¡Un golpe de amor!


- Podemos ser amigos -


Una agradable melodía se escuchaba en el vehículo mientras el pequeño grupo platicaba. Aether y Childe en especial, parecían animados hablando de sus cosas mientras que Lumine, sentada en uno de los asientos traseros, miraba a través de la ventanilla el exterior. En realidad, no estaban avanzando. Seguían en el estacionamiento solo con el motor y la calefacción encendidas, ambos decidían precisamente a dónde deberían ir.

En ese momento, ninguno de los dos mencionó nada sobre su bolso deportivo. Aunque Childe se ofreció a cargarlo por ella hasta su auto, y lo dejó junto al de Aether y sus mochilas en la cajuela. Era muy amable, pero… algo la inquietaba todavía. De vez en cuando, Lumine miraba hacia el retrovisor y se encontraba con esa misteriosa mirada azul puesta sobre ella. En otras circunstancias se sentiría nerviosa y emocionada, pero en este momento tan solo se sentía incómoda e insegura.

¿Y si realmente los vio? De ser así, ¿qué clase de cosas pensaría de ella? ¿Acaso debía despedirse de cualquier mínima oportunidad que hubiera podido conseguir en el futuro? Pero no estaba segura de cuán lejos debían ir sus pensamientos realmente, después de todo ni siquiera estaba segura.

La voz de su hermano llamándolo la sacan de sus pensamientos. Lumine se asoma un poco por encima del respaldo del asiento, curiosa.

— ¿Qué dijiste? —Pregunta, apoyando su mentón sobre el respaldo del asiento. — No te escuché, perdón.

— Báh, no te preocupes. —Aether le resta importancia con una sonrisa amble, gira un poco su cabeza para verla. — Te preguntábamos si conocías algún buen lugar.

— Todavía no tengo tanto tiempo viviendo aquí, y la clase de lugares a donde Zhongli me llevan son algo… aburridos. —Comienza a explicar Childe, su tono relajado y carismático endulzaban el oído de Lumine quien no pudo evitar mirarlo con atención. — Me gustaría conocer algo más de nuestro estilo. —Agrega el pelirrojo, rodando sus ojos en un gesto algo divertido. — Aunque gracias a él conozco buenas cafeterías. ¡Oh! ¿Quieren algo dulce? Podríamos ir a esa en la avenida…

— Mh… —Lumine lo piensa un momento, pero niega. No tiene antojo de algo dulce ahora. Quería algo más… rico, y pesado. Aunque no era muy bueno por estas horas, de vez en cuando tampoco hacía daño. Solo haría una sesión extra en el gimnasio para compensarlo. — En realidad, sí conozco un buen lugar. Xiangling me habló del restaurante de su familia. ¿Quieren comida china?

Aether asiente efusivamente.

— ¡Eso suena delicioso!

— ¿Comida picante? Válgame, me apunto. —Childe parece contento por tener un destino ahora. Toma su celular del pequeño soporte sobre el tablero y se lo ofrece a Lumine. — Pon la ubicación, por favor.

— Claro.

Se sorprendió un poco al ver que, de hecho, el celular de Childe ni siquiera tenia una clave o algo así. No pudo evitar leer velozmente el nombre de las aplicaciones que tenía en su pantalla de inicio, y la bonita foto de dos jóvenes y una señorita haciendo un muñeco de nieve. Todos tenían un cierto parecido, ¿serían sus hermanos? También, notó que tenia tal vez demasiados mensajes pendientes de leer en Line.

Entró a una aplicación con mapa y gps y escribió velozmente el nombre del restaurante de su amiga. Tiene buenas críticas en internet, y decía que seguía abierto. Era perfecto. Le ofrece el celular de nuevo a Childe y éste lo acomoda en el soporte para comenzar el viaje.

Con cuidado, sale del casi vacío estacionamiento del campus y se incorpora a la avenida principal. Trataba de no estar muy pendiente al celular, así que Aether lo ayudaba a decirle cuando debía dar alguna vuelta o tomar otro carril. Eran un buen equipo, eso podía verse a simple vista. Incluso Lumine puede notarlo sin necesidad de nada más que solo sus ojos para verlo. Claro que Aether tenía más amigos, muchos en realidad, pero lo sentía más relajado con Childe. Tal vez, sea por eso que a Lumine también le simpatiza tanto.

