—¿Entonces tu... Lo sabías todo y no dijiste nada?— Entre sollozos alcanzo a decir, Norman no comprendía aquella reacción tan extrema. Es decir, si entendía que quizás lo correcto era decirle a sus amigos más cercanos acerca de su relación con Ray, que fue insensible no contarle nada a él como mejores amigos que eran (aunque Norman sabia que eso probablemente lo hubiera hecho sentir mal), pero no era suficiente para que Emma llorara.
—Si, lo siento.— Le respondió, siendo sincero a pesar de todo. Por su parte, en la cabeza de Emma era todo muy doloroso, contrario a lo que ella esperaba, Norman ni siquiera la dejo hablar y la estaba rechazando, incluso se entero de que ya sabia los sentimientos de ella por él. No lo entendía, pero era un claro rechazo a su confesión que no fue capaz de pronunciar.
Para Emma un rechazo a su confesión, para Norman una aceptación a la relación inexistente de Emma y Ray.
—Entonces... Yo, creo que es mejor que me vaya.— Lágrimas silenciosas escurrían, que trataba de ocultar ante el confundido y triste rostro de Norman, que de todos modos ya era consciente de que ella lloraba. Y deseaba abrazarla y proyectar todo lo que sentía, pero nunca... Nunca le haría eso a la novia de un amigo.
Emma se tiro en su cama, destrozada por el rechazo de un amor muy antiguo, que para bien o para mal, la rechazo. Le dolía, por que Norman fue de lo más amable con ella incluso para rechazarla. La avergonzaba, por que él era consciente de sus sentimientos, y aún así se esforzo para convivir con ella en armonía, teniendo cuidado de no lastimarla diciéndole que los sentimientos de ambos no eran mutuos. Envidiaba a la mujer que hiciera a Norman enamorarse, o al hombre en cualquier caso. Tenía que ser más que un angel para merecerlo a él, a uno de sus mejores amigos, su amor durante mucho tiempo, y ahora su motivo de tristeza. Sabia que era irresponsable, pero no podía ir a la escuela, un lugar tan lleno de recuerdos de sus amigos, y de Norman. Era irresponsable, pero sin dudas si se lo pedía a su padre le diría que si, odiaba admitirlo, pero ella era su consentida, y a pesar de que no era su padre biologico, sin dudas la hacia feliz.
Si, recordaba los días oscuros y solitarios que paso en el orfanato, que se terminaron cuando fue adoptada por un hombre que aunque lucía indiferente por fuera, era un buen tipo que simplemente no tenia suerte en el amor, pero si deseos de tener una hija. Yuugo, ese era el nombre de aquel sujeto. Un sujeto de renombre en las altas esferas de la sociedad, jamas dejo que Emma se presentara en la misma para no exponerla a ese tipo de vida.
Le dio la vida que ella tenia en ese momento sin pedir nada a cambio más que su compania, y Emma al mismo tiempo lo adoraba por eso. Pero en esos momentos si se arrepentía de algo, y es de haber permitido que su corazon se confundiera y cayera por Norman, no podía enojarse con él, no cuando sus sentimientos de tristeza aun no se estaban diluyendo y el enojo y rencor querias saltar en cualquier momento, por que Norman no lo merecia. Su padre siempre le dijo que abriera su corazón aunque saliera lastimada, por que si no se quedaría sola.
Cuando lo conoció, fue la primera vez que Yuugo la dejo salir a jugar sola. Con aproximadamente 12 de edad, salió por primera vez a jugar con chicos de sus edad, de los cuales Norman y Ray destacaron por sobre los demas.
Por dios, ella incluso recordaba como fue su primer encuentro con Norman, en donde ellos prometieron ser compañeros por siempre. Y ahora pensaba que tal vez ella nunca quiso ser realmente su compañera, ella quería algo más que eso con Norman. Dejó que las lágrimas cayeran después de caer en cuenta completamente de que era una completa tonta.
