Los días pasaron después desde aquella celebración en la que me reuní con Saori, las cosas habían marchado bien, pero a pesar de esto mi mente se encontraba confundida pues eran muchas cosas que asimilar en tan poco tiempo; era increíble pensar como hasta hace unos meses estaba completamente sola en una isla. Solté un suspiro desde el fondo de mi alma para aliviar las tensiones y el estrés que pudiera causar toda esa aquella situación.
- ¿Todo bien? – alcé la mirada encontrándome con Kanon, que amablemente me tendía una botella de agua la cual acepte gustosa, ya que justo había acabado de entrenar; podía ser el recipiente de uno de los Dioses principales, pero eso no me daría la resistencia que necesitaría si alguna vez entrara en combate.
- No lo sé, supongo que sí, es solo que me encuentro un poco abrumada por todo esto. – Me senté en una de las bancas que había alrededor del circuito de entrenamiento. – Aun no logro dominar al cien el cosmos de Poseidón, además de que debo reunirme con Athena y ni siquiera sé de qué hablar con ella, solo acordé esa maldita reunión por culpa de un sueño con Julián.
- Con el tiempo lograras dominarlo, es tu destino. – respondió el peli azul sentándose a mi lado. – Sobre Julián… cuando no estaba en un trance como Poseidón, se la pasaba mencionando cosas acerca de un mal y la destrucción del mundo. Un poco raro.
Asentí escuchando sus palabras, aunque me dejo con más dudas que respuestas. Era cierto que Julián era mi hermano y a su lado pase los mejores momentos de mi infancia ¿Y si el poder de Poseidón lo dejo paranoico? Quizá nunca pasaría nada… quizá mi hermano deliraba… quizá…
El silencio que se había formado fue interrumpido por un gran estruendo proveniente del pilar central, Kanon y yo nos miramos entre asustados e intrigados, no perdimos mucho tiempo y echamos a correr hacia el lugar antes mencionado, donde ya se encontraban los generales reunidos.
- ¿Qué fue lo que sucedió? – me acerqué hasta el pilar posando una mano sobre este.
- No tenemos idea, pensábamos que te había sucedido algo. – Sorrento fue el que respondió por todos los presentes.
Analicé con detenimiento la superficie, notando como una grieta se formo desde la base hasta poco menos de la mitad del pilar. No tenía ningún sentido, se suponía que los pilares que sostienen los océanos eran prácticamente irrompibles.
Un escalofrío recorrió mi cuerpo, normalmente esto sucedía cuando el dios de los mares hacia acto de presencia. En mi mente aparecieron una secuencia de imágenes un poco borrosas que mostraban una piedra preciosa de color azul, después una pelea entre dos hombres y finalmente la Atlantis destruida.
- En la era del mito existió un rey de la ciudad de Atlantis que estaba sediento de poder. – comencé a explicarles a mis generales, que se encontraban confundidos por el cambio de actitud tan repentino. – Él creo un artefacto capaz de igualar el poder de un dios, su fuente de poder era una piedra bañada con mi sangre ¿Cómo la consiguió? Sigo sin descubrirlo – me gire para quedar cara a cara con los marinas. – Intentó superarme en una pelea sangrienta, aunque no lo logró. Tal atrevimiento fue el causante de que destruyera mi preciada Atlantis, los mortales se estaban revelando contra mí y no podía permitirlo; para evitar otro enfrentamiento escondí la piedra, o como lo apodaron los antiguos filósofos "el corazón del mar", en una cueva en las profundidades del océano, creí que nunca la encontrarían, pero todo indica que alguien esta haciendo uso de ella y nos mandó una advertencia. – señalé la grieta del pilar después de decir advertencia. – Manténganse alerta y cualquier situación fuera de lo normal me lo comentan.
Genial, otra preocupación más que añadir a mi larga lista, necesitaba despejarme y olvidar todo, aunque sea por un momento. Una pequeña, pero riesgosa idea apareció en mi mente. Con una sonrisa me despedí de los presentes y me retiré esperando a que cayera la noche.
La luna brillaba con intensidad sobre las olas del mar, a estas horas de la noche todos se encontraban haciendo un cambio de guardia y yo podía tener mi momento a solas para seguir practicando y jugando con el poder de Poseidón, afortunadamente había aprendido ciertos trucos que me podían ser de ayuda.