— ¿Les gustaría escuchar algo? Conéctense si quieren. Parece que aún queda un tramo.

La invitación de Childe no fue ignorada, pero fue Aether quien conectó su celular. Lumine y él discutieron un momento sobre quién iba a poner la primera canción y al final, ella ganó. Tomó el celular de su hermano y le mostró la lengua en un gesto infantil. Ella siempre ganaba.

Una empalagosa canción sonó, tan empalagosa y cursi en letra que Aether bufó en voz alta y se recargó dramáticamente contra la puerta del auto. Childe solamente se rió de su actitud. Esperaba algo así, la verdad. Y no le incomodaba en lo absoluto, de hecho...

La bonita voz de Lumine pronto fue secundada por la voz de Childe cuando el coro comenzó a sonar, tomándolos por sorpresa a ambos gemelos. Incluso Lumine dejó de cantar y escuchó junto a Aether que, de hecho, ¡Childe cantaba bastante bien! Golpeaba suavemente el volante con sus dedos pulgares y movía su pierna izquierda al ritmo de la melodía.

Lumine terminó por sonreír y vuelve a cantar junto a Childe, incluso recargándose un poco sobre su asiento y poniendo su mano izquierda sobre el hombro derecho de Childe. Cuando la canción terminó, Aether no tuvo de otra más que aplaudirles el dueto y sonreír muy alegremente.

— ¡Childe! —Exclamó Lumine, gratamente sorprendida. Ella también estaba sonriendo. — No me dijiste que te gustaba Kitty Section.*

— Ah, no es una banda que suela escuchar. —Admite, encogiéndose de hombros. Le dedicó una mirada muy rápida a través del retrovisor. Los bonitos ojos de Lumine estaban brillando con emoción, y él no podía corresponder de otra manera. — Pero soy familiar. Es el tipo de canciones que escuchas en todos lados.

— ¿¡Verdad!? —Respondió Lumine con entusiasmo.

— ¡Para nada! —Aether se cruza de brazos, aún sonriente. — Pero si tanto quieren cantar, ¿por qué no vamos a un karaoke juntos? ¡Eso sería divertido!

— Haha, lo sería. Tienes buenas ideas, camarada.

Aether deja medio caer sus párpados, su sonrisa cambió a algo más orgulloso. Solo pudo asentir una vez en señal de estar de acuerdo.

— ¿Verdad?

Esa fue exactamente la misma respuesta que Lumine le dio hace menos de 5 minutos. Childe nunca había tratado con unos gemelos hasta que los conoció a ellos, y francamente… era asombroso cuán parecidos eran en realidad. Aunque claro, ambos tenían características únicas en cada uno. Pero en general, compartían muchas actitudes también.

Lumine guardó silencio, dándose cuenta de que tal vez esta fue la primera gran conversación que tiene con Childe. Donde realmente sintió que conversaban como amigos, no solo como conocidos. Aunque claro, al final Aether volvió a ganarse su atención… Eso bastaba para ella. La relajó. La segunda canción comenzó a sonar, esta vez de parte de Aether. El gusto musical de su hermano era más rockero y enérgico, incluso el electro le gustaba. Pero en realidad, ambos disfrutaban de todo un poco. La música estaba para disfrutarse, después de todo. Lumine tarareaba en voz baja algunas partes que conocía, ya fuera porque Aether las reproducía en casa seguido o porque a ella también le gustaban, mientras miraba a través de la ventanilla los demás autos pasar.

Childe maneja bien.

Luego de un accidente, uno aprende a ser más precavido y a respetar lo que significa conducir. Hubo un momento en específico donde Lumine, ya más por curiosidad, voltea a ver de nuevo hacia el retrovisor y la mirada de Childe la encuentra de inmediato. Esta vez, en lugar de apartar la vista, ella le sonrió y el pelirrojo inclina un poco el rostro en respuesta, otro saludo. Las mejillas de Lumine se sonrojaron en ese momento, pero estaba feliz.

