesas comparadas con las americanas distan mucho entre sí, pero les aseguro que quedarán maravilladas con lo que les regala las bellezas de este país.

— Por si no lo sabía, Bulma participó en gran medida en ese proyecto.—La intervención de Tights hizo que la aludida la mirará con desaprobación. Era curioso, en cualquier otro momento le hubiera encantado que la aludieran por sus trabajos pero por alguna extraña razón se sentía un poco abochornada ante la presencia de ese hombre que no dejaba de verla con curiosidad y coquetería.— Realmente mi hermana hizo mucho para que ese proyecto funcionara en su totalidad.

—Pero que sorprendente.—Prosiguió maravillado el vizconde mirando a la mayor de las Brief.— Si antes me encontraba interesado en el proyecto, ahora con más razón.—Bulma sintió como su corazón se aceleró al escucharlo. Una necesidad inminente surgía en ella al sentir la aprobación del hombre ante su presencia en el trabajo, pero al verlo a ese par de ojos felinos sintió como cada fibra de su cuerpo se erizara por completo ¡Era tan sofocador! — No saben como me agrada escuchar que más señoritas se interesen por la ciencia ¡Es el inicio de una nueva era! Se que las mujeres tienen potencial para realizar lo que quieran en el rubro que más les acomoda. Así que mi lady, es un honor para mí estar frente a la creadora de la idea más revolucionaria del siglo.

Por primera vez Bulma no supo qué responder ante tantos halagos, sentía solamente sus mejillas arder, quería tan solo responder un simple "gracias" pero cada vez que cruzaba la mirada con los ojos azulados del vizconde quedaba sin aliento. El hombre era divinamente hermoso y además, aunado a ello un complemento encanto.

Antes de siquiera objetar, sintió como el hombre tomó su mano con una fina delicadeza, observándola atentamente directamente a los ojos. Parecía que el vizconde había desarrollado una total fascinación por ella esa corta interacción pues dejó de lado a las dos señoritas para poner su total atención en ella.

—Lamento no haberme presentado antes. Vizconde de Hereford, Lapis Gero.— Depositó sus húmedos y finos labios sobre el dorso de su mano, provocando con esa pequeña acción que la peli azul se abochornaba más de lo que ya estaba .— Es todo un placer para mí conocerla. Tal vez no soy el primero ni seré el último en decírselo, pero además de poseer una increíble inteligencia, es asombrosamente hermosa.

Sin duda alguna, el vizconde Lapis Gero era un seductor de primera. Bulma notó en ese fina presentación un coqueteo bastante insinuante, a lo que ella no era ajena ante semejante reacción. La peli azul le sonrió, le costaba admitirlo pero le estaba divirtiendo sobre manera la manera en como el seductor hombre se desenvolvía ante ella.

¡Milk Satán!

Una mujer de baja estatura y regordeta apareció de la nada frente a ellos. Lucía muy molesta, numerosas motitas rojizas sobresalían en su rostro pecoso y debajo del surco de ese par de cejas pelirrojas se encontraban un par de ojos negros bastantes agresivos.

A la mujer no le interesó en lo más mínimo quien estuviese en ese momento, pues sin alguna presentación de por medio se dirigió hacia la morena de las tres jóvenes para comenzarla a tironear del brazo, con el objetivo de llevársela de ahí.

—¡Eres una mal agradecida! —Vociferó la mujer llevando en contra de su voluntad a Milk a rastras del lugar .— Pero ya me escucharás jovencita.

—¡Un momento! —Intervino Bulma, atrayendo la atención de la mujer quien seguía combatiendo con la resistencia de la morena.— ¿Todo bien? ¿Necesita algo en que podamos ayudarla? ¿Milk…?

—¡Todo está muy bien! —Saltó la pequeña mujer mirando con represión a la mayor de las Brief.— Evite meterse donde no le llaman.

Bulma quedó boquiabierta ante la respuesta de la mujer ¿Pero qué modales eran esos? Ya ni ella se comportaba de esa manera ¿Es que acaso los ingleses eran unos groseros y petulantes de primera? Más allá de la molestia que la mujer le provocó, lo que no le gustó fue la forma en cómo se llevaba a Milk, pues en el rostro de la morena se podía reflejar miedo ¿Sería que corría peligro?

—¿Grace de Satán? Pero mire, no imaginé verla por aquí.

La mujer dejó de forcejear con Milk al escuchar su nombre, sintió como su cuerpo se paralizó pues al enfrentar quien la llamaba no imagino a verse al mismísimo vizconde de Hereford.

El vizconde por su parte le sonrió como él solía hacerlo, inclinándose ante ella como gesto cordial de saludo, mientras que la mujer permanecía paralizada sobre su sitio, algo que sin duda alguna fue nuevo para Milk.

—¿Cómo está su marido? Creí que ustedes no acudían a este tipo de festividades.— Continuó el vizconde.— La última vez que tuve el gusto de saludarlo fue en Bristol, en la residencia de los MacPhee. Si mal no recuerdo iba con su hermano, el gran Ox Satán ¿También vino su cuñado?

Grace palideció al escuchar al vizconde. Quiso huir, la mirada inquisitiva del hombre la estaba carcomiendo por dentro, como si con esa simple acción él pudiera perpetrar su mente y saber hasta sus más oscuros secretos. Y de una forma curiosa, el vizconde le sonrió como si él hubiera entendido la causa del nerviosismo de ella.

Lapis Gero desvió su mirada hacia la jovencita que esperaba tras Grace, con sumo cuidado la examinó de pies a cabeza, no se había percatado en los detalles de su presencia pues toda su atención se concentró en las hermanas Brief, en especial la mayor. El vizconde le sonrió con ese gesto particular de él, no obstante Milk desvió la mirada aterrada, ocasionando con ello arrancar una pequeña risa en el hombre ante tanta ingenuidad.

—Supongo que tú eres la hija de Ox Satán, ¿Cierto? — La morena se limitó a asentir con un rápido movimiento de cabeza, tratando de evitar hacer contacto visual con el hombre.

—Mi cuñado falleció hace cuatro meses.—Susurró entre dientes Grace, notando cierto asombro en el vizconde, quien a su vez regresó su mirada a Milk.

—Vaya, no estaba enterado, mi más sentido pésame. Cómo les comentaba unos momentos antes, es la primera vez que las veo, supongo que con estas celebraciones es la presentación a sociedad de la señorita Satán ¿No?

Los sentidos de alarma de Grace despertaron al ver la verdadera intención del vizconde. Sabía que el hombre era uno de los solteros más codiciados que aún no sentaba cabeza. Vio la forma en como el vizconde le sonrió a su sobrina y supo inmediatamente lo que el hombre comenzaba a pretender; una joven heredera de una gran fortuna y desamparada era el pez gordo para cualquiera ¡Ni loca lo permitiría! Esa herencia era de su marido y de ella, no la compartiría con un pomposo petulante de Inglaterra o cualquier otro sitio.

—Mi sobrina ha tomado la decisión de tomar los hábitos.— El rostro de sorpresa por parte de las hermanas Brief fue todo un poema, mientras que el vizconde se limitó a lanzar una pequeña sonrisa ladina amarga.— Por eso hemos venido en busca de la ayuda de lady Berza, la condesa se ha portado bastante generosa en recibirnos.

—Es una pena.—Finalizó el vizconde.— Pero si es su decisión, mis respetos.

—Ahora pasamos a retirarnos, buena noche.

Grace tomó de la muñeca a Milk llevandosela a rastras de la terraza, dejando nuevamente solos al vizconde y a las hermanas Brief. Había algo que no estaba bien, la forma en cómo Milk veía con total pavor a la mujer y la manera en cómo ella la trataba, sin duda alguna algo ocultaban, para ese punto la peli azul ya estaba maquinando la forma de saber aquel secreto.

—La noche se está sintiendo más fría.—Decidió cortar con la tensión el vizconde, siendo el centro de atención de las mujeres.— ¿Les parece si nos metemos?

El caballero les extendió sus brazos para que cada joven lo tomara apoyándose de él. Sin duda alguna era un hombre bastante agradable, educado y atento. Estuvo dialogando con las hermanas Brief al menos una hora más, escuchando maravillado cómo era su vida en América y el ofreciéndole su compañía para un próximo tour por los lugares más emblemáticos de Inglaterra.

Hablar con el vizconde sin duda alguna era todo un deleite, manejaba un lenguaje bastante amplio y exquisito, su acento incluso resultaba ser seductor y aunado a ello poseía de un sentido del humor increíble.

Con toda la cortesía que lo distinguía, se despidió de las hermanas con la esperanza de retomar su amena charla para el día siguiente, y antes de marcharse se acercó a Bulma tomando de nuevo su mano, despidiéndose de un beso en el dorso de ella con ese movimiento tan provocador que solía emanar el hombre.

—Señorita Bulma, me complace invitarla mañana a primera hora al recorrido de saltos que ofrecerá lord Ouji. Momentos antes me comentó usted es buena jinete, espero me haga el honor de acompañarme en tal recorrido y porque no darme un par de lecciones.

—Oh, gracias.—Rió por debajo Bulma ante los elogios del vizconde.— Me halaga su ofrecimiento y con mucho gusto asistiré.

—La veo hasta entonces, señorita.

El sutil beso que dejó sobre el dorso de la mano de Bulma Brief fue tan suave y adulador provocando que incluso ella cayera ante tales encantos del vizconde. Lo miró marcharse con esa distinguida elegancia característica del hombre, dejando en ella una sonrisa de oreja a oreja.

