Al final de la pelea, Anthony termino ganando. Prometió que sería la primera y última vez que dormiríamos juntos, al menos hasta que nos casemos. Resignada, acepte. Pero para mí mala suerte, no fue la única noche que se quedó a dormir. Cada noche buscaba alguna excusa para ir a mi habitación y compartir la cama conmigo.

No es raro estar acostada con Anthony en la cama, solíamos acostarnos por las tardes en la cama de mi habitación en Milán. Siempre platicábamos de cómo nos fue durante el día o cómo iba la relación con nuestra familia. Pero dormir juntos fue algo que nunca imagine que sucedería.

Hay muchas cosas que nunca imagine que sucedería, a decir verdad.

Lo ocurrido en el primer día que llegue a New Orleans no volvió a suceder, por suerte para mí. Anthony siguió insistiendo que estaba insegura por lo del cambio de país y esas cosas. Comienzo a creer que fue así.

Los demás días continuaron normales y fueron la misma rutina todos los días. A excepción de uno el cual no sabía cómo reaccionar al respecto.

Hace unos días, un camión de mudanza quedo parado en frente de nuestra casa, supuse que algún vecino había comprado algo para su hogar, pero al escuchar que el timbre fue tocado mis expectativas bajaron. Anthony y yo estábamos sentados en la sala cuando eso sucedió, el aún no se iba a trabajar.

Anthony fue abrir la puerta. Al notar que el comenzaba a tardar, me levante del sofá y al dar dos pasos, seis hombres entraron a la sala con un gran piano el cual cargaban con dificultad.

Me quede atónica y no me moví de mi lugar. Los hombres dejaron el piano a un lado de la entrada de la sala, Anthony les dio algo de propina y al final ellos se marcharon.

"— ¿Tu compraste ese piano? —Pregunte, estando frente al piano con los brazos cruzados"

"—No. —Contesto sin dejar de mirar el piano con los labios entreabiertos."

Le di un ligero golpe en el hombro para que reaccionara.

Parpadeo un par de veces y me miro. Se encogió de hombros con los codos doblados.

Mire con desconcertada el piano. No podía encontrar alguna explicación a esto.

"—Fue mi tío. —Confeso"

"— ¿Donato? —Lo mire sorprendida.

"— ¿Cuál otro? —Me entrego un papel que tenía en mano.

Lo tome fijando mi vista en las letras cursivas. Era un regalo de bienvenida. Otro regalo más.

"—Sean bienvenidos a New Orleans, espero que el regalo no sea tan extravagante. A la dulce T/N le encantara este regalo. Saludos a los dos. Atentamente Donato Rossi."

Cada palabra que decía al leer mi expresión cambiaba rotundamente.

Creo que el regalo fue más extravagante de lo que creyó.

"—Gracias, supongo. —Murmure"

"—Creo que comenzare a decirle a mi tío que no de regalos tan grandes. —Me miro mientras que su voz se hacía más infantil.

Durante toda la semana, Anthony llegaba del trabajo con varios regalos de "bienvenida", pero sus regalos fueron realmente caros. Desde joyas hasta sombreros, todos estos de un mayor costo. Y este había sido el más grande.

No tenía idea de cómo Donato se enteró de mi gusto con ese instrumento. Toco el piano desde los nueve años, pero nunca toque este instrumento delante de otras personas que no fuera mi familia o la de Anthony. Por ahí y papá le habrá dicho algo en alguna carta. O capaz y fue Arturo quien abrió la boca y le dijo sobre que toco el piano.

Intentamos devolver el piano al señor Donato, pero él no lo acepto excusándose que no era un regalo tan grande para ser tanto drama y que el día de la boda nos daría un regalo más grande que un simple piano.

Ahora somos una pareja con un piano en casa.

Al pasar los días nos fuimos acostumbrando a la idea de tener un piano en casa. Anthony solía tocarlo cuando llegaba en las tardes después de trabajo y yo solía hacerlo cuando estaba aburrida. Fue un sentimiento realmente bello al volver a tocar el instrumento y escuchar su melodía.

Pero el piano no fue lo único nuevo que ocurrió durante las dos primeras semanas.

Caminaba con tranquilidad por el pasillo del French Market. Después de un par de días, lo principal de la mercancía en casa se hizo escaso. Me entere que en este lugar había una gran variedad de cosas (es bueno escuchar a las vecinas "gritar" mientras charlan), así que me pareció buena idea venir a hacer las compras en este lugar.

El movimiento y los gritos eran sorprendente, la gente ofertando cualquier cosa, niños corriendo por cualquier lugar, la gente caminando de manera apresurada, esto están nuevo para mí.

Es raro tener que comprar esto por mi cuenta, estas compras mamá solía hacerlo junto con alguna sirvienta. Tardaban horas para comprar, pero ahora yo estoy a cargo de las compras y estoy empezando a entender su tardanza.

Aunque a decir verdad, pude a ver venido la semana siguiente. Tengo lo suficiente en casa para cocinar. Pero enserio me aburro estar dentro de cuatro paredes y salir es la única solución para mi aburrimiento.

Solía pasar las tardes junto con mis hermanas cuando vivía en Italia. Nuestras risas era el adorno de nuestras habitaciones y nuestros paseos por las tardes para ir de compras eran fascinantes. Las modistas nos reconocían por ir a comprar a diario en las mismas boutiques.

Fueron maravillosos momentos y ahí no me quejaba de mi aburrimiento.

