Capítulo IV: Excursión parte II.

Ni bien llegaron a la granja, todo fue chacota desde ese punto, mucha diversión y bromas.

- ¿Te sientes mejor? – preguntó Daniel poniendo un brazo sobre el hombro de Kara.

- Mucho mejor – replicó sonriendo y él asintió también sonriéndole.

Mike a lo lejos los miró brevemente, antes de tratar de ocuparse en otras cosas, como jugar bromas pesadas con sus amigos del futbol americano.

Lena y los treinta alumnos fueron a visitar una granja auto sostenible.

En un lado, había cultivos, una pampa muy verde con pastizales, a pesar de la temperatura fría del momento, razón también por lo que todos iban abrigados, al otro lado los corrales de los animales, vacas unas 40 cabezas, cabras y ovejas en otra área anexa, cerdos en corrales de cemento muy limpios.

Y en la tercera área, era una de composta, dónde con ayuda de las lombrices de tierra, el granjero hacía humus, compost, abono para fertilizar su campo, de los cuales sacaba alimento para sus animales y que estos después lo procesen y el ciclo volvía a empezar.

Todo en un perfecto equilibrio.

Cuando el amigo de Lena, un señor en sus 40 años, alumno de ella de la maestría procedió a enseñarles el lugar, inició por su ganado vacuno, les mostró sus comederos, su lugar de descanso, queda decir que, con mucho estiércol propio de la vaca, sus razas, etc.

El señor les estaba enseñando el lugar, pidiendo seriedad a algunos jóvenes que tendían a las bromas.

Y tanto y tanto que uno de ellos jugando con Mike, en el borde del corral, ambos subidos al cerco de madera provocando un par de vacas al darles los pastizales para que coman, para en el último momento quitárselos y así volver a empezar, ellos, se acercaron mucho de un lado, perdiendo el equilibrio y cayendo dentro del corral.

Las vacas ni les prestaron atención, como si no pasase nada.

Más los dos yacían en el suelo cubiertos de estiércol, muy embarrados.

Ellos gritaron, vomitaron y volvieron a gritar.

Casi todos los alumnos rieron a carcajadas.

Los involucrados siguieron maldiciendo.

El personal de la granja intentó ayudarlos, pero estos sujetos estaban tan cabreados que no querían aceptarla.

Lena vió esto, actuó de mediadora, les terminó ayudando mientras el resto del grupo seguía la explicación del señor a cargo.

Mike y Matt quienes cayeron al corral, fueron asistidos por el personal, para que se vayan a duchar, cambiarse de ropa a aunque sea overoles de trabajo, ya que el resto sería desechada.

Lena dividió su tiempo entre estos jóvenes y el grupo más grande.

Captando así, justo el más dulce momento de sus estudiantes al ver la cuna de becerros, ellos nacidos hacía apenas unos días, unos peluches vivos de lo más adorables, los más hermosos de esta vida.

- Awww – le arrullaban las chicas no pudiendo tocarlos, ya que a pesar de que eran unos bebés, parecían grandes y no tenían su sistema inmune totalmente desarrollado ante las bacterias y peligros externos.

Lena captó aquel momento en varios de sus estudiantes, sonriendo ante lo adorable que era Kara al jugar a la distancia con estos bebitos, haciéndole caras, llamándolos, de lo más adorable.

Lena sacudió su cabeza, ya mucho tiempo le estaba prestando a Kara, la expedición siguió una hora más.

Ya acabado el viaje, Mike se acercó a sus amigos y novia, él se había duchado tres veces ya y sin embargo todavía podía percibir el olor del estiércol.

- Mike no, hueles – pidió su novia empujándole levemente, besarle así no le gustaba nada.

- Esa maldita vaca me tiró – soltó enojado.

- Te caíste por imbécil – replicó Daniel y Mike le miró feo, aunque fuese eso verdad.

- ¿Hoy salimos por la noche o qué? – les preguntó a todos.

- Por mí, va – contestó Mariana.

- No hay forma – objetó su novia.

Daniel levantó los hombros en señal de indiferencia.

- Ok, como no quieres venir conmigo, le preguntaré a Stacy y si pasa algo, será tu culpa – soltó él petulante a Kara, yendo a llamar a Stacy y poniendo un brazo sobre su hombro.

- Kara despierta, si sigues así, obvio él te va a cambiar – le apoyó Mariana, como si "Mike" fuese un partidazo, ella cogió de la mano a su novio y lo arrastró hacia allá.

Y en otros momentos, ella los hubiese seguido, como ya había hecho antes, más al ver a su profesora hablar con el hombre de la granja, el verla sonreír, hacer cada gesto, cada cosa, le dio más curiosidad sobre su vida, eso, así lo definió Kara, como admiración por su maestra y nada más.

Poco o nada sabía que se equivocaba, y en grande.

El viaje de regreso fue entretenido, todos bromeando, uno que otro discutiendo y algunos comiendo.

