Capítulo 03

¿Qué otro lugar podrían ir a comer?

Tengamos en mente que son numerosos y no cualquier lugar aceptaría a un supuesto abuelo con sus respectivos nietos a comer. Eso pasaba como primera impresión que se tenía de Lincoln con todos sus sobrinos y de saber entonces que la edad de esta persona muy adulta, es decir Lincoln, mostraba su indicación e indicaba que todavía tenía menos de 40 años de edad, fue visto con ojos raros, todo a raíz de que se creyó, mal de hecho, que todos estos eran sus hijos a primeras instancias, sobre todo el pequeño albino que mostraba una actitud demasiada reacia.

El punto de todo esto es que fueron rechazados de varios lugares.

Lenn quiso usar el nombre de su padre, más también su apellido para poner en lugar a esta gente de clase baja, hacer que también los despidan y así, tirar este lugar abajo. En caso de no tirar abajo este lugar, simplemente quiere comprar el mismo para poder administrarlo, tener más dinero que antes y poder comer gratis, aparte de que va a despedir a esta gente.

Lincoln no dejó que hiciera esto, para nada. No puede dejar que Lenn haga esto. Lo iba a tener vigilado… por si acaso…

—¿Por qué no usamos la camioneta que tienes tío? —era justamente Lenn que había preguntado esto, mirando de mala gana en el auto que iban—. ¿Por qué tenemos que usar esta… van?

—Sí —de hecho, Lacy tenía las mismas dudas—. ¿Por qué no usamos tu otro auto tío? ¿Tienes miedo de que lo ensuciemos o lo robemos?

—¿Cómo que robar? —estaban frente a un semáforo rojo. Se dio la vuelta para ver a Lacy que iba en la tercera fila, con ojos algo abiertos puesto que estaba sorprendido—. ¿A qué te refieres?

—No, es que una vez Luka y yo estábamos aburridos y vimos el auto del tío Leif y…

—¿Por qué usamos la van y no la camioneta?

Luka no dejó que terminara para nada esa historia.

De hecho, nadie sabe que una vez, ellos dos habían tomado ese auto del padre de Lion para poder divertirse un rato, dar una vuelta y presumir ante algunas chicas, al menos Lacy. Ambos, por cosas del destino, sabían manejar, sobre todo Luka. Él no presumía, simplemente no quería estar cerca de casa por un rato. Lacy por otro lado, simplemente había robado el coche para poder presumir un poco, uno de los placeres de la vida que su padre le había enseñado.

Lincoln dejó de mirar atrás. Miró al frente. Estaba en verde. Puso primera y empezó a acelerar poco a poco.

—¿Crees que entramos todo en la camioneta? —preguntaba

—Algunos irán atrás —decía Lenn—. Yo, por supuesto, iré adentro y adelante

—La única que va delante soy yo —contestó Lita mientras se daba la vuelta y miraba enojada a Lenn—. Más cuando estoy con papá

—Ella tiene razón Lenn —Lincoln estiró su brazo para acariciar la mejilla de su hija la cual contestó con una enorme sonrisa—. Ella siempre irá adelante… porque, bueno, es mi hija, claro.

De nuevo Lita miró con malicia a Lenn que respondió a esto con una de sus peores caras. No podía hacer nada tampoco y se cruzó de brazos mientras seguía mirando a Lita para luego mirar a su tío.

—Aparte, no creo que sea bueno dejar que algunos de ustedes vayan detrás —soltó a su hija para tener ambas manos en el volante—. Tengo que preocuparme por todos ustedes ¿saben?

—Entonces si veníamos contigo unos pocos, ¿podemos ir en la camioneta? —preguntaba ahora Lind, curioso.

—Si en algún momento debo salir y alguno de ustedes quieren venir conmigo, sí, claro, podemos usar la camioneta —decía mientras ya iba en dirección a un solo lugar para poder comer—. Pero si salimos todos, obvio que usaremos esta van

—¿No es la van del abuelo?

Lincoln miró por el espejo retrovisor dentro del auto. Miró a Loyd quien fue que preguntó esto. Sonreía. Al menos alguien recuerda a esa basura de auto que alguna vez subió en él.