No actuaria así de amable si la hubiera visto, al menos ahora lo entiende. Su secreto todavía estaba seguro.


Los platos sobre la mesa destellaban de lo pulcros y deliciosos que se veían. Lumine tomaba fotos sin contenerse, incluso a la comida de Childe. La velocidad con la que posteaba era increíble. Xiangling finalmente terminó de servir un cuenco con una montaña de dumplings apilados, todavía liberaban vapor y tenia distintos rellenos. Todo era simplemente exquisito. Ella era una chica dulce, de un corto cabello azabache y una mirada tan enérgica y enamorada de su trabajo.

— ¡Muchas gracias por comer aquí, provecho!

Su sonrisa mostraba cuán feliz estaba no solo de ver a sus amigos, sino por servir buena comida. Ya la habían presentado con Childe, pero no podía unirse a ellos porque su turno no había terminado.

— ¡Gracias, Xiangling! —Contestaron los gemelos a la par.

— Muchas gracias. —Dijo finalmente Childe.

Xiangling se alejó tras tomar la bandeja en la que había traído todo y regresó a su puesto en el comedor, seguida de cerca por una pequeña de cabello castaño que sonaba un par de cascabeles en su cabeza.

— ¿Ya terminaste?

La voz burlona de Aether atrae la atención del pelirrojo de nuevo hacia los rubios. Aether tenia una mejilla recargada sobre su puño y una ceja enarcada, viendo con ojos burlones a Lumine quien mordía su labio inferior al concentrarse para tomar la foto perfecta de plato de Chop Suey al estilo Wanmin.

— Cállate, ¡y deja los palillos de nuevo! Arruinas mi foto, Aether.

— Lumine, quiero comeeeeeer.

— Ustedes dos son muy ruidosos.

Ambos cerraron sus bocas y se pusieron rectos al instante, la forma en que se sonrojaron, tan agresivamente, sacaron una alegre carcajada de parte del ruso. ¿Podían ser más adorables? Lumine soltó una risa más baja, acomodando uno de los mechones rubios de su cabello tras su oreja y bajando el rostro un poco. Cielos…

— No, no. No los regañaba. Es lindo. Me hace recordar a mis hermanos. —Se dirige a Aether al decir esto, tal vez porque Lumine no los veía. Toma de entre los cubiertos un tenedor y acerca uno de los platos de arroz hacia él, el vapor y el aroma eran tan agradables. Inhaló y luego suspiró, huele realmente bien. — Así que ella es una compañera de su universidad, huh. Tal vez sea obvio, pero debo preguntar. ¿Su especialidad es la comida china?

Xiangling salió de nuevo de la cocina con dos bandejas, una en cada mano. Sirvió a una mesa algo lejana. Este restaurante en realidad era muy lindo, de techo alto y pilares con dragones tallados en dorado. Normalmente se pensaría que un restaurante de comida china no puede tener clase pero este la tiene, sin duda.

— Sí, la conocemos desde que entramos.

— Aunque es más amiga de Lumine que mía. —Murmura Aether, tomando unos palillos. Lumine lo imita y ambos parten los palillos al mismo tiempo, corte perfecto. ¿No decía eso que era un día de buena suerte? Tal vez lo estaba viendo, aún no eran conscientes de que Childe pagaría por todo esto.

— Naturalmente es mi amiga, las chicas son más cercanas. —Lumine se lame rápidamente el labio inferior y atrae hacia sí uno de los platos con un delicioso guiso de pollo con arroz y camarones. Derramó un poco de la salsa encima y comienza a mezclar con ayuda de los palillos. — Xiangling sabe muchísimos sobre especias.

— ¡Mh! Tienes razón. Tiene los mejores consejos para añadir los mejores aromas y sabores a la comida. —Aether se cubre un poco la boca cuando habla con una de sus manos para comer, pasando segundos después. El delicioso sabor acariciaba su lengua, era tan placentero…

Luego del arroz, Childe probó con uno de esos guisos. El sabor picante hacia que su lengua cosquilleara. Tal como dijeron, era chica tenia buena mano para la comida picante. Tanto él como Lumine acabaron con un enorme vaso de agua cada quién para empezar, pero aunque fuera picante no podían dejar de comer. Su cena continuaría hasta que acomodaron entre los tres nada más y nada menos que 10 platos planos al centro de la mesa y 4 cuencos. Los labios de Lumine y Childe estaban algo rojos por el picante, Aether por otro lado parecía estar bien. Disfrutó mucho la cena.

