DULCECITO311: Jajaja, sí, eso también le pasa a Kaoru por querer cepillarse los dientes, aunque se entiende XD. ¡Gracias y espero que este también sea de tu agrado!
Desafiando al deber
Iba a gritar si no lo encontraba. De eso estaba segura. Simplemente ya no podía más. No se atrevió a pensar cuál sería la opinión de su madre al respecto. De todas maneras, estaba más que segura de que su madre le haría algo horrible si descubría por qué había dejado su cena de compromiso.
El pensamiento hizo que se estremeciera y sollozara un poco. Había estado llorando durante los últimos dos días y, mientras pensaba en su objetivo, las lágrimas fluían más. Tenía que encontrarlo. Por lo general, siempre merodeaba por los jardines...
Fue entonces cuando lo escuchó. Alguien estaba tocando el piano. Casi se echó a reír. ¡Claro! La única cosa que él amaba por encima de los jardines era la sala de música, haciendo que todo sonara mucho más hermoso.
El ritmo de sus pasos aumentó a medida a que se acercaba a la puerta, hasta el punto de correr. Irrumpió para encontrarlo sentado frente al piano, tal y como ella lo imaginó. Un sollozo de alivio se le escapó y él se volvió.
"¿Kaoru?"
No podía responder. En cambio, se obligó a caminar tranquilamente hasta el banco y sentarse junto a él, para luego rodearlo con sus brazos mientras enterraba el rostro en su pecho. No podía hablar; no cuando las lágrimas la estaban ahogando.
Después de unos cuantos segundos, él le correspondió al abrazo y le murmuró palabras tranquilizadoras, mientras sus manos frotaban gentilmente su espalda. Le dio un suave beso en los cabellos mientras ella se calmaba. Aunque sus sollozos se estaban apagando, sus dedos permanecían fuertemente aferrados en su camisa.
"¿Kaoru?" Repitió él.
Ella negó con la cabeza contra su pecho y lo abrazó con más fuerza.
"¡Kao-chan!" Ambos se dieron la vuelta ante la alegre voz que escucharon.
"Misao," logró decir Kaoru. "¿Puedes-?"
"¿Necesitas un minuto?" le preguntó comprensivamente, con una sonrisa triste.
"Sí."
"Te daré tiempo," le prometió con un guiño mientras salía de la habitación diciendo, "¡No está en la sala de música!"
Kaoru suspiró y se apartó con gran esfuerzo. "Kenshin-"
"No tienes que decirme nada si no quieres," le aseguró él, tampoco queriendo dejarla ir.
"Pero quiero hacerlo," replicó ella, poniéndose de pie.
Él siguió su ejemplo, sin quitarle la vista de encima. Ella le dedicó una débil sonrisa antes de volver a abrazarlo. Necesitaba de su apoyo, de su fuerza, si es que ella tenía que decirle.
Él negó con la cabeza mientras sonreía y la envolvía con sus brazos por segunda vez, a la vez que ella apoyaba una mejilla contra su hombro.
"No puedo," susurró con desesperación, aferrándose a él. "Simplemente no puedo."
"¿No puedes qué?" Le preguntó él con suavidad, sus brazos apretaron su agarre en ella como respuesta.
"No puedo hacerlo," trató de explicarle. "No puedo casarme con Enishi."
"Kaoru-" empezó él apartándose, pero ella no se lo permitió.
"¡Kenshin, no puedo hacerlo! No lo amo-"
"¿Y qué diría Su Alteza al respecto?"
"No me importa," murmuró ella, levantando la cabeza de su hombro para encontrarse con su mirada interrogante. "No puedo seguir mintiéndome a mí misma de esta manera."
"Kaoru, ¿qué estás tratando de decir? Estás diciendo palabras sueltas que no tienen sentido en sí mismas," le dijo.
"Kenshin, sólo hay un hombre con el que quiero casarme," le dijo ella, moviendo los brazos para enroscarlos alrededor de su cuello.
Él suspiró y comenzó a negar con la cabeza, "Tu madre-"
"¡No me importa! Kenshin, ¿no lo ves? Yo-"
"Kaoru, por favor, piénsalo por un momento," le suplicó. "¿Qué diría tu madre, Su Alteza," enfatizó, "si se enterara de que pasas momentos con un simple escolta como yo?"
"Ya te dije que no me importa," reafirmó ella, ladeando la cabeza en una posición terca que él conocía muy bien. Lo implementaba cada vez que entraba al salón de baile, a la espera de una pelea. "¿Es que no lo ves?" Comenzó a decir, empujándolo con sus manos suaves hasta que su espalda tocó la pared. "Tú eres el único al que quiero."
Y con eso, cubrió los labios del joven con los suyos. Su inexperiencia al presionar los labios era evidente, pero a él no le importaba. Sus brazos rodearon su cintura, acercándola a él de manera que estuvieran pegados entre sí. Los dedos de la chica se movieron de su cuello para enredarse en su cabello, sujetándolo para que no pudiera escapar; tampoco era como si quisiera hacerlo.
Su tímida lengua se deslizó sobre sus labios, tratando de hacer la experiencia duradera, de hacerla mejor. Él sonrió entendiendo y abrió su boca para que ella pudiera explorarla. Al principio, no estaba segura de cómo proceder, pero él fue paciente y su lengua se abrió paso dentro de su boca para tocarse con la de él. Sólo le tomó un segundo decidir que le gustaba, para empezar a improvisar sin preocuparse de si estaba haciendo algo mal.
Las manos del hombre agarraban las caderas con fuerza, intentando no perder el control. Era el primer beso de la chica, y si ella quería tomar las riendas, la dejaría; incluso si eso lo estaba matando. Por lo tanto, ella siguió marcando los movimientos. Fue todo lo que pudo hacer hasta que ella atrapó su lengua con la boca para chuparla. Su mente quedó brevemente en blanco y supo que tenía que detenerse.
Con cuidado, la apartó entre jadeos. Ella se encontraba en las mismas condiciones que él, pero seguía intentando jalar su rostro hacia el de ella. Él rio y negó con la cabeza, prefiriendo abrazarla.
"Hoy no, pequeña," le dijo. "Me tientas tanto."
"Mmm," respondió ella, dándole un suave beso en el cuello. "¿Kenshin?"
"¿Sí?"
"Te amo," murmuró, sujetándose más fuerte a él.
Él sonrió y le respondió lo mismo, levantándole la cabeza para poder mirarla.
Y entonces él la besó.
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