—Esa cosa murió hace años, Loyd —respondió—. Tu padre lo heredó de todas formas… pero no duró mucho porque literalmente, teníamos que comprar un motor nuevo. Nadie lo iba a pagar. Al final, todos tienen sus propios autos. El padre de Laine tiene más de 15 autos —decía como comentario entre risas—. Todo para que lo lleven para todos lados su conductor personal en otro auto.

—…

Todos miraron a Laine y él prefirió no decir nada.

Loyd se quedó un tanto satisfecho con esta respuesta, al menos un poco.

En eso, volvió a estar con su teléfono.

Lary, quien estaba a su lado, le miró fijamente.

—Estamos saliendo de casa a tener un momento con nuestros primos y el tío —le decía—, ¿por qué metes tu vida en esa cosa?

—… me es cómodo…

—… ¿cómodo?

—Sí… —asentía también—. C-cómo tú… y tu raro gusto…

—¿Mi raro gusto?

—… hombres… mayores…

Lary se quedó congelado por unos segundos mientras notaba cómo Loyd simplemente esbozaba una pequeña sonrisa con su vista centrada en su teléfono para dejar de estar así y mostrar esa cara nerviosa que siempre tenía.

Lary seguía impresionado por esto que dijo y realmente no sabe qué cara poner o cómo reaccionar, mirando para todos lados y viendo cómo tenía al frente de su fila a un Lind que se había dado vuelta para mirarle también demasiado impresionado.

—…

—… wow…

Lind miró al frente.

Esto no es algo que quiere tener que ver.

Primero el regaño de su tío y ahora esto.

Algo debe hacer con su vida.

Un rato después

Gente entraba y salía como si nada.

Eso es lo que se esperaba de un restaurante familiar, precisamente es lo que se esperaba de un restaurante con la gente que entra a comer y la gente que sale porque terminó de comer, es lo más normal del mundo.

Sabe que tomó la mejor decisión del mundo al dejar ese trabajo en la oficina para poder seguir su gran sueño de cocinar para todo el mundo, al menos en este estado. Su sueño se había vuelto realidad por suerte y es bastante conocido luego de tantos años que ha estado trabajando de esto.

Ahí estaba, el abuelo de una gran cantidad de nietos y de una gran cantidad de hijos, cocinando como si fuera joven de nuevo, haciendo esto ya con todo el amor del mundo.

Siempre había una sonrisa, más cuando sabe que la vida suya es genial en estos momentos, la de su mujer y de la de todos sus hijos, principalmente las de sus nietos.

—Jefe

—¿Sí?

—Tenemos un enorme pedido para 12 personas —decía entonces alguien de los camareros que había entrado a la cocina para hablar justamente con su jefe—. Es un pedido enorme… ¿qué hacemos?

—¿Chicos? ¿Compañeros de trabajo? ¿Familia?

—Creo… que es un abuelo con bastantes nietos —decía. Le entregó el papel con todo lo que ordenaron—. Creo que tienen para rato con los demás…

Justamente él miró lo que pidieron y lo que anotó su camarero. Realmente pidieron demasiadas cosas. Le sorprendió. Miró al resto y dijo que, al cocinero más cerca de los poco más que habían, que se pusieran a hacer esta orden. Empezaron con ello. Él mismo entonces, salió de la cocina para ver entonces dicha mesa con el abuelo con tantos nietos. Apenas se asomó para ver y ya reconoció esas dos cabelleras blancas y las demás castañas y rubias. Volvió a entrar para ver al camarero.

—Es mi hijo y mis nietos —respondió.

—¿Qué? ¿Tu hijo? —preguntaba—. Pero, su cabello…

—De alguna manera, heredó el cabello de mi suegro… pero es mi hijo y el resto, son mis nietos…

—Oh… wow… ¿tuvo tantos hijos?

—… es mejor que sigas trabajando

—De acuerdo…

—Ve, haces un gran trabajo.

Se tomó la cabeza unos momentos.