—Es mi imaginación, o el vizconde se notó muy entusiasmado contigo.—La voz de Tights hizo que Bulma dejara de ver el rastro del aludido, para mirarla con esa risa picarona en sus labios, la conocía bastante bien por donde iba a lo que solo negó con la cabeza.— Y también alguien quedó muy sonriente ¡Y decías que todos los Ingleses eran unos granuja! —Rió con más fuerza, burlándose de la situación.

—Deja de decir tonterías, Tights. Reconozco que me precipite en juzgar muy rápido a todos los hombres de aquí, pero hay que reconocer que el vizconde es el primero en portarse como un caballero.

—Pues es todo un partidazo como diría madre.—Continuó entre risas la menor.— Un refinado, culto y elegante vizconde además de guapo ¡Te invitó a cabalgar! ¡Qué maravilla! Si madre se entera, seguro será la más emocionada de nosotras.

—No lo dudo.—Rió la peli azul imaginando la escena.

—Pero ya dime ¿Aceptaste porque también te interesó?

—¡Tights! Deja de empezar a hacer conjeturas. Reconozco que el vizconde es un hombre bastante atractivo para pasar por alto sus virtudes, resaltando el amplio bagaje que contiene de intelecto. No obstante, para que un hombre logre captar mi total atención en ese aspecto, se necesita más que un rostro perfecto, por lo que necesito saber más sobre la forma de pensar del vizconde.

—¿Estás diciendo que no le darías una oportunidad?

—No la estoy negando, te repito me sentí atraída físicamente y sería para mi fascinante poder saber más de él pero no es lo suficiente para tentarme con hacerme ideas precipitadas. La verdadera razón por la cual acepté tan rápido su invitación no tiene que ver con él.—La mirada confundida de Tights le arrancó una risa burlona, molestando a la otra con tal acción.—¿No escuchaste? Será una corrida ofrecida por el conde Ouji, acepté porque sé que el conde estará en primera fila entonces mi intención es que me vea ahí…

—Espera ¿Cómo?

—La única razón que me impulsa a hacer eso es para que vea que soy tan buena inventora como del mismo modo jinete ¡No descansaré hasta que ese orgulloso y petulante hombre se trague cada palabra que dijo! En cada oportunidad que haya le demostraré que soy tan buena en lo que me propongo ¡Ansío por ver su cara al verme triunfar, en ese momento le sonreiré con arrogancia, por encima de él!

Tights optó por no comentar más sobre el asunto, y la razón era porque seguía sin entender el desagrado de su hermana ante el conde. Por su parte Bulma dejaba asomar en su rostro una mediana sonrisa como si tuviera a un oponente frente a ella a punto de vencerlo. Vegeta Ouji se había metido con su orgullo, pues ahora ella haría que él se tragara el suyo, moneda por moneda.


La noche estaba pasando más lenta de lo que le hubiera gustado, o al menos para este punto no se encontraba disfrutando como los demás caballeros que hablaban amenamente junto con una copa de un buen vino. Exhaló cabizbajo por enésima vez, él sabía muy bien que no pertenecía a este mundo, por mucho que se esforzara no bastaba solo tener una gran herencia, le faltaba era arrogancia, ego, clase y demás características que compartían los presentes en aquel salón.

Lo mejor era retirarse, era el "raro" del lugar, no encajaba con ningún presente e incluso ellos lo veían con un toque de desprecio y burla. Se miró a sí mismo y vio con pesadez que aunque él fuera el más rico de ellos le faltaba aparentarlo, era tan simple, no generaba impacto alguno como esos hombres de porte elegante y clásico, él solo era un simple carnicero con suerte.

—¡Krillin! Ahí estas, estaba buscándote por todas partes.

Inmediatamente reconoció aquella voz cantarina, sonrió aliviado de verlo cruzar el salón en su búsqueda pues hasta el momento era el único del lugar con quien había empatizado de forma rápida y además, también era el único que no lo miraba con desdén alguno.

—Goku, ¿No deberías estar con tu padre?

—Ya pude huir de él.—Replicó con falso pesar, para después reírse de esa forma peculiar que el solía hacer.— Me presentó ante muchos ancianitos de mal genio, igual que él.— Krillin rió junto a él por sus comentarios, Goku a primera vista parecía ser uno más de todos esos pomposos ingleses pero distaba mucho de la realidad.— Imaginaría que estarías igual de aburrido que yo, así que vine por tí.

—¿Para qué, Goku?

—Raditz quiere que vaya con él y sus amigos, no es tampoco que me fascine la idea pero entre ellos está el conde Ouji. Podría ser tu oportunidad para darte a conocer, teniendo de tu lado al conde literal tendrás de tu lado a media sociedad inglesa.

Krillin le sonrió agradecido al joven por su esfuerzo de integrarlo, se sintió invadido por una mezcla de sentimientos entre emoción y vergüenza; la primera porque nada más le emocionaba poder formar parte de ese alto círculo, al fin podría poner en alto y que reconocieran lo que si padre se había esforzado por tanto. Pero el que más le hacía ruido era la vergüenza, era tan evidente que nunca antes había convivido con personas como las que estaría por conocer ¿Sabría desenvolverse como debía serlo? ¿A pesar de su reciente estatus económico lo reconocerían como uno de ellos? Porque no había que ser ciego para darse cuenta que todos lo miraban con desdén alguno, a simple vista podía verse la abismal diferencia de clases y aunque él tuviese una gran fortuna con ello no podía comprar esa clase que caracterizaba a los aristócratas de aquel sitio.

Ambos jóvenes se retiraron del gran salón para ir hacia el estudio del Lord Ouji, quien en aquel momento se encontraba junto con el hermano de Goku. Krillin no perdía la oportunidad de apreciar cada detalle del lugar, sin duda era bastante hermoso y elegante; desde el fino gusto de elección de tapices hasta cada cuadro y obras artísticas decorativas que abordaban de la mansión, sin duda este era un mundo muy diferente al de donde él provenía.

Goku se detuvo frente a una de las enormes puertas del pasillo, los sirvientes que se encontraban junto a ellas previamente notificaron su llegada y tras unos breves segundos, los mismos les permitieron el acceso al estudio.

Todo el tiempo Krillin se mantuvo detrás de Goku, fijó su mirada al frente encontrando al conde recostado en su sillón tras el enorme escritorio de madera de caoba. Inmediatamente lo reconoció pues su imagen del místico conde en la cena quedó muy grabada en su mente, sin embargo tenerlo frente a frente aun era más impresionante, pues su mirada fuerte y penetrante podía hacerte helar hasta las huesos, poseía de un temple fuerte y determinado, nadie podía contradecir a un hombre como él, era bastante avasallador. Frente al escritorio se encontraba sentado con toda la comodidad del mundo y fumando uno de los puros más selectos y finos el hermano de Goku. Se podía ver con su otra mano libre jugaba con algún artefacto, de momentos se lo colocaba sobre sus ojos y solo negaba con la cabeza para mirarlo de nuevo entre sus manos.

—¡Pero que perdida de tiempo! —Alegó con total aburrimiento el mayor de los Son mirando por enésima vez a través del estereoscopio.— Solo a ti te encanta perder el tiempo mirando cosas como estas. Lo que necesitas son imágenes realistas, de mujeres hermosas, mi buen amigo.

—Tu adicción por la anatomía femenina nunca me deja de sorprender, Raditz.

—Tú tienes tus aficiones y yo tengo las mías, es cuestión de gustos.

Vegeta desvió su mirada hacia Goku y Krillin que seguían estáticos sobre su sitio escuchando la conversación entre él y el mayor de los Son. Con un simple movimiento de cabeza los invitó a pasar, quien a su vez Raditz dejó sobre su lugar el estereoscopio para prestarle la total atención a su hermano.

—Hasta que te dignas en aparecer hermanito.—Le dijo en un toque de burla, inhalando un poco del puro entre sus dedos.—¿Por qué tardaste tanto?

—Debía ir primeramente por alguien.—Goku hizo un gesto para que Acares se acercara más. Cabía señalar que el joven era penoso pero en ese momento estaba peor que de costumbre. Nervioso llegó hasta su lado, estar bajo la penetrante mirada prejuiciosa del conde y por otro lado la burlona del mayor de los Son le resultaba ser un momento bastante tenso para él.— Él es Krillin Acares, es la primera vez que acude a estos eventos. Su padre era el señor Roshi Acares y ahora…

—¿Acares? —Le interrumpió súbitamente Raditz, mirando con más detenimiento al joven pequeño detrás de su hermano.—Jamás había oído ese nombre.

—Bueno, así es.— Tartamudeo el aludido, dando un paso al frente.— Lo que pasa es que yo no poseo ningún título nobiliario o algo por el estilo. Mi padre era carnicero y...

—¡Ah, el carnicero! —Dedujo Raditz tomando de nuevo el puro entre sus labios restándole importancia al asunto.— Ahora entiendo, Vegeta ¿Es quien surtirá la comida de la reunión? Oye que por cierto —Miró de nuevo al joven, quien lucía un notable rojo bermellón en sus mejillas.— ¡Que buenos cortes de cabeza de ternera! —Reconoció el melenudo, sin comprender de lo que hablaba.— No es por nada, pero este año se lucieron con la cena inicial.

