Disclaimer: Naruto y Naruto Shippuden pertenecen a Masashi Kishimoto.
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Vínculo
Capítulo 3
— ¿Qué haces?
Alzó la vista del trozo de pergamino donde estaba garabateando para dirigir la mirada a Sasuke, quien venía de afuera y lo había encontrado concentrado plasmando pensamientos sobre papel.
—Le escribo una carta a Kakashi-sensei. —le contestó, mostrando su característica sonrisa. —Le prometí que escribiría seguido y ya hace casi un mes que me fui.
—Espero que no estés pensando en contarle todo lo que ha ocurrido a Kakashi. —le dijo con un filo de advertencia en su voz.
— ¡No! —se apresuró a responder. —No pienso darle material para que después pase recordándomelo cada maldito segundo.
El Uchiha curvó los labios en una sonrisa burlona y se acercó a paso lento al rubio mientras este doblaba la carta para guardarla. El Uzumaki se puso de pie y le extendió el papel, a lo que el pelinegro asintió en respuesta, comprendiendo la petición de enviársela al Sexto Hokage con su halcón.
— ¿Estás listo?
En lugar de contestar, el alfa tomó su mochila ya preparada y la guardó en un pergamino de almacenamiento, en lugar de llevarla sobre su espalda como había hecho al inicio.
Salieron juntos de la cabaña.
Ahora que un par de días habían pasado desde el celo de Sasuke y que ambos hubieran recuperado energías, tomaron la determinación de abandonar la pequeña choza que habían ocupado para reanudar el viaje que el Uchiha había emprendido hace más de dos años.
Esta vez, en lugar de irse solo, iba con Naruto junto a él.
Esta vez irían juntos, como compañeros.
Esta vez marcarían un nuevo inicio para ambos, dejando los errores del pasado atrás y caminando hacia un nuevo y más brillante futuro juntos.
Viajar con Naruto definitivamente fue toda una experiencia.
El rubio siempre había sido una persona hiperactiva, que podía distraerse con cualquier cosa. Aunque ya hubieran pasado varios años de haber dejado atrás su infancia y que el trauma, la guerra y todas sus experiencias los hubieran moldeado en las personas que se habían convertido ahora, había cosas que no cambiaban.
Como el hecho de que Naruto jamás cerraba la boca.
Comenzó hablando sobre las cosas que veían y lo que iban encontrando, y luego hablaba de extrañar Ichiraku, y luego sobre las aventuras en sus viajes con Jiraiya, y luego sobre cualquier cosa que se le viniera a la mente.
Pero Sasuke lo dejó parlotear todo lo que quisiera. Naruto se veía feliz y le sonreía radiantemente cada vez que sus ojos se posaban en él. A veces presentía que lo miraba como si fuera un espejismo y fuera a desaparecer en cualquier momento, y su corazón punzaba culpable por ser el principal responsable de su sufrimiento por tanto tiempo.
El alfa actuaba como si todos esos años de miseria y sufrimiento jamás hubieran pasado. Como si solo hubiera salido de Konoha de vacaciones por un par de semanas en lugar de años.
Era como ser niños de nuevo, cuando eran jóvenes, inexpertos y recién enlazados. Puede que en aquel entonces hubiera sido un accidente, pero el vínculo que compartían como compañeros era cualquier cosa menos eso. Era real, fuerte y le llenaba el alma de calidez.
No tuvieron tiempo de llegar a comprender bien del todo su unión cuando eran genin. Apenas unos meses después Orochimaru había aparecido y había envenenado su enlace. Antes de eso habían estado acostumbrándose a su nueva realidad como compañeros de vida. Su dinámica no había cambiado mucho, seguían siendo novios como lo habían sido oficialmente desde que se graduaron de la Academia. No hicieron nada más allá de tomarse de la mano o pasarse un brazo por los hombros.
Ahora caminaban uno al lado del otro, sin tocarse. Principalmente porque Naruto no dejaba de hablar y hacer gestos con las manos según lo que iba contando. Aún así, el nivel de intimidad que compartían era notoriamente diferente al de antes, a pesar de solo haber pasado menos de dos meses desde que se habían reencontrado.
Sonrió imperceptiblemente ante uno de los tantos ademanes del rubio mientras este arrugaba la cara recordando las veces que su maestro lo dejaba tirado a entrenar solo para irse a buscar mujeres a bares, clubes e incluso baños termales. Observó su ceño fruncido, sus labios apretados en un puchero y como sus doradas hebras de cabello se mecían con suavidad con el viento.
Sí, estaba en el lugar correcto.
A Sasuke no le tomó mucho tiempo darse cuenta de que algo estaba mal. Algo no encajaba.
Al principio no le prestó atención. Al fin y al cabo, las migrañas no eran algo nuevo para él. Estaba acostumbrado a sufrir de ellas cada cierto tiempo. Pero la renuencia a comer sí que era algo nuevo, así como el hecho de que sentía el estómago revolvérsele cuando Naruto le ofrecía la carne asada del animal que fuera que hubieran cazado ese día para comer.
Esto solo hacía que se ganara miradas llenas de preocupación por parte de su compañero, pero logró tranquilizarlo diciendo que posiblemente algo le había caído mal y que en un par de días estaría como nuevo.
Excepto que no fue así.
Los malestares iban en aumento y cada vez era más complicado intentar convencer a Naruto de que no le ocurría nada de gravedad.
Lo cierto es que el último sobreviviente del clan Uchiha ya sospechaba el motivo detrás de su aparente enfermedad, y la sola idea hacía que se le revolviera aún más el estómago.
Había tomado precauciones, lo cual no creyó necesario comentarle al rubio pero, aparentemente, no valieron para nada.
Naruto le insistió en que se quedaran un par de noches en la siguiente aldea que encontraron, para que pudiera descansar y recuperarse.
Accedió, para el alivio del alfa.
Con un poco de suerte solo habría cachado algún virus en serio molesto que desaparecería en algunos días más. Lo que menos quería era tener que enfrentar la realidad que cada día iba volviéndose más y más cercana.
— ¡Has estado muy cansado estos días! —exclamó el alfa, preocupado. —Y dices que te duele la cabeza y que sientes náuseas. ¿Ya te has sentido así antes? ¿Desde cuándo? ¿Por qué no me dijiste? —comenzó a preguntar, ignorando la mirada de fastidio del Uchiha. — ¿Y si estás enfermo? ¡Deberíamos buscar un médico!
—Naruto.
— ¿Crees que sea algo que comiste? ¡Pero ninguna indigestión dura tanto! ¿Y si es algo grave?
— ¡Naruto!
Eso lo calló.
Sasuke dejó escapar un suspiro y volteó a observar la pared.
— ¿Sasuke?
Le hizo un gesto para que se acercara y el alfa le obedeció, sentándose junto a él en el colchón del cuarto que estaban alquilando. Sus ojos brillaban con preocupación e incertidumbre, sintiéndose impotente al no poder hacer nada cuando su omega estaba posiblemente enfermo.
Se observaron directo a los ojos durante algunos segundos y luego Sasuke volvió a suspirar e inclinó su cabeza hacia un lado, dejando al descubierto su cuello. El rubio le dirigió una mirada de completa confusión, pero comprendió que el Uchiha le estaba indicando que se acercara para olfatear directamente del origen de su aroma.
El olor de Sasuke estaba suprimido gracias jutsu que ambos utilizaban, pero podía sentirlo levemente a pesar de todo. De igual forma, el pelinegro dejó escapar su aroma libremente para que pudiera sentirlo.
Rozó su cuello con la nariz, sintiendo ese olor a lluvia, a fruta fresca, a pan recién horneado… Cerró los ojos, inhalando profundo y sintiendo su cuerpo relajarse al respirar la fragancia de su compañero. Entonces lo notó. Su olor se le hizo más espeso. En lugar de lluvia olía a una tormenta eléctrica, a primavera, a algo que no lograba identificar. Pero, aun así, no daba lugar a dudas.
