Un nuevo miembro

Era de noche y la luna llena iluminaba el Gotei trece. En las habitaciones de la unidad médica de shinigamis un agitado Ryujin se despertaba de golpe, respirando con rapidez; se llevó las manos a la cabeza ya que le dolía bastante, pues no entendía que estaba haciendo en aquel lugar, como había llegado ahí.

Se puso de pie y sus piernas estaban a punto de fallarle, pero algo en su interior le decía que debía salir y buscar algo importante…

* laboratorio secundario, división doce *

Mayuri había descubierto que el arma que le entregado era un objeto interesante. Distaba mucho de ser una zampakutou, pero eso no le quitaba que era un instrumento que generaba un aura de energía nunca antes visto en la Sociedad de almas.

—Akon, ayúdame a conectar esta arma como posible núcleo de nuestra arma de defensa, hay algo que quiero comprobar.

Akon asintió a las órdenes de su capitán y trasladaron el arma a una parte diferente del laboratorio, ahí se llevaba a cabo la reconstrucción de la maquina que hacía poco acababa de estallar.

—Probémosla usando un solo núcleo biológico… Conéctala al tanque B… veamos si podemos activar la habilidad de la quincie que convierte en bombas todo lo que está vivo…

—Esperemos que esta vez no se salga de control…

Mayuri soltó un bufido en son de burla por la preocupación de su ayudante más que por las consecuencias si fallaba el experimento de nuevo… Cuando todo el sistema estuvo listo, el capitán activo aquella máquina tétrica donde contenía el cuerpo mutilado de una quincie que se había llamado Bambietta, la habilidad de aquella persona había consistido en convertir el reiatsu de shinigamis y entorno en una bomba. Su cuerpo no era el único que se había recuperado tras la guerra, Mayuri había sido cuidadoso en recolectar aquellos cadáveres de sus enemigos que podrían utilizar para que se convirtieran en armas que el Gotei pudiera usar a su antojo en momentos de crisis.

La máquina comenzó a emitir una serie de ruidos, pero sin estremecerse ni salirse de control, el tanque donde los restos de Bambietta se encontraban se iluminó de un aura púrpura a la vez que la espada envainada se iluminaba de la misma manera; la parte de la maquina con forma de lanza, que era donde se canalizaba la energía para después lanzar el ataque se iluminó con intensidad. Mayuri estaba tan emocionado que activo el dispositivo en nivel básico; una ráfaga de esferas de luz salió disparadas hacia una diana de pruebas que explotó en su totalidad e incluso, el muro donde estaba colocada también quedó reducida a polvo.

La máquina fue inmediatamente desconectada.

—¡Por fin un resultado exitoso! —Mayuri recogía la espada con mucho cuidado, estaba ansioso por descubrir de que clase de herramienta se trataba.

* Jardines de la cuarta división *

Ryujin se había desplomado en el césped, se encontraron pocos metros de la salida cuando de repente había sentido una fuerte palpitación en el pecho, en su mente se había proyectado la imagen de una vieja espada enfundada. No recordaba el porqué, pero sabía que esa arma era suya y no debía separarse de ella.

—Por favor… Alguien… Ayuda…

Volvía a sentir que la cabeza le daba vueltas, el dolor había vuelto y esta vez era más intenso; se terminó por desplomar en el sitio que se hallaba, nuevamente estaba por perder la consciencia cuando escuchó el ruido de pasos de alguien acercándose, casi de inmediato sintió que era cargado por alguien de gran tamaño, pero no era la primera vez que sintió algo así , estaba seguro…

Sajin Komamura había llegado a la cuarta división para saber nuevamente del estado del ryoka, por lo que se sorprendió verlo agitado y desplomado en la hierba. Al levantarlo pudo notar que Ryujin estaba semi inconsciente, por lo que no tardó en llevarlo al interior de la unidad médica nuevamente. Ya en la habitación, se le trató nuevamente para que se calmará.

—¿Nadie notó cuando salió de la división? —Preguntó Komamura.

—Lamentablemente no, y para ser sinceros creo que no podríamos haberlo hecho, aunque quisiéramos, este ryoka no emite reiatsu como un alma plus normal… Es extraño para nosotros —Informaba Isane— El comandante Kyoraku-dono ya ha sido informado.

Komamura meditó en silencio la información que le proporcionaban.

