Disclaimer: El mundo de Harry Potter no me pertenece, solo algunos personajes y la historia me pertenecen. El resto pertenece a J.K Rowling.

Perdonen la tardanza, he tenido algunos problemas estos dos años pero al fin he vuelto espero que aun quieran seguirla. No pienso abandonarla.

uzumakidragneel559: Lo de la pareja principal será Kya pero habran más pero si estará daphne.

Elpadre2112: perdon la tardanza y si te emociono tanto ver que volviera, espero que este sea mejor aún, ya que este lo hice más grande. Kya si es ancestral, los demás tendras que averiguarlo jeje. Los religiosos tendran que ver más con el símbolo, quizas vuelvan a aparecer. A ver si te siguen pareciendo adorables las escenas entre ellos. Referente a gula, tendras que esperar jiji

GabiLime14: Que bueno que te gustara :D y espero que sigas leyendo. Gracias por los consejos de los chicos, he empezado a arreglarlo no te preocupes y tienen 8 años en realidad, jaja error mio, en este cap hice un poco mas de escenas infantiles.

Referente a la personalidad de Hadrian, no prometo cambiarla mucho, es por decir asi un prodigio en varios aspectos y su arrogancia se debe a que esta bien respaldado; pero sabe cuando se equivoca. Usualmente es asi con extraños y adultos en los que no confía, podrias verlo como una máscara que oculta su ser. Si te interesa esta basado en la personalidad de dos de mis personajes favoritos de anime Lelouch vi Britania y Xanxus Varia/Vongola.

daniel2610994: pues seguro que ahora querras que aparezcan niños jajaja.

sharik21: Me alegro ;)

Veneloforte MG: perdon la tardanza.

Arlen Rv: gracias.

Guest: falta de inspiración y algunos problemas, pero ahora lo retomare al cien.

M. Hiroko Inukai: gracias.

carlos29: gracias.

Kutzi Shiro: Gracias , se que fue duro lo de Altaír pero Hadrian ha tenido problemas con confiar en adultos, incluso su propia familia; pero ya estan sanando las cosas. Los cuatro iran despertando sus poderes lentamente, te dejo un pequeño spoiler, nos solo seran los 7 pecados capitales jeje pero si acertaste, Luna llevara el nombre de Gula, a ver si adivinas por qué. Conocerá a todos fuera de Hogwarts, es todo lo que dire.

Lo de voldemort me temo que tardara aún, pero planeo hacer un salto de tiempo en Hogwarts para que coincida con la llegada de Connor, pero aun falta para eso.

Disfruten el fic y gracias por la espera.

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IV

Entrando en territorio desconocido

Hadrian ya no es conciente de lo que sucede a su alrededor, cegado por una ira incontrolable y la sensación de estar amenazado. Se deja caer al suelo apoyando las manos en el suelo, con las rodillas flexionadas sin despegar los pies de la tierra. Volviendo a rugir intimidando al enorme wyvern.

Su espalda vibra a medida que empiezan a crecer enormes cuernos como agujas a lo largo, destruyendo por completo su vestimenta, brillando con un intenso color sangre. Dos extremidades nuevas terminan de destrozar la parte superior, convirtiéndose en alas del ancho de su cuerpo y una enorme envergadura con una membrana color oscuro. La piel se le torna negra y escamada; sus manos se vuelven garras con enormes uñas afiladas, simulando ganchos de acero enterrados en la tierra. La columna acompañada de las espinas se alarga dolorosamente más allá del cuerpo, terminando de destrozar lo que queda de la ropa por completo, creando una cola larga y fuerte decorada de varias espinas en la punta. El rostro de Hadrian comienza a deformarse, volviéndose gruesa y alargada, formando un hocico y siendo adornado por una corona de espinas detrás de la cabeza, por último cuatro cuernos curveados ligeramente se forman en cada lado de la cabeza, dos arriba y dos abajo, y otros mas pequeños cubriendo el cuello.

El nuevo dragón abre la boca repleta de dientes- esta tiene una segunda hilera detrás-, ruge de manera retadora al wyvern, quien parece tener una extraña expresión en la cara.

El wyvern se le queda mirando gruñendo levemente. Al fin el joven ha conseguido transformarse por completo, aunque no puede mantenerse tan calmado, sabiendo que el poder liberado puede matarlo.

Las espinas del joven Hydraigous brillan en secuencia desde la punta de la cola hacia la cabeza, dejando un rastro de runas alrededor del cuerpo. En cuanto alcanzan su garganta lanza una llamarada por la boca, poderosa y brillante como un misil constante.

El wyvern, a pesar de tener cierta resistencia al fuego, se aleja sacudiendo su cabeza con un lado de la cara marcada por las llamas, las llamas de los Hydraigous son de otro nivel.

Hadrian flexiona las patas, ejerciendo un poder inmenso en sus extremidades, antes de salir disparado a toda velocidad hacia el cielo, solo frenándose a varios metros sobre la ciudad usando sus alas para mantenerse en el aire, comenzando a caer de espaldas. Pliega las alas al cuerpo lo que permite aumentar la velocidad de su caída, desgarrando el aire casi rompiendo la barrera del sonido y soltando un disparo de plasma ardiente. Como un reto al wyvern a enfrentarle para después recuperar altura apenas rozando los tejados.

Hragon a pesar de tener más conciencia de su estado, su instinto salvaje puede más que él, ruge con fuerza. No va a dejar que una cría pueda más que él. Se levanta en vuelo, superando por mucho al Hydraigous, quien apenas es más grande que una de sus patas.

Kya y los demás se asoman por entre las ruinas, viendo con asombro el enfrentamiento de las bestias, nunca esperando ver la transformación de Hadrian. Por fuera parece un dragón, pero el poder ardiente que expulsa, cubriendo la zona que había abandonado; solo provoca un escalofrío en su cuerpo, aquello es más siniestro y antiguo, lo siente en lo profundo de su ser.

–¡Vamos, Hadrian, enséñale quien manda! –grita Altaír con intensidad, apretando los puños y levantándolos por encima de su cabeza.

–¡Muéstrale quien es el rey del cielo! –grita Theodore y Blaise.

Kya se les queda mirando con una sonrisa a medias, podría entender el entusiasmo que sienten al ver a su amigo enfrentar a una bestia como esa; quizás no se conocieran tanto entre ellos, pero Hadrian tiene un aura especial e incluso su curiosa personalidad que captaba la atención de otros.

Empieza a sentir su cuerpo arder como un infierno creciente que le recorre las venas, sentía sus sentidos incendiarse al ver la lucha entre el joven dragón y el wyvern.

Las dos bestias llenaban el cielo de llamas y destellos cuando las garras chocan entre si.

El dragón aprovecha su tamaño para evitar sus garras la mayor parte del tiempo, pero no siempre parece correr con esa suerte, cuando una de las patas lo alcanza, atravesándole un costado y parte de la cara, muy cerca del ojo. El wyvern lanza al más joven contra las murallas del palacio, incrustándolo contra la pared.

Hadrian ruge de dolor e ira, levantando su cuerpo de entre las piedras, dejando que los escombros se deslizan lejos de su cuerpo. La sangre deja charcos largos en el suelo, la herida del costado es bastante grande comparada con la de la cara, que aunque profunda falló a pocos centímetros de su ojo. Gruñe profundamente, dejando escapar nuevamente su mahna sobre su cuerpo, lentamente su piel se endurece hasta que las escamas se sustituyan por un aspecto duro y metálico, adquiriendo un exoesqueleto de en todo su cuerpo para protegerlo con una dureza impenetrable.

El wyvern se eleva un poco más, sintiendo el peligro inminente, aunque le doble el tamaño al joven dragón algo en su interior le advierte.

Hadrian clava la mirada en el wyvern, mientras las espinas de su espalda brillan en secuencia con más intensidad. El dragón sale disparado como un misil rompiendo el aire y convertido en una bala de fuego se estrella contra el wyvern, sin que este tenga tiempo a reaccionar. Clavándole sus espinas directamente en el pecho, quemándole al simple contacto, casi como si estas pudieran inyectarle lava liquida.

Hragon ruge herido e intenta huir o atacar desde otro punto, sin mucho éxito, la armadura del Hydraigous absorbe cualquier ataque, ya ni siquiera su propio aliento de dragón le hace daño. No había calculado que el joven Hydraigous hubiera sido capaz de desarrollar la primera etapa de la armadura.

No cedería su territorio tan fácil, en ese caso la academia, aún le faltaba tiempo antes de lograr arrebatárselo. Wyvern abre sus fauces, preparándose para un nuevo ataque; pero Hadrian le cierra la boca utilizando su cuerpo como un bozal, gracias a su forma flexible, quedando su rostro frente a los ojos del dragón.

Hragon desesperado sacude la cabeza de lado a lado, intentando soltarse de cualquier manera, lleno de pánico al ver como el otro abre la boca. Las espinas de Hadrian vuelven a iluminarse en secuencia, esta vez más rápido, antes de convertir su fuego en un rayo naranja que cae directo entre los ojos, soltando al wyvern sin dejar de atacar.

El más joven lo suelta, sin detener ni un segundo su aliento mortífero. El wyvern termino optando por alejarse de momento, Hragon no buscaba una lucha a muerte, ya es poderoso a la primera transformación; deseaba en el fondo saber como sería después de un poco de entrenamiento.

Hadrian lo mira abandonar la ciudadela apoyado con increíble destreza en una de las agujas del palacio, extiende las alas hacia arriba, rugiendo para hacerse oír. Él había ganado por ahora la batalla, la guerra apenas empieza.

Salta hacia los vientos de nuevo, con las alas extendidas para planear y regresar al suelo, sus patas tocan el suelo en una intersección, aunque su cuerpo pasaba fácil por entre las calles; mas sus alas no. Las intenta flexionar cuando alguien se las sujeta. Gruñe, soltando un rugido al mismo tiempo que bate su ala izquierda, donde le había sujetado Altaír.

–¡Ey, ¿por qué hiciste eso, Hadrian?! –reclama Altaír pero se calla de inmediato, ante la mirada salvaje del dragón, aquello no es su primo es una bestia.

La transformación ha nublado por completo su mentalidad humana, no es capaz de diferenciar entre amigos y enemigos, solo su olfato es más confiable para él.

Los cuernos de su espalda empiezan a iluminarse nuevamente, ya que tiene sus fauces abiertas se puede ver el brillo intenso de color naranja en su garganta. Acorralando al grupo entre unos edificios.

–¿Qué le ocurre? –pregunta Theodore, los tres protegen a Kya detrás de ellos para su molestia.

–Perdió el control, es un animal salvaje, –contesta Blaise en guardia, –eres un completo idiota Altaír, como se te ocurre tocar a un dragón.

–Porque es mi primo, cabeza hueca, –contesta Altaír con tono mordaz.

Kya los aparta de golpe, tirándolos al suelo literalmente.

–¡A mi no me tienen que defender, no soy una damisela en peligro! ¿Cuántas veces se los voy a decir? –gruñe Kya.

Los otros tres sonríen con nerviosismo, el carácter agresivo de su amiga que parece ir aumentando con el pasar del tiempo.

Kya se pone frente al dragón sin ningún miedo a pesar del incremento de los gruñidos, ella se arrodilla en el suelo con las manos extendidas hacia él. El cuerpo de Kya se envuelve en una aura de flamas rojas y violetas, casi como si estuvieran incendiándose. Ajena a ella su espalda tiene un pálido tono de runas indefinidas.

Lentamente logra poner la mano sobre la cabeza del dragón, sintiendo los gruñidos de la bestia vibrar bajo su palma, pero siendo apagados progresivamente por su presencia.

Hadrian pliega sus alas contra el cuerpo, haciendo desaparecer el exoesqueleto, mas no parece que vaya a poder ser el mismo pronto. Siente el cuerpo adolorido, cada uno de sus nervios y músculos gritando.

Cae desplomado en el suelo, viendo como la vista se le nubla y desaparece en la total oscuridad. Sintiendo las voces de sus amigos apenas como un murmullo en la distancia.

–¡Hadrian! –gritan los cuatro mientras se acercan al dragón inconciente, quien empieza a recuperar su forma humana aunque sin nada de ropa.

–¡¿Qué hacemos ahora?! –pregunta Altaír con angustia, moviendo a su primo en un intento de despertarlo; pero aparta las manos de golpe. –Hadrian esta ardiendo.

–Es algo lógico, se convirtió en un dragón, –contesta Theodore con la misma angustia. –¿Lo llevamos a la enfermería?

–¡No creo que eso sirva, ¿cómo explicamos su estado?! –brama Blaise.

–Gritando no solucionaran nada, –gruñe Kya mientras se quita la chaqueta para cubrirle, levantándolo ligeramente para que se siente. –Tenemos que llevarlo a la torre de momento, esta expuesto aquí.

–¿Qué torre? La ciudad esta…

Empieza a decir Blaise, pero se calla de pronto al ver como la ciudad empieza a verse borrosa, fluctuando la imagen de esta en tiempos erráticos antes de que desaparezca por completo dejando atónitos a los niños.

–¿Qué acaba de ocurrir? –pregunta Altaír viendo que están en un campo abierto a pocos kilómetros de la academia.

–¿Cómo terminamos aquí? –dice Kya bastante alerta, aquello no le gustaba para nada.

–Nunca llegaron a la academia, –habla Hragon descendiendo al suelo, usando sus brazos transformadas en una miniatura de sus alas, cuando toca el piso vuelven a ser normales.

Los tres muchachos se ponen frente a Hadrian, mientras Kya se mantiene junto al moreno como última defensa.

–Tranquilos, no los voy a atacar, –habla Hragon y enseñando sus manos vacías para calmarles.

–Lo dice el hombre que tiene la cara ensangrentada y quemada del otro lado, –gruñe Blaise sujetando su varita con firmeza. –¿o me equivoco, wyvern?

Hragon suspira, notando como los niños tomaban la misma postura defensiva, no sabe si es una buena señal o alarmante que sea tan cercanos, solo suceden ese tipo de cosas cuando el mahna de la diosa madre lo requería, deseaba tener de nuevo a sus Hydraigous protectores.

–Entiendo que estén enojados pero es completamente necesario, forzar la transformación de Hadrian lo obligaría a aceptar el mahna por completo.

–Pero no al borde de matarlo, –gruñe Kya, abrazando a Hadrian aún inconsciente, por un instante sus ojos violetas se vuelven de color fuego.

–Sino sucedía la transformación completa, su poder lo iba a matar, –intenta Hragon explicar a tres niños bastante cabezas duras. –Los Hydraigous son dragones hechos del mahna más puro que existe, cuando el planeta era aún muy joven sus antepasados vivieron expuestos a la alta radiación de la madre tierra.

–¿Madre tierra? –preguntan los tres con cierta confusión. Han leído un poco de esas cosas, un culto que se rinde a la tierra que le ha dado vida y hogar a las criaturas.

–Nuestra madre nos brindo su poder, solo a unos pocos elegidos que eran capaces de adaptarse. Esos son los que se hacen llamar ancestrales. –Empieza a explicar con paciencia, –en el caso de Hadrian, quien heredo sus genes de los Hydraigous, los primeros reptiles alados y quienes más adelante darían origen a los dragones actuales. El mahna que reside en su amigo, es altamente toxico y mortal, porque en la actualidad y en tiempos pasados los humanos nunca se adaptaron para obtener el mahna.

–Si, lo recuerdo. Leímos eso en uno de los libros del estudio, –comenta Blaise y voltea a mirar a Hadrian. –¿Se va a morir? –palidece.

–Eso ya dependerá de él y que su cuerpo evolucione, su transformación destruyo por completo las cerraduras que bloqueaban su núcleo, los ancestrales naturalmente carecen de bloqueos, el mahna crece con ellos. Hadrian al nacer como humano no tuvo esa oportunidad.

–Sería raro ver a un bebé nacer de un huevo, –comenta Altaír.

–¿Pero tu sabes como nacen los bebés? –pregunta Theodore con cierta confusión.

–Yo que voy a saber, he oído decir a algunos que vienen de un repollo, –responde Blaise.

Hragon intenta no reírse, a veces olvida que trata con niños aunque a veces parece que lleven un peso sobre sus hombros. Mira a Hadrian recostado en las piernas de Kya.

Vuelve con nosotros, mi Király, –piensa con angustia.

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Solo la oscuridad es lo que rodea a Hadrian, mientras un dolor insoportable le recorre cada fibra de su cuerpo, un recuerdo muy vago plaga su mente, aquella noche en que perdió a sus abuelos. Ese dolor no se compara a nada como el que sufre en ese momento, su cuerpo arde como el mismo infierno, haciendo que su sangre hierva debajo de las venas, transportando a todo el cuerpo la tóxica carga de su poder, reconstruyendo por cada átomo, cada célula, rearmando el código genético del niño.

Hadrian jadea por el dolor, sufriendo bañado en sudor, intentaba gritar pero su voz solo se convirtieron en aullidos entre espasmos y convulsiones.

Tanto es el dolor que no escucha los pasos de alguien acercándose, ni siquiera los brazos que lo levantan del suelo. La gentileza de aquella persona hace tiempo que no la siente, es tan familiar y cálido, no queriendo nunca que termine; le ayuda a soportar poco a poco aquel infierno.

Parpadea lentamente, abriendo los ojos siendo cegado de modo parcial por la luz blanca, cuando se concentra lo mejor que puede se encuentra en los brazos de una mujer.

El cabello azulado casi blanco cae delicada sobre la armadura que cubre su cuerpo, esta no es tosca sino delicada y define su figura. Aquellos ojos color fuego le demuestran una ternura y compasión, mientras sus manos le apartan el cabello con el sudor que en la frente del niño.

Puedes hacerlo, mi pequeño idamakus, –la mujer le abraza, sujetándolo mejor contra su cuerpo.

Hadrian no esta seguro si alucina por la fiebre, pero la voz de aquella mujer parece alejar todo el dolor y el miedo que le recorre.

Palabras dulces y tranquilas arrullan al niño que se sujeta con fuerza a ella, temblando ante el dolor. Hadrian puede sentir las lagrimas recorriendo sus mejillas, sintiendo el extraño afecto de la mujer. Empezando a caer de nuevo en el inconciente, la sensación de estar indefenso disminuye.

No se percato de que la mujer que se vuelve poco a poco en un dragón metalizado del mismo color que su cabello, rodeando con su cuerpo y cola al niño, cubriéndolo con una de sus alas.

x-x-0-x-x

Hadrian empieza a despertar cuando las voces se hacen demasiado fuertes, tarda en concentrarse lo suficiente para entender lo que ocurre a su alrededor.

–Dale, Blaise, apresúrate antes de que Kya vuelva, –escucha a Altaír murmurar entre risas.

–Solo a ti se te puede ocurrir hacer esto mientras duerme, –habla Theodore intentando aguantarse la risa.

–Espero que me hayas dado bien la instrucción, Altaír, –sisea Blaise, –como la caguemos en esto, tu pagaras la consecuencia.

–¿Consecuencias de qué? –interviene Hadrian de golpe, dándole un enorme susto a sus amigos quienes retroceden cuando este se sienta sobre la cama. Frunce el seño cuando los ve por el rabilo del ojo como esconden algo en su espalda. –¿Qué andan haciendo ustedes tres?

–Nada –dicen los tres con una sonrisa de falsa inocencia, mas Hadrian no se las cree.

Achica los ojos, mirándolos con sospecha antes de bajar de su cama y caminar a su baño, mirando su reflejo en el espejo.

O al menos lo intenta.

Su rostro esta pintado como una cebra aunque cada franja es de colores diferentes, pareciendo un arco iris, sin decir de su cabello que parece más una melena de león.

–¡Me las van a pagar! –ruge de tal manera que hace temblar la torre, cuando sale a la habitación, apenas logra ver la espalda de su primo mientras corren como alma que persigue el diablo.

Sonriendo con malicia, corre detrás de ellos demasiado rápido para ser un niño de siete años. Logra derribar en cuestión de segundos a su primo contra el suelo.

–¡Eso dolió, Hadrian, ¿estás hecho de acero o qué?! –Altaír se queja retorciendo su cuerpo bajo el peso de Hadrian, intentando escapar.

–No, pero podemos comprobar que tan lindo te ves como un unicornio rosa fosforescente. –Habla Hadrian sin dejar de sonreír peligrosamente, mientras agitaba su mano en el aire. –Tus cómplices no se quedarán impunes.

Su aura color sangre se dispara de su mano, formando dos látigos brillante que atraviesa la estancia hacia dos habitaciones. No tardan en oír los gritos de Blaise y Theodore, mientras son arrastrados por el suelo por la cuerda de aura hacia él.

–¡Era una broma, ¿no tienes sentido del humor?! –Chillán los prisioneros, dejando unas impresionantes marcas de uñas en la madera.

–No cuando estoy inconsciente.

Kya y Hragon subían las escaleras de la torre cuando escuchan una carcajada muy fuerte y particular, la de Hadrian.

Hragon es el primero en entrar en la sala común, intentando no reírse aunque no tiene mucho éxito. Frente a él hay un espectáculo bastante extraño, una combinación rara de unicornio o tricornio en este caso, ya que tiene tres cabezas las cuales son Theo, Blaise y Altaír, los cuernos son bastones de caramelo, el cabello de algodón de azúcar pero arco iris; la mitad del cuerpo del equino tiene lunares y la otra rayas, acompañado de un tutú rosa.

Hadrian se destornillaba de risa en el suelo, golpeando la madera con los puños, que aún no recupera su aspecto normal. Ni se había imaginado que su magia funcionara tan bien y fácil, libre y salvaje como debe ser.

–¡No es nada divertido, Hadrian! –relincha el bizarro unicornio en el que se convirtieron los tres niños.

–Pues a mi me parece lo más gracioso, –habla Hadrian con tono de burla y sentándose en el suelo, cruzando los brazos sonriendo de lado. Sus dientes tienen un aspecto mucho más afilados, feroz y peligrosos; incluso los colmillos son un poco más largos. –Se lo tienen merecido por hacerme bromas mientras dormía.

–¿Dormir? Si llevas dos semanas inconciente, idamakus, –irrumpe Hragon, tomando el control de su risa, mientras deshace la transformación de los niños, regresando cada uno a su cuerpo con la simple agitación de su mano.

Hadrian lo mira con sorpresa pero pronto esta se convierte en ira, sin darse cuenta que sus sentidos se habían hecho más afinados, más sensibles; sobre todo su olfato. Reconociendo extrañamente el olor del wyvern en Hragon, aunque su cerebro es avanzado, su instinto esta más activo ahora después de su primera transformación.

–¡Tú fuiste el que ataco la academia! –gruñe haciendo que su cabello se levante erizado, formando una melena de espinas sobre la cabeza.

–Me alegro que el proceso de asimilar todo no le daño sus sentidos, –habla Hragon tratando de mantener la calma, aunque el niño acaba de despertar su poder esta a su alcance total, a pesar de que el tuviera más años de experiencia, el mahna entre un wyvern y un Hydraigous tiene un margen gigante de diferencia. Sobre todo las crías.

Hadrian se apoya con sus manos y pies en el suelo, arqueando la espalda como si pareciera un animal, incrementando los gruñidos y enseñando los dientes.

–Hadrian pareces un gato, –se ríe Altaír señalándolo, pero apenas tiene tiempo de agacharse para evitar la peligrosa bala de fuego disparada en su dirección. –¡Hadrian, no soy un blanco!

–Merecido lo tienes, –contesta Kya acercándose a Hadrian, pasando suavemente la mano por su espalda, logrando que se calmara con su presencia. –Les dije que no se metieran con él, pero no me hicieron caso.

–¿Qué oportunidad teníamos? – habla Blaise medio riendo, intentando no provocar a Hadrian y su peligrosa técnica de tiro. –Además piensa que ahora podemos usarte para los juegos internacionales.

–En la disciplina de tiro al blanco, porque no existe la disciplina de la transformación más fea. –Molesta Theodore a punto de echar a correr nuevamente, al ver a Hadrian empezar a tenar la piel negra y enseñando demasiados dientes para ser considerada amigable.

–Muy bien, muy bien deténganse los tres o terminaran sin torre, –Hragon respira hondo y extingue con un movimiento de su mano la pared en llamas por el ataque de Hadrian. –Aunque se haya transformado por primera vez, eso no indica que ya tiene control total, solo libero la prisión que la forma humana creo alrededor del mahna.

–¿Y para eso nos tenías que casi matar? –gruñe Hadrian sentándose en el suelo, sus ojos brillando de ira, mas ya no sentía la ira incontrolable.

–Una experiencia cercana a la muerte es la más efectiva, ya que en ningún momento me vino a buscar para empezar a entrenar. –Hragon se cruza de brazos. –¿No le había dicho que sino tomaba cartas en el asunto iba a perder la vida en unos años?

–Ni siquiera ha pasado un año, –Hadrian resopla poniendo los ojos en blanco.

–Ese no es el punto, idamakus, el mahna es la energía pura de la tierra, el cuerpo humano es incapaz de adaptarse a él. Por eso tienen bloques desde que nacen, no para que vayan siendo liberadas, sino para evitar que la toxicidad del mahna robado los mate.

–Mahna por aquí, mahna por allá, es algo difícil aceptar que todo lo que conoces es una mentira, –intenta excusarse, aunque ni él se lo creía.

–No inventes excusas, dime algo. Desde que te transformaste ¿te sientes mejor? ¿sin arranques de ira o la necesidad de ser libre? ¿sientes tu propia energía fluir por tus venas? ¿sintiendo que estas más liberado?

Hadrian masculla entre dientes pero asiente, admitiendo de mala gana que es así. Desde que despertó, su mahna parece obediente teniendo más fácil acceso a ella, sintiendo que de verdad debía ser así desde siempre.

–Referente a la parte inconciente, tu cuerpo entro en estado de coma mientras el mahna arreglaba tu código genético, adaptándolo a la forma correcta que debiste tener al nacer.

–¿Ahora debemos llamarlo lagartija? –bromea Altaír.

–Me dices lagartija nuevamente, –gruñe Hadrian enseñado los dientes a su primo, –vas a conocer de cerca que es la gravedad.

–No creo que te puedas transformar por voluntad de momento, tendrás que entrenar para obtener esa forma. Al igual que los idamakus en el pasado, deberás aprender desde el fondo a transformarte y preparar tu cuerpo.

–¿Prepararlo, para qué? –pregunta Theo con curiosidad.

–El mahna necesita un cuerpo bien adaptado, entrenaras diario y de eso me encargaré yo.

–Si sabe que salimos de vacaciones en unas semanas.

–No iremos a ningún lado, –gruñe Hadrian con frustración, la mayor parte del tiempo se la pasaría en la academia, no deseaba volver a su casa o con sus tíos por cierta incomodidad. Dos años en casi solitario le enseñaron a ser precavido y bastante cerrado. –Me quedaré a entrenar.

Gruñe profundamente regresando a su habitación. Encerrándose en el baño y agarrando refugio en la regadera, necesitaba tiempo a solas. No lo iba a admitir con facilidad, pero recordaba bien lo que vivió en el tiempo de su inconciencia. La presencia agradable y amorosa de la dragona ha ayudado mucho en el proceso, trayendo confort y un aura familiar; aunque al mismo tiempo casi extraña.

