Cuenta Regresiva: 26.280 horas
Negocios Sucios
Por la mañana, Vegeta desayunaba con los señores Briefs en total normalidad. Él había salido temprano, a entrenar un poco en las montañas cercanas y volvió a la propiedad para darse una ducha, pero al sentir el olor que provenía de la cocina decidió pasar por un segundo desayuno.
Los padres de Bulma platicaban y miraban de vez en cuando a Vegeta, hasta que la señora se atrevió a interrogarlo – y dinos, Vegeta ¿cómo estuvo la charla de anoche? - Él apenas si levantó la vista de su plato para responder - Hmn…Su hija es una cabeza dura – Bunny alzó una de sus cejas y decidió seguirle la corriente para poder obtener más información - ¡Oh!, yo a veces también pienso lo mismo, joven… ¿y acordaron algo? – terminó preguntando, quedando atenta a la respuesta tanto ella como el señor Briefs, al tiempo que observaban atentamente las reacciones del saiyajin. Vegeta, extrañado por lo acertado de la pregunta de la señora, solo respondió con un seco -Sí.
La señora se puso feliz y decidió no preguntar más. Su marido fue quien intervino esta vez - Eso, supongo que es bueno… Muchacho, hoy estará lista la nave para que retomes tu entrenamiento. Te sugiero que descanses por hoy, ya que sé que después te someterás a mucha presión para poder aumentar tu fuerza. Aprovecha este día para relajarte…
Vegeta solo lo miró un instante y se apresuró a finalizar su desayuno. No tenía ánimos de seguir oyendo a los padres de la escandalosa. Así fue que se retiró sin decir más y se dirigió a la sala de juegos, pensando en que el anciano tenía razón en eso de que se sometería al entrenamiento más arduo que jamás se hubiera propuesto y que por lo mismo debía distraerse para que el tiempo avanzara más rápido, sin contar que recordó que tenía una partida guardada en una de las consolas de allí.
Encontró la consola encendida, tal como él la había dejado, así que se dejó caer en el sillón que estaba frente a ésta y metió la mano bajo el cojín, exclamando con sorpresa al sacar de allí una lata de refresco aplastada - ¡Vaya, realmente respetaron mis cosas! – luego se sonrió y comentó para sí – Es curioso… hace mucho que no sentía que algo me perteneciera realmente… En las bases de Freezer nos asignaban habitaciones, pero no teníamos nada más que una litera y uniformes a nuestra disposición. Todo era propiedad del bastardo ese… Hasta nuestras vidas… - apretó sus ojos e intentó dejar de pensar en su vida pasada. Dio un suspiro cansado, al tiempo que se recostaba en el mullido sillón y comenzaba a jugar. Definitivamente era una buena idea distraerse, y aunque lo encontraba un ejercicio inútil en cuanto a productividad, le serviría para no pensar en su paso por las fuerzas del emperador.
Llevaba cerca de dos horas jugando cuando repentinamente frunció más su ceño. Puso la pausa y le dijo al intruso - ¿Qué demonios haces aquí?
- ¿Eh? Este… - dijo, viéndose sorprendida en la entrada de la sala, agregando luego del susto inicial - Vegeta, dice mi padre que necesita una demostración de tu energía para lo de los robots…
Él se volteó solo un poco para poder verla a la cara - ¿No que los harías tú?
-Bueno, eso dije ayer… pero cuando se lo comenté a papá, se entusiasmó tanto que quiso dedicarse él a ese proyecto… Yo me estaré a cargo de los arreglos del centro de gravedad y… - Bulma avanzó hacia él y observó la pantalla – Oye ¿Qué juegas?
-A nada que te importe… Si tú no…
- ¡A mí también me gusta ese juego!… corre tus piernas para poder quedar también frente a la pantalla – dijo ella sentándose en el suelo y tomando un mando.
Vegeta se quedó estático un segundo, enseguida le gritó - ¿? OYE RIDÍCULA, NI CREAS QUE TE DEJARÉ ACOMPAÑARME
-Lo siento, pero ya entré. Y si no cuidas tu defensa, voy a hacerte polvo…
- ¿Ah, sí? Eso lo veremos… - dijo apretando los botones para evitar los golpes de la muchacha.
Luego de unos minutos…
-Arggg – decía Bulma, mofándose mientras le quitaba energía con una combinación de golpes – No eres más que un maldito gusano, ja, ja, ja, ja, ja.
-¡No robes mis frases, humana!
- Deja de hablar entonces, idiota, y defiéndete ja, ja, ja.
- ¡Maldita, tu jugabas esto desde antes!… Argg, ¡Deja de atacarme!
-Dime, Vegeta, ahora quién es el débil…
-¡Me las pagarás!… Solo vas ganando porque he perdido práctica…
-¿En serio piensas eso?...
Otros minutos después…
-¡DESGRACIADO, RESPETAME, SOY UNA DAMA!
-JA, JA, JA
- ¡ERES UN MALDITO ABUSIVO!
-¡Muere, terrícola! – exclamó él, aplicando un ultra-súper-híper-extra-mega combo
-¡Maldito seas, Vegeta! – gritó ella, soltando el control mientras veía como destruían y humillaban a su avatar.
-¡Ejem! – se escuchó toser a sus espaldas – Muchachos, aquí estaban… llevo más de media hora esperando para las pruebas de los robots…
Ambos se sonrojaron y Bulma fue la primera en responder, mientras se ponía de pie - ¡Oh!, lo siento, papá… pero es que… Vegeta…
-A mí no me culpes, terrícola… tú te metiste a jugar sin invitación.
El profesor se sonrió un momento por la escena y les dijo enseguida - Si ya terminaron, necesito que me acompañes al laboratorio, Vegeta – luego miró a Bulma y agregó - Supongo que tú, hija, tienes mucho que hacer en la nave…
-¡Uyy, es verdad!… Nos vemos más tarde… - avanzó hacia la puerta, pero desde allí volteó para amenazar a su huésped - Esto no se quedará así - terminó haciendo "el gesto" con su dedo y saliendo del lugar.
