[Los personajes pertenecen a Hajime Isayama y su respectiva obra]

EreAnnie

Colección: Bélier


Boda

1

La celebración llegaba aparentemente ya a su final dada la mitad de la madrugada, los músicos empezaron a levantar sus instalaciones para retirarse, meseros y otros contratados para la limpieza recogían las mesas, las decoraciones y algunos que otros desechos inorgánicos.

Algunos familiares y amigos aún permanecían reunidos en las pocas mesas restantes, conversando respecto a sus vidas y la boda como tal.

Sin embargo, ellos ya se habrían despedido de los últimos asistentes y de los novios para marcharse.

Se lo habría llevado casi a rastras del lugar.

Siendo un pueblo pequeño, realmente no se habrían molestado en dejar el automóvil en el hotel para caminar hasta el jardín donde se llevó acabo la conmemoración — teniendo además en cuenta que los espacios en el edificio eran limitados como para abandonar el suyo, a la suerte de que alguien más se los arrebatase y tuviesen que irse a estacionar hasta quién sabe qué otra calle entre los estrechos senderos —.

Eren Jaeger ya estaba por demás ebrio, y Annie no aguantaba más entre el cansancio tras la fiesta, la molestia de sus zapatillas y el evidente mal humor respecto al comportamiento del castaño durante la celebración por su estado.

Regresaron caminando a lo largo de la apenas iluminada calle principal, y Leonhart iba descalza pisando la fría piedra que conformaba parte del rustico pueblo mágico.

— Ann — llamó la vacilante y evidente voz de ebrio del Jaeger, pasado por alto por su pareja—, amor, cariño…

La rubia seguía caminando, no se detendría.

— Cállate — espetó Leonhart, ya fastidiada—. Nunca me llamas así.

— ¿En verdad sigues molesta? Amor… — insistió Eren, finalmente acercándose por detrás a abrazarle y depositarle un delicado beso en su hombro.

El potente aliento y pestilencia a alcohol le llegaba con tan solo la cercanía y el suspirar de su parte.

— Eren, ya eres un adulto como para haberte comportado así en la boda — reclama Annie, apartándole de un empujón por la mejilla.

— Ah…

Su cabeza cae de costado en el aire y entonces se limita a observar a la mayor avanzar sobre la calle, admirando entonces el cómo sus pies se aprietan y vacilan sobre el sendero y cómo se queja al caminar.

— Mi amor… — volvió a llamarle, arrastrando su habla entre más alarga el tono de su pronunciar.

Annie se detiene en seco, alza su vestido y gira su torso y rostro hacia él, alzándole una ceja sin dejar de fruncir su ceño.

El hombre de metro ochenta y cuatro entonces sonríe sutil e incrédulamente, volviendo a acercarse hasta donde ella conforme abre sus brazos.

— Déjame cargarte — dijo, agachándose apenas a su altura para rodearle por la cintura y tomarle por las piernas entre sus brazos para posteriormente elevarle entre ambos. Su cuerpo se tambalea, y gime, hasta que consigue erguirse y plantarse sobre sus largas piernas.

Leonhart viéndose entonces resignada conforme el otro a duras penas consigue mantener su caminata, pero no le dice nada.

— Vi que ya no aguantabas tus pies.

Por un momento parece querer tropezar y ambos se sobresaltan, pero el menor lo recupera.

— Veo que tú apenas puedes caminar — le suelta, echándole devuelta en cara su estado de ebriedad.

— ¿Te he dicho que me encantas?

— Cierra la boca, sólo lo haces cuando estás ebrio… y me restriegas tu apestoso aliento a la cara — se quejó, resoplando en contra de la respiración del más alto y repeliendo la misma.

— Annie, por favooor… Siento mucho haberte avergonzado hoy — dice Jaeger, pertinaz —, pero míralo por el lado bueno, nadie se acordará en unos meses…

Leonhart alzó sus cejas de la impresión ante la declaración y soltó entonces un sutil manotazo a su frente. No tenía vergüenza.

— Bastardo.

Eren resopló y ambos terminaron riendo juntos rumbo al hotel.


¿Qué es esto? No sé, pero lo tenía por ahí perdido entre mis archivos de hace como dos años y lo quise meter a esta colección, JAJA. ¡Nos leemos!