Una vez el gato le perteneció a un mago.

El gato odiaba el circo.

Cada día el mago ponía al gato dentro de una caja que cortaba a la mitad.

En seguida él sacaría al gato de un maletero, como si este hubiera estado dentro de la caja todo el tiempo.

Así la multitud aplaudiria y aclamaría.

Un día el mago cometió un error y en verdad partió al gato a la mitad.

El mago tomó las partes del gato con ambas manos e instantáneamente bajo la cabeza.

El mago enterró al gato debajo de una de las tiendas del circo.

El mago lloró en silencio sin decir ni una sola palabra.

Witaxx

Staxx no sabía que hacer... había asesinado a su propia mascota enfrente de todo su público, sin duda su carrera estaba acabada. Entonces escucho como alguien tocaba la puerta.

Escucha bien, quien quiera que seas ahora no estoy de humor -le contesto casi como gritándole pero aún así la puerta no dejo de ser tocada- con una mierda...

Se levantó hecho una furia, es que acaso el tipo era sordo o solamente estupido como para atreverse a molestarlo, si lo que buscaba era acabar pronto con su vida el estaría más que contento en cumplir su deseo.

Pero cuando abrió la puerta lo único que vio fue la nada- algún maldito chistosito que piensa que hacerle esta clase de bromas a la gente es gracioso -apreto aún más la perilla de la puerta- menudo idiota.

Estaba apunto de cerrar la puerta cuando sus ojos visualizaron algo en el piso, detuvo su acción para centrar toda su atención a aquello... era un pastel. Se agachó para poder tomarlo y una vez que lo hizo noto que este tenía algo escrito.

"Sonrie".

El pelinegro se burló amargamente por aquella estupidez, pero no podía negar que el pastel se veía delicioso y en este momento necesitaba azúcar más que nada en el mundo.

Pasaron los días y cada vez había menos gente en el circo, nadie decía nada pero el sabia que era su culpa que esto pasara, pero aún así deseaba seguir trabajando en ese lugar. Amaba el circo, amaba hacer feliz a la gente... no quería que eso acabara.

Pero no tenía más opción que irse, tendría que dejar lo que más le hacía feliz pero lo haría por el bien de todos en el circo. Esa tarde habló con su jefe el cual con pesar acepto su decisión. Se despidió de sus colegas y amigos. Muchos lloraron por su ida, hubo otros que lo abrazaron pero todos y cada uno le desearon lo mejor.

Con el corazón hecho pedazos el pelinegro partió de aquel lugar que lo vio crecer no solo como mago si no también como persona, no lloro ya que de nada le servirían las lágrimas. Solo se dejó hacer por la vida.

Empezó hacer magia callejera, podría incluso decirse que era casi un ilusionista, al estar en un lugar que nadie lo conocía era fácil para el ganarse la vida, por suerte no le faltaba el dinero ni la comida. Y eso le hacía feliz. Pero un día pasó algo, se di cuenta de que alguien más hacía actos callejeros en la misma plaza que él.

Al principio no le tomó importancia pero el oír hablar a las personas sobre ese misterioso personaje durante sus presentaciones, hizo que su curiosidad creciera aún más. Así que un día decidió tomarme el día libre e ir a ver a esa persona. Afortunadamente había escogido un buen lugar para mirarlo, podría decirse que estaba en primera fila.

Una suave música empezó a sonar.

Al prestarle más atención se dio cuenta que se trataba a la clásica melodía que los circos utilizaban para atraer a las personas. Entonces una carpa apareció de la nada ante sus ojos, no solo de él si no del público y de ella salió un colorido personaje.

Un payaso.

Llevaba una máscara puesta y en su traje estaban presentes únicamente los colores verde, blanco y amarillo. Sus zapatos no eran los clásicos que todos los demás payasos utilizaban. Estos eran normales. Este se presentó ante las personas de manera muy animada.

