Al menos hubo reencuentro… ¿o no?
IV – Casualidades
La cabeza aún le daba vueltas, afortunadamente no por la inercia del choque sino por todo lo que sucedía alrededor. Voces extrañas, gente que le ayudó, servicios de emergencia y a lo lejos los nunca faltantes curiosos.
Sin embargo, entre tantas cosas que pasaban, su mayor preocupación era saber cómo estaba el automóvil de Darien.
Serena sabía que él había trabajado tanto para adquirir el auto perfecto. Cuando se conocieron, Darien iba a la universidad en motocicleta y algunas veces ella viajó en ella, aunque Darien le decía que no quería que sus padres se enojaran por subirla a su moto y le prohibieran seguir saliendo; por lo que, en cuanto comenzó a irle mejor en su trabajo, su auto fue prácticamente su primera inversión.
Y ahora, por una imprudencia de ella, su preciado vehículo quizá estaba dañado.
Serena recordaba vagamente que un policía le ayudó a moverlo del paso de los demás autos y revisar su seguro. Unos momentos más tarde (realmente no supo cuánto) aparecieron los paramédicos que quisieron llevarla al hospital para que la revisaran exhaustivamente.
Ella se negó.
No quería ni imaginar lo preocupado que se pondría Darien si se enteraba que fue a dar a un hospital por un accidente en su auto. Lo único que quería es que todo el alboroto terminara y la dejaran irse para pensar con calma cómo podría arreglar el automóvil sin enredar más las cosas.
Permaneció varios minutos así. Supuso que fue un largo rato pues de pronto apareció Lita acompañada de Neflyte. Y aunque tenía muchas dudas de cómo y por qué habían llegado de la nada (y juntos), la sola presencia de su amiga le dio tranquilidad.
Si bien no quería causar más embrollos, una parte de ella se sintió mejor al tener cerca a su amiga. Lita siempre tuvo un carácter protector e irradiaba esa sensación de seguridad, de alivio, de que no estaba sola y las cosas saldrían bien.
Después de todo, y aunque había mucha confusión y se sentía aún aturdida, de algo estaba completamente segura: ella no había provocado el choque. Y ahora que lo pensaba, ¿dónde estaba el responsable?
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Mientras servía el almuerzo y aún mientras conversaban y comían, Lita se preguntó cuál era la razón de que ese día las cosas se acomodaran de tal manera que terminara ahí conviviendo con un chico como Neflyte.
No lo entendió hasta aquella llamada que recibió. Quizá si no hubieran estado juntos, no se hubiera enterado de lo que le pasó a Serena.
Eso sí, debía admitir que en un primer momento la noticia la paralizó. Justo esa tarde le había contado a Neflyte que hacía muchos años, había perdido a sus padres en un accidente automovilístico, por lo que ese tipo de noticias la alteraban con facilidad.
Afortunadamente él pareció percibirlo e inmediatamente trató de tranquilizarla diciéndole que Serena estaba bien y que él iría a ayudarle. Lita agradeció en silencio que Neflyte fuera tan considerado con ella, aún cuando pocos minutos antes empezaron a tener diferencias por meter en la conversación a Darien.
Cuando el castaño le dijo que ya debía irse, Lita le pidió acompañarlo. Por un instante él pareció dudarlo pero ella insistió argumentando que abajo estaba su motoneta y podrían llegar más rápido.
Al final él accedió pero sugirió que él condujera, toda vez que conocía muy bien la zona en donde estaba Serena. Para Lita fue lo mejor, estaba aún tan alterada que conducir hubiera sido muy difícil, además no se imaginaba cómo se acomodaría Neflyte detrás de ella en la motoneta, le hubiera dado muchísima pena que él se viera obligado a sujetarse de su cintura.
Aunque en realidad también fue extraño que ella terminara detrás de él y tuvo mucho cuidado de evitar el reflejo de sujetarse de su ancha espalda y más bien sujetarse del vehículo. Lita no se imaginaba la vergüenza que sentiría al tocar así a un muchacho que apenas conocía.
Eso sí, debía admitir que en el camino pensaba de pronto cosas que no venían al caso, como lo graciosos que se verían ambos sobre la motoneta (ella se sabía muy alta y él era un poco más alto) o el agradable olor de la loción de Neflyte.
Pensar aquello le hizo reprenderse a sí misma. No era el momento de pensar esas cosas y consideraba que tampoco la persona. Neflyte era un muchacho que apenas y conocía. Además, ella tenía muy claro que ya no quería hacerse de ideas cuando apenas conocía a un hombre.
Trató de despejar su cabeza varias veces y concentrarse en lo que realmente importaba ese día: Serena.
