Respondiendo Reviews.

Kim696: ¡Hola, muchas gracias! Mmm... fijaté que tu propuesta me parece interesante, creo que la pondré a voto para ver que dicen mis demás lectores.

¡Saludos y espero que disfrutes de este cap también!

StarPolaris05: ¡Hola!, Tranquila y baja las antorchas XD Lo pondré a voto.

¡SALUDOS!

Merlin Pendragon: ¡Hola! Aquí tienes la nueva actualización.

¡SALUDOS!

Guest: ¡Hola! Espero que disfrutes leyendo este capítulo.

¡SALUDOS!

Título: Una Doncella Misteriosa.

Emparejamiento: Kagome x Harem Inverso.

Género: Romance / Angustia / Familia / Humor.

Historia Crossover: Inuyasha and Nanatsu no Taizai.

Resumen.

UA: Por más que intentaban, ninguno de ellos podía sacarse ese par de hermosos ojos azules de la mente. Era oficial, estaban irremediablemente jodidos.

Disclaimer: no soy dueña de los personajes deNanatsu ni del anime y manga. Estos son propiedad de su increíble creador Nakaba Suzuki. Tampoco soy dueña de el Manga y Anime de Inuyasha, son propiedad de su creadora Rumiko Takahashi.

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Capítulo 3: Los Siete Pecados Capitales.

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Kagome se encontraba recolectando plantas medicinales en las fronteras del bosque. A unos metros de distancia, Shiori la ayudaba con la ardua labor al haber aprendido de plantas medicinales de la misma sacerdotisa. El sol a penas iba asomándose en el horizonte anunciando la llegada de un nuevo día, haciendo una vista maravillosa por la gama de colores naranjas, púrpuras, azules, amarillos y rosas que se mezclaban en el cielo.

Las dos mujeres se detuvieron unos minutos para contemplar el bello paisaje. Era unas de sus actividades favoritas, y trataban de nunca perderse una de éstas al igual que los atardeceres.

Al terminar con la recolección de plantas medicinales, las dos se encaminaron de regreso al elegante palacio que Sesshomaru había mandado a construir en medio del bosque y que estaba muy bien abastecido de todo lo que necesitaban y más, cumpliendo con los exigentes estándares del poderoso daiyoukai.

Sin previo aviso Kagome se detuvo para extrañeza de la joven Hanyou.

"¡Sucede algo, hermana mayor?" Le preguntó la bella chica con preocupación.

"¿Eh?, no, tranquila". Le dijo Kagome a ésta para calmar sus preocupaciones. "Regresemos ya a casa, todos deben de estarnos esperando para tomar el desayuno". Dijo con una suave sonrisa a penas escondiendo la leve inquietud que la invadió, de la joven Shiori.

Sentía que alguien las estaba Observando, mas no podía detectar a nadie cerca de los alrededores del bosque y a juzgar por lo tranquila que estaba Shiori, ella tampoco.

Ambas retomaron su camino, cruzando sin problemas las poderosas barreras espirituales que rodeaban el gran bosque junto con el pueblo cercano y más allá, provocando que Kagome profiriera un suspiro mental de alivio al sentir como la incómoda sensación de ser observada desaparecía tras estar bajo el resguardo de dichas barreras.

Desde hace un par de días atrás, mucha gente de pueblos tanto cercanos como lejanos, comenzaron a llegar al territorio este, esperanzados en busca de la protección que les podían brindar sus compañeros y ella. Era sorprendente como los rumores corrían como la pólvora por toda Britannia.

La bella sacerdotisa reprimió una mueca de resignación. Era de esperarse que su enfrentamiento contra los Mandamientos restantes los pusiese en la mira de todos, sobre todo, el hecho de salir victoriosos e indemnes de tal encuentro a diferencia de aquellos siete demonios que fueron reducidos a solo seis a manos de Sesshomaru.

Luego de desayunar, se tomaría un tiempo para fortalecer las barreras espirituales que rodeaban extensamente todo el área por si las dudas. Ahora que los Diez Mandamientos tenían una idea de que esperar de ellos, podrían tratar de buscar una forma de contrarrestar sus poderes espirituales o tomar represalias contra Sesshomaru, con el fin de vengarse de su aplastante derrota a manos suyas y del Lord de la Casa de la Luna.

Esos serían unos días muy largos... Pensó para si misma la ojiazul, alejando toda preocupación por el momento al ver a su pequeño Shiro corriendo hacia ella con sus pequeños bracitos extendidos y con una gran sonrisa, después de soltarse del agarre de un divertido Shippo que se encontraba de pie frente a la entrada de los muros que rodeaban el pequeño palacio..

