Capítulo 4

Que felicidad, ya entramos al tercer trimestre hoy el doctor quería decirnos que sería si niño o niña, pero nos negamos a saberlo la verdad lo que Dios decida mandarnos estará bien, será un bebe muy bien recibido con muchísimo amor que su sexo es lo que menos nos importa. Ya tengo seis meses y mi pansa ya se nota, aun no se lo decimos a nadie pero ya para estas el chisme debe de andar por todos lados, la tía llega hoy así que decidimos que queremos que sea la primera de la familia en saberlo, claro a George no se lo pudimos ocultar ya que Albert simplemente se lo grito en cuanto lo vio en la oficina.

-Amor, creo que ya es hora de arreglar el cuarto del bebe.

-Si, dijo el doctor que ya podemos relajarnos él está perfecto o perfecta – acariciando mi vientre abultado.

-¿Te parece si llamo a la decoradora?.

-Hmm no, el cuarto del bebe, lo quiero decorarlo junto contigo me gustaría que fuéramos a escoger los muebles tu y yo, es no sé, como mi sueño el escoger su cuna y cositas para él.

-Sí, eso me gusta te parece si lo hacemos por partes en la semana, dejare espacio en la tarde para hacer eso, no quiero que te fatigues.

-Aja, me parece bien.

Estábamos platicando en la habitación, cuando nos informaron que la tía había llegado así que el primero en bajar a recibirla fue Albert, ya que yo lo hago muy despacio por temor a caerme.

-Tía, que bueno que llego.

-Pues ni te alegres, ya que vengo muy molesta con ustedes porque ni siquiera se dignaron a ir a conocer él bebe de Annie, su bebe es de esta familia no sabes cómo tuve que excusarlos con ellos, sobre todo Archivald que preguntaba muy insistente por ustedes.

-Tía, hay una muy buena razón por la cual no pudimos ir, solo que no podíamos decirles nada pero espero que cuando nos visiten, la razón ya esté con nosotros.

-¿De qué me hablas? ¿Qué razón puede ser más importante que tu familia?

-Yo venía bajando los escalones, cuando Albert corre ayudarme para bajar, aunque aún puedo hacerlo sola pero él no quiere que lo haga sola, creo que tiene el mismo temor que yo, así que pronto nos mudaremos a una habitación de la primera planta. Con la batita que me puse apenas y se nota mi vientre, ¡aun es pequeño! pero si pego la tela, ya se nota a todas luces, cuando la tía voltea a verme se queda en shock al notar lo que toco con mis manos.

-Es, lo que creo, ¿Qué es?

-Así es tía, va hacer abuela dentro escasos tres meses si no es que decida salir antes.

-Hijo, pero porque no me lo dijeron me hubiera venido de inmediato para cuidarla, que malos yo sin saber.

-Tía, lo que pasa es que Albert y yo lo decidimos así, porque mi embarazo fue de alto riesgo así que no quisimos ilusionar a nadie.

-Hay hija, pero ¿estás bien? ¿El niño viene bien?

-Si tía, nada de qué preocuparse.

-No saben la alegría que tengo, pensé que no querían tener hijos perdónenme si fui muy insistente, es que yo solo quería tener un nieto directo en mis brazos, no es que los hijos de mis otros sobrinos no sean importantes pero hijo, un bebe de tu sangre, la sangre directa de tus padres y de los míos, eso me hace – comenzando a llorar – bueno, es que estoy tan emocionada.

-Si tía, vamos a sentarnos le contaremos todo.

-Después de que Albert, se sienta junto conmigo le comenzamos a narrar todo lo que pasamos, lo de la cirugía y la sorpresa que no llevamos al saberme embarazada.

-Si yo rezaba todos los días para que llegara el milagro, creo que dios me escucho – llorando, siento que fui cruel contigo hija, de verdad perdóname yo no sabía por lo que estabas pasando.

-Tía, ya paso si lo hicimos así fue porque sabíamos lo importante que era que le diéramos un nieto, cosa que creíamos imposible pero ahora es una realidad.