—Cierra la boca Raditz.—Soltó aturdido el conde de escuchar tantas incoherencias en su amigo, puede que fuera la persona a la que más confianza le tenía pero llegaba momentos que sus simplonadas le irritaban a sobre manera, tal como en aquel momento.— Sé quién era tu padre.—Krillin levantó su mirada para ver sorprendido al conde, quien esté a su vez los invitaba a tomar lugar en uno de los sillones frente al escritorio.— Sé que fue un carnicero y que dedicó su vida al negocio, que su negocio familiar es el más amplio del mercado y si no mal me equivoco, el padre de Raditz y su hermano es de los principales inversionistas en exportación de tu negocio ¿Ó me equivoco?

—Así es...—Musitó el joven Acares con una sonrisa en su rostro. Comenzó a dejar de lado un poco los nervios y la pena, comentarios como los del hermano de Goku no eran nada nuevos para el joven, de hecho ya venía con la idea de toparse con esa clase de "burlas" pero para él no significaban tanto cuando se trataba de enaltecer lo que su padre hizo por él, siempre estaría orgulloso del señor Acares por todo lo que hizo para que tuviera un mejor futuro, todo lo que era en esos momentos se lo debía absolutamente a ese hombre trabajador.— Mi padre falleció hace medio año, gracias a Dios no sufrió en su lecho de muerte. Por el momento me dedico a seguir con el legado que dejó, y pienso poder extender más la cadena incluso en el mercado anglosajón.

Vegeta sonrió ladino desde su lugar observando al joven de apellido Acares. Había algo que el conde reconocía y era el esfuerzo y perseverancia de las personas por salir adelante, lo cual aquel joven era el claro ejemplo de lo que necesitaba.

Antes de tan siquiera poder expresar los verdaderos planes que tenía el conde con el joven empresario, por la puerta apareció sorpresivamente el vizconde de Hereford haciendo gala de su presencia. Los presentes en el salón miraron inmediatamente al vizconde que entraba con esa total clase y confianza de sí mismo que lo caracterizaba, no necesitaba anunciarse para su llegada ¡Por todos los santos! Todos debían esperar a él, o al menos ese era su pensamiento. El que quedó atónito fue Krillin, pues el vizconde irradiaba de una presencia deslumbrante, a tal grado que resultaba ser el centro de atención del lugar donde fuera que estuviera.

Cuando el vizconde se hundió se hundió en el sillón junto al hermano de Goku, la imagen resultante fue desconcertante: ambos bien parecidos y más que favorecidos por la naturaleza y, a pesar de todo, ciertamente diferentes en aspecto. Raditz poseía una belleza varonil bastante ruda, con una sonrisa irreverente que atraía a cuantas personas la veían. Era un hombre bastante alto y de complexión fuerte que parecía tener alrededor de los veintiocho años, de rasgos acentuados, una nariz fina y grande, una boca amplia y unos ojos tan negros que resultaba imposible distinguir el iris de la pupila. Tenía un rostro sumamente masculino, y alrededor de sus ojos y de sus labios bailoteaba una especie de humor sardónico que lograba hacer una mezcla perfecta en aquel toque de seducción de la cual era todo un experto en ese tema.

Mientras que por otro lado, el vizconde de Hereford poseía su peculiar exótica belleza masculina, con los ojos azules claros de corte felino y un rictus cruel en los labios, incluso cuando sonreía. Había cultivado un aura de perpetua indolencia que muchos de los londinenses preocupados por la moda trataban de emular. Si le hubiera sentado bien vestir como un dandi, lo habría hecho sin duda. No obstante, sabía que cualquier adorno, fuera del tipo que fuese, sólo serviría para desviar la atención del dorado esplendor de su apariencia, de manera que vestía con estricta sencillez: trajes oscuros de corte impecable.

No supo cómo ni en qué momento toda la seguridad que había recabado Krillin se esfumó tan ávidamente como llegó al estar en ese lugar junto con esos hombres, pues el vizconde pasó de largo de su presencia, en ningún momento lo miró, se limitó a saludar al resto a excepción de él. Raditz por otro lado se encontraba concentrado fumando y con una cara de total aburrimiento. El conde Ouji a pesar del reconocimiento que hizo por su labor seguía con esa faceta tan fría y calculadora, como si estudiara con total determinación a cada uno de la estancia y el único quien lo hacía sentir cómodo, se encontraba igual o incluso peor de excluido.

—Tarde como siempre.— Murmuró el conde observando al mayor de los Gero, quien este se dejaba caer plácidamente en el respaldo del sillón, llevando a su boca una copa de brandy que traía consigo mismo.

—Vamos Vegeta, relájate un poco.— Sonrió divertido, dándole pequeños sorbos a la bebida.— Necesitaba entretenerme un poco antes de venir.

—Y vaya que hay mucho con qué este año.—Extasiado interrumpió Raditz, sabiendo hacia dónde se dirigía la conversación, pues juntando al vizconde y al mayor de los Son el tema central siempre se enfocaba en mujeres y sus aventuras con ellas.

—¿Qué no tuviste un fuerte problema? —Se dirigió el conde hacia Raditz, quien este dejó de sonreír para verlo con total desconcierto ante su cuestionamiento.— No te hagas que el cielo te habla, sabes perfectamente a lo que me refiero.

—Oh, eso...—Murmuró no muy agusto el moreno, para después darle otra bocanada a su puro intentando mitigar la atención del tema con ello.— Un despliegue melodramático de lo más ridículo. —Se burló Raditz retirando el puro de su boca.

—Los rumores dicen que se cortó las venas.—Insistió Vegeta cruzándose de brazos, al mismo tiempo que le volvía a insistir con la mirada a Goku y Krillin que tomaran lugar junto a ellos.

—Cómo tu dices, rumores, cuando en realidad sólo se hizo unos rasguños con un alfiler de sombrero y luego comenzó a gritar para que una doncella la ayudara.— Sacudió la cabeza, indignado.— No entiendo que lograba con eso. Después de todos los quebraderos de cabeza que nos costó mantener la aventura en secreto, hace algo así. Ahora todo Londres lo sabe, incluido su esposo. ¿Y qué se supone que esperaba conseguir con esto? Si lo que quería era castigarme por abandonarla, ella va a sufrir cien veces más. La gente siempre le echa la culpa a la mujer, sobre todo si está casada.

—¿Y ahora qué crees que haga el marido? —Indagó divertido y curioso Lapis, imaginando cada escena.— ¿Y si te encuentra?

—Honestamente lo dudo, ya que le dobla la edad y no ha tocado a su mujer en años. No parece muy probable que se arriesgue a desafiarme a duelo para reparar el supuesto honor de la dama. Nunca debí haberme dejado seducir por ella.—Susurró en un falso arrepentimiento Raditz, concentrándose en terminar su puro.

—¿A ti que te seduzcan? —Rió con burla el conde Ouji, dejandose caer en el respaldo de su sillón.

—Vamos hombre, a ver dime, tú que todo lo sabes ¿Qué debía haber hecho en ese momento?

—¿Marcharte? —Ahora fue el turno de Goku, quien lo último lo pronunció irritado de la bola de sandeces que decía su hermano, algo que conocía muy de sobra por parte de él.

—¡Ay, hermanito! Sin duda no sabes nada del mundo aún. —Soltó con sarcasmo y burla.—Escucha este consejo, nunca rechaces a una mujer que quiere un revolcón. Es de mala educación, además, uno tiene que cubrir ciertas necesidades…

—Tienes razón, querido amigo.—Murmuró el vizconde Gero entrando al debate, dándole el último sorbo al brandy.— Si ella hubiera mantenido la boca cerrada para evitar que lo señalaran de cornudo, el hombre habría dejado que su esposa hiciera lo que le viniera en gana. Pero, en lugar de eso, esa pequeña estúpida ha hecho todo lo posible para airear su indiscreción.

—Me parece interesante...—Se escuchó en voz baja una muy ajena a ellos, haciendo que todos voltearan a verlo a excepción del vizconde que seguía sin darle importancia a su presencia.— Que se refiera a la aventura como la indiscreción de ella y no como la de su amigo.

Raditz desde su lugar miró con total desaprobación el comentario de Krillin, si lo tuviera a su lado sin duda alguna le hubiera hecho pagar semejantes tonterías que dijo el hombre, no solo era un cualquiera con suerte si no que ahora se sentía con la autoridad suficiente de opinar sobre su vida cuando claramente se veía que ese pobre diablo no tenía una idea del verdadero mundo.

Goku por su parte intentó reprimir la risa que sentía en ese momento, amo el momento en el que el rostro de su hermano pasó de un fanfarrón a uno colérico, sin duda alguna le hacía falta que de vez en cuando alguien le dijera sus verdades. Por su parte el conde Ouji se limitó a dejar asomar una discreta ladina sonrisa, hasta que alguien hablaba sensato en esas cuatro paredes. En cuanto al vizconde en ningún momento le dirigió la mirada a Krillin, era como si para él solo estuvieran en esa habitación cuatro hombres, no más.

—Cómo sea, tu imprudencia con las mujeres te meterá en un lío muy pronto.—Rompió el tenso silencio el conde, mirando con total desaprobación al mayor de los Son.—Además, según tu padre esta temporada debes tener ya un prospecto como compañera o de lo contrario...

—Sí sí, me desheredara.— Replicó molesto, mirando de reojo a su hermano.—Para que este niñato se quede con todo ¡Que gran idea de mi padre!

—Lo hace porque sabe perfectamente como eres.—Contraatacó molesto Goku.

—Algún día tendrás que hacerlo.—Continuó el conde.—Sentar cabeza de una vez por todas. Tu mismo terminarás en un conflicto si continuas con esa irreverencia, y lo más patético por con un conflicto de faldas.

