Advertencias: Escenas de sexo. Violencia moderada. Spoiler.
Nota: Esté capitulo se sitúa años atrás, en la guerra santa donde Shion y Dohko sobrevivieron. Por lo tanto me tome la libertad de acomodar la historia de estos dos caballeros siguiendo la línea de The Lost Canvas (TLC) y no la línea original de Masami Kurumada en Next Dimension.
Esté título está inspirado en el capítulo 15 de The Lost Canvas (Anime) Titulado 'Quisiera volver a ese día' por lo tanto algunos de los diálogos corresponden a ese episodio.
Para aquellos que no se han visto o leído TLC (El lienzo perdido) de una vez les digo ¡Alerta de spoiler!
Esté capitulo está dedicado a Natalita07 quien ama a los borreguitos de Saint Seiya
4. Beso
Siglo XVIII – Tíbet – Jamir
Sintió un ligero vacío en el pecho al contemplar aquellas tierras que fueron su hogar, aquel mágico lugar donde creció y se convirtió en lo que era hoy en día. El santo dorado de Aries.
Jamir parecía una tierra alejada, pequeña, diferente. Era considerada un lugar de ensueño, poderosa. Era un lugar casi inhabitable, el aire eran denso y por lo tanto respirar era muy laborioso. Pero para los lemurianos, aquel lugar no representaba mayor riesgo. Es por ello que su pueblo podía vivir tranquilamente en aquellas tierras escondidas.
Shion suspiro tranquilo y se permitió respirar del aire de aquellas murallas perdidas en el Himalaya. Camino con paso lento disfrutando del aroma de las flores y del correr de los riachuelos.
Su armadura dorada hizo eco y sus pasos sonaron pesados sobre la piedra.
Una gran torre de mármol sin ninguna entrada por ninguna parte se manifestó frente a sus ojos rosáceos. Piso sobre piso lleno de ventanas por todo el rededor. Sonrió, entrar allí era toda una odisea y solo aquellos en el uso de la telequinesis podían entrar y salir de aquella extraña arquitectura.
Aunque extrañaba su lugar, a su maestro y todos los secretos de Jamir, su visita iba dirigida hacia alguien más y aquella persona no estaba allí. Camino por un largo sendero, se aventuró entre pasajes rocosos bajo un sol brillante solo para encontrarle.
Allí estaba.
Yuzuriha.
Ella estaba distraída. Su cabello dorado y sus ojos celestes contemplaban el humo de una gran hoguera. Su cuerpo estaba cubierto por una túnica de color rojo claro y un cinturón dorado sujeto a su cintura. Suspiro y llevado por una fuerza extraña logro llegar hasta ella.
— Lamento mucho tu perdida — le dijo acercándose lentamente — Escuche que los tres cayeron al acantilado al volver de las montañas
Ella levanto ligeramente el rostro y con tono sorpresivo observo al hombre que le dirigía la palabra.
— Señor Shion — Anuncio en un delicado sonido mientras su cabello bailaba con el viento
— Pudiste enterrarlos a todos — Continuo bajando la mirada — A todos, a tu madre, a tu padre a Tokusa
— La verdad — Contesto ella intentando mantenerse serena sin apartar la vista del monumento como tributo a sus parientes — solo encontramos a mis padres — Shion se sorprendió ante esta afirmación y la miro detenidamente esperando por una respuesta clara — no encontramos a Tokusa. Quizá cayó en un lugar muy profundo, no pudimos rescatarlo
Shion suspiro afligido y se dispuso a continuar hablando.
— Dime una cosa. Tu familia tiene un fuerte legado en Jamir. Dime ¿Quién va a ser el sucesor?
— He decido mantener vivo ese legado — Contesto ella sin tan siquiera mirarlo. Shion trago saliva, entendía lo que ella debería hacer — Y para eso es necesario casarme — Expuso girándose levemente para verlo.
— ¿Estás segura? ¿Qué hay de tu sueño? — Pregunto desconcertado
Ella debía seguir y él no podría estar ahí para ella, no mientras siguiera siendo un santo de Athena y la guerra santa estuviera tan cerca.
— Sí. Quería ser un guerrero como tú, pero después de esto no
— Sí, entiendo
Aries sonrió de medio lado, pero su sonrisa lejos de ser de alegría escondía una completa tristeza.
Ella se soltó el cinturón dorado y desplego la túnica roja que voló con el viento como si de una capa se tratara. Su cuerpo perfecto estaba cubierto por un pequeño short y una venda que le cubría el pecho, en su brazo izquierdo un brazalete dorado brillaba con el sol. Yuzuriha tomo un fuerte impulso saltando con mucha ligereza sobre las rocas, voló por los aires como un águila, mismas que volaban sobre ellos. Ante los ojos de Shion, ella parecía un ángel, con las alas abiertas surcando el cielo y alejándose de su vida.