Mike estaba que provocaba a Kara, al ser más táctil con Stacy, al hablarle al oído para después mirar a Kara.

Ella lo ignoró y en lugar de seguir de mal humor, ya sea por el incidente en el supermercado o la actitud repentina de Mike, ella estaba sonriente y risueña hablando con sus compañeras.

Eso hizo enojar más a Mike.

Eso hizo sonreír a Lena.

Llegando al colegio de su primera excursión, cada joven se fue a lo suyo, ya sea hacia más clases, a hacer deporte o a sus casas u otro lugar.

El jueves se hizo viernes, y así se fue una semana, la primera semana para Lena como maestra sustituta.

Ese mismo viernes, al culmino de la semana, se fue a cenar con su abuela a la casa de reposo.

- Si puedes estar en tu casa Abuela, ¿por qué sigues aquí? – preguntó ella un poco confundida, su abuela tenía mucho poder e influencias.

- Cariño, realmente me gusta aquí, ¿acaso me crees capaz de dejar las tardes de bingo? – preguntó con ironía y ambas rieron – estoy muy bien hija y ¿tú? – le preguntó su abuela cogiendo su mano sobre la mesa y dándole un apretón.

- Estoy bien.

- Inténtalo otra vez amor – insistió Agatha.

Lena soltó una exhalación que no sabía estaba conteniendo.

- Puedes decirme cualquier cosa amor.

- Pareciese que me estoy escondiendo ¿me estoy escondiendo? – le preguntó.

- ¿Te sientes así?

- Abuuuuuuu respóndeme – pidió con ese puchero tan lindo.

- Awww – le arrulló ella con una mano acariciando su rostro.

- Es decir, tengo un empleo gracias a ti – siguió Lena y su abuela asintió sin soltar su mano de la de su nieta – la casa está descuidada, la limpiaré no te preocupes.

- No me preocupo.

- Pago todo en efectivo, no tengo tarjetas.

- Así es mejor.

- Y hace unas horas me di cuenta que mi nombre en los registros del director son otros a mis actuales ¿por qué?

- ¿Por qué Jhon te llama diferente? No lo sé.

- Abu – se quejó nuevamente Lena, ella agradecía lo que tenía, un techo sobre su cabeza, un trabajo, su educación en marcha, mas sentía que algo estaba pasando, esa parte no la lograba hilar - ¿es decir Lilian no sabe dónde estoy ni Lex?

- ¿Lo has llamado? – preguntó su abuela con una seriedad de muerte.

- No, porque lo haría, la última vez que me fijé, trataba de matarme – sentenció pensando en cuando tenía 15 años y Lex había estado practicando tiro al blanco, excepto que, en lugar de dispararle a los blancos fijos, disparo hacia su izquierda, a medio metro de ella.

Él en su momento había dicho que la mira del arma estaba mal y de ahí el accidente, pero Lena con el tiempo empezó a pensar que no, en ese momento Lionel todavía estaba vivo y le amaba.

- Bien, no lo llames, que él no sepa dónde estás, posiblemente es lo mejor para todos.

- ¿Y no lo sabría por el doctorado que estoy cursando?

- Te faltan tres exámenes nena, después no habrá rastro de ti.

Lena mirándole seria por un momento preguntó - ¿por qué me estoy escondiendo y de quién me escondo?

- ¿Sigues tomando tus medicinas mi amor?

- Abuelaaaaaaaa ¡ - levantó la voz Lena – perdón – añadió después por ello y porque perturbó al resto con el tono de su voz, a otros abuelos que estaban cenando, algunos con visita igual que ella.

- Amor – replicó su abuela – te adoro bebé.

- Yo también abu.

- Confía en tu abuela amor, ¿por ahora estás bien, verdad?

- Sí abuela.

- No te olvides de tomar tu medicina.

- No me olvido.

- ¿La has vuelto a ver?

- No

- Lenaa - advirtió ella leyéndole como un libro.

- No y no quiero verle, me hace mal.

- Al fin, has dicho algo bueno – replicó su abuela riendo con respecto a su ex novia, una mujer muy guapa, parecía súper modelo, pero por dentro, a ella le gustaba hacerle daño a Lena, sólo así se sentía bien, mejor, superior. De ahí a que su abuela la detestara.

Lena le había amado como su vida misma, su primer amor, desde secundaria, pensó incluso que podría llegar a casarse con ella, así de serio, era.

Por lo mismo cuando todo termino, vaya que casualidad, fue cuando Lilian la dejó fuera del testamento Luthor, eh de ahí su inmensa depresión y el inicio de su terapia con pastillas para superar su corazón roto, su rechazo de su ex y su familia.

- Sabes Abuela…

- Dime bebé.

- Desde que he llegado aquí, no he pensado ni un minuto en ella – su abuela asintió sonriente, eso, eran grandes noticias – y más bien en Kara – acotó Lena con una gran y muy hermosa sonrisa.

