Semilla de la Discordia
Thea se muerde la lengua para mantener su gesto afligido por sobre la inmensa sonrisa de satisfacción que tira de las comisuras de su boca mientras observa la forma encogida de Lady Stark, cuando llego al castillo hace unas horas Jon le fue arrebatado de los brazos por Jory en medio de un pequeño forcejeo y poco después Ser Rodrik tuvo que llevarla a rastras al castillo para poder escoltarla al solar de Lord Stark, una vez allí había empezado su pequeño acto de mimos manteniendo la cabeza gacha mientras el mayor la regañaba sobre sus acciones imprudentes, el cómo esto podría haber causado un grave problema político si no la hubiesen encontrado y él hubiera tenido que notificarlo al Rey, en algún punto pareció cansarse de que ella no le dirigiera la mirada mientras él le hablaba porque tomo la decisión de acercársele para, presumiblemente, alzar su mentón ella hizo un espectáculo de encogerse sobre si misma antes de retroceder apresuradamente hasta que trastabillo y cayó estruendosamente al suelo
Se postró de rodillas apresuradamente, agachando la cabeza y dejando que el cabello cubriera su rostro— Lo lamento mucho Mi Señor, nunca más volveré a hacerlo, Mi Señor —gimió, con voz aguda por el dolor de donde se mordió la lengua con suficiente fuerza para extraer un par de lágrimas— Seré cuidadosa de ahora en adelante con mis acciones, Mi Señor —lloriqueo desde el fondo de su garganta, respirando de forma agitada y provocando que el hombre se arrodillara para estar a su nivel, ella dejó ir un sollozo entonces desplomándose por completo sobre el suelo y llevando sus extremidades contra su cuerpo en un esfuerzo por hacerse más pequeña en una parodia de la posición que tomaba ante los exabruptos de su propio padre, su pecho se sacudía arriba y abajo fruto de sus sollozos contenidos— No me haga daño, por favor: seré buena, educada, nunca volveré a alzar la voz y tampoco me defenderé, solo... No me golpeé; se lo ruego —murmuro a toda prisa con respiraciones escasas y voz rota, Lord Stark se incorporó como si sus palabras le hubiesen quemado y retrocedió hasta que su escritorio se interpuso entre ellos
— Althea —llamo con una voz suave y conciliadora— No voy a golpearte por esto, ni por nada más ¿He hecho algo que te haga creer que te golpearía si te expresas o me disgustas de alguna forma? —ella regulo su respiración antes de alzar suavemente la cabeza del suelo, solo lo suficiente para poder mirarlo por entre el cabello que le cubría el rostro, pudo ver el momento exacto en que su mirada cálida se congelaba cuando enfocó los moretones que rodeaban su ojo— ¿Que...
Ella se apresuró a bajar la mirada, de tal forma que se viera miserable— Lady Stark me sostuvo y golpeo con ayuda de la Septa tras el castigo que me otorgó el otro día —exclamó a media voz— Pensé... Lady Catelyn es su esposa y yo la mordí, supuse que no tendría otra rama de olivo tras el ataque a Sansa así que, yo solo... Corrí —terminó en un sollozo, cuando arriesgó una mirada a Lord Stark el hombre se veía lívido, cruzo la habitación a zancadas y abrió la pesada puerta de un tirón Ser Rodrik salto en su lugar cuando Lord Stark prácticamente le ladro la orden de traer a su esposa y a la Septa de inmediato, entonces, como una ocurrencia tardía mandó por una criada de las cocinas y el Maestre Ludwig antes de cerrar la puerta y volver al interior, cuidadosamente se arrodillo a su costado y la animó a emular su posición