—S-Sasuke, tú…—murmuró, sintiendo como la voz le temblaba. —Tú estás…
Se separó un poco de él, tomándole por los hombros y buscando sus ojos. La expresión en el rostro del Uchiha era neutra, no dejaba escapar ninguna emoción. Sus pupilas, en cambio, tenían un ligero brillo cuya emoción no pudo adivinar.
—Tenía una sospecha. —admitió. —Pero que hayas podido olerlo lo confirma.
—Tú… Nosotros…—apretó los labios y tuvo el impulso de tragar saliva, sintiendo como era un balde de emociones desbordándose sin control. — ¿Tendremos un bebé?
—No era mi intención que esto pasara. —se apresuró a confesar. —Tomé precauciones para evitar esto durante el celo. —hizo una pequeña pausa. —Pero fue inútil.
De hecho, ni siquiera pensaba que podría seguir siendo fértil luego de todas las drogas que Orochimaru le había inyectado en el cuerpo años atrás. En parte, se sentía aliviado de saber que esas drogas no le habían cobrado una factura tan alta a su cuerpo, pero también había una sección de su mente que hubiera preferido haber quedado inhabilitado para tener decendencia. No solo por los riesgos que correrían sus hijos por tener a un criminal como progenitor, sino por las altas probabilidades de que fueran poseedores del sharingan.
— ¿No lo quieres? —se atrevió a preguntar el rubio.
—No lo sé. —fue la respuesta más honesta que pudo ofrecerle. Había pasado en conflicto interno desde que había comenzado a sospechar de sus malestares, pero aún no tenía una resolución clara. — ¿Y tú?
Si Naruto lo quería, no podría decirle que no. No podría hacerle sufrir más de lo que ya había hecho, y menos cuando sabía que una de las cosas que más añoraba el rubio era tener una familia. Pero Sasuke era un criminal, el último miembro de un clan maldito a los ojos de muchos. Sí era cierto que en algún momento deseó poder restaurar su clan, pero ahora solo podía pensar en lo que podrían sufrir sus hijos por su sangre Uchiha.
—Un bebé…—repitió este, embobado, sin responder realmente a la pregunta. Aunque la luz en sus ojos era respuesta suficiente.
Dejó escapar un suspiro derrotado y acarició su estómago en círculos, tratando de asentar el malestar que acababa de generarle la conversación.
Naruto lo observó atentamente, apretando los labios, analizando las emociones que reflejaban sus ojos.
—Sasuke…—le habló con suavidad, pero con un nudo en la garganta. —Si tú no… E-Es decir, si no crees que sea el momento… Si no te sientes preparado…
El Uchiha lo miró. ¿Acaso le estaba dando la opción de elegir si conversaban al bebé o no?
—Pero tú lo quieres.
El rubio tragó duro y bajó la vista a sus manos.
—No puedo obligarte a tenerlo si tú no lo quieres. Yo… Claro que lo quiero, es nuestro. —aspiró profundamente antes de continuar. —Pero puedo esperar. Puedo esperar a que estés listo para tener una familia contigo.
Sasuke lo observó en silencio, meditando sus palabras.
— ¿Y si nunca lo estoy?
Entonces el alfa lo miró. Sus ojos eran un torbellino de emociones.
—Entonces… —comenzó, sintiendo que su voz se cortaba. —Entonces seremos solo tú y yo.
— ¿No te importa no tener hijos nunca?
—Tú siempre serás lo más importante para mí. —dijo con convicción. —Yo solo… Quiero que estemos juntos. No te obligaré jamás a darme hijos como si fueras una yegua de crianza. Sabes que no podría.
El pelinegro cerró los ojos para soltar otro suspiro, sin dar señales de qué se le pasaba exactamente por la cabeza.
—… ¿Sasuke?
—Eres un idiota.
—O-Oye…—iba a reclamar, pero los labios de su omega se lo impidieron.
Fue un contacto corto, apenas un roce, pero consiguió que toda la sangre se le subiera a las mejillas.
—No voy a…—se interrumpió a sí mismo y volvió a suspirar. —No estoy listo. —admitió, decidiendo ser completamente franco con Naruto. —No creo estar listo nunca. —continuó, sintiendo la mirada de su alfa clavarse en él.
—Lo entiendo. —le respondió este, a pesar de que su voz delató lo mucho que le dolieron sus palabras.
—Escucha, Naruto. —le habló el Uchiha con firmeza. —Soy un criminal. —el rubio estuvo a punto de rebatirle pero no se lo permitió. —Todo hijo que pudiera tener sería el hijo de un criminal. Sería utilizado como medio para llegar a mí, o podría ser el blanco de quienes conozcan lo que la sangre Uchiha puede traer.
—Tienes miedo. —afirmó el alfa con voz suave. El pelinegro no le contestó.
—No creo que traer niños a un mundo así valga la pena. —confesó. —Sé que tienes otra visión del mundo, pero no todos seguirán tus ideales, Naruto.
—Puede que tengas razón. Pero… Si tuviéramos hijos, no estarían solos. Nosotros los protegeríamos. Nuestros amigos también.
—Lo sé.
Suspiró por enésima vez en el intervalo de solo algunos minutos.
—Te apoyaré en lo que decidas.
Aún si así lo hacía, el Uchiha estaba consciente de que su alfa sufriría en silencio por la criatura que ahora llevaba en su vientre. ¿Sería capaz de hacerle más daño a Naruto del que ya le había hecho? ¿O se arriesgaría a que todo pudiera terminar en desastre?
—No voy a…—volvió a comenzar. —No voy a deshacerme del bebé.
— ¿E-Estas…? ¿Estás seguro, Sasuke?
—Tú lo quieres.
—Ya te dije que puedo esper…
—Y es nuestro, como dijiste. —no puedo arrebatarte esto.
Unas manos acogieron su rostro y lo atrajeron hacia el alfa para unir sus labios en un beso profundo y muy dulce. Cuando se separaron, Naruto lo observó con ojos resplandecientes, como si fuera el ser más especial sobre toda la faz de la Tierra.
Una de las manos del alfa se deslizó hacia su vientre al tiempo que su mirada la seguía.
—Tendremos un bebé. —repitió, aún sin creérselo, su voz teñida de ilusión.
Sasuke pensó, al ver la sonrisa en el rostro de Naruto, que tal vez tener ese bebé valiera la pena si con eso podía otorgarle a su alfa aunque fuera una pequeña parte de la felicidad que tanto merecía.
Decidieron quedarse en esa pequeña villa unos días más, aprovechando para descansar un poco luego de varias semanas de viaje y para conseguir algo de dinero gracias a Naruto, quien puso a algunos clones a trabajar a cambio de algún incentivo. De paso, estaban disfrutando de unas nochecitas más en una cama y de más variedad de comida.
El Uchiha definitivamente estaba sacándole el máximo provecho a la habitación de hospedaje que estaban alquilando, puesto que se había dedicado a dormir prácticamente hasta mediodía todos los días. Naruto decidió no comentar al respecto, puesto que aparentemente el cuerpo de Sasuke había estado cansándose más de la cuenta desde que estaba embarazado y quería dejarlo descansar lo más que pudiera antes de que decidieran irse.
El rubio alfa se dedicaba a acompañarlo mientras dormía, mandando un clon por algo de comer y siempre esperando a que su compañero despertara para pensar en salir. No es que creyera que Sasuke necesitaba de su protección, aunque su alfa interior le gritaba porque se mantuviera cerca para cuidar de su omega en estado, sino que sabía que Sasuke se permitía la libertar de dormir más profundo si él estaba cerca. Él, que normalmente apenas dormía un par de horas al día por tener que mantenerse siempre en alerta, le tenía la confianza suficiente para bajar la guardia y dedicarse a ganar algo de sueño de calidad.
No es que Naruto no se aburriera de estar encerrado toda la mañana sin hacer nada, pero el saber que lo hacía por Sasuke conseguía que sintiera que valía la pena. Además, con sus clones trabajando por ahí, no es como si realmente estuviera solo holgazaneando.