Sabe muy bien que nadie en este estado tiene una familia como la de él. Sabe de sobra que la gente reconoce que él es padre de tantos hijos y que tiene tantos nietos como hijos. Es raro que nadie reconozca a su hijo pero, también siente que es muy normal que la gente confunda a Lincoln con un anciano. Además, esa barba que está dejando crecer termina siendo bastante molesto porque le confunde aún más con un anciano. Es más, la gente le confunde con que él es el padre de Rita y no Albert.

Volvió a pedir el papel con la orden de su hijo con sus sobrinos entonces. Miró todo eso.

Suspiró pesadamente.

Había que ponerse manos a la obra.

Minutos después

—¿Es aquí donde vas a trabajar Laine?

—Así es. Me gusta cocinar y…

—Te gusta comer dirás. Mira lo gordo que estás. Diablos, ahora entiendo por qué tu padre no te quiso llevar. Te subes al avión y el mismo se cae…

—Eso fue bastante rudo, Lacy

—¿Qué? Pero si todos siempre dicen lo mismo. ¿No eras tú Lind quien decía que se cae de ambos lados de la silla por estar muy gordo…?

Laine miró entonces a su tío con ojos de perro mojado. Cabe aclarar que no le dolía para nada estos comentarios pero, sí, son molestos. Esperaba que su tío hiciera algo.

Lincoln se quedó callado por unos segundos. Suspiraba. Dejó a Lele en brazos de Lita que, como siempre, estaba sentada a su lado.

—Lacy, Lind, chicos, ¿por qué son así con su primo?

—¿Estamos mintiendo? —respondía con una pregunta Lacy.

—Sí, están mintiendo —decía con sus ojos cerrados—. Laine no es gordo… simplemente, es de huesos grandes…

—¿No es lo mismo? —preguntaba Lita

—No digas nada —dijo mirando de reojo a su hija, apretando sus dientes. La misma se calló entonces. Lincoln miró de nuevo a los dos castaños que estaban sentados el uno con el otro—. Ahora, chicos, por favor, pidan disculpas.

—No

—Oh, oh, oh, ¿no? ¿Dijeron que no? —se hacía el sorprendido—. Bien, bien, muy bien —luego, miró a todos sus sobrinos—. Chicos, llegamos a casa, el postre será chocolate

Dato curioso.

Así como él y sus hermanos adoraban a morir el chocolate y podrían matarse por un trozo del mismo, sus sobrinos y su hija eran igual. Adoraban el chocolate a morir, más esa barra de chocolate que alguna vez vino con un boleto dorado. Era tan bueno que era como droga, como cafeína justamente.

Todos se mostraron muy asombrados por esto, especialmente Loyd y Laine.

Lincoln sonreía.

—Lastimosamente, Lacy y Lind no tendrán para nada hasta que…

—¡Lo sentimos mucho primo!

Lincoln sonreía de oreja a oreja con esto.

—Pensé que no teníamos más —le murmuró Lita.

—Y no tenemos de hecho

—¿Entonces…?

—Entonces nada, hija. No hay chocolate. Simplemente, mentí.

—Mentir es malo

—¿Tienes que ver con el olor a cigarro de hace días en casa?

—… no digo nada.

—Me parece perfecto.

¿Dejaba fumar a su hija?

No.

Pero llega un momento que no podía controlarle. Es malo en esta parte. Es buen padre, sí. Pero a veces se le pasa un poco la mano. El tatuaje de una gran rosa en su espalda y las espinas se extienden en sus brazos es algo que le dio permiso. Ella estaba tan emocionada con esto que no pudo decirle que no. Mientras un hijo tenga el permiso de su padre, se puede hacer el tatuaje que quiera. Padres muy conservadores ven esto como una gran falta de respeto y sienten que deben quitarles los hijos de inmediato pero por otro lado, se cree perfectamente que se pueden tatuar.

Lita vino con una boleta de calificación perfecta una vez. Estaba tan feliz que como recompensa, tuvo ese tatuaje.

¿Hoy? Es buena estudiante. Demasiado. Simplemente, le gusta ser rebelde.

Lo de fumar… lo aprendió de Luka, sí.

Lincoln siempre le termina sacando el cigarro y todo pero, de alguna manera saca más, aún si termina quemando todo.