Aún teniendo siete años, el cariño de tu propia madre y la presencia constante de la familia sigue siendo necesaria. Hadrian no esta seguro de cómo sentirse, su mente lógica le ha ayudado a sobrellevar esa situación, pero sigue siendo un niño abandonado por su familia aún en sus años más necesitados.

Con la cara oculta entre las rodillas y los brazos alrededor de la cabeza, no se percata de cuando la puerta se abre o de la presencia de Hragon cuando se acerca, apoyando su mano sobre su cabello.

Idamakus, mi király, se que es abrumador todo lo que te estoy hablando, – habla Hragon sentándose en el suelo junto a él, –pero los Hydraigous son una raza hermosa y guerrillera, tu antepasado Hyron fue un rey justo y amable, que trato a su gente y a sus inferiores como se les debe.

Hadrian levanta la mirada.

–Eso no me ayuda mucho, se que él fue justo, estuve leyendo todos los libros de esa habitación secreta, todo aquello parece más bien abrumador. Toda esa guerra y el mahna robado por la humanidad, ¿paso de verdad?

–Si, –gruñe, –la humanidad son ladrones y avariciosos. Lo han hecho desde el principio de sus tiempos hasta ahora.

–Es un poco difícil de creer, tomando en cuenta que he sido humano siempre o al menos eso pensé. –Resopla rascando su cabeza con exasperación. –Sino soy un humano, ¿qué soy ahora? –mirando fijamente a Hragon.

El hombre le sonríe, pasándole la mano sobre el cabello con gesto afectivo.

–Eres un Hydraigous, hijo por sangre del lejano Hyron Darkus y próximo király del reino de Mu.

¿Király? –pregunta Hadrian antes de procesar un poco la traducción de la palabra, aunque pudiera entender la Aracmea con más facilidad, desde que se transformo aún su cerebro esta asimilando mejor el mahna. – ¿Rey del continente perdido? –no sabe muy bien como sentirse.

–Si, Colmillo del infierno solo acepta la misma sangre de los reyes antiguos, el líquido que carga el mahna puro que te ofreció la tierra. Pero lo que realmente te hará poseedor del título de Király, es el anillo de la familia real y el que te dará la oportunidad de reclamar el apellido Darkus.

Hadrian abre los ojos con sorpresa, al escuchar esas palabras.

–¿Qué… qué dijo?

–Puedes reclamar el apellido Darkus, mágicamente Darkus sobrepasa en todas las sociedades mágicas cualquier familia antigua, incluso la de los Potter. Solo debes se reconocido por los mismos duendes, Torneratus seguramente estará encantado de venir.

–Pero sigo siendo Potter legalmente, ¿eso no advertirá a mis padres?

Hragon le pone una mano en el cabello y se lo revuelve.

–No te preocupes, mi Király, estaré a tu lado como lo estuve con Hyron desde que éramos niños, te guiare por el camino correcto y me dedicare a entrenarte como debe ser. Prometí a mi viejo amigo que regresaría a los Hydraigous a su antigua gloria. –Se levanta parándose frente a él, apoya una rodilla contra el suelo y la otra la flexiona, cruzando un brazo frente a su pecho, haciendo una reverencia. –No le fallare. Me asegurare que tus padres no se enteren.

Hadrian se sentía poderoso y dominante por un momento, sintiendo su mahna agitarse feliz bajo su piel. Aunque sea un cachorro de dragón aún, sigue siendo una especie superior. Aunque una sonrisa se dibujaba en todo su cara, por fin abandonaría toda su conexión con los Potter.

–Ahora, mi király, lo mejor será que se cambie de ropa, necesitamos ver a los duendes, veré si puede venir directamente a la academia.

–Pero… mis tíos –, Hadrian tiene un tono de nerviosismo.

–Creo que es tiempo de hablar con ellos, mi Király, son tu familia y por las interacciones que he visto, te tienen un gran cariño y se preocupan por ti. Tanto que se han separado de sus amigos por la injusticia que te han dado, si lo deseas hablare con ellos y te ayudare a transformarte para que puedas demostrarle, ¿si es lo que quieres? Creo que podemos reunirlos aquí para que hablen y presencien el reclamo del anillo.

Hadrian se queda pensativo antes de asentir con determinación.

–La familia lo es todo antes que nada, mi Király, recuérdelo siempre. Además que ya ha empezado a tener una aunque no se diera cuenta. –Refiriéndose a sus amigos. – Dejare que te cambies y mires tu nuevo aspecto. Me temo que tus cicatrices no desaparecerán del todo, las heridas mágicas pueden ser sanadas con el mahna pero las otras tardan más tiempo o mucha energía.

Hadrian sale de la ducha y se mira en el espejo. Teniendo una sorpresa enorme al encontrar su reflejo nuevo.

Su piel ya no es pálida sino más de un tono tostado, sin llegar a ser bronceada. Los ojos verde amarillento han desaparecido por completo, siendo sustituidos por un fiero y salvaje color rojo similar al mismo fuego del infierno, aunque ese es el color predominante a medida que se acerca a la pupila cambia a naranja y después al amarillo. El cabello se ha convertido en una mata de cuernos y espinas cayendo hacia atrás-, a excepción de uno o dos mechones rebeldes y delgados sobre su frente-, simulando el aspecto que tiene en su forma dragón.

Pero quizas lo que más sobresale de su nuevo aspecto, es la cicatriz parecida a una quemadura larga que va desde su oreja izquierda hasta casi tocar su boca. Tambien otra que iba desde el cuello, aunque parece que se alarga más hasta su barbilla.

Hadrian se quita la camisa del pijama por completo.

La cicatriz del cuello desciende por su espalda y costados, por donde el Wyvern lo había sujetado, atravesando su piel. La mayoría se puede cubrir con ropa, ha excepción de la cara.

–Puedo averiguar con otras razas una manera de hacerlas más invisibles, si quieres.

Hadrian se queda en silencio mirándose mejor, su altura le ayuda mejor a verse, nunca ha sido muy vanidoso, pero la apariencia siempre es importante.

–No, quiero que la gente las vea, –habla con decisión y apretando los puños, antes de relajarlos. Esas cicatrices simbolizan su nueva vida, su primera batalla como un verdadero Hydraigous. Como Hadrian Darkus. –Son cicatrices no de dolor, sino de combate, soy un guerrero ahora y las llevaré con orgullo. –Hadrian se gira sonriendo ampliamente a Hragon, mientras sus ojos brillan fugaces.

Hragon le devuelve la sonrisa, ese niño se parece tanto a Hyron no por su aspecto sino por su actitud y orgullo. Lo que caracterizaba muy bien a su especie.

–Esa es la actitud, te esperare afuera, –Hragon abandona el baño, dejando a Hadrian solo.

Hadrian se queda mirando su reflejo nuevamente, tocando con los dedos las cicatrices que tocan su cara. Por el rabilo del ojo nota a Kya acercarse a él por la espalda. El moreno se sorprende al notar con facilidad el aroma de Kya, encontrándolo bastante agradable. Las pupilas se dilatan, al percibir el olor salvaje y el calor que esta desprende cuando ella se acerca, aunque comparado con el suyo, apenas es un ligero cambio de temperatura entre los dos.

–Te dan un aura de malo, –habla Kya acariciando la cicatriz de su espalda. Hadrian arquea la espalda ligeramente, como la piel aún cicatriza tiene el área sensible y le provoca cosquillas.

–Kya no hagas eso, me hace cosquillas, –Hadrian se aparta ligeramente, sacudiéndose. No sabe como tomar las palabras de su amiga.

–Aunque te quedan bien así, eres un guerrero en potencia, –ella sonríe con cierta timidez y las mejillas sonrojadas.

Hadrian se pone rojo suavemente tambien, se sentía un poco incomodo pero no dijo nada.

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Hadrian se mira en el espejo de su cuarto. Viste un traje de tres piezas, una camisa de mangas largas color sangre, un chaleco negro con un pantalón de un tono ligeramente más claro; una gabardina oscura con el interior rojo y sin olvidar su fedora. Ese mismo día cambiaria su nombre, dejaría de ser un Potter para siempre.

No puede evitar tener sentimientos contradictorios, aunque odiara a sus padres por abandonarlo, tirarlo al olvido como si fuera basura o un objeto sin importancia; siguen siendo sus padres, su familia. Por primera vez desde que llego ahí, hace dos años, duda un poco en abandonar por completo ser un Potter

Suspira y sale a la sala común donde ya estaban sus amigos. Llevándose una sorpresa ante el aspecto elegante que llevan los cuatro. Ellos no tenían que ir con él.

–Se supone que solo yo tengo que ir, chicos, –habla Hadrian teniendo el mejor control de su nervios que le es posible.

– Somos tus amigos, tenemos derecho de presenciar el mayor cambio de tu vida –dice Kya con una sonrisa.

Viste un traje de telas bien ajustado a su cuerpo de color azul oscuro de mangas largas, el pantalón es negro con botas altas hasta por un poco más debajo de la rodilla; un chaleco se alarga más allá de sus muslos sujeto a la cintura por un cinturón y por último una tela alrededor de los hombros, con una caperuza ocultando ligeramente su rostro.

–Sabemos que abandonar lo que has conocido toda tu vida, no es fácil, por eso creo que necesitaras nuestro apoyo, –ríe Blaise ligeramente con los brazos cruzados detrás de su cabeza.

Su traje aunque no es el típico de la sociedad mágica pero si más cercano a la época victoriana, le da un toque de elegancia a su propio estilo. Usa una camisa verde de mangas largas usando una corbata de listón plateada, una chaqueta corta que le llega a la mitad del cuerpo y un chaleco gris oscuro que se alarga hasta sus rodillas dividiéndose en dos; ambos tienen el borde de un brillante color cromado. Botas alargadas que le llegan hasta un poco por debajo de la rodilla.

Aunque Hadrian apenas puede aguantar la risa, ya que tanto Blaise, Altaír y Theo tienen el mismo atuendo. Casi parece que sus familias se pusieron de acuerdo para que combinen. Altaír usa los colores de la casa Black y los Mazzei, azul oscuro, plata, dorado y negro, siendo el plata y negro el color dominante; mientras que Theodore representa a los de su familia: el negro, amarillo, bronce y rojo; siendo el negro y el bronce los dominantes.

–¡¿Quién te dio el derecho de copiarme, Blaise?! –brama Altaír mientras encara a su compañero.

Aunque pueden considerarse amigos y trabajan juntos, se llevan bastante mal la mayoría del tiempo, siendo Altaír un niño que actúa por instinto y Blaise un niño que se maneja con cautela y pensamiento, son como el agua y el aceite.

–Yo no te copie, no es mi problema que tu madre tiene tan buen gusto, –responde Blaise encogiendo los hombros y su rostro inexpresivo, aunque para quien lo conoce bien puede ver una sonrisa a medias.

–Yo diría lo contrario, –Hadrian ríe bastante .

–Como si hubiéramos tenido elección, –resopla Theodore, su padre le había enviado esa ropa para la noches de gala o reuniones importantes; pero si debe ser sincero, no le gusta el estilo antiguo aunque la era victoriana estaba más cerca de la actual. –Es el problema cuando dependes de tus padres, sobre todo para dar buenas impresiones, ustedes al menos no tienen problemas.

Theodore de inmediato se cubre la boca con las manos, mirando la mirada letal que le envía Kya, la había incluido sin pensar.

Hadrian se acerca a su amiga y le aprieta la mano con cierto cariño. Entendía perfecto lo que ella estaba pasando. Ella al haber sido expulsada por su familia, no puede portar la combinación de colores ni de los Phantomhive ni los Boreal, ni siquiera el escudo de alguna de los dos. Ahora le dicen sin nombre, porque oficialmente había sido removida del árbol familiar, los profesores se limitan a llamarla señorita.

–Bajemos, Hragon nos debe estar esperando, –Hadrian interrumpe la discusión sin sentido de sus amigos.

El moreno vuelve a su cuarto para coger el sable, quizas es tiempo de acostumbrarse a andar con ella, aunque confía en su intuición para advertirle. Se sujeta el arma a las espalda, cruzando el cinturón por el pecho. Pero para su sorpresa el sable desaparece, fusionándose dentro de la estructura de su espalda, aunque no puede sentirla dentro, como si se hubiera combinado con sus células.

–Que raro, le preguntare a Hragon después, –acomoda mejor su gabardina y sale de la torre con sus compañeros.

Como había predicho Hadrian, Hragon esperaba al final de las escaleras.

El adulto hace una rápida inspección a los cinco, aunque ya Torneratus conoce a Hadrian, que el moreno se preparara de ese modo, puede decir mucho de él. Más si la voz se corre entre los duendes, Darkus es un apellido bien conocido en Inglaterra, aunque más en toda Europa del este y de Asia. Que lo aceptara el anillo podría ser un arma de doble filo, por un lado volverían a activarse las sillas en el Winzengamott. Quedaba la duda de si debía introducirlo ante las 12 familias, siendo los Darkus aun más antiguos que cualquiera familia ahí; solo necesitaban algo de ayuda con alguno de los representantes. Lo mejor que puede hacer es guiarlo, las decisiones las debe tomar él.

Después de asentir satisfecho, los guía hasta una sala de recreación o al menos es lo que parece, que no recordaban ver visto.

–Aquí será la reunión –dice Hragon dándole paso a los cinco niños.

Es una habitación bastante amplia de un color hueso. Una chimenea bien iluminada calienta ligeramente la habitación acompañada de unas pocas butacas sin muchos detalles, una mesa de cristal baja, un escritorio y una mesa de billar.

Aunque más parece una habitación hecha con las prisas.

–Siempre nos inculco la buena impresión, esto no lo parece, –Hadrian frunce el seño mirando al director. Hragon saca una bolsa de cuero negro y deja caer su contenido en su mano.

–Tranquilos, ya lo tenía planeado, –Hragon le da una piedra redonda, apenas más grande que sus palmas, a cada uno. Estas tienen unas runas incrustadas por todas partes.

–¿Y esta basura? –pregunta Theo.

–Son piedras de los deseos, a través de estas pueden cumplir sus visiones aunque por un tiempo corto pueden pedirlas. Se las estoy dando para que puedan modificar esta sala sin usar a su antojo, ya que no pueden usar las otras por los demás alumnos; pensé que les gustaría tener la suya propia.

Los cinco sin poder evitarlo sonríen con entusiasmo, les gustaba su sala común pero si querían cosas nuevas debían pedir permiso a su jefe de torre.

–Tambien pueden crear una contraseña, si desean. Tienen una hora antes de que lleguen los invitados.

Hragon dejo a los niños jugar un poco con la habitación, tal vez había exagerado un poco en permitirles usar un aula en desuso. Pero conociendo la naturaleza de lo Hydraigous, Hadrian convertirá la torre en su cubil y no permitirá el acceso a extraños al lugar. Los idamakus aún siendo jóvenes son muy territoriales, sobre todo cuando tienen hembras cerca y si sus sospechas se hacen realidad, la situación se llegara a ponerse horrible.

–Espero que con esto su instinto disminuya un poco.

Hragon los deja solos por un buen rato, mientras preparaba todo para la reunión, tiene que estar listo para demostrar a los Black y Lupin la verdad. Usualmente prefería no involucrar humanos en estos asuntos, pero los tíos de Hadrian se preocupan mucho por él, no lo olvidaran tan fácil como sus padres. Quizas a la larga podrían beneficiar a los Hydraigous, tiene un presentimiento de que los Black ocultan algo más que magia oscura. No por nada Altaír es atraído por Hadrian como si fuera un imán, ya había empezado incluso a notar pequeños cambios en el niño; aunque no esta seguro de que pueden ser los tres chicos.

De algo si tiene certeza, no puede asegurar que él o los chicos sean capaces de soportar los arranques de ira de Hadrian. Es lo que pasa cuando el mahna no puede fluir libremente por el cuerpo, al menos ese es el caso de los Hydraigous.

Respira hondo después de dar unas pocas ordenes a dos elfos domésticos, quienes servirían los aperitivos y la bebida para la visita. Regresa a la sala encontrando que el paso la bloqueaba una puerta de cristal, cuyo vidrio esta pintado formando un dragón acorazado igualito a la forma de Hadrian posado sobre un risco.

–¿A si me veía transformado? –escucha la voz de Hadrian del otro lado.

–Si, aunque no tan cristalizado y guapo, –la risa de Altaír se corta por sus gritos y pasos veloces, –¡Solo dije la verdad, deja el palo de billar, no soy una de las bolas y le sacaras el ojo a alguien!

–No, solo te sacare el cerebro por la nariz –contesta Hadrian.

Por lo que Hragon puede ver por la puerta, el moreno persigue a su primo con el palo de billar.

–¿Cuál cerebro? Solo encontraras telarañas, –habla Theo con tono burlón.

–¡Ey!

–Claro porque lo que tiene ahí arriba es un espacio sin usar, ¿por qué no lo rentas, Altaír? Seguro que ganas bastante, –continua Kya, medio riendo.

–¡Eh, yo si tengo cerebro!

Hragon niega con la cabeza, medio riendo tambien antes de golpear con los nudillos la puerta.

–¿Puedo pasar? Ya es casi la hora.

Apenas pasa unos segundos antes de que Blaise abra la puerta. Hragon apenas puede retener su sorpresa ante la magnifica sala, nadie diría que aquello había sido una habitación abandonada.

Todo estaba decorado con un bello estilo victoriano, pero por alguna razón tiene aire siniestro. Las paredes bañadas de un fuerte color negro y líneas suaves de color sangre, simulando el aspecto de las escamas de un dragón. Cuadros espectaculares de paisajes celestiales ocupan algunos lugares de la sala; siendo el más impresionante él que esta sobre la chimenea, es una ciudadela oculta entre nubes espesas donde apenas se ve la luna, dragones surcan entre la ciudad rugiendo y protegiendo el extraño castillo; cualquiera que lo viera dudaría si la edificación esta en la tierra o en el cielo.

La chimenea es bastante agradable y de buen tamaño, hecha de acero y madera, cabezas de dragón forman las puntas bañadas en cromo. Frente a esta hay un grupo de varios sillones de terciopelo muy dignos de la época, en medio iba una mesita de cristal pero esta es más gruesa de lo que aparenta; debajo del cristal se puede ver un tablero tridimensional del juego de Risk, tambien alrededor hay varios cajones con figuras para el juego u otros tipos de juegos de mesa. Donde están las dos sillas de respaldar alto hay una mesa con un tablero de ajedrez, las piezas de cromo son diferentes especies de animales, siendo el rey y la reina dragones; mientras que las de piedra blanca son humanos, siendo la pieza del rey un caballero alzando una espada al cielo.

La mitad de la habitación es ocupada por la mesa de billar, ahora completamente reformada. Hecha de madera negra detallada con figuras de caballeros ataviados con una armadura de dragón, las patas del mesón son garras afiladas siendo las uñas hechas de acero. Las esferas para el juego y el triangulo están contra la pared detrás del escritorio, entre dos libreros gigantes ocupados por los libros de la sala secreta. Incluso el mapa que habían hecho los chicos estaba enmarcado y expuesto tambien detrás del escritorio.

El escritorio es hermoso con una silla grande hecha de piel y metal, varios utensilios de escritura se mantenían en orden sobre su superficie. Por ultimo un ventanal en forma de cúpula daba iluminación al sitio, aunque no se podría decir si tendría la misma función durante la noche.

–Les quedo muy bien, debo admitir, ¿por qué no hay más iluminación? –pregunta Hragon.

–Íbamos a poner antorchas o luces mágicas, –responde Blaise rascándose la cabeza, –pero cuando nos dimos cuenta ya teníamos todas las paredes ocupadas.

–¿Director, por qué no se usa la electricidad en zonas mágicas? –pregunta Hadrian inclinando la cabeza de lado.

–Porque los aparatos muggles se sobrecargan con los campos mágicos o mahnicos.

–¿Dice que nadie a intentado hacerlo? –pregunta Kya inclinando la cabeza de lado. Hragon vuelve a negar con la cabeza.

–Aunque nadie dice que es imposible, –habla Altaír con gesto pensativo, –simplemente no se ha probado hacerlo.

–Quizas si encontramos algún objeto muggle, –habla Theo con entusiasmo.

Hragon mira con cierta confusión como los niños discuten amistosamente, sin llegar si quiera a una conclusión todavía. Pero no tiene tiempo de hablar cuando el fuego de la chimenea se vuelven verdes y azules, aunque no sale nadie.

–¿Qué le ocurre a la Red Flu? –pregunta Hragon confundido mientras se acercaba a esta, casi pisando a Thanatos en el camino.

–¡Espere, voy yo! –Hadrian aparta a Hragon rescatando a su acompañante del piso, antes de que la serpiente muerda al adulto.

Hadrian golpea con los nudillos la piedra de la chimenea, usando una secuencia en clave a la vez que inyecta su mahna a través de la piedra.

Pronto las flamas se vuelven esmeralda nuevamente, permitiendo el paso a los visitantes. Sirius Black junto con su esposa y Remus salen de la chimenea, mirando con curiosidad la habitación antes de percatarse de los niños quienes rodean la mesa de billar.

–Hola, chicos, vaya lugar se consiguieron, –habla Sirius con aire risueño, revolviendo el cabello a Hadrian y Altaír. Ya conoce a Blaise por las cartas de su hijo. –Tu debes ser Blaise, ¿no?

–Sire Blaise Cid Zabini Lecaille, heredero de la Noble y Antigua Casa de Zabini y heredero de la Noble y Antigua Casa de Lecaille, –contesta Blaise haciendo una reverencia ante Sirius y Elise. –Es un placer conocerlos, Lord Black y Lady Black.

–Lord Taylor veo que ha enseñado bien a sus alumnos, espero que mi hijo no le este dando problemas, –habla Elise con una sonrisa.

–¡Madre! –grita Altaír con la cara ligeramente roja.

–No se preocupe, milady, su hijo es aplicado y sus amigos han influenciado muy bien en él. Si son tan amables de ocupar asiento para poder hablar, –Hragon indica los sillones junto a la chimenea, justo cuando aparece dos elfos domésticos, uno llevando una bandeja con comida y otro con varias copas de vino.

Hadrian ocupa una de las sillas trono casi de inmediato, aunque ya antes había dejado su gabardina y fedora sobre un perchero a un lado de la chimenea, casi imponiendo su presencia; pero le queda demasiado grande para él, a pesar de ser alto para su edad aquella silla le queda enorme.

–Hadrian, creo que no te servirá de mucho esa silla, –Sirius se ríe acercándose a su ahijado, –vamos busca uno mejor para tu tamaño.

Pero el gruñido de Hadrian y su mirada agresiva le es suficiente para desistir, para ser un niño tiene un aura amenazante, casi letal que no tiene nada que ver con su edad.

–Estoy bien aquí, tío, –contesta el moreno apoyando su cabeza en un puño y el codo en uno de los apoyabrazos.

Sirius se le queda mirando confundido, los ojos de su ahijado no son los mismos que tiene desde que nació, un feroz color fuego es lo que analiza su mirada, con el intenso color rojo parecido mucho a la sangre.

–Ey, cachorro, ¿qué le ocurrió a tus ojos? –Sirius revuelve el cabello espinoso del moreno.

–¿Qué tienen? –Hadrian mira a su tío, parpadeando e inclinando la cabeza de lado. –¿No te gustan?

–No es eso.

–Lo que Canuto quiere decir, –habla Remus sentando en uno de los sofás frente a la silla de Hadrian, tal vez no pudiera controlar su lado lobo de la licantropía, pero sus sentidos son más agudos que un humano; su intuición le decía que su sobrino es peligroso, algo aterrador que el licántropo puede percibir. –Es que ya no tienes los ojos verde amarillento sino de color fuego. No es que te quede mal.

–¿Estas usando pupilentes, cariño? –pregunta Elise acercándose a ver mejor a Hadrian. –¡¿Y esa cicatriz en la cara?!

Antes de que Hadrian pueda contestar, Altaír interviene rodeando con un brazo los hombros de su primo.

–Son marcas de batalla, hubieran visto como quedo el wyvern cuando peleo con Hadrian.

Hadrian siente como pierde el color de la cara y una enorme necesidad de golpear a Altaír en la barbilla, no puede creer que Altaír dijera lo ocurrido como si nada. Su primo y su honestidad lo van a meter en problemas, no solo a él sino a todos a su alrededor.

El joven no tiene si quiera que ver la cara enrojecida de su tía, antes de que esta desaparezca de su lado, acorralando a Hragon contra una pared. El hombre aunque es un wyvern no puede evitar sentirse intimidado, una mujer enfadada puede ser peor que un dragón.

–¡¿Me puede explicar de que están hablando?! –gruñe la mujer casi parece tirar chispas por la boca.

–¡Así que esa noticia es real, la que cuentan en el diario italiano! –brama Sirius escandalizado, recordaba bien la noticia de la aparición de un wyvern en la Toscana, aunque los avistamientos de esa raza son cada vez más escasos, la noticia no había llegado a ser internacional aún.

–¡¿Qué clase de seguridad tienen en esta academia? Voy a sacar a mi hijo y ahijado de este lugar!

Pronto los cinco niños se ponen pálidos. Hadrian se levanta de un salto sobre la silla.

–¡Ey, nada de eso, ¿quién les dijo que yo quisiera cambiar de escuela?! –gruñe Hadrian encarando a Sirius.

–¡No es decisión tuya, Hadrian, este lugar no es seguro! –Elise deja de acorralar a Hragon y camina hasta él, cogiendo su muñeca y tirando de esta mientras camina hacia la chimenea.

–¡Están exagerando un poco! –grita Kya mientras forcejea para liberar a Hadrian.

–No fue para tanto, esta entero, –Blaise corre a ayudarla mientras Theo ayuda a Altaír de soltarse de Sirius.

Aunque es un poco inútil.

–¡Ustedes que van a saber, deberían hablar con sus padres para sacarlos de esta escuela! –brama Elise acercándose más a la chimenea.

Thanatos e Hypnos salen de las mangas, mordiendo a la mujer en el brazo. Elise suelta un grito de dolor, levantando el brazo bruscamente para apartarlo de la amenaza. Sin pensar si quiera en la dirección que daba un manotazo, golpeando a Kya en la cara y tirándola al suelo.

Hadrian empezó a sentir su sangre hervir, la ira cubriendo su cuerpo. Los gruñidos resuenan en su garganta, enseñando los dientes de manera agresiva.

Hragon no tardo en saber el peligro que estaba por suceder, rápidamente agita la varita creando escudos mágicos y uno de extracción para eliminar el veneno en Elise.

–¡Cúbranse! –apenas tiene tiempo para gritar.

Segundos después el cuerpo de Hadrian cambia de golpe, destrozando la mitad de la estancia cuando en vez de un niño ahora hay un dragón joven. Su cuerpo ocupa la mitad de la sala, mientras que las alas se doblan de modo poco natural contra las paredes.

Elise mira con horror al dragón sin darse cuenta que este es su ahijado, solo que aquel monstruo esta furioso, mirándola y enseñando los dientes.

–Tenía que pasar en la sala que acabamos de arreglar, –gruñe Altaír saliendo de abajo del sofá volcado.

–Ve el lado positivo, ahora podemos dar un tamaño aproximado de su forma, –habla Theodore mientras sacude su ropa. –Menos mal que traje una libreta.

–A ti solo se te ocurre traer algo así a una reunión, –Altaír rueda los ojos.