Llevaba la canasta con la mercancía en mi antebrazo, no eran muchas cosas así que no me molestaba la presión que ocasionaba. Dispuesta a irme del lugar, tuve que detenerme al escuchar repentinamente mi nombre. Mire hacia atrás, di media vuelta al ver a las dos mujeres detrás de mí.

"—No estuve equivocada, si eres T/N Della Fiore, ¿o prefieres D'Angelo? —Soltó una pequeña risa."

"—Solo T/N. —Sonreí a medias. —Es sorprendente encontrarla... señorita Rosie. —Dude por un momento."

Soy buena aprendiéndome nombres, pero en ocasiones suelo confundir los rostros de las personas con otras.

Pero en esta ocasión no fue así. No me corrigió o se quejó por haberla nombrado. En cambio, solo ancho su sonrisa, siendo esto una señal de estar en lo correcto.

"—Así que T/N ¿eh? —Mueve sus hombros con diversión. —No me he presentado contigo. Soy Mimzy O'Kelly, nos conocimos en el emporio de Rosie el otro día. Un gusto lindura."

Se acerca hacia a mi animadamente. Me da un beso en cada mejilla y regresa con su compañera.

Es una mujer más baja que yo, menudita pero con curvas marcadas, esto se nota por el vestido que está ligeramente pegado a su piel. Sus ojos son azules y su cabello rubio roza su mandíbula. Parece encantadora.

La contraria es más alta que yo, sus ojos son cafés y el cabello rubio con un tono más claro y con un corte de cabello, no muy conocido. Se nota que es carismática, o eso parece.

Son buenas personas a simple vista.

"—Un gusto volver a encontrarme con ustedes, señoritas. Creo que no hace falta que me presente. —Sonreí con timidez."

"— ¡Oh para nada! —Rio con elegancia. —Todos en New Orleans saben tu nombre, linda. Al igual que saben el de tu prometido."

Reí. Hablaba con tanta normalidad que me sorprende incluso.

"—Supongo que es, ¿bueno? —Dude."

"—Eres fulgor por toda la ciudad, cariño. —Dijo animadamente la señorita Mimzy. —Incluso dejaron de hablar de algunas personas ya conocidas con bastante fama. —Rio como si se estuviera burlando."

"—Llegue en un muy mal momento. —Murmure."

"—Para nada, cariño. —Intervino Rosie. —Bendita sea la hora en la que llegaste. Nos hacía falta escuchar algo nuevo y no la misma persona que todos los días."

Sin duda se estaban refiriendo a algún conocido suyo del cual se estaban burlando.

Sonreí soltando una risa nasal.

Comenzamos a charlar en medio del French Market. Fue extraño e inusual. Solo nos hemos visto dos veces, la primera vez compartimos pocas palabras y halagos. Esta vez estamos paradas en medio de un mercado, charlando como si siempre lo hubiéramos hecho. Definitivamente esto no es normal, pero, ¿para ellas es común platicar con gente que conocieron en pocos días?

No fue un tema importante en sí. Hablamos referente a mí. Sobre cómo me había adaptado a esta nueva ciudad hasta como marchaba los días viviendo en esta. Siendo sincera, creo que faltara mucho para que pueda acostumbrarme a vivir aquí. La ciudad es hermosa, colorida y extravagante, más alegre de lo que era Milán. Viví en Milán desde que nací, me adapte a él desde que era una bebe. New Orleans era tan diferente a lo que Milán, faltaría mucho para que pueda decir, "New Orleans es mi ciudad".

La música, el charlestón adornaba las calles de la ciudad. Gente bailando en medio de la carretera o en la banqueta, parecía todo un espectáculo al verlos. Los bailes que se organizaban en la ciudad, esos bailes se realizan cada semana casi todos los días. No hemos asistido a ningún baile por el momento, Anthony cree que sería incomodo, todos creerían que si llegamos al baile seriamos las copias de nuestros padres. Un pensamiento con el cual comparto. Los bares clandestinos, ya me tocó vivir con eso. No dure ni una semana en mantener a Anthony sobrio.

Llego a las dos de la madrugada, casi cayéndose al piso. Lo hubiera metido al agua fría para que su mal olor saliera, pero el clima era algo frio y lo último que hubiera querido es que se enfermase. Esa noche lo mande a dormir en la habitación de la primera planta, al día siguiente casi le tiro el jarrón con jugo de naranja en la cabeza.

No ha cambiado nada desde que llegamos.

Milán carece de varias características de esta ciudad. La música se lograba escuchar en pocas calles, los bailes solo eran en salones de fiesta, las calles eran muy aburridas ahora que lo pienso (aunque debo de admitir que extraño el pequeño silencio en las calles). Los bailes eran los fines de semana y bien, bares clandestinos si había.

Lo único que no ha cambiado en mi vida, es Anthony y su alcohol. Ahora entiendo porque mamá no estaba segura de que me comprometiera con él.

Su trabajo como abogado le está yendo mejor de lo esperado. Donato quien tiene un amigo y dueño de la empresa "Johnson" (hasta donde se es una de las mejores empresas de abogados y con el cual tiene un conflicto con otra empresa de la misma categoría llamada "Help consultants") fue quien ayudo a Anthony a trabajar ahí.

