Este es un fic para la #DabiHawksWeek21

Día 2

Prompt: Infancia / Escuela de héroes

Los malos tratos de Endeavor a su familia salen a la luz. Después del juicio contra su padre por violencia doméstica, Touya debe enfrentarse con sus compañeros de escuela y, sobre todo, con su mejor amigo y crush que además es el fan número uno de su padre.


El que importa

Touya miró el edificio frente a él, la escuela le pareció enorme y fría. Se talló los vendajes de los brazos nervioso. Fuyumi se colocó a su lado y le dio un apretón en el hombro.

—Nos irá bien —le dijo para hacerlo sentir mejor.

Él asintió y respiró hondo. Entraron juntos.

Como era de esperarse, en el momento en el que entraron se volvieron el centro de atención. Las personas volteaban a verlos y cuchicheaban, incluso algunos maleducados los señalaban. Touya apretó las manos y rechinó los dientes.

—Sólo ignóralos —dijo su hermana.

—Los odio.

—Piensa en que no nos conocen, no saben nada más que las noticias. En unos días se olvidarán de ello y nos dejarán en paz.

—Lo odio a él, entonces.

Fuyumi ya no dijo nada más, lo acompañó hasta la puerta de su salón y luego de desearle suerte se fue hacia el suyo.

Touya se fue a su asiento casi hasta atrás del salón, pegado a la ventana sin mirar ni saludar al par de compañeros que ya habían llegado. Respiró hondo, aliviado de que aún no hubiera llegado Keigo, se dejó caer en la silla y se puso a mirar por la ventana.

Podía sentir cómo sus compañeros lo observaban al entrar, algunos incluso hicieron el intento de decir algo, pero Dabi los calló con una mirada intimidadora. Sentía gran pesadez en el pecho y el miedo de qué pasaría ahora con su mejor amigo. ¿Qué le iba a decir?

—Lindo pelo, Todoroki.

—¡Cállate, Usagiyama!

Era obvio que su mirada casi asesina no iba a funcionar con ella. La chica sólo rio y paso una mano por su cabello recién pintado. Fuyumi le había ayudado la noche anterior, dado que no habían logrado quitar el tinte rojo que siempre usaba por la insistencia de Enji de que se pareciera más a él, habían resuelto pintarlo de negro.

—No te enojes, lo digo en serio. Se ve bien. Seguro que Takami piensa igual que yo.

Touya se puso serio de nuevo. Sintiendo yunque de acero cayendo en su estómago.

—¿Tú crees que él…? —Se interrumpió—. Olvídalo.

En eso entró la profesora. Era raro que Keigo no hubiera llegado aún. Touya no podía evitar sentirse aún más ansioso. Pero no sabía si mandarle un mensaje o no. Temía cómo se habría tomado todo su amigo. Admiraba tanto a Endeavor… ¿y si quería dejar de ser su amigo ahora que por sus testimonios y los de sus hermanos habían quitado la licencia al ex héroe? No podría culparlo… aunque sí le partiría el corazón.

Keigo había sido su primer amigo real. Incluso si al principio se había acercado a él sabiendo que era el hijo de Endeavor, dos años después a Touya casi no le cabían dudas sobre lo genuino de su amistad. El problema era ese casi… ¿y si en realidad sólo había estado cerca de él por eso?

Sentía nauseas, pero pedir ir al baño en ese momento iba a convertirlo en el centro de atención. Se encogió en si mismo y trató de respirar.

Había descubierto que le gustaba durante el examen final de primer año, cuando habían hecho equipo y Keigo lo había cargado como si no pudiera usar sus plumas. Al estar en los brazos de ese chico, más pequeño que él, Touya había sentido mariposas. Literalmente estaba volando.