— Ahora vengo. —Lumine se pone de pie, sujetando su bolso. Retocaría un poco su maquillaje, sus labios le ardían. Tal vez algo de bálsamo no les vendría mal. Childe se levantó al instante también, con una excusa similar.

— Iré al baño, ahora vengo.

Se fueron juntos, pero Childe no entró realmente a los sanitarios. Esto le pareció extraño a Lumine, pero lo ignoró para entrar al baño de señoritas. Childe regresó sobre sus pasos hasta llegar la caja. Un señor, bastante parecido a la señorita Xiangling, lo miró al instante y preguntó si necesitaba algo más.

— La cuenta de la mesa de allá, por favor. La pagaré ahora mismo.

— Por supuesto. ¿Necesita la terminal?

— Sí, por favor. Añada 20% de propina.

Las buenas intenciones de Aether se terminaron cuando Childe deslizó la tarjeta y escribió el pin. ¿Se sentía mal por rechazarlo? No, no realmente. Peor se sentiría si permitiera que ellos pagaran cuando sabe que ahora mismo necesitan poner en orden los asuntos en su nueva casa.

— Y… aceptada. Muchas gracias por comer aquí, esperamos que vuelvan pronto.

Childe le responde con una sonrisa amistosa, tomando el ticket y doblándolo para tirarlo en un bote de basura precisamente a un lado del mostrador. Regresó, Aether estaba ocupado leyendo algo en alguna red social así que ni siquiera se dio cuenta. Cuando Lumine regresó lucia más fresca, aunque sus labios seguían algo rojos y voluminosos por el picante. Era lindo. Childe vuelve a ponerse de pie y toma su chaqueta del respaldo de la silla en la que había estado.

— Hora de irnos.

Mantuvo la puerta abierta para Lumine, quien algo insegura salió del restaurante. Pero Aether sacó del bolsillo su pantalón su billetera y se acercó a la caja. Oh, iba a disfrutar esto. Childe permanece de pie, aún sujetando la puerta, mientras observa cómo lentamente el gesto de Aether cambia de uno sorprendido a uno un poco irritado.

Cuando Aether voltea a verlo, tiene sus cejas fruncidas. Childe tuerce sus labios en un gesto burlón que le muestra antes de salir con prisa del local, siendo perseguido de cerca por un rubio furioso.

— ¡Childe!


Ya era algo tarde para ir a un karaoke, así que ese iba a terminar siendo un plan para otra ocasión. Dejó a los gemelos en su casa a salvo, y aunque lo invitaron a jugar un rato en la sala Childe tuvo qué rechazar ya que había algo que lo estaba incomodando. Estaba ahí, parado y recargado en la puerta del auto mientras los veía entrar. Lumine fue la última en hacerlo, pero no sin antes darse la media vuelta y despedirse de él directamente con su mano. Childe contestó de la misma manera, con una pequeña sonrisa en sus labios.

Cuando la puerta se cierra, él rodea el auto hasta entrar. Pero no lo enciende. Childe libera un largo y pesado suspiro y revisa su celular entonces. El número de mensajes seguía aumentando, esto era tan cansado…

¿Cuántas veces había cambiado de número hasta ahora? Más de las que desearía. Childe lanza el celular hacia el tapete bajo sus pies y levanta ambas manos, cubriéndose la cara con una actitud agobiada y cansada.

Consigue una maldita vida de una vez…

Tenía su celular sin sonido, pero incluso así supo cuando una llamada entró gracias a la vibración cerca de sus pies. No quiso ver, pero terminó haciéndolo de todas formas y cuando leyó el número en la pantalla…

— ¡Ugh!