—Qué tú te hayas cortado las alas tan pronto no quiere decir que todos pensemos iguales.—Musitó Raditz con un rostro asqueado de imaginarse atado a alguien.— Que Dios me libre de que alguna vez le deje a una mujer ponerme una argolla... y, lo que es peor, que me muestre tan condenadamente agradecido por ello.

Tanto el vizconde como Ouji rieron ante las palabras sin sentido y llenas de pánico de Raditz, mientras que Goku se limitó a guardar silencio, comenzaba a aburrirse más de lo que se había imaginado.

Krillin observó a los caballeros presentes, deseaba poder ser un poco como ellos o al menos tener la suerte de que una hermosa joven pudiera fijarse en él, y no es que se debiera a sus pocos atributos físicos que poseía el joven pero su mayor "defecto" como él solía llamarlo era no tener confianza en sí mismo, misma razón por la cual le era difícil seducir a una mujer o mínimo entablar una buena conversación. Y cada que los escuchaba, podía notar que no sabía apreciar la fortuna que les regalaba la vida, tal como era el caso del hermano de Goku.

—Puede que este año sea el tuyo, amigo.—Añadió el vizconde, con una sonrisa de oreja a oreja al tiempo que pasaba la yema de sus largos dedos por el borde de la copa de brandy.— Este año nuestro buen amigo Ouji se lució con los invitados, me di la tarea de examinar qué hay de nuevo, y ¡Uff! qué doncellas, nuevas caras y bastantes hermosas, cabe destacar con buenos dotes familiares.

—Si, de hecho algo vi por ahí.—Rio divertido Raditz olvidándose de su mal rato, para volver a ser el mismo de siempre.—Es una pena que Vegeta ya no tenga las mismas libertades, porque ¡Santo cielo! Hay un par de chicas que vi y vaya que mujeres…

—No seas ingenuo Raditz, tú más que nadie sabe que una mujer no es impedimento para ver a otra.—Se burló el vizconde, para después clavar su mirada azulada en el conde quien este permanecía estático en su sitio.—Estar casado no es impedimento para degustar un postre de vez en cuando, y más cuando la mayor parte del tiempo tu esposa está lejos de casa ¿No? Y además, no es lo mismo tener un buffet de carne fresca a comer limitadas veces el mismo plato frío. Sí ese es tu caso, en este momento vamos a resolverlo como se debe.

— Lo que pasa en mi dormitorio no es de interés público.—Replicó Vegeta con firmeza.— Además, más que solo estar pensando en cosas como ello, como es el caso de ustedes dos, hay cosas mucho más importantes.

—¿Cómo cuáles?—Preguntó el vizconde Gero con la exagerada paciencia que mostraría un chiquillo rebelde al que su decrépito abuelo le está dando un sermón indeseado.— ¡Vamos, Vegeta! No vengas a mí con falsas hipocresías, puesto que desde que se fue lady Millet te has acostado con un par de doncellas, niegalo.—Vegeta guardó silencio al mismo tiempo que frunció el ceño. Mientras que Gero dejó escapar una carcajada al tener la razón contra Ouji.—Ahí está la prueba, la fidelidad es solo para los que le temen a vivir la vida.

—Yo creo que el matrimonio, cuando uno se casa con alguien quien de verdad ame, ser fiel no es ningún sacrificio.—Nuevamente intervino Krillin, obteniendo la mirada curiosa de Goku, el aburrimiento por parte de Raditz, la total concentración de Vegeta y la indiferencia de Lapis.— Es algo más que encontrar a alguien que sea apetecible, me refiero a estar absolutamente embelesado por una mujer que te llena de desesperación, anhelo, éxtasis…

—Tonterías. Jamás hay tiempo para eso.—Refutó un cansado Vegeta de una platica que le comenzaba a ser irrelevante.

—¿Está diciendo que el amor no fue un factor decisivo en la elección de su ahora esposa?

Vegeta quedó mudo ante el cuestionamiento de Acares. Pocas veces eran los momentos cuando alguien lograba quitarle la palabra de la boca, él siempre tenía la razón en todo y nunca fallaba, y esta vez no supo qué decir. Su matrimonio con Lady Millet fue por un acuerdo entre familias, desde infantes fue una unión benéfica, por lo que conocía a su ahora mujer de toda la vida. Y a pesar de conocerse por más de veinte años, jamás hubo un día en que ella provocara en él todo lo que Acares expresó sobre el anhelo y éxtasis, no, no la amaba, o más bien ¿Realmente que era el amor? Porque él solo lo podía relacionar con mera ficción de novelas rosas, sensiblerías de más cuando la verdadera vida no abordaba temas como ello.

—A ver, tú qué crees que esas cursilerías lo es todo.—Intervino Raditz con un toque de burla en sus palabras.— ¿Por qué sigues soltero?

—Aún no llega la indicada.—Soltó bajito y tartamudo Krillin, siendo intimidado por el rostro burlón por parte de Raditz.

—Típica frase de típico hombre promedio.—Rió con fuerza el melenudo, logrando incomodar más de la cuenta, obteniendo una mirada represiva por parte de Vegeta.—Ya ya, solo bromeaba. Veamos ¿Krillin, no? —El aludido asintió ante su llamado, a lo que este solo se limitó a rodar los ojos con falsa aberración.— Para que no te quedes con una mala impresión de mi, te voy a dar una grata bienvenida. Supongo que ya viste las doncellas invitadas ¿No?

—Sí…

—¡Que bueno que observas! —Nuevamente se burló, esta vez teniendo una mirada reprobatoria de su hermano.—Yo conozco a la mayoría, dime con quien te interesaría hacer una platica y porque no, si ambos quieren que algo más se de...no hay mujer en este lugar que no ubique, yo puedo ser tu conector con la que desees.

—De…¿De verdad?

La inocencia de Krillin fue el blanco perfecto para la burla de Raditz, mientras que para Goku era indignación total, sabía por dónde iban las cosas, que su hermano era un canalla sin escrúpulos y que ahora encontraba en el joven Acares su bufón para entretenimiento.

—¡Pero claro! —Insistió Raditz con ese tono burlón en sus palabras.—Vamos no seas tímido ¿Acaso no viste alguna señorita que sea de tu agrado?

—Bu-bueno...sí.—Las mejillas de Acares tomaron un tono bermellón, ocasionando que su verdugo se burlara más del momento. Vegeta permaneció todo el tiempo en silencio, comenzaba a irritarle el rumbo de la conversación, todo esto era demasiado infantil.— Es...—Suspiró profundamente.— Es la mujer más hermosa que haya visto...—Miró hacia Goku y notó pánico en la mirada del moreno, como si quisiera indicarle algo con ella pero no lograba descifrar el mensaje oculto. Regresó inmediatamente su mirada a Raditz encontrándose con esa sonrisa ansiosa que disfrazaba el goce de burla.— Es un ángel…¡Lady Gero!

El rostro confiado y sarcástico de Raditz pasó por una serie de matices que dejó perplejo a Acares; de la sorpresa, pasó a la incredulidad y culminó con la burla. La estrepitosa risa del melenudo resonó por las cuatro paredes del lugar, conforme avanzaban los segundos se hacía más consistente su burla provocando que este se doblara de la risa por lo mismo. Krillin, confundido por la inminente reacción del moreno, giró hacia Goku en busca de alguna explicación pero sólo encontró un rostro perplejo, apenado y pálido.

El joven emprendedor sintió que su rostro comenzaba a tornarse en múltiples colores, se sentía sofocado ante la burla del hermano de Goku, sabía que algo había dicho mal pues al encontrarse con la fría y calculadora del conde lo dejó sin habla. Vegeta se limitó a cruzarse de brazos, mirando a todos los presentes con total disgusto, sus límites de tolerancia habían llegado hasta un límite. Pero lo que sin duda más lo impresionó fue el rostro del vizconde, quien para ese entonces seguía sin saber quien era en realidad ese caballero pues jamás se presentó ante él. Los ojos azules del hombre eran como un par de tímpanos de hielo, que si antes de todo esto jamás le había prestado atención, en ese instante descargó una emoción o energía bastante pesada con esa simple mirada que le clavó.

El vizconde se limitó a barrerlo de pies a cabeza. No necesitaba usar palabras para demostrar el desprecio que sintió en aquel momento, su mirada expresó total aberración ante la presencia de Acarés, lograndolo incomodar por completo hasta el grado que el joven empresario se le helara la sangre, en su vida alguien lo había visto de esa forma tan cruel como lo hizo aquel hombre.

—¿Y se puede saber quién diantres te crees que eres? —Soltó con total despotismo el hombre, al tiempo que Krillin no sabia que hacer ni que decir.— Crees que un hombre como tú, ¿Pueda mi hermana fijarse?

Deseo en ese momento poder cavar un hoyo en la tierra, hundirse en él y jamás salir, o la opción más realista de desvanecerse por la puerta, tomar sus cosas y nunca volver. Quería hacer todo pero su cuerpo permaneció anclado al sillón bajo la despreciativa mirada del vizconde, Acares quiso excusarse o al menos ofrecer una disculpa pero su boca no respondía por él, simplemente la pena y el mutismo se adueñaron de su cuerpo.

Ahora todo era total tensión, por una parte el notorio desprecio por parte del vizconde, a su lado Raditz que se limpiaba dramáticamente las lágrimas ocasionadas por la risa, el conde que para ese punto ya estaba de pie dispuesto a irse por todo ese circo frente a él, y Goku que solo se limitó a cerrar los ojos con un rostro de vergüenza ajena.