Suspirando de aburrimiento, caminó hacia la cama donde su pareja reposaba y se sentó en el piso junto a ella, apoyando los brazos sobre el colchón y su barbilla encima de sus antebrazos. Sasuke se veía tan pacífico así, como pocas veces lo había visto. Estaba de lado, encarándolo, así que podía ver su relajado rostro con total libertad. Su pecho subía y bajaba despacio, indicando su acompasada respiración.
Su vista lo recorrió despacio hasta detenerse en su abdomen.
Sasuke estaba en cinta.
Iba a tener un bebé suyo.
Aún no podía creérselo. Iba a ser papá.
Ni siquiera se había planteado la idea de tener hijos antes pero, ahora que esta era su realidad, no podía sentir otra cosa que no fuera felicidad y emoción. Y nervios, muchos nervios.
Iba a tener un hijo con el amor de su vida y le preocupaba si podría ser un buen padre. Al fin y al cabo, aunque había conocido a sus padres, fue por muy poco tiempo y cuando ya había sido un adolescente. Aunque quería mucho a sus padres, realmente nunca los tuvo presentes en su vida. ¿Cómo conseguiría ser un buen padre si no tenía ningún ejemplo?
Sí era cierto que Iruka-sensei era como un padre para él, pero no era lo mismo.
Su rostro se deformó en un puchero, afligido.
No le quedaba de otra que dar lo mejor de sí y confiar que, con Sasuke a su lado, podría afrontarlo todo.
— ¿Qué pasa?
Su cuerpo dio un respingo ante la inesperada pregunta.
El omega le miraba con ojos somnolientos y el ceño ligeramente fruncido.
—Nada, solo estaba pensando.
—Hn, eso lo explica.
Naruto arrugó la cara.
— ¿Qué se supone que significa eso?
—Que piensas demasiado. —musitó, irguiéndose sobre el colchón. — ¿Qué te preocupa?
El rubio se levantó para sentarse en la cama junto a su compañero, rascándose la nuca en un deje avergonzado.
—No sé si… Si seré un buen padre. —murmuró en voz baja, sus ojos volviéndose a desviar al vientre de Sasuke.
Este soltó una risa con sorna.
—Naruto. —habló con firmeza. —Ya eres un buen padre.
El alfa parpadeó, confuso.
— ¿Cómo?
—Confía en mí. No tienes nada de qué preocuparte. —Si uno de los dos debería cuestionar su habilidad para ser un buen padre, definitivamente no era Naruto.
Sin decir nada más, tomó una de las manos del alfa y la presionó con suavidad contra su vientre, a lo que este no pudo evitar sonreír y acariciarle por encima de la ropa con el pulgar.
— ¿Lo ves?
En lugar de responder con palabras, el rubio se inclinó hacia adelante para juntar sus labios, besándole con cariño. Cuando iba a apartarse, Sasuke lo retuvo en su lugar por el cuello, profundizando el beso. La mano del alfa subió hasta su mejilla y se mantuvo ahí, acunando su rostro.
Mientras estaba distraído con el beso, la mano del omega dejó su nuca y bajó hasta su pecho, sintiendo la dureza de sus pectorales por encima de la ropa y, luego, sus abdominales.
La caricia le tomó por sorpresa y se separó del pelinegro con las mejillas rojas. Había inseguridad en los pozos profundos de sus ojos, junto con un brillo singular.
—Ya hemos hecho esto antes. —le recordó Sasuke, intuyendo lo que su expresión le decía. — ¿Por qué dudas?
—Ya lo sé. Pero tú…—tú no lo recuerdas. Quiso decirle, pero las palabras no salieron de su boca.
Sin embargo, Sasuke pareció leer en sus ojos lo que su boca no pudo articular.
—Dame algo que recordar, entonces.
— ¿Estás seguro?
El Uchiha rodó los ojos. Si ya hasta estaba preñado, que era lo que tal vez pudiera haberle hecho dudar antes. No habría ninguna consecuencia que no estuvieran experimentando ya.
—Vamos, alfa. —le susurró contra sus labios, atrayéndole por el cuello de nuevo mientras enredaba sus dedos entre los cabellos rubios del ojiazul. Este, hipnotizado, solo cerró los ojos y giró el rostro levemente para besarle una vez más.
El contacto era cálido y acogedor, sus labios acariciándose cariñosamente entre sí, hasta que la lengua del Uchiha se deslizó por encima de los labios de su alfa, exigiéndole profundizar el beso. Cuando sus lenguas se encontraron, Naruto tuvo que reprimir el impulso de dejar escapar un gemido gustoso, sus sentidos embriagándose con el sabor de Sasuke, el olor de Sasuke, el calor de Sasuke… Todo Sasuke.
Sus manos se deslizaron por la cintura del omega, acariciándole por encima de la ropa. La mano de Sasuke, que antes se encontraba en su cabello, se encargó de bajar la cremallera de su chaqueta y abrírsela, dirigiéndose después a la orilla de su camiseta para subírsela, palpando la piel de su abdomen con las yemas de sus dedos.
El alfa se separó del besó, jadeando y con las mejillas arreboladas, y aprovechó ese instante para terminar de quitarse la chaqueta y luego la camiseta que tenía enrollada en su pecho. Una vez con el torso descubierto, se apresuró a dejar a su omega en las mismas condiciones antes de volver a unir sus labios. La mano de su compañero se deslizó por los músculos de su espalda, sintiéndolos tensarse bajo su tacto, mientras él recorría su pecho con una y su espalda baja con la otra, sus dedos acercándose peligrosamente a la orilla de su pantalón.
La piel de su omega era cálida y, oh, tan suave. Quería tomarse el tiempo de recorrerlo entero, de hacer las cosas con calma, no como durante su celo, cuando "calma" era algo que no se habían podido dar el lujo de tener, con lo necesitado que había estado Sasuke. Quería saber cómo sería finalmente hacer el amor con él, que los ojos del Uchiha lo miraran directamente con la conciencia bien despierta y le reconocieran. Que fuera su nombre lo que saliera de esos labios que lo tenían idiotizado en ese momento.
—Mmm… Sasuke. —murmuró sintiéndose mareado cuando la boca de su compañero se separó de la suya para tomar aire.
El olor de su excitación le golpeó como ladrillo en sus fosas nasales, y sabía que el Uchiha también podía oler su propio deseo.
Sasuke le rozó una mejilla con la nariz, bajando por su cuello hasta su hombro, donde se dedicó a aspirar el aroma del alfa durante unos cuantos segundos durante los cuales Naruto no se movió y se limitó a otorgarle total acceso. Tembló cuando sintió a su omega besarle la marca y rozarle con los colmillos, presionando ligeramente la piel sin llegar a romperla.
Sus párpados se cerraron y sus brazos se envolvieron alrededor del omega mientras permitía que este le besara el cuello y el hombro despacio. Alzó el mentón cuando Sasuke le besó la línea de su quijada, su mano enredada entre mechones rubios de cabello y sujetándole para que no pudiera apartarse. No es que quisiera, tampoco.
Cuando los labios de su omega volvieron a buscar los suyos, casi gimió de gusto. Sus manos reanudaron su paseo por el cuerpo de Sasuke, pasando por toda la extensión de su espalda hasta detenerse en la curva de sus nalgas, aún cubiertas por el pantalón, y apretar con suavidad. En respuesta, los dedos que se aferraban a su cabello afianzaron su agarre.
La lengua de su compañero se enredó con la suya una vez más, sus bocas chocando con sonidos húmedos que le hacían querer más, más, más…
En un impulso, empujó a Sasuke hasta que su espalda quedó pegada al colchón y sus manos quedaron cada una a un lado de su rostro.
Y entonces lo miró.
Eléctricos y profundos ojos lo observaban penetrantes, fijos en él. Había deseo en su mirada, pero no nublaba toda señal de conciencia como antes. Sasuke lo estaba viendo a él, estaba compartiendo esto con él. Estaba al cien de sus sentidos y le quería. Quería hacer esto con él. Lo veía a él, con esos ojos disparejos que tanto le gustaban, un rinnegan y un ojo oscuro como el ébano, con sus mejillas sonrosadas y con los labios ligeramente hinchados por sus besos.