Childe levantó un pie y golpeó con fuerza el dispositivo. La fuerza fue suficiente como para aplastar y estrellar la pantalla, y pronto todo en ella se puso oscuro. ¡Maldita sea! A todas horas, sin importar cuánto se esforzara, siempre lo encontraba. ¡Tenía dos semanas de haber comprado ese celular! Se tomó un momento para encontrar calma, y solo cuando eso pasó pudo fingir una sonrisa frente al espejo del retrovisor. Estaba bien, no era nada de lo que no pudiera encargarse.

Childe enciende el motor del auto y se aleja por fin de la zona. Sin ningún ruido, era fácil concentrarse y fingir que nada pasó. Pero eso sí, antes de llegar hasta la casa de Zhongli hizo una parada obligatoria en una tienda de electrónica. Ahora necesitaba conseguir un celular nuevo.

La chica que lo atendió hablaba demasiado, y esta vez no tenia mucha paciencia para tratar con señoritas. Tal vez fue algo tosco, pero al final ella entendió muy bien su pesada mirada de fastidio y simplemente pasó su tarjeta para cobrar y le dio el dispositivo. Childe regresa al auto para cambiar la memoria de los restos del último celular, con el nuevo y se mantuvo un rato en el estacionamiento tan solo configurándolo. Lanzó el pequeño paquete con su nuevo número al asiento de copiloto mientras se encargaba de la configuración.

¿Cuántas veces iban ya? Éste era el séptimo celular en los últimos seis meses.

En realidad, Childe no era un mal chico. Siempre estaba de buen humor, y pese a lo sincero y directo que era no se había conseguido a muchos enemigos. Al contrario, desde que tiene uso de memoria ha sido amado por muchas personas. Y aunque al inicio él fue un chico tímido que no podía ver eso, las personas cambian. ¿Pero qué hizo mal para haberse encontrado con una persona tan nefasta como lo era ella? Recargó su frente en el volante y suspiró con la misma pesadez que sentía en su cuerpo de tan solo recordarlo.

Si hacia algo, se haría un escándalo y el nombre de su familia se vería envuelto. Pero si lo ignoraba, de alguna forma extraña ella de nuevo lo encontraría. ¿Por qué? Cambió mil y un veces sus contraseñas, ya ni siquiera usaba el mismo correo de ese entonces. Zhongli y Xiao prometían que nunca le daban a nadie ajeno a él su número. No tenia su número de celular vinculado a ninguna cuenta más que…

Oh.

Más que en una cuenta de videojuegos. ¿Podría llegar tan lejos? Lo hacia por Aether y por Xiao, para jugar con ellos. Pero la cuenta siempre ha sido la misma, nunca la cambiaba por mantener todos los logros. Sonaba estúpido, ¿no? Que algo tan banal, tan simple, pudiera traerte tantos problemas. Después de todo, cualquier cosa que pueda ser pública puede ser usada en tu contra en algún momento.

Y pese a que, supuestamente, lo tenía en privado para su lista de amigos ahora entiende por qué ha habido algunos inicios de sesión extraños en su cuenta. Demasiado lista, y demasiado molesta.

Cuando volvió a encontrar algo de paz, se entretuvo otro poco en el nuevo celular. Al menos esta marca de celular le permitía recuperar sus cuentas y aplicaciones de un dispositivo a otro únicamente con su cuenta. Así lo hizo, y entonces metió el nuevo número y reinició el dispositivo. Terminaría mas tarde, era hora de volver a casa.

Condujo esta vez más despacio, ya era algo mas tarde. Pero de todas formas las luces seguían encendidas. Cuando entró, Xiao fue el primero en saludarlo. Estaba sentado sobre el sofá individual y sujetaba un control entre sus manos. Puso pausa solo para voltear a verlo y le sonrió suavemente.

— Llegaste. ¿Quieres ju…

A veces, ni siquiera alguien tan espontáneo y animado como Childe podía mantener una sonrisa. Su gesto tan sombrío consigue que Xiao se pusiera de pie y se dirigiera a él, cruzado de brazos.

— ¿Quién te pateó el trasero?

Childe niega con la cabeza y le enseña su mano izquierda. Sobre su palma, estaban los restos de su anterior celular. Xiao hizo una mueca y lo tomó con su mano, era increíble.