Concentrando mi energía mire mi reflejo en el mar, notando como una especie de aura dorada me cubría; en un abrir y cerrar de ojos el ambiente a mi alrededor cambio por completo, pasando de estar en el majestuoso templo a estar en una isla desierta, pero no era cualquier isla, era mi amada Andrómeda.
- El agua puede ser un buen método de transporte. – sonreí respirando con profundidad, dejando que el olor a brisa marina se colara entre mis fosas nasales disfrutando de la eterna soledad que envolvía aquella isla.
Necesitaba esto para pensar, aun todo era muy nuevo para mí. Nadie me había preguntado si en realidad todo esto era lo que quería, solo hicieron que traicionara a la diosa a la que juré proteger. Un momento… yo no traicione a nadie.
- ¿Qué fue lo que te llevo a traicionar a la Diosa Athena? – una voz retumbo en mis oídos, inmediatamente me puse en alerta y busqué con la mirada a cualquier enemigo. - ¿Acaso fue el hecho de ver a todos tus compañeros morir por culpa del santuario? – frente a mi fueron apareciendo los cuerpos de las personas con las que entrené. – O tal vez fue porque te dejaron abandonada aquí. – Los cuerpos desaparecieron, pero una neblina inundó el lugar. – Déjame entrar a tu mente para averiguarlo y así tener un motivo para matarte.
Estaba mareada y la cabeza me martillaba, esto provoco que cerrara los ojos con fuerza; sabía que venir aquí era arriesgado porque los del santuario podían venir a buscarme, pero no creí que realmente llegará a pasar.
Cuando abrí los ojos me esperaba encontrar a cualquier persona menos a mi segundo general al mando vestido con lo que parecía ser una armadura dorada al servicio de Athena.
- ¿Kan-Kanon? – murmuré con impresión retrocediendo un par de pasos.
- ¿Cómo me llamaste? – Kanon lucia igual de sorprendido que yo, aunque esto no evito que se lanzará contra mí para ahorcarme con sus grandes manos.
- Kanon está muerto, fue un maldito traidor como tú.
Los ojos del hombre estaban envueltos en enojo y aunque yo intentara con todas mis fuerzas no podía quitármelo de encima. El cansancio mental y el desgaste de energía que utilice para venir aquí me tenían agotada.
Poco a poco empecé a perder la respiración y las ganas de luchar, estaba a punto de rendirme cuando unas cadenas se enredaron en las muñecas del contrario, separándolo de mí.
- ¡¿Qué haces Saga?! – Shun se encontraba a escasos metros de nosotros, portando la impecable armadura de Andrómeda. – Athena retiro la orden de búsqueda y captura de Junet.
- Eso no significa que deje de ser una traidora, debe morir.
- Si los traidores deben morir, entonces la mitad de los caballeros dorados deberían de estar bajo tierra.
La discusión de ambos hombres siguió por unos minutos más, mientras tanto yo me encontraba en un especie de trance provocado por la presencia de peliverde, aun no estaba lista para enfrentarlo.
- Escúchame bien Andrómeda, ni tú ni nadie me impedirán exterminar con todos los nuevos traidores que puedan existir. – el hombre se dio la vuelta y desapareció entre la espesa niebla.
- June… ¿Estas bien? – Shun me tendió la mano para ayudarme a levantar. – Menos mal llegue a tiempo, no quiero ni imaginar lo que pudo pasar si no hubiera llegado.
Acepté su mano y lentamente me reincorporé, seguía sorprendida y avergonzada, pues recordé todo lo que paso la ultima vez que nos vimos.
- ¿June?
Me resignaba a hablar con él, aun no era tiempo ¿Qué pensaría de mi si supera que ahora soy la nueva portadora de Poseidón?
- Escucha Shun debo irme – camine hacia atrás sintiendo las olas del mar chocando con mis pies descalzos. – Gracias por salvarme, pero aun no es el momento de hablar. Nos vemos.
- ¡Espera June!
Y sin esperar más, volví a concentrar mi energía para teletransportarme de nuevo a mi templo. Demasiadas emociones en un día.
¡Volví! Después de un año de bloqueo mental al fin pude continuar esta historia y todo fue gracias a un sueño que me recordó todo lo que había escrito jajaj muchas gracias por ser pacientes, intentaré actualizar más seguido y de una vez les aviso que se vienen cosas muy fuertes.
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