‹‹Ella se casa — Pensó Shion — Y no seré yo aquel que la despose››
— Si un santo de Athena está aquí es porque algo malo está pasando — Expuso la chica danzando con el viento, su voz sonó más tranquila al ser abrazada por la brisa — No creo que solo hayas venido a visitar a tu pueblo ¿O sí?
Shion quería verla a ella.
— Ya lo habrás escuchado de nuestro maestro — Explico manteniendo su estatus de guerrero — Han pasado ya 200 años y los 108 espectros volverán a aparecer sobre la tierra — Ella lo miro aterrada — Sé que el patriarca lo confirmo hace poco, sintió un poderoso cosmos aquí en Jamir
Yuzuriha se quedó al otro lado con su túnica ondeando a su alrededor, pensativa, musito las últimas palabras de Shion
‹‹Aquí en Jamir››
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La noche era calidad. Shion pasó un rato con los suyos y después de un rato decido ir a buscar a Yuzuriha, no podía lograr estar lejos de ella. Se adentró en la pequeña cabaña que ella compartía con su familia antes de que todos estos fallecieran en ese trágico accidente.
Allí estaba la joven observando por la ventana y aferrada a la bufanda de su madre.
— ¿Ya te vas? — Le pregunto a Shion sin apartar la mirada del exterior
— En la mañana debo partir. Volveré al Santuario
— Es una pena que tu tiempo aquí haya sido tan corto — Expreso mirándolo a los ojos — Siempre me ha gustado tu compañía. Pero ahora somos de mundos diferentes ¿no es así?
— Así es — Contesto en un suspiro anhelando cruzar el cuarto para abrazarla
— ¿Puedes venir un momento? — Pidió ella sin apartarse de donde estaba. Shion no espero por una confirmación y en un par de zancadas llego hasta ella — Te ves bien — Expuso levantando la mano para tocar el rostro del hombre — En tu armadura reluciente, has conseguido enorgullecerme
— Siempre he querido hacer lo mejor para todos — Expuso, sintiendo el tacto femenino sobre su rostro, temeroso, tomo la mano de la chica entre la suya y la sostuvo con firmeza para depositar un cálido beso en ella — Siempre eh querido lo mejor para ti
— ¿Para mí? — Pregunto más por inercia. Él no dejo de contemplarla, su rostro se veía ligeramente iluminando por unas lámparas de gas
— Para ti. Quiero lo mejor del mundo, todo lo que tú desees, quiero que se te sea otorgado
— Mi querido Shion. Dices tonterías
— Claro que no — Expuso, acto seguido ella bajo la cabeza dejando escapar una pequeña lagrima de sus bellos ojos — Lamento todo lo que ha pasado. Lamento mucho tu perdida y quisiera poder hacer algo para aliviar tu dolor
— Solo quiero un abrazo — Susurro
Shion sonrió y sin darle tiempo a su mente de reaccionar hizo que la armadura se desprendiera de su cuerpo para poder sentir la calidez de Yuzuriha sobre su piel.
— No te vayas. Quédate conmigo, quédate conmigo al menos hoy — Dijo ella, con su cabeza recargada en el dorso masculino. Cerró los ojos y se dejó llevar por el cálido latido del corazón de Shion. Él quiso decir algo — No — Sopeso sus palabras — No digas nada, solo quédate así en completo silencio. Abrázame fuerte y no te vayas de mi lado
— Aquí me quedare — Aspiro profundo el olor delicados de los cabellos de la joven
La noche se hizo más oscura. Yuzuriha no lloro, solo se quedó atada a ese abrazo que Shion le dedicaba gustosamente. Intento decir alguna palabra, sin embargo ni él ni ella se atrevieron a hablar. Finalmente la joven levanto el rostro hacia el lemuriano y él la observo en silencio tratando de adentrarse en esa pequeña cabeza rubia que amaba con locura.
Yuzuriha no sabía exactamente en que estaba pensando, pero cuando cayó en la cuenta ya se había abalanzado hacías los labios masculinos para depositar un suave y muy delicado beso. Shion no se apartó, sintió la inocencia de la joven sobre su piel y suspiro intentando aclarar sus ideas, pero todo su pudor quedo en el olvido cuando ella se alejó sonrojada.
‹‹Perdón›› Le pareció escuchar, pero él estaba tan abstraído que no presto atención a sus palabras y deseoso la tomo por la cabeza para perpetuar ese beso. Para quitarle el aliento y calcinarse en su alma, porque llevaba mucho tiempo pensando y soñando ese beso.
No hubo más palabras más que un leguaje de dos amantes dispuestos a amarse.
La cama estaba tibia cuando Shion la acostó sobre ella. Yuzuriha lo observo por unos escasos segundos y volvió a hundirse en ese beso.
No estaba seguro de lo que hacía. No estaba seguro si aquello era correcto, ni siquiera estaba seguro si ella lo deseaba tanto como él.
