Capítulo 4

Haremos que salga bien

Eric se pega a mi tanto como puedo para susurrarme al oído una idea que sinceramente no me había planteado como posible, -¿y sí intentan hacerse a la fuerza con nuestro hogar?-

-Solo han ido revisar el perímetro cuatro de ellos, no son suficientes para atacar Alejandría,- le explico con la calma que me da el haber estado antes en situaciones similares, por no decir bastante peores. -Solo quieren asegurarse de que les hemos dicho la verdad.-

-Tal vez no sean suficientes cuatro personas para hacerse con el pueblo, pero si pueden ser bastantes para formar una avanzadilla que se asegure de que el ataque posterior sea un éxito, ¿no es verdad?-

-Eric,- pego mi frente a la suya cuando el hombre manco y malhablado llamado Merle se nos queda mirando fijamente con desconfianza. –Solo son cautelosos, es natural, han estado mucho tiempo sobreviviendo solos como mejor han podido.-

-Lo comprendo, precisamente por eso, ¿qué moral les impide apoderarse por la fuerza del hogar que les hemos ofrecido tan imprudentemente? Tengo miedo.- Se sincera.

-Han curado tu tobillo, nos han alimentado y nos han protegido. Nada en su comportamiento me hace desconfiar.- Viendo que mis palabras no consiguen tranquilizarle pruebo de otra manera. –De todos modos aunque tus temores fueran fundados no actuarían así, sería demasiado imprudente aunque el riesgo les valiera la pena.- Le aseguro.

-¿Cómo estás tan convencido de eso?-

-Porque esta gente no se comporta como un grupo armado, lo sé, créeme, en mi trabajo de ayuda humanitaria conocí a suficientes malas personas como para reconocerlas al primer vistazo.-

-¿Y según tú cómo se comportan entonces?- Me pregunta echando un vistazo a su alrededor.

-Como una familia, y las familias aunque sean encontradas y no de sangre se protegen.- Afirmo sin dudas porque él es mi familia y haré lo que sea para mantenerle a salvo. –De todas formas, ¿por qué dudas justo ahora? Salimos precisamente para encontrar gente que nos ayudase a pesar de saber que sería arriesgado.-

-Salí porque te quiero.- Me responde desarmándome. –Y porque sabía que nadie más de Alejandría lo haría, para ellos que vuelvas o no, no es importante, pero para mí sí lo es. Por eso la gente que pudiéramos encontrar o no me daba lo mismo.- Me explica compungido.

-Oh cariño, todo saldrá bien, te lo prometo.- Digo dándole un suave beso, y eso parece ser justo lo que necesita para poder relajarse, le noto apretarse tímidamente contra mí antes de apoyar su frente sobre la mía.

-Está bien, confiaré.- Dice demostrándome hasta qué punto cree en mí. Realmente Eric es un hombre extraordinario, tengo suerte de tenerle en mi vida, le amo muchísimo.

No estoy segura de hasta qué punto esto es una buena idea, y hasta donde yo quiero creer que lo es.

Inconscientemente llevo una mano a mi vientre en un gesto de protección, no quiero pasar mi embarazo en el camino… Aún recuerdo demasiado bien como Lori sufrió por ello, no se quejó es cierto, pese a eso fue evidente lo duro que le resultó, por no hablar del parto.

Ese pensamiento sí que consigue paralizarme, porqué… ¿Y si Glenn nos pierde a los dos? ¿O si solo sobrevive uno como pasó con Lori?

-¿Estás bien?- Michonne se ha empeñado en venir conmigo, creo que ella lo sabe o por lo menos lo intuye, y eso que Cassidy ha sido muy discreta en este tema desde que se lo conté.