—Capitana Isane, tengo orden de estar cerca de este joven, pero quisiera consultar con usted si no habría problema en que me quedé en la misma habitación que él.

—¡Por supuesto que no habría problema alguno!… ¡Se lo agradeceríamos mucho! —Contestó rápidamente la shinigami.

Sajin entró en la habitación donde Hanataro terminaba de aplicar el tratamiento de recuperación. Tomando asiento en la silla que había al lado de la cama y observando con interés al humano que se hallaba profundamente dormido.

...

Komamura se despertó de forma repentina, no recordaba en que momento exacto se había quedado dormido. Había amanecido y ahora Ryujin también comenzó a abrir los ojos.

—¿Dónde… dónde estoy? —Habló en voz baja y sin quitar la vista del techo.

—Te encuentras en la Sociedad de almas más específicamente, en el cuarto escuadrón del Gotei trece —Respondió Komamura acercándose para examinar más de cerca al joven.

Ryujin, al percatarse de quien estaba a su lado lentamente se incorporó sin dejar de mirar al shinigami con apariencia de lobo a su lado.

El silencio permanente entre ambos, Sajin se sintió incomodo por la situación ya que pensó de inmediato que Ryujin mostraría miedo o desconfianza, sin embargo, se asombró cuando este se acercó con su mano extendida para tocarlo, en su mirada había curiosidad; antes de darse cuenta aquel humano le había tocado el rostro. Como sí saliera de un trance el chico se hizo hacía atrás y agachando la cabeza en señal de estar avergonzado por lo que acababa de hacer.

—¡Perdón! No era mi intención… Es solo que… Creí que aun podía estar soñando —Ryujin hablaba rápida y entrecortadamente.

Sajin sacudió su cabeza intentando mantener la compostura ya que cuando sintió la mano de Ryujin en su rostro su corazón latió con fuerza a la vez que sintió una presencia cálida recorrer su cuerpo.

—Tranquilo chico… Dime ¿recuerdas lo que pasó antes de despertar aquí?

Ryujin levantó la vista de nuevo antes de responder.

—Recuerdo la lluvia y los truenos… También te recuerdo a ti… Pero había algo más… Yo tenía una especie de espada… —Una punzada de dolor recorrió su cabeza en aquel instante— No recuerdo más.

Sajin sacó el dije de bambú de su ropa, extendiéndolo y entregándoselo al joven.

—Creo esto es tuyo… Te llamas Ryujin ¿Verdad?

-Si…

—¿Puedes recordar algo más?

Ryujin negó con la cabeza, tomando el dije, no sabía por qué, pero había reconocido aquel amuleto y su nombre en él, pero era todo lo que podía recordar.

—¿Cómo llegué a este lugar? ¿Tu me trajiste? —Ryujin comenzó a hablar de nuevo— ¿Cómo te llamas?

Sajin suspiró intentando disimular su decepción ya que no esperaba encontrar un chico amnésico.

—Me llamo Sajin Komamura, te traje debido a que te encontrabas being atacado por un hollow y resultaste gravemente herido, llevabas un arma contigo, pero te desmayaste tras vencer a tu enemigo, yo no pude ser mucho de ayuda así que te traje aquí para que fueras atendido.

—Muchas gracias… ¿Dónde está el arma que mencionaste?

—No dejaban que esté aquí así que esta resguardada, no te preocupes, te la devolveré —Mintió rápidamente Komamura.

—Una última pregunta ¿Cuándo podré irme?

—En cuanto logres recuperarte por completo podrás marcharte si así lo deseas, pero mejor descansa… Y no salgas de la habitación, hay shinigamis que vendrán a observar como te encuentras de salud y yo espero volver más tarde ¿Está bien?

Ryujin no dijo una sola palabra más, Sajin se puso de pie para marcharse e ir a informar de lo sucedido.

* Salón de reuniones de la división uno *

—Es una desgracia que el ryoka Ryujin y su falta de memoria —Kyoraku analizaba lo que Komamura había reportado.

Sin embargo, en el lugar no se encontraban solo los capitanes Komamura y Kyoraku, Akon se encontró representando a su capitán en aquellos momentos que llevaban el arma de Ryujin.

