Sanosuke esperó por cuarenta minutos en los exteriores del departamento médico donde trabaja Megumi. Los minutos de espera se hicieron eternos.

Estaba perdiendo la paciencia e hizo lo posible para no estallar de furia y desquitarse con el joven recepcionista de la clínica.

Le urgía hablar con ella.

De repente, el recepcionista de la clínica Oguni aparece y Sanosuke se acerca con la esperanza de escuchar una respuesta agradable

Disculpe, la doctora Takani manda a decir que estará ocupada durante las próximas horas. Será mejor que regrese a la hora de salida –Dijo el joven recepcionista, nervioso por la inmediata reacción de Sano

No salgas con estupideces, necesito hablar con ella. No puedo esperar más –Dijo Sanosuke totalmente enfadado y con ganas de golpear al joven

Lo siento, son órdenes de la doctora Takani

Sanosuke no podía aguantar más, se encontraba iracundo por la respuesta de Megumi. No podía creer que ella siga actuando tan indiferente y lo peor es que no sabía el motivo de su frialdad

Había perdido los estribos, quería golpear al recepcionista que tenía frente a sus ojos por traer tan desagradable recado pero se contuvo. No iba a gastar sus energías en boberías

Si planeaba gastar sus energías lo haría de otra manera

¡MEGUMI, NECESITO HABLAR CONTIGO! ES URGENTE —Gritaba Sanosuke como si estuviera pidiendo auxilio

¡MEGUMI, SAL DE ALLÍ, POR FAVOR!

¡MEGUMI, TENGO QUE DECIRTE ALGO!

Por media hora, Sanosuke no paraba de gritar en las afueras de la clínica y no dejaría de hacerlo hasta que Megumi saliera del lugar

Del otro lado, Megumi trataba de ignorar los gritos de Sanosuke, ella continuaba con los cuidados de un paciente de mediana edad, quien estaba herido producto de un arma blanca realizada por ladrones de hortalizas

–Doctora Megumi, ese joven tendrá que entrar a la clínica a revisar su garganta, va a terminar dañando sus cuerdas vocales

Déjelo que tarde o temprano se cansará de gritar, es un idiota — Dijo Megumi, resistiendo sus ganas de golpear a Sanosuke

No quiero entrometerme ni mucho menos saber lo que ocurre entre ustedes pero, con el respeto que le tengo, opino que debería escuchar lo que quiere decirle el joven gritón —Dijo el paciente de forma tenue

Megumi no respondió lo dicho por el paciente

–Ofrézcale una oportunidad, además, sus gritos se están volviendo insoportables y es probable que tenga problemas con los administradores de la clínica por culpa del muchacho.

A Megumi le daba igual si lo administradores le llamaran la atención por el escándalo que realiza Sanosuke fuera de la clínica, lo que no quería es verlo frente a frente, se sentía molesta y dolida por lo que escuchó hace cinco días

Molestia y dolor... Estos sentimientos quedaron cortos en lo que trata de Megumi al enterarse que Sanosuke se iría de Japón

Le ocultaba su partida y ella se sentía traicionada y devastada

Su mente en ese mismo instante le dió una mala jugaba; empezó a recordar la noche que salió a comer con Sanosuke después de haber curado la herida de su mano derecha, y conociendo que come bastante, optó por regresar al restaurante y comprar otra porción de Sukiyaki

La suerte estaba del lado de Megumi, escuchó que su amigo estaba dentro de la chabola y no tendría que esperar a que regresara, pensaba que se había dirigido a otra parte luego de su salida al restaurante. Iba a llamarlo para entregarle la comida hasta que notó un cambio en la voz de él. Desde afuera se oía la voz de Sanosuke

¿Le pasa algo? Su curiosidad por escuchar mejor lo que hablaba Sanosuke a las cuatro paredes le ganó y decidió acercar su oído a la pared de la chabola...

De repente, oyó unas palabras que ella hubiera preferido no haber escuchado

"Ya está dicho, en pocos días me voy de Japón"

"¿Podré adaptarme rápido en Estados Unidos?"

"¿La comida de Estados Unidos es mejor que la de Japón?"

"¡Maldita sea, no quiero irme de Japón!"

El muy bastardo tenía pensando irse de Japón en secreto

¿Tan poco le importamos que piensa largarse sin decir nada? — Pensó Megumi

Maldito seas, Sanosuke. Una y mil veces maldito. Eres un imbécil sin corazón. ¿Acaso se te olvidó que tienes amigos? ¿No valemos nada? ¿Por qué nos ocultas tu partida?

Megumi no quiso seguir oyendo lo que hablaba Sanosuke y se fue corriendo hacia su casa, dejó la porción de comida que iba a obsequiarle y se dirigió a su habitación.

"¿Por qué te vas Sanosuke? ¿Por qué nos vas a dejar?"

Constantes preguntas rodeaban la cabeza de Megumi. Se lanzó a la cama y con sus ojos mirando fijo al techo, no dejaba de recordar las palabras que salieron de los labios de Sanosuke

Continuó con su vista hacia el techo, buscando razones por las cuales Sano no había dicho nada de su próxima partida

Aquella noche fue la más larga que tuvo Megumi en su vida

Sus pensamientos la mataban lentamente; repetía y repetía las mismas malditas palabras, como si la obligaran a aceptar el triste desenlace

Por consiguiente, las lágrimas no tardaron en aparecer en sus prominentes ojos

Acomodó su espalda sobre la cabecera de la cama, y sosteniendo sus piernas con los brazos, procedió a embarcarse en su nube de melancolía

"Sanosuke idiota, no quiero estar sola de vuelta"

"Por favor, quédate con nosotros"

"Por favor, quédate conmigo. Te necesito más que a nadie" —Dijo Megumi sin dejar de llorar.