De la nada sacó unas pelotas y empezó a hacer un truco de malabares, primero fue con las dos manos luego solo con una, empezó a caminar y saludar a la gente pero cuando llego hasta donde el estaba, por un momento lo sintió familiar. Y por alguna razón sabía que aquel personaje de alguna manera pensaba igual.

Después de un rato el show habia llego a su fin, dejándolo más que maravillado, todo aquello le había traído hermosos recuerdos. Estaba apunto de irse cuando sintió que alguien tomaba su mano, cuando vio de quien se trataba quedó bastante sorprendido... era aquel cómico personaje que momentos atrás lo había hecho reír tanto.

Espera -lo escucho hablar atrás vez de la mascara- no te vayas aún.

Incluso la voz de este le parecía familiar, como si ya lo hubiera escuchado antes pero no lograba recordar en donde. El contrario llevó una de sus manos hasta aquella máscara y con cuidado se la fue quitando. Quedando así el rostro de aquel chico totalmente expuesto.

Tenia el cabello blanco, sus ojos estaban rasgados a tal punto que casi parecia que los tuviera cerrados, tenia una linda nariz y unos sensuales y apetitosos labios. Y ahí fue cuando su memoria hizo "clic".

¿Willy? -se aventuró a preguntar. El otro al saber que aun recordaba su nombre se emocionó a más no poder.

Si, si soy yo -le sonrio aún mas- tanto tiempo Staxx.

Yo diría que demasiado tiempo -le sonrio el- y dime que te trae por aquí a esta gran ciudad -le miro curioso.

Pues verás... yo -se avergonzó un poco- te buscaba a ti.

El pelinegro quedó asombrado tanto por su valentía como por su sinceridad, vaya que decirle eso. Pero recordó que Willy siempre fue así, decía lo que pensaba. No importando si era bueno o malo, solo lo hacía. Y por esa razón era que todos lo querían.

Y se puede saber, ¿para que me buscabas? -volvio a preguntarle.

Porque... quería decirte que... me gustas -solto el chico. Su sinceridad podía llegar a ser bastante tierna a la vez que espeluznante- y quiero que te cases conmigo.

Esto dejó de hacerle gracia cuando vio la determinado en los ojos del peliblanco, eso significaba que hablaba totalmente enserio o que se estaba burlando de él, y si era así no le parecía nada gracioso que jugara de esa manera con el- Willy...

Pero no lo dejo seguir- se que puede sonar muy apresurado pero estos sentimientos no son de un día al otro... Staxx desde hace 7 años que estoy enamorado de ti -lo miro a los ojos- desde el primer dia en que llegaste al circo aquel viernes por la tarde, capturaste completamente mi atención. No podía dejar de pensar en ti... aveces no dormía, quería hablarte pero en ese entonces no tenía el valor suficiente para hacerlo y mucho menos para confesarte mis sentimientos. Y el día en que por fin me armé de valor para hacerlo... ocurrió "eso".

Staxx sabía de lo que hablaba y le agradecía por que no dijera más.

Y había surgido otro problema -dijo el peliblanco- ahora no sabía cómo hacerte sentir mejor o animarte, lo que suena absurdo ya que yo soy mmun payaso, así que -jugo con sus dedos- lo único que se me ocurrió fue hacerte un pastel, pero no tuve el valor para entregartelo personalmente y por la manera en como respondiste a mi llamado me imaginé que no deseabas ver a nadie.

"Sonrie"... así que había sido el.

Me dije a mi mismo que trataría de decírtelo la próxima vez, pero ese día no llego -el chico bajo un poco la cabeza- un día había ido al pueblo más cercano a repartir volantes como era de costumbre, entonces escuché que unas personas hablaban de ti... de tus actos y lo incompetente que eras por no haber hecho "bien" tu truco -apretó un poco la mascara con sus dedos- fui hasta donde estaban ellos y les ordené que se detuvieran que no sabían de lo que hablaban. Pero las cosas no terminaron bien, ellos me empezaron a golpear.

Con cada palabra el pelinegro sentía que se le hacía un nudo más y más grande en la garganta. Quería decirle que parara pero no podía, ahora era el quien no tenía el valor para decir lo que sentía.