-Sí,- miro las vallas con detenimiento. –Esto tiene que salir bien Michonne, aunque al principio pueda no ser fácil,- le digo seria. -Necesitamos este sitio y a esta gente.-

Ella se queda en silencio a mi lado, -pasaremos la prueba,- dice convencida cuando ya pensaba que no iba a contestarme. –Somos unos supervivientes, superaremos la tontería que hayan pensado que es la apropiada para saber si pueden fiarse de nosotros o no.-

Sonrío agradecida por su apoyo. –Rick no está de acuerdo con esto.- Digo harta de la actitud que el hombre tiene con respecto a este sitio aunque le entienda, porque lo cierto es que hemos pasado por cosas realmente terribles y no resulta sencillo confiar, aun así es necesario que lo intentemos si queremos sobrevivir.

-Tal vez, pero como bien le recordaste hace tiempo que eres tú quien toma este tipo de decisiones.- Apoya una mano en mi hombro y yo me giro a mirarla. –¿Qué es lo que te preocupa exactamente?-

-No lo sé, quizá el pensar que no tienen más vigilante que él que está en la puerta, el resto del perímetro que hemos bordeado está limpio, no sé si son confiados o estúpidos.-

-Has pensando en cómo nos organizarías para tomar el pueblo.- Hay cierto orgullo en su voz mezclado con un toque de diversión al hacer esa afirmación.

-Sí,- admito a mi pesar, -y eso me hace sentir como una ser humano horrible teniendo en cuenta como Aaron se la ha jugado al confiar en nuestra buena voluntad.- Suspiro y seguimos el recorrido. –No creía que quedasen personas así.-

-Yo tampoco lo pensaba cuando llegué a Woodbury, pero cierta rubia canija me demostró que estaba equivocada, las personas aún pueden sorprendernos para bien si les damos la oportunidad.-

-Tranquila, no le diré que has hablado a favor de Aaron.- Ella se ríe ante mi replica.

-¿Lo dices por qué le amenace con mi katana? Mujer, eso fue un saludo amistoso.-

-Conociéndote eso es verdad.- Damos la vuelta y nos dirigimos a revisar laestructura medio quemada de lo que fue una pequeña iglesia cerca del pueblo. –No entiendo porque no han derribado esto.- Digo mirando en dirección a las vallas, -es un peligro.-

-Supongo que confían en que no se caiga,- entramos con cautela y la verdad es que aparenta ser más estable desde el interior de lo que parecía por fuera. –Lo que está en peor estado es la nave lateral, el resto está bastante bien.- Comenta Michonne golpeando un tablón con su acero.

-De todas formas sería más útil que usarán la madera que hay aquí para leña o para cualquier otra cosa, que arriesgarse a dejar que el edificio se caiga en el momento más inesperado.-

-Eso no es decisión nuestra.- Dice Mich con calma, haciéndome caer en el hecho de que cuando atravesemos las puertas de ese pueblo yo dejaré de ser la responsable directa de su bienestar, -¿volvemos?-

-Sí, esperaremos a que Rick y Daryl terminen su inspección y entraremos en Alejandría.- Digo aceptando, recordando que la vida cambia constantemente y nosotras debemos cambiar con ella si queremos seguirle el ritmo.

-¿Segura? Creí que esperarías un día o dos.- Dice sorprendida por mi determinación.

-Sí lo hago quienes están en contra se pondrán más tensos ante la perspectiva de entrar en Alejandría por minutos, cuanto antes pasemos por ese trance mejor.- Afirmo mientras salimos, -además, dando vueltas alrededor no sabremos cómo son verdaderamente las personas que viven ahí, tenemos que arriesgarnos y confiar en que no sea un error.-

A Michonne se le escapa una risa sarcástica, -mujer, peor que Ethan no pueden ser, vamos, es que ni aunque él mismo les hubiera dado clases.- A mi pesar río su gracia, todo aquello fue tan horrible que intentar reírnos de ello es la única forma de no paralizarnos por el horror de los recuerdos. –Nos irá bien.- Me asegura.

-Por supuesto, porque nos depare lo que nos depare Alejandría, lo afrontaremos juntos como siempre hemos hecho.- Digo plenamente confiada de nuestra capacidad para enfrentar situaciones complicadas.

-Exacto.- Así, ilusionadas por el porvenir que se abre ante nosotras y decididas a conquistarlo a toda costa, volvemos al lugar en el que los nuestros nos esperan junto a los alejandrinos, con las armas listas por si algo se torciera.