Claro que no había dicho nada. Incluso si Usagiyama continuamente bromeaba sobre su relación y Touya había hecho un par de insinuaciones sobre su atracción por los hombres, Keigo nunca había dicho nada. Así que Touya mejor se había tragado sus sentimientos, escondidos muy profundo; en la misma cajita donde guardaba el dolor y las sonrisas fingidas de cuando su amigo y crush hablaba con admiración del mismo hombre que le provocaba entrenar hasta el agotamiento y que incluso había hecho que su hermanito menor se desmayara un par de veces (por eso Rei se había hartado, por eso había denunciado a pesar del miedo y de La Comisión que había intentado sobornarla para que callara).

Prestó poca atención a las clases. Atrás estaban los días en los que ponía atención y participaba, ansioso de ser el primero en la clase. Ya no había necesidad. Su mamá le había preguntado si aún quería ser un héroe, y le había dicho que sí, pero ¿de verdad quería? ¿O sólo era el deseo de complacer a su padre? De que él le prestara atención y viera en él su potencial. Le faltaba sólo un año más para acabar los estudios y dejar la escuela significaba dejar atrás a Keigo y a Usagiyama.

Rechazó la invitación de su amiga para ir a almorzar con ella y Fuyumi, en vez de eso decidió subir a la azotea y se fue todo el camino cruzando los dedos porque no hubiera nadie.

Pero sí había alguien. El nudo en su garganta se hizo más grande cuando reconoció las largas alas rojas de Keigo, que se giró en cuanto escuchó que alguien salía a la azotea. Tenía el ceño fruncido y una expresión de angustia.

—Touya —dijo tan bajito que en realidad no se escuchó, pero lo leyó en sus brazos.

Se acercó a él y por unos terribles segundos pensó que Keigo lo iba a golpear, pero en lugar de eso lo abrazó.

—¿Por qué nunca me contaste? —reclamó aún sin soltarlo—. ¿Por qué no me dijiste que te trataba así? Dejaste que lo alabara y hablara de lo maravilloso que creía que era mientras que estabas sufriendo. ¿Por qué?

Touya no sabía que decir. Su cerebro había dejado de funcionar correctamente el momento en el que Keigo lo había rodeado con sus brazos e incluso las alas se habían curvado para hacer una especie de capullo. El alivio había sido una ola intensa que lo había dejado completamente débil y se había revuelto con el tratar de controlar su corazón porque Keigo nunca lo había abrazado antes.

—Seguro has de pensar que soy el peor amigo del mundo —continuó—. No sé cómo me soportas.

—No —al menos eso pudo decir, no podía aguantar que Keigo pensara eso—. No eres mal amigo. Yo sólo… —Tragó saliva—. No quería lastimarte o que quisieras dejar de ser mi amigo.

—Tonto. Eso nunca.

Aún no lo soltaba, y Touya aprovechó que su cerebro había decidido acabar de reiniciarse para rodear a Keigo también.

Se quedaron en silencio. Ninguno de los dos sabía qué decir y ambos estaban deleitándose del abrazo. Finalmente fue Keigo que, sin romper el abrazo, habló.

—Quemé mi colección.

—¿Qué? —Touya se soltó del abrazo por la sorpresa y dio un paso atrás.

—Quemé todas las cosas de Endeavor que tenía, ¿cómo iba a seguir admirando a alguien que lastimó a la persona más importante para mí?

—¿Más importante? —el corazón de Touya latía a mil por hora, parte por la sorpresa y en parte por lo que Keigo estaba diciendo. No estaba seguro si estaba interpretando bien eso que decía.

Keigo se rascó la cabeza y soltó una risa nerviosa.

— Me gusta tu pelo, por cierto, resalta tus ojos.

Touya se sonrojó y en tic nervioso empezó a tallarse el brazo.

—El rojo no era mi color natural.

—Ya lo sabía. Las pestañas te delataban.

—Ah, claro.

Keigo había cambiado el tema y Touya estaba demasiado cansado como para averiguar más, pero en otro momento iba a indagar más si con «persona más importante» era en un sentido: «eres mi mejor amigo y por eso me importas mucho» o en un sentido más parecido al de Touya: «estoy enamorado de ti».

Pero por ahora, se conformó con la cálida afirmación de que no había perdido a su amigo, y que su relación era importante.