Y tampoco pregunto.
La beso con demasiada pasión y ahogo sus palabras o cualquier intento de fuga, porque no estaba dispuesto a dejarla ir. Luego sin que le dijera nada, aparto la bufanda primero y la ayudo a levantar el top que escondía sus mágicos y voluptuosos senos.
— Shion — Gimió ella, pero sus palabras quedaron en el olvido cuando él la beso sobre el cuello. Ella cerro los ojos y disfruto de la caricia — Yo…
No pudo continuar, el astuto santo la besaba por toda su figura, saboreando su piel y deleitándose con sus gemidos.
Shion no era experto, nunca se había atrevido a tocar a una mujer de la forma que lo hacía con Yuzuriha y no sabía si iba por buen camino. Siguiendo sus instintos se aventuró con su boca y beso todo lo que encontró a su paso. La deseaba, no era un secreto para su mente. Y ese día estaba convirtiendo sus más oscuros sueños en realidad.
Porque la amaba y la quería con locura. Porque quería que ella olvidara y pensara solamente en él.
¿Era egoísta? Seguramente sí. Porque no le importaba nada de lo que pasara después de ese encuentro y fue consciente que él estaba tomando una ventaja que tal vez no le correspondía. No le pregunto nada, simplemente la tomo, la arrojo sobre la cama y ahora la tenía bajo su peso en una semidesnudas completamente exaltante para él.
Pero ella. Ella no lo rechazaba, ella lo abrazaba y lo besaba musitando entre suspiros su nombre. Algo intentaba decir, pero apenas y podía susurrar el nombre de Shion.
‹‹ ¿Qué querrá? — Se preguntó el dorado — ¿Querrá que me detenga? ¿Querrá que deje de tocarla, de besarla? ¿Debería hacerlo? ¿Debería detenerme? ››
Pero no podía. Lo intento y no lo logro. La hinchazón entre su pantalón no lo dejaba pensar con claridad.
— Shion — Volvió a pronunciar ella — No — Esa última palabra lo hizo detenerse por fin. La miro a los ojos y espero que a la sangre le volviera a la cabeza — No te detengas — Expuso. El santo no supo si estaba soñando y le tomo un par de segundos reaccionar y ver la sonrisa disponible de Yuzuriha
Se mordió el labio y continuo con su juego, esperando que al llegar el alba no se tratara solo de un húmedo sueño, de esos que había tenido muchas veces en la oscuridad de su templo.
Cuando ella le pidió continuar se llevó uno de los senos femeninos a la boca probando de aquel pequeño pecado. Ella se estremeció entre sus brazos y lo abrazo hacia su figura.
Después de un pequeño jugueteo en lo que él se sacio con el sabor de ese pecho divino, tomo una gran bocana de aire y volví a fijar sus ojos en ella. Como siempre no hicieron falta las palabras. Ella le quito la camisa y sin ningún tacto adentró su blanquísima mano dentro del pantalón de Shion.
Él gimió con fuerza y se aferró a ella pensando que la dejaría con las ganas cuando creyó que aquel ligero toqueteo le iba hacer terminar. Se contuvo. Se contuvo, intentando actuar como un adulto y no como un infante que no sabe proceder ante algo tan sutil.
Dejando caer su cabeza y atento a las caricias de Yuzuriha logro coordinar su mente con su cuerpo y después de un pequeño periodo se deslizo por la figura femenina de su amante. La deseaba como nunca antes había anhelado algo. La deseaba desde tiempos atrás y la amaba secretamente sabiendo que su amor jamás seria correspondido.
Sin embargo y pese a sus palabras de esa mañana ella estaba ahí dispuesta a sus besos y caricias. Shion quiso que esa noche fuera eterna.
Un beso más apasionado los hundió en un auténtico deseo, ella dejo de tocarlo y poso sus dos manos sobre el rostro de Shion para que no se apartara de su lado, pero él completamente ansioso volvió a acariciar esa pálida piel hasta situarse entre las piernas de la chica. Ella culmino el beso con ligereza cuando sintió el abultado miembro de Shion entre sus muslos y la mano masculina acariciando sobre la tela de su short.
— ¿Esto es un sueño? — Pregunto ella cerrando los ojos y disfrutando de las caricias
— Si es un sueño, es el más maravilloso de todos — Le susurro por respuesta
— Shion — Expuso tomándolo por el rostro para mirar sus ojos rosáceos — Quiero ser tuya
Él sonrió satisfecho ante aquellas palabras incorporándose para deleitarse con el bello cuerpo que poseía Yuzuriha, con cuidado le quito el pequeño pantolicito y luego la ropa interior.
‹‹ Es asombrosamente bella›› pensó él escaneando cada parte de ella, como tratando de perpetuar aquella imagen en su mente por toda la eternidad.