Su carrera de abogado no fue algo que le haya gustado o que le apasionaba hacer. Su padre lo había obligado a estudiar esa carrera, si algo salía mal en el negocio familiar ya tenían quien podría ayudarlos. Mi padre es abogado, él podría ayudarlo si algo malo llegara a suceder, no se el porqué de obligar a Anthony a trabajar de abogado.

Fue una pequeña charla, pero agradable. Fueron como diez minutos de conversación hacia mi persona. No me incomodo en absoluto, sus preguntas las contestaba con respuestas coherentes y suficientes para que no se queden con la duda. Mis respuestas las decía sin revelar mucha información sobre mi vida privada.

Cuando nuestra conversación termino estaba dispuesta a irme. Me despedí de ellas pero antes de marcharme me detuvieron nombrándome nuevamente, la señorita Rosie estaba invitando a tomar té, en su hogar.

"— ¿Disculpe? —Sonreí a medias"

Me preguntaba si es normal este tipo de acciones en esta ciudad. No conocer tanto a una persona para invitarla a su hogar.

"— ¡No debes de aterrorizarte! —La señorita Mimzy movía sus manos aterrorizada. —Solo que nos pareciste muy linda y amable."

Movía sus hombros chocándolo en brazo de Rosie quien entrecerró los ojos ante su acción.

"— ¿No es así Rosie? —Alzo la mirada para encontrarse con la de Rosie."

"— ¡Sin duda alguna! —Expreso. —Enserio, lindura. Sería un placer poder compartir la tarde contigo. —Sonrió."

En eso momento fue algo raro y tenía un mal presentimiento ante la invitación tan repentina. Pero al pensarlo unos segundos supuse que no estaría mal estar fuera de casa un rato más.

"—Encantada de pasar la tarde con ustedes. —Sonreí."

La señorita Mimzy había soltado un chillido de emoción y se acercó a mí de manera rápida, entrelazando su brazo con el mío.

Me guio por todo el camino hasta salir del mercado. La señorita Rosie en ese momento nos seguía con tranquilidad, mientras que mi guía hablaba con emoción sobre alguna cosa. Era energética, se notaba la emoción y el entusiasmo al enseñarme algunas cosas de la ciudad. Su alegría era en verdad contagiosa. Quizás a Isabella le hubiera encantado conocerla.

Me entere sobre algunas cosas de la ciudad que nunca me había imaginado que sucedería. La señorita Mimzy me platico sobre un suceso que sucedió hace algunos años, ese día casi tuve pesadillas por lo que conto.

"—La mujer quien vive en esa casa fue engañada por su marido en varias ocasiones. —Dice con normalidad mientras apuntaba con el dedo una de las tantas casas de la calle."

"—Mimzy. —Regaño la señorita Rosie."

"—Sabes que es cierto. —Miro hacia atrás para ver a su compañera. —El marido la engañaba con varias muchachitas menores que él. —Me miro con una expresión de horror. —Unos quince o dieciocho años menor que él."

"—Dios. —Murmuro Rosie."

"— ¿Y qué sucedió con el hombre? —Pregunte desviando la mirada de la casa."

"—Lo encontraron muerto en uno de los callejones cerca de un bar."

"— ¡¿Qué!?. —Alcé la voz."

"— ¡Mimzy, mujer! —Chillo."

"—Perdón. —Sonrió apenada."

Me quede congelada, pero aún seguía caminando con el rostro lleno de miedo. Pero no me quede callada, decidí preguntar más sobre el tema. No era lo correcto, pero mi curiosidad fue más grande en ese momento.

"— ¿Y qué sucedió con su esposa? —Me atreví a preguntar."

Quizás no iban a contestarme. Pero por lo menos intente preguntar.

"—La acusaron de haber asesinado a su marido. —Bajo la voz al estar en frente a la casa en donde la mujer vivía. —Fue a prisión un par de días. Pero fue liberada al encontrar el supuesto asesino. Muchos pensaron que la señora Davis creo un plan antes de que la arrestaran y contrato a un hombre para que la sacaran de prisión. Quién sabe. Pero la señora sigue viviendo ahí y muchos creen que es una asesina en serie. —Rio con burla. —Sinceramente no creo en esos rumores y mucho menos de que mato a su ex esposo."

"—Creí que la ciudad era más tranquila y segura. —La mire, tratando de esconder mi inquietud."

"—Desgraciadamente no es así y es una pena. Esta ciudad es tan hermosa para ser manchada por asesinatos. —Respondió Rosie. —Pero tranquila cariño, eso sucedió hace unos nueve años."

No fue algo que me dejo tranquila. Nunca me hubiera imaginado que la ciudad tuviera este tipo de actos. Ahora sé que no debo de pasar por esta calle nunca más.

La caminata fue larga, pero con la plática que lograba hacer la señorita Mimzy, era como una especie de distracción haciendo que el camino se hiciera más corto. Se notaba que podía hacer charlar con facilidad, siempre buscaba algo sobre que platicar. La señorita Rosie por su parte, hablaba con tranquilidad y se disponía a regañar a la señorita Mimzy cuando hablaba sobre algo que "No era correcto", según palabras de ella misma.

Pronto llegamos a su casa, el cual era de una sola planta. De color blanco y "carne". Las plantas rodeaban el pórtico de la casa, a simple vista se podría pensar que la casa es hogareña.