Vegeta por detrás del científico le gritó - CUANDO Y DONDE QUIERAS, HUMANA VULGAR…
…
En otro lugar de la amplia propiedad, se veía volar a Puar muy agitado, recorriendo los pasillos. Había llegado solo hacía un par de horas y le tenía noticias a Yamcha. No encontraba a su amigo por ninguna parte, lo que lo tenía realmente alterado. Dobló en una esquina y chocó con Bunny.
-Cariño ¿por qué tanta prisa?
El gatito solo atinó a disculparse poniendo su patita tras la cabeza - Perdone, señora. Lo que ocurre es que no encuentro a Yamcha por ninguna parte.
-Así que era eso… Bueno, vi al joven Yamcha temprano… creo que dijo que iría al gimnasio.
El gato le dio las gracias y salió volando al gimnasio donde había acompañado a Yamcha a inscribirse. Allí encontró a su amigo, con cara de baboso, acomodado en una de las máquinas, sin hacer nada, excepto ver a las chicas que hacían aeróbicos. Lo miró extrañado e iba a hablarle, cuando el entrenador personal hizo su aparición y regañó a Yamcha - Oye, esa no es manera de entrenar… ¡concéntrate en lo que haces!
Yamcha se volvió, notando a Puar junto al entrenador, lo que le hizo sentir mucha vergüenza por ser descubierto. Así que, para salir del paso jaló de la máquina de pesas con tal fuerza que ésta se desarmó completamente. Recordó recién en ese instante que su fuerza hace mucho que era sobrehumana.
-Maldición – dijo – con estas máquinas no me será posible entrenar… señor, pagaré los daños, pero no creo que siga viniendo… Hola, Puar.
-Hola, Yamcha… - respondió con algo de vergüenza por haber descubierto a su amigo mirando de manera indebida a las jóvenes del lugar.
Cancelaron en la recepción y comenzaron a caminar de vuelta a casa de Bulma.
-Puar, dime ¿a qué viniste? – lo cuestionó de manera repentina, cuando dejó de pensar en el espectáculo que había dado. Su amigó lo miró y recordó enseguida a lo que venía - Yam, no era mi intención molestarte. Pero hoy vi a Bulma con Vegeta nuevamente…
-Puar, debes dejar de vigilarlo – dijo con despecho - ayer hablé con él para aclarar las cosas…
- Pero Yam ¿Qué pasó con tu plan? ¿No íbamos a hacer que Vegeta peleara para que lo echaran?
Yamcha no respondió. Pasaron por una plaza y el hombre tomó asiento en una banca. Su amigo lo miraba con curiosidad - Yam ¿Qué pasó?
Éste levantó su vista y le contestó con su voz entrecortada - Puar… Vegeta sabe que lo vigilabas y también que… que veo a otras mujeres…
Pasaron unos minutos de tenso silencio. Puar que se había sentado junto a su amigo de aventuras decidió hablar mientras le tocaba el brazo con una de sus patas - Yamcha, creo que deberías decirle la verdad a Bulma, si no lo haces puede que Vegeta te termine delatando.
- ¿Acaso estás loco, Puar? – le preguntó exaltado. A lo que Puar insistió - Si Vegeta lo sabe, se lo dirá en cualquier momento y lo sabes, Yam. No podrás ocultarlo por siempre… - el hombre dio un suspiro cansado antes de responder, estaba realmente desmoralizado - Esa era mi idea desde el principio. Que no se enterara jamás y yo convertirme en el mejor amante, solo para ella… No sé qué voy a hacer, Puar ¡Esto realmente se me salió de las manos! No esperaba que ese bastardo me descubriera… No sé qué hice mal… – suspiró, mirando hacia los autos que pasaban por la calle en ese instante - Supongo que podría… decirle… Así, no tendría que temer que ese desgraciado abra su bocota. Sin embargo, temo que no comprenda que lo que hago, lo hago después de todo por nuestra relación…
- ¿Y qué harás entonces? Porque veo que no estás muy convencido de lo que dices… Yam, en serio, debes dejar de ver a esas otras muchachas y dedicarte solo a Bulma… Si aun la amas…
-Claro que la amo… Pero hay algo que me preocupa aún más que ser descubierto…
-¿En serio?
-Si, Puar… Estoy seguro de que Vegeta va tras Bulma y yo… Tengo miedo de perderla, ya sea porque me descubra o porque Vegeta me la quite…
-Yam… Pero ellos son solo amigos. ¿No será que te estás confundiendo? Además Bulma no se fijaría en alguien como él… Bueno, quizás por su fuerza pero a ella le gustan los chicos lindos… Y tú eres su novio de toda la vida. Estoy seguro de que ustedes terminarán juntos pero sigo pensando en que debes ser sincero con ella y decirle la verdad...
Yamcha lo observó y asintió en silencio, volviendo enseguida a su posición meditativa. A pesar de lo dicho por su amigo, no podía sacarse de la cabeza aquel nuevo obstáculo que se interponía entré él y su felicidad.
El sol comenzaba a bajar en la Capital. Las personas salían de sus trabajos y poco a poco llenaban las calles. Ninguno de los dos amigos decía palabra, solo meditaban la situación. Sin darse cuenta se les pasó el tiempo, buscando una salida a su dilema. Lentamente las luces comenzaron a encenderse, indicando que la noche había caído sobre ellos.
…
En la Corporación, Bulma estaba ingresando datos al mejorado centro de gravedad de la nave con su ordenador. Hace unos momentos nada más, su padre había venido a avisarle que le tomaría aproximadamente una semana tener los robots y que Vegeta había sido muy amable en mostrarle, además, unas mejoras para los prototipos. Ante esto la muchacha quedó asombrada por un momento, pero recordó que en la primera visita que el saiyajin hizo al laboratorio también indicó modificaciones a los inventos que estaban en fase experimental.
Siguió ingresando códigos, hasta que por fin tecleó la última línea. Cerró con orgullo su ordenador y procedió a desconectarse. Tomó su destornillador eléctrico y cerró la tapa de la consola. Una vez que todo estuvo listo, observó el lugar y quedó realmente satisfecha de su trabajo.