— ¿Pasa algo malo? — Pregunto ella confundida al ver a Shion tan concentrado en su figura y por un momento se sintió avergonzada al ser víctima de un detallado escrutinio
— Eres perfecta — Contesto logrando sonrojar más a la joven — No puedo dejar de admirarte
— Me avergüenzas — Acoto con la mirada abajo e intentando cubrirse con las manos
— Lo lamento — Indico él al verla sonrojada y nuevamente se acercó para besarla — Me gustas demasiado — Y antes de que ella pudiera decir algo, la beso con descaro mientras su lengua buscaba la de ella
Un nuevo gemido la hizo apartarse. Shion acariciaba con lascivia esperando un desenlace placentero. Adoraba verla bajo su mano y ahogada en gemidos que él le provocaba. No pudo aguantar más y aprovechando el descuido de ella que mantenía los ojos cerrados, se bajó el pantalón y sin avisar la penetro con rapidez.
El rostro de Yuzuriha se desencajo ante el dolor y unas pequeñas lágrimas salieron de sus orbes celestes. Shion se detuvo de inmediato y completamente contrariado la miro consternado.
— No te detengas — Dijo ella omitiendo la dolorosa intromisión e intentando acomodarse a la forma masculina — Sigue, por favor
Shion suspiro tranquilamente y volvió a devorar aquella boca rosa y mientras se adentraba y salía de ella. Completamente excitado, dejo caer su cabeza sobre el hombro de Yuzuriha moviéndose de arriba abajo mientras ella le abrazaba fuertemente.
Yuzuriha podía sentir el aliento caliente de Shion cerca de su oído y aunque estaba un tanto incomoda no podía negar que todo aquel encuentro la tenía fascinada. Él no estaba siendo del todo delicado empujando con fuerza y gimiendo a su lado como si aquello fuera vital para su existencia. Ella lograba sentirlo muy adentro como si de alguna forma pudiera llegar hasta lo más profundo de su ser y de su alma, sentía la calidez de ese cuerpo acentuado por los entrenamientos y el sudor que los empapaba a ambos.
Las embestidas fueron más rápidas, y Yuzuriha temió porque su improvisada cama terminara siendo destrozada por aquel baile placentero. Se mordió el labio inferior, y enredo sus manos entres los cabellos verdosos de Shion escuchándolo gemir con la cabeza oculta entre su cuello. Los gemidos del dorado se hicieron más potentes como si de un animal salvaje se tratara.
Shion gozaba de aquella maravilla nunca antes conocida. Podía sentir la estreches húmeda de la chica alrededor de su forma. Fascinando con aquella caricia que lo hacía sentir plenamente y moviendo sus caderas de arriba abajo como le indicaba su excitado cuerpo.
Era celestial aquella sensación.
Él levanto la cabeza, quería verla y aunque lo único que su cuerpo le pedía era cerrar los ojos y concentrarse en el placer alrededor de su miembro, no lo hizo. Contrario a todos sus instintos involuntarios observo con detalle a su perfecta amante, maravillándose con aquella gloriosa unión.
Observo, analizo y gravo en su cabeza cada rastro de ella, cada fibra de su ser.
La tibies de su cuerpo, la humedad de su cavidad que lo abrazaba tan ardientemente, el sudor de su anatomía, los pequeños gemidos, la fricción de esas manos tan pequeñas sobre su espalda ancha, el olor de su cabello, el brillo de sus ojos, la calidez de su aliento y el calor de su figura. Yuzuriha era perfecta y todo quedaría gravado en su memoria para siempre.
Una unión de dos almas. Una entrega única en aquella noche oscura, tibia y perfecta.
No soporto más, algo dentro de él explotaría en cualquier momento y él sabía que aquello, sería el punto final y que después de tanto tiempo, de años esperando ese momento, su más anhelado sueño se hacía realidad.
Era suya.
Yuzuriha sonrió divertida, al ver una cara diferente en aquel hombre que horas antes se veía inamovible bajo esa imponente armadura dorada de Aries. Su gesto fue muy curioso. Primero abrió la boca mientras tenía los ojos cerrados, y luego hizo una mueca como intentando decir algo que no logro pronunciar. Finalmente y después de una última estocada se dejó caer completamente exhausto entre los pechos de la chica.
La joven no soporto más y en un vago movimiento dejo escapar una sonora carcajada que logro atraer la mirada curiosa de Shion.
— Fue muy divertido — Dijo ella entre risas, tal vez nerviosa por todo lo que había pasado — Hubiera querido retratar tu rostro — él enarco una ceja — ¿Terminaste? Ay siento que sí — continúo divertida
— ¿Te burlas de mí? — Le pregunto entrecerrando los ojos
— No — Contesto ella dejando salir una nueva carcajada — Bueno sí. No, no sé — Acoto escondiendo su rostro entre el pecho del caballero. Shion no pudo aguantar más y se dejó llevar por las risas, riendo con ella también
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La mañana llego rápidamente. Shion dormida tranquilo cuando los primeros rayos de sol se adentraron por la ventana, con una mano quiso tapar el exceso de luz sobre su rostro e intentando adaptarse a la luminosidad de ese día vio a su dulce Yuzuriha durmiendo a su lado con la cabeza recargada sobre su brazo derecho.