Kya se acerca a Hadrian antes de que siguiera su avance contra Elise, acariciando la cabeza alargada del dragón, influyendo un poco de su poder en su piel, tranquilizando al joven.

–Hadrian puede defenderse el solo, Lady Black, –habla Kya mientras el idamakus la rodea con su cola de manera posesiva. –Como ve el puede transformarse y defenderse sin problema.

–¿Cómo? –tartamudea Remus mirando con nervios y terror, aquel dragón aunque sea una cría es enorme, nunca ha visto un dragón joven, menos uno de ese tamaño. –No debería poder transformarse en un animago, no a esta edad.

–Porque sire Hadrian no es ningún animago, Lord Lupin, esta es su forma real, con la que debió nacer desde un principio, –interviene Hragon mientras agita su varita, ante la mirada de todos la sala se vuelve a organizar sola, como si el tiempo volviera atrás.

Hadrian aprovecha para flexionar sus alas, pegándolas al cuerpo, estas se alargan y sus puntas se arrastran ligeramente contra el suelo. Sacude ligeramente la cabeza mientras parpadea.

Hragon empezó a relatar la historia mientras el dragón se examina.

Así que esta es mi forma, –gruñe examinándose con curiosidad, su cuerpo es robusto y musculoso, en cierta forma le recuerda la apariencia de los dinosaurios que veía en libros.

Creo que lo mejor será que te vuelvas humano, –gruñe Kya sorprendida, estaba segura de que su amigo hablaba en otra lengua pero aún así le comprendía.

¿Y cómo lo hago? La última vez ni supe como lo hice.

–Tal vez si tiramos de tu cola, –ríe Altaír picando uno de los costados del dragón.

Hadrian gruñe y mueve de golpe una de sus alas, levantando bruscamente a su primo hasta alcanzar casi cuatro metros sobre el suelo.

Altaír se agarra con fuerza de la membrana del ala, haciendo todo un esfuerzo para no gritar, puede sentir la sangre correr veloz por sus venas, el corazón palpita desbocado contra su pecho.

–Hadrian, bájame, ¿quieres? –tartamudea Altaír sonriendo con nerviosismo al dragón.

Hadrian sacude su ala con malicia, haciendo reir a los otros tres mientras Altaír gritaba.

Sirius y Elise miran con asombro el estado de su ahijado, habían esperado que un dragón atacara y no jugara como lo hace en ese momento. Remus no puede evitar todavía quedar nervioso ante la presencia de Hadrian.

–Creo que es buen momento para explicar lo que sucede, –interviene Hragon ofreciendo un frasco de vidrio al hombre lobo. –Mientras Hadrian toma control de su forma, –mira al idamakus. –Király, ¿te acuerdas lo que te dije la primera vez que perdiste el control? ¿Para qué te transformes en humano?

Si, como no olvidar ese día, –gruñe Hadrian rodando los ojos.

Quiero que tomes eso en practica nuevamente, ahora tu ira ha disminuido lo suficiente para que puedas intentarlo.

Según usted tardaría un buen rato en domar esta forma.

Si, solo que esta vez recibiste ayuda de tu amiga quien ayudo a calmarte de alguna forma. –Hragon tiene una buena sospecha de lo que ocurría, pero hasta no hacer algunas pruebas no puede confirmarlo, las mismas que podría aplicar a los otros tres.

–Lord Hragon, ¿entiende lo qué Hadrian dice? –pregunta Elise confundida al escuchar al hombre y a su ahijado, aunque para ellos lo único que pueden entender son una serie de gruñidos y siseos.

–Es la lengua Aracmea, milady, al igual que el Parsel es una lengua que se hereda por genética, no se puede obtener bajo el aprendizaje.

–¿Cómo hacemos nosotros? –pregunta Blaise un poco confundido.

–¿A qué se refiere, sire Zabini? –pregunta Sirius.

–Es que empezamos a entender algunas cosas de lo que ellos hablan.

Pero su conversación es interrumpida cuando las llamas vuelven a ser verdes y después azules.

–Será mejor que te transformes, Hadrian, no creo que en esa forma puedas aceptar el anillo, –Habla Kya mientras se levanta del suelo.

Hadrian mira Kya caminar hasta la chimenea y tocar las piedras para dar paso a un duende y a Torneratus, el primer duende apenas evita gritar cuando ve el dragón. Ignorando a los recién llegados, concentra su ser hasta lo más profundo de su mente. Buscando la puerta con las cerraduras, llevándose un susto al ver que ya no existe nada, su poder fluía por completo por sus venas y células. Algo nervioso, intenta usarla, llamando al mahna que su cuerpo contenía, sintiendo la ancestral energía que recibió de sus antepasados.

Poco a poco las alas se van encogiendo, desapareciendo dentro de su cuerpo al igual que su cola. Empezando a recuperar la forma humana, gruñe al darse cuenta que su ropa ha vuelto a desaparecer. Es algo difícil hacer nuevamente el proceso, su cuerpo es más complejo, recordando el libro que había estado leyendo sobre la anatomía y fisonomía de los Hydraigous; pero no imposible.

–Toma, Hragon la reparo con su varita, –habla Kya entregándole de nuevo su ropa.

Hadrian se viste de nuevo rápidamente, no quería hacer esperar demasiado a los duendes. Por suerte sus amigos le cubrieron para que pudiera vestirse. Aunque para él la desnudez no le molesta.

–Tiene que haber un modo de evitar que la ropa se me destruya, –Hadrian se queja, ignorando la cara de sus familiares que lo miraban con asombro. Cuando termina de arreglarse se gira para ver a Torneratus. –Lord Torneratus, es un placer volver a verlo.

Torneratus sonrió, evitando que su acompañante duende, quien se ha recuperado del susto, le saltara al niño con una mano, los duendes de esa época le tenían mucho respeto pero a veces no son capaces de diferenciar a un niño de alguien superior a ellos.

–El placer es mió, Király, –contesta el rey de los duendes haciendo una reverencia para sorpresa de los tres magos.

–Esperen, esperen, –interrumpe Sirius, – ya escuchamos a Lord Taylor toda esta disparatada historia sobre un reino de dragones, de un mundo bizarro controlado por criaturas y todo lo que me quieran decir. Sobre todo ahora que vimos a Hadrian en un dragón y volver a su forma humana, sin que le costara trabajo.

–Se trasformo en humano, no al revés –corrige Hragon pero Sirius le ignora.

–No quiero saber porque un duende o lo que sea usted, –continua Sirius mirando a Torneratus, quien frunce el seño ofendido, –hizo reverencia ante mi ahijado o lo que mierda significa eso de Ke no se que. Lo que quiero saber ¿por qué Hadrian quiere cambiarse su apellido por uno que prácticamente que fue tirado al olvido?

–Porque ese apellido me pertenece, –gruñe Hadrian mirando a su padrino de mala manera, se estaba portando como un niño.

–Tonterías, tu apellido es Potter y Evans.

–En realidad, no pertenece a ninguna familia, Lord Black. Griphon, pásame la carta certificada que acabamos de recibir, –habla Torneratus mientras el duende rebusca en un maletín que trae con él. No tarda en sacar un pergamino blanco sellado con una cinta dorada y el escudo de la familia Potter grabado en cera.

Griphon rompe el sello de la carta antes de pasarla al rey. Torneratus empezó a leer en voz alta:

Al correspondiente director de Gringotts de Italia:

Mediante esta carta hago anuncio a uno de sus clientes, quien actualmente reside en una de las instituciones mágicas de su país. Oficialmente, tanto por medios legales y familiares, ha sido expulsado de la Antigua y Noble Casa de los Potter. Siendo eliminado por completo del árbol genealógico, se le ha negado en su totalidad el acceso a las cuentas del banco Gringotts de dicha familia.

Siendo eliminadas su cuenta personal y cualquier posesión de herencia, dado que la cabeza de familia, Lord James Potter, afirma que carece de cualquier núcleo mágico suficiente para sustentar la posición que se le debería dar al cumplir la mayoría de edad.

Debido a sus leyes de que toda carta enviada desde el exterior a un menor en territorio Italiano, envío al Director Nepherax de Gringotts Italia esta notificación para que sea remitida a la persona en cuestión: Hadrian Kalen.

Atentamente,

Director Oro

Director General de Gringotts de Inglaterra.

General decimo tercero del Escuadrón 980 de su majestad, Lord Torneratus.

Hadrian sostiene la carta entre sus manos, a mitad de la lectura se la había arrancado de las manos a Torneratus, su rostro ha perdido el color y el papel empieza a echar humo, quemándose por los bordes a causa del intenso calor que emanaba.

–Lord Torneratus, –habla Altaír, igual de pálido que su amigo, mira al rey duende ignorando la dificultad que tuvo al pronunciar el nombre, –¿se puede hacer eso?

–Si, –responde Sirius apretando los puños con fuerza.

–Aunque la escusa que ponen es totalmente ridícula, –gruñe Elise tan cabreada como su esposo, tal vez su casa no era tan antigua como para pertenecer a las doce familias, pero conoce muy bien lo que implican las palabras escritas en aquella carta. –Es un enorme sacrilegio mentir al gobierno y mucho más a las casas antiguas, ¿debe haber una forma de entrar por medios legales a pelear por que sea reintegrado?

–Si la hay, el problema es la fama que tiene Charles Potter, gracias a esta tendrá a más de la mitad del Winzengamott en el bolsillo, no dudaran en votar a su favor. –Contesta Griphon en este caso, tal vez había empezado mal, pero hasta él tiene sentido común al enfrentar a un depredador.

–¡Pero tendrá una casa antigua y ancestral para respaldarlos! –brama Sirius.

–Padre cálmate, el señor Griphon tiene toda la razón, –razona Altaír, que sorprende a sus padres por su manera formal de hablar. –Aunque apoyemos a Hadrian, no será suficiente con la mayoría de votantes en nuestra contra.

–¿Qué proponen entonces, Lord Torneratus? –habla Hadrian después terminar de incinerar la carta.

–El apoyo de una casa a una más superior, el problema será que alguna acceda, la dinastía Potter no es tan antigua como lo hacen parecer, –el rey vuelve a hablar, –apenas llegan a alcanzar a los Malfoy, al menos en su división inglesa.

–¿Y si es adoptado por una casa antigua? –pregunta Elise.

–No, yo pienso pelear por mis propios medios, así sea que muera en el intento, –Hadrian se acerca a Torneratus y extiende la mano derecha hacia él. –Estoy listo para la prueba, Lord Torneratus, después de todo a eso invocamos esta reunión.

–Cachorro, no… –empezó a decir Sirius pero Elise y Remus le tocaron el hombro, negando con la cabeza.

–Déjalo, Canuto, ya tomo su decisión y tengo la impresión que es la correcta. –Habla Remus algo tenso, aún sus instintos lo mantenía alerta, es difícil hacerse la idea aún que su cachorro es un feroz dragón.

Sirius, un poco aprehensivo, asiente.

Torneratus se pone unos guantes de piel escamada, antes de sacar de su traje una cofre hecho de cromo y huesos, lo apoya en el escritorio de la sala.

–Puede abrirlo, mi Király.

Hadrian camina con paso firme hasta el escritorio, cuando sus dedos tocaron el metal un cosquilleo le toco las yemas antes de que levante la tapa.

Dentro hay un cojín de terciopelo color sangre, donde dos anillos de buen tamaño ocupan el centro, estos son mas grandes que los dedos de un adulto. Estaba hecho de plata cromada, el aro es la cola de un dragón con varias runas grabadas que él desconoce, el centro se vuelve un dragón enroscado alrededor de una diamante sangriento con detalles negros, como si fueran de relámpagos, de un tamaño considerable; el reptil contenía doce alas que forman un circulo alrededor de la criatura.

Hadrian con mano firme recoge el anillo, sintiendo como la magia antigua pulsaba contra su piel y los pequeños rubíes que forman los ojos brillan. Desliza el anillo en su dedo medio derecho sin dudar; aunque casi le puede pasar entre cuatro dedos.

La sortija pulsa con fuerza antes de encogerse al tamaño exacto de su dedo, inyectando su poder al niño a través de su piel. Hadrian apenas se dio cuenta cuando una oscuridad penetrante le rodea, ocultando por totalidad la estancia en la que se encontraba antes.

–¿Qué ocurre?

Frente a él se iluminan diez flamas de diferentes colores, representando un elemento diferente aunque se basaran en el fuego, forman una línea en ambos lados, siendo cinco en cada uno. De las flamas aparecen lentamente diferentes personas, tanto mujeres como hombre, empezando en sus diferentes armas alzadas sobre ellos, como si crearan un arco sobre el camino que le indicaban.

Hadrian se le quedo mirando a cada uno de las personas, estos vestían una extraña armadura diferente para cada uno, no todos tienen cascos, aunque son hechas a su medida. Empieza a caminar por el arco con paso firme, mirando hacia al frente e ignorando las ilusiones del pasado. A medida que se acerca al final, va apareciendo un trono de color negro y oro, cuyo tono cromado brilla bajo las flamas de los guerreros.

Al llegar hasta ahí se enfrento a un hombre de porte imponente, Hadrian no le fue difícil reconocerlo como Lord Hyron Darkus por la pintura del cuarto secreto, el hombre fácilmente media poco más de dos metros, con un aspecto siniestro y peligroso. Junto a él había una figura femenina con una hermosa armadura de color cristal, sus rasgos le parecen familiares de algún modo; pero no lo recuerda, aunque su belleza es sobrenatural.

Hadrian deja de concentrarse en la mujer cuando Hyron se levanta del trono, gruñendo ligeramente, levantando una de sus manos con el mismo sable que el niño había recibido en el banco. Hyron levanto el sable hasta la altura de su rostro, esta se cubre de llamas escarlatas y negras desde el mango hasta la punta.

Hadrian no entendía nada y antes de que pueda preguntar, el rey le extiende el sable en llamas, retándolo a coger el sable con sus propias manos. Traga saliva, extendiendo lentamente su mano derecha hacia la hoja, tratando de controlar los temblores de esta lo mejor que puede, traspasa las llamas como si fueran una ilusión, apenas sintiendo un ligero cosquilleo en la piel sujeta el sable con fuerza.

Las flamas en el sable cobran un nuevo brillo e intensidad, siendo más claras en color en vez del tono opaco. Hadrian ve como la armadura de Hyron se desvanece. Los caballeros y la mujer se apoyaban en el suelo con una rodilla contra donde supone que es el suelo, haciendo una reverencia, antes de darle espacio hacia el trono vacío. El rey le extiende una mano en dirección al asiento.

Hadrian aún sujetando el sable, camina hacia el trono donde ocupa el lugar, este que le quedaba el triple de su tamaño se reduce hasta ser más cómodo para él. Puede sentir el poder ancestral rodearle, cubriéndole en poderosas flamas.

El rey y sus acompañantes se arrodillaron ante el nuevo rey.

Larga vida al nuevo Király, Hadrian Darkus, –recitan todos al mismo tiempo.

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Han pasado algunos días desde aquella mañana que Hadrian Potter desapareció, trayendo de las cenizas la Dinastía Ancestral de los Darkus. Aunque Hragon, quien se convirtió en su tutor, le quitaba la mayoría de su trabajo, tuvo mucho papeleo que hacer al principio, reactivando las múltiples bóvedas en los diferentes Gringotts de Asia y Europa.

Hadrian resopla sentado en su butaca de respaldo alto, -aunque sus amigos más bien le dicen que parece su trono y no una silla-. Estaban en el estudio en la que trabajaron, cada uno relajado haciendo diferentes cosas, disfrutando que es fin de semana.

–¿A sí que ahora te toca escoger en que invertir? –habla Theodore mientras golpeaba la pelota blanca en la mesa de billar, logrando el tiro por apenas un margen muy poco de error.

–Si, –contesta Hadrian sin levantarse de la butaca, golpeando suavemente los dedos contra su rodilla cruzada sobre la otra. Thanatos observaba todo desde el hueco de sus piernas. –Torneratus me recomendó escoger una de las más prosperas para empezar, –chasquea la lengua acariciando con pereza la cabeza de su serpiente.

–Pero eso es un arma de doble filo, –habla Kya sentada en uno de los brazos de la silla de Hadrian, –las más prosperas y competitivas son las de escobas de carreras, como la Nimbus de Inglaterra y las Hoshi de Japón.

–Sobre todo que la empresa Hoshi sacara su modelo nuevo, –Altaír es el siguiente en golpear la pelota, fallando para su mala suerte. Rechina los dientes pero camina hasta una mesa, donde descansan varios vasos de vidrio y cromo con un poco de refresco de cola de un color anaranjado, una bebida que empezaba a tener popularidad en Roma tanto muggle como mágico. –El modelo Hoshi 320 sino mal recuerdo, –dándole un sorbo a su bebida.

Hadrian sacude la mano como sino le diera importancia.

–Si, ya la recuerdo, no has parado de molestarme con eso desde hace unos días cuando salio la noticia.

–¿Por qué no la escoges?

–Es obvio, –habla Blaise resoplando y golpeando el palo de billar contra su hombro. –Al ser una empresa bastante reconocida, encontrar manera de invertir o comprar acciones no será fácil, menos si la cabeza de familia es un niño. –Camina hasta Hadrian y le pasa el palo. –Sin ofender, Hadrian.

El moreno solo gruñe suavemente, quitándole el palo de las manos y haciendo un ademán con la mano. Thanatos se enrolla entre su brazo y el palo.

–Para nada, –Hadrian camina hasta la mesa y observa con detalle la mesa, calculando su siguiente movimiento. –De todos modos no pienso invertir en ese mercado, no me convence al menos todavía.

–¿Pues cual será entonces? –pregunta Theo inclinando la cabeza de lado, el juego estaba casi por acabar, no le sorprendía mucho que Hadrian llevará la ventaja. El moreno tenía una mente muy privilegiada aún siendo de corta edad, no puede evitar sentir cierto orgullo por él y tenerlo como amigo.

Hadrian sube al borde de la mesa de un lado, inclinándose hacia al frente mientras Thanatos reptaba a su cuello para que pudiera apuntar bien.

–No se aún, sería más fácil si hubiera más opciones, solo hay la venta de ingredientes de pociones, creando un jardín botánico, o la venta de escobas.– Después de calcular mejor preparo el tiro, golpeando la bola blanca con facilidad y metiendo una de las lisas, quedando a una esfera de ganar. –¿Crees que tu madre Vittoria, me pueda asesorar, Blaise?

Blaise se cruza de brazos por un momento, inclinando la cabeza de lado.

–No creo que mi madre tenga problemas, tiene interés por ti, –Blaise se rasca la cabeza con incomodidad, no entendía demasiado porque su madre le interesaba su amigo.

Le había empezado a hablar de Hadrian mucho antes de unirse al grupo, los Zabini aunque sigue siendo una de las doce familias más poderosas, aunque representa más que nada poder político. Al igual que los Nott, ellos respetaban más que nada el poder y la magia pura, aunque ahora debía llamar mahna, y Hadrian es eso y más, un dragón más ancestral que el tiempo mismo. Llevaba poco tiempo con él pero ese poder, esa sensación salvaje que le recorre el cuerpo cada vez que Hadrian liberaba su energía, ahora libre sin ninguna restricción es adictiva, deliciosa, seductiva. Es algo indescriptible, quizas su madre quería saber porque un niño como Hadrian hubiera captado la atención de su hijo.

Hadrian asiente, terminando el juego al meter la bola negra en uno de los agujeros. Sonríe de lado y baja de la mesa, justo en el momento en que tocan la puerta.

Kya sacude la mano, un aura violeta le cubre la piel antes de que se abra la puerta con su magia.

–Ya sabía que los encontraría aquí, –habla Hragon mientras entra, levitaba detrás de él una caja de cartón.

–Como no, si pasamos la mayoría del tiempo libre aquí, ya sea estudiando o jugando, –Altaír encoge los hombros, mirando con interés la caja. –¿Qué traes ahí, Hragon?

Hragon resopla algo molesto, desde que los duendes le habían registrado como tutor legal de Hadrian, al menos hasta que alcanzara los quince años; empezaron a tutearle por su nombre. No sabe si considerarlo ofensivo o una especie de cariño, lo entendía si Hadrian o Kya le dice así, pero sus amigos ya son otra cosa.

–Recordé que ustedes se quejaban de que la electricidad no funcionaba alrededor de la magia, ¿cierto? –pregunta el hombre mientras deposita la caja en el suelo. Los niños afirman mientras se acercan al paquete. –Pensé que esto les puede servir para buscar ustedes la solución.

Hadrian frunce el seño antes de abrir la caja.

Dentro había un manojo de cables, herramientas, bombillas, incluso una batería de auto, entre otras cosas. Tambien un libro básico sobre mecánica y física, aunque tienen una gran variedad de cosas aparte.

–Esto parece un espagueti, –ríe Altaír mientras coge entre sus manos una de las bombillas y un cable rojo. Theodore y Hadrian son los únicos que ojean el libro. –¿Enserio espera qué logremos algo?

–No digo que sea imposible, sino que puede que logren algo, incluso quizás consigan hacer un negocio a largo plazo. –Hragon sonríe cuando ve el brillo de interés en los ojos de Hadrian.

El hombre intuyo que su Király estaba teniendo estragos para comprender el nuevo mundo al que pertenece, y solo era el principio. Todavía le falta conocer a su verdadero hogar, una sociedad aún más oculta que las trece cabezas de familia de Italia o la alta sociedad Inglesa, solo es cuestión de tiempo que lo reconozcan y le busquen, o en todo caso él a ellos.

–Pueden investigar y jugar con todo esto, incluso si quieren más cosas o aparatos para probar me lo piden o pueden usar el catalogo muggle que esta en el fondo.

Kya saca el libro del fondo, parece un catalogo de una tienda departamental muggle. No tardo en ojearlo con algo de rapidez, notando los diferentes electrodomésticos tanto usados como nuevos.

–Será un proyecto interesante de intentar, –sonríe Hadrian mientras empezaba a leer la introducción del libro, pero pronto Hragon se lo quita de las manos. –¡Ey!

–Nada de eso, te di suficiente tiempo para estabilizarte después del arranque de ira hace unos días, ahora empezaremos tu entrenamiento.

–Si, ya lo escuchaste, –Altaír se burla de su primo antes de agacharse para esquivar el gancho izquierdo que le dirige Hadrian hacia su cabeza. –Nosotros nos lo pasaremos muy bien aquí.

–Lo mismo va con ustedes, todos entrenaran tambien, –corrige Hragon.

–Es divertido y nos pondremos en disciplina, –habla Kya con firmeza, ignorando la mala cara de Altaír.

–Los espero en el campo de entrenamiento, vayan con ropa cómoda y disposición, –habla Hragon antes de abandonar la sala.

Hadrian lo mira salir antes de dirigirse a sus compañeros.

–Mejor subimos a la torre antes de nos venga a buscar de nuevo, –el moreno agita su mano y todas las cosas que trajo Hragon volvieron a la caja.

Theodore recoge la caja con las manos, mientras Blaise agarraba la batería. Los cinco salen de la sala, siendo sellada por la magia de todos antes de empezar a subir a la torre.

Apenas pasan veinte minutos cuando los cinco ya están rumbo al campo de entrenamiento, solo son las nueve de la mañana del sábado y no hay demasiados alumnos despiertos.

–No puede ser que seamos los únicos levantados, –habla Altaír en medio de un bostezo, apenas empezaba a acostumbrarse a despertarse temprano a entrenar.

Hadrian rueda los ojos dándole un leve empujón en el hombro a su primo cuando habían llegado al campo. una arena de combate de concreto y graba, la cual permitía moverse a los oponentes con mayor facilidad, aunque al mismo tiempo si no tienes cierta conciencia sobra tus pasos puedes fácilmente resbalar. Hay varios agujeros en el suelo de donde salen obstáculos, tambien hay varios maniquíes mágicos que se pueden activar para combatir y armas de madera a ambos lados del campo.

–¿Qué importa si somos los primeros en estar despiertos? Mejor así no nos molestan, –contesta el moreno mientras se iban acercando al lugar de descanso. Pero se paro en seco, sin darse cuenta movía sus orejas ligeramente para captar más los ruidos.

–¿Hadrian qué ocurre? –pregunta Kya al ver su extraña postura.

Hadrian no contesto, estaba algo lejos pero podía escuchar unos agudos chillidos de agonía, como si pidieran ayuda o al menos eso lo puede interpretar. Sintió su garganta arder y sus músculos tensarse, salio a correr trepando por una de las paredes de las casas, ignorando a sus amigos.

Kya ni siquiera espero, lo sigue por la misma ruta, en los pocos dos años que se conocen aprendió a confiar en el instinto de Hadrian.

El moreno no se da cuenta por donde va, solo se guía por su instinto a través del tejado y cuerdas para pasar a los otros, sin percatarse lo cómodo que se siente a las alturas. No tardo en llegar al lugar de la escena, un grupo de niños entre ocho y doce reían a carcajadas viendo como un halcón, intentaba huir de las llamas que le envolvían parte de las alas y la cola, mientras una cuerda lo sujetaba por las patas a una rama de árbol.

–¡Déjenlo en paz! –grita Luna mientras era sujetada contra su voluntad por uno de los niños mayores. Tenía el vestido desgarrado, algunos arañazos en los brazos y marca de golpes.

–Te hacemos un favor, Lunática, te vamos a dar una mano para curarte esos hábitos tuyos, –se ríe otro de los niños, sosteniendo una bolsa con agua que se movía con violencia.

–Ellos no les hicieron nada, –suplica Luna, su aire risueño había sido sustituido por el terror y la angustia que sentía por los animales mientras forcejea.

–No, pero si son tus amigos, me es suficiente.

Hadrian que mira desde el tejado gruñe, no le gustaban los abusones y menos si maltratan animales, sus ojos brillan y tambien su garganta, sintiendo el fuerte ardor del fuego esperando escapar por su boca. Apoya las manos contra las tejas y sin temor alguno camina sobre la cuerda entre un techo y otro, su mente es mas conciente de su nueva anatomía y capacidades, su instinto es más fuerte ahora. No tardo demasiado en quedar encima de ellos, los chillidos de la pobre ave son ensordecedores, llegando a preguntarse como es que aún sigue vivo.

Thanatos, –sisea y extiende su mano hacia el suelo, por encima de uno de los niños. La serpiente se desliza por su extremidad, usando los dedos de su amo para sujetar la cola antes de caer encima de los hombros del niño.

Sus gritos no tardaron en ser escuchados al ver a Thanatos, abriendo su boca amenazante, preparado para morder. El niño soltó la bolsa para intentar quitarse a la víbora de encima, mas no puede hacer mucho cuando Hadrian le cae encima y termina con la cara en el suelo.

–¡Potter, siempre de entrometido! –brama otro de los niños, aunque no se atreve a acercarse por la serpiente que se mantiene a sus pies.

–Mi nombre no es Potter, sino Darkus, –Hadrian aprieta los puños poniéndose en guardia. –Te enseñare a respetar a los animales, Deiton.

–¿Tu y quien más? –hablo el compañero de su contrincante, –te superamos por cua…

Pero no acaba de hablar cuando cae de rodillas y después por completo al suelo, su espalda estaba adornada por tres escamas de serpiente en forma de flecha. Hypnos sisea amenazante junto a Kya y Blaise. No los habían visto llegar.

–Dos más, –dicen los dos antes de que se escuche otro gruñido de dolor.