Pero se limpio la cara y levantó el teléfono, Yuugo no estaba en casa por negocios, pero sin dudas contestaría. Alguna excusa inventaría, pero no podía asistir, no para ver a Norman con su cara gentil y seguramente con lástima.
—Hola...— Dijo Emma al celular, y quizás el hecho de que Yuugo respondiera esa llamada, y aceptara las intenciones de Emma de faltar a clases en esa ocasión, cambio el rumbo de su destino amoros para siempre.
Ray se encontraba extrañado de que Emma no asisitiera a clases, de hecho se suponía que ahora asistiera más feliz que nunca. Después de todo lo paso entre Emma y él, aunque insistió (solamente una vez) en que le diera una oportunidad, de que podía demostrarle que era un buen chico, capaz de hacerla feliz, ella seguía prefiriendo al amable y cálido Norman. No la culpaba, si él fuera ella también elegiría a Norman, nadie deseaba a un tipo aburrido y callado según su propia perspectiva de si mismo. El día en que Emma se confeso por accidente a Ray, mientras estaban abrazados él le grito que no podía ayudarla con Norman por que la amaba, más de lo que deseaba admitir. Y ese fue su único reclamo a Emma, que ni siquiera era un reclamo ya que ella no pidió ayuda en primer lugar. Se fue corriendo por que no soportaba la situación, y en los siguientes días simplemente pudo observar como todo se tornaba más raro.
Primero, de parte de Emma entendía que actuara raro, pero de Norman no. Se comportaba distante, siempre ocupado, y eso era obvio para Ray, no existía nadie más veloz que el albino para completar los deberes y las excusas como estudiar después de clases le parecían ridículas, por que en primer lugar a Norman no le gustaba estudiar solo. Emma también actuaba distante y sus dos mejores amigos parecían evitarlo. Odiaba sus estúpidos sentimientos por esa razón, ese era el motivo de que internamente hubiera jurado nunca decir nada acerca de ellos. La verdad adoraba a Norman y Emma, odiaría perderlos. Pero tampoco quería interponerse, él era consciente de lo que la chica intentaba, todas esas peticiones de salir juntos a Norman, Ray sabía para que eran. Lo anormal de eso, era que el chico de cabello blanco la rechazara.
Simplemete Ray no comprendía la razón de que Norman hiciera algo así. Pero todo termino, ya que más pronto que tarde Norman finalmente acepto la cita de Emma. Quizás Ray estaba sobrepensando y Norman realmente estaba ocupado con sus estudios, a diferencia de él que perdía el tiempo pensando en una chica y incapaz de concentrarse.
De todos modos estaba seguro de lo que ocurriría ese día, Emma en esta ocasión le diría sus sentimientos a la cara a Norman y él, como obvia y dolorosamente sospechaba, la aceptaría.
Pero aparentemente eso no sucedió, desde aquel día Emma llevaba tiempo sin ir a clases sin avisar y eso lo confundía aún más, deseaba verla, así que antes de hablar con Norman, hablaría con ella. Y esa era la razón de que en ese momento se dirigiera a la casa de Emma, su padre estaba en un viaje de negocios así que podrían hablar sin trabas.
Tocó la puerta sin más, Emma abrió y Ray se preparo mentalmente para lo que sucedería a continuación y para lo que le diría.
—Necesitamos hablar— Si, esa frase nunca es para nada bueno. Y ambos eran conscientes de ello.
Hola! Soy la autora, gracias a las personitas que le dieron amor al fanfic y lo siguieron, también a la persona que comento (aunque por razones de escritora no contesto reviews de guest), los adoro y si pueden sigan dándole amor al fanfic, así yo le traere más capítulos, no les prometo actualizar más seguido (de hecho ni siquiera sé si voy a terminar este fanfic algún día) pero creanme que me sube la autoestima –Es muy triste ver un fanfic sin follows ni favoritos–
PD: en este capítulo no use muchos diálogos, pero en el siguiente a lo mejor sean los protagonostas.
Nos vemos!
08/04/21