Por suerte todo ha ido bien.

..

-¿Qué más quieres revisar?- Pregunto con la vista fija en las vallas que hemos estado recorriendo desde principios de esta mañana.

-No tienen vigilantes.- Dice Rick con rabia, como si se sintiera insultado por su falta de previsión.

-Eso demuestra que son idiotas, no peligrosos.- Le replico deseando reunirme con el resto, no me gusta estar lejos de Cass cuando estamos tan cerca de gente extraña. Eso me hace sentir inseguro y sin darme cuenta comienzo a cambiar el peso de mi cuerpo de un pie a otro.

-No me fio,- insiste Rick, -no es posible que sean tan descuidados, tiene que ser una trampa, es lo único que tiene sentido.-

-¿De verdad?- Pregunto harto ya de dar vueltas alrededor de Alejandría sin hacer nada útil.

-Sí,- responde encarándose a mí. –Me cuesta creer que pienses diferente.-

-Será porque lo que yo veo cuando miro este sitio son unas vallas capaces de mantener alejados a los muertos, sin necesidad de que tengamos que salir huyendo de ellos en mitad de la noche.- Le respondo apretando la ballesta entre mis manos, -con eso me vale.-

-¿Estarías dispuesto a tomar ese sitio?- Me pregunta de repente mirándome con intereses.

-Sí, si hace falta.- Pero habiendo visto a Aaron y a Eric me parece bastante evidente que llegar a eso no será necesario, por desgracia Rick está empeñado en desconfiar.

-Pues hagámoslo, podemos convencer al resto.- Dice fuera de sí.

-¿Qué demonios te pasa?- Le cuestiono mirándole con el ceño fruncido, -tú antes no eras así, ¿de verdad quieres arriesgarte a atacar a gente inocente?-

-¿Antes de que ellos tengan ocasión de encadenarnos y encerrarnos en una habitación dices? Sí,- responde con rotundidad, demostrándome una vez más lo jodido que se quedó tras lo de Ethan.

-Escúchame,- le pido obligándome a respirar profundo, listo para dejarle inconsciente si no consigo que entre en razón. –No voy a permitir que nos arrebates a todos la oportunidad de tener un nuevo hogar solo porque estás acojonado.- Hago una pausa clavando mis ojos en la hachuela que sostiene con firmeza, -así que o te calmas, o te calmo, tú decides.-

-¿En serio? ¿Pelearías contra mí?- Parece ofendido por la simple posibilidad de que eso llegue a pasar.

-Por la seguridad del resto sin dudarlo, además te recuerdo que es Maggie quien nos guía desde hace años y siempre has confiado en su buen juicio, ¿por qué es distinto ahora?-

-No lo entiendes,- dice revolviéndose como un perro cuando le ponen la correa por primera vez.

-Pues explícamelo.- Se queda callado mirándome sin saber que contestar. –¿Sabes? Puede que yo antes de todo esto solo fuera basura blanca y tú un honrado sheriff, pero entiendo más de lo que crees.-

-¿Ah, sí?-

-Sí,- replico separando mi espalda del tronco en el que me había reclinado, -entiendo que como estás cagado y tienes un arma quieres usarla para que la pólvora disimule el olor a mierda, pero te lo dice alguien que ha vivido toda su vida con un capullo que pensaba exactamente así, disparar sin pensar crea más problemas de los que arregla.- Digo dándome la vuelta dispuesto a dejar que la cague solo si eso es lo que quiere, lo que tengo claro es que no pienso permitir que me arrastre con él.

-Si tuvieras hijos no estarías tan dispuesto a jugarte sus vidas por las buenas.- Me quedo quieto al escucharle. ¿De verdad piensa que por qué Carl, Gin y Judith no sean míos no me preocupan?