— ¿De nuevo?

— Sí. Pero creo que ya sé de dónde lo encuentra. Haré una limpieza de mi lista de amigos. No, haré una cuenta nueva.

Xiao no duda ni un poco en prestarle el control a Childe, quien se sienta en el sofá. Ni siquiera se quitó el calzado, no tenia cabeza para esa tradición ahora. Pero de todas formas Xiao lo ayudaba con eso, se los quitó por él. Eliminó la cuenta, aunque su gamer interno lo resintió horriblemente al saber que perdería tantos progresos. Ya no tenia tiempo para recuperarlos, ya no era un niño como cuando empezó. Pero era importante. Cuando ya estuvo hecho, Xiao se quedó a su lado por un rato.

Luego, simplemente se recargó en su hombro y lo acompañó en silencio. No se sentía triste, se sentía frustrado y agobiado.

Finalmente, Xiao se animó a hablar.

— ¿Te dejará en paz algún día?

— Ni idea. —Contestó con voz grave.

Ni siquiera se había molestado en leer los mensajes en su anterior número, pero ya se hacia una idea de la clase de cosas que decía. Estaba seguro de que él no dio ningún paso mal cuando estuvieron juntos, así que…

Ella era exactamente el por qué le daba la vuelta al tema de las relaciones. No estaba listo, o al menos ella no permitía que Childe se sintiera listo. No era justo, ni para él ni para ella. No avanzar… era simplemente antinatural. Y con esta actitud tan solo conseguía que sintiera asco del tiempo que pasaron juntos, de saber que una persona así convivió con unos ángeles como lo eran sus hermanos.

— ¿Dónde está el viejo?

— Llamó hace rato. Doble turno en la funeraria. —Explica brevemente. La pequeña sonrisa de Childe vuelve, dejando en claro que ya no quería retomar el primer tema. Su mano despeina los cabellos verdes de Xiao con algo de cariño.

— ¿Papá no está en casa y te la pasas jugando? ¿Ya terminaste la tarea?

Xiao bufó, apartando su mano de un manotazo algo brusco.

— La hice en una escuela, tuve una hora libre. ¿Vas a jugar o no?

— Bueno, tengo qué recuperar un poco de mis logros…

No se diga más. Xiao se pone de pie y abre un pequeño cajón del mueble de la sala, sacando otro control exactamente igual que el que él tenia hace rato. Lo enciende y se sienta a un lado de Childe, con las piernas sobre el sofá.

Eran casi las cinco de la mañana cuando Zhongli estacionó su auto justo detrás del de Childe. Se bajó, con su abrigo sobre un brazo, y abrió con su llave la puerta de la casa. Entró tan silencioso como pudo, las luces estaban apagadas y aunque él supuso que los dos estaban en sus habitaciones se equivocó. En realidad, se quedaron dormidos en el sofá. Cada uno en un extremo, en poses que se veían algo incómodas. Zhongli sonrió suavemente y deja su abrigo sobre un perchero en la entrada. Quita sus llaves de la cerradura, cierra la puerta y las deja en la entrada colgando.

Tan silencioso como puede, se quita los zapatos y camina en silencio hasta la cocina. Un vaso de agua, eso necesitaba. Pero al encender la luz, no pudo evitar ver el celular destrozado sobre la mesa.

Suspiró con pesadez, sabiendo muy bien lo que significaba. Recogió con cuidado cada trozo de cristal y simplemente lo botó tras cerciorarse de que no hubiera nada útil ahí.

Su muchacho era muy noble, no era normal en esos dos quedarse dormidos en la sala. Podía adivinar que, para hacerlo sentir mejor, lo invitó a jugar. Zhongli entró al armario solo para conseguir un par de frazadas y los cubrió. Ya los escucharía en la mañana quejarse del dolor muscular.

El mismo se sienta en el sofá individual y se cubre el regazo con otra frazada luego de apagar la consola de videojuegos. Al final, incluso él se quedó dormido. Aunque en una mejor posición.


Por la mañana, Aether recibió un mensaje muy extraño de un número desconocido. Lo leyó varias veces mientras cepillaba sus dientes, pero por más que se esforzaba en hacer memoria no podía recordar a nadie con ese número.

