Harry Potter, pertenece a J.K. Rowling.

Solo nos pertenecen los OC.

Este Fic, está creado (una vez más), con base en el reto de FxRobalino, del capítulo 7 de "Harry Potter y El Retorno del Rey"

Harry debe ser mujer.

Harry mujer, debe gustar de las mujeres.

Harry mujer, debe tener un harem de mínimo siete mujeres, la única obligada es Hermione.

Harry mujer, debe ser alguna criatura mágica como las Veelas (a elección del autor)

La historia debe comenzar en tercero, cuarto o entre esos dos años.

Harry mujer, debe tener una relación incestuosa (relación con su madre o hermana)

Harem: Hermione Granger, Daphne Greengrass, Susan Bones, Padma Patil, y Lily Evans.

Harriet Potter y La Espada Maldita.

Capítulo 4: Trenes y Sombreros.

Llegó el 1 de septiembre, y Harriet se aseguró de tener todas sus cosas. Tomó su baúl, en esos momentos iba vestida con la camisa blanca del colegio, la falda, las medias y los zapatos, y su serpiente, iba atada alrededor de su cuello, como si fuera algún tipo de gargantilla hecha de ónix. Caminó, hasta la calle principal y pidió un taxi. ―A King Cross, por favor ―pidió la joven.

―Sí, señorita. ―Dijo el taxista, mientras que le llevaba a la estación de trenes, y una vez allí, le entregó su baúl, para luego recibir su paga.

Andén 9¾, entre los andenes 9 y 10 ―recordó la chica, las palabras de la profesora McGonagall.

―Como siempre: esto está lleno de Muggles ―escuchó a una mujer, claramente una bruja. Era una mujer bajita, regordeta y que tenía muchos hijos.

Los ignoró, caminó ante el muro, tragó saliva, y corrió, empujando su carrito, logrando sobrevivir.

Aquello, fue visto por una de sus almas gemelas, una chica de cabello castaño y ojos del mismo color, quien también estaba en su primer año de Hogwarts. ―Bueno, mamá, papá, creo que ya sé cómo llegar al colegio.

―Cuídate mucho, Hermione ―pidió su madre, era difícil para Jane, decirle adiós a su hija, pero ella y Richard, entendían que era su destino.

―Los amo ―dijo Hermione, abrazándolos, antes de girarse, tomar aire y correr contra el muro, atravesándolo sin ningún problema. ―Wow, increíble. ―Vio a muchos alumnos, algunos padres de familia. ―Una familia mágica. ―pensó. ―Claramente, los Muggles no pueden atravesar el muro ―al pensar en eso, volvió la mirada hacia atrás, y se hizo a un lado, justo a tiempo, cuando un chico pelirrojo, casi la atropella.

―Perdón por eso ―dijo el chico.

Hermione solo asintió y se giró para ver el tren, al cual se acercó y subió, pero subir su baúl no era tan fácil, resultó ser bastante pesado.

―Hola, pareces necesitar algo de ayuda, linda ―dijo una voz a su derecha, al girarse, vio a una chica de cabello negro, ojos verdes y lentes. ― ¿Lista?

―Sí.

Harriet podía hacerlo, ella sola. Una de las habilidades que había conseguido, al transformarse, era una fuerza bruta, pero quizás no fuera lo mejor, demostrar ese tipo de cosas, o todos se aprovecharían de ella. ―A la 1, a las 2.

― ¡A las tres! ―dijo la chica castaña, y entre ambas subieron el baúl. ―Gracias por tu ayuda, soy Hermione Granger.

―Soy Harriet Potter.

― ¡¿Eres Harriet Potter?! ―preguntó sorprendida, y algo incrédula.

―Lo soy, pero no me gusta, que me lo estén recordando a cada rato. ―Gruñó la pelinegra, haciendo que Hermione, bajara un poco la cabeza, por su propia actitud. ―El Mundo Mágico, parece no poder verme, sin comenzar a chillar de la emoción.

―Perdona, pero... bueno, eres... ¡ya sabes! Eres famosa.