Con delicadeza logro ponerse de pie y con mucho cuidado empezó a buscar su ropa para no despertarla, pero sus movimientos fueron torpes y sin darse cuenta tastabillo hacia una mesa y dejo caer la lámpara de gas.
— Si intentas escapar haces un pésimo trabajo — Le dijo ella mirándolo desde la cama en lo que él la observaba como un niño que acaba de ser descubierto
— No intento escapar. No quería despertarte
— Igual haces un pésimo trabajo — Comento poniéndose de pie para buscar algo con que cubrirse — ¿Debes irte ya?
— Nuestro maestro debe estarse preguntando donde estuve toda la noche — Explico en lo que terminaba de vestirse
— ¿Qué le dirás? — Pregunto ella arropándose con una túnica blanca
— No creo que sea apropiado decirle que pase la noche aquí contigo — Dijo en un tono suave y mirando de medio lado a su compañera
— No, no es apropiado — Suspiro amargamente — Yo ya tome una decisión y me temo que en ella no tienes lugar — después de un pequeño cruce de miradas sonrió con delicadeza — Aunque, siendo sincera, si me hubiera decidió por ser una guerra, tampoco tendrías lugar en esa decisión. Con los 108 espectros y la guerra santa tan próxima partiremos prontamente
Shion bajo la mirada y observo la salida. En ninguno escenario podría estar con Yuzuriha.
— Suerte con el maestro — Dijo ella caminando hacia otro lado. Shion la observo por un momento y luego dejo la cabaña
Palacio
En el interior de la mansión de cinco plantas se encontraba Hakurei sumergido en su trabajo reparando armaduras, cuando sintió la presencia de su discípulo dejo de hacer lo que hacía para dirigir su atención al santo dorado de Aries.
— ¿En dónde habías estado? — Pregunto con lentitud, mientras escondía amabas manos entre su túnica
Shion pensó un momento antes de contestar.
— Estuve en los alrededores, pendiente a cualquier amenaza — Dijo rápidamente.
El anciano de Jamir no se creyó esa patraña. Sin decirle más y que sería imposible sacarle la verdad a ese impetuoso muchacho, sonrió de medio lado y camino hacia una mesita que sostenía una juego muy pulcro de té.
— ¿Quieres un poco? — Le dijo al más joven
— Sí — Contesto él rápidamente agradeciendo que su maestro no continuo con el interrogatorio
— Te tomas tu trabajo muy en serio Shion — Acoto llevando la taza de té hasta su boca para luego saborear el maravilloso contenido
— Sí — Volvió a contestar, está vez cabizbajo
— ¿Algo que debe saber? — Pregunto con picardía. Shion se tensó en su lugar — Están aquí — Dijo mirando hacia una de las ventanas del lugar — Los espectros de Hades
Shion también lo noto y en un rápido movimiento despareció del lugar para llegar al punto donde se percibía aquella energía tan nauseabunda.
Corrió con demasiado afán. Allí en ese lugar estaba ella.
Llego justo a tiempo, en el mismo momento en que el espectro levantaba una gran ola de energía para destruir a Yuzuriha.
Un muchacho de cabellos dorados y armadura ennegrecida observaba con disgusto al santo dorado.
La cabaña quedo destruida y la sorpresa de Shion fue inclusive más angustiosa que la de la chica, cuando se percató que el atacante no era otro que Tokusa el hermano de Yuzuriha, quien cobardemente había vendido su alma a Hades a cambio de asesinar a su familia y todo por alcanzar una vida inmortal.
— Entonces eras tú Tokusa — Expuso Shion en medio de los dos hermanos y completamente enfurecido — Tú eras ese poderoso cosmos en Jamir. Tanto así deseas la inmortalidad, incluso entregado las vidas de los que amas
— Yo solo deseo — Contesto el espectro — Ser tan fuerte como lo son tú y mi hermana. Sí, si soy inmortal no tendré que temerle nunca a la muerte. Entonces podre ser más fuerte que ustedes dos. Por esa razón me convertí en un espectro
— ¡Pero qué tontería! — Expreso ella completamente molesta y desilusionada
— ¡¿Qué no ves?! Hades y su ejército solo te manipulan Tokusa — Explico Shion, el otro sonrió con cinismo — No, veo que tú ya estas bajo la influencia de Thanatos — Apretó sus nudillos con fuerza — No cambiaras de parecer sin importar lo que diga — Una fuerte descarga se sintió por el lugar, la capa de la armadura de Shion voló por los aires y las piedras se levantaron ante la presión del cosmos — Debo matarte entonces
— Que interesante — Dijo el espectro con desdén — Quiero ver que tan fuerte eres ¡Ahora ven y muéstrame toda tu fuerza, santo dorado de Aries!
