499 palabras (después de pasar media tarde haciendo desaparecer 150 XD).


4. Amistad

Bajo su atenta vigilancia, Duo comenzó evaluando esa misma mañana el estado físico de sus hombres, mostrándoles distintos ejercicios que debían repetir. Había bastado que los hiciera como ejemplo para ganarse la admiración de su equipo.

—¡Usted es muy rápido! —exclamó uno, secundado por los otros.

Heero entrecerró los ojos. Si bien era cierto que tenía la misma agilidad que a los quince, tampoco era para volverse locos. Él sin duda podía igualarlo.

Duo les sonrió en total acuerdo, confirmando que era excepcional. Heero bufó contrariado, ahora que lo pensaba, Duo nunca había sido alguien humilde, al contrario, desde que se conocieron actuó como un creído pretendiendo salvar a Relena.

Claro que cualidades tenía de sobra, ojalá una de ellas fuera la modestia.

—¿Por qué les sorprende tanto? —dijo apuntándolo—. Lo tienen aquí, deberían estar acostumbrados.

—No conocíamos a nadie más rápido que el jefe —le respondió uno al que Heero, de tener un arma en la mano, le hubiese disparado sin dudar. ¿Duo más rápido que él?

Duo le miró y apretó los labios reprimiendo la risa, antes de volver a hablar como si no hubiese notado nada.

—Comiencen —ordenó jocoso— y pronto podrán igualarme.

Heero apretó los dientes. Que alguien más les diera órdenes a sus hombres era una violación a su cadena de mando, y que para peor fuese él, quien precisamente le había robado el control tantos años atrás, solo contribuía a aumentar su incomodidad. Todavía no podía creer que el trenzado de sus pesadillas estaba ahí, invadiendo su espacio.

Cuando llegó el momento del descanso, descubrió que la mañana se le había hecho eterna.

—Pregúntale al amigo del jefe si quiere almorzar con nosotros —animó uno.

Al escuchar "al amigo del jefe" ambos voltearon en esa dirección. Heero supo que algo de incredulidad se alcanzó a filtrar en su rostro, y que Duo vio claramente a través de él.

—¿Por qué creen que somos amigos? —preguntó Duo con franca curiosidad. Heero tampoco entendía cómo llegaron a esa conclusión, ni quiera habían cruzado más que unas pocas palabras cuando lo presentó como un "agente de Preventers que viene a cuestionar nuestro trabajo" y Duo le había agradecido con divertido sarcasmo su "amable introducción".

—¿No lo son? Es que se entienden con solo mirarse —afirmó uno.

Heero arrugó el ceño. Totalmente en contra de la afirmación.

—Bueno, su cara lo dice todo —bromeó Duo, quien aceptó el ofrecimiento tras compartir unas molestas carcajadas a su costa—. ¿Podríamos serlo, sabes? Algún día.

Heero casi se quebró el cuello de lo rápido que lo miró. Duo se encogió de hombros y no tardó en alejarse siguiéndolos.

No, no le parecía una buena idea, ni ahora ni nunca, pero no pudo evitar preguntarse por qué Duo descartaba la idea en el presente, pues se veía cómodo en su presencia, como si jamás hubiese pasado nada entre ellos, como si nunca hubiesen llegado a vivir juntos.

¿Acaso Duo estaba actuando y se sentía igual de incómodo que él?