-Supongo que pronto vendrá Vegeta a preguntar si ya terminé… - comentó, con seguridad, sin saber que alguien estaba detrás de ella observándola.
-Estás en lo correcto, terrícola.
Ella esta vez no se sobresaltó, ya que se estaba acostumbrando a que el saiyajin apareciera de la nada y además, ella lo estaba esperando, por lo que le dijo, con orgullo - Está lista. Puedes comenzar ahora mismo si lo deseas. Eso sí, esta vez intenta no destruir la consola ¿de acuerdo?
-No necesito tus recomendaciones… si se estropea, cuento con que la repararás.
-Uyy… no eres más que un desgraciado…
-No te molestes, imbécil. Fue un cumplido – le respondió con una sonrisa en sus labios.
-Lo que digas, Vegeta. Te dejo a solas con tu "novia" - dijo ella, recogiendo su ordenador y comenzando a descender. Sin embargo, una sombra la siguió - ¿Qué? ¿No vas a probarla? – preguntó, girándose un poco hacia atrás. Vegeta le respondió, sin mirarla directamente - No. Primero quiero ir a cenar… - Bulma lo miró extrañada, pero decidió darlo por su lado. No estaba de ánimos de pelear más con él y para ser honesta, también tenía hambre.
Avanzaron hacia la casa y Bulma subió a su cuarto a bañarse. Cuando llegó al comedor Vegeta era el único sentado a la mesa. Eso le extrañó mucho - Mamá ¿y los demás? – preguntó, tomando asiento y acomodando una servilleta en sus piernas.
-Ya vienen, querida – dijo su madre entrando al comedor - por si no lo notaste aún falta un par de minutos para cenar. Bulma se la quedó viendo, pero de inmediato miró a al saiyajin - Y tú, ¿Vegeta, desde cuando eres tan puntual?
-Hmn… Supongo que hoy tenía ganas de ver a la familia reunida… - respondió, con una sonrisa malvada.
-¿?... ¿Qué te traes entre manos ahora? ¿Supongo que no estarás planeando armar una discusión con Yamcha o sí?
-No. Tu prospecto de hombre me tiene sin cuidado…
-Deja de referirte a él de forma despectiva…
-Si tanto te molesta rebate mi punto, terrícola.
-No me echarás a perder la cena ¿oíste?
-Supongo que eso sería ganancia – terminó sonriéndole abiertamente.
En eso estaban cuando llegaron los demás y comenzaron a tomar sus lugares. Su madre empezó a servirles, pero la muchacha sentía que el ambiente estaba tenso. Cuando comenzaron a comer, sus padres comentaban cosas de las mascotas, Yamcha apenas hablaba, Puar no dejaba de mirar a su amigo y Vegeta… bueno Vegeta estaba como siempre. Por lo que trató de hacer más amena la cena para sus amigos sacando algún tema de conversación - Mi madre me comentó que fuiste al gimnasio, Yamcha ¿Cómo te fue?
-Este… lamento decirte que mal. Aquellas máquinas son demasiado simples para poder entrenar a mi nivel – dijo desanimado, casi sin levantar la vista de su plato.
-Si lo deseas, podemos hacerte algún dispositivo que aumente la gravedad, similar a la Vegeta – comentó el señor Briefs.
-Oh, no es necesario… creo que puedo llevar mi entrenamiento yo mismo. Realmente no quiero molestar.
-No es ninguna molestia, Yamcha– respondió el profesor.
-Gracias. Voy a pensarlo. Prometo avisarles… – dijo el joven, con algo de melancolía.
Vegeta no pudo evitarlo. Su rencor hacia ese humano era de piel, no lo soportaba y punto. Por esto, decidió participar de la conversación - Para qué malgastar recursos… No creo que él aguante más de veinte unidades.
Yamcha no dijo nada, solo apretó los puños bajo la mesa.
-Vegeta, no tienes por qué ser tan descortés. Recuerda que tenemos un trato- dijo Bulma algo malhumorada.
-No necesito que me lo recuerdes, terrícola. Pero no te preocupes por eso… Nosotros nos llevamos muy bien ahora…
Los demás en la mesa quedaron boquiabiertos. Bulma fue la única que atinó a preguntar - ¿Qué está ocurriendo, Yamcha?
Yamcha miró al saiyajin. Éste le sonrió con maldad, recordándole su advertencia - Oh, no es nada, amor. Solo que tuvimos una charla y decidimos pactar una tregua.
-Así que era eso – dijo Bulma, mirando no muy convencida a su novio – Bueno, si decidieron llevarse bien… Me alegro mucho.
-Eso es maravilloso, queridos – intervino Bunny - No me agradaba que dos jóvenes tan guapos no se llevasen bien… Me daba la impresión de dos caballeros peleando por el corazón de una damisela… ¡Que romántico!
Todos se quedaron observando a la señora, aunque nadie la contradijo, excepto por Vegeta, que se atrevió a romper el momento - Lo siento, pero no soy esa clase de príncipe, señora.
A Bulma se le salió una risita. Imaginó sin querer a Vegeta como el príncipe azul de los cuentos.
- ¿De qué te ríes? – la increpó el saiyajin - Tú tampoco eres precisamente como las damiselas de esos estúpidos relatos terrestres.
-Vegeta, deja de insultar a mi novia- dijo Yamcha, no soportando el comentario del saiyajin.
-Yo no la insulto… solo dije la verdad – le sonrió Vegeta, mirándolo con burla.
-Ella es una dama y se merece que la respetes- dijo el joven de la cicatriz, lo más tranquilo que pudo.
- ¿En serio quieres hablar al respecto? - le preguntó de vuelta, con mofa.
Yamcha tragó duro, mientras intentaba articular alguna frase que no lo comprometiera. Mientras Vegeta, al ver que había cumplido su cometido, agregó, poniéndose de pie mientras dejaba sobre la mesa su servilleta – Bah, no vales mi tiempo, gusano… Ahora, si me disculpan, iré a entrenar.