Una vez que se cansaron, se fueron y me dejaron ahí tirado -miro su brazo con dolor como si este le doliera- para cuando llegue al circo tu ya te habías marchado... le pregunté a nuestro jefe por tu paradero pero el no sabía nada. Ninguno sabia a donde te habías ido.

Poco después me di cuenta también que la paliza que me habían dado realmente había sido grave -el peliblanco lo soltó , Staxx no había sido consiente de eso hasta que dejo de sentir aquel calor tan agradable que le brindaba la mano de Willy.

Entonces el lazo su manga. Staxx quedo horrorizado el brazo de Willy estaba lleno de cicatrices... eso explicaba porque su acto lo había hecho únicamente con una sola mano.

Gracias a esto no pude hacer mis actos correctamente y mi público empezó a disminuir, por lo que tuve que dejar el circo también -su mirada se llenó de tristeza- pero me di a la tarea de buscarte -la felicidad volvió a el- y eso hice. Estuve en varias ciudades y en todas preguntaba por ti pero como era de esperarse nadie te conocía -dijo algo frustrado- pero no me rendí y entonces un día alguien por fin me habló acerca de un mago que hacía increíble trucos en esta ciudad. Inmediatamente supe que se trataba de ti.

El pelinegro se sonrojo por sus palabras pues le había dicho que era alguien increíble.

Cuando por fin di contigo estabas realizando uno de tus tan maravillosos actos, me hubiera gustado mucho el verte más de cerca pero la multitud me lo impedía, lo intenté una y otra y otra vez pero el resultado fue el mismo. Por lo que decidí que me haría notar para así poder llamar tu atención -le dedico una enorme sonrisa- y por lo que vi hoy. Mi plan funcionó.

Staxx no sabía que decirle... estas emociones no creyó que volverían a él.

No espero que aceptes mis sentimientos... yo solo quería hacerte saber lo que siento por ti -Willy coloco sus manos en donde se encontraba su corazon y sintió un gran alivio. Por fin había dicho lo que sentía, se había sincerado ante la persona que por tanto tiempo amo y aún que le hubiera gustado mucho el ser correspondido con esto le bastaba.

Muy bien -dijo Staxx para acto seguido tomar el rostro de Willy entre sus manos- ahora escucha atentamente lo que te diré -ambos se sonrojaron por la cercanía- t tu también me gustas...

Willy quedó asombrado por tal declaración, puesto que nunca había notado o visto que el pelinegro mostrara interés en el- se que nunca te lo demostré pero la verdad es que yo tampoco supe como hacerlo -lo miro un poco serio- ya que por alguna razón sentía que te lo tomaría a juego o algo por el estilo u aún peor que no me corresponderías pero -le sonrio- no fue así y ahora estoy feliz por que tu también me ames -lo abrazo- ahora puedo decir que estoy completo.

El peliblanco también lo abrazo, estaba tan feliz se sentía tan dichoso que tenía unas inmensas ganas de llorar- shhh -le dijo Staxx- un payaso no debe llorar ante su público.

Pero este payaso no llora de tristeza -le contesto Willy- si no de felicidad -dicho eso las lágrimas empezaron a recorrer por sus mejillas hasta llegar al final de estas.

Y sobre tu propuesta... si no te molesta yo quiero ser el que te lo pida a ti -Willy estaba apunto de decir algo cuando Staxx colocó un dedo en sus labios- pero a su debido tiempo -le sonrio- aún nos queda mucho camino por delante y deseo conocerte completamente y que tu me conozcas a mi.

Willy asintió y una vez más se dejó envolver entre los brazos de aquel hombre.

Desde ese día tanto aquel triste mago como el sincero payaso unieron sus actos en uno solo... la gente venía de muy lejos única y exclusivamente solo para verlos.

Un día como si se tratase de un truco de magia en las manos de estos aparecieron unos preciosos anillos dorados que no solo significaban la unión de estos dos seres que se amaban si lo también el inicio de un bello y único acto.

Fin.