Mimzy estaba emocionada, una emoción del cual me contagio. Me llevo hacia la casa, subimos las escaleras hasta llegar a la puerta de la entrada. Me conto que siempre venia por las tardes en casa de la señorita Rosie a tomar el té y que esta casa se había vuelto como la suya, por el cual le tiene un gran cariño. La señorita Rosie al acercarse abrir la puerta, la joven me susurro diciéndome que debería afortunada, ya que casi nunca, la mayor deja entrar a alguien a su casa.

Supongo que es halagador.

Quede fascinada al entrar a la casa. Se podía sentir tranquilidad en este lugar. Era hogareña como imaginaba, no como la casa donde vivo en estos momentos o mi casa en Italia. Era realmente linda y cálida.

"—Por aquí."

Seguí a la señorita Mimzy sin dejar de poner atención a la decoración de la casa. No era algo tan extravagante, pero si era elegante.

Nos adentramos a la sala la cual era amplia, casi igual al que está en casa. Mimzy se lanzó a un sofá individual y soltó un suspiro cansado. Enserio que si tienen confianza entre ellas dos.

"—Siéntate cariño, iré a preparar algunos bocadillos. —Dijo la señorita Rosie detrás de mí. —Siéntete como en tu casa. —Sonrió cálidamente."

"—Gracias, señorita Rosie. —Conteste, dirigiéndome a sentar en el segundo sofá individual."

"—Oh, no cariño. Dime Rosie, señorita suena muy formal. —Soltó una leve risa al verme. — ¿Té o café? —Ladeo la cabeza."

"—Am, té, Rosie. —Sonríe con naturalidad."

Ella regreso el gesto y salió de la sala, posiblemente hacia la cocina.

"—Antes de que lo digas, solo dime Mimzy. —Rio, señalándome con el dedo índice."

Solté una risa nasal al escucharla.

"— ¡Y bien! —Mimzy se acomodó en el sofá. — ¿Estas emocionada con el tema del matrimonio? —Pregunto con interés."

"—Algo así. —Sonreí ligeramente. —Pero dejándome a un lado. ¿Te dedicas a algo? —Me acomode en el sofá."

Preferiría dejar el tema de la boda aun lado por el momento. Cada vez que mencionan la palabra "boda", se me hace un vuelco en el estómago. Tengo razones para no sentirme cómoda con eso.

"— ¡Oh, por supuesto! —Contesto. —Trabajo en un bar como cantante. —Dijo elevando la barbilla con orgullo."

"— ¿Trabajas? —Pregunto sorprendida."

No es muy común que las mujeres trabajen por esta época. La mayoría de las mujeres (como yo) solo se quedan en casa siendo ama de casas, aunque yo solo limpio mi habitación y la de Anthony, aparte de la sala y la cocina. Realmente no hay mucho que limpiar a mi punto de vista.

Creo que debo empezar a buscar alguna sirvienta. No quiero imaginar cómo quedara la casa dentro de un año.

"— ¡Claro! Comencé a trabajar como cantante en un restaurante. Hacia varios shows en ese lugar. —Dijo con alegría. —Tenía unos quince años, fue hace cinco años. —Movió su mano con elegancia."

"— ¿Tienes veinte?"

Parecía ser más joven que de veinte.

"—Así es. —Se recargo en el respaldo del sillón. —Pero después de dos años lo termine dejando. —Suspiro. —Entre a un bar en donde, en realidad, el trato no era tan lindo. —Sonrió a medias. —Pero un amigo mío decidió contratarme en su bar a lo que accedí. Trabajo con él en las noches, un largo turno de trabajo pero vale la pena. —Se encogió de hombros."

Por sus palabras me da entender que no fue fácil tener que empezar a trabajar en bares.

"—Además que eres la estrella favorita de la ciudad. —La voz de Rosie hizo presencia."

Ella traía una charola con tres tazas de té y algunas galletas. Ambas agradecimos por los bocadillos.

"— ¿Eres famosa? —Coloque el plato de la taza en mis piernas."

"—Se podría decir que sí. —Rodo los ojos. —Es raro pero nada lindo.

— ¿Y eso es...?"

"—Porque todos los hombres buscan algo de ti. Cuando tienes la mirada de la gente de la ciudad es muy difícil salir de los chimes."

"—No creí que podías conseguir fama tan rápido en la ciudad. —Acerque la taza de ti a mis labios."

En Milán conseguir fama solo podían hacerlo gente de clase alta, por lo que conseguir fama en la ciudad era muy difícil. Podrías tener todo el dinero del mundo, pero si quieres ser famoso debías lograr algo para que la gente hable de ti por semanas y ser conocido por eso el resto de tu vida.

Si conseguir fama en esta ciudad era más sencillo de lo que pensé, tendré que tener más cuidado en lo que hago. Ahora entiendo por qué las personas aún me miraban con amabilidad, ciertamente falsa.

"— ¡Si te dijera! —Contesto dramáticamente. —La gente siempre busca algo del cual hablar, así que la fama es fácil de conseguir aquí, tanto buena como mala. Sino pregúntale a Rosie. —Señalo con su barbilla."

"—Me imagino que por su tienda. —Dejo la taza en el plato."

Rosie asintió levemente. Ella estaba sentada en frente mío, en el sofá más grande.

"—Correcto, lindura. —Llevo la taza a sus labios y dio un trago. Regreso la taza en el plato y volvió hablar. —Pero yo recibí tanto fama buena, como mala".

"— ¿A qué se debe? Si puedo saber. —Agregue."

No quiero que piensen que soy alguien que le interese el chisme. Además si me explica cómo consiguió ese tipo de atención, sabré como tener cuidado.