Dicho y hecho. Vegeta dejó al resto de los comensales y salió al jardín, encaminándose hacia la nave. Decidió que esta vez iría más despacio y digitó la cifra de ciento veinte. Nuevamente quedó pegado unos minutos al suelo, pero como pasó anteriormente su cuerpo poco a poco se fue acostumbrando al nuevo estado.
Entre tanto en el comedor, los demás quedaron congelados unos segundos mirando por donde salió el saiyajin. Bulma fue la primera en hablar, dirigiéndose a su novio - ¿A qué se refería con eso, Yamcha?
El aludido solo suspiró y miró a su novia - ¿Cómo quieres que lo sepa? Sabes que a Vegeta le gusta sacar de quicio a la gente… No le demos importancia.
- ¡Oh! No se terminó todo lo de su plato… eso es muy raro. Espero que no le haya caído mal el guiso- agregó Bunny con tristeza
-Cambiemos de tema mejor – dijo Yamcha – Bulma, dime ¿por qué no has estado usando tu argolla de compromiso?… se supone que solo lo postergamos hasta después de los androides…
Bulma se puso pálida. Sin embargo, lo miró a los ojos y respondió de lo más natural, cuando supo qué responder - Lo que ocurre es que como he estado trabajando en la cápsula no he querido que se me pierda o atore en alguna cosa… tu entiendes ¿verdad amor?
-Pero el resto del tiempo me gustaría que la utilizaras… quiero que el mundo entero sepa que eres mi prometida…
-Está bien, Yamcha – le dijo Bulma, con una risilla poco convincente pero suficiente para el guerrero.
- ¡Viva el amor! – dijo Bunny, invitando a un brindis. Los demás la secundaron alzando sus copas.
Mientras en la cápsula, Vegeta hacía abdominales con un objetivo en mente. Necesitaba hallar la manera de hacer que el insecto ese se arrepintiera de haberse cruzado en su camino. Necesitaba sacarlo de la Corporación a como diera lugar. Quería verlo descubierto y humillado, pero no incumpliría su trato, después de todo, era un excelente estratega y eso era lo que necesitaba justo ahora. Una estrategia simple pero eficaz para ponerlo en evidencia.
…
A la mañana siguiente Bulma, bajaba a desayunar. No encontró a nadie en la cocina lo que le pareció extraño, pero no le dio mayor importancia y se sirvió un café. Mientras lo bebía decidió que ese día no trabajaría y se dedicaría a ella. Iría al salón a regalonearse y a hacerse tal vez un nuevo peinado. En eso apareció Yamcha, con su complaciente sonrisa - Buenos días, amor… sabes hoy voy a comenzar mi entrenamiento aquí, y después de mucho pensarlo, he decidido que lo mejor es pedirte algún sistema para entrenar sin tener que encerrarme como ese malagradecido de Vegeta…
- ¿En serio, Yamcha? ¡Qué bien! pero no tienes por qué insultarlo... bueno ¿y algo como que tienes en mente?
-Deja de defenderlo, es la verdad y lo sabes... - aclaró Yamcha, achicando sus ojos, para enseguida agregar más animado - Pensaba en un traje especial… como el que nos entregó Kami-Sama.
- ¿Cómo es eso? – preguntó ella, intrigada en el sistema a recrear.
-Bueno. Es un traje que pesa bastante… es como un reemplazo de la gravedad.
-Sí, comprendo. Creo que puedo hacer algo así…
-Supongo que necesitarás mis medidas… - dijo acercándose seductoramente.
-Ay, Yamcha… No te preocupes. Basta con que me des tu gi de entrenamiento y lo duplicaré con otro material… - le cortó ella.
-Ven acá – la abrazó - ¿sabías que eres la mujer más hermosa e inteligente que conozco?
-Por supuesto que sí – le respondió ella.
Se besaron y se quedaron unos segundos abrazados. Yamcha dio un paso atrás y sujeto ambas manos de la muchacha, observando el anillo que él le había dado - Bulma, me alegra mucho que vuelvas a usar tu argolla…
-Es que como me lo pediste, no podía ser tan cruel de no darte ese gusto siquiera – respondió ella con mucha dulzura.
- ¿Hoy no tienes nada que hacer verdad? ¿Qué te parece si por fin salimos a cenar? - volvió a abrazarla, mirándola a los ojos.
-De acuerdo. Trabajaré un rato en lo que me pediste, luego iré al salón y nos veremos a las seis ¿te parece?
-Eres perfecta – dijo, depositando un suave beso sobre sus labios para luego agregar – te dejo ahora, iré a entrenar un poco mis movimientos en el jardín.
…
Bulma bajó a los laboratorios de muy buen humor. Le encantaba cuando Yamcha se comportaba como todo un caballero con ella y sobre todo cuando le decía todas esas cosas que a una mujer le encantaba escuchar.
Entró y se encontró a su padre, que traía unos planos enrollados en su mano
-Buenos días, papá. ¿y eso?
-Buenos días, hija. Estos planos son para los robots que solicitó Vegeta. Ahora voy a ir a solicitar los componentes… Aunque parece que la tienda donde tienen algunos no hacen envíos así que me tocará enviar a alguien por ellos al centro.
-Yo podría ir por ellos. Más tarde tenía pensado ir al salón, así que podría recogerlos sin problema…
-Gracias, hija. Esta es la lista y la dirección. Nos vemos.
Ella tomó el papel y lo miró mientras entraba a su laboratorio. Se dispuso a revisar en su ordenador los materiales más resistentes y con mejor movilidad. Cuando dio con la combinación perfecta, fue a buscar a su novio, encontrándolo en el jardín, a unos metros de la nave.
-Yamcha, ya sé con qué materiales trabajaré. Ahora necesito que me traigas tu gi de entrenamiento… Si todo sale bien lo tendré listo para mañana…
-Eres fantástica, Bulma. ¡Por eso te amo! – gritó el ex ladrón.
- ¿Por qué hablas tan fuerte? – lo interrogó extrañada por su actitud.
