ADRIEN

El espejo frente a mí revela cuánto dormí este fin de semana, todo rastro de felicidad producto de la impulsividad se ha ido y ahora solo intento lucir igual de normal que siempre, pero la constante sensación de que algo anda mal, terriblemente mal no me abandona. Decido ignorar el torbellino de emociones y pronto gracias a mi experiencia como modelo, luzco igual que siempre: Un bonito cascarón.

Un par de minutos después estoy en la escuela, Nino me saluda y automáticamente le respondo, me comenta su fin de semana con la familia de Alya, asiento un par de veces, aunque realmente no logro concentrarme en su relato.

- Y entonces, tu papá vino a casa vestido de mariposa y nos trajo un gran pastel de cumpleaños, después viajamos por el mundo en el trineo de Papa Noel para acabar con la hambruna mundial. -Continua Nino totalmente emocionado.

- Ya veo, ¿Y qué opina Aly... -Un segundo después pude procesar lo que había dicho-.¿Qué?

- ¡Viejo! No estás escuchándome, llevo más de quince minutos intentando llamar tu atención, ¿Qué pasa? ¿Algo pasó con tu papá? -Pregunta Nino preocupado, inmediatamente me siento mal, ni siquiera puedo comentarle la razón de mi malestar-. ¿O es Kagami? ¿Tienen problemas?

Maldición, ni siquiera me había acordado de Kagami en todo el fin de semana. Enciendo mi móvil, que por obvias circustancias decidí ignorar todo el fin de semana, veo un par de llamadas perdidas suyas, debe pensar que la estoy ignorando a propósito.

- Yo... -Cuando intento justificarme, con otra mentira, mi cerebro se apaga y solo se centra en Marinette, quien pasa como un torbellino hasta las clases, no me ha dirigido ni una sola mirada en el trayecto, como si derrepente fuera invisible.

-Vaya, Marinette lleva prisa, aunque es extraño verla llegar temprano. -Comenta despreocupadamente Nino. Un segundo después Alya y Marinette salen juntas de clase y se dirigen a los casilleros, el patético impulso de seguirlas me atraviesa, ¿Alya sabe la identidad secreta de Ladybug? Si resulta ser Marinette, es probable que sí, cuando intento avanzar en su dirección Nino me detiene.

- Viejo, ¿Qué pasa?

- No es nada, solo... Iré al baño un momento, te veo en clases. -No espero a que conteste, simplemente corro hasta el cuarto de los casilleros, abro tan delicadamente como es posible la puerta, escucho las voces de Marinette y Alya, apenas son susurros, definitivamente hay gato encerrado aquí.

- ¡¿Entonces Adrien te rechazó?! -El grito de Alya me sobresalta, rápidamente me pego contra la puerta y un escalofríos recorre toda mi columna. Rechacé a Ladybug...Aunque no tengo claro que sea Marinette, pero si así fuera...Rechacé a Ladybug. Quiero estampar mi cabeza contra los casilleros o peor aún, ofrecerme como saco de boxeo a Alya, que por el tono de voz que usó, está dispuesta a lanzarme desde la Torre Eiffel...Y quizá Ladybug, digo Marinette, esté dispuesta a ayudarla.

- Sí... -La suave voz de Marinette me trae a la realidad-. Pero está bien, Alya, era de esperarse, ¿No? Adrien jamás dio una señal de que yo le gustase. Además... -El volumen de su voz disminuye demasiado, intento acercarme un poco más-. Hace mucho que mis sentimientos por él empezaron a desvanecerse, al menos la emoción...Cuanto todo estuvo en calma, empezó a adquirir un tono más especifico, algo más amical quizá. -Suelta una pequeña risa nerviosa-.

MARINETTE

Quizá escapar del mundo dos días no fue una buena idea, porque ahora Alya, mi más íntima amiga que dada la casualidad también es una gran investigadora, me ha llevado contra mi voluntad a los casilleros de la escuela y ahora me encuentro aquí, en pleno interrogatorio, muy amistoso por supuesto y muy tenaz también. Me veo obligada a rememorar todos los acontecimientos de ese día, evitando una parte de la historia, claro.

Una vez finalizado el interrogatorio, pasamos a la terapia psicológica donde enumera una a una mis cualidades, el por qué este rechazo no debe afectar mi autoestima y que es tiempo de ver a más personas. En un momento quiero reír, porque la Marinette de hace unos meses estaría deprimida contemplando mudarse con su hamster "Soledad" a un rincón del mundo donde nadie pueda decir que el chico dorado de Francia me ha rechazado.

Cuando decido contarle a Alya los sentimientos de la actual Marinette, se queda en silencio, probablemente pensando que es una fachada para no preocuparla, quisiera decirle que la actual Marinette está de cabeza con problemas más "grandes", como un grupo de kwamis particulares y traviesos que después de años encerrados, ahora quieren rebelarse y hallar su ansiada libertad, y yo, la guardiana probablemente más fácil de manipular de la historia de guardianes. Y como si no fuera suficiente, con su identidad casi descubierta por el mismo chico que le rechazó muy amistosamente.

Alya me envuelve en sus brazos, quizá deseando consolarme, le correspondo de inmediato y ahí termina todo, nos separamos una vez que el timbre ha sonado. Alya se adelanta y yo entro a los servicios un instante.

Una vez dentro del cubículo exhalo un suspiro, quisiera que mi preocupación solo se centrara en Adrien y su rechazo.

Cuando salgo de los servicios para ir a clases, me encuentro a Adrien sentado en la banqueta, mi corazón se acelera y no precisamente de emoción, recuerdo todos los hechos de la fiesta, desde la declarición hasta mi huida, ¿Es vergüencia lo que siento? Quizá... Pero es mínimo frente al temor. Adrien está tan concentrado que ni siquiera nota mi presencia, o al menos no recibo una señal de ello, ingenuamente lo considero como una oportunidad para salir corriendo, otra vez.

- Marinette... -Su voz me detiene, el tono con el que dice mi nombre lo hace, me detengo frente a la puerta, insegura si avanzar otro paso más. Sacudo la cabeza ligeramente, necesito actuar serena.

- ¡Oh, Adrien! -Fingo sorpresa, para cualquiera sería una pésima actuación, pero Adrien jamás parece distinguir, al menos no cuando se trata de mí-. No te había visto. -Él levanta la mirada y la incredulidad en su rostro me deja atónita por unos segundos-. Quiero decir que estoy muuuuy apurada, ya sabes, la clase ya comenzó. -Eso es, actuar como la Marinette de siempre.

- No necesitas fingir... -Su tono voz desciende, casi como si no quisiera continuar. Intento recomponerme aprovechando que ha vuelto a desviar la mirada hacia el suelo.

-No entiendo a qué te refieres.

Exhala un suspiro y vuelve a mirarme, quisiera saber qué está pasando por su cabeza.