—Escúchame bien, pueblerino.—Dejó la copa vacía de brandy sobre el escritorio, amenazandolo intimidatoriamente con su dedo índice.— Si no lo sabías, soy el vizconde de Hereford, somos los hijos de una de las familias de más renombre de Inglaterra. No se quien seas y tampoco me interesa, pero Lady Gero jamás estará a la altura de un hombre como de tu tipo ¿Que te crees para compararte a nuestro nivel?

Krillin quiso decir algo, pero el mutismo seguía siendo su acompañante de esa noche. Sabía que tenía razón el vizconde ¿Cómo es que él aspiraba a entablar aunque sea una amistad con la hermosa lady Gero? Se limitó a bajar la cabeza apenado, era lo mejor que podía hacer; se encontraba humillado, derrotado, sabía que aspirar con estar en ese mundo no era para él.

Molesto de que nadie pusiera en su lugar al vizconde, Goku se puso de pie junto a Krillin, tomándolo del hombro como señal de que se retiraran, no podía permitir que se siguieran burlando de él. Le lanzó una mirada represiva a su hermano pero este seguía sumergido en su burla. No obstante lo que más le molestó fue la actitud del conde Ouji, se supone que era el hombre con más autoridad de esas cuatro habitaciones y en vez de poner un alto a su amigo se quedaba en silencio viendo cómo humillaban a uno de sus invitados ¡Esto era indignante!

—Es hora de irnos Krillin.— El aludido le agradeció internamente haberlo salvado en medio de esa jauría de lobos. Sin duda alguna estaba dispuesto a marcharse de ese lugar y jamás volver. Pero antes de retirarse, Goku no se quedaría callado, pues le haría ver a ese arrogante y doble cara del vizconde que se arrepentiría por haberlo tratado de esa forma.—Solamente quería informarle que él es Krillin Acares.—El vizconde se limitó a permanecer en silencio con su mirada de total aberración en indiferencia.— Sí, es hijo de un carnicero, pero lo que usted no sabe es que es ahora el dueño de esa empresa que creció con el tiempo siendo una gran cadena y que además es la principal distribuidora en toda Inglaterra, y próximamente en el mercado anglosajón. —El vizconde arqueó una de sus cejas al escuchar aquello, provocando satisfacción en Goku pues sabía que reaccionaría de esa forma.—Krillin podría considerarse que es actualmente uno de los empresarios más ricos de Inglaterra.

—El tercer empresario más rico, querrás decir.—Intervino por primera vez en mucho tiempo el conde, obteniendo una mirada incrédula del vizconde y el mutismo por parte de Raditz.— Trece mil libras al año ¿O me equivoco, Acares? —Krillin se limitó a asentir con la cabeza, mientras que el vizconde seguía sin poder creerse aquellos datos.—La principal razón por la cual te hice llegar la invitación es porque pretendo hacer negocio con usted, Acares.

Ahora fue el turno de los tres expectantes que miraron confundidos al conde, en especial Krillin quien seguía sin saber cómo es que de la burla pasó a ser alguien relevante.

—Tengo un ambicioso proyecto, hablando en términos concretos sobre la primera máquina de vapor comerciante de Inglaterra.— Continuó el conde Ouji.— He estado reuniendo a fuertes inversionistas para el impulso de esto, y qué mejor que uno entre ellos sea el tercer empresario más rico de este país.

El rostro de Krillin expresó tanta emoción, sus ojos negros se iluminarion ¿El era tomado en cuenta, para algo tan relevante como ello? Goku compartió el mismo orgullo y gusto por ver al muchacho tomar relevancia después de tremenda humillación que le dio su hermano y el vizconde; y curiosamente los últimos dos mencionados eran los que terminaron humillados por el conde Ouji.

—¡Será todo un placer! —La voz de Krillin recuperó fuerza, Vegeta no dijo más, prefería hablar más a detalles en privado pues el resto estaba de sobra respecto a su proyecto.

—Por la mañana habrá un recorrido de obstáculos.—Prosiguió Vegeta, quien a diferencia de Krillin, su rostro se mostraba más esquivo.— Cómo todos los caballeros, está invitado. Si gusta podemos hablar del negocio al término de ella, ya que en dos días comenzará a dar marcha el plan. —No esperó una respuesta por parte de Krillin, bajo la mirada de los tres caballeros frente a él, se retiró de su lugar con la intención de abandonarlo.— Mis invitados esperan. Tienen toda la libertad de continuar con su antigua conversación sin sentido aquí o acompañarme a las salas de recepción.

—Yo iré contigo.— Dijo Raditz de inmediato mientras se apartaba del sillón, algo hastiado de ver como Vegeta le cerró la boca.—Bastante por hoy.

—¿No crees que deberías dar una disculpa? —Alcanzó a decir Goku, después de que el conde Ouji por fin había desaparecido del cuarto, quien a su vez iba seguido por el mayor de los Son pero este se detuvo al escuchar a su hermano.—Es lo mínimo que se merece ¿No?

—¿Yo? —Resopló sarcástico el moreno.— No te olvides quien soy, yo jamás ruego, pido disculpas ni nada por el estilo. — Con esa sonrisa socarrona característica de Raditz, desapareció del sitio, dejando a un irritado Goku ante su actitud tan déspota.

—Discúlpalo Krillin.—Musitó apenado.— Es un idiota.—Suspiró.— En fin, es mejor salir de aquí, se siente incomodo.

Goku se alejó sin mucho entusiasmo del estudio, dejando un par de pasos a Krillin, este último antes de siquiera cruzar la puerta escuchó la voz del vizconde a sus espaldas provocando que se quedara congelado sobre su lugar.

—Acares...—Musitó el Lapis, colocándose frente al joven con ahora una postura muy diferente de la inicial, incluso pudo jurar que notaba en su mirada de hielo ¿Arrepentimiento? — Antes de que se marche, quisiera...disculparme por mi falta de respeto hacia usted.

Esto sin duda fue lo más sorprendente para Krillin ¿En qué momento la noche comenzó a jugar a su favor?

—Fui de lo más granuja, jamás me había comportado de esa forma.—El rostro del vizconde reflejaba notorio pesar, sus ojos expresaban total arrepentimiento provocando que Krillin creyera en cada una de sus palabras. Solo había de dos; en verdad estaba apenado por su hostil comportamiento o era un excelente actor.— Sé que no es justificación, pero cuando se habla de mi hermana no tengo autocontrol.—Suspiró dramáticamente.— Verá, nosotros prácticamente solo nos tenemos el uno al otro, mi padre falleció cuando solo teníamos diez años, por lo que hemos tenido que enfrentar duros momentos juntos. Es por ello que cuido mucho de ella, incluso puedo decir que soy un hermano celoso.—Rió con falsa modestia, contagiando a Krillin con su sentir.— Pero es que quiero lo mejor para ella, ya sabe, la veo aún como una niña que cuidar aunque ya tenga los dieciocho años, se que debe contraer nupcias lo más pronto posible…¡Pero por Dios santo! Solo quiero que el hombre que esté a su lado, la ame y la trate como se merece. Disculpe por haberlo ofendido, mi instinto sobreprotector me hizo quedar mal.

Krillin escuchó todo con detalle, sorprendido por la repentina actitud del vizconde, pero más interesado por saber nuevos datos de su hermoso ángel dorado; ahora no solo sabía que él era su hermano el vizconde de Hereford, si no que su única familia eran ellos dos y que además tenía dieciocho años.

Cualquiera otro hubiera duda del repentino cambio del vizconde, hubiera incluso detectado esa sarta de medias verdades que lanzó, pero Krillin cegado por saber más de ese ángel dorado, y además aunado a ello su ingenuidad característica de él, terminó por creer cada palabra del vizconde.

—En verdad, no tiene porque disculparse.—Con total sinceridad dijo Acares, mirándolo con una dulce sonrisa en el rostro.—Entiendo la situación, creo que hasta yo hubiera reaccionado de esa forma... lady Gero es de otro mundo.—Se rió nervioso al sentir la mirada azulada del hombre en él, en especial al ver esa peculiar sonrisa asomarse en el rostro perfecto del vizconde.—No...perdón...yo quiero decir...yo…

—Qué le parece si después de esa reunión que tenga con el conde Ouji me acompaña a almorzar a mis aposentos como ofrenda de paz.—Sonrió más extendido al ver el brillo de emoción en los ojos de Krillin.— Es lo menos que puedo ofrecerle. Se ve que usted es un hombre bueno, trabajador y que sabe cómo generar éxito. No es por nada pero yo tengo el don de percibir cuando alguien es bueno.

—¿Disculpe?

—Sí, usted me genera una paz y buena vibra. No es como cualquier canalla que intenta seducir a mi pequeña hermana. Es por eso, que si gusta acompañarme al almuerzo, me tomo el atrevimiento de invitar a mi hermana a que nos acompañe. Me interesaría mucho que ella pudiera conocerlo, y usted poder el placer de conversar con ella. ¿Le parece?

El rostro de Krillin lo decía todo. No había más que decir no que agregar, nuevamente se quedó mudo pero su mirada era el reflejo de todas sus emociones. Quiso decir algo, pero la simple idea de tener mañana un encuentro con su ángel dorado era inconcebible.

—Pe-pero claro...claro que sí estaré ahí señor…

—Vamos, dime por mi nombre, después de todo presiento que nos volveremos íntimos amigos ¿Bien?