"Hola cariño, ¿Te acabas de levantar?" Le preguntó dulcemente Kagome al pequeño alvino sacándole una tierna risita al darle un beso en sus regordetas y sonrosadas mejillas al momento de dejar a un lado la canasta con las hiervas medicinales que llevaba para levantarlo en brazos.

"¡Sí mami!" Contestó muy feliz y despierto el pequeño kitsune.

"Bien, me imagino que ya debes tener hambre, ¿verdad amor?" Le preguntó divertida la hermosa sacerdotisa, a lo que el niño de 3 años asintió efusivamente.

"Bueno, entonces permítenos a Shiori y a mí guardar estas hiervas medicinales y los veremos en el comedor, ¿si cariño?" Le dijo Kagome a su hijo, a lo que éste estuvo de acuerdo y se bajó de los brazos de su madre, para dirigirse hacia Shiori y darle un beso en las mejillas como saludo de buenos días enterneciendo a ésta última, luego, volvió con Shippo, quien procedió a irse con Shiro rumbo al comedor principal del palacio.

"Es un niño tan lleno de energía". Dijo Shiori con calidez, con su mirada fija en la dirección por donde se habían ido los dos demonios kitsune.

"Sí, ya quisiera yo poseer algo de esa energía para mantenerme tan activa durante todo el día y hacer tantas cosas a la vez". Dijo Kagome, mientras se inclinaba para recoger la canasta con las hiervas que había depositado en el suelo.

"Concuerdo contigo, hermana mayor". Dijo la ojilila riendo suavemente.

"Muy bien, pues vamos a guardar esto en el almacén". Dijo la azabache emprendiendo el camino a dicho sitio. "No hagamos esperar tanto a los chicos, en especial a Lord Sesshomaru. Ya sabes como se pone si se le hace esperar por mucho tiempo".

Shiori asintió en acuerdo, sintiendo un leve escalofrío de miedo recorriendo todo su cuerpo al recordar lo estricto que podía llegar a ser el Inu Youkai. Como dijo Kagome, lo mejor será apresurarse para evitar pasar por un entrenamiento más duro de lo normal esta tarde como castigo.

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Unos Minutos antes, Reino de Camelot.

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"Hm. No esperaba que ella se percatara de que la estábamos observando". Dijo Monspeet rompiendo el silencio que había en la sala del trono en el castillo de Camelot donde estaban reunidos él y el resto de sus compañeros vigilando previamente a la azabache a través de un extraño espejo mágico, hasta que abruptamente algo interfirió con la magia del objeto y éste dejó de funcionar.

"En verdad es una mujer muy fascinante y peligrosa". Dijo Estarossa con mucho interés, esbozando una pequeña sonrisa. "Me pregunto ¿Qué otros trucos guardará bajo la manga?"

"¡Eso no importa! ¡En mi opinión, debemos eliminar cuanto antes a esa maldita humana!" Masculló con frialdad Derieri, todavía muy molesta por todos los problemas por los que los hizo pasar y el daño físico que les infringió Kagome.

"Así es, y esta vez sin sufrir más bajas. Ya tenemos suficiente con haber perdido a Grairoad, Fraudrin, Galand y a Melascula como para perder a alguien más". Argumentó Zeldris con irritación. Tendría que buscar pronto buenos remplazos para que ocupen los lugares de aquellos Mandamientos, y nivelar más la balanza a su favor, dado el nuevo y desfavorecedor panorama que se cernía sobre ellos y el resto del clan demonio por afiliación. El Mandamiento de la Piedad, todavía podía sentir los remanentes del terrible dolor que la ojiazul les causó con sus poderes sagrados, a pesar de que ya transcurrió casi una semana desde aquel confrontamiento.

"La cuestión aquí es, ¿cómo hacerlo sin llamar la atención de ese poderoso demonio que está con ella?" Inquirió Gloxinia pensativo.

"Necesitaríamos que algo o alguien lo distraiga el suficiente tiempo para lograr nuestro objetivo". Alegó Drole.

"Exactamente, y creo saber quién podría encargarse de ello". Dijo Zeldris con una fría sonrisa posando por última vez su mirada sobre el espejo que tuvo la imagen de Kagome. "Esa mujer tiene las horas contadas". Sentenció el joven verdugo aplastando sin consideración alguna la ligera punzada de angustia que sintió en su pecho ante su propia declaración, sin saber que no fue el único que tuvo que ocultar su malestar, pues Gloxinia y Estarossa tampoco se sentían muy animados por ello, sobre todo al imaginarse el cuerpo maltrecho y sin vida de la ojiazul .

