Mientras dormía plácidamente, alguien empezó a llamarla, trato de ignorarlo, pero la voz persistía y luego empezó sacudirla; estaba tan cansada que no quería abrir los ojos, mientras la voz le decía –Hey, despiértate, necesito hablar contigo- de mala gana, empezó a limpiar sus ojos, mientras se levantaba -¿Qué hora es? Hisui ¿Por qué no me dejas dormir tranquila?- él prosiguió -Mi tío dijo que teníamos trabajo en una aldea muy alejada; nos iremos por tres días, vine a dejarte algunas provisiones… también te traje algo más- cuando su mirada se empezó a normalizar, noto que aparte de los alimentos que sostenía el chico, habían dos bulticos coloridos a su lado; y el sueño se le quito enseguida, Hisui parecía apenado tratando de explicarle de que se trataba –Como dijiste que extrañabas usar ropa femenina pues... Te traje algo, sé que no son tan lujosos como los que acostumbras, pero mis hermanas dijeron que ya no los usaban, y que podía tomarlos. Si no te gustan no hay problema, no tienes que recibirlos- Se sintió conmovida por aquel gesto tan dulce, sus ojos empezaron a llenarse de lágrimas al tomar aquellos bellos kimonos –Son hermosos, no tenías que hacerlo, pero esto es espectacular, muchas gracias, me encantan- se olvidó un momento del dolor que sentía en todo su cuerpo y se permitió abrazarlo, hace mucho tiempo que sentía que jamás podría confiar en nadie, pero acababan de demostrarle lo contrario. Hisui apuntó –Por favor no llores, los traje para que estuvieras feliz- ella aclaro -Claro que estoy feliz, ¿Tienes que irte ahora mismo? Hisui le sonrió –No, faltan dos horas para el amanecer, supongo que si llego antes de eso, nadie notara que me fui- ambos rieron en complicidad, y luego ella se bufo –Que tonto eres, no vas a rendir nada en la batalla por no dormir como se debe. Pero me alegro que hayas venido antes de irte; creo que no tengo nada que ofrecerte a cambio, más que finalizar la historia de cómo nuestros caminos se cruzaron, ya tu decidirás si dejas de hablarme después de eso-.

Titubeaba al intentar recordar los hechos transcurridos –Uhhh, veamos, creo que ya te conté a grandes rasgos sobre 2 de mis vidas- hacía comillas con los dedos al mismo tiempo – Ya es hora de hablar de la tercera- Hisui abrió ampliamente su mirada, mientras ella continuaba –Te relatare porque escape de mi palacio, en lugar de regresar al sobrevivir al ataque. Después de mi incidente con el espejo estuve mucho tiempo deprimida, dormía todo lo el día, no quería comer, salir de mi habitación ni hacer absolutamente nada; todos estaban muy preocupados por mí; creyeron que un espíritu maligno me estaba atacando; así que trajeron una gran sacerdotisa. Soy nueva en este mundo, así que no conozco nada de poderes ni nada de eso, pero apenas ingreso, sentí una gran energía que rodeaba toda la habitación; nos dejaron solas, y ella se sentó frente a mí, tenía el amuleto que ahora llevo, pero la gema estaba vacía. Empezó a hacer unos ritos y oraciones, mientras yo solo la observaba, al principio no pasaba nada, pero luego comenzó a verse muy pálida, su nariz sangraba y sudaba mucho; quería detenerla, le rogué que dejara de hacerlo, pero no me prestó atención, seguía con lo suyo, y tampoco nadie más me ayudo porque nos tenían encerradas en la habitación sin poder tener contacto con nadie, eso fue lo que ordeno, nadie debía intervenir hasta que acabara el rito; no sé cuánto tiempo paso, pero de un momento a otro se quedó en silencio y se derrumbó… Ella había muerto por mi culpa- Hisui se le acercó mientras pasaba un brazo por su hombro y le decía –No fue tu culpa, no lo pediste que hiciera nada de eso, todo lo contario, intentaste detenerla- Mientras que apoyaba la cabeza en el hombro del chico, ella prosiguió –Pero no hice lo suficiente; por mi estúpida actitud de tenerme lastima a misma ocurrió todo; cuando me entregaron el amuleto tenía este intenso brillo azul, a principio no quería recibirlo, pero luego me di cuenta que si no lo hacía, su sacrificio sería en vano; por ella empuje mi dolor a un lado e intente acoplarme a mi nueva vida; y este amuleto por alguna razón siempre me transmitió seguridad, se supone que su fin solo era protegerme de yokais peligrosos; pero cada vez que me sentía insegura o quería rendirme, lo tomaba fuertemente entre mis manos y me llenaba de paz-