Sintió que sus ojos comenzaban a picarle, lágrimas humedeciéndole ligeramente sus globos oculares, pero sin llegar a derramarse por sus mejillas.
—Naruto. —dijo su nombre. Sasuke le llamaba por su nombre. —Usuratonkachi…—oh, por Dios.
Cortó cualquier cosa que fuera a decirle con un beso que fue tan intenso como rápido, puesto sus labios procedieron a devorar la piel de su cuello y su clavícula. Su mano izquierda se deslizó por su pecho, sintiendo el contorno de sus costillas y deteniéndose en su vientre, cubriéndolo con suma delicadeza.
Ahí, bajo su mano, crecía el hijo de ambos. Lo adoraba tanto y ni siquiera sabía su sexo aún. No le importaba tampoco. Era suyo y de Sasuke. Era de ellos. La familia que siempre quiso y que ahora tenía.
Escuchaba la respiración entrecortada de Sasuke mientras le adoraba como siempre quiso hacerlo: acariciando y besando cada rincón de su cuerpo.
—Sasuke. —besó su mandíbula. —Voy a…—besó la comisura de sus labios. —Voy a quitarte esto. —advirtió, sus manos encontrando la orilla de su pantalón.
—Hm…—murmuró, su propia mano bajando hasta aferrarse en la orilla del pantalón del rubio y halándola hacia abajo. —Tú también quítatelo.
Sin perder tiempo, deslizó lo que le quedaba de ropa al Uchiha por sus piernas, arrojando todo a algún rincón de la habitación. Volvía a tener a su omega desnudo debajo de él, el aroma de su excitación golpeándole directamente desde la fuente.
Tragó duro.
Sasuke se había apoyado en su único codo para alzarse ligeramente y había separado las piernas para él, para que pudiera acomodarse entre ellas, sin ningún tipo de vergüenza. Incluso tuvo la osadía de permitir que un brillo de burla apareciera en sus ojos al ver lo anonado que el alfa se había quedado frente a él.
— ¿Qué pasa? —oyó que le preguntaba, pero no estaba seguro de si sería capaz de responderle. — ¿Qué te detiene, miedosito?
Eso lo hizo reaccionar.
Tomó sus caderas y las junto con las suyas, lanzándose a saborear sus labios. Sintió un tironeo en sus pantalones, lo que le recordó que no se los había quitado. Apartándose un poco, se liberó de todo pedazo de tela que los separara y volvió a unir sus centros. Gimió contra los labios del omega en el instante que sus miembros hicieron contacto. La mano de Sasuke se aferró a su espalda baja y sus caderas se movieron, frotándose contra él. Sus propias caderas se agitaron en respuesta, sintiendo la necesidad de descargar de alguna manera la energía que tenía acumulada.
Cuando se soltó de sus labios buscó sus ojos de nuevo.
—Sasuke, ¿puedo…?—un jadeo lo interrumpió, sintiéndose incapaz de controlar su propia respiración. — ¿me dejas probarte?
Ojos disparejos se abrieron ligeramente por la petición y luego se entrecerraron con un brillo peculiar resplandeciendo en ellos.
—Puedes hacer lo que quieras, siempre. —ojos cielo se abrieron desmesuradamente. —No tienes que preguntar. —su voz era suave y tranquila, como terciopelo. —Yo soy tuyo. —una pálida mano acunó su mejilla, sus ojos azules centellaron. —Y tú eres mío. —declaró, como una verdad absoluta. — ¿No es así, Naruto?
Sintiéndose incapaz de responder, asintió con la cabeza.
Sí.
Sasuke era su dueño, de eso no había ninguna duda. Siempre lo había sido. Desde el momento en que sus miradas se cruzaron por primera vez tantos años atrás.
Y él también le pertenecía. Era suyo. Su omega.
El omega para su alfa.
El alfa para su omega.
Le besó los labios despacio, tratando de transmitirle todo el amor que sentía por él. Luego bajó a su barbilla, pasando por su garganta hasta rozarle la clavícula con los dientes. Bajó otro poco para tomar uno de sus pezones con los labios, sintiéndolo duro a su tacto. Prosiguió a hacer lo mismo con el otro, mordisqueándolo con suavidad. El cuerpo debajo de él tembló ligeramente y decidió bajar por su abdomen, depositando un beso justo en el centro de su vientre, donde ahora moraba su futuro hijo.
Bajando un poco más se encontró cara a cara con su enrojecido miembro. Este se alzaba erecto y orgulloso contra su vientre, enrojecido y palpitante. Lo rodeó con su mano y acarició despacio de arriba abajo, sintiendo toda su longitud y enfocando sus ojos en Sasuke. Este lo miraba fijamente con las mejillas acaloradas y la mandíbula tensa.
Sin despegar sus miradas comenzó a mover su mano con un poco más de confianza, sintiendo la dureza de la piel y como las venas palpitaban contra su palma. Acercó su rostro y besó la base, sintiendo como su compañero se estremecía ante el contacto. Decidió probarlo con su lengua y la deslizó húmeda y caliente desde la base hasta la punta.
Entonces comenzó a estimularlo tanto con sus manos como con su lengua, saboreando cada centímetro y sintiendo como unos dedos se aferraban a su cabello con fuerza. Escuchaba la respiración pesada de Sasuke y lo sentía sujetarse a él, pero ningún sonido salía de sus labios.
No pudo evitar recordar como este había gemido tendido y sonoro durante el pico de su celo, embriagado por las sensaciones y sus caricias. Sus bellos labios húmedos y entreabiertos dejando escapar sonidos tan eróticos que no creyó que fuera capaz de hacer.
Ahora no. Ahora el único sonido que se escuchaba era su respiración y el contacto húmedo de los labios de Naruto contra su erección, besando, lamiendo y chupando.
Pasó la lengua por la sensible punta, limpiando los rastros de líquido preseminal que habían comenzado a salir y capturando el glande entre sus labios. Sin pensarlo demasiado, lo introdujo cuanto pudo en su boca, y el cuerpo del omega respondió instantáneamente arqueándose hermosamente para él, Sasuke echando su cabeza hacia atrás y exclamando algo que sonó como una maldición.
Lo tomó en su boca sin miramientos, su mano enrollada en la base, sujetándolo. Lo chupó como si fuera el mejor postre que hubiera probado nunca. Lo sentía duro y caliente en su boca, y al mismo tiempo tan sensible.
—M-Mierda, Naruto. —la mano aferrándose de sus cabellos lo jaló con fuerza al punto de resultarle doloroso, pero no lo suficiente para apartarlo. —Voy a…—esa fue toda la advertencia que tuvo antes de sentir un líquido caliente aterrizando en su garganta.
Tragó todo. Hasta la última gota.
Entonces liberó su miembro y le besó el interior de su muslo izquierdo. Lo observó respirar pesadamente por la boca, sus pupilas siguiendo todos sus movimientos.
Sujetó sus piernas por debajo de las rodillas y las alzó ligeramente, abriéndolas un poco más para tener mejor acceso. Su mano bajó hasta la curva de su trasero y se atrevió a tocar la humedad que había en medio. La yema de sus dedos acarició en círculos su entrada, empapándose de su excitación.
Un dedo se introdujo, palpando despacio las paredes interiores del pelinegro. Estaba tan mojado y ardiente que le hizo jadear. Metió y sacó su dedo despacio, pronto añadiendo un segundo. Los abrió ligeramente simulando tijeras, estirando lo más posible su entrada para poder agregar un tercer dedo.
Comenzó a follarlo así, con sus dígitos, intentando encontrar su próstata, curvando sus dedos y frotándolos en su interior. Las caderas de Sasuke comenzaron a seguir sus movimientos involuntariamente, mientras que el Uchiha había echado la cabeza hacia atrás y se había tapado el rostro con su mano, abrumado por las sensaciones que experimentaba. Entonces sus dedos presionaron un punto dentro de él que le hizo cerrar los ojos con fuerza, una especie de gemido muriendo en su garganta, sin llegar a salir.