— Prepárate Tokusa. O quizás debo decir. Tokusa de Hanuman
Yuzuriha observo el choque de energía y como ninguno de los dos se inmutaba ante la fuerza del otro. Tokusa fue contundente al decirle a Shion que conocía todos sus movimientos y elevándose por los aires, hizo alarde de su poder oscuro para atacar al santo. Una ráfaga de luces cayó con potencia sobre la tierra y el santo dorado no fue capaz de esquivar aquel ataque, aturdido se desplomo ante los pies de la rubia que aún se sentía confundida.
Sin importarle su propia seguridad, Yuzuriha corrió hasta al hombre que se encontraba gravemente herido y escucho a su insolente hermano burlarse del dorado. Molesta se puso de pie y se dispuso a ser ella quien acabara con la osadía de su querido pariente. Sin embargo, él le recordó la decisión que ella ya había tomado y le expuso que él sí continuara con su linaje de guerreros ahora en el inframundo.
— Tienes razón — Dijo ella con la cabeza agacha — Tal vez es mejor que nuestro linaje termine para siempre en el inframundo. Porque hoy marcare ¡mi cuerpo con tu sangre!
Su cosmos energía exploto con fiereza, pero antes de poder dar el primer golpe fue detenida por Shion, quien le recalco que al ser ella quien lo asesinase sería igual que Tokusa.
Aries no estaba dispuesto a dejar que Yuzuriha tomara la vida de su hermano con sus propias manos, era una carga que no permitiría que ella llevará. Si alguien debía acabar con Tokusa tenía que ser él, era su deber, como santo y como hombre.
— Veo que tu determinación y tu fuerza han cautivado el corazón de mi hermana — Expreso el espectro observando aquella complicidad entre la joven y el santo dorado — A través del tiempo siempre te he admirado — Shion acorto la distancia entre ellos — Solo que ella cada vez está más y más alejada de mí, debido a esa admiración. Pero ahora puedo notar que soy más fuerte que tú Shion y no dejare que te entrometas nunca más ¡nunca más, santo de Athena!
Una haz de luz violeta se manifestó del puño de Tokusa Shion comprendió todo en ese mismo momento y sin dar marcha atrás acepto derrotar a el espectro a como dé lugar y proteger a su pueblo de la maldad de Hades.
— ¡Invocación de almas de espíritus de difuntos!
— ¡Revolución de polvo estelar!
La técnica de Shion superó con creces a la de Tokusa quien consternado vio como el fuego intenso de la revolución de Aries lo alcanzaba y destrozaba su cuerpo por completo. Hanuman cayó con fuerza sobre el suelo infértil en lo que Shion le deseaba que volviera a ser el mismo de antes. Con su último aliento Tokusa observo a su hermana parada justo a su lado y con lágrimas en los ojos.
Esperando alguna palabra severa por parte de ella se llevó una sorpresa al ver como ella lo tomaba de la mano y lloraba a su lado completamente entristecida.
Shion observo en silencio a los dos hermanos y escucho como él le pedía tener cuidado o la impregnaría de su sangre solo para recibir como respuesta de propia voz de Yuzuriha que no importaba ya que ella era una guerrera.
Yuzuriha había cambiado de parecer.
Ese día la joven lemuriana tatuó su brazo derecho con la sangre de Tokusa con el símbolo de su familia y prometió al igual que Shion pelear a favor de la diosa Athena, con la única intención de acabar con los planes malignos de Hades. Aries ya no tenía nada más que hacer allí, consternado por el desenlace de aquella cruel batalla y que con ello él le había quitado la vida a un ser muy querido para Yuzuriha.
Se marchó.
Por más que ella expuso que Shion no había hecho nada malo, él no pudo evitar saber que había lastimado a la mujer que tanto amaba.
Dos años después
La guerra santa había comenzando. Shion fue uno de los primeros en revisar el estado de algunas ciudades como la tierra natal de la diosa Athena y el santo de Pegaso, Tenma. En aquella misión, el mejor amigo de Sasha se convirtió en una víctima fatal de su hermano Alone el ahora recipiente de Hades.
Shion fue incapaz de hacer nada contra el dios de los muertos y en compañía de su mejor amigo Dohko de libra tuvo que emprender la huida aceptando la muerte de Pegaso.
Con el pasar de los días el ejército de Hades tomo más fuerza. Durante un ataque al Santuario el primero en caer fue Albafica de Piscis y Shion fue testigo del poder de los espectros y de la tenacidad de sus compañeros. Para vencer al ejército enemigos algunos tuvieron que sacrificarse.