En cuanto llegó, la vio sentada sola y su gesto no decía otra cosa que temor. Y Lita conocía lo suficiente a su amiga como para saber que no estaba asustada por lo que le había pasado, sino por la reacción de Darien. Y es que en los últimos años, a ella le importaba mucho lo que su novio pensara o lo que implicaba para él lo que ella hiciera.
Era un detalle de Serena que no era necesario decir.
La primera impresión de Lita se confirmó en cuanto conversó con el policía, quien le contó que testigos dijeron que un automóvil frenó de golpe y no le dio oportunidad a Serena de detenerse, alcanzó a golpear el vehículo del responsable y un auto más dio contra el de ella.
Había sido un accidente menor, por lo que Serena insistía en que se quería ir ya. El policía le dijo que le ayudó quitar el auto del paso y a revisar los papeles, llamó al número vinculado al seguro (Lita supuso que así le habían llegado las noticias a Neflyte), pero la chica insistía en no hacer más líos, que no se llevara la grúa el auto y no ir a un hospital a revisarse.
Durante la charla, Neflyte estuvo revisando cómo había quedado el auto, se acercó a ella justo cuando el policía terminaba de decirle que la convenciera de al menos revisarse.
– ¿Qué sucedió? – le preguntó el castaño.
– No fue su culpa, un idiota freno y ella no pudo hacer nada. Pero ella tiene que ir al hospital a que la revisen.
– No hay problema, sé que Darien tiene un buen seguro.
– Estoy segura que teme que él se entere de que chocó… Supongo que eso también te ocasionaría problemas.
No supo si aquel comentario lo avergonzó un poco porque desvió un poco la mirada – Lo importante ahora es ella.
– Escucha, tengo una idea, confía en mí… sólo sígueme la corriente – él asintió y la siguió mientras se acercaban a Serena.
– ¡Lita! – expresó su amiga y notó cómo intentó ponerse de pie pero se desbalanceó un poco y se volvió a sentar en la orilla de la ambulancia en la que estaba sentada.
– ¿Cómo estás? – le preguntó.
– Bien, ¿ya me puedo ir a casa?
– Serena, lo mejor es que te revisen – la rubia abrió la boca para rebatir, pero la castaña fue más rápida – y lo sabes, es importante… Escucha – comenzó a decirle con tranquilidad y paciencia – qué te parece si te llevo con Ami, ella puede revisarte.
No tuvo que suplicarle más. La chica asintió en silencio. Lita sabía que Serena era consciente de que no podía dejar pasar un tema tan importante como su salud y, al mismo tiempo, confiaría en la discreción de Ami para no estar divulgando lo que pasó y que llegara a oídos de Darien Chiba.
Lita sabía que Ami estaría en un pequeño consultorio que su madre y ella estaban instaurando en uno de los barrios más humildes de Juuban, con el objetivo de ayudar a personas que más lo necesitaran.
Ayudar a los demás, una actitud típica de Ami – pensó Lita; tan típica como pasar el tiempo que no estaba en la escuela o en sus prácticas en el hospital, ahí en ese consultorio. Después de Serena, probablemente Ami era la que pasaba menos tiempo con sus amigas.
Y es que, a pesar de los años, las cosas en la vida de Ami no habían cambiado mucho. Pasaba mucho tiempo estudiando y muy poco (casi nada) con su mamá. Aunque normalmente no se negaba a una invitación de sus amigas para verse, era innegable que ya no hacía otras cosas para distraerse.
Una lástima.
Y mientras Lita pensaba en todo ello, ya estaban en camino a verla justamente. Después de enviarle un mensaje a Ami para cerciorarse de que estaría ahí, Neflyte le confirmó que el auto no tenía averías graves y más bien habría que "sacar" los golpes que tuvo, así que no había problema para hacerlo funcionar.
La chica subió a su motoneta y le pidió a Neflyte la siguiera en el auto hasta donde se encontraba Ami. Él al principio se mostró dubitativo, pero ella le pidió una vez más que confiara en ella.
– Serena estará bien y se sentirá tranquila de que Darien no se preocupe o moleste por lo que pasó… Yo también me sentiré más tranquila de que esto no te meta en problemas – había agregado y es que se sentía un poco mal de que mientras su amiga sufría el accidente, ellos pasaran un rato agradable juntos.
Y de verdad deseaba que lo sucedido no afectara a Neflyte. Ella intuía que, como jefe, Darien podría ser un auténtico dolor de cabeza y no quería que el muchacho la pasara mal y menos por lo que ahora estaban haciendo para resolver el asunto.