Hisui se levantó y tomo un frasco con agua pidiéndole que tomara un poco, antes de continuar con su relato, y así lo hizo –Todo iba bien, estaba aprendiendo a ser una buena princesa, hasta que mi padre falso dijo que ya habían acordado fecha para mi matrimonio, dentro de unas semanas me llevarían al palacio de mi prometido para que se hiciera efectiva la ceremonia. Yo no quería hacerlo, ni siquiera conocía a ese hombre, y al mismo tiempo me sentí culpable al ocupar un lugar que no me correspondía; esa misma noche mientras mis criadas me peinaban, una de ellas se me acerco y me susurro al oído que si al fin iba a escapar, quede impactada y les dije a las demás que salieran del lugar y nos dejaran solas. Aiko, que así se llama, parecía que me tenía un gran aprecio, o bueno, a su verdadera señora; le pregunte qué porque me dijo eso y creyendo que quizás perdí la memoria por todo lo que me había pasado, me "recordó todo". Daichi era uno de los empleados del palacio, era un hombre algo extraño y ninguno de los demás empleados quería relacionarse con él, se había obsesionado con la princesa y un día intento atacarla cuando ella se encontraba dando un paseo por el jardín, por fortuna lo descubrieron y lo corrieron antes de que le hiciera daño, pero mientras lo sacaban a la fuerza, gritaba que algún día regresaría por ella. Y así sucedió; años más tarde llego al palacio, pero ahora no era ningún pobre empleado sino hombre muy acaudalado, le pidió al terrateniente la mano de su hija y el maldito se la dio. Aiko me conto que la princesa, no quiso aceptarlo, pero su padre se negó rotundamente a entrar en razón; por lo que ambas planearon un escape el día en que fuera entregada. Le tome la palabra, ahora mucho menos me iba a casar con ese tipo, pero ella era una chica tan buena, que le prometí que hallaría la forma de escapar, siempre y cuando se quedara en el palacio, no quería involucrarla en todo el asunto. Mientras estaba en el kago y esperaba el momento adecuado para escapar, escuche ruidos extraños, un enorme oso empezó a atacar a todos, quienes se defendían inútilmente, me di cuenta que era un yokai porque a mí no me hizo nada, mi amuleto me protegió y me escondió. Estaba aterrada, pero la bestia después de acabar con todos, simplemente se fue. Sonara cruel, pero de cierto modo estaba aliviada de estar libre de aquel destino y que Aiko también se hubiera salvado. No quería ver la horrible escena, pero aunque me escondí por un tiempo, regrese a tomar los tesoros que llevaban como ofrenda a mi "futuro marido" y su familia, no podía llevarlos todos, así que solo me lleve una parte. Sabía que nadie tenía que reconocerme, corte mi cabello y compre alguna ropa más barata; también compre algunas máscaras, maquillajes y otros artículos que me servirían para practicar kabuki; iba a estudiar actuación, así que se me hacía fácil hacer representaciones teatrales. Nunca más iba a permitir que me obligaran a casarme con nadie que no quisiera; así que cambie mi nombre por Kai y me hice pasar por hombre. No era el mejor, pero a muchas personas les gustaban mis actuaciones, pronto empezaron a contratarme en algunas mansiones y palacios para que hiciera presentaciones privadas. Una vez, cuando termine mi función, mientras salía, vi que en una habitación había un hermoso espejo y creí que tal vez también podría tener poderes mágicos y me lo lleve, nadie se dio cuenta; pero fue en vano, porque era un espejo ordinario; seguí haciéndolo, cada vez que iba a alguna mansión buscaba si en ella habían espejos para poder tomarlos con la esperanza que algún día regresaría a casa, hasta que- Hisui continuo –Hasta que te descubrieron, entiendo que has tenido que pasar por cosas muy difíciles, pero robar no es la mejor opción para acabar con tus problemas- la chica se apartó de él y lo miro muy molesta –Lo sé, ¿pero que más podía hacer? Simplemente no iba a decir: "Escuchen, entréguenme todos los espejos que tengan, para que pueda abrir un portal y viajar a otra era" nadie me creería- Hisui intentando remediar lo sucedido, añadió -Yo si te creo, no te estoy juzgando, pero siempre hay una manera correcta de hacer las cosas… Sabes que, no importa, tienes razón, no debería molestarte después de todo lo que has vivido, solo te tengo una pregunta, algo tonta después de tantas revelaciones, pero… Chiyo, Kairi o Kai, ¿Cómo prefieres que te llame de ahora en adelante?- ella lo pensó antes de contestar –Chiyo me recuerda la vida que me robaron, y Kairi al estúpido terrateniente que tuve como padre, creo que me siento más cómoda con Kai-

El sol comenzaba asomarse, así que ambos sabían que tenían de despedirse, mientras se levantaba Hisui comento –Bien Kai, espero que te haya servido desahogarte conmigo, intenta no meterte en problemas estos días que no puedo visitarte- en respuesta escucho una pequeña carcajada –Lo intentare. Hisui sé que has sido demasiado generoso conmigo y me has dado muchas cosas que no tendrías que darme, sin recibir nada a cambio, pero ¿puedo pedirte una última cosa?- -Por supuesto- respondió Hisui, mientras Kai se animaba a hacer su petición –Amo los kimonos que me trajiste, están hermosos, pero me gustaría hacer algo por mí misma, cuando vuelvas ¿podrías traerme algunas telas y algo para coser?, así me puedo entretener sin meterme en problemas cuando no estés- Hisui le dio su palabra que lo haría y se fue. Kai no tuvo que esperar esos tres días para obtener lo que quería, esa misma tarde llego Kirara, tenía en su cuello un trapo en donde venía lo que había pedido, tomo el regalo, acaricio la cabeza de la enorme felina; ella ronroneo en respuesta, y tan pronto como llego, volvió a partir.