- Llama a Jagged Stone y pídele diez euros. - Era el reto perfecto. No lo suficientemente malicioso a primera vista para hacer quedar a Marinette como una villana, pero lo suficientemente "fuerte" para parecer un buen reto por sí mismo y no un nuevo intentó de exponerla. Una parte de ella esperaba que Lila encontrara una forma de librarse de eso (siempre lo hacía), pero si lograba verla entrar en pánico, podría darse por servida.
Conociendo todo el contexto, Adrien tuvo que aguantar una carcajada para no levantar sospechas. Esa faceta ligeramente malvada de la chica era algo que hubiera asustado un poco al Adrien de 14 años, pero el Adrien ebrio del presente encontraba fascinante.
- Pero Marinette. - Comenzó a hablar con su voz de mosquita muerta. - Se supone que los teléfonos están prohibidos.
- Error. - Replicó Max. - Nunca se dijo eso, solo fue una medida de seguridad para no grabar.
- Aún así, es grosero involucrar a terceros en nuestros juegos. Y seguramente Jagged ya está dormido.
- Neh, papá seguramente pensará que es divertido. A demás, casi no duerme durante la noche: dice que a esa hora fluye su creatividad o algo parecido.
Efectivamente, el alcohol obraba milagros en Juleka, quien a pesar de haberse vuelto un poco más segura de sí misma con los años, seguía siendo bastante introvertida. El milagro también era para Marinette, porque de alguna forma, todos estaban interviniendo a su favor y no al de Lila. "Bendito sea el alcohol", pensó la joven diseñadora.
Kim buscó el teléfono de la italiana y se lo lanzó. La chica fingió no atraparlo, con la esperanza de que se rompiera para fugarse de eso, pero el protector de pantalla y la funda hicieron un trabajo excelente. Después, cuando desbloqueó su teléfono, se le ocurrió una idea "brillante".
- ¡Oh, cierto! Olvidé que se me borraron todos mis contactos la semana pasada.
- Qué oportuno. - Murmuró Alix, con una pizca de sarcasmo. No era la única a la que toda esa renuencia comenzaba a resultarle sospechosa.
- No te preocupes, Juleka y yo tenemos el número de Jagged. Kim, ¿mi teléfono? - El aludido se lo lanzó, y Marinette lo atrapó con un movimiento más propio de Ladybug que de su identidad civil.
Viéndose acorralada, Lila intentó una última táctica desesperada: marcar mal un número. Pero Rose, que estaba justo a lado, lo notó.
- Ese de ahí es un cuatro, no un uno. - Señaló, con su usual amabilidad. Lila se las arregló para sonreír de forma casi convincente.
- Gracias, Rose, no lo había notado.
Adrien y Marinette estaban expectantes. ¿Sería ese el momento en el que la torre de mentiras de Lila se derrumbaría sobre ella? Honestamente, lo dudaban. Esa mujer era astuta como el diablo mismo. Pero al parecer, estaba a punto de ocurrir lo impensable.
El tono de espera sonó una, dos, tres veces. Y siguió sonando hasta mandar a buzón.
- Intenta otra vez. - Pidió Alix.
- Pero...
- No seas cobarde, hazlo. - Ordenó la pelirrosa en un tono que no admitía réplicas.
Con una cara que indicaba que estaba a punto de llorar, Lila marcó de nuevo. Pero nuevamente, el número mandó a buzón.
- Bueno, se intentó. Supongo que podemos dar el reto por cumplido.
Sorprendentemente, la que habló fue Marinette. No estaba decepcionada del resultado del reto: lo esperaba, en cierto sentido. Pero había disfrutado como pocas cosas en la vida del miedo de la italiana. Verla al borde del pánico había sido casi tan delicioso como el beso de Adrien.
Como bonus, el comportamiento de la mitómana había resultado demasiado sospechoso para varios de los presentes, y lo tendrían en cuenta en el futuro. Marinette no tenía forma de saber que por fin había logrado plantar la semilla de la duda que en un futuro lograría disolver la destrozar la máscara de Rossi.
Lila giró la botella con una mano temblorosa. Aprovechando que habían decidido meter los celulares al juego, Kim hizo que Alya twitteara "No solo soy la fan #1 de Ladybug. También soy la simp #1 de Nino Lahife".
- No fue un buen reto. - Comentó la pelirroja tras publicar el twitt. - Es la clase de cosa que publicaría sobria.
- ¡OIGAAAAN! - Chilló Rose, casi reventándole los tímpanos a Juleka, que estaba a lado suyo, abrazándola.
- Tienes nuestra atención. - Anunció Max, tapándose las orejas.
- ¡Tengo una idea! ¡Hay que ir a nadar! - Chilló la rubia.
- ¡Sí a todo! - Contestó Kim, también gritando, mientras comenzaba a quitarse la ropa.
En otras circunstancias, Marinette hubiera actuado como voz de la razón, y tal vez hubiera dicho algo como que era peligroso nadar ebrios, o que se podían resfriar, o que iban a hacer un escándalo... O alguna de las otras razones por las que era una pésima idea. Pero se había metido otros dos caballitos de un líquido dudosa naturaleza entre pecho y espalda mientras esperaba a que Lila cumpliera su reto, y ahora solo podía pensar en que esa era una oportunidad única en la vida de ver a Adrien sin pantalones y empapado.