-Puede,- respondo sin girarme, -o puede que fuese capaz de hacer cualquier cosa, incluido confiar en un idiota con un puñado de fotos si creyese que eso les aseguraría una vida mejor.- Le miro por encima del hombro, -haz lo que quieras pero no te escudes en tus hijos cuando lo que te pasa es que estás muerto de miedo.- Insisto una vez más para intentar hacerle entrar en razón, -yo haré lo que creo que es correcto.-

Durante un par de latidos de corazón temo sinceramente que se gire y empiece a disparar contra las vallas de acero como un hombre que ha perdido no solo la esperanza sino también la cordura. Pero para mi alivio aunque a regañadientes comienza a seguirme de vuelta al lugar de reunión en el que nos esperan los demás.

-Antes nunca discutías porque hacia las cosas como las hacia.- Comenta con resentimiento.

-Antes tú estabas al mando, ahora tienes que conformarte con la decisión que ha tomado Maggie. Además, antes lo que hacías tenía sentido, lo que ha pasado ahí atrás ha sido más propio de Merle que de ti.-

-Ya, tal vez él sepa más sobre las personas y cómo sobrevivir a ellas que todos nosotros juntos.-

-Deja de intentar justificarte, no vamos a volver atrás.- Digo con un resoplido cansado.

-Lo sé.- Hay algo en su voz al decir eso que no me gusta.

-¿Entonces por qué te emperras?- Gruño frustrado.

-Porque si todo acaba mal quiero que recuerdes esta conversación, quiero que recuerdes que podríamos haber hecho las cosas de una manera distinta, que podríamos haberles mantenido a todos a salvo.-

-¿Estás delirando otra vez?- Le pregunto con cautela deteniéndome.

-No Daryl, estoy muy cuerdo.- Me asegura con los ojos inyectados en sangre, si no fuera porque es imposible diría que está mamado.

-A mí no me lo pareces.- Digo con cautela.

-Pues déjame inconsciente, a fin de cuentas es lo que pensabas hacerme si no venía por las buenas contigo, ¿o me equivoco?- Me recrimina pasando por mi lado y golpeándome con el hombro, molesto porque no le anime en su delirio.

La cuestión es que la vida no funciona así, porque sí olvidas que no importas solo tú, todo tiende a irse a la mierda con rapidez, con mucha, mucha rapidez.

..

No puedo evitar pensar que Daryl y Rick tardan demasiado, por lo que comienzo a ponerme un poco nerviosa a pesar de que Maggie y Michonne nos han asegurado que no hay nada de qué preocuparse, ya que por lo que ellas han visto el sitio es absolutamente seguro salvo por la falta de vigilantes, detalle que cambiaremos si nos aceptan.

-Lo más probable es que quieran asegurarse de que no hay ninguna salida trasera secreta.- Comenta nuestro genio particular de la nada.

-¿Crees que tardan por eso?- Le pregunto a Eugene divertida haciéndole un peinado digno de un vikingo, con el pelo de los costados rapado y su larga melena central, la verdad es que su estética se presta para ello.

-También cabe la posibilidad de que les hayan hecho prisioneros, pero pensé que exponer esa idea en primer lugar podría hacer que te inquietaras todavía más.-

Una risa se me escapa mientras termino con la trenza de raíz con la que estaba liada.

-No,- niego convencida, -podría jurar que no se están entreteniendo por eso.-

-¿Y cuál crees que podría ser entonces el motivo de su retraso?-

Me quedo callada sabiendo que decir que pueden haberse metido en problemas por la inestabilidad mental de Rick, no sería la mejor de mis ideas hoy.

-Vete a saber, cualquier cosa.- Digo escapando por la tangente.

Rosita le guiña un ojo cuando se sienta ante nosotros. –Que sexy Eugene, te queda bien.-

-¿En serio te parece que con el cabello trenzado de esta manera me veo más atractivo?-

-Oh, sin duda.- Asiente mirando a mi unicornio cuando se agacha junto a Gin para pasarle la cantimplora. –Seguro que robarás un par de corazones en Alejandría cuando nos vean entrar.- Dice de manera amistosa.

Los hombros de Eugene se hunden con desilusión.