Altaír había pateado al otro en la parte frontal de la rodilla, haciendo que esta crujiera y le hiciera perder el equilibrio, terminando su ataque con un rodillazo en el estomago. Theodore acabo rápido con el tercero aún en pie, torciéndole un brazo que lo hace caer al suelo por el dolor, manteniéndolo ahí al poner un pie contra su espalda y sin dejar de jalar el brazo.

El líder de los abusones, el único que seguía siendo libre se vio superado en apenas unos segundos, aún sujetaba la cuerda del halcón en llamas, que había dejado de moverse pensando que ya había muerto.

–¡Já! Esto no es nada, no me das miedo Potter.

Los ojos de Hadrian destellan de ira, viéndose más color sangre.

Las flamas que empezaban a apagarse sobre el ave cobran más fuerza, convertidas en un dragón de fuego avanzo rápido por la cuerda, antes de que el niño pudiera darse cuenta ya le cubría el brazo, como si obedeciera una fuerza externa empezando a consumir su piel.

Deiton grita intentando apagar las llamas de su brazo, solo causando que se extienda a su otro brazo, generando otro dragón de fuego, sin siquiera pensar que pudiera usar su varita salió corriendo a la fuente más cercana y saltar dentro. Pero las dos criaturas saltan de su piel, volando hasta posarse en los hombros de Hadrian, sin hacer el mínimo daño.

Deiton alza la mirada con cierto alivio cuando ya no estaban las llamas demoníacas, solo un dolor indescriptible. Pero eso no se compara al terror que siente al ver aquellos dragones con Hadrian, sintiéndose una presa ante un depredador al verle los ojos de fuego, sin pensar más sale corriendo, gritando a pesar de tropezar varias veces.

Las llamas se extinguen y Theo deja que huya el otro. Aunque el fuerte olor a orina le hizo sonreír algo sádico, satisfecho de haber seguido a Hadrian hasta ahí, tampoco le gustaban los abusones.

Hadrian se acerca a la pobre ave chamuscada, apenas logra mantenerse con vida, al menos es lo que deduce e intenta levantarla cuando un débil chillido agónico escapa de su pico.

–Creo que lo mejor será acabar con su sufrimiento, –habla Kya mientras abre la bolsa, de la cual saca otro halcón empapado en lo que parece aceite, apenas parece respirar.

–Sirven mejor vivos, serán compañeros muy fieles, –habla Luna con una sonrisa, a pesar de lo que le han hecho, vuelve a tener su aire risueño y no deja de mirar a Hadrian. –Son Halcones Navaja, una de las especies más raras, que hay…

El moreno se levanta del suelo cargando aún con el ave en brazos y la mira. Le daba la impresión de que la niña sabía mucho, ¿quizas intentaba impresionarle? Podía sentir un ligero cosquilleo en la piel y puede ver una suave aura rosada cubriéndola. Pero no le da importancia

–¿Cómo sabes si quiera que van a sobrevivir?

–Lo sé, –ella encoge los hombros, –puedo ver cosas que mucha gente no puede. –Aunque Hadrian pudo ver un destello de asombro y curiosidad en sus ojos.

–¿Eres vidente? –Blaise frunce el ceño con algo de incredulidad.

Luna inclina la cabeza de un lado.

–No exactamente, es como una especie de intuición o quizas un tercer ojo, –se ríe y balancea sus pies aún atada al árbol, –puedo ser de mucha ayuda, ¿no crees, mi Király?

Hadrian y sus amigos se miran entre ellos, nadie sabía de esa palabra más que ellos y Hragon.

–¿Qué hacemos, Hadrian? –pregunta Blaise sin quitar su mirada de la otra niña, cruzado de brazos y una expresión bastante fría.

Hadrian se acaricia los dedos con su pulgar de la misma mano, ligeramente tenso, no se sentía acorralado; pero no le gusta demasiado en la situación que se encuentra, los humanos no deben saber del resurgimiento de los Hydraigous. Hadrian mueve su brazo izquierdo en diagonal de arriba hacia abajo, como hiciera un corte de espada mientras su piel se ilumina con su aura color sangre.

Las cuerdas son cortadas con precisión, liberando de inmediato a Luna.

–Tráiganla, –ordena Hadrian mientras corre en dirección al campo de entrenamiento, aun cargando con el Halcón quemado.

Altaír y Blaise cercaron el paso a ambos lados mientras Theo se ocupaba de la retaguardia. Luna solo sonreía risueña, casi saltando mientras se mantenía en medio del grupo, sin quitar la mirada de la figura de Hadrian desaparecer por uno de los pasillos entre las casas, su sonrisa de risueña a una de complicidad al ver como Kya lo sigue a pocos metros.

–Vamos, que nos esperan, –Theo la apresura un poco, sabiendo lo que su amigo quería hacer.

Hadrian no tardo demasiado en volver al campo de entrenamiento, aunque no hizo el recorrido a esa altura, su propio olor en la parte superior lo percibe con facilidad o el de sus amigos. Cuando llega a ver el espacio abierto y la plataforma larga de piedra, ve a Hragon esperando con impaciencia.

–No les había dicho, –el hombre apenas empieza a hablar cuando Hadrian casi lo tira al piso al chocar con el, sacándole el aire.

–Después nos das un sermón, esto es más importante, –gruñe Hadrian, enseñándole el halcón al adulto.

–¡¿Qué ha pasado?! –brama Hragon, poniendo las manos sobre el ave, influyendo su magia en la pobre criatura. –Los llevaremos con el profesor de magizoológia, podrá sanarlos. –Al ver que Kya llegaba con otra ave. Aunque frunce el seño cuando llegan los otros tres con una niña que conoce bien: Luna Lovegood.

–Después hablan de ella, primero los halcones, –insiste Kya.

Hragon los llevo hasta la oficina del profesor, es una de las pocas aulas que se encuentran en los jardines. Se encontraba en un enorme invernadero en forma de cúpula de cristal, donde estaba hechizada para simular diferentes ecosistemas que necesitaban las criaturas que estudian; pero no entraron ahí, continuaron por un lado hasta llegar a una zona diferente.

Un edificio de cristal se ubica en la parte trasera de la academia, su estructura forma una sombra transparente del palacio, no había entrado aún pero desde el exterior se pueden escuchar los gruñidos y graznidos de los diferentes animales. A cierta distancia pueden verse la sombra de algunas criaturas, se podían escuchar los gritos de dos personas tambien, persiguiendo a un animal grande:

–¡No, no, vuelve aquí!

–Señorita Scamander, no lastime a Caramelo, es solo un simple bebé.

–Señor Sánchez, no puede ponerle ese nombre, –grita una mujer desde el interior. –, y ya no es un bebé, por la madre tierra.

Hadrian frunce el seño pero es el primero en empujar la puerta de aquel sitio, un golpe de calor seco les da en toda en la cara, cegándolo por unos momentos antes de que puedan ver algo.

El complejo en ese momento simulaba lo que parece un desierto con un oasis en medio, donde se puede ver una laguna de agua clara. Aunque la atención del grupo se vio interrumpida, cuando ven pasar a una mujer alta y cabello castaño oscuro, viste un traje de viaje poco acorde para el clima en que se encuentra, su cara estaba perlada por sudor.

–Veo que ya Rodrigo te puso a trabajar, Leta, –ríe Hragon al ver el estado de la joven.

–¿Trabajo? Esto le llamas trabajo, le escribiste a mi padre para que viniera a recuperar una Salamandra Carbónica del Sahara; pero lo que encuentro es un hombre loco que trata a una salamandra de más de 4 mts como un bebé.

–¿Por qué no vino el viejo Newt? –Hragon no conocía demasiado bien a Leta Scamander, la hija mayor de Newt Scamander.

Newt es un mitad criatura, que había conocido a Hragon cuando solo era un niño, ese encuentro y la historia que le contó de los Hydraigous fue lo que incito a Newt, empezar su trabajo de magizoologista, así salvar a las especies y proteger a los animales que una vez dominaron ese mundo. Se había convertido en un buen amigo.

–Piensa dedicarse a sus santuarios de momento, estos últimos años hemos recibido a muchos animales, la mayoría son traído de contrabandistas o en cautiverio ilícito.

Hadrian poco le presto atención, cuando sintió el cuerpo erizarse, una presencia peligrosa estaba cerca y ponía alerta a todos sus sentidos. Por el rabilo del ojo pudo ver algo bastante inusual, Kya miraba el piso de arena, pero lo que le hizo arquear una ceja fue un brillo anaranjado como el fuego cubriendo el violeta de los ojos de la niña.

Aunque no pudo analizarlo demasiado, cuando un enorme surco en la arena empezó a moverse de casi manera invisible, arrastrándose hacia ellos con sorprendente rapidez. Hadrian y Kya se apartan de inmediato antes de que el surco les hiciera perder el equilibrio; pero lo que había bajo la tierra pareció quedarse inmóvil frente a ellos, aunque un leve movimiento le hizo entender a Hadrian que se ha metido más profundo.

–Mejor nos movemos de aquí…

Pero sus palabras se quedan cortas cuando una gigantesca salamandra negra sale de la arena, lanzando por los aires a la mujer y a ellos tirarlos al suelo. Su cabeza alcanzaba el metro y medio de ancho, cuyas fauces estaban cubiertas de cuatro hileras de dientes traslucidos y una larga lengua dividida.

El largo de la criatura parece interminable antes de que puedan ver las primeras dos patas apoyarse sobre la arena.

–¡Qué cosa es esa! –brama Theodore mientras buscaba su varita para defenderse.

–Una Salamandra Carbónica, –contesta Luna.

Pero ninguno podía seguir conversando, Hragon había sido lanzado por los aires tambien, dejándolos solos. Kya que seguía siendo la más cercana a la salamandra empezaba a ser arrastrada a la trampa de arena donde había salido la criatura. Solo ha tenido tiempo de lanzar el ave lejos de la trampa, intenta enterrar los dedos en vano en la arena, intentando salvarse.

–¡Kya! –Hadrian sin pensar si quiera se lanza al agujero, moviéndose rápido y logrando sujetarla; sin contar que él empezaba a ser arrastrado tambien.

Hadrian puede ver cada vez más cerca las fauces de la salamandra, mientras su saliva espesa de color verde goteaba a pocos centímetros de ellos. La criatura retuerce su cuerpo para poder alcanzar a sus dos victimas.

–¡Rápido! –grita Theo al tiempo que sujeta a Hadrian por las piernas, seguido de los otros y extrañamente Luna tambien. –¡Tiren todos juntos!

Entre los cuatro empezaron a tirar los dos, pero al ser el piso de arena la fuerza no servía de mucho y solo conseguían resbalarse.

Hadrian cerro los ojos con fuerza, accediendo a su magia para transformar sus manos empezando el cambio a duras penas. El grito, o mejor dicho gruñido de Kya, hace que abra los ojos y ataque con una mano con garras cromadas cortan el aire, antes de chocar con la piel dura de la salamandra, enterrándose con facilidad entre las escamas y el ojo.

El reptil ruge retrocediendo su rostro, su ojo derecho se mantiene cerrado y sangrando de color verde viscoso. Hadrian sujeta con más fuerza a Kya, arrastrándola hacia arriba hasta que se sujetara a su cuello.

–¡Tiren, ahora! –brama Hadrian una orden, sujetando a Kya por la cadera con un brazo mientras los empiezan a jalar.

Kya se sujetaba fuerte pero no lo suficiente para ahorcarlo. Sentía la presencia de la salamandra antes de que el animal se le vuelve a acercar, apenas puede recoger las piernas antes de que las fauces se cierren entre sus pies. Ella gruñe sintiendo como su cabello se eriza y la piel comienza a arder, pero no surtía el efecto que deseaba. Aunque su atención se desvía casi de golpe cuando la presión en el aire cambia, saturando el ambiente. Gira su mirada hacia Hadrian tragando saliva.

Los ojos del muchacho se han vuelto más afilados y el color fuego se hizo brillante, su aspecto parece más de su forma dragón. Con una potente fuerza de energía expulsada de golpe la salamandra cierra sus fauces nuevamente, retrocediendo hasta salir de su agujero de arena y se aleja del niño tan rápido como puede.

–Bueno de algo puedo estar segura, eso fue impresionante, –habla Leta que usando su varita para ayudar a Kya y Hadrian a salir de la trampa. La mujer sangraba de un hombro y tenía el cabello algo desordenado por la caída. –Nunca he visto a una persona hacer huir a una Salamandra Carbónica, tienes algo especial, muchacho.

Hadrian solo sonríe. Kya acaricia su espalda en un intento de tranquilizarlo, ninguno de sus amigos esta seguro de cuando volverá a transformarse de golpe; pero volverse dragón en ese momento no es la mejor idea.

–No que va, –interrumpe Altaír acercándose a su primo y dando al moreno unas palmadas en la cabeza como de un animal se tratara, –es que no soporta tenerlo cerca con lo feo que es.

Hadrian gruñe sintiendo un ligero tic en su ceja y como la vena estaba por saltarle en la frente, su primo se las iba a pagar.

–El burro hablando de orejas, –contesta Blaise rodando los ojos.

–¡Tu no hables por los demás!

–Solo es la pura verdad, ¿cuándo fue la última vez que te bañaste? –contraataca Blaise y encogiendo los hombros.

–¡Ayer!

–Es que los Eracbitus infectaron el agua del sistema de tuberías, lo están ocupando el agua como su hogar temporal, traen buena suerte si se les da pan con ajo y miel, tambien jugo de rábano con remolacha; vistiendo un traje hawaiano hecho por un jefe Uke- Uke. –Habla Luna con tanta certeza que sino fuera tan disparatado, la mujer le hubiera creído. La niña solo le sonríe con aire risueño.

Leta mira a la niña con cierta incredulidad, no es la primera locura que escucha en su vida. Esta acostumbrada a las excentricidades de la gente desde pequeña, cuando viajaba con su padre por el mundo buscando animales mágicos, aunque a diferencia de su padre, ella no creía en las fabulas o leyendas de los pueblos o que los que relatan los ancianos.

Decidida a centrarse de nuevo en su trabajo, giro la cabeza en dirección al maestro.

–¡Señor Sánchez, ¿espera una invitación o qué? Tenemos que recuperar la Salamandra Carbónica! –demanda la mujer mirando al menudo profesor con fiereza.

Rodrigo sonríe un poco incomodo antes de partir en la dirección en que el reptil tomo.

–Espere, Signora Scamander, –habla Hadrian con respeto y cierto tono carismático, cogiendo la mano a la mujer con delicadeza.

Leta dedico una mirada al joven de sorpresa, el tono le ha sorprendido y más viniendo de un niño pequeño, aunque siendo tan alto no le será tan fácil adivinar su edad. Un escalofrío le recorre la espalda al verle los ojos del color fuego, rayando a pocos grados la tonalidad carmesí, aquellos ojos no son de un niño inocente sino un guerrero en crecimiento, un peligro que va incrementando.

–Hemos traídos unos halcones muy mal heridos, necesitamos que los curen, –continua Hadrian, mientras Theo y Altaír regresan con las dos aves, solo una parece parcialmente consciente.

Leta palidece.

–¡Olvide la salamandra, señor Sánchez, traiga mi maletín, esto es más urgente! –Leta grita mientras agita la varita levitando a las dos aves.

Los niños no tardan en ver el caos que se produce entre los dos expertos, intentando sanar y mantener con vida a los dos animales.

Hadrian se quedo un poco apartado, cerca del oasis mientras los demás observan el ambiente extraño del edificio, el prefiere disfrutar del calor intenso y delicioso del ambiente, aunque sea mágico. Se recuesta sobre la arena mirando hacia el techo de cristal, incluso Thanatos aprovecha para salir de su escondite dentro del suéter con capucha del traje, apoyándose en el estomago de su amo y saborear el calor tambien.

–Veo que asimilar tu forma real empieza a tener efectos.

Hadrian inclina la cabeza un poco hacia atrás, encontrando a Hragon llegando hasta él.

–Solo estoy tomando el sol, ¿qué tiene que ver? –frunce el seño.

–Siendo un idamakus joven todavía, usa el sol para mantener tu temperatura corporal, no siempre será así es hasta que puedas controlar el elemento del fuego.

Hadrian estira los brazos sobre su cabeza, tronando sus hombros ligeramente, antes de ponerlos detrás de la nuca.

–¿A qué te refieres con controlar el fuego? Los magos elementales no existen desde hace siglos, eran comunes después del Primer Exterminio. –Menciona Hadrian recordando el nombre que le habían a la masacre de su raza y de otras millones más.

–El mahna que nos dio nuestra madre tierra, –Hragon se sienta junto a él, –nos permitió conectarnos con los elementos que la definen, –usando una vara de madera dibuja los cuatro elementos básicos: fuego, agua, tierra y viento. – Tu manejas el elemento principal del fuego, lo que te permitirá usar con facilidad sus derivados, si descubres el modo.

–¿He de suponer que será uno de los entrenamientos?

–Si, pero lo prioritario es capacitar tu cuerpo para poder controlar tus transformaciones, en este momento solo reaccionas por tus emociones. La ira y la necesidad de proteger son lo que más fácil lo gatilla, pero no creo que quieras ser incapaz de poder hacerlo a voluntad.

Hadrian deja salir un chasquido entre los dientes, produciendo un ligero 'Tsk'.

–Como si fuera tan fácil, aunque pueda transformarme tengo que ocultarme ante los demás, nadie me tomara enserio, lo más probable que me vendan o vayan a decirle a alguno de las doce cabezas. –desvía la mirada hacia donde estaba Luna, quien giraba sobre si misma en un pequeño jardín de flores junto al oasis. –Ser diferente aquí es un peligro.

Hragon se le queda mirando antes de dejar caer su mano sobre el cabello del niño, revolviéndolo para la molestia del moreno quien contesta con un gruñido.

–Cambia la realidad entonces.

Hadrian le mira de reojo con el ceño fruncido.

–Como si fuera tan fácil, soy un niño aún, dudo que otras familias importantes de cualquier parte del mundo me tomen enserio. –Aparta la cabeza para evitar que deje de despeinarle.

–¿Quieres hablar de qué haces con Sire Lovegood?

Hadrian eleva el torso para sentarse, poniendo la mano sobre la serpiente para que se enrosque y evitar caer a la arena.

–Estaba siendo molestada por niños mayores, cuando salvamos a los halcones, –comenta el niño, tronando su espalda ligeramente al arquearla.

–No pensé que deseabas incrementar tu círculo de amistad.

–No haré nada, estaba allí y la salve, fue un acto espontáneo. –Hadrian no se convencía si quiera de sus palabras. –No se la verdad, algo extraño sucede con ella, ve cosas que no todos pueden, no se como explicarme, –gruñe con un suave resoplido. –Me llamo Király.

La expresión de sorpresa apenas es visible en el rostro de Hragon, antes de desaparecer.

–No me da buena espina ese don o lo que se llame, –gruñe nervioso.

–Puedes verlo mejor como una oportunidad, puede serte de mucha ayuda a la larga, y debes mantenerla cerca de ti si sabe más de lo que creemos.

–No creo que sea una amenaza, al menos por ahora y tampoco la puedo dejar al merced de su casa, la repudian y rechazan al menos es lo que escuche a sus agresores. –termina de levantarse y se queda mirando a Luna, quien parece una pequeña liebre jugueteando en un prado de flores junto al oasis. –La seguirán molestando o peor si vuelve allá.

–Dale una oportunidad, Hadrian, conociste a Kya por casualidad y le diste una oportunidad, congeniaron después de varias dificultades; tambien tus amigos. ¿Alguno te ha defraudado o apuñalado por la espalda?

–Pero sigue siendo humana…

–¿Eso te retuvo para hacerte amigo de Kya, Theo, Blaise y Altaír? Hadrian te abandonaron cuando eras aún pequeño para entender lo que sucedía a tu alrededor, entiendo tu desconfianza hacia los extraños. Pero encontraste gente que te acompaña y sabe lo que sientes, que han sufrido abandono a su propio modo, no eres el único que ha tenido problemas para adaptarse. Las heridas y golpes son visibles, pero lo que sufrimos en el interior es más doloroso de soportar.

Hadrian queda en silencio. Recuerdos horribles de cada pesadilla que sufría Kya el primer año, el miedo constante de desaparecer reflejado en sus ojos, siendo su mayor temor volver a aquel circo donde sufrió cosas inimaginables para él. Una imagen de Luna pasa por su mente, los ojos aterrorizados de la niña mientras era testigo del horror que sufren los halcones, temiendo que a ella le pasará lo mismo.

–A veces solo falta alguien que vea detrás de la coraza y tienda su mano para salvarlos. –Hragon sonríe con algo de nostalgia, siglos atrás tuvo una situación similar con Hyron, cuando conocieron a Thania. No quiere comparar al príncipe con su antepasado, no debe vivir en los recuerdos. –Será mejor que reúna a los otros cuatro, hemos atrasado suficiente el entrenamiento, estoy seguro que los halcones sobrevivirán, Leta y Rodrigo nos avisaran cuando hayan terminado.

Hadrian mira de reojo como se va Hragon antes de levantarse del suelo, tronando su espalda girando su torso de un lado a otro, disfrutaba mucho el sol y sería capaz de quedarse ahí todo el día. Vuelve la mirada hacia Luna, que a pesar de tener el vestido destrozado y estar golpeada, giraba en el centro del pequeño prado como si tratara de un día normal.

Luna sonríe tratando de simular el dolor, a simple vista nadie lo diría que profundos son sus golpes; pero siente las costillas clavadas contra uno de sus pulmones. Una de sus mayores prioridades siempre es mantener su aire excéntrico, la hace especial sobre las demás personas; pero a la vez protegía a su madre del mundo exterior, si la gente supiera que hacían sus dones, las explotarían.

Una de sus curiosas habilidades es absorber todo, le gustaba mucho aprender y estudiar, devoraba libros desde muy pequeña y podía recitar pasajes de ellos con facilidad. Un don que comparte con su madre, aunque ella le advirtió de tener cuidado con ese don, tal vez no absorbía conocimiento pero no pueden estar seguros.

Se detuvo de golpe cuando la sudadera de alguien cae sobre su cabeza, cubriendo su cabeza y hombros. Confundida mira a Hadrian que se detiene junto a ella.

–Puedes llorar si quieres, algo me dice que estas peor de lo que aparentas, –habla Hadrian posando una mano sobre la caperuza, –no se que quieres esconder detrás de ese aire risueño, pero no permitiré que te vuelvan a hacer daño. No importa si son adultos o niños, no estas sola.

Luna iba a hablar, temiendo que solo le interesaba por su don extraño. Ella lo había revelado porque sabía lo importante que Hadrian será en el futuro. Pero solo lo hizo por sentirse algo superior de que ella supiera más que él, incluso cuando hablo de los halcones, inconcientemente su magia fluyo hacia el exterior. Pero ninguno de aquellos niños pareció afectarle, no reaccionaron como otros.

No sentían odio por sus palabras, ni molestos por sus supuestas excentricidades.

–Tu don o como lo llames no me importa, tu eres una persona especial a tu manera, no importa lo que seas capaz de hacer.

Los ojos de Luna se llenan de lagrimas, temblando como una hoja al viento se lanza al pecho de Hadrian abrazándolo y rompiendo a llorar. Tal vez el moreno no lo supiera pero sus palabras eran poderosas, fuertes y una ayuda para alguien que no conocía más que el rechazo.

Hadrian tenso su cuerpo ante el contacto repentino, reprimiendo un gruñido acaricia suavemente la espalda de la joven, dejando que se desahogue.

Incapaces de notar que alguien les observa a poca distancia. Un poderoso gruñido resuena en la garganta de Kya, sintiendo como su piel ardía aunque no lo siente al clavar las uñas contra sus palmas dejando escapar la sangre. La piel de sus manos parecen más duras como el metal, brillando de los nudillos hasta el codo.

Kya aprieta los dientes con rabia enseñándolos en una sonrisa amenazadora. Sus ojos se han vuelto color fuego intenso con un tono violeta.

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Los puños chocan contra la piel bajo el calor fresco del atardecer. Hadrian y Theo están inmersos en una pelea de practicas con el torso desnudo, adornados de perlas de sudor. Aunque solo llevaban un mes en el entrenamiento, desde que comenzó el verano practicaban toda la mañana con Hragon, y solos por la tarde. Después de todo la academia ha quedado casi vacía, permitiendo que puedan prepararse para el regreso de las clases.

Hadrian empezaba a ganar musculatura más rápido que sus amigos. Aunque su entrenamiento es mucho más pesado. Todas las mañanas su rutina consistía en jalar con cuerdas sujetas a su cuerpo, arrastrando neumáticos un poco más grandes que él a las afueras de la academia. Al principio lo había creído imposible y que su tutor lo quería matar, pero ya empezaba a ver sus cambios físicamente; todavía no ha probado transformarse en dragón por voluntad, pero sentía que su poder se acoplaba mejor a su estado.

Hadrian empuja a Theo contra el piso, apoyando la rodilla contra su espalda, evitando que pueda moverse.

–No se vale, Hadrian, Hragon te entrena mejor, se algo más indulgente, –gruñe Theo, tratando de salir de la prisión que le tiene su amigo.

–¿Quieres mi entrenamiento? –Hadrian chasquea la lengua con cierta burla antes de quitarse de encima. –No durarías ni un día arrastrando esa cosa, no sabes el dolor que te da después.

Se acerco al borde del campo para buscar una toalla con la cual secarse, pero no tardo en girarse para detener la embestida que dirigía a Theo hacia él. Endurece las piernas para evitar que el muchacho lo saque del campo. Sujetándolo de los hombros para evitar que siga avanzando.

Algo tenían claro todos, mientras combatían no había reglas, solo peleaban hasta que el sol desaparece por completo tras las murallas y no pueden continuar peleando.

–Vamos chicos, ya casi desciende el sol y aún nos queda bañarnos para ir al cumpleaños de Nicole, –habla Altaír, deja caer las pesas que había estado usando atadas en las piernas. Puede sentir como le pulsa las piernas por el cansancio.

Blaise les ha hablado de su hermana pequeña, Nicole Zabini, una niña que ese día cumple seis años. Aunque no la conocían en persona aún, Vittoria les ha invitado a pasar con ellos la fiesta.

–Aún no creo que tu madre nos haya invitado a la fiesta de tu hermana, –habla Kya sacudiendo su cabello con una toalla. Estaba junto a Luna, quien en pocas semanas había empezado a adaptarse al grupo. –Ni la conocemos.

Para Luna no ha sido fácil adaptarse, el grupo vio raro la inclusión de un nuevo miembro, más viniendo de Hadrian; pero tras la explicación aparte del moreno, decidieron darle una oportunidad. Aunque su reacción inicial sería proteger lo que era Hadrian.

Luna seguía teniendo su aire risueño y encanto mágico, sus excentricidades habían empezado a reducirse por no necesitar protegerse todo el tiempo; aunque eso no evito mantenerse siempre junto a Hadrian los primeros días, esperando que la atacaran en cualquier momento sus nuevos amigos. Sintiéndose cómoda en aquel extraño grupo. Pero todo fue bien, al menos con todos.