"—Trabajaba con una mujer, una antigua amiga que se volvió mi enemiga. —Dijo con tranquilidad. —Yo tenía dieciséis y ella dieciocho. Se llama Franklin, esa maldita se atrevió a traicionarme. —Contesto con rencor. —Ambas abrimos una boutique, fue algo pequeño y los primeros días fueron difíciles. Pero al final nuestro trabajo dio frutos. Franklin solía conseguir materiales de trabajo y yo me encargaba de hacer los más maravillosos vestidos de la época. Las personas les encantaban mi trabajo y pagaban mucho para tener un vestido. Solíamos darnos la mitad de las ganancias, ese era el acuerdo. Pero un día me di cuenta que recibía cada vez menos dinero cuando debía ganar más. Franklin dijo que los clientes ya no pagaban como se debía y yo le creí. Hasta que me di cuenta que ella tomaba más dinero, robándome lo que me pertenecía. —Suspiro."

"—Lamento escuchar eso. —Confesé"

Creo que no fue buena idea en preguntar, se veía decepcionada.

"—No te preocupes linda. —Dio una pausa. —Al final decidí separarme de ella y comenzar un nuevo negocio yo sola. Pero Franklin no estaba contenta con eso, así que invento varios chismes sobre mí. Dijo que le había robado, traicionado y la ataque una noche porque ella me había reclamado. La situación sucedió al revés. La gente me critico por semanas por haber dejado sola y desamparada a la pobre Franklin y por haber jugado sucio, pero con el tiempo, finalmente llegue a la fama que necesitaba y mi emporio es el más conocido de la ciudad. Todos quieren un Rosies original. —Dijo con orgullo. —Pero eso ocurrió hace unos catorce años. Ya es historia vieja. —Movió su mano con desinterés. —Nadie se ha de acordar de eso, al menos que sea gente que no sabe qué hacer con su vida aburrida."

"—Debió ser un mal momento."

"—Uno realmente amargo. —Afirmo. Levanto su vista de su taza y me miro. —Si algún día llegas a conocerla, te sugiero que tengas el mayor cuidado con ella. —Volvió a llevar la taza hacia sus labios."

"—No tengo la menor idea de cómo reconocerla."

Rosie abrió la boca para hablar, pero fue interrumpida por Mimzy.

"— ¡Sencillo! —Dejo la taza en la mesa frente a nosotras. —Actuara amable y gentil contigo. —Hacia mímicas exageradas con sus manos. —Te insistirá para que trabajes con ella, te tratara bien pero al final solo será una hipócrita. —Cruzo las piernas. —Además, suele copiar el estilo de ropa de Rosie, solo que ella es castaña. "

Creo que debo tener más cuidado con esta ciudad de lo que pensé.

"—Entiendo."

"—Pero no te preocupes, linda. —Rosie dejo su taza en mesita. —Si te llega a molestar, solo avísame y yo me encargare de ese problemita. —Me guiño el ojo."

Asentí y agradecí por el gesto. Después de este día, no volveré a ver la ciudad de la misma manera. La ciudad es mucho más extravagante y loca.

La tarde siguió con tranquilidad, hablando sobre algunas cosas más al fondo de nuestras vidas privadas y también sobre la boda, de nuevo. El cual Rosie dijo que si quería un vestido, solo se lo pidiera. Al fin y acabo también hace vestidos de novia. Dije que lo consultaría con Anthony y yo le avisaría en cuanto pudiera.

Dentro de un año, quizás.

Fue una tarde entretenida, esa y las demás tardes. Había creído que sería la primera vez y última vez que pasaría tiempo con las dos mujeres que había conocido en una sola ocasión, estaba tan equivocada. Fueron día tras día en las que pase tiempo con ellas y las fui conociendo mejor. Cada día podía aprender algo nuevo sobre ellas y ellas sobre mí. En tan poco tiempo, ya había suficiente confianza entre nosotras. Mientras que Mimzy hacia sus travesuras y yo trataba de evitarlo, Rosie estaba detrás de nosotras como si de una madre se tratara.

—Deja de estar jugando con eso, mujer. —Dijo quitándole unas tijeras. —Mataras a alguien si sigues jugando con eso.

—Solo la estaba abriendo y cerrando —Se justificó indignada.

Rosie entrecerró los ojos hacia ella, Mimzy se encogió de hombros haciéndose la inocente. Rosie suspiro y se fue detrás de las cortinas a seguir trabajando.

—Sabía que la menopausia te volvía amargada, nunca creí que fuera para tanto. —Hablo en voz baja

—Te escuche, señorita. —Rosie salió de la cortina y apunto a Mimzy con el dedo índice.

— ¿Me estabas escuchando? —Pregunto enojada.

Sin decir nada más, Rosie volvió a entrar a la habitación.

Mis labios estaban curvados, tuve que evitar reírme ante la escena que provoco Mimzy. No quería tener un regaño por parte de Rosie.

— ¿Menopausia? ¿Enserio? —Pregunte, golpeando levemente su hombro con mis dedos.

—No creí que escucharía. —Susurro. —No entiendo como escucho. —Contesto aturdida. —Creo que tiene oídos de lobo, yo que sé. —Se sacudió ante sus palabras dichas.

Solo reí. Seguí guardando mis cosas en mi bolso mientras mantenía una conversación con Mimzy.