-Tu opinión puede ser viable, no obstante y si me permites el atrevimiento lo cierto es que pensé que a quien podría resultarle atractivo románticamente o como compañero de coito podría ser a ti.-

Ok, definitivamente esto se ha vuelto incómodo.

Percibo la mirada de Rosita llena de urgencia porque la salve, pero las cosas como son, este tema iba a tener que salir entre ellos antes o después, lo que no me puede creer es que tenga que estar yo en medio.

-Os dejaré algo de intimidad.- Digo intentando escabullirme.

-No es necesario, estás perfectamente al corriente de mis sentimientos por Rosita, no hay razón lógica para que tengas que marcharte, además aún no has terminado mi peinado.- Mierda, bueno, lo he intentado.

-Eugene,- comienza la mujer con lentitud, procurando encontrar las palabras adecuadas que eviten que él salga demasiado herido de esto. –Sabes que te quiero como amigo.-

-Ese es un comienzo de relación totalmente aceptable antes de consumar el acto carnal, de hecho es preferible conocer bien al compañero de cama, eso hace qu…-

-Basta,- le corta de manera tajante, Rosita ha llegado a su límite. –No vamos acostarnos jamás Eugene, eso no va a pasar.-

-¿Por qué?- Pregunta aturdido. -Soy un partido tan aceptable como cualquier otro superviviente masculino.-

-El hombre al que amaba murió destripado delante de mí después de enterarnos de que nos mentiste sobre la cura… Eso es más que suficiente para no querer que seamos pareja.-

-Ya veo, el trauma sufrido en el hospital veterinario y mi mentira me convierten en alguien inadecuado con quien algún día plantearte procrear, lo entiendo.- Rosita se pone de pie deseosa de fingir que esta conversación nunca ha tenido lugar. –Además consideras a Castillo más atractivo.- Mis ojos se abren como platos cuando dice eso.

Desde la pérdida de Karen mi unicornio se ha vuelto célibe, cosa que me preocupa bastante conociéndole como le conozco, así que la posibilidad de que Rosita sienta interés por él, aunque sea exclusivamente sexual me anima. Porque… En fin, tal vez sea justo eso lo que necesita para salir de su hermetismo.

-¿Importa?- Pregunta ella ni negando, ni confirmando la aseveración de Eugene.

-Supongo que no es relevante.- Ella suspira y se ríe alternativamente ante lo absurdo de la situación, no es para menos la verdad.

-Eres de lo que no hay, te lo digo en serio.- Dice palmeando su hombro de manera amistosa, dispuesta a dejar el tema correr.

-¿Seguiremos siendo amigos?- Pregunta Eugene compungido.

-Si de verdad aceptas mi rechazo y no vuelves a insistir sí, sino tendré que darte una patada en las pelotas.- Le explica de manera llana antes de marcharse.

-¿Tú crees que le gusta mi unicornio?- Le pregunto sin poder controlar mi curiosidad.

-Ciertamente es lo que creo, aunque podría estar equivocado por supuesto, pero las pruebas son irrefutables, se queda admirando sus firmes glúteos más de lo que sería socialmente aceptable en un pequeño grupo como el nuestro, así que es una suposición lógica.-

-Y aun así te has declarado,- digo estupefacta, -has siso muy valiente por intentarlo.-

-Pensé que con mi nueva imagen recién adquirida no tenía nada que perder.- Aparto mis manos de su pelo y se gira para mirarme. –Te agradezco que hayas fingido enredarte con tus propios dedos para no dejarme solo ante esa desagradable coyuntura.-

-De nada,- aprieto sus manos con cariño entre las mías. –Sé que las personas hacemos que la vida sea complicada pero no te estanques en lo que ha pasado, si la persona correcta tiene que aparecer en tu vida lo hará antes o después.- Le digo como si tuviese la edad de Carl.

-Eso si no ha sido ya devorada por una horda de caminantes.- Dice con pesimismo.

-Podría ser,- concedo porque conociéndole lo contrario nos haría discutir, -pero también podrías conocerla ahí dentro, ¿qué tal si mientras lo descubres simplemente eres feliz con la persona en que te has convertido? Has avanzado mucho desde que te conocí, y eso ya es en sí algo maravilloso.-

-Eso suena aceptable.- Concede con una sonrisa.