Kya y Luna siguen sin congeniar demasiado, la primera se había vuelto agresiva cada vez que la veía con Hadrian, aunque nunca habían llegado a hacerle daño, su lenguaje corporal le es suficiente para entender el mensaje: no la quería cerca de él. Todo estaba bien, al menos parcialmente, Luna se sentía más cómoda ahora, a pesar de ese pequeño conflicto entre las dos; ella sabía algo más que otros, pero no esta dispuesta a decirlo, no aún al menos. Se aseguro de calmar Kya, aunque al principio pareció en vano, de que ella no le iba a quitar a Hadrian ni su puesto de mejor amiga bajo la fiera mirada de la niña.

Tuvo que hacerlo, después de que Hragon accediera a cambiarla a la casa de los dragones gemelos, tras una segunda prueba y algunas conversaciones entre los maestros; Hragon lo vio como la mejor opción, Hadrian no siempre estaría para protegerla y cuando estuviera lejos del alcance del grupo, los niños de otras casas aprovecharían. No es una idea maravillosa del todo, pero Hadrian se haría cada vez más territorial si incluían más chicas, los Hydraigous mantenían un fuerte territorio para proteger a quienes más quería y quienes considera sus amigos.

–Mi madre le gusta tener conexiones en diferentes partes del mundo, probablemente supo del cambio de nombre de Hadrian. Darkus es un nombre muy antiguo, creo que incluso más que los Cacciatore en los registro de los Ministerios y El Congreso Mágico de las Tierras Libres Italianas. –Blaise contesta sentado en el borde del campo de entrenamiento, lanzo una toalla a Hadrian y Theo, quienes habían terminado. –Lo que más puedo decir es que siente curiosidad de cómo un niño desconocido, sea aceptado por el anillo real de los Darkus.

–Mientras le quede claro que no seré otra de sus conquistas, es muy vieja para mi, –hablan Hadrian con tono burlón esquivando el misil botella de agua, que Blaise había lanzado por su comentario entre risas. –¿Qué? Tu madre será una belleza, pero no mi tipo. –Esquivando otro proyectil al saltar fuera del campo de entrenamiento, aceptando el termo con agua de Kya, abre el pico y le da un buen sorbo.

–¡Mi madre no quiere nada de eso! –resopla Blaise, intentando reprimir una risa sin mucho éxito.

–Pero a veces el deseo es más fuerte de lo que uno cree, –habla Luna con una mano cubriendo su boca para apagar un poco su risa.

–Luna no metas más cizaña, –Theo tambien se ríe.

Hadrian posa la mano en el cabello de Luna, acariciándola suavemente, se asegura siempre de hacerlo para que no perdiera su concentración. Las pocas semanas que lleva con ellos, han entendido como funciona su estado ausente de defensa. Algo que ha desarrollado desde muy pequeña como un arma, al ser la única hija de los Lovegood, ella es la única que heredo las habilidades de su madre; ni siquiera su padre sabe el secreto entre las dos mujeres.

Xenophilus Lovegood tambien es excéntrico y algunos dictan que sufre de alguna enfermedad mental, aunque nunca las ha golpeado. Sus problemas hacen la vida difícil, poniendo en peligro ante sus extraños ataques. Galadriel Lovegood –antes Sylvawing – se encargaba de él todo el tiempo, ignorando el estado en que se veía sumida su hija, ya que no le ha explicado como controlar sus visiones, se ha visto sobrecogida por su magia.

Quizás lo que más le parece curioso ha Hadrian, es como a pesar de estar ida en algunos momentos, cuando se lo propone se concentra a tal punto que puede ver todo a la vez, asimilarlo por completo.

Hadrian y sus compañeros la habían oído, siempre intentan mantenerla en la realidad, ayudándola a progresar y mantener con cuidado los estados ausentes de su amiga a raya; aunque Kya no hiciera demasiado.

El pesado gruñido de Kya hace que mire hacia ella, su amiga había estado actuando raro esos días, además que Luna siempre la evitaba por muy buenas razones, si cada vez que la veía reaccionaba enseñando los dientes.

–Yo me voy adelantando. Aún no se porque tu madre me invito, Blaise, para la sociedad soy nadie. –Habla Kya con cierta frialdad, empezando a caminar al palacio y a su torre.

–¿A ella qué le pasa? Últimamente se distancia, –pregunta Altaír con el ceño fruncido.

Theo le golpea la parte posterior de la cabeza, haciendo que se tambalee.

–¡Ay, ¿a qué viene eso?! –sobando su cabeza y mirando a Theodore de mala gana.

–Eres más denso que una piedra, Black, no puedes ni ver lo que tienes frente a tus narices, –Blaise dibuja una mueca burlona en sus labios, riendo ligeramente.

–¡Yo te enseñare lo que es ser denso! –Altaír abre las manos doblando los dedos como si fueran garras, aunque lo hace sin darse cuenta. Parecía al estilo grulla de kun fu.

–Ven con todo si puedes, – Blaise casi pareció encogerse, como si estuviera a punto de saltar en cuatro extremidades.

Hadrian decide ignorarlos. Desde que habían empezado a entrenar, esos dos tenían posturas extrañas para combatir, habían empezado a probar con armas de madera; pero de momento preferían agarrarse a puño limpio. Parecen perros y gatos o gatos con pájaros, si toma por referencia el nombre de su primo.

–Ve con ella.

Hadrian desvía la mirada de los dos niños con su pelea infantil, hacia Luna que se había levantado de la piedra.

–Te necesita, –Luna le mira, – esta celosa de mi llegada y no la esta pasando muy bien. No tiene apellido ahora y en si no es nadie.

–Eso es una tontería, ella sigue siendo quien es, lleve apellido o no, –suspira no sabía que le fuera afectar tanto, no le había pasado tan fuerte cuando se habían unido Theo, Altaír o Blaise. –Los veré en la torre, –recoge su mochila antes de partir en dirección del palacio.

Para cuando terminaba de subir las escaleras de su torre, el cielo empieza a llenarse de estrellas, el horizonte aun tiene un ligero tinte anaranjado y violeta. La sala ya esta iluminada por la chimenea y candelabros.

Hadrian entra a su cuarto, dejando la camisa, la toalla y el termo sobre la cama. Deseaba bañarse de inmediato, el entrenamiento es duro pero no paso mucho tiempo antes de que viera resultados, su poder es más obediente y libre, incluso es más conciente de sus instintos. Pero su prioridad es Kya primero que nada.

Salió por el balcón en dirección al cuarto de su amiga, aunque no necesito avanzar demasiado. Kya se encuentra sentada en la mesa de vidrio, acariciando un halcón rojo y negro, –es uno de los dos que habían salvado, –es un halcón Navaja, una especie mágica, criado en tiempos antiguos para la cacería y defensa.

Hadrian se ha quedado con el otro de la misma especie, Hariken, quien todavía tiene que recuperar sus plumas, creando nuevas. Lo que de momento le impide volar.

–Kya.

La joven detiene las caricias al ave, Kaen, para mirar a Hadrian. Su mirada estaba algo fría y distante.

–Deberías bañarte o llegarás tarde.

–Lo mismo podría decir de ti, ¿no crees? –el moreno se sienta junto a ella cuando Kaen toma vuelo y se adentra en la habitación de Kya.

–No creo que vaya, soy una don nadie Hadrian.

Hadrian frunce el seño con un resoplido.

–Eso es una tontería, Kya, claro que eres alguien, mi amiga y cómplice.

–No desde ahora, eres un Lord, un don aunque todavía seas un niño, –gruñe pensando en la llegada de Luna. –Ve con Lovegood, ya que para eso esta. –Se cruza de brazos y gira la cara de lado.

Hadrian intenta no reírse.

–¿Estas celosa de Luna por tener apellido?

–Claro que no, no me interesa nada de lo que hagan los dos.

Hadrian se pasa la mano por el cabello, claramente es algo más que solo el apellido, siempre han sido ellos dos, aún cuando llegaron Theo, Blaise y Altaír. Los celos de Kya probablemente son más profundos o es lo que él sospecha, Luna representa una amenaza pero de qué, no esta seguro.

El moreno le agarra la mano y la lleva a su habitación, tirando con suavidad del brazo.

–Suéltame, Hadrian, –gruñe Kya un poco molesta.

–Nadie te va a sustituir, Kya, –Hadrian se detiene junto al escritorio y gira para mirarla, le pasa la mano por la mejilla, tocando con delicadeza su piel. –Tu eres mi amiga, la mejor y la primera que he tenido. Me importa si tengas un apellido o no, pero si no tenerlo te afecta tanto.

Hadrian abre uno de los cajones de donde saca un pergamino blanco y bordeado con un trenzado color violeta en el borde. Kya lo coge entre sus manos notando el sello del Banco Gringotts sujetando el pergamino enrollado.

–¿Qué es esto?

–Es para ti, léelo.

Hadrian observa como su amiga rompe el sello y empieza a leer tranquilamente, aunque no tarda en notar como se le aguan los ojos, lagrimas amenazan con escapar.

Hace varias semanas, Hadrian hablo con Hragon de sus nombres, él oficialmente usaba los dos apellidos de los antiguos reyes: Darkus y Kasai. Al ser el único heredero de los Hydraigous. Aunque solo había decidido usar el de Darkus, Kasai es un nombre muy reconocido no solo en Italia, y lo que menos quiere es ser el centro de atención todavía más; dos familias extintas y que de pronto apareciera a alguien clamando ser heredero de esas dos, levantaría una terrible desconfianza.

Tras varias reuniones con Torneratus, había conseguido unos papeles de titulación y adopción, cediendo a Kya la potestad del apellido Kasai, permitiendo el acceso a su bóveda –que puede sustentar a los dos con facilidad, al ser la primera bóveda creada en el fondo de Gringotts central y aún sigue generando dinero, gracias a las inversiones que los Duendes. –Tal vez Kya no es un Hydraigous como él, pero creía que no hay nadie mejor que ella para llevarlo.

Kya rápidamente se quita las lagrimas, le temblaba la mano que aún sostenía el pergamino. Lo miro con cierta frialdad e intensidad, claramente escéptica ante la idea. Hadrian sonríe, esa es la Kya que el conoce.

–¿Esto no será una broma? –gruñe con el seño fruncido.

Hadrian le da un leve golpecito con los dedos en la frente.

–Nunca bromearía con eso, Kya. Kasai es el apellido que llevo la Reina Thania, lo que me hace su único heredero con vida, pero no es la mejor idea que lo lleve conmigo. Kasai y Darkus son apellidos milenarios, llamaré demasiado la atención internacional si salgo a la luz como único heredero. –Acaricia el rostro de Kya con el pulgar. –Tu siempre has estado ahí conmigo, es mi turno de hacer algo por ti en mejor medida, ahora serás Lady Kya Kasai y compartiremos la bóveda es lo bastante extensa para los dos…

Pero fue cortado de golpe cuando Kya le salta a los brazo os, haciendo que caigan al suelo los dos. Aunque ese no fue el problema que quedarán en silencio, en la caída los dos quedaron demasiado cerca, besándose en los labios por accidente.

Kya se sonroja, tiñendo de rosa sus mejillas y un poco las orejas, aunque no se ve demasiado al estar cubiertas por su cabello. Intenta levantarse de encima, aunque rápidamente se vio por la mano del moreno sobre su cadera.

–Lo siento, Hadrian, –Kya intenta disculparse hasta que nota los ojos de Hadrian. Seguían del color fuego, pero sus pupilas se han alargado e irradia una poderosa aura. Siente los gruñidos debajo de su cuerpo vibrando contra ella, mas que sonar amenazantes eran casi como un arrullo. –¿Hadrian?

Hadrian se sentía embriagado por su instinto, un olor intenso le llena el olfato. Puede sentir un calor casi igual al suyo irradiando del cuerpo de Kya. Parece más centrado en la situación, aunque apenas pasan un rato para recuperarse cuando escuchan las voces de sus compañeros en la sala.

Parpadea un poco antes de sentarse sobre el suelo, ayudando a Kya tambien sin soltarla.

–Será mejor que nos vistamos, –ella intenta levantarse un poco avergonzada.

Hadrian la retiene antes de devolverle el beso en los labios, aunque por ser aún inexpertos fue un simple toque. El contacto es suficiente para crear una ligera chispa entre los dos labios.

–Estamos a mano, ¿no? –Hadrian medio ríe, rompiendo el silencio.

Kya rueda los ojos apartando la cara con cierta rudeza, gruñendo juguetona antes de levantarse. Cada uno había sentido algo diferente, pero los dos parecen más algo traviesos.

Hadrian resopla con una sonrisa de lado cuando Kya se libera de él, frunce ligeramente el ceño cuando los ojos de su amiga destellan por un momento de color fuego. Quizás imaginaba cosas.

–No te creas demasiado, dragoncito, seré humana pero no ingenua para caer una segunda vez, –Kya le saca la punta de la lengua, girando sobre sus talones para mirarlo frente a frente, a pesar de aún llevar el traje de practicas se mueve con gracia y elegancia.

–¿Ahora soy dragoncito? –Hadrian se levanta del suelo sacudiendo un poco sus pantalones. Cuando se endereza, mueve levemente los dedos y estos se llenan de su aura de mahna.

Un pequeño joyero sale volando del escritorio a sus manos, este es una mezcla de cromo y madera, similar a la que Torneratus le había dado a Hadrian cuando retomo el título de Hydraigous, aunque esta parece menos ornamentada.

–Torneratus y algunos de sus forjadores hicieron una replica del otro anillo, –abre el cofre donde descansa un bello anillo de plata y un metal puro de color blanco en forma de dragón, enrollando con su cuerpo alrededor de un zafiro extendiendo sus alas hacia arriba. –Dado que el otro anillo pertenece a Thania, una Hydraigous, se lo que es capaz de hacer un anillo real, y yo…

Kya sonríe al entender, claramente trataba de no insultarla al no poder darle toda la titulación. Toma el anillo y se lo pone en la mano derecha en el dedo medio, frunce el ceño por un segundo, puede jurar haber visto moverse el dragón por un segundo.

–Me hiciste parte de tu familia, Hadrian, me diste el apellido de tu familia y eso me es suficiente, lleve o no el anillo oficial. –Le da un beso en la mejilla.

–Vale, como digas, –ríe con un resoplido. Le agarra la mano que le sujeta la cara, planta un suave beso en el dorso de la mano. –Anda a cambiarte, no me iré sin mi acompañante.

Kya rueda los ojos con una elegante media sonrisa antes de separarse, saliendo al balcón para volver a su cuarto.

Hadrian respira hondo al menos Kya vuelve a ser ella misma, aunque quizas no le duraría mucho, tal vez pueda calmar la relación entre ella y Luna.

–¿Desde cuando soy consejero de amistades? –resopla mirando a Hariken en su percha, su cuerpo esta cubierto de un plumón blanco que lo hace parecer un polluelo gigante, apenas sus plumas habían empezado a crecer.

El halcón solo lo mira con sus ojos de un intenso color sangre. Aunque no podía responderle, recibe gustoso el trozo de carne cruda cuando el niño se le acerca.

–Supongo que solo ver lo que sucederá, –acaricia la cabeza del ave, –mientras no acaben como tu y Thanatos.

Hariken le pellizca el dedo al escuchar el nombre de la serpiente, los dos no se llevan muy bien desde que el ave llego. Por suerte no habían llegado a pelearse, porque Hariken aún no puede volar.

–No seas infantil, se tendrán que llevar bien, siempre puedes irte cuando te recuperes.

Hariken parece mirarlo intensamente antes de volver a pellizcarle la mano, pero esta vez con cariño. Hadrian le vuelve a acariciar la cabeza, pensando en lo extraño que es ese halcón; solo porque le salvo la vida parece reacio a ser expulsado de su habitación, o quizás de su lado. Ha veces piensa que es capaz de entenderle, aunque viendo las lechuzas y búhos que usan los magos, no le sorprendería demasiado.

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Hadrian espera con cierta impaciencia en su butaca favorita de la sala común, aunque sea una fiesta algo informal, por lo que le entendió a Blaise solo unas familias más cercanas a los Zabini irían; aunque conociendo a Vittoria por su reputación, probablemente no son de la facción de la luz, a lo más seguro irían neutrales, que prefieren hacer la vista gorda.

Él desea llegar a tiempo, quizas antes si es posible, es un lord del reino sagrado de los Hydraigous, el próximo rey de un imperio olvidado, –aunque solo sus amigos lo supieran, –y no debe llegar tarde aunque sea un simple cumpleaños.

–Si que tardan, no son princesitas de cuentos de hadas, –gruñe Hadrian, apoyando su cabeza en el puño que se apoya en uno de los antebrazos.

En ese momento usaba una chamarra con capucha negro azulado, bastante ligera por ser verano, la cremallera es plateada al igual que la de los bolsillos; su lado derecho tiene grabado con cromo y plata sangriento, simulando a la perfección el diseño de su forma dragón con las alas extendidas sujetando con su cola el rubí rojo y negro, aunque están bordeados por un hilo blanco para que resalten. Las parte inferior de la chaqueta tiene una cinta gris oscuro. A simple vista parece muy informal si quiere dar un buena impresión, pero el la parece ver perfecta, ya que esta hecha de piel ligera y seda de acromantula en el interior.

Una camisa color rojo cuyo cuello forma una V pequeña, permitiendo que se noten un poco sus músculos; no estaba seguro si es por su transformación o un temprano inicio de pubertad que estuviera ganando músculo y su altura sobre pasa la media por una cabeza y media, quizas dos.

Pantalones negro que se ajustan a las piernas y botas largas hasta media pierna. El cabello peinado hacia atrás, aunque no dejara de tener su apariencia espinosa, exceptuando tres mechones que le caen frente a la cara.

Muchos dirán que tiene un bizarro gusto por el negro y el rojo sangre, ¿pero que puede hacer? Son los colores de su forma real y los que representan a los Darkus, aunque hay otros colores que le gusta usar. Esos dos siempre serán su prioridad. Y la verdad. No le importa que piensen de él, sentía orgullo por su aspecto y apariencia imponente que empezaba a desarrollar, a pesar de que por su edad no sirve de mucho aún.

–No seas tan amargado, –dice Theo al salir de su habitación. Para sorpresa del moreno, su amigo había optado por una ropa más actual en vez de una túnica.

Solo Kya y Luna son las únicas que han aceptado usar ropa muggle, aunque Hadrian seguía insistiendo con sus compañeros. Sobre todo intentando meterles las ideas de que no pueden vestirse de manera ridícula, como la mayoría de los magos y brujas usan cuando salen al mundo actual, una de las cosas que siempre le molestaba del mundo mágico es lo poco avanzados que son.

Theodore va vestido con una playera similar a la suya, a excepción que esta tiene un patrón de rayas horizontales, intercalando entre el carmesí y el bronce. Una chaqueta negra azulada cuya apariencia recuerda a la mezclilla, adornado con tres botones amarillos que sirve para cerrarla y una capucha cayendo en su espalda. Pantalones color ocre y botas color madera.

Hadrian mira hacia una de las ventanas.

–Creo que va a llover, –sonriendo de lado burlón.

–¡Ey, hay que probar cosas nuevas! –Theo medio ríe antes de dejarse caer en un sillón en el lado izquierdo de Hadrian.

Hadrian mira a Theo, no estaba seguro de porque siempre se sentaban así, rodeándole como si el centro del universo sea él. Si, es poderoso y una de las razas más legendarias que se habían extinguido. Pero seguía siendo el único que existe y sobre todo un niño de 8 años pronto de 9, con un título de rey esperándole. No significa tener que menos preciarlos o sentirse superior.

Ellos son sus amigos primero que nada.

–¿Sabes si los demás están por acabar? –habla Hadrian mientras chasquea los dedos y un libro sale volando desde su cuarto y cae en su mano poco después. Si iba a esperar tanto mejor leía.

–Creo que…

Pero se corta cuando escuchan pasos subiendo la escalera. Los dos esperan tranquilamente en las butacas, solo saben de alguien que estaría subiendo y esa es Luna, a quien el mismo poder del palacio y Hragon consiguieron crearle una habitación, después de que se haya cambiado de casa. Solo se puede entrar por la escalera, ya que así lograron ampliarla, sin que la torre pierda la estructura.

Luna aparece por las escaleras con una tierna sonrisa, se detiene al llegar al salón con las manos en la espalda y un ligero sonrojo en sus mejillas. Moviendo su cuerpo de un lado a otro pero sin moverse del sitio, claramente enseñando su nuevo atuendo.

Lleva un vestido corto y ligero color verde, cuyo bordado en el fondo es de un tono parecido un tono más oscuro. Unas flores blancas adornan el faldón que parecen estar vivas; por encima tiene un chaleco blanco con bordes violeta, en el cuello alto del vestido tiene un moño lila atado y cuyos listones se alargan hasta la altura del ombligo. Por último un suéter ligero de manga corta de color arena con capucha, que dan armonía a la ropa junto a las zapatillas abiertas con unas sandalias blancas y un listón en forma de mariposa.

Luna no tenía mucha ropa, no porque sus padres no tuvieran dinero, sino porque sus padres rara vez le prestaban atención y los extraños episodios de Xenophilus no ayudaban, el quisquilloso había empezado a perder credibilidad. Por suerte su madre le había hecho una bóveda la cual ella desconocía. Con un poco de ayuda de Hragon y Torneratus, están enseñándole a administrarse y como comprar algunas cosas.

–Bonito cambió –dice Theo con una sonrisa sincera.

Hadrian se acerca a Luna con una sonrisa suave mientras le acomoda el cabello detrás de la oreja. La niña se lo había peinado con pequeñas trenzas en forma de diadema, aunque no parecen coordinadas. Él saca su varita y apunta al cabello, más especifico en la liga que sujeta la cola de caballo, concentrando su magia a través de la varita; empieza a transfigurar el objeto pensando en lo que deseaba, visualizando su intensión.

Poco a poco, las trenzas se sueltan y su cabello cuelga delicadamente sobre sus hombros, antes de volver a juntarse en un lado de su cabeza. La liga se hace más larga y un poco más gruesas adornada con una pequeña hada con alas de mariposa de cristal. Termino atándolo en el cabello, dejando unos pequeños mechones cayendo a ambos lados de su rostro.

–Estas hermosa, –habla Hadrian evitando comentar el extraño collar de corchos de cerveza de mantequilla, algunas cosas no cambiaran tan fácil.

Luna le dedica una sonrisa, notando como él veía su collar.

–Es para protegerse de los Nargels, son muy fastidiosos siempre están alrededor de tu cabeza haciendo creer cosas extrañas, –explica un poco incomoda. Había cosas que ella ve y los demás no, aunque la mayoría de las cosas eran ideas de su padre.

Hadrian solo le mira antes de agitar nuevamente su varita, nunca pronunciando un hechizo, aunque pueda manipular su magia con facilidad sin la necesidad de tener que decirlo, pero no tiene suficiente practica con su nuevo mahna. Según Hragon antes de que cumpliera los once ya tendría completo control, quizás antes si le pone empeño.

El corcho brilla un momento antes de transfigurarse lentamente, haciendo que se ajuste un poco más a su cuello, convirtiendo la cuerda en una cinta con una rosa de corcho de pétalos lila, aunque seguía siendo un corcho.

–Así queda perfecto, –Hadrian acaricia la mejilla de Luna, tratando de que tuviera algo más de confianza en ella.

Aunque un gruñido a pocos pasos de ellos, le hace voltear. Encontrando a Kya observándolos bajo el marco de su puerta. Altaír y Blaise tambien estaban listos pero mantenían un silencio penetrante, ninguno quería intervenir en lo que parece que va a convertirse una pelea. Kya empieza a tener arranques de ira últimamente y hasta ahora el único que puede enfrentarla es Hadrian.

De cierta manera se ve imponente más como una cazadora. Viste un traje completo de tela ajustado al cuerpo de color blanco, la parte inferior forma un pantalón corto que le llega a mitad del muslo y carecía de mangas, los bordes son de color violeta y tambien unas líneas negras delgadas que van desde las axilas hasta el final. El cuello es alto con cierta soltura, como si tuviera otro propósito, probablemente cubrir su boca.

Un suéter con capucha violeta un poco más oscuro algo más suelto que el traje, la caperuza formaba una punta en la forma del hueco con un borde de color sangre.

–¿Qué? –cuestiona Kya al ver que la observan, mantiene las manos dentro de su chaqueta mientras se acerca a Luna y Hadrian, sus gruñidos parecen disminuir poco a poco; pero no demasiado. –¿estamos pensando imponer una moda o qué?

Al notar que no es la única que lleva una chaqueta o suéter con caperuza.

Eso es suficiente para que el grupo se mire entre si, estallando en carcajadas ante la similitud de sus trajes.

Blaise va con unos pantalones de mezclilla de color gris oscuro con zapatos oscuros, una camisa verde bosque de mangas cortas y bordes con un delineado blanco. Acompañado de una chaqueta blanca bastante ligera con un patrón gris pálido de rombos que se intercala entre el color.

Altaír tiene un pantalón corto azul oscuro con botones dorado, usando un calzado deportivo negro con una estrella de plástico dorada. Una chaqueta con capucha azul marino cuyas cremalleras e interior es color plata, lo que permite resaltar su camisa negro, aunque esta parece tener un ligero tono azulado.

–Ya no queda tiempo para cambiarnos, –interrumpe Hadrian poniendo los ojos en blanco, sus amigos necesitarían clases de estilo. Miro a Kya con disimulo, Kya parece más relajada que antes, incluso lleva la replica del anillo, no le importa que solo fuera estético.

Los chicos empiezan a bajar las escaleras pero Kya le retiene Luna.

–Las cosas se pondrán más difíciles, pero todo tendrá una razón, –habla Luna con una sonrisa risueña.

–¿De qué hablas?

–Solo recuerda que nadie te quitara a Hadrian, la amistad siempre ira más lejos de lo que uno cree. –Luna camina hasta el marco de la sala común. –Quizás necesitarás una amiga tambien.

Kya la mira descender la escalera con confusión, encuentra a Luna muy extraña y excéntrica; pero por lo que les ha explicado, lo entiende en cierto modo, quizás solo estaba exagerando y debe darle una oportunidad.

No tardan demasiado en llegar a su salón privado, donde usarían la chimenea para ir a la villa Zabini. Hadrian es el primero en agarrar los polvos Flu y desaparecer bajo las llamas verdes.

La mansión Zabini es una hermosa villa a orillas del mar mediterráneo en la región de Sicilia, una de las zonas más turísticas de Italia. Es una edificación de piedra lisa y blanca, grandes ventanales permiten que la luz entre a la casa. Tiene un amplio jardín que da al mar y una piscina de roca natural con cascada, es en ese punto donde parece concentrarse la mayoría de la fiesta, siendo organizada por los elfos domésticos, dirigidos por una mujer de encanto y belleza sobrenatural.

–Persky, la bandeja de dulces va en la otra mesa, –resopla Vittoria mientras dirige a su servidumbre. Quiere que todo este perfecto y en buen estado, aunque solo sea una fiesta de cumpleaños. – ¡Totia no mezcles el vino con el jugo!

Mamma –se escucha una voz mientras se escuchan pasos descendiendo la escalera.

No tarda en llegar una niña pequeña de piel olivácea, el cabello azabache adornado por trenzas y pequeñas cuentas o plumas de diferentes colores, que la hace parecer una pequeña princesa tropical usando un vestido blanco y amarillo. Junto a ella le acompaña su mascota Terra, un crup que es un Jack Russell Terrier pero la cola es vifida.