-Eh, este… Es que quiero que todos sepan lo que siento por ti – dijo, cortando la distancia entre ellos.
Bulma solo lo miró extrañada. Luego de eso lo acompañó a su habitación por el traje. Una vez lo consiguió, ella volvió a su laboratorio y él a su entrenamiento.
Puar se acercó a Yamcha y le preguntó -Yam, ¿por qué te estás comportando tan extraño?
-Shh. Lo que sucede es que estoy comprobando si es que Vegeta tiene malas intenciones con Bulma y de paso asegurarme de que sepa que ella es mi pareja y de que nos amamos.
-Pero eso es ridículo… A él solo le interesa ser más fuerte y matar a Gokú.
-Puar, solo hazme caso. Cuando Bulma se me acercó el ki de Vegeta cambió… No sé cómo explicarlo, pero se volvió más agresivo.
- ¡Oh! – exclamó el gatito, llevando sus manos a su boca – ¿Entonces es cierto?
-Sí, pero no le daré la oportunidad. Ella es mía.
-¡Tienes razón, Yam! – exclamó el gato, aunque no muy seguro de lo que decía. Él solo deseaba apoyar a su amigo en lo que fuera, pero este giro le hizo temer lo peor, ya que al estar vigilando al par y viéndolo en retrospectiva con esta nueva información, pensó que era totalmente probable que la relación de su amigo estuviese en serio peligro.
…
Mientras tanto, en la nave. Vegeta entrenaba a ciento cincuenta G. En su mente luchaba contra adversarios imaginarios. Por sus puños pasaron Zabón, Dodoria, Las fuerzas especiales Giniú, incluso Freezer. Pero cuando ya se sentía listo para enfrentar a Kakaroto este cambiaba de forma en su mente transformándose en Yamcha, al cual no podía dejar de odiar. Se le estaba volviendo un indeseable, le molestaba verlo, oírlo, sentirlo cerca. Sin contar que parecía saber de su malestar. Con esa idea de entrenar cerca de él. "Maldito. ¿Acaso no tiene donde más entrenar?… esta casa es bastante grande, pero decide hacerlo a solo unos metros de mí… ¡Insecto desgraciado!, le haré pagar muy cara su afrenta… esto no se quedará así. Además de su estupidez de estar besuqueándose con la escandalosa cada vez que puede… eso me enferma. Detesto haber hecho un acuerdo con ese insecto… Sin embargo, ya tengo listo mi plan para hacerlo pagar…" Con esto mente apagó la gravedad y salió con rumbo a la cocina por algo de beber. Yamcha solo lo vio pasar, no sin darle una mirada de odio.
Pero el saiyajin tenía otra cosa en mente, aparte de beber algo de agua. Ocultó su ki y avanzó por la casa a toda velocidad. Cuando llegó a su objetivo, registró el lugar sin problemas. Recordó cuando era un niño a las órdenes de Freezer, y hacía algunas travesuras a los demás soldados, por lo que no le fue difícil cumplir con lo que se había propuesto. Fue a los laboratorios y buscó en uno de los gabinetes del padre de Bulma, dando con lo necesario. Volvió a toda velocidad al cuarto, teniendo cuidado de saber dónde estaba cada sujeto de la casa. Una vez terminado, dejo todo tal cual estaba y subió a su habitación, asomándose al balcón, para no crear sospechas. Yamcha se quedó mirándolo a los ojos, manteniéndole la mirada, mientras lanzaba golpes al aire. Vegeta lo miró de vuelta, sin hacer ni un gesto que lo delatara, pero no se aguantó las ganas de fastidiarlo por lo que le preguntó con descaro - ¿Qué me ves? ¿Acaso te gusto, gusano?
Yamcha se ruborizó. No esperaba eso para nada por lo que bajó su vista y siguió en lo que estaba sin darle mayor importancia a las palabras del saiyajin.
Vegeta volvió a la cocina y sacó con que prepararse un sándwich, mientras se sonreía para sus adentros. En eso estaba cuando apareció Bunny, que intento detenerlo - Joven Vegeta, no es necesario que tu cocines… - el saiyajin le dio una mirada de fastidio - Señora, la he visto hacerlo un millón de veces. Créame que puedo hacer algunas cosas por mí mismo – Bunny lo observó con ternura un momento, mientras él cortaba unos pepinillos, pero su instinto materno fue más fuerte y le dijo - Pero eres un príncipe. Claro que no deberías, además ¡A mí me encanta atenderte!
Vegeta dejó el cuchillo a un lado de la mesa de cortar y le respondió - Usted no sabe nada, señora… Aunque sea de la realeza siempre he tenido que valerme por mí mismo… "No quisiera admitirlo, pero desde que llegué a la Tierra es que me he sentido genuinamente como de la realeza… No recuerdo haber probado platillos tan deliciosos en mi vida ni mucho menos desde que me entregaron a Freezer"
-¡Oh! Pero eso es…
-Ni se le ocurra compadecerse de mí… - la interrumpió, molesto. Bunny sonrió y le dijo – No iba a compadecerme, iba a comentarte, querido, que eso me parece estupendo, porque le ayuda a formar carácter a las personas… Aun así, insisto… ¿No necesitas que te prepare algo más contundente? – Vegeta lo pensó un momento y le respondió, más calmado - No. Pero de ser necesario, se lo haré saber…
-Eres un aprovechador, Vegeta – dijo Yamcha, desde la puerta que daba al jardín.
-No tienes idea, gusano… - respondió el aludido, con sorna.
- ¿Por qué no nos dejas en paz y entrenas en otro planeta? – le cuestionó el hombre de la cicatriz.
-Tsk… - se volteó a verlo por fin – Me iría con gusto, pero tengo asuntos que atender aquí…
- ¿Te refieres a Bulma? - le preguntó directamente Yamcha.
Bunny observó atenta la respuesta de su huésped y Vegeta miró al hombre, frunciendo más su ceño. Enseguida vio de reojo a la mujer que estaba a su lado y luego volvió su vista a su interlocutor - No sigas con esa ridiculez – le recomendó a Yamcha, advirtiéndole enseguida - A menos que quieras que hable… sobre tu secreto.