No era la primera vez que venía en el emporio de Rosie. Anteriormente ella me había invitado acompañarla en su trabajo, así que acepte. Esta es la cuarta vez que vengo al emporio y a decir verdad las mañanas son más tranquilas, pero por las tardes es todo un remolino.

Por suerte, antes que el remolino empeore, me marcho a partir de las tres o cuatro de la tarde. Anthony no sabe sobre que vengo en las mañanas a un emporio a ayudar, no se lo he dicho por el simple hecho de que no quiero que se entere de todo lo que hago. Que se conforme con saber que estoy en casa en todo el día.

Sabe sobre que tengo nuevas compañeras para pasar el tiempo, no más que eso.

— ¡Rosie, abuelita, ya nos vamos! —Grito Mimzy, a lo que yo golpee su nuca.

Ella me miro indignada con una mano detrás de su nuca. Pero soltó un chillido al recibir otro golpe de Rosie en el hombro.

—Ya es hora que madures, señorita. —Dijo con los brazos en sus caderas.

— ¡Por Diosss! Que pereza. —Dio media vuelta y camino hacia la salida de emporio. —Adiós mamá. —Se despidió con la mano.

Solté un pequeño quejido por la vergüenza. Colgué mi bolso en mi hombro y me despedí de Rosie, prometiéndole que regresaría mañana.

Seguí a Mimzy con tranquilidad. Al cruzar la puerta ella soltó un grito logrando que me asustara. Le di otro golpe en el hombro mientras ella solo reía. Enredo su brazo con el mío y ambas salimos caminando en dirección hacia mi casa, según Mimzy mi casa queda más cerca al emporio de Rosie que la suya.

Platicamos como era común hacerlo siempre que regresaba a casa. En ocasiones solía contar chistes y cuando reíamos las personas nos miraban extrañadas, Mimzy siempre se quejaba por eso y no dudaba en ocultarlo.

Pasaron varios días desde que llegue y aun logro llamar la atención de algunas personas. Muchas de ellas me saludan y me piden pedidos para el padre de Anthony. Creo que tengo cara de mensajera.

Suelo decirles un "Por supuesto" para después marcharme. Al decirle sus pedidos a Anthony el solo se ríe, acotando que no le dirá nada a su padre.

El disfruta burlarse de las personas por ser ingenuas. A veces siento un lastima por ellos, no es su culpa que confíen plenamente en las palabras de Arturo.

—Mi ex pareja me había pedido matrimonio, pero lo rechace. —Se encogió de hombros.

—Y ¿eso porque? Creí que te gustaba la idea de formar una familia. Y salir con chicos.

Recordé el momento en donde hace un par de días, encontré a Mimzy coqueteando con un hombre atrás del emporio de Rosie. No tuvo otra opción que decirme la verdad.

—Si pero, tenía dieciocho años y el hombre me llevaba unos quince años.

—Mimzy ¿Qué traes con los hombres mayores que tú? —La mire con los ojos abiertos.

—En mi defensa. —Poso su mano en su pecho. —Me daba regalos y, era el dueño del bar en donde te dije que no me trataban bien. —Hablo de forma rápida.

Me detuve de golpe y abrí la boca. Mimzy se soltó de mí y se paró en frente de mí con una sonrisa inocente.

—Mimzy O'Kelly, ¿Qué fue lo que hiciste?

Ella comenzó a soltar varias risas nerviosas, pero al final solos suspiro y se cruzó de brazos. Me miro y rendida confeso.

—El dueño del bar comenzó a coquetearme al poco tiempo de llegar. —Paso un mechón de cabello detrás de su cabello con nerviosismo. —Me daba regalos y me pagaba de más. Pero nunca creí que quería algo de más.

Ya se a donde fue todo esto.

—Pero después de un año, el me pidió matrimonio. Lo rechace porque no quería casarme aun. Y ni siquiera lo amaba. —Hizo un mohín.

—Dios Mimzy. —Pase una mano en mi brazo derecho.

—Después, el empezó a pagarme menos, me gritaba y un día decidió intentar golpearme. —Suspiro con nostalgia. —Renuncie cuando mi amigo a quien le conté lo que sucedió me contrato en su bar.

—Lamento que hayas pasado por eso. —Confesé con sinceridad.

Me sorprende que Mimzy haya escapado de un lugar así. El trabajo para las mujeres no es fácil de conseguir, a la mayoría les dan trabajos que no se necesita hacer mucho esfuerzo y la paga es mínima. Además, alejarse de una persona de ese tipo requiere de mucho valor. Yo conozco a personas que son agredidas por sus parejas y por más que se le aconsejen, ellas deciden no dejarlos.

—Está bien, ya es cosa del pasado. —Movió su mano con desinterés. —Además, ahora estoy mejor. —Aseguro, pero eso no me convencía.

Ella volvió a entrelazar su brazo con la mía. Seguimos caminando sin volver a tocar el tema. Decidí no preguntar sobre su ex pareja, si es que se puede llamar así, pareciera que no le afecta, sin embargo en el fondo podría estar afectada gravemente.

Pero Mimzy decidió habla nuevamente, con sarcasmo y burla.

—Además, nadie se casa con la primera persona que encuentra.

Abrí los ojos ante sus palabras, me mordí la lengua y no conteste, dejando las palabras de Mimzy como un simple comentario. Sin embargo, Mimzy alzo la mirada y me vio. Abrió la de apoco la boca y abrió aterrorizada.