Eso sí, con consecuencias o no, ella estaba dispuesta a recompensar a Neflyte por respaldarla en esto.
o-o-o-o-o-o-o-o
Muévete así, gira así, acomódate así; más, no tanto, así está bien; otra vez y una vez más. Todas, frases que ya empezaban a cansarlo.
Y no era culpa de los fotógrafos ni su staf. Debía admitirlo, no llegó a la sesión fotográfica con entusiasmo. Y es que cómo tener ganas de estar ahí cuando sabía que habían hecho muy mal al irse del lugar donde causaron un accidente.
Más bien, causé.
Además de sentirse culpable, Seiya estaba molesto con sus hermanos, quienes en ese momento le dijeron que volviera al auto, que no había pasado nada grave y que no podían arriesgarse a verse involucrados en un accidente.
Pero con quien más estaba enojado era con él mismo, por actuar mecánicamente y volver al automóvil para irse a toda prisa.
En el camino, Taiki se la pasó recalcándole que debía ser más prudente al manejar y que le advirtió que estuviera atento; Yaten, por su parte, sólo le decía que ya quitara esa cara, que había sido un incidente menor y que la chica del otro auto parecía estar bien.
Seiya no decía nada. No podía quitar de su cabeza la imagen de la joven y estaba seguro que era la misma que había visto en el aeropuerto el día anterior.
Cómo olvidar ese rostro y el brillo tan especial que irradia esa chica – pensó e involuntariamente dibujó una media sonrisa al recordarla.
– Perfecto Seiya – interrumpió el fotógrafo sus pensamientos – Quédate un momento con ese gesto – dijo y capturó la imagen con la primera sonrisa auténtica que Seiya había hecho en toda esa sesión que llevaba horas.
– Muy bien, todos, creo que con eso es suficiente, los chicos deben estar agotados – dijo de pronto Mina Aino.
Seiya agradeció que su representante diera por cerrada la sesión. El muchacho se moría de ganas de regresar al departamento que la propia Mina les había conseguido y estar lo que restaba de la tarde y noche solo, tratando de pensar en lo que había pasado ese día.
Mina se acercó a ellos y les dijo – Felicidades chicos, oficialmente terminaron su primera sesión de fotos formal; estoy segura que los de la revista estarán muy contentos con el material. Por cierto, ya quedó todo listo para la entrevista.
– ¿Estás segura? – preguntó Taiki.
– Sí, ya está todo acordado; justo como ustedes lo pidieron, sólo se harán las preguntas que ustedes aprobaron, no se meterán en aspectos personales y no se publicará hasta que ustedes den el visto bueno.
– ¡Increíble! Cómo lo lograste.
– Bueno, ya saben lo que dice el dicho: todo tiene solución, incluso la suerte.
Los tres fruncieron el entrecejo, no recordaban que el dicho fuera así, pero quizá el en esos lares así se acostumbraba decir.
– Se trata de una revista pequeña – continuó la chica – les entusiasmó mucho ganar la exclusiva de la primera entrevista de los Three Lights y se mostraron dispuestos a aceptar cualquier condición.
Los chicos se sintieron aliviados, incluso el propio Seiya, que aunque estaba un poco absorto, sabía que no debía perder el enfoque en su meta que se plantearon con todo ese asunto de lanzarse al estrellato; y parte de esa meta era proteger su vida privada y los motivos que los estaban guiando.
Era una suerte que Mina respetara aquello y que se esforzara por proteger sus intereses.
– Y bien – dijo la rubia – Deben estar muy agotados, ¿quieren que vayamos a comer algo?
Seiya fue el primero en contestar – Yo no, gracias; no tengo mucha hambre y la verdad quisiera ir a descansar.
– Yo también prefiero ir a casa – respondió Taiki – Pero si quieres puedes ir con Yaten.
El aludido sólo torció la boca, sabía que lo estaba molestando y Seiya se hubiera reído muchísimo de la situación de no ser que justo por hablar de Mina y su interés por Yaten es que había frenado de golpe el auto, provocando el accidente que todo el día lo llenó de desasosiego.
Por su parte, Mina tenía ganas de aprovechar esa gran oportunidad, pero había algo que le preocupaba más. Durante el poco tiempo que llevaba de tratar personalmente a los Three Lights, había notado que Seiya era el más parlanchín de los tres y ahora lo veía callado y disperso, así que tiró de su brazo para hablar con él.
– Seiya, disculpa pero ¿te sientes bien o hay algo que te moleste?
El chico dio unos pasos con ella para apartarse un poco de sus hermanos, temiendo que interrumpieran cualquier cosa que él quisiera contarle a su representante, ya que habían prometido no decirle nada del accidente.
– No te preocupes, sólo estoy un poco cansado.