- ¿A qué secreto se refiere, joven Yamcha? - preguntó Bunny.
- No es nada, Bunny – respondió Yamcha algo incómodo – Vegeta, te pido atentamente que dejes de abusar de lo que te ofrece esta familia.
-Solo me dan lo que me merezco…
-Si se tratara de eso… - dijo Yamcha, envalentonado.
- ¿En serio quieres seguir hablando de esto frente a ella? – dijo Vegeta, haciendo un gesto con su cabeza, indicando a la señora.
Yamcha dejó caer sus brazos a los lados en derrota - No, Vegeta. Tú ganas. Pero ten en cuenta que no dejaré que te sigas aprovechando de la amabilidad de tus anfitriones… - y diciendo esto abandonó la cocina.
Bunny no entendía nada. Por lo que se atrevió a interrogar a Vegeta - Joven Vegeta… Disculpa ¿pero a que secreto se referían?
Vegeta se sonrió y respondió - Señora, lo que ocurre es que tiene problemas de constipación… No se lo comente, pero creo que necesita mucha ayuda al respecto.
Bunny era un alma caritativa. Así que no dudo un instante en ayudar a la causa de Yamcha. Todo sea por mantener ese colon limpio.
…
Vegeta, luego de comer, volvió a la cámara mucho más tranquilo. Sin embargo, las ideas fluían en su mente y no pudo evitar sonreírse cuando encendió la gravedad "Me las pagarás, insecto, por insinuar tantas estupideces. Si no puedo hacerte trizas con mis propias manos, lo haré de la forma más dolorosa… heriré tu orgullo… si es que tienes uno, ja, ja, ja…"
…
Bulma a eso de las tres estaba a la mitad de su proyecto. Apagó su ordenador y subió a cambiarse para salir. Una vez lista, bajó las escaleras y en la entrada su madre la detuvo - Hija, si vas de compras ¿me puedes traer de la farmacia el laxante más fuerte que tengan? – Bulma la miró sorprendida - ¿? ¿De nuevo mamá? – Bunny le sonrió nerviosa - Este, bueno… es que tú sabes que me gusta conservar la figura… - la muchacha rodó sus ojos y le respondió - De acuerdo… - dijo cerrándole un ojo después – Pero no quiero que te estés quejando después por tu dolor de estómago ¿eh? – su madre rio – No, querida. Pero mantengámoslo en secreto…
Bulma le sonrió de vuelta y asintió.
…
Pasaron las horas y Vegeta decidió parar un momento para ir a buscar nuevamente algo de comer, pero sintió el ki de Bulma cerca, por lo que decidió evitarla volviendo a la cámara. Sin embargo, no alcanzó a abandonar la habitación, cuando entró la peli turquesa, vestida con una minifalda roja y una blusa de color blanca, bastante recatada. Además de un peinado muy abundante, con dos mechones sueltos a ambos lados de su rostro. Se quedaron viendo un momento, durante el cual la muchacha pensó que el saiyajin se veía sumamente atractivo en ese momento, con su ropa deportiva y bañado en sudor. Pero prefirió no pensara en ello y terminó saludándolo torpemente – Eh… Hola, Vegeta… ¿hace mucho que no te veía?
-Hmn… - hizo él, tratando de evadirla. Pero ella insistió en charlar con él, poniéndosele en frente - Y dime ¿cómo va tu entrenamiento? – ahora el saiyajin le respondió de mala manera, apartándola con su propio cuerpo - Eso no te incumbe.
Bulma frunció un segundo para de inmediato sonreírse - Tus malos modales no van a amargarme hoy… ¡porque estoy muy feliz!… por fin saldré a cenar con Yamcha - él se volvió a verla con una mueca de fastidio en su rostro - ¿y esa estupidez te hace feliz? Además ¿qué es esa cosa horrible que llevas en tu dedo?
Bulma frunció y se cruzó de brazos. Vegeta al verla hacerlo, no pudo evitar que una media sonrisa burlona apareciera en su rostro - Bah, tu no entiendes de estas cosas… Esto es un anillo de compromiso... - dijo ella, indicándole su dedo. Luego prosiguió, poniendo ambas manos sobre su pecho - Vegeta, salir con tu novio es un momento de felicidad. Él te dice cosas románticas y luego hay besos y…
-¡YA BASTA! - gritó él, enfadándose otra vez – No me interesa, terrícola.
Bulma lo miró con rencor ahora. Vegeta suspiró y continuó - No me malentiendas, humana… Es solo que es un tema irrelevante para mi… - avanzó hacia la puerta y agregó con algo de misterio - Diviértete en tu "cita" – dijo mientras salía del lugar.
Bulma quedo de una pieza - ¿Me está deseando buena suerte en mi cita? Ese no puede ser Vegeta…
…
Dieron las siete de la tarde, Yamcha no aparecía y Bulma ya se estaba desesperando. Cuando estaba por ir a buscarlo a su cuarto, éste apareció con unos jeans gastados y una camisa cuadrille, el conjunto no era para nada elegante.
- ¿Y a ti quién demonios te vistió? ¿Acaso hubo un tornado en tu habitación?
Yamcha se sonrojó y le respondió - Lo lamento, Bulma. Pero parece que hay polillas en tu casa
- ¿Qué?
-Sí. Cuando fui a cambiarme, toda mi ropa se deshacía cuando me la ponía… inclusive la interior… esto se salvó porque estaba en una caja para donaciones…
-Ay, Yamcha eso es imposible…
-Es verdad, amor.
-Lo que pasa es que me quieres hacer pasar un mal rato… ¡Anda cámbiate de una vez y salgamos! – le ordenó ella, no creyendo su historia.
Yamcha la miró con ojos de cachorrito. Él le estaba diciendo la verdad
- ¡Oh! ¿es en serio? – preguntó Bulma, dando un paso hacia él y posando un brazo en su hombro – Bueno, entonces mañana sin falta iremos de compras… No puede ser que solo te quede esa ropa… Espérame unos minutos, subiré a cambiarme e iremos a alguna otra parte.
