Bed Talk parte 1
.
.
.
La habitación era adornada con el gemido femenino y sensual, y los gruñidos masculino acompañado de suspiros. Él acariciaba la línea desde sus senos hasta su cintura y más abajo, acarició los muslos de la mujer mientras embestía con un marcado ritmo. Ella se aferraba a su cuello como si su vida dependiera de él, el aire caliente de su boca chocaban al oído de él. Una sensación ya conocida se hizo presente en su vientre bajo, y gemidos más fuertes e involuntarios salieron de ella, el hombre sobre ella conocía bastante bien aquella señal de placer en sus encuentros íntimos y unió sus labios a los de la azabache, el bicolor llevo su mano a aquel botón para acariciar lo a un ritmo certero mientras aumentaba los Vaivén con sus caderas, unos segundos más y ambos habían alcanzado el límite del placer.
— ¡Mierda! – Expreso él, cayendo sobre ella, pero sin aplastarla —Estoy muerto.
Él mantenía sus ojos cerrados. Ella rio y limpio el sudor de su frente luego beso su mejilla cuando quiso volver a besar su mejilla, pero él atrapó sus labios, se besaron apasionadamente unos segundos él aún encima de ella.
—Pensé que estabas muerto —Dijo Sarada en un tono juguetón.
Ahora fue turno de Kawaki reír —solo es beso, pervertida.
El giro su cuerpo dejando su espalda caer en el colchón, la joven mujer dijo que iría al baño, él aprovecho para arreglar un poco el desastre de cama que había quedado, se colocó su bóxer y unos cortos minutos Sarada volvió usando una camiseta blanca de él como pijama.
Él se acostó boca abajo y cerró sus ojos, ella imitó la posición quedando ambos cara a cara, Sarada sabía que él no dormía aún, así que con sus dedos movió el cabello de su frente y acarició su nariz en un gesto tierno, él arrugó un poco su nariz y ella se obligó a sonreír por el gesto gracioso y tierno a la vez.
— ¿sabes? —preguntó ella para asegurar que él no dormía, él abrió un ojo —cuando te conocí, creí que te hacías el duro, pero en realidad en el fondo eras sentimental, ese porte de chico malo solo era un escudo para que nadie conociera el verdadero tú.
—Tienes razón.
— ¡Vaya! nunca vi una máscara caer tan rápido —y acarició su cabello, mientras le sonreía. En el tiempo que llevaban juntos había descubierto demasiadas cosas que nunca pensó que existiría en una persona como él.
—No tengo una máscara, esto es lo que soy —dijo abriendo el otro ojo y fijando sus orbes grises en los negros.
Ella frunció el ceño confundida — ¿y porque dijiste antes que tenía razón?
—por qué si tengo un caparazón, sabes bien que me cuesta confiar en las personas, no voy por ahí haciendo amistad tan fácil, Pero no demuestro alguien que no soy.
Ella analizó sus palabras sin dejar de verle.
— ¿Y siempre fuiste así?
— ¿Ahora eres policía?
— ¡Vamos! Dime, casi no me hablas de ti – ella lo sacudió un poco y cambiaron de posición. Él la acunó en su pecho y ella comenzó a dormir dibujar círculos imaginados en su pecho.
Él se quedó callado unos segundos, hablar del pasado nunca le había gustado, sí lo había hecho, aunque cada vez dolía menos.
— ¿Qué quieres saber? —se animó.
— ¿por qué no confías tan fácil?
—por qué en el mundo hay gente con malas o falsas intensiones.
—Es cierto —Ella de lo pensó unos segundos y recordó como el hombre prefería almorzar solo —pero no es razón para desconfiar y no permitir que nadie se te acerque.
—Tengo mis razones — sin agregar nada más de su pasado.
—Bien —Sarada pensó en que aún no era un buen momento para indagar el pasado del hombre — ¿y en mí confías?
Alzo la mirada para verlo a sus ojos grises.
—No tuve mucha opción – respondió escogiendo sus hombros en ese gesto desinteresado.
— ¡oye! —se quejó Sarada.
—Bueno, invadiste mi espacio —él puso cara de estar recordando.
—Estaba siendo amable, a-ma-ble. Deberías intentarlo —fingió estar ofendida.