Asmita murió, pero con su partida llego nuevamente ante el santuario el santo de Pegaso. Y otros cayeron para protegerle. Durante las violentas batallas muchos perecieron. Tanto en el ejército del dios del inframundo como en el de la diosa de la guerra las pérdidas fueron significativas.
Y con el pasar del tiempo las despidas fueron más amargas.
Shion vio morir a muchos de sus compañeros, entre ellos a su buen amigo Dohko de Libra y su maestro Hakurei, ambos a manos del Alone.
Esa batalla en particular dejo un mal sabor de boca en la vida del lemuriano. Él no fue capaz de hacer nada contra el dios del inframundo y la perdida fue certera. A su lado una inconsolable Yuzuriha fue testigo del desenlace de los hechos, pero él se prometió proteger al santo de Pegaso al ver con notorio asombro que el muchacho podría ser el único capaz de vencer a Hades.
El Santuario estaba de luto. Apenas un pequeño puñado de santos dorados resguardaban los templos y en el lugar se sentía un vacío intenso. Tenma partió a otro lugar a seguir entrenando ya que estaba dispuesto a acabar con todo cuanto antes. Y Shion estaba asunte en sus propios pensamientos en la casa de Aries.
— Esta guerra no ha sido sencilla para ninguno de nosotros — Escucho decir a una voz femenina que caminaba hacia él
— ¿Cómo está la diosa Athena? — Pregunto Shion intentando ignorar el dolor que sentía al verla. No solo fue el asesino de Tokusa, sino que su debilidad lo habían llevado a dejar morir a Hakurei. Ambos muy importantes para ella
— Deja de culparte por todo esto Shion. Tú no tienes la culpa de nada — Dijo ella, pero él no le devolvió la mirada. Suspiro — La diosa intenta ser fuerte, pero está muy triste por los últimos acontecimientos. Debo partir
Por primera vez Shion presto atención a sus palabras.
— ¿A dónde? — Pregunto buscando su mirada
— A Jamir — Contesto ella tranquilamente — Athena me hizo un encargo y solo yo podre encontrarlo. Algo que nos ayudara a llegar hasta Hades — Explico, mientras Shion enmudecía con cada palabra de la chica — A estado oculto durante años, por lo tanto no será fácil encontrarle. La diosa confía en mí
— Las tierras de Jamir son peligrosa. No cualquiera es capaz de resistir el aire denso del lugar. Mucho menos de poder moverse entre las grandes cadenas de montañas — La miro por un largo tiempo y añadió — Solamente tú. Yuzuriha de Grulla sería capaz de lograr esta misión — sonrió con orgullo por su compañera
— Shion — Llamo ella caminando hasta la salida — Quiero que sepas que jamás te eh culpado por la muerte de mi hermano y muchos menos te culpo por la muerte de nuestro maestro — Aries bajo la cabeza intentando que aquellas palabras lo hicieran sentir mejor — Todo paso como debía pasar y nosotros como guerreros debemos aceptarlo
— Lo sé
— Entonces deja de huir de mi cada vez que me acerco — Shion se sintió descubierto e intento fingir — No intentes mentir. Te conozco. Te conozco muy bien y sé que es eso lo que tanto te atormenta. Shion yo jamás podría odiarte. Mis sentimientos hacia a ti no han cambiado en estos dos años
Una oleada de dolor se sintió en el corazón del lemuriano. Él la vio partir rumbo hacia Jamir sin estar seguro si esa sería la última vez en que la vería.
Pero los dioses fueron misericordiosos con él.
Una vez más se encontró con ella y también con Tenma y con Dohko que para su fortuna no había caído como él llego a pensar. Ahora una nueva batalla se llevaba a cabo dentro del terreno enemigo donde los últimos dorados cayeron uno a uno.
La diosa logro una gran ventaja al liberar a su hermano, pero al final, ella en compañía del Pegaso y el joven Alone se dirigieron solos hacerle frente a Hades.
Después de ello, él junto con Dohko fueron devueltos a la tierra y como únicos aun en pie tomaron sus respectivos lugares en la orden. Uno como el patriarca el otro como el vigilante del sello de Hades.
Mientras que su bella Yuzuriha fue enviada al Tíbet junto con otros sobrevivientes, despojados de sus cosmos.
El tiempo pasó y Shion se dedicó plenamente a reconstruir el Santuario. Cada roca fue levantada y nuevos reclutas fueron llegando y asumiendo un nuevo papel dentro de la orden.
Él, no solo se puso a la cabeza del ejército de Athena, sino que también dedico cada minuto de su tiempo a la reparación de las armaduras de sus antiguos compañeros, para que pudieran ser portadas por los nuevos guerreros.
Meses después — Templo Principal
Yuzuriha caminaba por los largos pasillos del templo de la diosa. Ya no recordaba el último día que había estado allí.