Los dedos de Naruto se enfocaron durante unos segundos en ese lugar, observando su cuerpo comenzar a temblar por sus caricias. Entonces sacó sus dedos, llevándolos a su boca sin poder refrenarse, queriendo probar directamente aquello que olía tan bien. Por suerte, Sasuke no estaba mirándolo y no tendría que enfrentarlo por lo que estaba haciendo. Se tragó cada gota, dejando su mano limpia.
Volvió a tomarlo por debajo de las rodillas para levantar sus piernas hasta su pecho, permitiéndole un mejor acceso para poder penetrarlo. Buscó la mirada del omega pero este la evadía, negras y sedosas hebras de cabello cubriendo más de la mitad de su rostro y su mano cubriendo la otra mitad.
— ¿Sasuke? —le llamó en un susurro. El aludido exhaló y giró el rostro para verle. Le miraba con ojos brillantes y extrañamente expresivos. Cálidos.
—Está bien. —le dio su permiso de nuevo.
Naruto asintió y tomó su miembro, dirigiéndolo a su entrada y presionando con suavidad hasta que la punta estuvo dentro. Una mano se aferró a su nuca y lo haló hacia adelante, siendo recibido por unos labios que le besaban con fervor.
Pensó fugazmente que para Sasuke esta era como su primera vez, que tal vez se sintiera tan embargado de emociones como él mismo se había sentido unas semanas atrás, durante su celo. Pero esta vez lo estaban compartiendo juntos, como una pareja en todas las de la ley. Esta vez ambos estaban dando un nuevo paso unidos.
Correspondió al beso que su compañero le ofrecía y empujó las caderas para entrar de un solo y limpio movimiento. Las paredes internas del Uchiha se abrieron para él, calientes y húmedas como recordaba, envolviendo toda su longitud en un abrazo que lo enloquecía.
Sintió a Sasuke tensarse ante sus acciones y separar los labios en un jadeo contra su boca. Cuando sus labios se separaron, también lo hicieron sus caderas. Sus ojos se mantuvieron cerrados y podía sentir la mirada de Sasuke fija en él.
Y entonces empujó. Se dedicó a sentir cada milímetro de su calor interior meciéndose despacio, saliendo hasta que solo el glande quedara dentro y luego volviendo entrar hasta el fondo y que sus caderas se tocaran.
Así quiso hacerle el amor la primera vez: despacio, sin prisas.
Mantuvo cerrados los párpados durante algunos minutos, solo disfrutando del sentir. Sasuke no se quejó, ni le apresuró, ni soltó una sola palabra. Le permitió tenerlo así, amándolo despacio. Sabía que el que compartieran esto juntos, dando su total y pleno consentimiento, significaba todo para Naruto. Así que se limitó a contemplarlo: sus ojos cerrados, sus cejas levemente fruncidas en concentración, la mandíbula tensa, sus mejillas completamente rojas, sus labios hinchados y ligeramente entreabiertos…
Dejó que el sharingan grabara a fuego esa imagen en su mente: la imagen de Naruto entregándose a él al mismo tiempo que recibía todo de él.
Podía sentir como cada milímetro del miembro de su alfa se frotaba en su interior, llenándolo por completo y haciendo que el placer se extendiera por su cuerpo como una corriente eléctrica hasta la punta de sus pies. La necesidad de sentirlo más, más rápido, con más fuerza era grande, pero se contuvo. Quería que el rubio lo hiciera a su modo, que fuera especial tal y como lo deseaba, así que no le pediría nada.
Destellantes ojos azules lo miraron y sintió a su corazón dar un vuelco. Naruto lo miraba como si fuera el ser más hermoso y especial sobre la faz de la Tierra, como si fuera único en el mundo.
—Idiota. —no pudo contenerse a llamarlo así, cariño disfrazado de insulto.
Una risa suave vibró en el pecho del alfa.
Sus manos soltaron sus piernas y, sin que se lo pidiera, estas le rodearon la cintura. El brazo de Sasuke se deslizó por la espalda del rubio en lo que este volvía a besarle, envolviéndolo con sus brazos y su cuerpo hasta prácticamente aplastarlo.
Al separarse, Naruto mantuvo unidas sus frentes mientras que sus manos se enterraban en el colchón para darse apoyo.
Y empujó. Esta vez con más fuerza, golpeando su interior y consiguiendo que a Sasuke abriera más los ojos y boqueara por la sorpresa. Comenzó a embestirlo con firmeza, abriéndose paso dentro de su estrecha cavidad de lo recibía gustosa. Era rápido y certero, los sonidos húmedos de sus caderas chocando casi taladrándole los oídos.
—Ah, Sasuke…—gimió, apretando los ojos durante un segundo y empuñando las manos.
Enterró los dedos en su espalda, clavándole las uñas, y no pudo evitar el gemido que a él también se le escapó de sus labios ante una dura estocada, haciéndole arquear la columna y echar la cabeza hacia atrás.
—Ngh, Sasuke, Sasuke, Sasuke…
Tenía que haber sabido desde el principio que Naruto no se callaba ni durante el sexo. Aunque no lo culpaba, puesto que a él le estaba costando demasiado esfuerzo evitar expresar vocalmente el placer que se extendía en oleadas por todo su cuerpo. Cada extremo de su piel se encontraba sumamente sensible y el tacto de su alfa era como fuego. Fuego por el cual se dejaría consumir gustoso.
Una lengua serpenteó por su garganta y se dio cuenta que estaba tan abrumado por todas sensaciones que le envolvían que no notó que Naruto había vuelto a inclinarse sobre él para degustar su piel.
—Narut-ugh.—no pudo evitar temblar cuando esa lengua pasó por encima de su marca.
—Mmm…—murmuró este, toda su atención puesta en idolatrar la cicatriz en la base del cuello de su compañero. El ritmo de sus embestidas se tornó torpe y errático. Estaba cerca. —Te sientes tan bien. —murmuró con voz ronca, extasiado. El interior de Sasuke era abrasador, delicioso. Se ajustaba a él como un guante y le aprisionaba como si no quisiera dejarle ir. —Sas-aah…
—Tú también…—le contestó una voz sin aliento en su oreja. —Te sientes bien, nh-, dentro de mí.
Si hubiera estado de pie posiblemente se hubiera caído hacia atrás por sus palabras, su voz aterciopelada acariciándole el oído.
Eso era justo lo que quería, hacerlo sentir bien y expresarle todos sus sentimientos con su cuerpo. Escucharlo gemir porque le gustaba que lo tocara.
Sabía que Sasuke se estaba conteniendo. Ya había tenido la oportunidad de escucharlo desenvolverse libremente cuando cuidó de él durante el pico de su celo, gimiendo y retorciéndose debajo de su cuerpo, cegado por el placer. Dejaría que Sasuke se soltara poco a poco, no lo presionaría. Era curioso como estar desnudo no parecía presentar ningún problema para Sasuke, pero demostrar lo que él consideraba como una debilidad… Mostrarse tan vulnerable era algo que iba en contra de su personalidad y de cómo había vivido hasta ahora, pero Naruto sabía que con él tiempo se abriría a él. Esta era solo la primera vez, y le demostraría a su compañero que le atesoraría y no pensaría menos de él aun viendo su lado más íntimo.
Sintió cómo le costaba cada vez más moverse, señal de que su nudo se formaría pronto. Apoyó las rodillas contra la cama y se irguió un poco, sujetando a su omega por las caderas con una mano y la otra envolviendo su ya olvidada erección para comenzar a acariciarlo al mismo ritmo de sus penetraciones. Quería que Sasuke llegara a su orgasmo antes que anudarlo.