Recordando que aunque el nunca respondía sus "hola", ella seguía ofreciéndole el saludo, ya no por cortesía sino para picarle la espina.
—Fuiste un total fastidio.
—Eres cruel –ella se sentó y lo golpeó con la almohada.
Él rio y tomó sus manos, la acercó y la beso.
—Eras bastante fastidiosa, tuve que besarte igual que ahora para que te callaras. —Sarada se sonrojó al recordar como él había Sido tan atrevido.
—Me dé concentras —dijo la chica a como pudo sobre sus labios.
—Hoy estar más parlanchina que de costumbres — Kawaki se dejó caer pesadamente sobre el colchón
Sarada se sentó sobre su regazo para que él la viera a los ojos — ¿Por qué te cuesta hablarme de ti?
—Sabes lo necesario —la menor negó, un silencio reino unos breves segundos —está bien, ¡dispara! — y coloco sus manos detrás en su nuca.
Sabía bien que tal vez no esa noche lograría saber lo que le interesaba, pero al menos si sabría más a cerca de él.
— ¿Cómo decidiste que querías ser policía? —empezaría por ahí, al menos se acercaría de la forma que quería.
— ¿Te envió el viejo a interrogarme? —enarco una ceja con curiosidad. El papa de Sarada era el jefe del departamento para el cual le toca brindar sus servicios.
— ¡NO!
—Fueron a la escuela, dieron una estúpida charla, y al mes ya estaba llenando los formulario —respondió simple.
— ¿por qué elegiste criminología?
— ¿Segura que no te envió tu viejo? — con sus manos rápidamente toco a la de ojos negros bajo la camiseta holgada simulando que buscaba un micrófono, rozo sus pezones desnudo en una caricia indecorosa, ella quito sus manos rápidamente evitando que el ambiente cambiara.
—Se me da bien la perspicacia.
— ¿Nunca quisiste dedicarte a otra cosa? — él se lo pensó unos segundo y luego negó. Y era cierto, no tuvo que pensárselo mucho para tomar la decisión porque nunca tuvo otra aspiración.
— ¿Nunca quisiste lograr algo u obtener? — El bicolor cerró sus ojos.
Siempre quiso estar a salvo, pero no era el momento de contarle esa parte de su vida.
—Un pez — dijo aun con sus ojos cerrados. —siempre quise tener una carpa dorada.
Sarada sonrió viendo al chico al fin abrirse con ella.
—actualmente, ¿algo que quieres lograr?
En un movimiento rápido el cambio de posición, dejando ahora a Sarada debajo de su cuerpo, con una mano fue subiendo lentamente por sus piernas acercándose peligrosamente a su intimidad y con la otra atrapo ambas manos de la chica y la llevo sobre su cabeza.
—Pues hasta el momento seguir metiéndome entre tus piernas — dijo con una voz gruesa.
Ella cerró sus piernas atrapando su mano en ella.
—Tengo ganas de saber más —pidió casi en un ruego.
—Y yo tengo ganas de otra cosa — directo como siempre.
— ¡kawaki! —se quejó ella.
Aunque era difícil de creer, él era directo con lo que pensaba y sentía y no tenía ningún tacto para decirlo. Lo había conocido desde él le permitió atravesar aquella barrera de "no me jodas"
—Tenerte conmigo — dijo cerca de su cara. Gris y negro se encontraron, se penetraron, y el volvió a unir sus labios a lo de aquella curiosa chica. Se separaron
—No tienes opción — ella respondió y esta vez ella inicio el beso.
Quito la única prenda que cubría su desnudez, el con su manos delineo sus curvas, pegando su cadera con más ahínco a la de la morena.
Hola... Espero que se encuentren bien.
Gracias por leer y comentar, en verdad lo aprecio mucho.
Querida guest, que comentaste que no sabias que en Konoha había Whatsaap. Bueno lo cierto es que Konoha esta muy moderna. jajaja.
ya en serio, perdon, se me olvida mencionar que este fic es Modern UA y no esta orientado al mundo ninja. lo cierto es que me cuesta hacerlo de ese estilo. soy un fraude jajajaja.
Este capitulo tendra varias partes, para explicar unos detalles, pero mas adelante, el siguiente sera la continuación del primero.
Besos