Mientras Bulma se cambiaba, apareció Bunny en la sala con un vaso de agua y unas píldoras, las que ofreció al guerrero - Joven Yamcha, toma una de éstas para que todo salga bien.
Yamcha la miró sorprendido un momento, pero supuso que Bunny quería ayudarlo a estar preparado para Bulma, ya que para nadie era un secreto que la señora quería nietos. Así que aceptó la píldora y el vaso de agua que le ofrecía la señora, pensando en que era alguna clase de afrodisíaco al tiempo que le preguntaba - ¿Y está segura de que saldrá todo bien?
-Por supuesto… - respondió Bunny, guiñándole un ojo – su eficacia está ampliamente comprobada.
La señora se retiró con el vaso y ahora apareció Bulma, lista para salir.
- ¿Listo?
-Más que nunca – dijo él.
Subieron al coche de Yamcha y se dieron cuenta de que tenía sin aire todos sus neumáticos.
-No importa, Yamcha. Iremos en el mío – dijo la peli turquesa, con empatía. No quería pelear con Yamcha, menos aun después de su incidente con su guardarropa. Pero el, aun así, reclamó, confundido por lo ocurrido - Pero… ¡es que no puede ser! Solo ayer lo utilice y estaba todo en orden…
-Yamcha, hay días así… pero no te preocupes. Ya verás que la cena estará deliciosa y la pasaremos bien.
-Sí. Supongo que tienes razón…
Se fueron en el coche de Bulma y decidieron pasar a comer a un restorán del centro, no muy lejos de la Corporación. Bulma se estacionó y entraron al lugar, el que estaba casi lleno. Bajaron del vehículo e ingresaron. Apenas les acomodaron en una mesa la joven le dijo a su novio - ¿Ves que está todo bien? Deja de poner esa cara de preocupación Yamcha…
-Tienes razón, amor. Lo que ocurre es que creí que estaba entrando en una racha de mala suerte.
Recién habían ordenado algo, cuando una muchacha morena se acercó a la mesa y saludó a Yamcha - Hola, guapo. Tanto tiempo sin verte… - pero reparó en Bulma y dijo - ¡Oh! Estás con tu novia… - hizo una reverencia mientras decía - Mucho gusto, soy Mako.
Yamcha y Bulma alzaron su vista a la recién llegada. Él se supo pálido.
-Hola, Mako. Mi nombre es Bulma. Un gusto conocerte… ¿de dónde conoces a mi novio?
Yamcha se apresuró a responder - Oh, bueno, lo que pasa es que ella es una de mis fanáticas… De hecho, es una de las que más me apoyan ¿cierto, Mako?
Mako sonrió y dijo - Así es… ¿Les molesta si los acompaño?… Mi cita de esta noche me ha dejado plantada y no quiero cenar sola...
Ambos se miraron y respondieron al mismo tiempo.
-Claro – dijo Bulma.
-No – dijo Yamcha.
…
-Esto está saliendo mejor de lo que imaginaba – decía un hombre parado tras un árbol en la vereda de enfrente. Como el local tenía amplios ventanales que daban a la calle, desde su ubicación en las sombras podía apreciar perfectamente la escena.
…
- ¿Y bien? – preguntó la morena.
-Yamcha, no seas maleducado… bien que nos puede acompañar unos minutos.
El hombre de la cicatriz no tuvo más opción que aceptar. Por lo que pidieron para la joven.
Las muchachas conversaban animadamente. Llegó la comida y Yamcha solo acertó a comer en silencio. Con suerte asentía con su cabeza a una que otra cosa y no se atrevía a levantar mucho la vista de su plato. Luego de unos minutos, comenzó a sentir un sudor frío y su estómago comenzó a hacer ruidos extraños…
- ¿Yamcha, te encuentras bien? – le pregunto Bulma - Algo te cayó mal al parecer, estás muy pálido.
-Disculp…- no alcanzó a terminar la frase y tuvo que volar al servicio.
-¿Qué extraño? Siempre come de todo y nunca había visto que algo le cayera mal… - comentó Bulma.
-Uno no termina de conocer a los hombres… - dijo Mako, con malicia. Pero Bulma no alcanzó a notar aquello, por lo que prosiguió con la conversación - Oye, Mako…- llamó su atención Bulma, con esa mirada curiosa de ella - me pareces familiar… ¿estás segura de que nosotras no nos conocemos?
-Lo dudo mucho…- respondió la otra chica - Para serte honesta, trabajo de acompañante y también he realizado una que otra película… Si sabes a lo que me refiero – dijo guiñándole un ojo.
-Comprendo perfectamente – respondió Bulma con una gota en su cabeza, para luego beber un sorbo de su vaso.
-No te sientas mal por mí, en serio… se gana bien y se conoce a muchos famosos…
La peli turquesa se la quedo viendo "No me atrevo a preguntarle si de esa forma conoció a Yamcha… bien pudo conocerlo en algún momento que hayamos estado peleados… ¡que intriga! Pero no quiero parecer grosera preguntando algo tan indiscreto… De todos modos, es una muchacha muy hermosa y no parece de las tontas que acosan siempre a Yamcha…Pero no me imagino a mi novio pagando por tener sexo… ¡Qué estupideces estoy pensando!… Sin embargo, aún siento un poco de celos de tan solo pensar que Yamcha y ella ya hayan tenido relaciones…"
- ¿Y cómo van las cosas entre ustedes? ¿Se casarán pronto? – preguntó Mako, sacándola de sus pensamientos. Bulma dudó unos segundos en responder - Bueno, no debería comentarlo, pero hemos decidido postergarlo por algunos asuntos que surgieron…
-Mmm, si la relación se ha vuelto rutinaria, lo comprendo perfectamente… Un tiempo atrás tuve un novio y las cosas parecían estancadas y no importa lo que hiciéramos nada parecía funcionar, así que finalmente rompí con él... Después de eso decidí que no me amarraría a ningún hombre a menos que fuese el indicado…
- ¿Y cómo sabes cuál será el indicado? – preguntó interesada la peli turquesa.