―Soy famosa, por haber sido la superviviente, de la masacre de mi familia. Eso no es motivo, para sentirme alagada, cada que alguien quiere darme la mano, linda ―dijo Harriet. Hermione, lo pensó por un instante y asintió, siguió a Harriet, sin saber por qué, siguieron hasta el fondo del tren, bastante, bastante hasta el fondo del tren, donde acomodaron sus baúles, en la parte alta.

Un rato después, mientras que ambas leían libros, la puerta se abrió y un chico de cabello anaranjado y ojos negros, miró en el interior, frunció el ceño y se fue de inmediato. Ellas, solo se encogieron de hombros. Solo unos cuantos minutos después, un chico de cabello rubio, metió su cabeza.

―No, aquí tampoco. Solo hay una pelinegra y una castaña. Quizás Harriet Potter, no se atreva a presentarse, ante los alumnos de crianza superior.

―O quizás, ella está ante ti. ―Contestó la niña, poniéndose de pie, el chico dio su mano. ―Y, ¿con quién tengo el gusto, de presentarme?

―Malfoy, Draco Malfoy.

―He estado informándome, sobre el Mundo Mágico, los Malfoy surgieron en Francia, y al llegar a Inglaterra, alcanzaron un gran estatus y poder económico ―le enseñó una sonrisa. ―Eso es increíble, ¿sabes?

―Muchas gracias, señorita Potter ―dijo él, mientras señalaba con la cabeza, a dos chicos muy corpulentos, detrás de ella. ―Mis amigos, Crabbe y Goyle.

― ¿Desean pasar? ―preguntó Harriet, antes de girarse. ―Creo, que tendremos algo de compañía, Hermione.

―Eso parece ―dijo la castaña, riendo un poco. ―Hermione Granger, un placer.

― ¿Granger? ―preguntó Draco, mientras ingresaban y miraba a la chica, quien asintió, mirándole confundida. ― ¿Eres familiar, de Héctor Dagworth-Granger?

La chica se sonrojó. ―Perdón, pero... el nombre no me suena de nada. Soy... Hija de Muggles.

―No necesariamente ―dijo Harriet, teniendo una teoría. ―He descubierto, hace poco, que parte de mi familia, por parte de mi abuela materna, tenemos una serie de raros genes... místicos, pero sus habilidades, solo se liberan en ciertas circunstancias. Quizás, los Granger perdieron su magia de algún modo y eres la que ha liberado toda esa magia.

Draco les miró. ―Es una buena teoría. Bueno: Esperemos a ver, que tal les va en pociones.

― ¿Pociones? ―preguntó Hermione, confundida.

―Algunos... rasgos, pasan de padres a hijos ―explicó Draco. ―La familia Bones, se sabe que tienen habilidades en Nicromancia: la reanimación de los muertos, en Óseomancia: la lectura de huesos, para ver el futuro y en Geoquinesis: con hechizos de tierra, pero no todos los miembros de la familia, liberan esos rasgos. Los Longbottom, son expertos en pociones y en Cloroquinesis: el control y cuidado de las plantas, al igual que algunas familias, son... rasgos en los cuales se pueden destacar. ―Hermione y Harriet, agradecieron a Draco, por las explicaciones, él se despidió y decidió irse.

―Pociones ―repitió Hermione, con una suave sonrisa.

―Como... química, solo que nunca tuve que ir a esas clases, o.… bueno, jamás me vi en tales clases. ―Dijo Harriet, evitando decir todo lo demás: Como el hecho, de haber huido de casa y no ser humana. ―Aunque... quizás, y podríamos compararlo un poco, con la cocina, especialmente, cocinar una sopa. ―Hermione, no pudo evitar reírse. ―Es en serio ―la pelinegra de ojos verdes, ahora sonreía. ―Solo imagínalo: Calientas algo de agua, y comienzas a colocar los ingredientes, teniendo cuidado con el fuego y con el tiempo de cocción, de cada ingrediente, y bueno... rezando, para que todo salga bien.

―Bueno, sí... creo... creo que es una buena forma de verlo. ―Dijo ella, la puerta se abrió, y vieron a una chica de su edad, de cabello rubio. ―Hola, disculpen, ¿puedo pasar?

―Adelante ―dijeron Hermione y Harriet, mientras le auxiliaban, subiendo su baúl. ―Soy Daphne Greengrass.

―Harriet Potter.

―Hermione Granger.