-Genial.- Digo dándole un beso en la mejilla.

.

Al llegar al campamento veo que Cass tiene cogidas las manos de Eugene en un gesto cariñoso que se les volvió costumbre cuando ella se hizo cargo de curar sus uñas arrancadas.

En cuanto mi luz ve que hemos vuelto me sonríe y sale corriendo directa hacia mí.

-Hola Rick,- dice de pasada antes de saltar, yo la atrapo y ella enreda sus piernas en mis caderas. Definitivamente esta es la mejor parte de volver a casa.

-¿Qué le pasa a Eugene? ¿Le ha picado otra araña?- Pregunto antes de besar con suavidad las cicatrices de su cuello, deseando poder borrar todo el dolor solo con eso.

-Bueno… Se ha confesado a Rosita.-

-Uf.-

-Exacto.- Harta de que me haga de rogar su mano derecha se ancla en mi nuca y guía mi boca hasta la suya, que me recibe con un dulce beso. -¿Ha pasado algo?- Me pregunta cuando nos separamos. –Habéis tardado.-

-Ya, Rick quería encontrar pruebas de que son unos monstruos y no unos simples idiotas.- Suspira mientras niega con la cabeza al escucharme. –Ey, no tienes que preocuparte por él,- me mira escéptica cuando le digo eso, -bueno, tal vez un poco…-

-Oh, ¿solo un poco? Está bien saberlo.- Responde sarcástica.

-Alejandría le vendrá bien.- Digo en tono conciliador, aunque más que estar convencido de eso, es lo que espero. –Es justo lo que le hace falta, vivir en un sitio fijo en el que poder sentirse a salvo.- Asiento despacio, -mejorará.- La dejo de nuevo en el suelo pero ella no se despega de mí. –Todos lo haremos,- digo besando su frente sabiendo que hay algo que la tiene insegura, pero no logro comprender que puede ser. -¿Qué es lo que pasa?-

-Pasa que tienes razón, Alejandría nos ayudará a ver si podemos mejorar o si esto que somos ahora es lo máximo a lo que podemos aspirar ser.-

-No estoy seguro de entender eso último.- Digo despacio.

-A lo que me refiero es a que desde que la prisión se fue al infierno lo único que hemos hecho ha sido seguir adelante como hemos podido, y aunque no nos ha ido mal, no ha sido precisamente lo que necesitábamos para recuperarnos,- suspira profundamente. -Por eso me preocupa el hecho de que para algunos sea difícil conseguir adaptarse.- Dice desviando la vista hacia su hermano, que está ocupado asegurándose de que todas las armas funcionen bien, mientras Merle le mira con cara de cordero degollado.

-Ale puede estar roto, pero nunca os dejaría ni a ti, ni a Gin.- Digo sabiendo que por muy convencida que esté de que unirnos a los Alejandrinos es lo mejor que podemos hacer, lo que más le preocupa es la reacción que su hermano pueda tener ante este cambio de vida, por decirlo de alguna forma.

-Sé que nos quiere, el amor no es el problema Daryl, lo es el dolor que tiene dentro y que le hunde.- Replica triste.

-¿Crees que porque Alejandría nos abra sus puertas él creerá que ya no tiene que seguir luchando por vosotras contra su depresión y se suicidará?- Le pregunto abiertamente porque sí algo sé es que con Cass no sirve de nada ir de puntillas sobre los temas incómodos, porque por mucho que algo no le guste termina afrontándolo siempre de frente.

-No… Sí, ¿cómo hemos terminado hablando de esto?- Intenta alejarse para dejar correr el tema, pero yo atrapo una de sus manos y acaricio sus nudillos con mi pulgar.