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Más Tarde ese Mismo Día...

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En el momento en el que la mamá de Hawk tocó tierra, después de buscar un buen sitio para aterrizar, los Siete Pecados Capitales, Hawk y Elizabeth salieron de la taberna al ver algunos restos de demonios azules muy quemados, esparcidos muy cerca de la frontera de un pequeño pueblo, y los vestigios de una reciente batalla en gran parte de la zona.

Así que intrigados por descubrir que más podrían encontrar, los chicos se dispersaron no muy lejos los unos de los otros para examinar toda el área.

"Mmm... Con que este fue el lugar donde ocurrió la batalla entre los Mandamientos contra la mujer misteriosa y el poderoso demonio que la acompaña..." Dijo Merlin pensativa observando toda la gran destrucción que quedó en dicho sitio.

"Así parece..., también se puede detectar muy levemente la energía demoníaca residual de la batalla, así como un segundo tipo de energía muy similar al que posee el clan de la diosa, no obstante, esta energía se siente más pura". Informó Meliodas con seriedad.

Merlin asintió analizando lo dicho por el ojiverde, a la vez que levitaba distraídamente sumida en sus pensamientos hacia la dirección del primer pueblo de esa zona, pero no logró avanzar más porque sin previo aviso, chocó con una especie de muro invisible que le provocó una ligera sensación de quemadura en todo el cuerpo, razón por la cual retrocedió rápidamente a un metro de éste. "Vaya vaya, hay una barrera muy fuerte protegiendo este lugar". Anunció la mujer.

Esto llamó la atención de todos los presentes, los cuales curiosos se acercaron hacia donde estaba la maga examinando con mucho interés la poderosa barrera sagrada.

"Debe ser una persona realmente poderosa la que la creó, ya que, abarca un área bastante amplia". Dijo King expandiendo más sus sentidos en un intento de determinar hasta donde llegaba la poderosa barrera.

"En efecto, King". Le dio la razón la ambarina haciendo lo mismo que su compañero Pecado.

"Ahora tengo más curiosidad por saber quienes son las personas que protegen toda esta región". Dijo Diane.

"N... no lo sé Diane... ¿Qué tal si ellos nos ven también como sus enemigos e intentan atacarnos?" Dijo Hawk algo temeroso. El pequeño cerdito no quería que sus amigos y él terminaran como los Diez Mandamientos.

A partir de ahí comenzó un pequeño debate entre Elizabeth, Hawk y los Pecados, exceptuando a Meliodas el cual se alejó de sus amigos sin que estos se diesen cuenta y, como si estuviese bajo un trance, se encaminó hacia el punto exacto donde podía percibir la barrera, seguidamente, levantó su mano y lentamente la fue acercando cada vez más y más a ésta.

"Yo no haría eso si fuera tu". Una mujer le dijo a la distancia.

El rubio detuvo su mano a meros centímetros de aquella barrera sagrada, parpadeando como un búho tras ser sacado de aquel trance que lo poseyó por esos pocos instantes. Él y sus compañeros dirigieron sus miradas hacia la ubicación de donde provino aquella voz, posándose estas sobre una hermosa joven de largos cabellos plateados, piel morena, ojos color lila brillante, rostro en forma de corazón, labios color rojo carmín y rasgos muy finos.

Ella estaba vestida con un modesto kimono azul turquesa con flores blancas en los bordes de éste y un Obi blanco atado en su cintura.

"¿Hm? ¿Quién eres tú niña, y por qué el capitán no debería tocar esa barrera?" Le preguntó Ban con algo de brusquedad a la joven ojilila.

"Mi nombre es Shiori". Le respondió educadamente la chica, Ignorando el tono brusco del Pecado de la Codicia. Y para responder a tu segunda pregunta, al ser tu amigo rubio un demonio, y al ser esta una barrera creada por poderes sagrados, podría resultar gravemente herido tras tan solo tocarla".

Atónita al igual que sus amigos, Diane le preguntó entre tartamudeos: "¿Có-cómo supiste tú que el capitán...?"

"¿Qué el chico rubio es un demonio?" Dijo la joven Hanyou arqueando una delicada ceja posando su mirada en la ojivioleta por un breve momento. "Eso es muy fácil, ningún demonio de raza pura puede ocultar del todo su verdadera esencia demoníaca por más que lo intente, más aún si es del nivel de tu capitán. Solo una muy poderosa barrera puede ocultar tal cosa".

"Oh, no tenía idea". Dijo Diane sorprendida.