-No lo sé… - se encogió de hombros – Supongo que por eso paso de cita en cita… Aunque hoy no fue un buen día… ¡Espérate a que agarré al infeliz con el que me vería hoy!… Era un indeciso… Primero me citó en un restaurante muy elegante y quince minutos antes de nuestra cita me dice que mejor nos juntemos aquí… Menos mal que no vino, le hubiera dicho unas cuantas verdades… Supongo que a veces pasa con las citas a ciegas ¿cierto?
-Supongo… - respondió Bulma.
Yamcha por fin pudo hacer su aparición de vuelta, diciendo - Bulma, creo que es mejor que volvamos a casa – dijo sujetando su estómago. Su novia le dio una mirada corroborando lo que decía, para enseguida dirigirse a la otra muchacha - Mako, ya escuchaste al hombre. Fue un gusto conocerte y espero que te vaya muy bien en tu carrera.
Yamcha miró a Mako con curiosidad. No se podía imaginar que le había dicho la chica que hacía para ganarse la vida. Esto lo dejaba inmediatamente en desventaja ante cualquier comentario que hiciera su novia a posterior, por lo que era un tema de debía evitar a toda costa.
-Lamento que te haya caído mal la cena, Yam… Bueno, nos vemos. Que estén bien y suerte con lo de la boda - con estas palabras, Mako se retiró del restauran. El hombre de enfrente esperó que desapareciera la chica morena y también se retiró diciendo - Con esto bastará. Ahora, debo volver a entrenar… He desperdiciado demasiado de mi valioso tiempo en ese imbécil… Aunque valió la pena.
…
La pareja canceló la cuenta., saliendo de inmediato a la calle, pero cuál sería su sorpresa, al ver que su vehículo estaba siendo remolcado por una grúa. Una mujer policía estaba llenando unos papeles.
-Oficial ¿Por qué se están llevando mi coche? - interrogó Bulma a la mujer.
-Lo dejó estacionado en lugar prohibido – respondió ésta, sin levantar la vista del papeleo.
- Pero ¿Cómo es posible eso?... Estoy segura de que me fijé muy bien donde estacioné y no fue allí donde dice usted. ¡No puede ser!
-Lo siento. Es un modelo que se encapsula¿no?... Debió guardarlo en su bolso en vez de dejarlo frente a esa entrada de vehículos.
-¡Yo no me estacioné en ese lugar!… - exclamó molesta, para comenzar enseguida con las amenazas ¡Usted no sabe con quién está hablando!
La policía la miró de arriba abajo y le respondió - Lo sé perfectamente, señorita Bulma Briefs. Aquí está su multa y la dirección donde retirar el vehículo una vez que cancele la multa. Buenas noches – le dio la espalda a la peli turquesa y comenzó a darle indicaciones al conductor de la grúa para que se marchara.
-¡No! – exclamó Bulma, llevándose las manos a su cabeza. Iba a seguir la discusión con la oficial, pero al ver que Yamcha estaba callado y algo doblado, desistió. Yamcha por su parte, sentía que si decía una palabra pasaría la vergüenza de su vida.
-¡Oh! Yamcha… Debemos irnos de inmediato… - le dijo, mientras comenzaba a buscar su teléfono para avisarle a sus padres, sin embargo, no lo encontró. Recordó entonces que al cambiarse lo había dejado en el otro bolso - ¡Demonios!… Menos mal que siempre traigo algunas cápsulas conmigo… - y diciendo esto activó una de un vehículo amarillo, sin puertas, tipo boogie. No era de su gusto, pero era lo único que traía con ella que tuviera un asiento extra, pensando en la situación de Yamcha.
Subieron al vehículo y Bulma tuvo que manejar de vuelta, ya que su novio estaba literalmente cagándose encima. Unos minutos después, ya más calmada después del mal rato, le dijo - Yamcha… esta noche sí que han pasado cosas extrañas… ¿no crees?
-S-Sigg…
Bulma miró con infinita compasión a su novio. Lo que parecía ser una noche romántica, término siendo una tragicomedia. Pero no por eso se iba a quedar con la duda de saber más de la amiga de su novio - Sé que no es el momento… pero ¿sabías que Mako se ganaba así la vida? – Yamcha la miró con un solo ojo abierto y le dijo, con voz de sufrimiento - Bulma… créeme que… no es el momento… - Bulma asintió – Tienes razón… Tranquilo… ya casi llegamos.
Una vez llegaron, Yamcha corrió al baño más cercano. Y como suele pasar con el apuro no se fijó que no había nada de papel en aquel baño - Maldita sea… ahora tendré que llamar a alguien. Por suerte para él, Puar, que al sentirlo llegar comenzó a buscarlo por la casa hasta hallarlo y fue entonces que lo auxilió. Le llevó lo que el hombre le solicitó y luego lo acompañó a la cocina a que se tomara un agua de hierbas para pasar la indigestión. Pero no contaban con el efecto contraproducente de esto, ya que otra vez tuvo que correr al baño. Sintió que perdió por lo menos cinco kilos esa noche, sin contar su dignidad.
…
Bulma subió a su habitación y se percató de que su teléfono estaba sonando. Lo cogió y no conoció el número. Sin embargo, contestó - Hola – dijo con voz cansada. Del otro lado oyó una voz de mujer que comenzó a insultarla - ¡Escúchame maldita perra, dile al desgraciado ese que no vuelva a llamarme ni siquiera para saludarme! – Bulma le gritó de vuelta enseguida - ¡Oye, no se quien seas, estúpida, pero te equivocaste de número, ridículaaaaaa! – Gritó de vuelta para luego colgar y cruzarse de brazos molesta – SÍ que hay mujeres locas… llamar y no fijarse siquiera si el número es correcto… ¡Esta ha sido la peor noche que he pasado en meses!
Sin más se desvistió, cepillo su cabello y se metió bajo la colcha. Estaba demasiado agotada con todo lo que había ocurrido y solo deseaba que el día acabara pronto.
…
Continuará…