Acares no pudo decir más palabras, se limitó a asentir con la cabeza entusiasmado ¡Quería gritar a los cuatro vientos que tendría un día con ese ángel! Bastó un simple apretón de manos para que con ese acto quedará sellado aquel trato. Krillin salió extasiado del estudio, con la cabeza en todos lados menos donde correspondía. Por su parte el vizconde, al quedarse solo su rostro de falsa modestia se desfiguró a uno pernicioso, aquel rostro perfecto se desfiguró a uno totalmente malicioso, su sonrisa era sarcástica, al final logró lo que quería, tener un pez gordo en su bolsillo.

—Estúpido, ni sabes en lo que te has metido.—Murmuró con malicia y perversión en su rostro.— Ahora si hermanita, es tu turno de dar la cara por la familia, que ya llegó tu futura herencia.


Cuando los jinetes se congregaron delante de los establos, los recibió una mañana fresca y brumosa. Había unos quince hombres y junto con ellos se encontraba Bulma y Tights. Los caballeros llevaban chaquetas oscuras, pantalones de montar cuyo color variaba desde el marrón al mostaza y botas altas. Por su parte, únicamente Bulma llevaba un traje de montar ceñido en la cintura y adornado con cordoncillo, que se remataba con unas voluminosas faldas de bajo asimétrico abotonadas a un costado.

Los criados y los mozos de cuadra se movían entre la multitud, llevándoles los caballos y ayudando a los jinetes a montar en cada uno de los tres escalones dispuestos para tal fin. Algunos invitados habían decidido llevar sus propios caballos mientras que otros se habían

decantado por utilizar los famosos animales que conformaban los establos de los Ouji.

La peli azul se encontraba concentrada observando maravillada ante la belleza de los bien atendidos purasangres que se les ofrecían a los invitados. Por más que quisiera encontrarle un defecto a ese lugar era imposible. Toda la noche había estado pensando en ello, en ese petulante conde, en su vida alguien la había tratado de esa manera ¡Fue un animal total! Y aún así no lograba concebir cómo es que un hombre tan grosero como el conde Ouji viviera en medio de este lugar de ensueño.

—Sigo pensando que es una mala idea.—Murmuró Tights, sosteniendo un libro de cubierta verde enebro a juego de su vestido que llevaba puesto.— Tu no sabes montar más que como un hombre ¡Te vas a romper el cuello!

—Ya basta Tights.—Alegó molesta, esperando junto a uno de los escalones para montar, alisando en movimientos toscos y bravos los bordes de su falda.—Si solo veniste a dejarme tu mala vibra, es mejor que te vayas.

—¡Bulma! No sabes usar silla de amazona, sí pasa algo…

—Lo único que va a pasar es que el conde Ouji se trague cada insulto que me dijo.—Añadió con una sonrisa en los labios satisfactoria.

—Oye ¿Y Milk?

—Supongo que con su tía...ella ya no escuchó cuando el vizconde me invitó al recorrido.—Suspiró pesadamente.—No sé Tights, hay algo que no me convence de su tía...la forma en como se la llevó, me da mala espina.

—Tenemos que investigar bien qué sucede con Milk. Sé que cada persona es única a su manera, pero algo guarda, como si le tuviera miedo a algo…Oh.—Tights se detuvo de golpe, mirando hacia las espaldas de la peli azul.— Ahí viene el conde Ouji.

Inmediatamente Bulma giró sobre su lugar para mirar hacia donde Tights tenía clavada su mirada, vio la esbelta figura de Vegeta cruzando el patio. Su chaqueta se veía un tanto desgastada a pesar de tener un buen corte y la piel de las botas altas tenía un aspecto suave y maleable. A pesar de que llevaba una chaqueta de montar de tweed, tenía el cuello de la camisa abierto, lo que dejaba al descubierto la fuerte y bronceada línea de su garganta.

La peli azul maldijo en voz baja y le dirigió al conde una mirada malhumorada. Y cómo si con esa pequeña acción lo invocara, en medio de los invitados presentes la fuerte y azabache mirada de Ouji se cruzó con la de ella, a lo que él se limitó a responderle arqueando con ironía una de sus cejas junto con una mezcla de enfado en su gélido rostro ¿Quién demonios había invitado a esa mujer?

La velada anterior, Vegeta había estado vestido de forma impecable y acicalado a la perfección. Hoy por la mañana, su cabello azabache estaba alborotado, podría decirse con un toque de frescura.

—Qué hombre...—Bulma cortó con ese duelo visual para regresar su atención a su hermana, que al parecer también se encontraba concentrada observando cada detalle del conde.— Hay que reconocerlo Bulma, el conde es un hombre de buen ver y su modo desalineado como que le sienta mejor.

Se limitó a lanzarle una mirada furibunda a su hermana ¡Era una traicionera! No obstante, al regresar su atención al conde, pese a lo desagradable que le resultaba, la joven tenía que reconocer que Ouji era un hombre extremadamente atractivo.

Sus facciones eran demasiado grandes en algunos lugares y demasiado severas en otros, pero había cierta armonía ruda en la estructura de su rostro que hacía que la belleza clásica resultara del todo irrelevante. Había pocos hombres que poseyeran una virilidad tan arraigada esa fuerza de carácter que resultaba demasiado poderosa como para pasarla por alto. Vegeta proyectaba que no sólo se sentía cómodo con su posición de autoridad, sino que era evidente que le resultaba imposible aceptar otro papel que no fuese el de líder.

Decidió mirar hacia otro lado, no supo en qué momento sintió como una ola de bochornos se apodera de ella ¿Pero que demonios? Esperó paciente hasta que llegó a ella un mozo de cuadra y junto a él un lustroso caballo tordo al escalón. Esperó a que el muchacho comprobara la cincha y la sujeción que aseguraba el equilibrio de la detestada silla de amazona.

— ¿Cómo se llama? —Preguntó Bulma. Al oír el sonido de su voz las orejas del caballo se giraron hacia ella, atentas.

—Kira, mi lady, es hembra.

Trató de sentarse derecha, cargando la mayor parte de su peso sobre la nalga y el

muslo derecho. Enganchó la pierna derecha, con el pie apuntando hacia el suelo, mientras que la pierna izquierda colgaba con naturalidad sobre el estribo. Por el momento, no resultaba una postura incómoda, aunque Bulma sabía que empezarían a dolerle las piernas en poco rato, debido a la desacostumbrada posición.

A pesar de todo, cuando tomó las riendas y se inclinó para acariciar a Kira, sintió un estremecimiento de placer. Adoraba montar, y aquel caballo era mucho mejor que cualquiera que hubiera en las cuadras de su familia.

—Me iré hacia las mesas de espera.—Intervino Tights después de que se retirara el mozo y una Bulma ya instalada en la yegua.—Espero que no te arrepientas de esto.

—Jamás lo haré.—Musitó con una sonrisa de satisfacción acariciando a la yegua.

Tights prefirió irse de ahí, sabía que algo malo ocurriría gracias a la terquedad de su hermana, por lo que prefería ver la desgracia desde la distancia. Bulma por su parte, satisfecha al ver que todo estaba en su lugar, azuzó con suavidad a la yegua para

que se alejara del escalón de montar, lo cual respondió de inmediato, atenta a la menor presión del tacón de su bota.

Al poco tiempo, se unió al grupo de jinetes que se dirigía al bosque, lo cual fue el foco de atención pues inmediatamente todos la miraban, ya que era la única mujer con ellos. Sintió una oleada de anticipación al pensar en el recorrido de obstáculos. Según había escuchado, se trataba de un total de quince saltos dispuestos con ingenio en un recorrido que

serpenteaba desde el bosque hasta los prados, era un desafío y ahora las palabras de Tights resonaban con fuerza en ella, solo esperaba poder tener el equilibrio para todo ello.

—Esto no será ningún problema para nosotras, ¿Verdad, Kira?—Le susurró a la yegua.

Antes de tan siquiera dar un solo paso, frente a ellas apareció Vegeta montado en su bayo oscuro y cabalgando, con una facilidad y un manejo de movimientos que le erizaron el vello de los brazos y la nuca, tenía que admitir que el conde ofrecía una imagen arrebatadora montado a caballo. Pero así como llegó esa sensación, del mismo modo se esfumó al ver su mirada gélida depositada en ella, podía ver el despreció en sus ojos ¡Y lo mejor es que era mutuo!

—Se puede saber que hace montada en uno de mis potros.— Reclamó sin algún ápice de cuidado el conde, ofendiendo a la peli azul por semejante atrevimiento. — Fue una invitación para ciertos invitados, lo cual usted no se encuentra contemplada.

—Lamento informarle que el vizconde de Hereford fue quien amablemente me extendió dicha invitación de la que usted tanto dice.—La seguridad con la que Bulma lo retó le caló en lo más profundo al conde, si bien durante toda la noche no había dejado de pensar en esa fastidiosa mocosa que estaría estorbando en sus proyectos, ahora verla hasta en sus momentos de des estrés era lo que faltaba. Además esa manía de tener una respuesta a todo le exasperaba.—Vengo con él.—Fulminó con una falsa sonrisa, provocando que el conde se molestara más con sus insolencias.