—No me digas que. —Ahora fue ella quien se detuvo. — ¿D'Angelo es tu primer novio? —Pregunto exaltada, pasando a estar en frente de mí.

La calle con un "Shh" para evitar las miradas de las personas en nosotras. Mire disimuladamente a los alrededores y por suerte, no habían personas interesadas en nosotras.

—Si. Pero no andes gritando. —Conteste y seguí caminando.

—Y tú no te cases con el primer hombre que conozcas. —Ella me siguió apresurada. —Ellos solo juran amor eterno y no es así. —Dijo dramáticamente.

No le encuentro nada de malo a eso.

—Conozco a Anthony desde niña. —Comente. —Lo conozco bien, no te preocupes. —La mire tranquila para que pudiera creerme.

—Pero...

Y así seguimos todo el camino. Mimzy atacando a Anthony por intentar "propasarse" conmigo. Algo que nunca sucedería.

Las quejas de Mimzy no pararon, caminamos por varias calles y las personas nos miraban con extrañeza. Sonreía para disimular la escena, pero Mimzy les gritaba diciendo que no me distrajeran.

Después de un rato se mantuvo tranquila y resignada al notar que defendía al pobre Anthony, decidió cambiar de tema. Cosas sobre un nuevo restaurante y que presentaría una nueva canción la noche de hoy. Ella me invito a su show, acotando que me divertiría sin la necesidad de estar con el "Idiota de mi prometido".

Rechace su invitación. Al fin y al cabo Anthony esta en casa por las noches, no sería buena idea salir cuando él está en casa.

Al llegar a mi casa y despedirme de Mimzy, ella amenazó diciendo que si Anthony llegara hacer algo detrás de mis espaldas se atrevería a castrarlo. Y sin más se marchó dejándome con la palabra en la boca.

Esta mujer está loca.

Al entrar a la casa, me quité los tacones y los dejé aún lado de la puerta. Los pies me dolían y la sensación del piso era raro. Mire mis pies y los estire, sintiendo un leve dolor en ellos. Suspire y recargue mi cabeza en la puerta. Tendré que comenzar a limpiar la casa.

No hay mucho que limpiar a decir verdad, solo es acomodar las habitaciones, la sala y limpiar a la cocina. Las demás habitaciones tendré que limpiarlas el fin de semana.

Comencé limpiando las habitaciones, barrí, trapeé, sacudí y acomode las camas. Deje todo en su lugar. Mi habitación no era un desastre como la de Anthony. Nunca entiendo que hace Anthony en las mañanas para desarreglar su cama si nunca duerme en ella.

Después de las habitaciones me dirigí hacia la cocina en donde limpiar era más sencillo. Lave los trastes, los seque uno por uno, los acomode en su lugar y por ultimo limpie la mesa.

Desde el primer día que comenzamos a utilizar la cocina como comedor nunca pensamos en comer en el gran comedor que está a un par de metros de nosotros. Sería raro si lo llegáramos hacer de la nada.

Fui directo a la sala. Acomode los muebles y la mesita en frente de estas. Barrí y trapeé los pasillos de la casa, esta vez me encargue de limpiar todos los pasillos.

Al mirar el reloj de la sala, me di cuenta que no tarde ni una hora y media en limpiar. Cansada y exhausta, me dirigí al baño a darme una ducha. Esto me sirvió bastante para relajarme, estuve a punto de quedarme dormida en la misma tina. Si por mi fuera no hubiera salido de ahí, pero he tardado demasiado y las yemas de mis dedos se estaban arrugando. Resignada salí de la tina. Seque mi cabello y mi cuerpo. Me coloque un vestido floreado y unos zapatos de piso, sin ningún tipo de media.

Bajaba las escaleras con mi libreta en mano. Llegue a la sala y fui directo a la radio. La encendí sintonizando una de las tantas estaciones que hay. Mire la hora y me sorprendió lo mucho que tarde en el baño.

6:51 p.m.

Es tarde, eso significa que Anthony llegara más tarde de lo pensado. Me dirigí hacia el sofá individual, subí mis pies en el y recargue mi espalda para tener mayor comodidad. Mientras garabateaba mi cuaderno, escuchaba la voz del locutor, una voz muy seria a decir verdad. Me cae mejor en de las mañanas y tardes.

—Son oficialmente las 7:00 p.m., y continuamos con las noticias de la tarde. —Pauso. —Tenemos lamentables noticias para esta tarde. Desafortunadamente, se encontraron dos cuerpos de dos hombres, uno de veintidós y otro de cuarenta y dos. Según los testigos, una hora antes de encontrar sus cuerpos, estos se vieron peleando agresivamente, por lo que muchas personas decidieron alejarse de la calle Magazine Street. Después de unos minutos, la gente escuchó que su pelea había acabado. No fue hasta que una madre con su hijo de dos años, encontraron los cuerpos apuñalados de estos dos hombres. Algunas personas que pasaban cerca escucharon a la mujer gritar. Un hombre llamo a la policía reportando los cuerpos y a los minutos llegaron la policía junto con una ambulancia, llevándose los cuerpos.

—Casualmente, uno de los hombres, Ethan Smith de cuarenta y dos años, había sido denunciado por supuesto robo en el French Market. Mientras que Jacob Roberts, fui visto consumiendo sustancias ilícitas cerca de un restaurante del centro de la ciudad.

—Esto nos hace recordar a los últimos asesinatos, en donde los cuerpos han sido de gente de clase media consumiendo drogas, robando o estafando gente. Pero algunos les fueron peores. Algunos de esos registros de la morgue, aseguran que los cuerpos fueron apuña-.