—A pesar de que no recuerde nada, hemos obtenido extraer bastante información de las muestras obtenidas del sitio en cuestión y de esta arma particular… Primero, hemos deducido que está espada se encuentra más allá de nuestras zampakutous, ya que posee un aura de energía que oscila entre la energía del mundo material y el espiritual, lo que me lleva a hablar de que dicho poder altera lo que podemos llamar "fuerza vital" de su entorno y eso puede ser aplicado hasta en seres vivos como en el caso del hollow . Eso explicaría aquel ataque que presenció capitán Komamura… Lamentablemente, la noche de ayer que logramos utilizar un poco del poder del arma, este desapareció y no hemos conseguido que vuelva a funcionar por lo que pensamos que, si la devolvemos a su dueño, esta vuelva un funcionario.

—Muchas gracias por su informe teniente Akon… capitán Komamura, asegúrese de devolverle el arma a su dueño y mientras tanto también ordenaré que se le de el alta de la cuarta división…

—¿Por qué hacer eso? ¿Se le dejará ir acaso? —Preguntó Komamura un poco preocupado.

—No, le mantendremos dentro del Gotei.

—Si se requiere que el ryoka recuerde su pasado para ayudarnos a entender sus dones, el capitán Mayuri una serie de objetos para trabajar tiene la mente de ese joven a la brevedad. Podría llevar al chico ahora mismo y…

—¡¿En serio vamos a usar a alguien desconocido como un conejillo de indias, solo porque no entendemos nada de él ?! —Exclamó Komamura.

—Sería lo más prudente e inteligente en esta situación… Su poder es extraño y si su nivel va más allá de lo que imaginamos, eliminar un fenómeno sería pan comido ahora que no tiene noción de quien es.

—¡Yo me opongo a ello! ¡Aunque no lo conozcamos del todo, Ryujin no es un fenómeno solo por poseer un poder diferente al de nosotros!

Kyoraku palmeó un par de veces con fuerza para calmar la situación.

—¡Basta! ¡Basta!… Capitán Komamura no tiene por qué alterarse de esa forma… En cuanto a tu sugerencia Akon, prohíbo cualquier intento de la división doce en forzar al ryoka a recordar o despertar su habilidad bajo cualquier circunstancia…

—Entonces ¿Cómo hemos de proceder? Ya que el capitán Mayuri querrá saber su deliberación, comandante Kyoraku —Dijo Akon calmadamente.

—Se me ocurre una solución simple para ello, entrénenlo como a un shinigami más —Ordenó Kyoraku sonriente— Así podrá estar bajo su supervisión constante, capitán Komamura y no tendremos que preocuparnos si algo sucede con su poder.

Tanto Akon como Sajin estaban sorprendidos por la decisión final de su comandante.

—Disculpe ¿Y donde vivirá? -Preguntó Akon.

—Puede vivir conmigo, tengo espacio de sobra —Se adelantó a sugerir Komamura.

—Bueno, eso creo que pone este asunto en orden… pueden retirarse.

Akon y Komamura salieron en silencio de la sala, tomando direcciones opuestas. Sajin trataba de calmarse pues le había alterado la forma en que estaba hablado de Ryujin, él era alguien que no toleraba que se le tratará mal a una persona solo porque esta fuera diferente. Lo bueno era que ya podía devolverle el arma a su amo, inmediatamente se dirigió a la cuarta división de nuevo.

El trayecto fue cortó, Komamura había caminado a paso veloz; al entrar en el área médica fue recibido por Hanataro, quien le comentó acerca de que Ryujin se fue casi recuperado.

—Es algo raro, pero parece como si anoche su cuerpo mismo hubiera acelerado que sus heridas sanaran por completo.

—Muchas gracias por ese informe, esperaré a que den su orden de alta.

Sajin avanzó solo hacia la habitación, donde Ryujin estaba de pie caminando lentamente y usando la orilla de la cama como apoyo.

—Que bueno ver que estas mejor, Ryujin.

—Komamura-san ha vuelto.

—Venía a entregarte esto.

Komamura se acercó extendiendo el arma a su legítimo dueño para que este la tomará. Obviamente el shinigami miró a Ryujin con interés en cuanto este toco la espada, la sostenía con cuidado intentando recordar su verdadera conexión con aquel objeto, pero nada fuera de lo común sucedió.