—No me importa si Lapis la invitó, lo que haga con sus romances me interesa en lo más mínimo. Pero es mi hogar, son mis potros y yo digo cuando puede montar y cuando no.—Refutó molesto, sosteniendo esa pelea visual con ella quien del mismo modo no baja la guardia.— Puede cabalgar en cualquier otra parte de la propiedad, si es su deseo. Hoy, sin embargo, no la quiero ver en mi recorrido de ás...—Sonrió ladino, con ese toque socarrón característico de él, deslizando sus ojos negros por toda la figura de ella, con la única intensión de intimidarla, lo que no sabía es que con ello solo le provocó un hormigueo en el estomago de la mujer.— Dudo que tenga la resistencia para esto.

—¡El vizconde es todo un caballero! —Saltó ofuscada, comenzando a sentir como su sangre se calentaba de la cabeza.— Yo no soy un romance de nadie como usted insinúa…

—Le repito que no me importa lo que usted sea.—Interrumpió súbitamente el moreno, respirando hondo al ver la fuerza con la que ella lo enfrentaba ¡Esa mujer lo sacaba de sus casillas con solo dos simples palabras! — Ahora, largo.

—Escúcheme muy bien.—Le retó ella, tomando con más fuerza las riendas de Kira.—Soy perfectamente capaz de saltar esos obstáculos —Dijo torvamente. —Y voy a demostrárselo.

Antes de que Vegeta pudiera reaccionar, Bulma hundió los talones en los flancos de Kira y se inclinó sobre la silla de montar con el fin de equilibrar el peso de su

cuerpo cuando la yegua diera un súbito salto hacia delante. Kira reaccionó de inmediato y emprendió el galope. Tras apretar los muslos contra los pomos de la silla, Bulma sintió que perdía un tanto el equilibrio y que su cuerpo giraba levemente a causa de lo que, como comprendió demasiado tarde, había sido producto de una excesiva sujeción a la silla. En un arranque de valentía, ajustó la posición de sus caderas en el mismo instante en que su montura se acercaba al obstáculo. Notó que la yegua alzaba las patas delanteras, así como el tremendo impulso de los cuartos traseros al levantarse del suelo en un salto que le proporcionó a la joven un instante de euforia al sobrevolar la barrera triangular. No obstante, en cuanto Kira pisó de nuevo el suelo, tuvo que esforzarse por guardar el equilibrio en la silla y fue su muslo derecho el que absorbió la mayor parte del impacto, ocasionándole un desagradable y doloroso tirón.

Con una sonrisa triunfal aunque dolorosa, hizo que la yegua diera la vuelta y, en ese momento, fue consciente de las miradas asombradas de los jinetes, que se preguntaban sin lugar a dudas qué era lo que había ocasionado ese impulsivo salto.

Presa de la confusión, no tuvo tiempo para defenderse ni para protestar cuando fue literalmente arrancada de su montura y arrojada sin miramiento alguno sobre una durísima superficie. Bulma sintió que la presión de las manos del conde le magullaba los hombros mientras observaba el lívido semblante del hombre, que se encontraba a escasos centímetros de su rostro.

—¿Creyó que podía convencerme de algo con semejante demostración de estupidez? —Bramó Vegeta al tiempo que la sacudía brevemente— El uso de mis caballos es un privilegio que concedo a mis invitados, un privilegio que usted acaba de perder. De ahora en adelante, no intente siquiera poner un pie en los establos o yo mismo me encargaré de echarla a patadas de mi propiedad.

La furia invadió súbitamente a Bulma, esto era demasiado, nunca imaginó que el conde llegara hasta ese punto, era un maldito, un cretino, era un…

—Quíteme las manos de encima, hijo de puta.

Cuando la mirada desafiante de Bulma se clavó en los ojos de Vegeta, la muchacha sintió que una potente descarga de energía fluía entre ellos, una especie de impulso físico sin orden ni concierto que la hacía desear golpearlo, hacerle daño, tirarlo al suelo y rodar con él como si se tratara de una riña callejera con todas las de la ley. Y todo esto seguía siendo mutuo, en su vida Vegeta había tratado con una mujer tan vulgar y agresiva como ella, era un dolor de cabeza ¡Era una desgracia para él! No quería tener tratos con esa escandalosa mujer, si era necesario buscarse a otro científico para su proyecto lo haría, pero no quería tener nada que ver con esa americana ¡La echaría hoy mismo a patadas de su hogar, a ella y toda esa manada de neoyorkinos!

A lo lejos, una sedosa voz masculina rompió el vínculo silencioso y letal que los unía y se abrió paso con maestría a través de la tensión del ambiente.

—¡Señorita Brief!

Ambos miraron hacia la dirección de donde provenía la voz, dejándose mostrar a un preocupado y apresurado vizconde Gero llegar hasta el auxilio de la dama.

—¿Se encuentra bien? —El vizconde se inclinó junto a ella, con la intención de ayudarla a ponerla de pie y aprovechando el paso para retirar a Vegeta de ella. El conde tenso y molesto se retiró un par de pasos, para mirarlos desde su posición cruzado de brazos, y fue cuando la escena frente a él cayó de golpe ¿Cómo es que Lapis conocía a esa escandalosa? —Vamos, ¿Puede apoyarse? —La sonrisa del vizconde consiguió filtrarse a través del velo de furia de Bulma para arrancarle una sonrisa de cosecha propia.

—Apártala de mi vista.—Cortó de tajo el conde, tomando la riendas de su potro, dispuesto a montarlo de nuevo.—Llevatela antes de que me vea obligado a decir algo de lo que me pueda arrepentir después.

—Vamos, dígalo lord Ouji.—Replicó Bulma, presa de la irritación.— A mi me gusta que me digan las cosas clara y de frente ¿O que no es usted todo un caballero como se jacta decir?

Vegeta soltó con fuerza las riendas de su potro para ir a ella con expresión amenazadora, sin embargo el vizconde se adelantó a colocar a Bulma a sus espaldas de inmediato. Debía evitar una posible guerra donde claramente habría sangre.

—Creo que es mejor irnos.—Intervino el vizconde.—Vegeta, amigo, tus invitados están esperando y, aunque me consta que están disfrutando de un drama tan fascinante, los caballos comienzan a ponerse nerviosos. Además ¿Dónde están quedando tus modales? No te preocupes, la llevaré en mi propio caballo.

—¡No, maldita sea! —Fue la gélida respuesta de Ouji.— Puede ir andando hasta la casa sin ningún problema.

—¡Evidentemente puedo hacerlo y muy bien!

Dicho eso, la peli azul tomó fuerza para ponerse de pie e ir hasta el conde, con la intención de dejarle en claro cuál era su posición ahí. Pero lo que no tenía en cuenta era la lesión que se provocó ante el arrebato por demostrar que era buena jinete, pues solo bastó con dar un par de pasos para terminar flaqueando y su vez, cayendo al firme suelo.

Esperó sentir el golpe contra su cuerpo adolorido, pero jamás llegó. Ella abrió sus ojos de par en par al notar que los fuertes brazos del conde la sujetaban con fuerza de su estrecha cintura, lo tenía bastante cerca para su gusto, y vaya que facciones más varoniles poseía ese pomposo conde.

Cómo si su piel quemara, el conde al ver que ella pudiera tener autocontrol de sus torpes movimientos, se alejó de su cercanía, tomando de una vez por todas las riendas de su potro, montarlo y huir ¿Huir? Al menos eso pareció, pues al aspirar la fragancia, un tenue aroma a flores de ella, lo hizo inquietar a demasía, en especial al ver el fuego que poseía aquella mujer en esa mirada agua marina, nunca había visto algo tan avasallador por todo lo que implicaba esa mujer, Bulma Brief.

Con una simple orden, el conde indicó a todos que continuaran con el recorrido, alejándose todos los jinetes de la escena dramática, dejando atrás tanto a Bulma como al vizconde Lapis.

—Ese arrogante y pomposo zoquete…

—Tranquila, señorita.—Escuchó que el vizconde le decía en voz baja, haciendo que ella apartara su vista de la imagen de Vegeta se que perdía entre el follaje del bosque.— Vegeta está de un humor de perros, no tiene caso hacer corajes. Ahora venga, la llevaré a casa.

—Eso no justifica lo granuja que es.—Murmuró molesta, apoyándose del brazo y hombro del vizconde para poder caminar debido a su tirón en la pierna.

—Dígame, señorita Bulma ¿Cuál es la causa de tanta hostilidad entre usted y el conde?

—Me temo que fue un caso de odio a primera vista —Musitó molesta.— Yo creo que lord Ouji es un patán lleno de prejuicios y él me considera una mocosa de mal carácter. Y puede que tenga razón en algo, pero…

—Disculpe contradecirla, pero estoy en contra de eso.—Le interrumpió.— Yo diría más bien que es una mujer con agallas para contradecir a alguien cómo Ouji, es por eso que le enerva no tener el control.

—Es un idiota, eso es todo.—El vizconde esbozó una sonrisa al escucharla.

—Por mucho que me agrade estar aquí hablando con usted, será mejor que la acompañe de vuelta a la casa antes de que termine de lastimarse peor. No le hará ningún favor pasar mucho tiempo conmigo a solas.

—¿Ah sí? —Sonrió al escucharlo, con un toque de brillo coqueto en sus ojos.— ¿Por qué? Usted solo ha sido amable conmigo, milord.

—No soy amable, señorita. Sólo me porto bien con las persona cuando planeo aprovecharme de ellas.

Bulma le respondió con una sonrisa despreocupada antes de atreverse a preguntar:

—En ese caso, ¿Corro algún peligro en su compañía, milord?— Si bien las facciones del hombre permanecieron relajadas a causa del buen humor, sus ojos adquirieron una expresión intensa e inquietante.