– Ya veo, pero sí hay algo en lo que pueda ayudarles, para eso estoy.
Sí lo hay, encontrar a una chica con la que choqué para saber que está bien – pensó, pero no podía traicionar la promesa con sus hermanos, y mucho menos arruinar sus carreras con un incidente así. Ellos tenían una meta y no había espacio para errores.
– Gracias, sólo necesito un poco de espacio para descansar.
– De acuerdo Seiya, pero por favor no descuiden lo que ya hablamos, necesitamos que compongan más canciones.
El chico respiró profundamente – Lo sabemos Mina, créeme, estamos trabajando en ello: Taiki está terminando unas letras y Yaten ha avanzado con unos acordes; yo también sigo componiendo algunas canciones pero no terminan de convencerme.
– Sabes que esto es urgente, todos amamos sus videos en internet pero son sólo tres canciones y no es suficiente para armar un álbum; además la disquera está pidiendo que el segundo sencillo sea una canción nueva y tiene que ser algo impactante.
– Cuenta con ello, sólo necesito inspirarme un poco – dijo, aunque en la práctica no era tan sencillo. Sus primeras canciones las había hecho con ayuda de sus hermanos en un tiempo que ya le parecía muy lejano, en el que él mismo era diferente y a veces no estaba seguro si podría volver a componer con el corazón tan lleno.
Y antes de que pudieran decir algo más, el teléfono de la chica sonó, pidió disculpas y se apartó para atender la llamada. Seiya supuso que sería algo relacionado con su trabajo, los tres reconocían que Mina estaba haciendo un gran esfuerzo por seguir siendo asistente en una producción y trabajar con ellos, y al menos como representante, lo estaba haciendo muy bien y se encargaba de solventar todo lo que necesitaran.
Por un momento se preguntó si podría pedirle que le ayudara a encontrar a Bombón (la chica que conoció en el aeropuerto y con la que chocó esa mañana), sin que fuera necesario contarle el accidente con el auto y su huida.
Qué tontería, no puedo hacerlo – se respondió y sólo le quedó desear que la casualidad la volviera a poner en su camino.
– Lo siento chicos – regresó Mina – Tengo que irme a atender un asunto personal, una amiga tuvo un problema e iré a visitarla… Les llamaré mañana que tenga la hora y fecha de la entrevista – los tres asintieron indicándole que estaba bien.
Ninguno dijo más. Seiya no tenía muchas ganas de hablar con sus hermanos por lo sucedido ese día. El chico sabía que había estado mal marcharse y deseaba que esa chica estuviera bien en ese momento.
Volvió a dibujar una media sonrisa al recordarla y, con ella en la cabeza, pensó que quizá no sería mala idea llegar a casa y encerrarse en su cuarto para tratar de escribir algo.
o-o-o-o-o-o-o-o
Esa tarde prometía ser de esas poco agitadas. Lo normal considerando que no estaría en el hospital, donde normalmente había mucho trabajo y asuntos que atender.
Ese día estaría en el consultorio que estaba intentando instalar con su madre. Era un pequeño proyecto que tenía con ella y creía que serviría, por un lado, a ayudar a las personas que lo necesitaran y, por otro, le daba un pretexto para compartir algo.
Desafortunadamente ni con ese aliciente, su madre se daba el tiempo para estar con ella y trabajar juntas. Ami prácticamente se estaba encargando de resolver lo que se necesitara e informando a su madre cómo iban las cosas.
La chica trataba de no decepcionarse por ello y consideraba que estar ahí no representaba una pérdida de tiempo. Es más, como otras tantas veces, aprovecharía el espacio para estudiar para su examen de la siguiente semana.
Probablemente después iría a casa y, sin otra cosa que hacer, continuaría estudiando, cenaría sola resignada a que su mamá llegue tarde y se quedaría dormida con todo y los libros abiertos. Lo normal.
Sin embargo, la rutina y sus planes cambiaron cuando Lita le llamó para informarle que Serena había chocado el automóvil de Darien. Parecía estar bien pero se negaba a ir a hospital y le preguntó si, considerando la confianza que había entre el círculo de amigas, ella podía atenderla.
Ami no lo dudó ni un momento. Serena era una gran amiga, prácticamente la primera que tuvo en su vida y que la unió al resto de sus amigas. Si nunca flaqueó para apoyar a la rubia en la escuela, desde luego que la seguiría ayudando ahora.
Según le contó Lita por teléfono, Serena parecía estar bien pero lo mejor era cerciorarse. Ami con gusto la recibiría y, si encontraba algo extraño, irían de inmediato al hospital con su mamá, quien trabajaba en uno de los más prestigiosos de la ciudad.