-Háblame,- insisto, -llevas mucho tiempo tragándote este miedo, lo sé, te conozco, lo que no comprendo es…- Hago una pausa consciente de que mis palabras pueden sonar a reclamo. -¿Por qué no me lo has dicho antes?-

-Pensaba que si lo decía en voz alta podría hacerse realidad, es estúpido, ¿no?- Dice mirándome con los ojos brillantes por las lágrimas que no quiere derramar. –Es decir, yo estaré siempre ahí para él, pero al final lo que tenga que ser será.-

-Ven aquí.- La abrazo con fuerza. –¿Por eso cada mañana te le tiras encima nada más despertarte? ¿Para asegurarte de que sigue respirando?-

-Sí.- Dice bajito. –No sé qué haría sin él, yo… Creo que me convertiría en otra persona.-

-Escúchame.- Levanta su rostro lleno de ansiedad hacia mí, -creo que ya te lo he dicho alguna vez, pero lo repetiré las veces que te haga falta escucharlo, nos pase lo que nos pase a los demás, aunque sientas que te pierdes a ti misma eso no ocurrirá, ¿sabes por qué?- No la doy tiempo a contestar, -porque eres tu propia jodida luz, así que antes o después te encontrarás de nuevo, tan simple como eso.-

-Gracias por ser mi ángel.- Limpio las lágrimas que se le han escapado sin querer al parpadear y ella sonríe.

-Hemos llegado hasta aquí juntos, lo de Alejandría saldrá bien,- digo cerrando los ojos disfrutando de su cuerpo contra el mío, -haremos que salga bien.- Dudo por un instante pero finalmente decido preguntarle. -¿Tienes alguna intuición ahora que estamos cerca?- Ella se queda en silencio mientras piensa.

-Sigo convencida de que es nuestra mejor opción,- responde al fin, -es solo que ahora me doy cuenta de que eso no significa que no puedan pasarnos cosas malas.- Su mirada se pierde entre las hojas de los árboles al decir eso. –Lo cierto es que el cambio es parte de la vida, ¿no? Las cosas simplemente suceden.- Parpadea rápidamente como si quisiera enfocar la vista y vuelve a mirarme a mí. –Perdona, ¿he divagado?-

-Está bien.- Le aseguro con una calma que no siento del todo.

-Sé que te asusto cuando hago eso.- Dice metiendo sus manos bajo mi camisa para acariciar con suavidad mis caderas, no sé si con intención de relajarme o de distraerme.

-Es que siento que te me escapas… Cuando miras así es como si no estuvieras del todo aquí y no sé exactamente donde te vas.- Confieso bajando la voz para que solo ella pueda escucharme antes de morder el lóbulo de su oreja.

-Vaya donde vaya una parte de mí siempre estará justo aquí,- su mano derecha se posa sobre mi corazón. –Te lo prometo.- Dice con la respiración entrecortada por la excitación.

-Lo sé, pero prefiero tenerte aquí,- digo apretando su trasero con mis manos, -así puedo hacer esto.- Digo besándola con un necesidad tan feroz que todo desaparece, el murmullo de las conversaciones de los demás, el trino de los pájaros, las hojas susurrando en el viento…

Solo queda mi corazón latiendo en mis oídos como un puto tambor de guerra, y eso es suficiente para convencerme de que aunque lo que suceda en Alejandría sea incierto, Cass es una certeza, es mi razón para arriesgar el corazón y la vida sin que me de miedo hacerlo porque ella hace lo mismo por mí cada maldito día, y eso es una bendición.

13*/*/*

Hola almas corsarias el nueve de mayo levantaron el estado de alarma aquí en España y pude aprovechar para ir a casa de mi hermana en Toledo durante tres días. Hicimos poquita cosa pero simplemente estar con ella fue genial.

Ah y se me olvidó comentar, el ocho de mayos cumplí 28 años, wiiiiiiiii superé un nuevo nivel de vida. Ya solo me falta encontrar trabajo aunque nada más sea para estos meses de verano y podré sentir que por fin estoy saliendo del estancamiento en el que estaba metida.

Muchas gracias por comentar en Wattpad en capítulos anteriores a soncacor y a Debie_Daryl, me animáis mucho.

Espero que el capítulo os haya gustado y como siempre besototes for all.