No fue sino cuando, tras enjuagarse la boca, preguntó directamente quién era. Para su sorpresa, era Childe. ¡Vaya! Ese chico cambiaba de número muy seguido. Pronto sonrió y fue hasta su habitación para tirarse en su cama. Borró el viejo contacto y añadió al nuevo, y decidió llamarlo.

Childe se tardó unos segundos de más en contestar, seguramente la llamada lo tomó por sorpresa.

— Camarada, buenos días.

— Buenos días, Childe. ¿Qué con este número?

Podía escuchar algo de ruido de fondo, a otras personas hablando. Una voz sonaba bastante gruesa y madura y la otra, un poco seria pero más aguda.

— Larga historia. Pero en fin. No me desperté a tiempo y no puedo pasar por ti, ¿está bien si nos vemos en el gimnasio?

— Claro, te veo ahí.

Cuando Aether llegó, se dio cuenta de que su amigo todavía no llegaba. Para hacer algo de tiempo, se fue a vestidores para cambiarse a algo mas cómodo para hacer deporte. Unos shorts café sueltos, unos tenis cómodos y una camisa sin mangas en color negro. Sujetó su largo cabello rubio con una liga en una coleta alta y preparó algo de fibra para su entrenamiento. Fue justo en ese momento cuando Childe entró, cargando su bolso deportivo como siempre.

Se saludaron al chocar sus palmas, como era usual. Y un par de sonrisas. Él lucía cansado, solamente le dijo que se desveló un poco jugando con el hijo de Zhongli.

Childe siempre se lucía, sus entrenamientos eran algo pesados. No era de extrañar que tuviera bastante más musculatura que Aether, que prefería cosas más aeróbicas y de cardio. Lo único que hacían juntos era practicar algo de box, y levantamiento de pesas. Pero incluso ahí, Childe cargaba con más peso que él.

Precisamente ahora practicaban con el saco. El entrenador los animaba mientras daban algunos golpes a un saco cada uno. Pero había especialmente algo extraño hoy. La fuerza que Childe usaba era demasiada, tal vez si no fuera por los guantes de protección ya habría dañado el saco. No estaba tan bien sujeto, así que eventualmente un fuerte gancho terminó por tumbarlo al suelo y ocasionó que Aether gritara por la sorpresa.

— ¡Childe, demasiada fuerza! Trata de contenerte. —El entrenador lo ayudó a levantar y colgar el gancho de nuevo. Luego lo sujetó y le indicó que volviera a golpear. Esta vez, él sujetaba el saco para que no volviera a repetirse el accidente. Fuera de ese extraño incidente la mañana continuó normal.


Fueron caminando hasta la casa de Aether, Lumine ya estaba despierta y había dejado el almuerzo de su hermano sobre la mesa. Cuando entraron, ella salió de la cocina sujetando un sartén y les mostró esa linda sonrisa. Ya no tenia pijama sino su ropa para el día, prácticamente la alcanzaron antes de que se fuera a sus clases de hoy.

— ¡Bienvenido, hermano! Childe.

— Hola.

— Estoy en casa~

Almorzaron algo delicioso juntos, y Aether subió rápidamente para ducharse. Por primera vez, el silencio entre ellos no resultaba tan incómodo. Desconocía los pensamientos de Lumine respecto a la noche anterior, pero Childe ya se había olvidado de su plan para acercarse luego de la desagradable situación. Pese a que no tenia las mismas intenciones con una chica y con la otra, ahora mismo…

— Mi hermano dijo que cambiaste de número.

— Así es. —Responde Childe, limpiando sus labios con una servilleta. Adivinando la intención de la conversación Childe sonríe y pregunta con un tono amable; — ¿Te pasó el número?

Lumine niega con la cabeza un par de veces, las lindas plumas que tenia hoy en su cabello rubio captaron su atención. Como siempre, esta chica era hermosa.

— ¿Puedes dármelo? —Pregunta, su dulce voz sonó tímida.