Arribaron y Serena parecía bien. La hizo pasar y se disculpó con Lita y su acompañante, porque aún seguían poniendo orden en el consultorio y, de momento, no había mucho espacio. La castaña accedió a quedarse afuera con el muchacho.
Mientras tanto, Ami le preguntó a su amiga qué había sucedido y qué era lo que recordaba. Eso también le servía para evaluar su estado. Serena le dijo recordar a un automóvil que frenó de la nada en medio de un crucero, ella golpeó ese auto y cerró los ojos pero sintió y escuchó cómo le daban otro golpe a su automóvil por detrás.
Ese segundo impacto le provocó un dolor que tenía en el cuello y parte de la espalda; por lo que Ami procedió a hacerle una revisión más exhaustiva, no parecía haber una secuela pero aún así debía asegurarse.
Al final determinó ponerle un collarín a su amiga y le dio unas pastillas para el dolor. Eso sí, reposo obligatorio por unos días y le recomendó que no estuviera sola.
Gran problema. Darien Chiba estaba de viaje y no podía regresar para cuidarla; y en cuanto Ami puso el tema, notó que los ojos de su amiga se ponían cristalinos y entonces entendió porqué Lita decidió llevarla ahí. Serena no quería que su novio supiera del accidente.
– No quiero molestarlo con esto – le confesó – Además, yo tuve la culpa, no debí salir sola; él dejó a Neflyte para que me llevara a donde quisiera y yo tomé el auto sin permiso.
Ami se sintió frustrada. Ella no tenía la culpa de no cumplir una "orden" de su novio y, en todo caso, ni siquiera fue responsable del accidente.
Trató de controlarse y no regañarla por pensar así. Definitivamente eso no le ayudaría a sentirse mejor. Así que trató de ser comprensiva y llamó a Lita para resolver entre las tres el dilema de no dejarla sola.
– Podrías quedarte conmigo – dijo la castaña.
– O conmigo, mi mamá prácticamente no está y no habría problema.
Ambas le sonrieron – Anda, antes de que Mina se ofrezca a ser tu enfermera y termines peor – bromeó Lita.
– O Rei lo haga y se la pase regañándote – agregó Ami.
Y aunque Serena quería estar sola, entendía que no estaba bien y sólo haría que se preocuparan más por ella, así que se le ocurrió un lugar donde estaría bien, había un espacio para ella y siempre tenía las puertas abiertas.
– Gracias chicas, pero creo que me iré a casa de mis padres.
Ami estaba segura que era lo mejor. ¿Acaso ella misma no tenía ganas de correr a los brazos de su madre cuando tenía un mal día? Era una suerte que la señora Tsukino siempre estaba ahí para Serena.
Un privilegio del que ella no podía presumir.
– Sólo me preocupa Luna, está en casa sola.
– Yo me encargo de ir por ella – atajó Lita y agregó por lo bajo – Puedo pedirle a Neflyte que me acompañe.
Y entonces Serena sonrió por primera vez desde que empezó todo ese embrollo – Por cierto, ¿por qué llegaste con él?
Ami supuso que hablaban del chico que las acompañaba y que, según entendió, era a quien Darien dejó cuidando a Serena. Pero lo más relevante del asunto es que apenas se mencionó el asunto, Lita se puso roja.
– Ah… fue a dejarme unas cosas – respondió nerviosa – y le avisaron cuando estábamos juntos –agregó bajando cada vez más la voz.
– Me alegro que se animara a buscarte – dijo Serena con cierta incomodidad por tener el collarín y quizá aún un poco de dolor.
– Bueno, no más chismes – intervino Ami – Tienes que ir a descansar.
Con calma, las tres salieron del pequeño consultorio. Ami le estaba recordando a Serena cada cuando debía tomarse sus pastillas y que si tenía alguna molestia, no dudara en llamarle.
Sin embargo, la charla se vio interrumpida cuando llegaron a la calle y encontraron al tal Neflyte conversando con otro joven. Este recién llegado estaba de espaldas a la entrada y no se dio cuenta de que de que ellas le escuchaban.
Por la forma de hablarle a Neflyte, Ami supuso que era su superior o algo así – … ¡Y tú ni siquiera estabas con ella!
– Zoycite… – intentó interrumpir el castaño al ver que las chicas salían del lugar.
– No, no digas nada. No quiero saber el pretexto – continuó el otro joven quien tenía un largo cabello rubio rojizo atado con una coleta – Y lo que más me indigna es que la hayas traído a este "lugarzucho".
¿Lugarzucho?