- Kara – apuntó su nombre su abuela - ¿y ella es?

- Oh es mi alumna, es muy inteligente y curiosa abuela, me hace reír – dijo sin malicia Lena, con alegría pura en su ser, tal cual ángel que era ella.

Más la palabra "alumna" resonó fuerte y claro en la cabeza de su abuela, ella no sabía que tan importante era Kara para ella, mas ya intuía que iba a ocupar el corazón de su bebé.

"Precaución y mucho cuidado" también resonó en ella, al Kara ser su alumna y Lena profesora.

Ella sabía que Lena no era idiota como para involucrarse a nivel sentimental y más siendo una cría, ella talvez no, más su corazón sí, muy idiota, tanto como para crear un hogar con la despreciable de su exnovia.

- ¿Sabes su apellido bebé?

- Sí, es Danvers, Kara Danvers – le comentó Lena con gran sonrisa, sólo para después contarle lo ocurrido con ella, cómo le conoció y así, lo que podía contar.

Su abuela estuvo atenta a todo y sobre todo al brillo en el mirar de su nieta al mencionarla.

Al día siguiente temprano, siendo un sábado, Lena se levantó dispuesta a limpiar un poco su casa, acondicionar, aunque sea un cuarto al a vez.

Ella se puso un pantalón chandal suelto, una polera de su universidad y se disponía a trabajar cuando dos golpes en su puerta frontal le indicaron que tenía visita.

- ¿Visita? Si mi abuela no tocaría la puerta, ella entraría y no hay más – se dijo a sí misma yendo a ver.

- ¿Hola, te puedo ayudar? – le preguntó a Kara.

¿Kara?

Kara ¡

- Hola maestra – con una bella sonrisa.

- Hola Kara, ¿a qué debo el gusto?

- Eh pensé – soltó ella rascándose con una mano su cabeza, señal de nerviosismo, Lena miraba y guardaba en su memoria cada cosita y gesto – que ya como abollé su fachada, bien podría ayudarle a resanarla o ayudarle en otra cosa y así.

- No necesitas hacerlo.

- Pero quiero miss.

- Lena

- ¿Eh?

- Mi nombre es Lena, no estamos en la escuela.

- Ok miss – replicó Kara y Lena volteó los ojos riendo divertida, esa risita tan adorable resonó los oídos de Kara y le hizo regalarle una de las sonrisas más bonitas de todas.

- No te estoy obligando a trabajar ¿eh? Ningún cargo ni nada.

- Lo sé, lo sé, yo sólo quería ayudar, es decir, es obvio que hay mucho trabajo – señalando toda la casa en sí, una casa enorme con cuatro dormitorios, dos estudios, seis baños, mucho, pero mucho espacio.

- Y si me ayudas, deberá ser en el interior, es decir, mi casa está aislada de todo, pero sigo siendo tu maestra y tú mi alumna, no quiero que haya malos entendidos o así.

- No miss, no tiene que haberlos.

- Lena, mi nombre es Lena.

- Ok miss – respondió ella y eso hizo a Lena hacer uno de los gestos más adorables que Kara había visto en su vida, encoger su nariz hacia un lado – hummm – ella carraspeó un poco para afrontar aquello.

Un subidón de azúcar, mucho dulce ahí, terriblemente adorable su miss.

- Ok vamos, pero sólo por unas horas, no quiero monopolizar tu tiempo, después de todo es un sábado, los jóvenes salen los sábados.

- Miss usted también es joven.

- Lena, L- E- N- A.

- Ok miss – siguió replicando Kara con un asentimiento que le hacía lucir extremadamente dulce y linda.

- Es tu alumna Lena, es tu alumna – se lo repitió ella un par de veces mentalmente, obligándose a poner distancia.

Y por más que Lena dijo que Kara le ayudaría en el interior, ellas trabajaron en el exterior, cómo el recoger escombros, restos de madera, basura, todo aquello y colocarlo en una pila en una zona pedregosa antes del lago ahora congelado, para quemar todo ahí con la seguridad de que no se expanda hacia alrededor, ya que sólo había rocas a cada lado.

Ellas iniciaron a las 8am, cerca de las 11am, ya habían limpiado la mayor parte del exterior.

Lena desmalezó con la pala una parte de las malezas secas, arbustos secos, etc, los arrancó para quemarlos en su jardín trasero.

Cada tanto escuchando "miss esto" y "miss lo otro" Kara con mucha curiosidad preguntándole sobre todo y nada, con Lena encantada de responderle, pero siempre llamándole "miss".

Ambas siguieron trabajando, hasta que Kara ya no llamó más miss a Lena sino por su nombre y a gritos – Lena ¡.

Ella volteó a verle, sólo para ver que dónde hacia segundos miraba a Kara, ella ya no estaba, había caído al algo congelado.