Recordaba con cariño a Sasha y Tenma como siempre tan sonrientes y dispuestos a dar todo por proteger su mundo y desde luego por apremiar el amor incondicional que tenían como amigos.
Ella había pasado los últimos días viviendo en su pueblo y aunque no gozaba de sus habilidades debido a que la diosa sello su cosmos, logro sobrevivir a las duras tierras que eran Jamir. Y ahora estaba allí cerrando un círculo que había quedado abierto hace mucho tiempo.
Entro con paso ligero, característico de ella y observo a Shion parado frente al trono completamente feliz de verla. El hombre lucía una túnica de color negro y su cabello verde estaba un poco más largo.
— Bienvenida — Le dijo él con una amplia sonrisa
— El Patriarca — Comento ella alegremente — Si te queda — Él se sonrojo
— Lamento no haberte ido a visitar. Tengo muchas…
— Lo sé mi querido Shion — Pronuncio pausadamente. El Patriarca suspiro ante aquellas palabras — Ahora tu deber es velar porque el ejército de Athena cuente con toda la disposición y fuerza para las guerras venideras. Tu trabajo no acabado. En cambio el mío, ya acabo
Shion la miro por un buen rato. Ella camino de lado a lado como intentando conservar cada detalla de la cámara patriarcal.
— Me voy a casar — Soltó sin demora. Shion solo atino a mirar hacia otro lado — Ya que no soy una guerra y me ha sido imposible recuperar mi fuerza, eh decidido mantener vivo mi legado y por lo tanto tomare como esposo al hombre con el que debí haberme casado hace más de dos años atrás. El linaje lemuriano debe continuar vivo. Si yo no puedo, quiero que sepas que mis hijos continuaran como guerreros y como siempre, servirán a Athena
— Entiendo — Soltó en un pequeño murmullo. Yuzuriha se llevaría parte de su corazón — Te deseo mucha suerte
— Gracias Shion
Una última mirada. Yuzuriha y Shion se dijeron adiós.
255 años después – Jamir
La guerra santa estaba cerca, Shion llevaba mucho tiempo esperando ese momento. El nuevo ejército de Athena debía estar listo para entonces, es por eso que después de muchos años Shion volvía a su tierra natal.
Allí donde creció y allí donde murió su amor. Yuzuriha tuvo una vida pacifica, se casó con un buen hombre y tuvo dos hijos de los cuales uno tomo su lugar dentro de la orden de Athena como un santo el cual lamentablemente murió en una misión y el otro se quedó en Jamir para perpetuar el linaje.
Yuzuriha sobrevivió lo suficiente para ver crecer a sus hijos pero al final fue atrapada por una brutal enfermedad que acabo con su vida y ahora amenazaba la vida de uno de sus descendiente, el cual se mantenía vivo con la única esperanza de ver nacer a su retoño. Los ánimos no fueron alentadores. Finalmente un pequeño lemuriano nació, un bebé de ojos verdes y una tenacidad característica de su raza y desde luego de su signo.
Padre y madre perecieron poco después del que pequeño Mu llamado así por sus padres naciera. Shion tomo al pequeño entre sus brazos y le recordó por un momento a su antiguo amor. El brazalete que ella llevaba siempre en su brazo izquierdo fue heredado en cada generación y por lo tanto pasó a hacer parte del legado de Mu.
El último descendiente de Yuzuriha.
Ahora él junto con una nueva generación se entrenaban para proteger al mundo. Los nuevos santos de Athena, aquellos escogidos para pelear al lado de la diosa, enfrentarían una nueva Guerra Santa.
The Lost Canvas y Saint Seiya son obras de Shiori Teshirogi y Masami Kurumada respectivamente.
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Hola, hola. Muchas gracias por leerme. Como dije antes, que no se les hiciera raro que no fuera ninguno de los nombrados en al anterior capitulo. Shion tomo la delantera jejeje…
Sé que fui un poco apresurada durante los acontecimientos de la guerra santa del siglo XVIII pero no les iba a contar toda la historia que de seguro ya muchos deben saberse de pies a cabeza.
Espero les haya gustado. El ship de Yuzuriha y Shion me gusta mucho y aunque Yato también era una buena opción, siento que entre el par de lemurianos había mucha química y algo de amor.
En internet la ficha técnica de Yuzuriha dice que ella murió, sin embargo no hay mayor información al respecto. Como lo plasme aquí, yo asumo que si entre Shion y ella no pasó nada, es debido a los compromisos que cada uno tenía como guerrero.
Ahora sí. Muchas gracias como siempre por leerme.
Natalita07, Nyan-mx, Ivonee Galvn, Monse, ShainaCobra y Camilo Navas. Muchas, muchas gracias por sus bellos comentarios.
Monse: Ay pues no había pensando en un romance entre Ezra y Elvira, pero uno nunca sabe, en el Santuario cualquier cosa se vale jajaja
Nos estamos leyendo.