-ALBERT-

Cuando por fin, le pudimos dar la noticia al mundo entero pude gritar que estaba muy feliz, todos en la oficina me felicitaron, de hecho me dijeron que mi humor había cambiado que se me notaba la felicidad por los poros y eso que aún no nace mi hijo, ya me ven muy feliz que será cuando ya lo tenga en mis brazos.

-Apenas, hace unos días retomamos nuestra intimidad, tanto Candy como yo nos comíamos a besos, aunque fui muy delicado con ella por nada del mundo quería lastimarla y aunque ella, quería más al igual que yo, solo tuve que frenarla porque no quiero que se fatigue.

-Los días van pasando y empezamos a decorar el cuarto del bebe, Candy estaba escogiendo la ropa para nuestro niño, es como ver a una niña buscando la vestimenta para su muñeca cuando de repente…

-¡Oh por dios Albert!

-¿Qué mi vida? ¿Te sientes mal?

-No, mi amor – Con los ojos llenos de sorpresa – se movió… se movió.- Sonriendo.

-¡De verdad!

-Sí, ven siente – poniendo mi mano en su vientre.

-Cuando de repente, sentí su movimiento que los dos comenzamos a reírnos como locos en aquella tienda, que las ven tiendas solo nos miraban como sonreíamos al acariciarlo. Era algo mágico, así que ese día casi nos trajimos toda la tienda.

-Bueno hijo, ustedes no deben de andar haciendo esas compras solo hubieran buscado una decoradora, ¿Qué les pasa Candy? te puede hacer daño.

-Tía, así lo quisimos, para nosotros es importante preparar todo para nuestro bebe – tratando de armar la cuna – Candy, por su parte estaba acomodando la ropa en los cajones.

-No les voy a ganar, solo que por lo menos deberían de saber el sexo para comprar todo de acuerdo al color del sexo.

-Tía, eso tampoco necesitamos saberlo, sea lo que sea, lo vamos o la vamos amar solo por el simple hecho de ser nuestro.

-Así es tía, sé que para usted su preferencia sería un niño, pero si es una niña, me va a decir que no la va a querer.

-Claro que la voy a querer, será la princesa de la casa solo de imaginarla con sus moñitos en sus coletas, como cuando tú eras niña aún recuerdo cuando llegaste a esta casa siendo adoptada por mi sobrina Rose Mary, fuiste una luz en su vida más cuando Albert se tuvo que ir a estudiar al colegio.

-Si, aún recuerdo cuando conocí a mi Albert, que fue cuando lo despedimos en el aeropuerto ya que tenía que irse a estudiar y mi madre se quedaría sola, yo tendría seis años no es así amor.

-Si eras una bebe, jajajaj me acuerdo que me gustaba jalarte los moños de las coletas porque te hacia enojar, me hacías unos pucheritos divinos. La última vez que te vi, fue cuando tenías 14 años pero después ya no coincidimos, cada que yo venía de vacaciones tú ya te habías ido al colegio, hasta que sucedió lo del fallecimiento de mi hermana, que fue cuando tú ya tenías 20 años, solo no podía creer en la hermosa mujer que te habías convertido. Debatí mucho en acercarme, pero ya estaba completamente enamorado, desde que te vi en el jardín ayudando a la tía a cortar rosas para llevar a la tumba de mi hermana.

-Creo que eso fue lo que termino de unirnos, el recuerdo de mi madre y el hecho de que me sentía sola, el verte aquí era como tener un poquito de ella, así que sucedió lo inevitable me enamore como loca, bueno siempre fuiste mi amor platónico desde que te conocí en ese tiempo tú estabas muy pero muy fuera de mi alcance.

-Si, después la que estaba muy fuera de mi alcance fuiste tú, tenía que espantar a cada buitre que te rondaba y me daba algo, cuando te confundían como mi hermanita sobre todo ese Michael que sabía que habías sido adoptada pero siempre decía que yo era tu tío, cada que venia por ti, me hacia presente el comentario.

-Jajajajjaajaj hay amor, si lo batee por ti para esas ya mi corazón te pertenecía.