Le observó arquearse bellamente, su pecho desnudo y brillante por el sudor expuesto para él. Cada línea, cada contorno, cada músculo… Sasuke era hermoso, siempre lo había sido. No por nada tenía su propio club de fans antes de que se presentaran respectivamente como alfa y omega. Pero esta vista de Sasuke, de su cuerpo, de su piel enrojecida, sudada y marcada por sus besos… Esta vista de Sasuke entregándose a él voluntariamente e intentando no sucumbir ante el placer… Era solo suya. Su alfa interior gruñó orgulloso y posesivo solo por ese pensamiento.
Identificó el instante en el que Sasuke llegó a su límite, perdiendo su filtro momentáneamente cuando sus ojos se desenfocaron y sus labios se separaron en un gemido entrecortado, su mano aferrándose a las sábanas antes de correrse en su mano, su semen salpicándolos a ambos.
—Nah-aaah-rut-ooh…—murmuró, su cuerpo vibrando. —Naruto… ¡Gah! —exclamó cuando sintió la presión de la hinchazón en la base del pene del alfa presionarse contra su próstata.
Escuchó a Naruto soltar algo que debió estar en medio de un gruñido y un sollozo y pronto todo en lo que podía pensar era en cómo su alfa lo llenaba de un líquido caliente y espeso, su omega interior ronroneando de gusto al ser impregnado por su compañero de vida.
Una boca cubrió la suya amorosamente y una mano buscó la suya y entrelazó sus dedos.
—Eso fue increíble. —susurró el ojiazul, apoyando su frente contra el hombro del pelinegro. Este le respondió con un "hum" y apretó ligeramente su mano.
El miembro de Naruto seguía eyaculando en su interior y el nudo que los mantenía unidos evitaba que se escapara una sola gota. Extrañamente esto le hizo sentir satisfecho. Probablemente alguno de esos instintos más primitivos que él, como omega, experimentaba. Tal vez el rubio sintiera algo parecido, considerando que le sentía muy cómodo encima suyo. Podía apostar que estaba sonriendo.
Unos minutos más tarde, cuando sus corazones hubieron desacelerado y la hinchazón en su miembro disminuyó lo suficiente, el alfa retrajo su miembro de la cálida cueva que lo albergaba, un chorro de semen siguiéndole y deslizándose hasta formar un pequeño charco en las sábanas.
La cara le ardió por la vergüenza pero el que Sasuke no mencionara nada lo tranquilizó. Su omega se limitó a sentarse y, sin decir nada, le sostuvo suavemente por el cuello y le atrajo para depositar un beso en la marca en el inicio de su hombro. El corazón le dio un vuelco y no se resistió al impulso de abrazarlo y enterrar su rostro en el hueco cuello, respirando su aroma a omega en cinta junto con el potente olor a sexo que les rodeaba.
—No estuvo mal. —murmuró el Uchiha contra su piel, entregándose al abrazo. A Naruto le tomó algunos segundos comprender que Sasuke estaba respondiendo a lo que había dicho anteriormente y sus labios se curvaron en una pequeña sonrisa. —Ahora ambos tenemos algo que recordar.
En respuesta, el alfa solo le abrazó con más fuerza y musitó algo que no logró comprender.
Estuvieron en esa posición durante un rato hasta que Sasuke lo apartó para asearse y que pudieran salir a buscar algo de comer. Aunque no lo dijera en voz alta, se estaba muriendo de hambre.
Una semana después retomaron su viaje.
Pasaron un par de meses yendo de aquí para allá, deteniéndose a ayudar en pequeñas villas y pueblos que parecían necesitarlo, pero sin encontrar ninguna especie de amenaza o peligro.
Naruto lo prefería así, la tranquilidad que les acompañaba y el poder pasar tiempo con su compañero. A pesar de no hallar ninguna especie de reto durante su día a día, tampoco se aburrían. El rubio alfa podía hablar hasta por los codos y no dejaba de contarle a Sasuke todo lo que había hecho durante los dos años que estuvieron separados.
Le hablaba de los niños de la academia, de como se había ofrecido de voluntario para ayudar a Iruka-sensei con la nueva generación. Incluso le habló de la proposición de la pequeña Mei-chan, quien le había pedido que se casara con ella cuando fuera grande.
—Hn, ¿debería preocuparme? —le había preguntado entonces su compañero con un timbre de burla en su voz, a lo que Naruto había respondido con una sonora carcajada antes de rodearlo con sus brazos y besarle cálidamente la mejilla.
—Nop. Tú mismo lo dijiste: yo soy tuyo y tú eres mío. Nunca habrá nadie más. —la pregunta de Sasuke había sido retórica, pero le respondió de todos modos con una sonrisa dibujada en su rostro.
—Tarado.
Alardeó también por largos ratos de cómo, ahora que era el héroe de la aldea y, técnicamente, del resto del mundo también, tenía su propio club de fans. Recordaba lo mucho que le fastidiaba cuando todos perseguían a Sasuke en la Academia aunque, si era sincero, estaba seguro de que a Sasuke le fastidiaba aún más.
El Uchiha se había limitado a rodar los ojos y seguir escuchándolo hablar. Hablar y hablar… Era como si Naruto estuviera compensando todos los años separados y quisiera exterminar sus pobres oídos. Pero no le importó, escuchó cada palabra, incluyéndose a sí mismo en la conversación de vez en cuando soltando un comentario ocasional.
Otros días parecía que lo único en la mente del alfa era el niño que ahora cargaba en su vientre, porque dedicaba horas a teorizar cómo sería, lo que harían juntos, cómo reaccionarían sus amigos…
Durante esas semanas se detuvieron solo a comer, a asearse en algún río, a dormir y a descansar cuando Sasuke sufría de algún malestar debido a su embarazo. Para su fortuna, las nauseas no le duraron más que un par de semanas y no había vuelto a tener problemas con respecto a la comida, pero sí se cansaba bastante rápido y se mareaba de vez en cuando. Cuando eso ocurría, Naruto lo atraía consigo hacia la sombra de algún árbol u otro sitio cómodo para acurrucarse juntos y que su aroma lo ayudara a relajarse.
A veces esos momentos terminaban con uno de ellos o ambos tomando una siesta, y a veces resultaban con ellos haciendo el amor. Naruto siempre se derretía por dentro al tener el aroma de Sasuke rodeándole, incitándole, arrullándole… Para cuando terminaban, el pelinegro podía asegurar que la sonrisa de su alfa podría iluminar hasta el rincón más oscuro en toda la faz del planeta.
Fue una tarde, aproximadamente cuatro meses después de que hubieran dejado atrás aquella cabaña donde habían pasado el celo de Sasuke juntos, que Naruto lo notó.
Estaban matando el tiempo en un riachuelo, aprovechando para lavar algo de ropa y refrescarse un poco.
El rubio se había quedado en la orilla con los pies sumergidos en el agua, sus pantalones arremangados hasta arriba de las rodillas y el torso descubierto. Su acompañante estaba en el centro del pequeño río, con el agua llegándole debajo de las rodillas. También llevaba el torso descubierto y vestía solo con sus pantalones negros. Sacaba provecho de la fresca agua, echándosela al rostro con su mano y permitiendo que las gotas le resbalaran por el cuello y más abajo.
Pero no era la belleza natural de Sasuke lo que había llamado su atención. Cuando este se giró, quedando de perfil a su dirección, notó la fina curva que se dibujaba en la silueta de su vientre.
Donde antes era plano, ahora había un ligero abultamiento. Su embarazo comenzaba a hacerse visible.
—Oye, usuratonkachi.
Debió habérsele quedado viendo por demasiado tiempo, porque el Uchiha se había percatado de que era el blanco de su mirada desde hacía largo rato ya.
— ¿Eh?
Para cuando se dio cuenta Sasuke ya se encontraba sentado junto a él, observándolo con una ceja alzada y ojos interrogantes.
—Es solo que…—una sonrisilla se asomó en sus labios y se inclinó hacia él para rozar la piel de su abdomen con la yema de sus dedos. —Está comenzando a crecer.
Instintivamente, la mano del Uchiha se posó en su vientre al igual que sus ojos la siguieron.