–¿Cuándo llega Blaise con sus amigos?, ¿cuándo llegan los invitados?, ¿cuándo abrimos los regalos? –habla la pequeña dando pequeños saltos, siendo imitada por el cachorro.

–Nicole, Nicole, tranquilízate. No deben tardar en llegar y los regalos se abren después del pastel. –Vittoria intenta tranquilizarla, suficiente estrés tiene con ordenar la fiesta, deseaba que la gente tardara en llegar.

Pero parece que el destino esta en su contra cuando escucha las llamas de la chimenea chasquear, antes de que se vuelvan color esmeralda anunciando la llegada de invitados.

Vittoria ve primero llegar a un niño que solo ha visto una vez, aparte de lo que ha dicho por carta su hijo, Hadrian, sino mal recuerda. Aunque a su modo de ver no es el mismo niño que vio en el solsticio de invierno, este parece un poco más maduro, quizas hasta intimidante. Resopla, esa idea le parece una total ridiculez.

Hadrian percibe a la mujer y la niña acercarse a él.

–Lady Zabini, gracias por su invitación, –habla el joven haciendo una pequeña reverencia. –Soy Lord Hadrian Kalen Darkus Taylor, futura cabeza del ancestral y antiguo clan de los Darkus. –Para el mundo externo llevaba siempre el apellido de su tutor, es la mejor manera de no levantar sospechas.

–Encantada, Lord Darkus, soy Lady Vittoria Elisa Zabini De Rossi, cabeza de la 8va gran familia Zabini y cabeza de la noble y ancestral casa de los De Rossi. –Sonríe Vittoria con una sonrisa encantadora. –Sienta la libertad de llamarme Vittoria, esta es mi hija pequeña Nicole Stephania Zabini Lecaille.

Hadrian se acerca a Nicole, cogiendo la mano de la niña y besando con suavidad el dorso.

–Un placer conocerla, milady.

Nicole se sonroja, escondiendo su cara con una mano y riendo un poco apenada. Aunque no tarda en notar a Thanatos casi invisible entre la ropa y el cuello. Antes de que pueda comentar algo, la chimenea vuelve a iluminarse de verde brillante permitiendo paso a los demás niños.

Blaise apenas sale de entre las llamas, logrando evitar hacer el ridículo en caer, tiene un encuentro cercano con el suelo cuando su hermana le ataca con un abrazo por las piernas.

–¡Blai-Blai llegaste! –grita Nicole para horror de Blaise.

El muchacho se pone rojo al ver como sus amigos hacen esfuerzos por no reírse, aunque su lenguaje corporal indica que no lo hacen demasiado bien.

–Nicole te he dicho mil veces que no me llames así, –gruñe Blaise intentando levantarse sin éxito.

–¿Pero por qué, Blai-Blai? –pregunta Nicole con sus ojos grandes algo llorosos.

–Si, Blai-Blai, –habla Altaír empezando a reírse de verdad, –¿por qué? Si te queda excelente.

Blaise lo fulmina con la mirada, prometiendo que eso no pasará desapercibida.

–Solo espera que me levante, –gruñe.

Sus compañeros empiezan a reírse de verdad ignorando la vergüenza de su amigo.

–Vamos Nicole, deja a tu hermano levantarse, –dice Vittoria disimulando su risa al ver como las llamas empiezan a volverse verde brillante. –¿Por qué no le das un recorrido a tus amigos, Blaise? No tardarán en llegar los invitados.

Blaise asiente y fulmina a su hermana menor.

–Quítate y no me digas Blai-Blai, ¿cuántas veces tengo que repetirlo?

Nicole cambia su sonrisa por una expresión triste que le dan un escalofrió a Blaise. Se retira de encima de su hermano, mirándolo con sus grandes ojos verdes, aunque en comparación a los de su hermano lo es de ella se un verde limón, brillando con un ligero tono acuoso.

–¿Ya no me quieres, hermano mayor? –pregunta Nicole con tono inocente.

Hadrian tiene la necesidad de aplaudir ante la actuación de la pequeña, la niña sabe como actuar o en todo caso manipular a su hermano mayor.

Blaise con una expresión de horror mira de un lado a otro, intentando buscar una salida a la situación, odia que su hermana use ese encanto para salirse con la suya. Nunca lo admitirá, ni bajo tortura, que no podía resistir esa expresión. Su hermana iba a cumplir seis años y le era fácil manipular a la gente como si fuera un juego de muñecas.

–Aún te quiero, Nico, –contesta Blaise derrotado una vez más. Trata de ignorar la sonrisa triunfante de su hermana y las risas mal disimuladas de sus amigos.

–¿Puedo llamarte Blai-Blai?

–Si, puedes llamarme Blai-Blai pero no frente a los invitados, ¿de acuerdo?

Nicole solo asiente.

Blaise gruñendo guía a sus compañeros por su hogar, reuniendo lo más que puede sus fuerzas para no golpear a Altaír, quien no para de llamarlo por su apodo.

La villa es modestamente lujosa de cuatro pisos, siendo el último donde están las habitaciones; ambientada con muebles y decoraciones de aspecto marítimo, sintiendo el agradable aire del mediterráneo. Incluso los elfos domésticos llevan harapos ligeros para evitar el calor.

La luna asoma a un cuarto del cielo cuando el último invitado llego a la fiesta, concentrándose en el jardín que esta iluminado por lámparas flotantes de papel de arroz.

Hadrian estaba sentado en una de las sillas largas junto a la piscina con sus amigos, un poco apartados de los demás. Ha reconocido a varios de los invitados, incluyendo a su padrino, madrina y Remus.

Vittoria los había invitado por cortesía, ya que Altaír es heredero de una familia antigua de Inglaterra, mas ha sido su sorpresa cuando se entero que Sirius es su padrino. Incluso Lyra congenio fácilmente con Nicole.

Cerca de la mesa de bebidas en un círculo muy justo de personas esta Narcisa Malfoy, antes Black, –por lo que le explico Blaise, esa mujer y Vittoria son socias, trabajaban durante el verano en eventos de beneficencia –. Tambien estaban Lucius y Draco Malfoy, pero el pequeño renacuajo se hace el importante siguiendo a su padre como un perro perdido, imitando a su padre en todo.

Aunque quizas la que menos esperaba ver es a Amelia Bones, la jefa del Departamento de Aplicación Mágica en el ministerio mágico de Inglaterra. Una familia neutral de los cuales solo quedan Madame Bones y su sobrina después de la guerra. Por lo que ha oído es una mujer severa y recta en sus ideales, no discriminaba a nadie, lo que la hace una persona imparcial en el Winzengamott. Es una bruja de mandíbula cuadrada y cabello castaño rojizo con unos pocos cabellos blancos.

–No sabía que tu madre y madame Bones fueran amigas, Blaise, nunca me lo hubiera imaginado, –habla Hadrian dando un mordisco a su emparedado mientras sigue acostado a lo largo de la silla.

–Durante la guerra, mi madre en una de sus misiones, –contesta Blaise con cierta incomodidad, sus amigos sabían que Vittoria pertenecía a una especie de sociedad, lo que le había dado su reputación de Viuda Negra; pero no saben demasiado de esa organización, ni siquiera Blaise o Nicole saben demasiado de esta. –Tuvo la suerte de encontrar a su sobrina cuando era una infante, la habían secuestrado un grupo de tratantes de blancas y pensaban venderla a una fabrica en China.

–¿No pudo defenderse con magia accidental? –pregunta Theo con cierta sorpresa, los niños mágicos pueden defenderse, si tienen la oportunidad.

–El grupo trabaja en el mundo mágico, algunas partes del mundo usan a niños como esclavos, mi madre me ha dicho que tambien toman a niños mitad criaturas, son más fáciles de hacer que desaparezcan y loa ministerios mágicos prefieren hacer la vista gorda.

Hadrian gruñe profundamente, tratando de ignorar la mirada que le dedican sus amigos, clavando las uñas en su palma al apretar los puños.

–Mi madre la saco de ahí junto a otros niños, –continua Blaise, sabe que Hadrian odia que le tengan lastima; aunque el no sea mitad criatura, si descubren lo que es podría ser peor que ser esclavo, después de todo los productos y materiales hechos de partes de dragones son muy codiciados en el mercado negro. –Logro contactar con Madame Bones, al parecer los padres de la niña habían muerto en su desaparición por unos Mortífagos.

–¿Por salvarle la vida a su sobrina son así? –Altaír frunce el seño poco convencido.

–No del todo. Mi madre tuvo problemas con el ministro mágico ingles, se le acuso de ser partidaria de los Mortífagos, su reputación de viuda negra llego a oídos públicos, mas cuando mi madre se ha casado cuatro veces. Amelia la saco del apuro con Fudge y Crouch Sr., intercediendo por ella en el juicio y logro que mi madre saliera como inocente.

–Le regreso el favor que le dio, –concluye Hadrian estirando su cuerpo.

Antes de que algunos de sus compañeros contestara, escuchan varias niñas estallar en carcajadas, hablando entre si. Son un grupo pequeño de jóvenes de su edad, visten ropa de alta calidad. De cierto modo, a Hadrian le recordaba una fiesta de Navidad a la que había asistido con sus padres cuando solo tuvo tres años, donde aprendió una palabra nueva: esposas trofeo. Mujeres que no les importaba nada en su vida que encontrar un esposo de buena familia, adinerado obviamente, donde puedan recibir toda la atención y gastar el dinero de sus maridos como les venga en gana.

No tiene duda que esas niñas acabaran en la misma categoría, sus madres las habían educado de esa manera, sin dejar espacio para crecer lejos de esa imagen.

Hadrian resopla intenta unirse a la nueva conversación, mas su piel se erice al igual que su cabello, gruñendo vuelve a mirar al grupo al sentir la explosiva magia ajena. Notando una ligera aura de magia alrededor de una de las niñas, es de color verde y azul parece incluso que incrementaba, siendo ignorada por las demás niñas; pero el sabe lo que aquello indicaba, un peligro inminente que las otras no presienten.

Las ondas mágicas se sienten de odio y envidia, pero en lo más profundo puede sentir soledad.

–Ahora vuelvo chicos, –Hadrian se levanta del sillón con las manos dentro de los bolsillos y empieza a caminar hacia la zona concurrida, no esperando que sus compañeros le dijeran algo.

Empezaba a sonar algo de música para que los adultos pudieran bailar, no es demasiado formal pero tampoco llega a ser infantil. Por el rabilo del ojo noto a su tío y Madame Bones como percibían la magia agresiva, eso le dio de cierta manera de quién podía ser aquella niña.

–Si, mi padre me llevo a Shangai y mi madre me compro este vestido, ella dice que debo empezar a captar la atención de futuros pretendientes. –Escucha a una niña decir a medida que se acercaba.

–Pues vas muy atrás, a mi ya me presentaron a varios niños en una fiesta de mi abuelo. Incluso ya empiezan a hablar de contratos matrimoniales, –dice otra.

Antes de que pudieran seguir hablando, se quedan en silencio cuando ven a Hadrian a pocos pasos, puede que vistiera ropa mundana pero no deja de verse imponente. Algunas empezaron a sonrojarse cuando les pasa por al lado, solo deteniéndose ante la única niña que parece brillar bajo su aura.

Mia signorina, –agarrando la mano de la joven e inclinándose para darle un beso en los dedos.

La niña siente como sus mejillas se enrojecen, tanto que su magia disminuye de golpe. Sorprendida que un chico de su edad pudiera verse tan elegante e imponente.

Es una joven pelirroja, mas el tono se parece a un naranja atardecer, atado en una diadema trenzada con pequeñas flores blancas; la cara esta ligeramente salpicada de pecas rojizas que hacen resaltar sus grandes ojos de color rosa intenso, lo cual llama mucho la atención. Usa una túnica malaquita con los bordes del faldón de un intenso amarillo, al igual que el tulipán con un colibrí bordado en su lado izquierdo. De cierto modo la muchacha parece un hada salida del bosque.

–¿Complacería a este caballero al concederme este baile, signorina? –habla Hadrian de nuevo, asegurando que las demás niñas vieran su anillo de Lord en la mano que sostiene la otra.

Las demás ahogaron una exclamación de sorpresa y empezaron a murmurar entre ellas. Hadrian puede sentir como el aura de la joven cambia y una sonrisa pequeña se dibujaba en su rostro.

–Será un placer, milord, –sonríe la pelirroja cogiendo los lados de su vestido, haciendo una reverencia.

Hadrian la guía hasta la pista de baile, llamando la atención de unos pocos adultos. Sujeta a la joven por la cadera y la mano.

–La verdad es que no bailo este tipo de cosas, –habla un poco avergonzada, –me gusta bailar pero…

–Déjate guiar y que tu cuerpo se mueva solo, si sabes bailar sabrás que hacer, –Hadrian sonríe para calmarla. – Por cierto aún no soy un lord, hasta los quince años, soy Sire Hadrian Kalen Darkus Taylor.

–Encantada, soy Sire Susan Adele Bones Rowle.

Pronto la música vuelve a sonar, Hadrian guía a Susan con soltura y gracia que de lejos pueden parecer que estén en perfecta sincronía.

Susan aún se sentía abrumada por la idea de que alguien se acercara ella sin que fuera obligación, más alguien con el aspecto que Hadrian representaba, mentiría sino dijera que su presencia le parece elegante e intimidante. Por un momento se mantiene tensa a medida que bailan, comenzando a relajarse sin darse cuenta al sentir su ira y estado salvaje de su magia como disminuye en su cuerpo, y dejarse llevar con una soltura natural.

–No deberías gastar tu poder en gente que no vale la pena, –habla Hadrian, sorprendiendo de nuevo a Susan por un momento, saliendo de su baile casi hipnotizante.

–¿Perdón?

–Dudo que no seas capas de notarla. Cuando esas mocosas ricas empezaron a hablar de sus vidas o sus planes, tu magia estuvo a punto de explotar. Las envidias, –mira a Susan a los ojos. Ella puede jurar que aquellos ojos parecen llamas vivas. –Sientes que tu vida no significa nada y por eso las envidias.

–Eso no es verdad, –Susan gruñe y deja escapar su magia de manera extraña, como si su poder pareciera ser algo que no es aún; –yo no envidio a nadie, soy feliz.

Hadrian fluye su magia al exterior, sometiendo la de Susan con facilidad. La niña puede esperar de todo, miedo o aberración, pero no el ligero escalofrío placentero que le recorre el cuerpo, casi al punto de soltar un gemido. Sintiéndose extraña al ver que no puede si quiera hacerle algo.

–Escogiste a la persona equivocada para intentar intimidar. Mi poder fluye a través de mi cuerpo sin restricción y obedece, ¿por qué debería importarme que la vida de los demás?

–Porque así tendrás una vida digna y normal, –bufa Susan.

–¿Una vida normal?, ¿para que quieres tener una vida normal? Podrías tener una vida extraordinaria si te lo propones, aprender como funciona tu magia y dejar que te reconozcan por lo que eres, no el nombre que llevas. –Hadrian se queda en silencio dejando que la música llene su conciencia, notando que esta empieza a llegar a su fin. –Yo antes llevaba otro nombre, pero mis padres decidieron desterrarme del árbol familiar, convirtiéndome en un don nadie, aunque eso no me dejo caer; encontré mi propio camino, a través de mis amigos, mi tutor y mi verdadero nombre que debía tener desde un principio.

Detiene el baile al acabar la música y separó a Susan con delicadeza.

–Tu familia no es la sangre que comparten, sino las experiencias con las cuales conviven. No tienes que demostrarle a nadie quien es mejor o quien es más adinerado, eso no vale nada si tu poder no te respalda. –Le agarra la mano dejando un beso en el dorso. –¿Tanto quieres tener un lugar en una sociedad que no te llevará a nada o quieres una vida que signifique algo para ti? – frunce el ceño, ignorando los aplausos y el flujo de otra magia que empieza a incrementar. –Gracias por el baile, Sire Bones, que tenga una bella noche.

Hadrian se aleja en dirección a uno de los elfos domésticos, para pedir algo nuevo de beber. No tarda en oír a las chicas a su espalda correr hacia Susan.

–¡¿Quién era ese chico tan atractivo, Susan?! –pregunta una.

–¡¿De dónde lo conoces? Tiene un anillo de Lord y es tan joven! –hablo otra.

–¡¿Por qué se intereso en ti?! Estando yo, debería intentar acercarme a él, quizás tenga más suerte.

Hadrian rueda los ojos, nunca le interesaría ninguna de esas niñas de adorno, prefiere una mujer inteligente y con carácter que no tema defenderse.

–Gracias por ayudar a mi sobrina, Sire.

Hadrian levanta la mirada de su nuevo refresco de cola, encontrando a la Amelia Bones junto a él.

–Ha sido todo un placer, Madame, –habla Hadrian a la vez que hace una pequeña reverencia. – Es un placer conocerla, Madame Bones, me llamo sire Hadrian Kalen Darkus Taylor, futura cabeza de familia de la ancestral y noble clan de los Darkus y heredero de la noble y antigua casa de los Taylor.

–El placer es mió, sire Darkus. Me llamo Amelia Diana Bones Brown, cabeza de la antigua y noble casa de los Bones. –La mujer responde el saludo con una reverencia algo más pronunciada que el moreno, reconociendo al niño por sus títulos. –Me alegra que alguien tan joven sepa como se debe el respeto a un cabeza de familia, tus padres te han educado bien.

Hadrian gruñe enseñando fugazmente los dientes, la mujer no pudo darse cuenta.

–Gracias por el halago, madame Bones, pero soy huérfano, los buenos modales me lo enseñaron en la academia Monteriggioni y mis abuelos antes de fallecer. –No pensaba decirle a esa señora quien era antes, –vivo ahí la mayor parte del año o con mis tíos.

–Discúlpeme entonces. ¿Estudia en Monteriggioni? Entonces ya debe haber encontrado a mi sobrina antes, ella tambien estudia en la academia antes de entrar en Hogwarts.

Hadrian frunce el seño tratando de recordar haber visto a Susan en algún punto en sus clases, es el único lugar que se le ocurre donde la puede ver; pero es algo difícil, tomando en cuenta que todos los repudian, prefiere abstenerse del mundo que no sean sus amigos o sus estudios.

–Amelia, veo que conociste a mi ahijado, –habla Sirius acercándose a ellos, salvando al moreno de un momento incomodo, –no te causa problemas, ¿cierto?

–Habla por ti mismo, –gruñe Hadrian esquivando la mano de su padrino antes de que le despeinara.

–¿Ahijado, pensé qué Harry Potter sería tu ahijado? –Amelia pregunta con cierta sospecha.

–Bueno, yo…

Hadrian esta sorprendido que alguien todavía recuerde su existencia, y al mismo tiempo siente la necesidad de patear a su tío. Ser padrino de un niño mágico es una enorme carga a su propio núcleo, no todo el mundo puede convertirse en uno sin pasar varias pruebas, incluso solo se tiene un registro total de cincuenta padrinos y madrinas en el reino unido.

Ese título se le otorgaba a la gente que cargaría con la misión de proteger a su ahijado o ahijada, tanto si esta en peligro en su familia o su mismo cuerpo representa un peligro para él mismo. Por eso su tío había estado preocupado por Hadrian desde que había entrado en Monteriggioni, pero al no saber donde se encontraba es difícil ubicar el núcleo de su ahijado, es más fácil si se encuentran en el mismo país o ciudad.

–Tío Canuto ¿no me habías dicho que el hijo de tu amigo y tu no habían completado el vinculo? –pregunta Hadrian con un tono más inocente y la expresión de un niño más acorde a su edad.

Sirius parece un poco desorientado ante la pregunta que no reacciona.

–Me explicaste que solo los niños de familias mágicas pueden tener un padrino o madrina con magia. ¿Harry no tiene poderes? – Hadrian inclina la cabeza de lado, apoyando un dedo en su barbilla con aire de curiosidad. Si su tío no ve las señales, ya no lo ayudaría a salir del embrollo.

Amelia frunce el ceño sorprendida.

–¿Harry Potter es un squib? Pero la familia Potter nunca ha producido un squib.

Hadrian se relaja al menos Amelia había picado el anzuelo.

–Siempre hay una primera vez, ¿no? –habla Sirius, siguiendo la mentira, –probablemente debe haber sido borrado del registro del Ministerio de Magia.

–Qué sea un squib no lo descarta de inmediato del ministerio, aún la gente como ellos pueden vivir en el mundo mágico.

–La verdad es que los Potter lo desterraron de la familia hace dos años, lo dejaron en un orfanato, sin el menor recuerdo de ellos.

–Los Potter no serían capaces de hacerle eso a un niño, Lord Black, –brama Amelia cruzando los brazos frente a ella.

–¿Y por qué no? –interrumpe Hadrian, captando la atención de los dos adultos, –por lo que he leído en El Profeta, han convertido a Connor Potter en un héroe ridículo solo por haber vencido a un extremista líder de un grupo paramilitar; los ingleses hacen un enorme escándalo a una guerra, la cual ni siquiera es tan grande como lo que planeaba hacer Grindelwald.

–¿A si?, ¿y qué puede saber un niño de lo que paso en una época en la que aún no ha nacido? –Amelia mira a Hadrian con una fiera aura, que para cualquier persona lo considerarían intimidante.

El moreno le devuelve la mirada sin siquiera parpadear, gruñe mientras sus ojos brillan intensamente, haciendo que la mujer retroceda un poco.

–Se leer, madame, Voldemort es considerado por los ingleses el mago más oscuro sobre la tierra, –Hadrian ignora el escalofrío y la palidez de Amelia ante el nombre; –eso es una tontería, comparado con Grindelwald, quien trabajo en conjunto con Adolf Hitler para exterminar la humanidad en la segunda guerra mundial, Voldemort es un niño mimado que solo pensó conquistar Gran Bretaña mágica.

–No he visto nada de eso en libros, sire Darkus, –Amelia intenta defenderse, aunque ni ella misma parece segura.

–No se te ocurrió que los libros que llevan esa historia están controlados por el ministerio, Amelia, –comenta Sirius en un intento de calmar el ambiente, –puedes preguntarle a cualquiera que no vive en Inglaterra, mi hijo Altaír y Hadrian estudian en la academia Monteriggioni aquí en Italia, al igual que su sobrina. ¿Le ha preguntado algo de lo que aprende en la escuela, o leído sus libros?

Amelia se siente incapaz de responder, lo que contesta la pregunta.

–Por eso dudo si enviar a Altaír y Hadrian a Hogwarts, –Sirius resopla pasando una mano por su cabello.

–¿Pero qué tonterías dices, Sirius? Hogwarts es de las mejores escuelas mágicas.

Eso es debatible en comparación a algunas, piensa Hadrian pero decide mejor no opinar.

–Ahí pasaste tus mejores años con James, Remus y Peter, ¿no? Crearon a los Merodeadores y se convirtieron en el mayor terror de la facultad de la escuela.

–Para lo que me sirvió, –Sirius chasquea la lengua con una expresión de odio profundo.

–Es verdad, había olvidado que los Black y los Potter han debilitado su alianza, aunque no entiendo muy bien porque.

–Abandonaron así como si nada a su propio hijo, ¿te parece poco, Amelia? Aunque no tenga magia, eso no significa que lo descarten como un niño con un juguete. –Sirius gruñe, su cuerpo tiembla de la rabia que siente.

Hadrian no puede evitar el sentimiento calido que llena su corazón, quiere a su padrino, pero a veces podía ser un poco ciego en algunas cosas. Quizás ha sido demasiado duro intentando alejarse de quienes se preocupan por él. Aprieta la mano de su tío de manera disimulada, aunque es un gesto pequeño, es suficiente para hacer sonreír a su padrino.

–Lo que me molesta es que Potter lleva intentando contactarme, como si nada hubiera pasado.

–Tío Canuto, ¿no habías dicho que los Potter te defendieron en el juicio por la acusación del ataque de los Potter y la desaparición de Petigrew? –pregunta el niño con cierta aprehensión y al igual que piensa para más a futuro, su tío conoce bien lo que es, sería una forma de protegerse, mantenerse oculto de los ojos de sus padres.

Sirius mira a su ahijado, rascándose levemente la cabeza algo incomodo.

–Pues si…

–Creo que ya vi el punto de sire Darkus, Sirius. Estas en la cuerda floja, aun siendo una de las casas más antiguas de Inglaterra, no tienes demasiados aliados en esa sociedad que estén dentro del visto bueno actualmente. Se que será difícil, pero deberías volver a contactarle, –habla Amelia, internamente se preguntaba que planeaba aquel niño, tal vez no lo diga en voz alta; pero reconoce a los cambios de máscaras por experiencia.

Ante cualquier inexperto, el acto de Hadrian pasaría desapercibido, no para ella quien ve como cambia la inocencia por una manipulación o amenaza. ¿Qué clase de niño es Hadrian? Es la pregunta que ronda en la mente de mujer.

–Atención, por favor, –habla Vittoria interrumpiendo la conversación, –si son tan amables de acercarse a la mesa, picaremos el pastel.

No tardo en olvidarse la conversación, reuniendo a niños y adultos en torno a la mesa, siendo el centro de atención Nicole.

–Nunca vi a alguien enfrentar así a mi tía, debo decir que es bastante valiente o no tiene valor por su vida.

Escucha una voz detrás de él y cuando voltea se encuentra con Susan, tratando de mantener la mirada en Hadrian, pero no tiene mucho éxito; desviando los ojos al suelo.

–Sire Bones, gracias por su intento de alabarme; pero solo corregí a Madame Bones, los ingleses tienen una alta estima a un simple mocoso que no tiene ni cerca de cinco años. Estoy seguro de que usted al leer los tomos de la academia, puede generarse su propia opinión de este hombre, Voldemort, no es más que un grano de arena en comparación a Grindelwald u otros grandes magos de la historia.

Susan s siente abrumada y sometida en cierto modo, sin saber que responder. No sabía que los hombres italianos pudieran ser tan imponentes, al menos supone que es de Italia, ya que sus rasgos son bastante marcados mas de un origen cercano al medio oriente o incluso más lejos.

–Sire Bones, Susan no muerdo, –habla Hadrian medio riendo, como si leyera lo que pensaba. Aunque apenas había descubierto que tenía un don por la Legeremancia, no es capaz de usarlo por completo y suele activarse solo.

–No es fácil de ignorar siendo tu magia tan imponente.

Quizás hasta adictiva, esas palabras solo las piensa.

–El mahna es el mahna, mia signorina, –el joven le sonríe. –Pero volviendo al tema anterior, ¿le teme tanto a su tía para enfrentarla? Es su pariente después de todo, no un dictador, seguramente si habla con ella sin miedo, pueden llegar a tener una conversación interesante.

Susan mira el suelo jugando con sus dedos.

Hadrian la comprende sin que ella se lo dijera. Es una niña huérfana de padres, que a pesar de tener una tía que la cuidaba, no ha sabido expresarse sola, siendo abrumada por la alta sociedad inglesa y recelosa de otras personas de su edad; quienes se ven ausentes de su situación, alardeando tener una vida completa.

No le sorprende que estuviera apunto de explotar cuando le salvo, sabrá solo la madre tierra desde cuando había acumulado todos esos sentimientos. En cierto modo tenía un parecido con Kya y él, alguien sin amigos de verdad que pudieran entenderla o ser una mano amiga en momentos difíciles.