-Sí, aún recuerdo cuando yo tenía que cuidarte para que este patán no entrara a tu habitación, no crean que no me di cuenta de las risitas y miraditas que se daban.

-Tía, usted tan linda cuidando a Candy, de mí, cuando tenía que cuidarla de los otros Buitres de afuera, empezando por el tal Michael, para que cuidarla de los de afuera, si el lobo lo tenía en casa.

-Jajjajajaajajja ya escuchaste, eres un lobo amor.

-Auuuuuuu al rato te ceno, al acabó ya la abuela dio el permiso.

-Voy hacer, como que no escuche eso.

-CANDY-

Ya estamos a dos semanas de cumplir los nueve meses, ya los pies se me hinchan muchísimo ni que decir que ya no me puedo dormir acostada, sino que tengo que poner un montón de almohadas en mi espalda. Mi Albert, casi duerme de lado para no molestarme pero es que la verdad ya no aguanto la espalda en el último mes, mi bebe creció demasiado ya no me alcanzo a ver los pies. Hoy tengo cita con el ginecólogo, al parecer me quiere programar para la cesárea aunque yo le dije que prefiero tenerlo normal, me dijo que podía ser peligroso al menos que él bebe decida solo nacer de improviso.

-Bien Candy, ya estamos en la recta final solo esperaremos a que cumplas esta semana y te doy fecha para su nacimiento.

-Doctor, usted cree que es necesario la cesárea.

-Bueno será lo ideal, pero podríamos intentarlo solo que si se complica tendría que programar una cesaría de emergencia, en los dos casos tengo que aplicar la epidural, así que de esa no te salvas.

-Doctor, tomaremos la decisión que sea lo mejor para que los dos salgan bien, así que usted solo díganos que es lo mejor.

-Lo mejor es la cesárea, para evitar riesgo.

-Bien, eso es lo que tomaremos.

Pero como siempre nada sale como uno lo planea, esa mañana mi Albert salió para la oficina y la tía, se quedó conmigo gracias a dios que no se separa de mí, siempre está cuidándome cuando en las noticias dijeron que se acercaba un huracán, cosa que nos llamó la atención me preocupaba un poco los niños del hogar de Pony, así que le llame a la hermana María pero me dijo que se irían a un refugio en caso de que las cosas se pusieran mal.

La lluvia, comenzó a caer como el viento a soplar Albert, llamo para decir que ya se iba a regresar ya que la tormenta estaba entrando antes de que le fuera imposible salir, habían despachado a todos los empleados para que estuvieran con sus familias, siendo George y Albert los últimos en salir. Acababa de colgar, cuando de repente sentí un tirón en la cadera solo lleve las manos a mi vientre, con un fuerte dolor en el bajo vientre que solo alcance a tratar de sentarme, pero me di cuenta que un líquido me bajaba por la pierna.

Había roto fuente; la tía, solo corrió ayudarme para que me recostara pero el dolor se hizo muy intenso – Tía, llame al médico dígale que ya rompí fuente.

-Si hija, enseguida.

-Pero la tía, solo me miro con cara de terror al notar que ya no había línea en el teléfono y la luz se fue como si fuera un mal presagio. – Tía, ahí está mi celular solo márquele.

-Bueno… bueno…doctor me escucha. – Hay hija, está igual si se escucha pero ellos a mí no.

-Tía tenemos que irnos al hospital, llama a Marcos debe estar en la cocina.

-No hija, él fue por mi sobrino no quise que el manejara, ya vez como está el clima.

-Pues tendrá que manejar usted – Hayyyyyyyyyy - ¡Dios! el dolor me está matando.

-Hay hija, en mi vida he manejado, solo esperemos a mi sobrino que ya no tarda en llegar.

-No tía, ya no puedo, este bebe ya quiere nacer solo ayúdeme a llegar a la habitación.

-Señora, en que podemos ayudarle.

-Sabes que Mercedes, pongan agua a hervir y pongan sabanas limpias en la habitación, sabe que tía, usted me ayudara a traer a mi bebe a este mundo.

Continuara.