Apague la radio antes de seguir escuchando. Escuchar sobre asesinatos me dejan inquieta. Los primeros días que llegue no se escuchaba sobre ningún cuerpo encontrado, pero después de un tiempo, cada día se encontraba un cuerpo en cada parte de la ciudad.

Es como si los asesinos quisieran marcar todo New Orleans, diciendo "Hey, si pisas por acá posiblemente mueras".

Digo asesinos, porque se puede confirmar que son más de un asesino en la ciudad. Dios, si mi mamá se enterara lo que sucede en esta ciudad, me obligaría regresar a Milán.

Aunque lo más curioso de todo, en la radio siempre anuncian los cuerpos de la misma forma, como gente no "conocida", refiriéndose que son gente sin ninguna fama o estatus social alto. No tengo viviendo mucho tiempo aquí, así que los apellidos son desconocidos para mí por el momento. No puedo afirmar si aquellas personas fueron en verdad o no relevantes para la ciudad.

Solté un grito de asombro al escuchar la puerta de la casa intentándose abrir. La puerta se podía escuchar siendo sacudida, fueron varios intentos hasta que finalmente se escuchó el chillido una vez que fue abierta.

Mire la hora en el reloj, 7:08 p.m., creí que llegaría mas tarde.

Me encamine hacia la entrada de la sala. Ahí estaba el, cerrando la puerta de la casa con dificultad. Salí de la sala dejando sonar mis pasos por el piso de madera, algo del cual el logro captar. Dio media vuelta para verme. Estaba tambaleando, sus ojos estaban lagrimosos y el fuerte olor a alcohol de podía sentir a kilómetros.

Aquí vamos de nuevo.

— ¡Cariño! Estas aquí.

Comenzó acercarse a mí con cierta dificultad. Tuve miedo de que cayera.

— ¿En dónde estuviste? —Arrugue la nariz.

— ¡Vamos! ¿Me vas a regañar? —Pregunto, como si de un niño se tratara.

—Solo me gustaría saber-

No pude terminar de hablar. Sus labios se pegaron a los míos. Sentía la intensidad en el beso, aquello que pareciera que estuviera reclamando. Pose mis manos sobre su pecho, tratando de alejarlo de mí. Era un beso raro, uno del cual no sé si se volvería a repetir. Pero extrañamente, el deja un raro sabor en mi boca debido al exceso de alcohol que ingirió no se hace cuánto tiempo.

—Anthony...

Pose mis manos en sus mejillas, separándolo de mí, acto por el cual el suspiro.

— ¿Ahora qué? —Pregunto con cierta molestia.

—Nada. —Baje mis manos de sus mejillas. —Sera mejor que vayas a darte una ducha. —Desvié mi mirada de la suya.

Suspiro con frustración y sin ningún reproche, camino hacia las escaleras, murmurando algunas cosas del cual no pude entender. Mordí la uña de mi dedo pulgar. Suspire, dando media vuelta para dirigirme hacia la cocina.

Nunca me había besado así, extrañamente lo hizo hoy, como si estuviera esperando algo a cambio. Él era mí prometido desde hace cuatro meses, sin embargo, los besos y caricias eran limitados por ciertas razones obvias. Casi nunca lo hacemos en privado, solemos hacerlo en público o al menos eso hacíamos en Italia. Desde que llegamos aquí no tenemos mucho tiempo para los dos, salvo las tardes y noches, esas noches en donde ambos compartimos la cama para dormir.

Enciendo la estufa para comenzar a calentar la comida. Con un baño y algo de comida debería servirle para que su ebriedad baje, al menos un poco.

Me sigo preguntando que hubiera sucedido si nosotros no nos hubiésemos comprometido. Quizás mi vida hubiese seguido igual y la de Anthony igual o peor. De todas las formas que me había imaginado en un futuro, jamás llegue a pensar que terminaría aquí, en una cocina lejos de mi familia, calentando la comida para mi prometido quien era mi mejor amigo.

Creo que doy un poco de vergüenza a mi yo del pasado.

El silencio a mí alrededor es el único adorno en la cocina, quisiera que mi cabeza estuviera igual de silenciosa que esta. Concentrada en no quemar la comida, logro escuchar el sonido de la regadera. Al menos me hizo caso esta vez.

Pero algo me desconcertó, pequeños sonidos que se escuchaban desde el patio permitió que dejara de ver hacia el sartén y mirara desconcertada hacia el gran patio oscuro. Los pequeños arbustos eran escuchados moviéndose.

No sabía que hacer o que mirar. Si gritar o salir corriendo era una opción, o quedarme y fingir que no escuche nada era otra. El viento se hizo más fuerte y los ladridos de los perros de los vecinos comenzaron a escucharse. No podría pedirle ayuda a Anthony, esta ebrio y en este momento no sabrá cómo manejar la situación.

Fue ahí cuando sucedido. El golpe en el segundo piso el cual pude escuchar, hizo que saliera corriendo hacia el segundo piso, sin ningún miedo de lo que sea que fuera a encontrarme.

...

Hola chicos, ¿Cómo están?

Solo quería notificarles que en los próximos capítulos cuando aparezca este símbolo [...] será para que pongan la música que deje en el capitulo, será simplemente para poner algo de ambiente al capitulo.

Cuídense mucho, nos leeremos pronto :)