–Todo estará bien, sire Bones, solo necesitas salir de tu concha, –Hadrian le pone la mano sobre el hombro provocándole un pequeño sobresalto. –¿Por qué no te presento a mis amigos? Seguramente se llevarán bien. –Aunque en parte no solo es por darle una mano, puede sentir que ella tambien necesitaría entrenarse y manejar mejor su magia.

Susan un poco sorprendida y desorientada, asiente con pena.

–Siéntase libre de llamarme Hadrian.

–A mi Susan, –sonríe con timidez y se deja llevar por Hadrian en dirección a su grupo.

Susan por un momento se siente intimidada ante ellos, aunque se recupero un poco, es la idea más ridícula que se le puede ocurrir, aquel grupo tiene la misma edad que ella,

Hadrian la presento a cada uno, ignorando la expresión confusa de sus compañeros, excepto por Luna quien miraba distraída el cielo nocturno.

–¿Dónde esta Kya? –Hadrian frunce el ceño al no encontrarla entre ellos.

Los chicos cruzan miradas entre ellos, claramente incómodos.

–Fue extraño, te habías separado de nosotros cuando exploto o al menos su magia, –habla Blaise. La explosión de poder de Kya había sido peligrosa, les recordaba un poco de cuando Hadrian tenía sus arranques de ira.

Temían el día en que perdiera todo el control o sucumbiera a su poder, mientras tuviera las restricciones, están a salvo.

–Parecía en llamas, –explica Altaír, –era incluso difícil respirar o moverse. Aunque pareció darse cuenta poco después, se disculpo y huyo a la playa.

Hadrian sin decir nada se aleja camino a la orilla del mar, sus amigos sabrían fácilmente a que iba sin que el hablara. A medida que se acerca a las escaleras de la terraza, podía sentir una fuerza opresora de magia, la noche parece estar iluminada por un tenue azul eléctrico.

Cuando toco el barandal, ve con cierto terror la playa en llamas pero en el centro de aquello parece haber una figura.

–¡Kya! –Hadrian brinca el barandal, sin pensar si quiera en los tres metros de altura que hay entre la terraza y la arena. Corriendo hacia el centro de aquellas flamas.

Su propio mahna se sentía de salvaje, deseando escapar y luchar con esa energía externa; pero pudo mantenerla a raya, alcanzando al final a su amiga.

Kya se ve extraña y su poder se escapaba en una furiosa energía, irradia un calor tan fuerte que la arena se había vuelto negra. Su piel es dura, casi parece hecho de diamante blanco con un brillo azulado, una cola en forma de látigo casi arranca la cabeza de Hadrian. Gruñendo amenazante.

–Kya… –intentando limitar sus propios gruñidos, su cuerpo temblaba ligeramente su intuición le advertía de tener cuidado.

Vio como el látigo se dirige hacia él de nuevo, a punto de lanzarlo por los aires, siguiendo sus propios instintos brinco hacia el frente. Teniendo que evitarla más de una vez. Casi sin pensarlo su propia cola apareció para protegerse, rompiendo su ropa, descubre con cierta felicidad que había sido algo fácil hacerlo.

Corre hacia ella abrazándola con fuerza mientras ella se revuelca, gruñendo sin control. Hadrian deja que su poder se libere por completo, usándola para reducir la fuerza que expulsa su amiga; mientras con la cola retiene la otra.

Paso un rato entre forcejeos antes de que Kya empezara a calmarse, como si fuera un pulso el mahna de Hadrian empieza reducir el poder de la niña, logrando que su aspecto volviera a lo normal. El moreno puede sentir como su amiga tiembla ligeramente sin soltarlo en su abrazo, mientras pierde poco a poco la conciencia.

–Kya, –Hadrian murmura y le acaricia la cabeza, –todo ira bien, averiguaremos que ocurre, tranquila.

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Hadrian gruñe pesadamente mientras se levanta de su cama de hotel, apenas ha logrado dormir después del largo viaje que hizo desde Italia a Estambul, todo por la insistencia de Hragon a salir del país por vacaciones; el hombre le había dicho con tanta insistencia que necesitaba conocer otras razas y culturas. Solo accedió para que le dejara de taladrar la cabeza, figurativamente.

Medio incorporado en el camastro mira a su alrededor, el cuarto que ocupan es grande y lujoso, tomando en cuenta que se encontraban en el penthouse del hotel de vista a la costa; aunque no estuvieran cerca de la orilla. Frota los ojos con los puños para quitarse la pereza y la tensión de su cuerpo por el viaje internacional. Aborrece los viajes por traslador, tanto como los viajes por Red Flu, pero esa vez ha sido la peor; no sabe como expresarlo pero es como si le hubieran licuado el mahna dentro de él.

–No vuelvo a usar un traslador en lo que me queda de vida, –Hadrian gruñe, al menos ya no sentía las nauseas de anoche cuando llego. Intenta bajarse de la cama con cuidado de no despertar a los otros.

La habitación tenia una cama tamaño King, usando unas vistosas telas orientales color verde y dorado que acompañan el hermoso toque antiguo del cuarto. Hadrian debe admitir que le daba un aire de príncipe del medio oriente, como había dicho Luna apenas entraron. Se encontraban en el penthouse de un hotel a las orillas del río Bósforo, quedando en la intersección por la cual se veía la mezquita azúl en la parte frontal.

El ocupaba la mitad de la cama con Kya y Luna a ambos lados junto a Theo del otro lado, o al menos eso ha sido originalmente; ahora el otro muchacho dormía en diagonal a él y de algún modo Luna ha quedado durmiendo usando al castaño de almohada, pegándole a Hadrian los pies en la cara.

–Sería mejor dormir en el sofá, menos mal que no vinieron todos o estaría cocinado vivo, –termino por empujar a Luna con suavidad para salirse de la cama.

Tras mucho esfuerzo logra salir y caminar un poco, estirando sus brazos para quitarse los nudos musculares. Se dirige al balcón para observar la calle en silencio, pensando en sus amigos.

Susan a pesar de la más nueva del grupo empezaba a integrarse bien, aunque de manera lenta siendo en gran parte una persona bastante seria por su crianza; aún tiene algunos rasgos de ligera timidez, sin saber como reaccionar del todo a la situación del grupo. Nada de lo que le han enseñado, puede aplicarla con ellos y a tenido que aprender a observar, liberándose poco a poco de las ataduras de su crianza estricta.

No estaba con ellos porque ya tenía planes con otra amiga, una prima lejana de nombre Hannah Abbott, al parecer esa ha sido la única verdadera amiga que tenía desde un principio por haber crecido juntas.

–Ahí estas, Hadrian.

La voz de Kya mientras sale al balcón le sacan de sus pensamientos, la curiosidad de saber como es la amiga de Susan lo ha distraído, tanto que no presto atención a su percepción.

–Buenos días, –sonríe con cierta pereza todavía, –no los quise despertar.

–Es imposible dormir en paz con esos dos, no quiero saber como sería dormir todos en una misma cama, –gruñe estirando sus brazos al mejor estilo de un gato.

–Ni me digas, –Hadrian rueda los ojos pensando en donde estaban sus otros dos amigos.

Blaise se vio obligado a viajar a Nantes, Francia para ver a su bisabuelo paterno. Según le relato, el pobre anciano no estaba muy bien en salud física después de la muerte de su padre. Ha estado bajo cuidado especial los últimos años, manejando a la familia Lecaille desde su villa, pero según les dijo el abogado de la familia no le queda mucho tiempo y tienen algunas cosas que preparar antes de la defunción del anciano.

Hadrian no duda para nada, su amigo probablemente heredaría el titulo de Lord en pocos meses o al menos su entrenamiento para tomar el control en un futuro. Los Lecaille son una familia muy importante en Francia, no tanto como los Delacour al nivel social o al nivel internacional. Por eso se presentaba con el apellido de su madre primero.

Para Altaír la situación se hizo más incomoda. Después de la fiesta de Nicole, Sirius puso en marcha el plan de hablar con James Potter, algo difícil tomando en cuenta que los Black saben de su situación actual. Han partido a una playa en Portugal con los Potter, donde pasarían dos semanas a pesar de las protestas de su primo.

–Aún no puedo creer que Potter se haya creído todo esa tontería, ¿de verdad es pariente tuyo? –pregunta Kya rompiendo su línea de pensamiento.

–Prefiero no recordar que tengo relación con él.

Hadrian no pudo creer lo bastante abierto e incrédulo que era su padre al recibir a su mejor amigo de vuelta, llegando a pensar incluso que este es más idiota de lo que piensa o muy astuto; quizas todo aquello es una maquinación del Ministerio, considerando que los Black es una de las familias más antiguas.

–¿Cuánto pelo crees qué pierda Altaír cuando llegue de vacaciones? –sonríe de lado mirando a su amiga.

Kya apenas puede ocultar su risa.

–Más de la mitad seguro.

–Yo voto que todo, –habla Theo saliendo al balcón con un bostezo y rascando su cabeza. –Por lo que me cuentan, Connor es más terrible de lo que aparenta en fotos.

–No aguantarías ni cinco minutos con él antes de querer maldecirlo.

Los tres quedaron sumidos en el silencio, mirando la calle lejana llena del bullicio matutino y los barcos pequeños empezando a salir del puerto, rumbo a cruzar la orilla del río o de pesca.

–¿Sabes a donde iremos, Hadrian? –Theo mira a Hadrian, sentándose en el sillón cerca de la mesita.

–Hragon nos llevará a desayunar en el Mercado de Especias y después de recorrerlo pasaremos al gran Bazar y a una de las mezquitas para visitar.

–¿Por qué una mezquita? No es muggle esos templos.

–No todos, –habla Luna desde la puerta, mientras pasaba al balcón con un libro entre las manos. –Toma, Hadrian, –extendiendo el libro al moreno.

–¿Qué es esto? –el niño agarra el tomo de bolsillo con curiosidad. Examinando la portada.

No es más que un libro de cuero con un escudo familiar- una flecha apuntando al norte mientras rompe una especie de listones a su alrededor de ella. Le rodea un anillo dorado en forma diagonal-. Sobre este estaba tallado el nombre con letras de plata, curiosamente hechas con pequeñas esferas.

Las sombras del imperio Otomano, –leyó Hadrian frunciendo el ceño y mira a Luna. –¿Qué es esto?

–Un libro, –contesta risueña.

–¿No me digas? Y yo pensando que es una rana de chocolate, –Hadrian pone los ojos en blanco tratando de aguantar a su amiga. –Me refiero para que me lo das.

Luna encoge los hombros.

–Me lo dio mi madre antes de venir, dijo que te sería de ayuda.

–¿De ayuda? –pregunta Theo y mira al moreno, –¿en qué necesitas ayuda?

–Ni idea, –abriendo el libro y moviendo las páginas con desgana.

La familia de Luna no es especialmente acomodada, o al menos es lo que les dijo ella. Sus padres tenían una revista de cotilleo y noticias, tenía mucho prestigio hace un tiempo; aunque empezó a decaer cuando ella tenía dos años, el momento en que su padre cayo lentamente en la demencia. El proceso es lento y bastante doloroso al nivel familiar, viendo como su frágil mente se pierde.

Hadrian supone que madre e hija comparten el mismo don. ¿En qué le serviría a él ese libro? Se detiene un momento en las páginas, viendo un intrincado diseño de cristales pintados en un muro, parecen formar un animal aunque no logra definirlo bien.

–¿Algo de interés? –habla Kya y se inclina un poco hacia él para ver mejor. –Parece un animal.

Theo se inclino por el otro lado intentando ver tambien.

–Si, parece uno pero ¿cuál exactamente?

Antes de que puedan seguir intentando interpretar el misterioso dibujo, golpean la puerta de la habitación. Los cuatro vuelven a entrar al cuarto y Theo abre la puerta, no tienen que preguntar quien es, ya que todo el penthouse esta ocupado por dos habitaciones y un pasillo pequeño por el cual se llegan a las puertas.

Detrás esta Hragon aún con una cara adormilada a pesar de estar vestido, tampoco recibió bien el viaje con traslador, los viajes internacionales necesitan no solo un pasaporte mágicos sino bastante papeleo y múltiples aduanas. Rascando su cabeza entra en la habitación.

–¿Qué hacen aún en pijama?, ¿no piensan pasar el día entero en el hotel? – dice Hragon terminando de acomodarse el cabello y bostezando.

–¿Qué íbamos a saber nosotros cuando te ibas a levantar? Apenas nos despertamos, solo llegamos anoche y fuimos directo a dormir, –contesta Theodore, fallando en ocultar la sonrisa burlona, viendo el aspecto del director.

–¿A qué esperan entonces? Saldremos a desayunar, están muertos de hambre de seguro.

Recibe como respuesta cuatro gruñidos de estomago simultáneos, provocando una carcajada en el adulto.

–Vayan a cambiarse, los espero en el pasillo, –Hragon sale del cuarto.

Apenas pasan unos quince minutos cuando los niños salen al pasillo y caminan hasta el ascensor. Que para la suerte de ellos se abre al instante, al estar en ese piso esperando. El grupo entro y empezó a descender.

Hadrian se pone a observar el ventanal del ascensor, donde se puede ver uno de los puertos de Estambul, donde hace horas cobro vida con sus comerciantes. Aún siendo algo cotidiano de ver, Hadrian lo encuentra algo fascinante, entre los vendedores y pescadores existe un tipo de juego, uno donde el ingenio y el carisma es bastante necesario.

–Una vista impresionante, debo admitir, –habla Theo junto a él.

–No has visto nada aun, –ríe Luna casi pegando por completo el rostro en el vidrio.

–Pero si no conoces Estambul, –Theo mira a la rubia con el ceño fruncido.

El elevador se detiene suavemente en uno de los pisos, cortando cualquier contestación de la muchacha. Hadrian miro a las puertas por simple curiosidad, preguntándose que clase de persona se subirá.

–Pog fin, se abeg –habla una mujer mientras entra al ascensor, tiene un marcado acento francés y le costaba incluso hablar Ingles.

Hadrian mira impresionado a la señora, resplandecía una belleza pura y sobrenatural, iba con una túnica casi formal de color blanco; su rostro parece una obra de arte adornado por un cabello rubio platinado, -rayando el dorado- y unos ojos aguamarina. Aunque al moreno le empezaba a molestar es la extraña sensación mágica que llena el elevador, no tardo en deducir que viene de la mujer; aunque no pueda definir cual es su intención exactamente.

La mujer los mira a los cinco con desden y girando el rostro como si no mereciera su tiempo.

–¡Adolphe, vamos! –grito la mujer impaciente mientras apretaba el botón de las puertas.

Hadrian noto a sus amigos mirando en dirección a la puerta, claramente curiosos tambien o habrán notado la magia.

Por el pasillo corre un hombre bastante ordinario, un poco de sobrepeso asoma por encima del cinturón y el cabello de color heno cortado a un estilo militar; vistiendo un traje semi formal de color madera. De un brazo cargaba a una niña y en la otra arrastraba a una segunda.

El hombre entro sudando un poco, diciendo algo en francés a su mujer mientras dejaba a la niña en el suelo y se acomodaba la corbata con la otra. Hadrian no entendía francés, y no había previsto usar Dicite Lingua para ese idioma. No es un idioma muy común ahí después de todo.

La mujer suelta el botón en cuanto ha entrado

–Perdonen, –hablo el hombre en dirección a Hragon, cambiando a un ingles algo más cordial. –No quise hacerles esperar.

–No es nada, –responde Hragon, –debe ser importante para andar con esas prisas, señor.

Hadrian ignora a los dos hombres para mirar a las jóvenes. Las dos claramente han salido a su madre, una es de su edad mientras que la otra oscila entre lo años.

La muchacha le vio de arriba abajo con asco, juzgándole por sus ropas, al igual que miro a los demás, gira la cara soltando un hum. Mientras la pequeña se limito a imitarle, que hizo parecer la situación cómica.

Hadrian gruñe irritado ante la actitud soberbia de la niña, no es ni siquiera mayor que él y le trata como si fuera un gusano. Sumando que la energía ha aumentado, que le hace incrementar su temperatura corporal.

Hragon lo noto, posando una mano sobre el cabello del moreno, intentando apaciguarlo, sin decir nada. Mientras Theo y Luna tiraban de él para alejarlo más de ellos, siendo algo protectores con Hadrian; Kya le agarra la mano disimuladamente mientras gruñe.

La otra niña retrocede un poco, a la vez que mira confundida a Theo y Hadrian, como si se viera un bicho raro. Mientras la mujer hacia lo mismo pero con Hragon.

Las puertas del elevador se abrieron justo en ese momento, llevando directamente a la planta baja. Ellos son los primeros en bajar, ignorando a los otros mas Kya al pasar cerca de la chica, le da un empujón que casi la tira al piso; dedicando a ella un gruñido imposible para un humano, sin darse cuenta. Aún así Luna no quedo atrás terminando de tirarla al piso, alejándose con una risa un poco extraña.

Hragon llevo a los cuatro al exterior del hotel y subirse a una de las camionetas turísticas, que por suerte esta vacía a excepción de ellos. Pago al conductor un poco mas de dinero de lo requerido para que parta de inmediato.

–Tranquilo, Hadrian, ya acabo, –habla el adulto sentándose frente al grupo. Observando como el moreno recupera la compostura.

–Niña engreída, ¿quién se cree? –gruñe Hadrian quitándose el cabello de la cara peinarlo hacia atrás, manteniendo una actitud un poco fría.

–Concuerdo con él, –habla Theo, –me empezaban a poner de los nervios esa aura extraña que empecé a sentir cuando esa familia entro.

Hragon ríe un poco.

–Eso es lo que se llama feromonas, –contesta el adulto y los cuatro le miran con el ceño fruncido. –Son en parte Veelas, al menos la madre y las niñas.

–Espera, espera, ¿te refieres a esas mujeres de belleza indescriptible que entran en la misma familia que las sirenas? –pregunta Kya.

–¿Qué hace babear y atraer a los hombres como abejas a la miel? –habla Luna curiosa. –Las que se convierten en una especie de arpías.

–Esas mismas, normalmente los jóvenes que aún no alcanzan la madurez sexual, no son afectados a gran escala, simplemente siente una extraña necesidad de mirarlas.

–A mi no me mires, – Hadrian hace una mueca de disgusto al recordar la niña, sentía aún los escalofríos que le provocaba esas feromonas.

–En realidad si te afectaban, toma en cuenta que tu eres un depredador superior, Hadrian. –Empieza a explicar Hragon, sin preocuparse porque les escuchara el chofer, ya que el hombre es del lado mágico y en Estambul las mestizos de criaturas no están tan repudiadas como en otros sitios, o al menos en la mayor parte de la ciudad. –Presentiste que esas feromonas son más una amenaza, algo que intenta controlarte, tu propio instinto lo revierte. Por suerte no has alcanzado la madurez o hubiera sido peor. –Riendo.

–Pero a nosotros nos paso lo mismo, –Kya interrumpe la risa.

Pero Hragon no supo que responder, encogiendo los hombros.

–Tengo algunas sospechas, pero no puedo concretar mucho. Eh oído de casos muy raros de gente inmune a las feromonas, pero es por algún accidente o enfermedad que se los impide. ¿Estarán enfermos? –sonríe burlón al ver la cara de indignación de los niños.

La camioneta se detuvo al poco tiempo frente a una calle muy concurrida, donde estaba la entrada al Bazar de las especias, desde ahí se pueden escuchar los gritos de los vendedores. La entrada es un arco de piedra hermoso donde tenía escrito el nombre, seguido de un largo pasillo dentro de un edificio.

–Por aquí, chicos, primero pasaremos a desayunar antes de ir dentro, –Hragon empujo a los chicos un poco por la calle, alejándose de la entrada asegurándose de no perderles la vista.

Hadrian se preguntaba porque especialmente empezaba a visitar el bazar, sabe que es uno de los sitios más turísticos de Estambul; es verdad que siente curiosidad por los sabores nuevos, experiencias extraordinarias, pero no tan simples.

No tardan en detenerse frente a un pequeño restaurante de Kebab, un manjar conocido por los muggles ya que es fácil de llevar en las manos y tiene una gran variedad de rellenos.

Hadrian no tenia alguna preferencia especial, así que opto por uno de cordero y se sentó en una de las mesas en la terraza que daba a la calle. Tras meditar un poco mientras esperaba a los demás y mirar la gente pasar, saca un libro del interior de su suéter, ya que tenía un bolsillo ahí. Se había traído tambien el que le dio Luna, no esta demasiado seguro del por qué; pero su intuición le estuvo molestando un rato mientras se vestía.

–¿Qué haces Hadrian? –pregunta Theo sentándose frente a él, viendo el libro que empezaba a ojear rápidamente. –¿Esa no es la guía de viaje que nos dieron en la aduana mágica?

–Si, pensé que solo sería basura como la que le dan a los muggles, –contesta él sin dejar de mover las páginas; –pero quizas pueda encontrar algo del Bazar de las Especias que no estamos viendo. –Deteniéndose abruptamente cuando encontró la sección que buscaba.

–Usualmente se usan para cocinar y en algunos casos para tejidos, ¿no? –pregunta Kya sentándose junto a Hadrian y Luna frente a ella.

–Si,– el moreno ni siquiera levanto la mirada del libro, respondiendo con tono ausente hasta que encontró algo de interés. Levantando las cejas con sorpresa. –Miren esto. –Poniendo el libro a la mitad de la mesa.

Las especias en el mundo de la alquimia:

Las especias son muy conocidas en el mundo por dar un buen sabor y algo de color a la vida, Estambul al ser desde la antigüedad uno de los lugares más importantes de comercio, ha trasportado los regalos de la tierra y la naturaleza alrededor del mundo. Muy poca gente fuera del imperio mágico turco conoce que las especias tienen altas propiedades conductuales, gracias a la extracción de ellas en diferentes lugares ricos en minerales.

Las especias han permitido a los alquimistas reales descubrir grandes avances en la creación de objetos, como las luces del Senakai o grandes estructuras como la mezquita Ayasofya (conocida tambien como Santa Sofía) cuyos minaretes exteriores conservan cada uno piedra bañada en Ajowan (Trachyspermun ammi) en la punta de sus torres, la cual produce permanentemente una protección alrededor de la ciudad, que permitió evitar que la peste negra afectara a lo que antes se conocía como Constantinopla.

Muchos maestros de pociones han aclamado que las especias, especialmente las de origen hindú y de china, han ayudado ha mejorar y ampliar la medicina mágica. Los dotes de algunas especias, a pesar de su intensidad y sabor, han mejorado los tratamientos contra dolores crónicos o degenerativos, alargando la vida de un modo más soportable.

Para mayor referencias consultar los siguientes tomos. Puede encontrarlos en la biblioteca real del imperio mágico de Turquía o comprarlos en las librerías especializadas:

-Alquimia de lo natural por Ahmed Yildiz

-Magia y medicina muggle ¿la mejor solución? por Emir Özdemir.

-Monumentos y misterios del imperio Otomano aún sin resolver por Elif Aydin

-Del suelo al caldero: métodos profundos y concretos de cómo manejar la combinación de especias por Bellinay Aydin.

–Interesante, –habla Theo cuando terminaron de leer, revisando detenidamente la lista de especias que mostraba el libro, aunque esta se limitaba a unas pocas. –Es la primera vez que escucho sobre este uso de los condimentos.

–No me sorprende, –dice Hadrian con aire pensativo, golpeteando los dedos contra la mesa, –esto es medio oriente y los ingleses son bastante orgullosos, tomando en cuenta que es uno de los lugares con mayor prejuicios contra los muggles.

–¿Tanto como para rechazar los avances en medicina? –Theo mira al moreno con escepticismo.

Hragon llego interrumpiendo la conversación con las ordenes de cada uno, cada plato tenia dos Kebab aunque estos son de un tamaño considerable.

–Cada país tiene sus prejuicios y su orgullo, –explica Hragon mientras los chicos dan su primer mordisco a la comida, ver la expresión y los gemidos placenteros que salían de los cuatro es suficiente para sonreír. –Toma por ejemplo en el Ministerio mágico ingles, los que hablan Parsel e incluso el mahna que se usa con ese idioma son dictados como magos oscuros. Están completamente repudiados.

Luna le mira, tragando lentamente antes de hablar.

–¿No es lo mismo en todas partes?

–No exactamente. En China por ejemplo, los hablantes son muy codiciados por la familia imperial o incluso en las Triadas, los Dragones bola de fuego tienen un lenguaje bastante limitado pero que los hablantes pueden entender.

Hadrian levanta las cejas con interés, no sabía que los dragones, o al menos los más parecidos a serpientes, pudieran entenderse con los magos y brujas parlantes.

–No lo intentaría si fuera tú, Hadrian, –Hragon noto el interés de su pupilo, –los dragones de hoy han perdido su acercamiento al mahna de la tierra, los humanos se han dedicado a mantenerlos encerrados en supuestos santuarios, vigilados constantemente por domadores.

–¿No lo reconocerán entonces? –pregunta Kya inclinando la cabeza de lado.

–De eso no estoy seguro, tuve una mala experiencia con uno hace unos cuarenta años. Colacuernos Húngaros, –Hragon se sacude un poco al recordar su encuentro, –unos dragones bastante desagradables.

–Pero tu eres más antiguo que uno de esos dragones, probablemente más grande, –indica Theo después de pasar algo de su comida por su garganta.

–Mi tamaño es un par de metros más grande que cuatro colacuernos juntos, si solo cuentas con los dragones de ahora. Al que me enfrente era un dragón antiguo, uno que ha vivido al menos un siglo, actualmente llegar a esa edad es difícil mas en esta época, –continúa Hragon con una expresión desagradable. –Los dragones y wyvern no congenian muy bien.

–Ya me imagino como te trato, –resopla Hadrian sonriendo de lado mientras su mentor le mira indignado adivinando lo que pensaba.

–¡No me creerás tan inepto!

–Para nada, –habla Kya sonriendo de lado, –seguro barrio el piso contigo en vez de intentar estrangularte.

Los cuatro empezaron a reírse, haciendo lo mejor para ocultarlo de los turistas. Hragon solo pudo atinar a enrojecerse mascullando entre dientes.

Terminaron de comer en silencio, solo Hadrian se dedica a ojear mejor la guía mágica, buscando más información de las especias o algún otro dato que les sirva. Tiene que ser guiado por Theo y Luna para que no se golpee contra la gente mientras se acercan al Bazar, es cuando cierra el libro para mirar el lugar.

La calle interior del bazar estaba llena de todo tipo de olores y colores, cada puesto tiene una infinidad de especias en sacos tejidos. Incluso habían puestos de comida para probar las diferentes combinaciones y la comida más tradicional. Hadrian y sus amigos se dedicaron a comprar varias pequeñas bolsas con diferentes tipos de especias, aunque tuvieron algunos problemas al principio con los encargados.

Hragon los llevo hasta una zona más apartada, donde a simple vista parece una pared mosaico que forma un águila surcando los cielos sobre Estambul. Solo Hadrian y Kya notaron a una figura sentada en un atalaya, cubierto por un traje cuyo símbolo por alguna razón les pareció familiar; pero no tuvieron tiempo de analizar al ser arrastrados por los demás.

Dentro se encontraba la zona mágica del bazar. Para sorpresa de Hadrian hay varias personas con una apariencia muy peculiar, desde hombres muy grandes que rozaban los tres metros a muy pequeños que fácilmente cabe en su mano. El moreno aprovecha para comprar especias más raras y únicas incluidos varios libros sobre el tema, algunos de dudosa procedencia.