- ¡Yo sé cómo llegar a la alberca! ¡Síganme! - Anunció, nombrándose inmediatamente líder de esa expedición, cosa que casi todos aceptaron de buena gana.
Los trece adolescentes borrachos se escabulleron de forma nada silenciosa por el pasillo. Afortunadamente, esa sección del hotel estaba desocupada para ellos, cortesía de la ausente Chloè. Cuando pasaron frente a una habitación escucharon un ruido similar al de alguien corriendo con chanclas mojadas, acompañado de gritos incoherentes que sonaban extrañamente familiares para todos. Kim hizo el intento de espiar, pero Ivan le metió un zape lo suficientemente fuerte para resetearle el sistema para disuadirlo (y funcionó).
De alguna manera, llegaron enteros a la enorme piscina que estaba en la azotea. En cuanto vio el agua, Kim se lanzó en un clavado-bomba que salpicó a la mitad de los presentes. Casi al instante, Nino comenzó a desvestirse también, quedando en ropa interior, para unirse a la alberca. Alix fue la siguiente, aunque en cierto sentido, su top deportivo y boxers podían pasar fácilmente como un traje de baño: antes de lanzarse al agua, la pelirroja empujó a Max, con todo y zapatos, al agua.
Pronto, todos se estaban desvistiendo: la palabra pudor había muerto ahogada en el alcohol. Lila se aseguró de colocarse frente a Adrien al desvestirse, segura de que su conjunto de encaje conseguiría robarle el aliento al rubio. Tras terminar de quitarse el vestido, volteó a ver al modelo, segura de haber provocado alguna reacción en él. Pero su seguridad se transformó en ira al notar que los ojos del chico estaban clavados en la estúpida panadera y su desabrida ropa interior.
Inmediatamente, su mente formó un plan para humillarla. Tomó su celular, el cual estaba en el suelo junto a su vestido, y abrió la aplicación de la cámara. Justo cuando había logrado enfocar a la peliazul, un fuerte empujón la mandó al agua, con todo y teléfono.
Lila salió del agua, furiosa y con en maquillaje corrido, luciendo como un mapache rabioso. Se encontró cara a cara con Alya, quien la observaba con una sonrisa de satisfacción.
- Oh, lo siento. No me di cuenta de que estabas ahí. - Expresó la pelirroja, con un tono de voz que expresaba que no lo sentía en lo más mínimo. A Alya lo borracha no le quitaba lo inteligente, y había notado lo que la italiana intentaba hacer. - Lamento lo de tu teléfono, pero bueno, es tu culpa por traerlo a la alberca. - Y sí: el teléfono de Lila no era a prueba de agua, así que había quedado inservible.
Por otro lado, Marinette y Adrien estaban en su mundo, haciéndose ojitos de enamorados.
- ¿No vas a entrar al agua? - Preguntó el rubio.
- No estoy segura. Se ve helada.
Una sonrisa traviesa se formó en el rostro del chico, provocándole a Marinette un escalofrío.
Sin previo aviso, Adrien aprisionó a Marinette, levantándola del suelo a estilo nupcial.
- ¡Bájame ahora mismo, Agreste! - Chilló la peliazul.
En lugar de bajarla, el ojiverde se lanzó al agua con la chica en sus brazos, haciéndola gritar aún más. Cuando ambos salieron del agua, Marinette lo observó furiosa por unos segundos antes de soltarse a reír a carcajadas. A Adrien se le paró el corazón: Su mejor amiga se veía preciosa.
No pudo evitarlo: Sin romper el contacto visual, llevó su mano a la mejilla de la chica, quien había dejado de reír, hipnotizada por la profundidad de esos ojos verdes. De forma cuidadosa, como si temieran romper el encanto, ambos se acercaron hasta que sus labios estuvieron a punto de rozarse.
Marinette fue la que cerró el espacio, pero Adrien fue el que marcó el ritmo del beso: Primero fue algo suave, tentativo, pero no tardó en volverse algo más hambriento y pasional: Al fin y al cabo, a pesar de todo el amor y la ternura que sentía por la peliazul, era un adolescente caliente y borracho. Y Marinette le siguió el paso, gustosa.
Pronto, estaban devorándose descaradamente en una esquina de la alberca, las piernas de Marinette enredadas en la cintura del rubio, ambos ignorando la presencia de sus compañeros, quienes honestamente, tampoco les prestaban mucha atención.
Y no solo el corazón.
I'M BACK, BITCHES.
Llevaba una eternidad sin actualizar (para los de Fanfiction, porque para los de Wattpad, fueron como tres días). Pero estoy de regreso, igual de pendeja y dispuesta a escribir incoherencias. Necesito algo ligero y humorístico después de los últimos capítulos, y estoy segura de que no soy la única.
Creo que quedan otros dos capítulos de esta cosa. Espero actualizar pronto.