Era verdad. Era una prueba física de que de verdad había un bebé creciendo en sus entrañas. Poco a poco se volvía una realidad más tangible y eso, extrañamente, no lo hizo sentir inseguro como supuso que lo haría sentir. No cuando los ojos azules de Naruto destellaban felices e ilusionados. No cuando su mano cubría la suya sobre su estómago en un toque cálido y lleno de afecto. No cuando su marca palpitaba constantemente, transmitiéndole todo el amor que su alfa sentía por él.
Naruto acarició con devoción el hinchado vientre de su compañero, ansiando poder sentir el movimiento de su bebé bajo su piel. Estaría en su quinto mes de embarazo en esos momentos y el bulto en su abdomen era evidente al tocarlo, pero se disimulaba bastante bajo sus ropas, especialmente por su capa. No duraría mucho, en todo caso. Unas semanas más y sería evidente para cualquiera que lo viera que estaba en cinta. Ni siquiera habría necesidad de ocultar su aroma ya que su estado como omega embarazado sería evidente.
— ¡Se movió! —exclamó el rubio, completamente emocionado. Su compañero curvó los labios hacia arriba casi imperceptiblemente en una pequeña sonrisa mientras observaba lo entusiasmado que se encontraba el ojiazul al sentir a su bebé patear con suavidad. — ¿Duele cuando hace eso? —preguntó con curiosidad.
—No. —le respondió el Uchiha. —Es como una leve presión, pero no duele.
El alfa le observó con una mirada curiosa y luego bajó el rostro para acercarse a su vientre, acariciándole con los pulgares.
—Hey, soy papá. —comenzó a hablar, llamando la atención de Sasuke. —Estás a gusto ahí adentro, ¿eh? —sintió otra patadita en su palma, como si le estuviera respondiendo. —Trata de no moverte mucho para que mamá esté más a gusto, ¿te parece? —y dicho esto, depositó un amoroso beso sobre el vientre del pelinegro por encima de la ropa.
Cuando volvió a alzar la vista, el omega le observaba con los ojos en blanco.
—Vuelve a llamarme mamá y necesitarás más de una sola prótesis.
El rubio frunció el ceño e hizo un puchero.
—Pero eres su madre. —se quejó.
— ¿Tengo cara de mujer para ti?
— ¿Que las madres no son quienes gestan y paren a sus hijos?
Pues sí. Técnicamente todo omega, ya fuera hombre o mujer, se convertía en madre cuando tenían sus propios hijos, pero al último Uchiha no parecía caerle en gracia el término.
—Te lo advierto, Naruto.
— ¡Hey! —frunció el ceño acentuando su puchero. —Pero si yo soy su padre, ¿entonces tú qué eres?
El pelinegro roló los ojos e hizo una mueca.
Naruto regresó una mano a su vientre y acarició en círculos.
—Tu mamá es un gruñón. —volvió a hablarle al feto. — ¡Auch, no, Sasuke, espera!
Sasuke se dejó caer agotado sobre el colchón de la casa de hospedaje donde habían rentado una habitación. Sentía el cuerpo pesado y tenía unas inmensas ganas de dormir hasta no poder más.
¿Era normal que se sintiera así de cansado? Por lo que sabía, ninguna persona enfrentaba un embarazo que fuera igual. Sí había síntomas en común, pero no siempre se presentaban todos, o a veces incluso no se presentaba ninguno. En uno de sus viajes recordaba haberse encontrado a una mujer que no sabía que estaba embarazada y de pronto entró en trabajo de parto. Para su fortuna, estaba a un par de horas de la aldea más cercana y pudo ser tratada a tiempo.
Se llevó la mano al estómago, sintiendo la dureza de su vientre de ya casi seis meses. Aún le faltaban al menos tres meses más, pero estaba completamente exhausto. Esto lo enervaba mucho, ya que no podía tolerar no estar al cien de sus sentidos. Siempre alerta y preparado para lo inesperado. Se sentía impotente, inútil. Tenía sus reservas de chakra completamente llenas y no se sentía en la capacidad de utilizarlas en caso de que fuera necesario, porque su cuerpo se sentía tan pesado…
¿Tendría que soportar esto el resto de su embarazo?
No creía que pudiera soportarlo, si fuera así. Definitivamente estar en cinta no era recomendable para un shinobi, y menos para alguien cómo él, que llevaba años viviendo en el camino y no asentado en un mismo lugar.
Un movimiento en el colchón lo alertó y le hizo abrir los ojos, que ni siquiera se había percatado de que había cerrado.
Los brillantes pozos azules de Naruto lo miraban con curiosidad y cierta preocupación, probablemente porque su estado de agotamiento era bastante evidente y apenas tenía energías para moverse.
—Creo que seguir viajando tal vez no sea muy buena idea. —el Uchiha no contestó, solo lo miró. —Estás muy cansado últimamente… Además de que dormir a la intemperie puede hacerte mal en su estado.
Quiso rodar los ojos. En verdad que sí lo quiso, pero ni siquiera para eso tenía energías.
— ¿Qué sugieres que hagamos? —decidió preguntar.
— ¿Crees que tal vez deberíamos volver a Konoha? —se aventuró a preguntar. —Sakura-chan podría echarte un vistazo… Estoy seguro de que Kakashi-sensei podría ayudarnos a encontrar un buen apartamento para los tres, donde podamos estar cómodos. Así podrías descansar y no tener que preocuparte por nada mientras nace el bebé.
Hubo un pequeño momento de mutismo, donde Sasuke se quedó observando el techo con la mirada ligeramente perdida.
¿Volver a Konoha?
—No quiero regresar aún. —fue honesto. —Pero sí tienes razón en que no podremos seguir viajando.
Naruto asintió, aceptando su decisión de no querer regresar a la aldea de la hoja, y puso una expresión pensativa en lo que se comía la cabeza intentando pensar una solución.
—Dormiré un rato. —le informó el Uchiha, sintiendo como el cansancio le vencía y le obligaba a cerrar los párpados.
El alfa estiró su mano y la colocó sobre su vientre, acariciando de arriba abajo despacio, sonriendo en el instante que sintió una leve patadita contra sus dedos. No podía esperar el momento de poder conocer a su hijo… O hija, y poder cargarle en sus brazos por primera vez.
Ojalá se pareciera mucho a Sasuke. Seguro sería el bebé más adorable del mundo.
—Descansa. —le dijo, pero su omega ya no estaba escuchándolo.
Jadeó, intentando recuperar el aliento.
Depositó un beso húmedo en el hombro de su amante, sobre su marca de apareamiento. Su lengua se deslizó sobre la cicatriz y luego sobre su pulso, sintiendo el acelerado palpitar.
Escuchó a su omega exhalar pesadamente, tratando de estabilizar su respiración luego de la ronda que acababan de terminar.
Naruto le abrazaba por la espalda, aún sujetándole de las caderas al no haberse recuperado de la reciente formación de su nudo, que le mantenía unido a Sasuke mientras lo llenaba. Inútilmente, cabía resaltar, puesto que su compañero estaba ya bastante bien preñado.
Sintiendo su respiración relajarse un poco, el agarre de sus manos en las pálidas caderas se suavizó, convirtiéndose en distraídas caricias sobre su cremosa piel, bajando un poco por sus muslos y volviendo a subir hasta su cintura, para luego deslizarse por su abultado vientre.
Sus labios volvieron a su hombro, donde besaron un poco más la piel disponible hasta su nuca, deteniéndose en su cabello.
—He estado pensando…—comenzó, su aliento chocando con suavidad contra la piel del Uchiha.
—Mala idea.
— ¡Hey! —se quejó, frunciendo los labios en un puchero que el pelinegro no era capaz de ver, pero sí de imaginar. —Hablo en serio.
—Hn. —fue la respuesta del Uchiha, quien, a decir verdad, estaba bastante distraído por las manos que seguían deslizándose por su piel desnuda.
—Te decía que he estado pensando…—retomó su punto. —Y creo que tal vez podríamos volver a utilizar la cabaña donde estuvimos para tu celo. Podría mandar clones para que la reparen y, cuando esté lista, podríamos quedarnos ahí el tiempo que quieras.