— Estas helada —susurró, cuando tomo su rostro para apreciar el daño de cerca, su mejilla izquierda era la que estaba en peor estado; Ros y ella misma se habían asegurado de esto, para este punto todo debía ser una combinación desagradable de purpuras y verdes que se deshacían en un amarillo enfermizo por los bordes, el moretón sube por su pómulo y llega casi hasta la mitad de su ceja, así mismo los alrededores de su ojo están rodeados de un color rojizo con motas esparcidas al azar de color púrpura, la hinchazón había bajado hace dos días pero aun así era doloroso de ver y todo ese caos era coronado por la comisura de su boca destrozada de arriba hacia abajo, eso se veía más reciente, al menos la parte inferior de donde ella constantemente estaba tirando y desgarrando, el lado superior se reabría cada vez que sonreía o abría mucho la boca— Nadie va a golpearte nunca más Althea, perdóname por haber permitido esto —su voz era pequeña y culpable, sus ojos estaban llenos de pesar y ella podía sentir cuan mal le sentaba haber dejado que esto pasara bajo su techo, conteniendo la culpa que la carcomía se permitió darle una sonrisa rota, Lord Eddard parecía querer decir algo más pero los golpes en la puerta le interrumpieron de lo que sea que fuera a soltar
Poniéndose de pie y ayudándola a ella a lo mismo alzo la voz para conceder el permiso de entrar a su despacho, Ser Rodrik abrió la puerta a él Maestre que era seguido de cerca por una sirvienta que por su delantal parecía ser de las cocinas, Lord Eddard la llevo hasta el par de sillones frente a su chimenea y la ayudo a sentarse en el que estaba más cerca de su escritorio, quitándole los zapatos y envolviéndola en la manta abandonada sobre la mesa ratona con un gesto de su mano el Maestre se le acercó para inclinarse sobre su rostro maltratado, pudo escuchar a Lord Eddard hablar con la sirvienta y despedirla. Ella se dejó pinchar por el Maestre y cuando le pregunto si estaba herida en algún otro lugar hizo el teatro de dudar para mirar a Lord Stark de refilón antes de proceder a quitarse la manta de los hombros, dejo caer la capa y desabotono su blusa para ser capaz de deslizar la manga lo suficiente como para permitir la vista de los moratones en forma de dedos que rodeaban sus brazos, le había tomado un tiempo pero Ros se las había ingeniado para formar tiras de cuero envejecido que había rellenado de algodón y las amarró hasta casi cortar la circulación en torno a su brazo; se veía muy realista
El Maestre apretó sus labios en una fina línea para esconder su disgusto, trató los moratones eficientemente y se giró para hablar en susurros con Lord Stark, ella se decantó por volver a envolverse en la manta como un capullo, la calidez la había adormecido lo suficiente como para sobresaltarse cuando escucho una bandeja ser depositada frente a ella; la misma sirvienta de hace un rato le dio una profunda reverencia antes de retirarse al momento en que Lady Stark hacia su aparición triunfal seguida de cerca por la vieja bruja de la Septa, ella tomo la taza humeante sobre la bandeja sin romper el contacto visual con la mujer congelada en la entrada Mira esto; ya gane y tu aún no lo sabes, tomo un sorbo de la leche caliente endulzada con miel y se recostó en el sillón no muy interesada en lo que pudiera decir para defenderse— Catelyn —fue la única cosa que salió de boca de Lord Stark, vio la mirada preocupada que la pelirroja le dirigió a su esposo en respuesta, Thea nunca lo había escuchado dirigirse a ella así, siempre era Cat o Mi amor con un tono estúpidamente enamorado, se acurruco más en su manta tratando de esconder los espasmos de la risa que la atacó ante lo que implicaba ese sencillo acto
La Tully se recompuso como mejor pudo antes de avanzar hacia su esposo y cuando su toque fue rechazado no pudo más que llevarse las manos al corazón con un gesto herido— Ned, ¿Que... —la mayor corto lo que sea que fuera a decir abruptamente cuando sus miradas se conectaron por sobre el hombro de su esposo, sus rasgos se endurecieron repentinamente y la esposa herida fue empujada a un lado para que la regia Lady Stark con su rígida postura erguida se hiciera cargo— Entonces, ¿Dónde la encontraste? ¿Tienes idea de quien le hizo eso a su cara? —ella exigió, dándole una mirada contemplativa, Thea hizo la pantomima de temblar bajo el peso de su mirada y tratar de hacerse más pequeña— Si no tenemos a quien lo hizo la gente empezará a hablar sobre nuestra negligencia —arriesgando una mirada al rostro más que lívido de Lord Stark ella se relamió de ansiedad sobre lo que vendría ahora, Lord Eddard tuvo un exabrupto violento avanzando hasta estar nariz a nariz con su esposa, las manos temblando de ira contenida