—Me temo que sí. Ya que tengo todo el interés de poder conocerla más, nunca había conocido a una mujer con una determinación para enfrentar a mi amigo de esa manera, y que además posee de cualidades bastantes generosas, pasando desde su inteligencia hasta esa belleza irracional.

—Es usted terriblemente franco acerca de sus aviesas intenciones... y eso hace que me pregunte si de verdad tendría que preocuparme.— La única respuesta que obtuvo Bulma fue una enigmática sonrisa por parte del vizconde.

Siguieron su camino hasta la casa, sumergidos en una charla bastante amena protagonizada por el vizconde, y aunque Bulma en ese momento se encontraba cautivada por la presencia del vizconde, su mente no dejaba de pensar en esos ojos azabaches que irradiaban fuerza, vitalidad, era bastante avasallador que en cada recuerdo una sensación incómoda invadía su pecho, y todo gracias a ese par de ojos azabaches.


Llevaba ya media hora buscándolo por todo el lugar, estaba muy molesto por la noche anterior por el mal rato que le hizo pasar a Krillin, y aunque al final el conde defendió el orgullo del joven empresario eso no quitaba el hecho de que su hermano debía disculparse.

Era bastante temprano, había escuchado que el conde Ouji había invitado a un selecto grupo de caballeros para un recorrido de saltos que ofrecería, y aunque él estaba del mismo modo invitado, decidió declinar la invitación hasta no dar con el idiota de su hermano. Evidentemente Raditz formaba parte de la lista de invitados del recorrido, pero sabía que el melenudo no tenía tanta afición por esas actividades y conociéndolo, sabía que Raditz aprovecharía la instancia en donde todos estarían ocupados en el recorrido, mientras que él estaría teniendo alguna aventura por ahí en los rincones de la mansión.

Dobló por tercera vez en el mismo pasillo, ahora caminando con mas sigilo y mirando con detalle puerta por puerta, estaría atento a cualquier ruido, debía sorprender a su hermano, no dejaría pasar por alto sus insolencias. Cuando estuvo a punto de retirarse del largo pasillo, escuchó unos lamentos provenir de la última puerta de las alcobas. Dudó en acercarse pero el llanto se oía más consistente, por lo que un instinto de ayuda emergió con fuerza de su pecho.

Siendo lo más cauteloso posible, se colocó hasta la puerta y notó que se encontraba entre abierta, por lo que el sonido del llanto se escuchaba con más fuerza, era una mezcla de miedo, desesperación y terror.

Tomando valor, se adentró a la habitación guardando silencio. Miró a su alrededor y para su sorpresa todo lucía bastante tranquilo, las cosas estaban donde debían estar, la habitación se veía bastante pulcra, elegante y poseía un sutil aroma a lavanda. Decidió no observar más, sentía que en cualquier momento alguien llegaría y lo tacharían de ladrón.

Nuevamente, dispuesto a irse escuchó el lamento con más fuerza, esta vez no lo dudo y se metió por completo a la habitación. Se guió por el sonido del llanto, y al rodear la cama de la alcoba, la siguiente imagen lo dejaría atónito:

—A...ayúdame ... .por favor…

Frente a él se encontraba una mujer bastante aterrada, abrazándose a sí misma contra la esquina de la cama. Las lagrimas no dejaban de cesar de su rostro, se veía destruida, sus largos cabellos negros parecían que habían sufrido un revolcón, su rostro estaba hinchado de tanto llorar. Pero lo que más le perturbó fue ver su ropa; estaba desgarrado su camisón de dormir y manchado de sangre, sangre donde predominaba parte de su abdomen y la parte de baja de su entrepierna, la cual curiosamente entre sus piernas escurría un hilo de la misma sangre.

Regresó su mirada hacia la perturbada joven, que sujetaba con fuerza su cabeza entre sus manos ensangrentadas, su voz temblaba igual que su cuerpo, y cada vez más el habla le era imposible de coordinar. Goku palideció al ver el rostro de la joven, sí, era ella, aquella chica que conoció ayer cuando le lanzó la bola de nieve.

Ávidamente se inclinó a ella para ayudarla a ponerla de pie, pero la mujer de cabellos oscuros se rehusaba ante su tacto. Necesitaba saber qué había pasado ahí para poderla ayudar, por lo que primeramente decidió ir al baño por unas toallas y así socorrerla con el sangrado. Tan pronto como tomó el picaporte de la puerta, se congeló sobre el umbral de la misma, ahora fue su turno de palidecer, su cuerpo experimentó un escalofrío aterrador, deseo poder decir algo pero era imposible ante esa imagen tan atroz; un hombre, de unos aproximados cincuenta años, se encontraba boca abajo sobre el suelo del baño, únicamente con los pantalones por debajo, mientras que su camisa blanca de lino así como todo su cuerpo se encontraba bañados de sangre, el hombre estaba muerto.

Torpemente retrocedió, parpadeó pesadamente, quería borrar esa imagen de su mente pero era imposible, la imagen de ese hombre picoteado por todas partes de su espalda era aterradora. Inmediatamente miró a la joven que seguía presa del pánico y sumergida en sus pensamientos, a su lado notó algo que había pasado de desapercibido; un cuchillo de igual modo lleno de sangre.

—Lo mate….—Musitó horrorizada la morena, mirando hacia un punto inespecífico de la pared frente a ella.—Lo mate...lo mate...yo, maté a mi tío...él abusó de mí y lo mate…

Goku sintió un trago amargo recorrer su garganta, todo esto estaba siendo una vil pesadilla, no sabía ni que hacer para ese momento, pero lo que más le dolió fue el testimonio desgarrador de esa jovencita, estaba rota, devastada, llena de miedo, le dolió tanto verla en ese estado, aquella joven que de los ojos más lindos que había visto en su vida.


N.A/ Ay no, que pena :(

Pido mi más grande disculpa por haberme retirado mucho tiempo, aunque en teoría jamás me retiré jajaja pero yo tan ilusa pensando que tendría tiempo para reponerme a escribir en la pandemia resulto peor :c
Se me ha juntado todo, y más ahora por mi tesis, me esta consumiendo, ya ni se que hago jajajajaja pero venir aquí, escribir y ver que les gusta lo que hago, créanme que es una gran satisfacción personal.

No les prometo que voy a actualizar cada dos días jajaja pero si haré mi mayor esfuerzo para no dejar pasar tanto tiempo. Yo quería concentrarme en Braveherat ya que pues ya va a terminar, pero este fic además del gusto que ha generado, me hace escribir con más facilidad a pesar que aquí emplearé más personajes que el otro :o

No imagine que les gustara tanto, gracias por todas esas muestras de amor que me dejan en sus rw, en serio les juro que cada que los leía me motivaban más :)

Respecto al capitulo pues no hay mucho que aclarar, puede que sea lento pero esencial para conocer un poco más de la forma de ser de nuestros protagonistas, además que con la ultima parte da inicio a lo que engloba al trama en sí.

Aun faltan personajes, como la esposa de Vegeta, saber que más pasará con los hermanos Gero, el siguiente habrá más sobre Tights, en fin, se que mi vegebul es la pareja top de este fic, o bueno donde más pretendo concentrarme, sin embargo las demás parejas no por ello las dejaré de lado ya que al final, todos son indispensables en esto que se viene. Se que el capítulo fue algo corto en cuestión de sucesos, incluso el más lento, pero debe ser fundamental para sustentar lo que se viene.

No prometo nada, pero probablemente la siguiente actualización sea este fic, espero sea para el fin de semana o el proximo, dependiendo de cuanto avance con mi tesis jsjsjs

Así que gracias por su apoyo de verdad!

Ahora sí, agradecimientos especiales:

Flopo89: Graciaas por el rw! apenas regrese jaja espero te guste :)

Yola: Si así es! esas seran las parejitas jujuju de verdad gracias por todo el apoyo!

Caro: Mil gracias por tu rw!

Lupe: Oh entiendo, aun así muchas gracias por pasarte a leer! te prometo que vienen sorpresas ;)

coni06: Awwww mil gracias! espero no decepcionarte :) saludos

ribbonvalbuar: Mil gracias! aqui ando de vuelta, saluditos ;)

buomi: Holaa! de verdad muchas gracias por haberte tomado el tiempo de leerme, me alegra mucho que te guste, me entusiasma demasiado! Espero no decepcionarlos, saludos :)

rociomapmap: Ayyyy que hermoso :') no imagine que tuviera un recibimiento así de increíble el capítulo, de verdad gracias por tus palabras! Se vienen muchas cosas y espero sorprenderlos :)

Nubia Torres1:Holaaa! Ay disculpa :( se que me tarde los años luz en volver :( pero de verdad haré de todo para recuperar ese año perdido :( Graciaspor leerme, espero te guste lo que viene, saludooos!

23bogado: Graciaaas! espero te guste el capítulo, saludooos!

Yareliii: Tengo tanto que agradecerte, cada que veía tus rw me impúlsaba a no dejar abandonado esta historia! Gracias por tu tiempo que te tomaste en leerme y no saben lo feliz que me hace saber que te ha gustado, espero te guste lo que se viene, estoy tan entusiasmada y tener el apoyo de ustedes es increíble. Graciaas por tus rw, los amor :')

Gracias a todos los que me pasan a leer, en serio no saben como me emociona saber que les gusta esta historia, haré todo para que volverlos a abandonar.

Cuídense mucho, protéjanse y no olviden la sana distancia, saludos!

11/05/2021