— Claro. No me lo sé de memoria aún peeeero… —Childe saca de su bolsillo su celular, y revisa entre sus contactos su mismo número. Era agradable ver que no tenia notificaciones indeseadas en su Line. Esto era lo único diferente entre cada celular, su cuenta era nueva por el número.

Dictó con calma cada número de par en par, y cuando Lumine terminó sonrió y le mostró la pantalla de su celular. Tenia un pequeño colgante en su case celeste, era una estrella y un zorrito. Era lindo.

— Listo~

— ¿Puedes borrar el anterior, por favor?

— Lo hice desde temprano. —Lumine deja su celular sobre la mesa y alza sus brazos un poco para estirarse. Su collar relució sobre su pecho, pero Childe intentó no prestar atención a eso.

Hoy tenía un vestido blanco de gasa, como usualmente gustaba vestir. No era muy largo, llegaba hasta sus rodillas. Hoy en específico, no tenia muchos accesorios. Pero el vestido tenia un par de lazos celestes por la falda que lucían bastante lindos. Para Childe, Lumine era como una pequeña muñequita. Siempre lucía impecable y perfecta, pero de pronto los recuerdos de la noche anterior regresaron a su memoria. El entrenamiento…

Todavía no le había preguntado a Aether al respecto, y no sabía exactamente cómo sacar el tema. Además, Lumine lo miraba de una forma extraña. Parecía avergonzada, lo cual era lindo, pero… ahora mismo, no tenia cabeza para eso. Correspondió su sonrisa con una un poco más formal. Ella le agradaba, por supuesto. Pero era la hermana de su amigo. Y no… no estaba listo para algo como una relación. No otra.

No indagaría al respecto de aquellos trofeos, por ahora. Pero podía frenarla un poco, o al menos dejar algo en claro sin verse muy tosco.

— Childe, ¿a ti te gust-

— Lumine, ¿crees que podamos ser amigos? —Pregunta de repente, tomando a Lumine con la guardia baja. Lo sabe por su cara de evidente sorpresa. — Tú y yo hemos hablado muy poco aunque tengamos casi un año de conocernos. Y no tengo amigas. Me gustaría que fueras mi amiga.

— Yo… ¡Iba a preguntar exactamente lo mismo! ¿Quieres ser mi amigo?

Childe muestra otra sonrisa alegre, tan linda que hasta cerró sus ojos.

— ¡Me gustaría, señorita!

— ¡Yay, increíble! Haha…

Fue una de esas risas incómodas, pudo notarlo. Aunque si tiene curiosidad de saber qué le iba a preguntar, ya estaba hecho. Cuando Childe abrió sus ojos, pudo ver algo de tristeza en los de Lumine pero ella aún sonreía.

Como si fuera un resorte, Lumine se pone de pie de un salto y comienza a recoger los platos para lavarlos. Childe se ofreció a ayudarla pero ella negó, diciendo que era un invitado y que no era correcto. Hubo un momento en donde escuchó un sonido un poco extraño y volteó a verla, ella le daba la espalda pero parecía limpiarse el rostro con una mano. Se sintió… mal. Pero se habría sentido peor aceptando algo para lo que todavía no estaba listo.

Pero se calló. Hubo remordimiento, pero ya no podía dar un paso atrás. En realidad, tal vez sea mejor así. Fue sincero al decir que no tenia ninguna amiga aquí.


Tal vez no era el momento adecuado, ¿pero cuándo iba a serlo? Pensó, tal vez, que tenía una oportunidad por lo bien que se la pasó en la noche en esa salida juntos pero… Pero por supuesto, no le gustaba. Nunca había intentado tener una relación, pero no imaginaba que sufrir un primer rechazo seria tan incómodo.

Aether notó su extraño humor, pero no dijo nada cuando Lumine le pidió que no preguntara. Sabía ser un buen hermano, aunque se molestaran mucho por cosas tontas al final eran hermanos, y no se tenían más que el uno al otro. Lumine se mantuvo callada en todo el camino en bus hasta la universidad, con su cabeza recargada en el hombro de Aether.

"Childe, ¿a ti te gustaría… salir conmigo? Me gustaría conocerte más, me gustas un poco."


Nota de la autora


* ¿Captaron la referencia a Miraculous? 9u9