– Sabes bien que Darien tiene un seguro en el International Medical Center y que debías llevarla para allá y no a este barrio de…
Fue Lita la que carraspeó para hacer notar que estaban ahí y era una suerte, Ami estaba segura que si el tipo terminaba la frase, saltaría para reclamarle por hablar así.
– Disculpen – dijo Neflyte – él es Zoycite y vino para resolver los gastos de la atención.
– No es necesario – se adelantó Ami – Justo este sitio lo estamos haciendo para ayudar, además Serena es mi amiga y no le cobraría por esto. Además, señor Zoycite, aquí no es un "lugarzucho", será un consultorio y está respaldado por mi madre, la doctora Mizuno, quien también trabaja en el hospital que usted menciona.
El muchacho no respondió, tragó saliva sin apartar la vista de ella.
– Mucho gusto Zoycite – rompió Serena el incómodo silencio – Lamento mucho conocernos en estas circunstancias.
– Yo… ammm… – dijo por fin apartando la vista de Ami, parecía desconcertado – Vine a resolver los gastos del automóvil y su atención médica.
– Repito que no es necesario – dijo Ami con firmeza.
– Y yo repararé el auto – intervino Neflyte – Lo haré y asumiré los gastos, es parte de mi responsabilidad.
Zoycite respiró profundamente – ¿Saben? Esto no es necesario, veré qué puedo arreglar con el seguro.
– ¡No! – dijo Serena – Es decir, no quisiera que Darien se enterara por el seguro de lo que sucedió, preferiría no alterarlo con eso. Por favor – le suplicó al muchacho y luego se dirigió a los demás – Ami, Lita y Neflyte, muchas gracias por su apoyo. Ahora, ¿podrías llevarme a casa de mis papás Neflyte?
El chico asintió y Serena le pidió a Lita les acompañara. La castaña le preguntó a Ami si podría resguardar ahí su motoneta, ya iría después por ella.
Ami accedió y vio cómo los tres abordaban el automóvil de Darien Chiba que, efectivamente, no parecía tener daños mayores.
La chica se sintió aliviada de que todo parecía que estaría bien, que había sido sólo un susto y podía continuar con su rutina. Se dio la media vuelta, para regresar al consultorio, quizá ordenar un poco y luego volver a sus libros, pero…
– Oye espera – dijo Zoycite, quien también se había quedado ahí viendo cómo se iban los demás – Lamento lo que dije, no fue mi intención ofenderte y…
– Descuida – respondió tratando de restar importancia al asunto y reanudó su camino para entrar pero el chico volvió a hablarle.
– Lo siento, cubriré los gastos sin problemas.
– No gracias. Serena es una gran amiga y le debo mucho por el favor de su amistad.
Y entonces el chico dio unos pasos y se interpuso entre ella y la entrada – Entonces dime cómo puedo recompensarte esto – insistió – Y no digas que no.
Ami pensó que ese chico estaba exagerando. Supuso que, al trabajar con alguien como Darien Chiba, lo hacía igual de estricto y tal vez creía incorrecto no pagar por la atención que le dio a Serena.
– Por favor – y agregó con una sonrisa – Que ahora yo también me siento en deuda con la señorita Serena.
– ¿Y por qué? – preguntó con ironía.
Miró su reloj y dijo: – ¿Me permites invitarte a comer algo y responderte?
o-o-o-o-o-o-o-o
Por fin se disponía a descansar. Había sido un día larguísimo y ahora ya se encontraba en lo que hacía unos años era la cama en la que descansaba cada noche.
Sus padres habían mantenido su habitación intacta y aún con muchas de sus cosas. Y es que con toda la premura de mudarse con Darien, muchas de sus pertenencias se quedaron ahí. Y para ser sinceros, el hecho de que todo estuviera como si no hubiera pasado el tiempo, le daba cierta sensación de tranquilidad.
Hasta Luna disfrutaba del espacio tal y como lo habían dejado, pues ya se había recostado con el almohadón que tenía cerca de la ventana para descansar. Neflyte y Lita ya habían ido a dejar a su compañera gatuna a casa y, seguramente para esa hora, el muchacho ya estaría dejando a Lita en su casa.
Serena sonrió. Le parecía muy bien que esos dos se estuvieran llevando bien. Neflyte parecía un chico algo tímido pero era evidente que estaba interesado en su amiga y, aunque ella era más discreta, no parecía incomodarle mucho la situación.
En todo el camino de regreso a casa de sus padres, Serena aún se sentía adolorida y estaba muy cansada, pero esas miradas fugaces no podían mentirle a su instinto, por lo que le deseaba mucha suerte a Neflyte para que pudiera lograr algo con Lita.