Las tres chicas, comenzaron a conversar, hasta que llegaron al colegio, descendieron del tren, siguieron un camino, por el pueblo de Hogsmeade, y los de primer año, siguieron al semigigante, quien era el guardabosque del colegio: Rubeus Hagrid, cuando todos estaban en los botes, atravesaron el lago negro, hasta el otro lado, descendieron en un muelle, subieron por unas escaleras, siempre siguiendo a Hagrid, hasta las puertas del colegio, y llamó, siéndole abierto por la profesora de transformaciones, Minerva McGonagall.

―Gracias por traerlos, Hagrid ―dijo la bruja de cabello negro, ojos negros y toga verde.

―Por nada, profesora.

Todos, siguieron a la profesora, en fila india. ―Bienvenidos a Hogwarts. El banquete comenzará en algunos minutos, pero antes de que ocupen sus lugares, en las mesas, deberán de ser seleccionados en una casa. Sus casas serán sus familias en Hogwarts. Tendrán clases, con alumnos de otras casas, dormirán en los dormitorios de sus casas y pasarán el tiempo libre, ya sea en los jardines o en sus salas comunes. Las casas de Hogwarts, son: Gryffindor, Hufflepuff, Ravenclaw y Slytherin. Cada casa, ha producido magos y brujas, muy notables. Todos sus triunfos, otorgarán puntos a sus casas y sus faltas, los disminuirán. Espero, que traigan honor a sus casas. ―Los llevó, hasta una sala, junto al gran comedor. ―Vendré por ustedes, cuanto tengamos todo listo, para la selección. ―Todos asintieron, y se quedaron allí, en una misma habitación. Un rato después, la profesora los llevó, al gran comedor, siendo flanqueados por las mesas de Ravenclaw y Hufflepuff. ― ¡Cuando diga sus nombres, vengan hasta aquí! ―pidió, mientras se paraba junto a un asiento, junto al cual había un arrugado sombrero de mago, el cual repentinamente, cobró vida y cantó. ―Abbott, Hannah. ―Llamó la profesora McGonagall.

Todos los hijos de Muggles, se sorprendieron, cuando el sombrero gritó. ― ¡HUFFLEPUFF! ―Y la mesa del tejón de amarillo y negro, aplaudió. Susan Bones, tambien fue a Hufflepuff.

― ¡Granger, Hermione!

¡RAVENCLAW!

― ¡Greengrass, Daphne!

¡SLYTHERIN!

― ¡Potter, Harriet! ―llamó la profesora McGonagall.

―Me alegro de volverla a ver, profesora ―dijo la joven, mientras se sentaba y el sombrero se colocaba sobre su cabeza.

Vaya, vaya... ¿Qué tenemos aquí? Deseos de conocimiento, una lucha interna, contra sí misma... la mente no parece ser mala, pero no has tenido una vida fácil. ―Decía el sombrero, ella no dijo nada. ―Valor, ingenio y auto-preservación. ¿Gryffindor o Slytherin?

¿Eh? ―preguntó la chica, al darse cuenta, de que el sombrero se lo preguntó directamente a él.

¿A dónde deseas ir? ―preguntó el sombrero. Para Harriet, estaba más que claro, que el sombrero no solía hacer ese tipo de cosas, con los alumnos, entonces, ¿Por qué a ella, dejarle elegir?

―La profesora McGonagall, me ayudó a saber a dónde ir, Hermione fue a Ravenclaw... Daphne a Slytherin...

¡GRYFFINDOR! ―Dijo el sombrero en voz alta, el deseo de la chica.

― ¡Tenemos a Potter, tenemos...! ―los Gryffindor, dejaron de corear, cuando la chica liberó su aura de enfado. Odiaba ser el centro de atención, siempre lo odió, y seguía odiándolo.

Los otros, fueron pasando, hasta que no quedó nadie.

Llegó la cena, luego de que el director les diera la bienvenida, y después, cuando finalizaron la cena, se les contó sobre el peligro de muerte, del tercer piso.

Luego del aviso, los prefectos de quinto año, guiaron a los alumnos de primer año y segundo, fuera del gran comedor.

Harriet, Hermione y Daphne, se despidieron sonrientes con la mano.

Las clases, comenzarían al día siguiente.