–¡Hadrian, mira esto! –Kya grito intentando hacerse oír entre la muchedumbre.

El moreno se acerco a ella después de pagar al vendedor por los libros, acercándose a Kya quien estaba en una esquina entre dos columnas ocultas por las telas de una tienda.

–¿Qué pasa?

–Calla y mira, –gruñe Kya, agarrando del brazo a su amigo para que se arrodille como ella. –¿No te parece familiar? –señalando un grabado extraño casi invisible en la base de la columna.

Esta es un círculo del tamaño de una mano, en los bordes tienen diferentes símbolos y runas de origen desconocido, solo unas pocas pueden interpretarse; pero lo más interesante es el animal en el centro. Un lobo o perro de aspecto raro, incluso llegando a ser monstruoso, teniendo cuatro cabezas mirando en diferentes direcciones, con el cuerpo rodeado de cadenas; sobre el pecho se formaba un eclipse incompleto, la luna es de piedra blanca mientras el sol es de ónix.

Hadrian frunce el seño. Recordando perfecto que había visto algo similar hace tiempo, cuando consiguieron el extraño guantelete en las ruinas de Roma; pero en vez de un canido fue un felino mirando una luna.

–Dibújalo, Kya, no creo que sea una coincidencia, podemos averiguar más de él después.

Kya saca de su bolsillo interno del suéter una libreta tan pequeña como su uña, tocando el objeto con su varita este vuelve a su tamaño normal. Desde su brazo sale Hypnos, dejándose caer sobre el suelo. La víbora simplemente sacude la cola, disparando una única escama y logrando clavarla en el centro del eclipse. Haciendo que el grabado brillara por un momento antes de que Kya recupere la escama, usando el liquido que las escamas segregan para grabar el dibujo de manera exacta sobre la hoja.

Esta es una habilidad que habían descubierto por accidente durante una sesión de estudio. Estaban en la sala de estudios una tarde con Thanatos e Hypnos tomando el sol junto a la ventana, ya que estaban en una mesa más apartada de los demás donde no puedan ver a las serpientes. La paz no les duro mucho cuando una bludger entro disparada de golpe, causando un caos dentro de la estancia; el ruido fue suficiente para que Hypnos disparara sus escamas por el susto, buscando defenderse. A duras penas los cuatro niños evitaron que se les clavaran, pero no a los libros. Donde derramaron la sustancia venenosa, copiando a la perfección el contenido donde han sido clavadas; pero si no son retiradas a tiempo, pueden destruir por completo el objeto.

–¿Encontraron algo? –pregunta Luna uniéndose a los dos en ese rincón. Por un momento pareció en trance antes de sonreír y reírse con una sonrisa cómplice.

Hadrian levanta una ceja pero no llega a cuestionar a la joven cuando Theo se acerco rápido.

–No se que hacen, pero apresúrense nos están observando, –susurra e indica con un movimiento muy leve de su cabeza hacia atrás.

Hadrian se inclina un poco para ver detrás del moreno, notando que varios de los dueños les miraban sospechosos, incluso uno parece disgustado mientras manipula unas monedas. Incluso ve al mismo hombre del ascensor y a la niña mayor, aunque esta no tiene la expresión altanera como antes.

–Vámonos, –gruño Hadrian atravesando con la mirada a la chica. Kya recupero a Hypnos antes de guardar la libreta y su varita dentro de su suéter.

Hadrian hace una seña imperceptible y se dispersan en dos a dos, para evitar más sospechas y continuar las compras antes de reunirse con Hragon de nuevo en la salida del bazar, ignorando la mirada de la pequeña Veela.

–Veo que compraron bastante, –habla Hragon mientras los niños metían dentro de sus mochilas unos doce micro baúles, cada uno contiene unos cinco sacos de especias diferentes. Lograron conseguirlos en el bazar mágico, contienen varios hechizos que pueden mantenerlas en buen estado.

–Suficientes para experimentar y probar, –habla Hadrian.

–Si todo sale bien, quizas debamos encontrar proveedores, –habla Theo mientras caminan de nuevo por la calle.

–Necesitaremos más que eso, –Hadrian le mira, –algo más siniestro al cual acceder.

Theo se le quedo mirando pero entendiendo a que se refiere, decidiendo callar, no es un sitio en donde hablar de eso.

Hragon miro su interacción, al parecer su Király estaba progresando rápido y pensando en lo que puede pasar en el futuro. Levanto la mano con su varita y silbó con fuerza.

Frente a ellos apareció un autobús blanco y rojo con el escudo del imperio turco mágico, una águila sosteniendo una varita y una cimitarra. Este tiene un cierto parecido con el autobús Noctámbulo de Inglaterra, pero en vez de camas tenia mesas y sillas en el primer piso y los dos siguientes varias camas bien clavadas al piso.

Los cinco suben al vehículo pagan 3 liras de plata al conductor, cada uno

–Al bazar Büyük Balık, por favor, –dice Hragon antes de seguir a los chicos a unos asientos con una mesa en el fondo. Hay otros dos ocupantes en ese piso y se pueden escuchar ronquidos en la parte superior.

El autobús salio disparado por la calle, surcando el trafico como si todo a su alrededor no es más que transparente. La velocidad hace borrosas los edificios y la gente. Hadrian se quedo mirando las ventanas con curiosidad, tiene un recuerdo muy vago de un viaje similar; seguramente ha subido al autobús Noctámbulo cuando era más pequeño.

–Al menos es más soportable que el autobús de Inglaterra, –habla Theo con un cierto color verde en la cara, no parece que eso le cayera bien.

–Solo concéntrate en un punto, eso ayuda, –sonríe Luna con aire risueño y una sonrisa enigmática, tanto que Hadrian le recordó al gato Chesire.

–Estas muy sonriente, Luna, –comenta Kya que estaba junto a ella.

–Las cosas se pondrán interesantes.

–¿Cómo de interesantes? –pregunta Theo algo menos verde ahora.

–Todo ocurre por una razón, el mundo se abre ante nosotros si sabemos donde mirar. –Luna sonríe enigmática.

–Luna, cariño, quieres ser más clara, –dice Hadrian con cierta exasperación, –ves cosas ya nos explicaste varias veces; al menos se más clara en lo que nos quieres decir.

Luna queda pensativa, inclinando la cabeza de lado apoyando un dedo en su barbilla.

–No sabría explicarlo, veo muchas cosas y no siempre son lineales. –Luna guarda silencio por un momento. – Solo se que empezarán las cosas a cambiar.

Los otros tres se miran entre ellos con el ceño fruncido. Ninguno entendía a que se refería con cambios.

Hadrian acaricia los dedos de su mano derecha con el pulgar. Tal vez tenia que ver algo con la nueva imagen del lobo de cuatro cabezas, no creía demasiado en las coincidencias; pero de momento no puede hacer mucho.

–¿Kya me prestas el dibujo?

Kya saca la libreta de su chaqueta evitando molestar a Hypnos antes de pasárselo.

–¿Qué crees que sea?– pregunta Theo inclinándose hacia delante para ver mejor. Aunque no es necesario cuando Hadrian apoya la libreta en la mesa.– Diría que se parece a un Cerbero.

–¿Vives bajo una roca? –pregunta Kya, –los Cerberos tienen tres cabezas y son originarios de Grecia, específicamente en el cabo Tenaro.

–No necesito la lección de geografía, Kya, estamos de vacaciones.

Kya enseña los dientes pero de una manera poco amigable, gruñendo sin percatarse.

–Déjame ver ese dibujo, mi Király, –habla Hragon detrás de ellos en otros asientos. Hadrian le pasa la libreta para que el hombre lo examinara mejor. –Un Barghest.

Los cuatro le miran con sorpresa.

–¿Un qué? –pregunta Theodore.

–Un Barghest, es una de las especies variantes mas importantes en lo entran la clasificación de demonio. –Contesta mirando con intensidad el dibujo antes de regresarlo a Kya.

–¿Una especie de demonio?– habla Hadrian al notar que el nombre le es familiar, aunque no recuerda donde lo ha leído.

–Los demonios se dividen por tres legiones dirigidas por los jueces infernales, cada uno representando un lado del infierno mismo. Los Barghest - saca su varita y en el aire creo una replica de la criatura del dibujo, lo único que lo hacía diferente es que solo tiene una cabeza, – son los que controlan los círculos del infierno más profundos.

–¿El infierno existe?– interrumpe Kya con el seño fruncido.

–No exactamente, lo que los humanos consideraban el infierno es en realidad una de las tierras mas fieras y ardientes que existió en la antigüedad, la tierra de Mu.

–El reino de los Hydraigous, –hablo Hadrian.

–Exacto. Los Barghest eran fieles a los Hydraigous y una de las primeras especies en seguir el camino de tu raza. Ellos vigilaban las murallas del mismo castillo, no por su poder si es lo que piensan, las tres razas de demonios son poderosas a su manera.

–Pero en tu imagen el Barghest que creaste tiene una cabeza, no cuatro como en el dibujo. –Cuestiona Luna

–Su magia funciona como las Hydras, en cierto modo, aunque solo tienen un limite de cinco cabezas. Las Hydras son otro tipo de especie más actual, descendientes de varias criaturas incluyendo dragones, –apenas noto la curiosa mirada que le dedica Hadrian. Levanto la varita y conjuro la siguiente imagen: un águila o halcón de enorme tamaño, con plumaje de un intenso azul eléctrico y dorado; parecían saltar chispas a su alrededor controlando el viento. –Este es un Hræsvelgr, conocido como los amos de los vientos, capaces de agitar la tierra con sus potentes alas; eran demonios fervientes y poderosos; aunque tardan en alcanzar su mayor tamaño.

–Supongo que ya no están con vida, al igual que los Barghest ¿no?

–Eso mismo, –Hragon vuelve a agitar su varita y una nueva criatura apareció entre el águila. Un tigre de proporciones monstruosas pero elegantes, largas rayas recorren su cuerpo y parte de su rostro; largas espinas y cuernos adornan lo largo de su espalda, incluido dos más largos pero delgados detrás de las orejas. Aunque lo más sobresaliente son sus largos colmillos de sable.– Este último es un Byakko, una de las criaturas mas letales y rápidas que alguna vez existió, era bien conocido por su ferocidad al igual que su ataque silencioso.

–¿Cómo va a ser silencioso un tigre como este?– pregunta Theo algo incrédulo.

–Camuflaje, su propio control sobre el mahna, además que ellos eran los ancestros primordiales de los Nundu, los Jaguares Nebulares y los Tigres de Indra.

Hadrian se queda mirando al tigre con fascinación, ha escuchado y leído historias de esos tres grandes felinos. El Nundu es un cazador mortal capas de diseminar poblados enteros con su aliento tóxico, considerado una de las especies más indomables del planeta y capaz de hacerse invisible.

Los Jaguares Nebulares son una especie no tan grandes como el Nundu, originaria de las tierras de América Latina –especialmente en las selvas húmedas entre Brasil y Venezuela–, se especializaban en ser bastante elusivos; su mayor arma son sus ojos, capas de crear alucinaciones lo que permitía evitar a los magos y muggles.

Los Tigres de Indra, vienen de India y China, de los tres esos felinos son considerados pesos pesados, iguales en tamaño que los Nundu, estos son más masivos en cuestión muscular, una palabra más propia: un tanque. En la antigüedad fueron usados durantes las guerras en las que defendieron la gran muralla China durante la invasión de los muggles al imperio mágico.

–Se parece a la estatua que vimos en nuestra aventura en las catacumbas de Roma, –menciono Nott con cierto aire misterioso, viendo con intensidad la imagen del Byakko.

Hadrian miro a su amigo y después a la imagen, es difícil decir si son la misma criatura que vieron en aquel altar, no pudieron verlo tan definido en ese momento. El moreno rasco su cabeza con frustración, preguntándose que tenía que ver todo aquello con él, porque encontraba conexiones con los Hydraigous y sus aliados, ¿eran acaso coincidencias?

El autobús se detuvo abruptamente casi haciendo que los niños cayeran de la mesa uno encima del otro.

Primera parada, bazar Büyük Balık entrada principal hacia la mezquita azul y los patios de exhibición, donde se pueden apreciar las carreras especiales de centauros, –hablo con entusiasmo la voz amplificada del conductor.

–Pensé que los centauros se limitaban a Europa solamente, –cuestiono de nuevo Nott mientras Hragon logra que se levanten y desciendan del autobús.

–No del todo, es su mayor distribución si quieres decirlo de alguna manera, existen en su mayoría en el viejo continente a lo que incluyen tambien África; lo que les diferencia es su variedad como subespecie. –Contesta el hombre al detenerse frente al bazar y el autobús desaparece por la calle a toda velocidad, –pero no se preocupen por ellas, iremos a presenciar una de las carreras del Gran derbi de Estambul.

Los cinco entraron por un arco que dividía una zona residencial abandonada, varias casas tienen las ventanas y puertas tapeadas por tablones de madera. Les da una apariencia de la pos guerra en cierto modo. Hadrian no está preocupado por lo que puede encontrar, acostumbrado a las maneras ridículas de los magos para hacer invisibles los sitios mágicos. Aunque en varios países tenían algunas mentes brillantes.

Hragon los hace avanzar por un par de minutos hasta llegar a un espacio cuadrado entre cuatro edificios, una plaza de juegos abandonado, podía sentirse un ligero cosquilleo mágico en el aire. Caminaron hacia la fuente central sin usar aunque tiene en la base un contenido de liquido negro, es imposible llegar al ver fondo excepto por unos destellos dorados.

–¿Recuerdan haber traído las monedas que les dije? –pregunta Hragon mientras saca una moneda de cinco libras hecha de aluminio y oro.

De un lado había un caballo alado planeando los cielos mientras el lado contrario tiene grabado el número cinco sobre una luna creciente, rodeada por una espiga de trigo y una rama de olivo. Es una lira turca mágica, la tercera de mayor denominación y se le llamaba entre los magos Hiki, era la comparación a un Sickle en el mundo mágico ingles.

Los chicos sacaron sus propias monedas y la lanzaron al agua oscura, las cinco monedas desaparecieron lentamente al agua oscura. El aluminio empezó a disolverse entre el liquido negro que pasa a ser de un grueso color plata. Apenas tarda unos minutos antes de que el agua plateada sale por la parte superior, expulsando un chorro potente y pequeñas estrellas doradas hacia el cielo.

Ante ellos las estrella giraron sobre toda la plaza, trayendo a la vida del suelo a los edificios, convirtiendo un lugar lúgubre y siniestro en un bazar sacado de los cuentos de Mil y una noches. Tiendas hechas de telas finas y pintorescas sostenidas en el aire con magia, siendo de un tamaño más grande en su interior.

Los cinco empezaron a pasear entre las calles repletas de olores distintos, personajes curiosos y colores indescriptibles. La música adornaba los pasillos con sus músicos de todas las etnias culturales. Claramente ese sitio es uno de los puntos más importantes del mundo mágico para comerciar, si había gente de todo tipo, sean ricas o de clase media o incluso de la clase trabajadora.

Hadrian no sabe a donde mirar con cierta curiosidad, descubriendo otro punto de vista de la humanidad, casi olvidando lo que había leído en los libros de historia; pero poco le duro la alegría, cuando cruzo la esquina cerca de las cuadrillas del derbi. Donde un hombre corpulento de al menos casi dos metros azotaba a un potrillo de centauro, sintió su cara enrojecer y pecho arder, la pobre criatura no tenia más de ocho años probablemente.

–¡Vamos mula, levántate! –dice el capataz mientras azota el látigo sobre el lomo de cebra del niño.

El pobre niño solo dice algo incomprensible en otro idioma, que ni siquiera su capataz entiende al parecer. Hadrian no puede más que evitar sentirse abrumado, nadie parece si quiera dispuesto a ayudarlo, ni siquiera voltean a ver la escena.

Hadrian dudaba seriamente si intervenir, obviamente ese hombre podía reducirlo fácilmente y si lograba escapar con el centauro, ¿qué podía hacer? Una observación rápida le indico que aquel chico trabaja para el capataz, pero no creía que sea por voluntad.

–Estas cosas veras todo el tiempo, Hadrian, –la voz de Hragon lo trajo de vuelta a la realidad y miro a su lado izquierdo donde el hombre se le había acercado. –El mundo mágico se cree superior a todo ser sobre este mundo, todos aquellos sienten que su sangre es pura por la magia, conservada en su sangre, son la realeza.

–Eso es una maldita estupidez, no todos esos que dicen tienen sangre real, lo más cercano serían títulos de nobleza.

–¿Y crees que les importa? –Hragon dejo de mirar a Hadrian para ver al pequeño centauro, quien estaba rodeado de bolsas con varias cosas como telas y fruta algo. Esta siendo usado como animal de carga, con un peso que no le es soportable.

–Es un niño, –gruñe viendo la escena. El potro había logrado levantarse con esfuerzo y mirando desafiante a su dueño, golpeando con violencia el suelo con sus cascos antes de recuperar las bolsas de trabajo.

–No todos necesitan ayuda, solo una convicción para seguir viviendo. Muchos aquí son vendidos para trabajar como esclavos o para saldar deudas con sus familias, los que mejor suerte tienen son los que son rápidos e ingeniosos que les hacen ganar a sus amos en el derbi de Estambul. –Hragon mira a Hadrian posando una mano sobre su cabello. –El mundo es injusto para muchas criaturas, mejor dicho la mayoría, son cosas que en algún momento debías aprender.

–Pero no hay nadie que los defienda, ¿cierto?

–No, muchas de las criaturas que están bajo la sombra de los humanos han perdido su esencia, la conexión única que tiene con la madre tierra.

–¿No hay algo que se pueda hacer?

–De inmediato no, no tienes nombre que te respalde, mi Király, los Darkus son un apellido muy poderoso y antiguo aquí en Italia, la mayoría de Europa y Asia; pero se ha perdido en el tiempo. Si quieres que te reconozcan y te hagas tu propio camino, necesitas jugar entre los grandes dragones.

Hadrian mira a su maestro con el seño fruncido.

–Escalar en la política y la sociedad, un buen comienzo sería aquí en Italia. Los Darkus es la decimo tercera familia más importante, pero no te aceptaran tan fácil. Tendrás que abrirte camino con alguna ayuda.

–¿Tú podrías?

Hragon niega con la cabeza.

–Yo a lo más que puedo respaldarte sería como tu gestor o administrador de la familia Darkus; porque aunque los Taylor sean antiguos no tienen el mismo nivel. Piensa un poco mi Király, ya conociste a dos personas con alto rango tanto aquí como en Inglaterra.

Hadrian mantuvo el silencio por unos minutos recordar a lo que se refería su maestro. Rápidamente saltaron a su mente la imagen de sus compañeros: Susan y Blaise.

–A Madame Bones y Lady Zabini.

–Aún eres joven, mi Király, no necesitas pensar tanto en esas cosas.

–No me tienes que tratar como un niño, –gruñe en advertencia.

–No intento hacerlo, idamakus, –el hombre ignora el nuevo gruñido dirigido si mismo. –A lo que me refiero es que avances a pequeños pasos para ganar reconocimiento, no digo que no vayas y hables con Lady Zabini; pero tampoco te lances a los dragones simplemente, juega tus piezas y gana conocimiento mientras avanzas. ¿No te ha servido de nada el ajedrez?

Hadrian lo mira ofendido.

–¿Me estas diciendo que he perdido el toque? –el gruñido de Hadrian aumenta y enseña sus dientes.

–Para nada, mi Király, vamos aun no acaba nuestro tiempo aquí, no pienses más en las carreras. Suelen ser más que todos eventos sociales para las sagradas familias de Estambul y sus invitados, no te preocupes. –Hragon le revuelve el cabello. –Vamos no nos separemos tanto de los demás.

Hadrian sigue al hombre con aire ausente, pensando un poco sobre el potro y lo que presencio ante él.

Su vida no es la mejor que hay y antes no era tan buena tampoco, pero comparada con los niños como el centauro, quienes son vendidos para hacer trabajos forzados, buscando su siguiente comida del día o simplemente trabajando por una deuda. No esta seguro como debe sentirse, ¿vergüenza, rabia? o ¿Lastima y agradecer que el si tenia a alguien que lo lleva por el camino a seguir? Resoplo volviendo a caminar, casi sin mirar por donde iba.

–Como sigas así chocaras con alguien, -habla Kya acercándose a él y caminando juntos por la concurrida calle, –algo te molesta, ¿no es así?

–Solo pensando en cosas sin sentido o triviales, –contesta con aire ausente.

–¿Cosas triviales, tú? –le mira con el seño fruncido. –Será cuando los cerdos le salgan alas y vuelen.

–Muy graciosa. No es eso, sino lo injusto que es el mundo, el mundo de los muggles y el de los magos no es tan diferente, al menos en los términos sociales. En los dos discriminan a los que son diferentes a ellos, tratan a los animales mágicos como si fueran los esclavos en la época de las colonias.

–Bueno, tienes un punto, viendo lo que acaba de ocurrir con el joven centauro; pero no tenemos mucho que podamos hacer, al menos aún.

Hadrian solo gruñe, sabe que esta en lo correcto al igual que Hragon.

–¿Crees que en la biblioteca encontremos algo de información de los Hræsvelgr, Byakko y Barghest?

–Tomando en cuenta que son parte de la historia de los Hydraigous, y todavía no hemos leído ni la mitad de la habitación secreta; las posibilidades son altas. Al menos sabemos su aspecto físico y nombre. –Deteniendo su paso, al tener la sensación de que es observado.

–¿Quieres quedar a jugar en el puesto de aros mágicos?– pregunta Kya, han entrado en el área de juego de la plaza.

Esta es una feria junto al hipódromo de los centauros. Tiene varios puestos de juegos para ganar premios o incluso poner a prueba su control mágico. Hay muchos niños de diferentes edades hasta los diez años.

Hadrian escanea a las familias que están ahí cerca, encontrando a Luna y Theo a pocos pasos frente a ellos, que por la cara que tiene el moreno esta siendo mareado por las palabras sin sentido de su amiga. Pero estos no parecen haberse percatado de ellos aún. La cantidad de niños es un problema, ya que todos miraban en diferentes direcciones y seria algo difícil notar quien le observaba.

Pero entre todos alguien resalta fácilmente, la niña veela del ascensor quien le miraba casi discretamente desde el otro lado de la plaza. Hadrian puede sentir incluso a la distancia ese poder extraño; simplemente frunce el seño, sacudiendo un poco sus hombros ante la sensación.

–Parece que Luna esta por volver loco a Theodore, –Kya ríe mientras los dos se acercaban al puesto de aros mágicos, donde tienes que lanzar aros con magia a varios objetos puntiagudos flotando alrededor del puesto.

Los cuatro entre risas y empujones con otros chicos lanzan los aros. Hadrian aún puede sentir a la niña cuando esta se acerco al puesto, logrando que uno de los niños le cediera su puesto ya pagado para participar en el juego. Aunque más parece querer buscar su atención.

Kya gruñe a la niña al sentir lo mismo con su extraño poder, teniendo ciertas nauseas, puede sentir como algo ardiente crece en su interior, subiendo a su garganta. Solo puede distraerse cuando la alarma del fin del juego resuena. Siendo Luna quien gano un peluche de grifo.

–Buena puntería, Luna, has practicado mejor tu mahna, – felicita Hadrian.

–Gracias, –sonríe su amiga y abrazando bien su nuevo juguete, es una de las cosas que más le gusta tener. Sus amigos lo descubrieron al ver su habitación en la escuela. –Este es mi primer peluche de grifo.

–¿Entre todos los que tienes, no hay un solo grifo? –pregunta Theo con incredulidad.

Luna solo le saca la lengua con aire infantil.

–¿A dónde vamos ahora, seguimos aquí?– Theo mira a Hadrian, notando a la chica veela rondando el grupo. No es difícil notarla, porque los demás chicos empiezan a dispersarse.

Kya le mira un poco molesta, gruñendo bastante tensa.

–¿Necesitas algo? –habla casi escupiendo.

La niña habla en francés, batiendo las pestañas como si estas son alas de mariposas y expulsaba de nuevo su influencia mágica, dirigiéndolas hacia los dos niños.

–No hablamos francés, mocosa, –contesta Luna mordaz, bastante molesta tambien por la magia extranjera.

–Ve con tus tonterías de niña mimada a otro lado, si no te das cuenta no esta funcionando, –gruñe Hadrian mientras con el pulgar acariciaba sus dedos, bastante molesto, el instinto le gritaba que atacara por tan solo intentar retarlo aquella bruja.

La niña le mira sorprendida y claramente fastidiada, es la primera vez que sus encantos no surtían ningún efecto, algo que es bastante raro, siendo ella ¼ de Veela. Para los otros cuatro parece que esta por hacer un berrinche monumental, Luna puede jurar que incluso sale humo de sus oídos.

–¡¿Acaso no sabeg quien soig?! –chilla la niña en un ingles muy extraño e incluso bastante agudo.

–Una cría que no tiene modales, –contesta Theodore frotando sus oídos por el griterío de la chica. –No tienes que gritar por más ingles que sepas, no somos sordos.

–Tu ha callag, moi, no ten'o nada que hablag con un shiquigo.

–Cierra la boca, quien no debería si quiera hablarle serias tu, niña impertinente, –gruñe Hadrian perdiendo un poco los estribos, no le ayudaba nada que el poder de aquella niña no detenía su ataque contra él, empieza a sacarle de quicio. –Que seas parte Veela, me importa un carajo, el mundo no gira a tu alrededor.

–Soi una veela, ¡Una Veela! Cualquieg hombge besagia el piso pog el gue camino.

–¡No escuchas si quiera ordenes, no tendrás ni una sola célula en tu cabeza! –gruñe Kya bastante cabreada y pisoteando tan fuerte el suelo hasta quedar frente a la niña. Su cuerpo ardía como el mismo infierno en ese momento, pero no le importa en ese momento, no aguantaría un momento más a la mocosa.

La veela le mira con desdén y levanto su nariz al cielo con superioridad.

–Me lo diceg una pogdiosega de cgase infegiog, –el poder de la veela dirigió su ataque a ella con fuerza, ahora se sentía como una fiera endemoniada.

–Creo que ya llego la hora, –murmuro Luna viendo como el mismo poder de Kya aumentaba y atacaba tambien.

Hadrian miro a la rubia antes de mirar a Kya, no sabe a que se refiere exactamente su amiga, pero el recuerdo fresco todavía de la fiesta de Nicole volvió a su mente. No estaban en el mejor momento y lugar para que perdiera el control.

–Kya –Hadrian se acerco a ella lentamente.

–Arpía, te voy a enseñar tu maldito lugar en este mundo, –el rugido que Kya expulso de su boca estremeció los puestos a su alrededor pero la chica solo retrocedió unos pasos.

Los ojos se volvieron negros antes de parpadear y volverse de un rojo intenso con las pupilas alargadas.

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No olviden dejar sus comentarios, siempre los respondo y son importantes para mi. Gracias :)

Glosario:

Hræsvelgr: demonio de tipo ave, es una criatura mitologica de los nordicos.

Byakko: demonio tipo tigre, viene de la mitologia japonesa.

Barghest: demonio tipo lobo/perro