Sonaba un poco raro que el chico que Darien dejó para llevarla a todos lados se interesara así en su amiga. Pero no era tan raro como la llamada que recibió minutos antes.
Ami había llamado a su casa y se disculpó profundamente por molestarla cuando ella fue la primera que ordenó reposo; sin embargo, su amiga quería consultarle algo muy personal.
Resultó que, después de que se fueron de su consultorio, Zoycite la invitó a salir. Serena se sorprendió mucho que él fuera más directo que Neflyte, pero lo que más le sorprendió fue la reacción de Ami.
Su amiga se había negado, pero no del todo. Según Ami, ante tanta insistencia, sólo le quedó decirle que lo pensaría. La llamada a Serena era para preguntarle qué hacer, por que hacía mucho que un muchacho no la invitaba a salir y, tomando en cuenta que era un conocido de Darien, quizá ella podría orientarla.
Serena lamentaba aún sentirse mal, porque de no ser así, hubiera platicado por horas con su amiga como dos adolescentes, preguntándole si a ella le había gustado él, cómo se sintió cuando él le pidió salir, a dónde le gustaría ir, qué llevaría puesto y si pensaba que podría pasar algo más de una sola cita.
Lamentablemente no conocía muy bien al susodicho y tampoco tenía mucha energía para hablar mucho. Lo que sí le dijo es que si era del equipo de Darien, seguro se trataba de un buen muchacho y que no tenía nada que perder al conocerlo un poquito.
Ami le agradeció mucho la charla y le dijo que aceptaría. Serena se moría de ganas por ir a su siguiente consulta para que su amiga le contara todos los detalles en la presunta cita que tendría con Zoycite.
Suspiró. Era una increíble pero agradable casualidad que a Lita y Ami se les presentara la oportunidad de conocer a alguien casi al mismo tiempo y más aún que fuera a través de ella y los trabajadores de Darien.
Suspiró de nuevo al pensar en su novio. Deseaba que él no empezara a preocuparse si es que había vuelto a llamar a casa y sólo le respondiera la contestadora. Le encantaría que él estuviera ahí con ella, pero no quería molestarlo con problemas que ella misma causó.
Comenzó a cerrar los ojos, añorando su compañía, su olor impregnado en las cobijas, cuando…
– ¡Serena! – entró a su habitación Mina rebosante de energía.
– Ah, hola.
– Tu mamá me dejó pasar– se acercó a ella – Ay Serena, cómo te sientes. Las chicas me dijeron que no fue grave pero traes un collarín.
– Ami me dijo que sería por poco tiempo.
– Pero, estás bien.
– Sí, sólo fue una tontería. Choqué el auto de Darien, pero estoy bien.
– Sí, Lita me contó un poco. Es una suerte que fue leve… Y, ¿ya lo sabe Darien?
– No quiero que lo sepa, para no preocuparlo.
– Ya veo. Bueno, verás que todo saldrá bien y cuando él regrese estarás como si nada.
Más bien, cuando me vaya con él.
– Pero no estés triste – agregó su amiga notando su semblante – Nosotras te cuidaremos bien. Es más, en cuanto la doctora Ami te permita salir, te invitaré a uno de los eventos especiales que estoy preparando con los chicos.
– Gracias Mina.
De pronto, llamaron a la puerta e Ikuko Tsuniko asomó la cabeza – Hija, te busca un joven llamado Kunzite, dice que trabaja con Darien.
Serena recordaba que Neflyte lo había mencionado, así que asintió para que su madre lo dejara pasar.
A diferencia de los chicos del equipo de Darien que ya conocía, Kunzite le dio una impresión muy diferente, parecía muy serio y estricto.
– Buenas noches señorita Tsukino – saludó muy formal – Soy Kunzite y trabajo con Darien, mucho gusto. Vine para disculparme por las fallas de Neflyte y asegurarle que hablaré muy seriamente con él; Zoycite me comentó que ya estaba arreglado el tema de los gastos.
Serena estuvo a punto de responderle que no era necesario reprender a Neflyte y que ya no quería hablar del asunto de los gastos; sin embargo, se quedó muda, no sabía cómo comportarse con ese muchacho.
– Sin embargo – continuó – nadie me ha podido decir qué haremos con el responsable del choque.
– ¿Cómo? – preguntó tímida.
– Tengo entendido que usted no fue la responsable y que más bien el culpable huyó, quisiera que me diga todo lo que recuerda para que demos con él y pague por lo que hizo.
– Perdón pero no quiero hacer más grande el lío, es algo que ya pasó y…
– Pero es el deber ser. Ese tipo tiene que asumir las consecuencias de lo que hizo, así que dígame todo lo que recuerda.