Sasuke se mantuvo un tiempo en silencio y, como estaba de espaldas a él, el rubio alfa no pudo saber qué clase de pensamientos estarían cruzando por su mente. La propuesta ya estaba en el aire, era cuestión de si el Uchiha la aceptaba o no. Y si no, entonces trataría de buscar otra solución.
Sus manos se detuvieron a reposar sobre su vientre, estirándose para abarcar todo el espacio que pudieran, queriendo sentir al pequeño que moraba dentro. La idea de que pronto sería padre aún le sonaba increíble y le llenaba de dicha. Tendría un hijo con la persona a quien más amaba en todo el mundo, serían una familia después de haber perdido tanto…
—Podría funcionar…—respondió al fin el pelinegro, su voz ligeramente rasposa.
Naruto sonrió contra su piel y buscó la mano de Sasuke para entrelazar sus dedos, a lo que su compañero reciprocó apretando ligeramente su mano en señal de afecto.
A los siete meses de estar viajando juntos fue que Sasuke tomó la decisión definitiva de asentarse en la cabaña que habían compartido meses atrás.
Naruto sí había mandado clones a reparar la vieja estructura de la cabaña hacía varias semanas atrás, así que para cuando llegaran tendrían lo necesario para vivir ahí por el tiempo que estimaran mejor. Había conseguido un futón lo suficientemente grande para tres personas, porque necesitarían más espacio una vez que el bebé hubiera nacido. Además, había recibido cierta ayuda de Kakashi, a quien había escrito las noticias en una de sus tantas cartas hacía un tiempo atrás, para asegurarse de tener suficiente dinero para poder encargarse debidamente de su hijo.
El alfa quiso insistirle a su compañero que fueran a visitar a aquel médico al cuál Naruto le había pedido consejo tantos meses atrás, pero el Uchiha se negó. No estaba de humor para ver a ningún médico, y mucho menos que alguien que no fuera su compañero lo tocara.
Naruto, siendo tan cabezota como era, no dejó de insistir. Para su mala suerte, Sasuke era igual de cabezota que él y no dio su brazo a torcer. Se quedaría allí, dentro de la cabaña, y nada ni nadie lo haría moverse a la villa más cercana para tener que lidiar con un médico.
Así llegó al octavo mes de su embarazo.
No era estúpido, en ningún momento se le pasaron por la cabeza las ideas de que estaba gordo ni nada por el estilo. Estaba cien por ciento consciente de que estaba de encargo y que su vientre se encontraba así de abultado por el bebé que cada día crecía más a prisa. Pero esto no quería decir que se sintiera cómodo de ninguna forma.
Su vientre había crecido tanto que había limitado tanto su capacidad de movimiento que las pocas energías que tenía las ocupaba para maldecir cada cosa que veía.
¡Él era un shinobi, maldita sea!
Estaba entrenado para estar en constante movimiento y completar misiones, no para pasar todo el día sin hacer nada más allá de leer porque el bulto en su abdomen no se lo permitía. Ni siquiera podía dormir bien, ya que las patadas que sus órganos recibían constantemente no se lo permitían.
Su único consuelo era la paciencia que su alfa parecía tener con él, lo que le hacía pensar que tal vez Naruto había madurado más de lo que había creído originalmente. ¿Desde cuando era tan paciente, si de chicos apenas podía esperar los tres minutos que tardaba el ramen en cocinarse?
No pensaba volverse a dejar embarazar otra vez. No creía que podría soportar ese estado de inutilidad una segunda ocasión.
— ¡Hey, Sasuke! —como si lo hubiera llamado con sus pensamientos, Naruto entró energéticamente a la cabaña y se dirigió al futón donde se encontraba acostado para sentarse junto a él, agitando unos trozos de papel en su mano. — ¡Es una carta de Kakashi-sensei! —le mostró otro papel. —Y una de Sakura-chan.
— ¿Y qué dicen?
—Bueno, Sakura-chan dice que eres un idiota por no dejar que un médico te revise. —recibió un golpe en su brazo que probablemente dejaría un moretón, pero no se inmutó. —Y que puede venir a ayudar con el parto si quieres.
—No.
—Pero Sas-
—He dicho que no.
— ¡Olvida esa actitud de bastardo y deja que Sakura-chan venga a ayudarte! Sabes que es la mejor ninja médico que hay, y además…
—No quiero que Sakura ni ninguna otra persona se acerquen a mí mientras esté así. —declaró con voz severa, clara señal de que no cambiaría de opinión.
—Sakura-chan sabe de tu embarazo y no pensará na-
—No, Naruto.
Puede que fuera irracional de su parte, pero sus instintos le gritaban que no dejara a nadie que no fuera su compañero acercarse a él y a su cría. El instinto era tan fuerte que opacaba su lógica, lo cual quería decir que en verdad no permitiría que nadie llegara a asistirle en el parto.
— ¡Pero podría ser peligroso! —le insistió. — ¿Qué sabemos tú y yo de partos y recién nacidos?
—Ya cállate y déjame dormir.
El rubio se mordió la lengua con fuerza para no lanzarle una sarta de improperios a su omega, quien ya se encontraba de muy mal humor.
Bien, si Sasuke no quería llamar a Sakura, lo haría él mismo sin que lo supiera. No pensaba arriesgarlo ni a él ni a su bebé solo por su estúpida terquedad. Al fin y al cabo, llevarle la contraria a Sasuke era algo en lo que era experto. Hasta podría decirse que tenía un título exclusivo para ello.
Para distraerse, llevó su mano al abultado vientre de su compañero y acarició en círculos, sintiendo la firme piel por sobre la holgada camisa que llevaba puesta. El Uchiha de lleno lo ignoró, pero al menos no lo apartó.
Sintió un golpecito contra su palma y sonrió sin poder evitarlo, dejando de lado su molestia. Se acercó un poco más y apoyó con cuidado su mejilla contra el lugar donde había sentido la patadita de su bebé. Pensó que Sasuke tal vez ya se hubiera dormido, ya que no se inmutó por sus acciones, además de que respiraba acompasadamente, su pecho subiendo y bajando despacio.
—Mamá está actuando como un idiota, ¿no crees? —musitó en un susurro, sus dedos paseando distraídamente por la extensión de su vientre. —Tal vez tu podrías convencerlo… ¿Eh, pequeñito?
Sintió un tirón en la cabeza, no lo suficientemente fuerte para apartarlo de donde estaba pero sí para que le doliera.
—Estúpido. —escuchó la voz de su compañero y luego sintió dedos acariciarle el cuero cabelludo.
—Bastardo. —musitó en respuesta, cerrando los ojos y asomando una sonrisa por sus labios.
A Naruto se le cruzó el pensamiento de que vivía por estos pequeños momentos. Atesoraría a su familia como su posesión más valiosa y disfrutaría de cada momento. No cambiaría nada de lo que tenía no importa que pudieran ofrecerle. Tan solo tener a Sasuke con él, que le permitiera amarlo y que le amara de vuelta, era suficiente. No hubiera pedido nada más.
Ahora que, además de eso, tenían un bebé en camino, se encargaría de protegerlo con todo de sí. Haría lo que fuera para conservar a su familia consigo.
La mano en su cabello de deslizó hasta alcanzar la suya propia y entrelazar sus dedos, quedando ambas sobre el lugar donde moraba su primogénito. Aprovechó el momento para incorporarse y estirarse, besando al Uchiha en sus labios.
—Te amo. —murmuró, ojos disparejos y somnolientos observándole atentamente.
—Hn, usuratonkachi…
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N/A: Les aviso que ya publiqué el primer one-shot de la colección ligada a esta historia :) Estarán ubicados en la infancia y adolescencia de Naruto, principalmente, así que si hay alguna escena que les interese en particular saber cómo se desarrolla en esta historia, pueden dejar un comentario y tal vez lo escriba :D
También me disculpo por tardar tanto xd Probablemente el último capítulo también tarde por lo menos un mes en aparecer XD
Saludos.
