La voz de aquella mujer continuaba dando vueltas en su cabeza, dejando que su mano derecha se moviera libremente hasta el último cajón del escritorio, en donde rebuscó lo que parecía un simple cuaderno un poco maltratado. Lo dejó caer ante sus ojos permitiéndose en ese espacio de soledad, huir al pasado. Ahora creía que no fue una mala idea pedirle a Quatre esos simples recuerdos, al final esa mujer tenía razón, ellos habían sido la única familia que tuvo, sus amigos, aunque ganas de matarlos tuvo en todo ese periodo de tiempo, sobre todo a uno. Su mentón descansó sobre su puño mientras las hojas volvían a moverse, torció una mueca que quiso ser una sonrisa, era momento de descansar de todo.

Consiguió la dirección con Sally, la información que le enviaron a través de un ridículo video en donde esos dos muchachos que ahora estaban en sus veintes, hablaban sin parar, llenando el mundo de ruido. Notó que no cambiaban, que, aunque Quatre parecía más adulto en esas conferencias, al lado del tonto trenzado retrocedía el tiempo. Le provocaba risa, ver cómo le rogaban a Sally por ayuda, por la forma infantil en la que Duo Maxwell suplicaba por los contactos, notó también la forma especial en la que mencionaba el nombre de sus compañeros, la nostalgia que desprendía su voz. Sí, la imagen de Duo ocupaba todo el video, toda la atención era para él.

Debió dejar de mirar la pantalla cuando escuchó que anunciaban la salida del transbordador, pensar que había discutido tanto con Sally justamente por eso, quebró la imagen de ser frío cuando esa mujer le arrojó a la cara que al final los necesitaba para cerrar ciclos, porque así era. El recuerdo de aquella discusión lo hizo morder su labio con rabia, inquietando al pobre sobrecargo que buscaba su nombre en el sistema. Por fin sentado esperando partir buscó una vieja fotografía en su celular, era una en la que estaban todos, sin darse cuenta habían pasado años en un suspiro, él que se dedicó a seguir adelante, a tomar una buena posición en Preventers, dejando claro que era más, mucho más. ¿A quién quería impresionar con aquello? No existía ser que viese sus avances, sus triunfos, su postura en el mundo, los ojos de quien buscaba jamás le miraban.

Concentró sus pensamientos en el espacio, ese enorme vacío que era capaz de tragarse a todos sin detenerse a mirar en sus triunfos. Ladeo el rostro cerrando los ojos, desde esa charla con Sally estaba demasiado emocional, terminaría con un dolor de cabeza. Cuando el transbordador aterrizó en la colonia L5, su corazón comenzó a latir más rápido, molestando en su pecho, luchando por buscar una salida. Tecleó al número que Po le diese y aguardó al tono. Cada sonido de llamado eran miles de latidos de su parte, hasta que alguien contestó. —Soy Wufei, acabo de llegar…. —Fue interrumpido por los gritos desde el otro lado del teléfono, le daban la bienvenida y no pudo evitar sonreír aliviado, feliz.