– Es que no recuerdo bien – respondió nerviosa.
– Debe haber algo, cualquier información, lo que sea. Por lo que sé, el auto del responsable también tiene un golpe.
– Pero… pero no, no quiero…
Serena se puso un poco nerviosa y no sabía qué responder. Era una suerte que Mina estaba ahí y que la conocía tan bien como para intuir que no quería hablar del asunto.
– Momento – interrumpió su amiga – Serena ya dijo que no y creo que debemos respetar su decisión.
– Este es un asunto serio y debemos llegar hasta las últimas consecuencias– le debatió el joven.
– Pues Serena no quiere señor Kunz – se impuso la rubia y se paró enfrente de él para enfrentarlo, una escena bastante divertida y de la que Serena se hubiera reído en otro momento; y es que el muchacho era muy alto y su amiga era incluso más bajita que ella, por lo que parecía divertido cómo pretendía enfrentarlo.
– Así que si no vino a algo más, váyase; Serena tiene que descansar.
Él la miró fijamente y luego a Serena – Está bien, pero esto no termina aquí. Buenas noches señorita Tsukino, que descanse.
Se dio la media vuelta y se marchó.
– Ay qué sujeto… – masculló entre dientes.
– Mina, no debiste hablarle así; trabaja con Darien, qué tal si se entera de que lo echaste de aquí.
– No te preocupes Serena, conozco a los de su tipo y es tan engreído que no iría a acusarme con tu novio… – se quedó mirando al pasillo para escuchar cómo se marchaba de la casa.
– ¡Osh! – se quejó Mina – Qué tipo y qué coraje, siempre los más guapos son los más engreídos.
Serena rió hasta que se quejó por el dolor – Creo que lo mejor es que descanses y que yo también me vaya… A menos que quieres que me quede como enfermera a cuidarte.
– No, no te preocupes; mi mamá estará al pendiente – dijo, lo cual era una suerte porque sus padres la recibieron en casa sin agobiarla con muchas preguntas – Mejor también ve a casa antes de que se haga más tarde. Muchas gracias por visitarme.
– Está bien pero seguiré pendiente y Rei me dijo que también lo haría. No te librarás de nosotras.
Se acercó a la puerta y antes de salir, la miró y le preguntó con un tono serio – ¿De verdad no te acuerdas?
– No – mintió.
– ¿Ni cómo era el auto?
– No lo sé… azul, no recuerdo bien.
Su amiga asintió – Azul… – dijo casi para sí – Está bien, descansa.
Salió de la habitación y Serena se volvió a quedar sola. De nuevo el influjo de las medicinas y el cansancio del día la empezaban a arrastrar a los sueños.
Quizá por la mezcla de la añoranza y deseo de estar con Darien le estaban afectando de más, pero a su mente regresaba lo único que recordaba segundos después del choque. Cuando todo era confusión y alguien se acercó a la ventanilla del auto y le dijo algo que no recordaba bien.
Ese rostro apuesto, el cabello negro y esos ojos azules. Era tan parecido a Darien o ¿acaso lo habrá alucinado?
No estaba segura, pero se quedó dormida pensando en ese rostro que creyó ver. ¿Por qué estaba pensando en él?
Continuará…
Hola, hola. Pues no me queda más que disculparme si es que se quedaron al filo del asiento al final del capítulo anterior y esperaban una especie de reencuentro aquí, pero no; eso tendrá que esperar un poquito más, ¿será que por fin se dé en una situación menos accidentada?
Y sobre el tema de nuestra protagonista, pues ahora sí le tocó andar medio apachurrada, afortunadamente ahí están las amigas para darle ánimos y ponerla a fangirlear. De hecho, aquí tuvo material para hacerlo y me alegro porque, como dije anteriormente, desarrollaría otras historias que no tienen que ver precisamente con el hilo principal. Y bueno, ya a estas alturas es más que clara mi meta, así que no pregunten sólo gócenlo. Ya ven que estamos viendo un par de parejitas que para nada se hacen el feo. Eso sí, aclaro, no todas las parejitas son iguales y se desenvolverán de la misma manera. You know what I mean ;)
Hay muchas cosas que quiero contarles pero ya será conforme vayamos avanzando en la historia y retome algunas cosas que fui sembrando, particularmente del capítulo anterior; que por cierto, hubo un diálogo bien curioso de Michiru que espero hayan pescado.
Bien, no me queda más que agradecer su tiempo de lectura y por todo el cariño que le están dando a esta historia. Gracias SS Unión Fanfickera por seguirme impulsando a escribir a través de sus intensos reviews que siempre me ponen a reflexionar.
Nos leemos pronto.