Se rinde con esto. Mucha gente le puede criticar pero, ya a él no le importa. De alguna manera, el hecho de tener a Levi, un genio supremo, hará algo en caso de que algo malo suceda.

Entonces, entre tantas cosas que hacían, charlando, mirando su teléfono porque estaban muy aburridos y demás, llegó la tan ansiada comida a su mesa.

Todos prestaron atención a cada cosa que habían pedido más las bebidas, mirando tan sorprendidos y con babas en la boca que no había forma de decir el hambre que tenían, no tenían palabra alguna de hecho y de existir alguna, no creen que sea en palabras humanas.

Se relamían los labios, se frotaban las manos de placer.

—Aquí tienen —justamente, tuvieron que venir a dejar todo más de dos camareras. Sí, camareras. Las mismas que estaban muy concentradas en alguno de los chicos—. Espero que disfruten mucho chicos —decía con una gran sonrisa—. Esperemos que disfruten con su abuelo…

—No es un abuelo —fue Lita quien respondió con Lele encima. Las camareras la notaron—. Es mi padre y apenas tiene 36 años de edad

Notaron ese tono molesto de Lita y luego miraron a Lincoln con sorpresa al escuchar tal edad, más también ver lo joven que se veía.

—Ahora, largo —decía Lita una vez más—. No queremos perras como ustedes en cuanto queramos comer…

Se fueron sin más y sin poder hacer mucho.

—¿No has sido ruda prima? —preguntó Lacy.

—No —contestó—. Está papá porque si no…

—¿Si no…?

—… mejor comamos, ¿quieren?

Lita no quiso decir que sintió que esas chicas miraron a sus primos. No le gustaba para nada que miren a sus primos de tal manera. Será la única chica de la familia y tal vez sus primos querrían a tales chicas, ¿quién no? Se ven lindas. Pero mientras ella esté presente, primero de mala no dejará que sean felices y segundo, no quiere que nadie use a sus primos por su dinero y por la mera fama que sus padres puedan llegar a tener.

Lincoln sabe muy bien esto.

También sabe que los hijos de sus hermanos, a veces, son objetivo de algunas mujeres. Estaba seguro que algunos de ellos no les importaría, sobre todo Lenn. Si sigue de ejemplo a su padre, tendría novia cada año. No es algo que quiere ver tampoco. Si tiene la chance de hacer algo, lo hará. Pero, recuerda también que Lenn suele ser demasiado selectivo y por más que diga que una mujer es hermosa y todo, no cumple sus requisitos y la termina desechando por completo.

Loyd sabe que no estaba interesado en tales cosas. Sí, es un chico y se alegra cuando recibe un cumplido de una mujer, más por su naturaleza como persona. Pero sabe que cuando está con familia, apenas le importa algo que no sean ellos. Laine era como él pero era un tanto más social, Lary era, dentro de todo, normal. Luka siempre le resta importancia, Lind y Lacy a veces parecen un poco… ¿pervertidos? Los dos menores, ya ahí, no les importa.

Todos empezaron a comer menos Lary

—¿Por qué no comes primo? —preguntaba Lion con dudas en su cara.

—Porque es idiota —contestó Luka

—Estoy dando las gracias al señor por darme tal comida, primo —Lary acarició el cabello de su primo, quitándole la gorra—. Deberías hacer lo mismo. Además, cuando vamos a comer, debes quitarle la gorra…

—¡No! —y puso sus manos encima de su cabeza para evitar que le quite su gorra—. ¡Nunca!

—Pero…

—Déjalo Lary —decía Lincoln.

El religioso castaño evitó comentar algo tras lo que dijo su tío. Después de ser regañado y ser considerado un chico irresponsable, no quiere llevarle la contra. Dejó a su primo Lion y terminó de agradecer por su comida y empezó a devorar como el resto.

Lincoln sonreía enormemente al verles comer y comer.

Con eso, tendrían energía de sobra.

Y curiosamente, en su hogar, la cochera de su casa no estaba muy limpia que digamos y viendo que tenía muchachos con comida en el estómago y con mucha energía, estaba muy feliz.

Extrañó demasiado a sus sobrinos.