—Ryujin —Komamura comenzó a hablar— Verás, nuestro comandante Shunsui Kyoraku-dono se ha mantenido al tanto de tu situación, además de que mientras que estabas inconsciente pudimos darnos cuenta que tienes un poder que te ayudaría a entrenar para ser shinigami, por lo que me pidió ofrecerte quedarte en el Gotei para que entrenes.

Ryujin miró con sorpresa al shinigami pues era obvio que no esperaba una noticia así en ese momento.

—¿En serio podría quedarme aquí?… Pero ¿Dónde viviría? ¿Esta seguro que no sería un estorbo? No quiero causarle problemas.

Komamura levantó la mano para interrumpir a Ryujin, se le había hecho muy tierna la reacción del chico ante la proposición, pero eso revelaba que era alguien que parecía que llevaba mucho tiempo sin convivir con alguien más. Y eso dejaba nuevas dudas que de momento no podría ser resueltas.

—Yo tengo una casa con suficiente espacio, además de que podrías entrar a mi división y yo podría ayudarte en tu entrenamiento —Dijo Komamura con calma— Dime ¿Aceptas?

Ryujin asintió, se notaba que aún estaba nervioso.

Komamura le dejó un momento para arreglarse pues también le había informado que le darían de alta ese mismo día. Ryujin se puso de nuevo su vieja ropa, la cual tenía varios remendados y su calzado ya estaba muy desgastado.

Tras treinta minutos de espera, Sajin aprovechó para hablarle a fondo de que la Sociedad de almas a Ryujin, explicándole también que, por la guerra sufrida recientemente, el sitio estaba siendo reconstruido, además de que eso le sirvió de excusa para convencer al joven de que su fuerza era algo que podría ayudar a los shinigamis, pero sin decir más de lo necesario.

Una vez que salieron de la unidad médica, Ryujin miró con interés como era el Gotei, al menos las zonas reconstruidas, caminando muy cerca de Komamura para no perderse. El capitán le llevó a comer pues Ryujin le había confesado en el camino a su casa que se encontró muy hambriento; ambos pararon en un puesto de tonkatsu para calmar su hambre, ahí el chico llamó la atención de otros shinigamis que lo miraban devorar cuanto platillo le ponían enfrente.

—¡Come con calma Ryujin!

—Perdón —Ryujin se sonrojó de vergüenza, comenzando a comer con más calma.

Al terminar, ambos continuaron en el camino hasta que llegaron a la casa de Komamura, una construcción muy tradicional japonesa de un solo piso la cual destacaba por el espacioso jardín que tenía en el centro y al cual daban todas las habitaciones. Ryujin entró a paso lento, quitándose su gastado calzado en la entrada, pero sintiéndose apenado de estar en un sitio que él consideraba muy elegante.

—Pasa —Le indicó amablemente Komamura.

El primer sitio que Sajin le mostró a su invitado fueron las habitaciones, prácticamente ambas estaban juntas, después le mostró la sala y su cocina, a la vez que le guió al baño el cual era muy espacioso, claramente adaptado para el tamaño de Sajin. Al final ambos estaban en el jardín donde Sajin le mostró un brote de un árbol de cerezos, el cual renacía después de haber quedado reducido a cenizas en la guerra.

—Ryujin, tal vez esto te resulte muy repentino, pero quiero que veas este espacio también como tuyo, me refiero a que puedas sentir que este lugar puede ser tu hogar…

—Muchas gracias Komamura-san, es usted muy amable conmigo a pesar de que soy un total desconocido —Ryujin abrazó inmediatamente a Komamura quien no se molestó por aquello, es más, le resultaba tierno aquel acto, Ryujin lo soltó sonrojado como un tomate— Perdón, es que es usted muy lindo…

Sajin no supo como contestar a aquello, pero no tuvo que hacerlo ya que llamaban a la puerta. Cuando Sajin atendió el llamado, se dio cuenta de que Tetsuzaemon había llegado.

—Komamura-sama, necesitamos su ayuda en la división.

—Está bien, iré enseguida.

Sajin entró de nuevo para indicar a Ryujin que le dejaría solo unos instantes pero que volvería en cuanto pudiera; Tetsuzaemon se dio cuenta de aquel extraño invitado y Komamura compartió detalles de la orden que Kyoraku le había dado dado mientras caminaban en dirección al séptimo escuadrón.