— ¡Tienes bastantes agallas para fingir inocencia ante mí! —Thea enterró la enorme sonrisa desquiciada en sus rodillas, mirando la disputa entre la cortina de relativa privacidad que le otorgaba su cabello— Se muy bien que ordenaste a la Septa sostener a Althea en su lugar mientras la abofeteabas hasta cansarte; tiene las marcas para probarlo —la mujer se veía bastante conmocionada, sacudiendo la cabeza en negación y alargando las manos hasta su marido, Lord Stark atrapo su mano derecha y arrancó los vendajes que la cubrían dejando a la vista donde los dientes rectos de Althea le rompieron la piel— Althea misma admitió que te mordió para escapar de tus golpes y huyó creyendo que yo iba a castigarla por defenderse —la Tully había perdido el color en su rostro y los dedos de la mano que su esposo sostenía temblaban de manera evidente— Dime Catelyn ¿Porque, si te considerabas inocente, no fuiste con el Maestre? En su lugar decidiste mantener esto oculto ¿Acaso guardabas la esperanza de que no pudiéramos encontrar a Althea y todo esto quedaría como si ella solo hubiera decidido escapar? —Lord Stark no gritaba, pero el tono de voz con el que dijo todo era capaz de congelar Dorne. Soltó la mano de su esposa y esta pareció desplomarse en el suelo como un montón de hojas bajo una ventisca, la mirada gris del patriarca se centró en la temblorosa Septa tras su esposa y con un resoplido se volvió a su escritorio— Al menos ahora tengo una explicación del porqué Althea odia tanto tus clases a pesar de lo buena que es con la aguja, si una persona de la fe como tu fue capaz de acceder de buena gana a esto puedo asumir en que otra cosa puedes ser tan desagradable —gruño entre dientes, tomando asiento en su silla— Van a disculparse con Althea; una disculpa digna y sincera, entonces van a retirarse y mantenerse lejos de ella. No están permitidas en ningún lugar en el que ella este sola de antemano; no puedo confiar en que no van a intentar otro ataque si se les presenta la oportunidad —Lady Catelyn se tensó en su lugar y parecía querer rebatir las ordenes de su esposo, pero finalmente entro en razón y mantuvo la boca firmemente cerrada con los labios tan apretados que parecían haberse funcionado en una sola línea pálida— Septa Mordane, espero que su comportamiento hacia Althea mejore o puede ir preparándose para regresar a donde sea que haya pertenecido en primer lugar—termino, dirigiendo una mirada hostil hacia la anciana mujer
Thea observo a Lady Stark dirigirle una tensa disculpa apropiada de labios apretados desde su elevada posición privilegiada en el sillón junto al fuego, la Septa siguió después; doblando sus rodillas crujientes y dirigiéndole palabras dulces e hipócritas sin despegar los ojos de la Tully con lo que sabía era triunfo brillando en sus pupilas Ten cuidado Catelyn, ya comprobamos la versión de quien creerán si intentas otro de tus trucos conmigo, agradeció las disculpas con voz tímida y volvió a arrebujarse en su capullo de mantas Acostúmbrate a esa sensación de impotencia perra, es lo único que vas a saborear siempre que te enfrentes conmigo, batió los dedos en dirección a la puerta como despedida; Lord Stark había pedido a los sirvientes que prepararan un baño caliente en la pequeña sala de recepción conectada a su oficina para ella, la sirvienta que había traído la bandeja más temprano estaba a cargo de traer sus comidas cuando fuera tiempo y una chica nueva estaba a cargo de traerle un camisón limpio, medias de lana, una capa sencilla y un vestido cómodo de su habitación, Lord Stark quería que permaneciera al alcance de su mano por un tiempo tras su desaparición y ella estaba feliz con holgazanear frente al fuego mientras las mozas arreglaban y limpiaban su habitación a fondo