Shiori Sonrió divertida, dejando ver un par de caninos blancos más largos y afilados de lo normal, sobresaltando a todos los presentes.

"Tú no eres humana, ¿verdad?" Preguntó King con tono serio.

"No del todo". Fue lo único que dijo la aludida sin dar más explicaciones. "Bueno, ya respondí a algunas de sus preguntas, ahora creo que es momento de que ustedes respondan a unas cuantas de las mías como ¿Quiénes son ustedes y cuál es el motivo que los trajo hasta aquí?" Interrogó ésta cambiando su anterior postura relajada por una más a la defensiva y seria.

"Supongo que es lo justo". Dijo Meliodas tomando la palabra. "Nosotros somos los Siete Pecados Capitales". Anunció el rubio.

"Soy Merlin, el Jabalí de la Gula". Se presentó la mujer de cabello corto azabache y ojos color ámbar asintiendo como saludo con una enigmática sonrisa.

"¡Yo soy Diane, el Pecado de la Envidia!" Se presentó una segunda mujer de bonitos ojos color violeta y cabello color marrón atado en dos coletas, saludando con la mano junto a un chico castaño de peculiares ojos color naranja que como la mujer ambarina, también levitaba.

"Mi nombre es King, el Pecado de la Pereza". se presentó con voz seria dicho chico.

"Yo soy Gowther, el Pecado de la Cabra de la Lujuria". Ahora se presentó un chico de aspecto andrógino, ojos color ámbar ocultos detrás de un par de gafas y cabello color magenta.

"Mucho gusto señorita, yo soy Escanor, el Pecado del León del Orgullo". Se presentó de forma muy educada un hombre de cabello color naranja, ojos azules y bigote, de cuerpo algo fornido.

"Que hay. Me llamo Ban, yo soy el Pecado del Zorro de la Avaricia". Anunció el chico alto, alvino, de ojos color rojo escarlata, con una traviesa sonrisa zorruna que a Shiori le recordó mucho a las sonrisas de Shippo.

El pequeño chico rubio se adelantó un paso a sus compañeros con una mirada relajada. "Y yo soy Meliodas, el Pecado del Dragón de la Ira, Capitán de los Siete Pecados Capitales, y ellos son Elizabeth y Hawk". Dijo el rubio concluyendo todas las presentaciones haciendo un gesto hacia una linda chica peliplata, de ojos azules y un pequeño cerdito de color rosa.

Hmm... Con que estos eran los Siete Pecados Capitales... La ojilila y el resto de la manada ya habían escuchado mucho sobre ellos por parte de la gente de los pueblos cercanos que a veces requerían los servicios de Kagome por cuestiones médicas. Después de todo aquí en Britannia quien no sabía de los siete Caballeros Sacros de mayor élite del reino de Liones, que hace unos meses fueron eximidos tras ser acusados hace 10 años de haber cometido una horrible masacre de caballeros sacros, estando entre estos el llamado gran Caballero Sacro Zaratras.

"Es un gusto conocerlos a todos". Dijo La hermosa chica haciendo una elegante reverencia por educación.

"Verás, nosotros hemos venido hasta aquí, debido a los rumores que circulan por toda Britannia sobre una misteriosa mujer con poderes sagrados y un poderoso e imponente demonio peliplata que la acompaña. Se dice que juntos lucharon contra los Diez Mandamientos y salieron victoriosos". Explicó Merlin con su mirada fija en Shiori. "Por casualidad, ¿Sabes quiénes son y en dónde se encuentran aquellas personas en estos momentos?"

Shiori se mantuvo en silencio con su semblante más serio que antes, posando su mirada en cada uno de los Pecados, Hawk y Elizabeth poniéndolos algo tensos. Finalmente la chica hizo el amago de hablar, sin embargo, los ligeros pasos de una segunda persona llegando al lugar donde todos estaban reunidos, hicieron que ella se diese la vuelta repentinamente en dirección de dichos pasos al reconocer la presencia de aquella persona.

"Yo soy Kagome Higurashi, la sacerdotisa que protege estas tierras". Anunció con una mirada estoica la recién llegada. "Y me gustaría conocer la razón por la cuál me buscan a mí, y a mi lord los famosos Siete Pecados Capitales". Dijo la ojiazul con voz fría, deteniendo su andar hasta quedar cara a cara con Meliodas y compañía, haciendo que de pronto la tención en el sitio fuese creciendo al pasar los minutos sin que ninguna de las partes hiciese ningún movimiento poniendo muy nerviosos a Hawk y Elizabeth...

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Fin del Capítulo.