EL NOVIO DE MI HERMANA
CAPITULO 4
LA OTRA Y EL OTRO
El tan deseado viernes había llegado para Makoto, y eso por dos razones; era principio de semana y día de cobrar el sueldo de su primera semana como empleada de Editorial Foreman y la compensación prometida por su padre; además, aquel día su cuñado y jefe estaba muy ocupado por lo cual tan pronto como había llegado se había vuelto a ir no sin antes decirle que por hoy ya no volvería, lo cual Makoto agradecía porque no tenía que estarlo escuchando pidiendo una y otra cosa, además de que le había permitido realizar su trabajo dentro su acogedora y amplia oficina que se encontraba en la segunda planta del edificio y desde la cual, gracias a las paredes de cristal se podía apreciar la belleza de la ciudad; además de revisar las redes sociales de tanto en tanto sin tener que estarse cuidando de que la fuera a ver y hasta hablar por teléfono con Minako, tal como lo hacía en ese momento.
—Y dime ¿Qué tal tu primer semana de trabajo? ¿Ya te propuso algo tu jefe?— Preguntó Minako maliciosamente.
—¡Claro que no! Es mi cuñado
—Pero le encantas. Lo vi en sus ojos el día que le chocaste el auto. Nadie va por ahí portándose tan encantador con quien le choca el auto, además tu hermana no merece tu lealtad,ya es hora de que pases página a lo que tuviste con Sapphire y además, si te lo volviste a encontrar es porque está en tu destino.
—¡Claro que no!— Respondió Makoto.— Y de hecho no entiendo como Wanda lo aguanta. Casi a diario tengo que pasarle llamadas de su amante y él es un cínico que no siente vergüenza alguna de que yo me entere de que le pone los cuernos a Wanda. Además, odio este trabajo de mierda, yo me la paso trabajando mientras él se la pasa cómodamente en su silla ejecutiva hablando con la amante, leyendo libros o en el facebook; pero gracias a los kamis hoy no va a venir y...
—¡Vaya que trabaja mucho, señorita Wellington!— Escuchó tras de ella la voz de Andrew Foreman que la hizo sobresaltarse, así que apagó el móvil y se giró en la silla ejecutiva encontrándose con su mirada.
—No me tomé la hora de comida.— Mintió Makoto mientras se levantaba de la silla ejecutiva de Andrew.— Y ya terminé hace mucho todo lo que me encargó antes de irse.— Eso si era verdad
Makoto se dio la media vuelta para salirse pero escuchó la voz de Andrew.
—No le he dicho que se vaya señorita Wellington.— Escuchó la voz de Andrew y se detuvo.— Regrese y siéntese.
Makoto regresó y se sentó en una de la silla de invitados frente a Andrew.
—Así que no me soporta y no le gusta este trabajo de mierda. ¿Entonces por qué está aquí?— Preguntó Andrew con seriedad.
—Pues por dinero. Igual que todos sus empleados— Respondió cínicamente Makoto. Después de todo ¿Qué caso tenía mentir o disculparse?— Y espero no tome represalias o me despida porque sino...
—¿Sino qué?— Le interrumpió Andrew en tono burlón.—¿Le vas a decir a Wanda que soy un desvergonzado y que me la paso hablando por teléfono con mi amante? ¿Crees que si se lo dices va a romper nuestro compromiso o nuestros planes de boda?
Makoto sabía la respuesta. Sabía que si algo le faltaba a Wanda era dignidad y la respuesta era "No", pues Wanda estaba dispuesta a ser la señora Foreman sin importar que, y entonces Makoto se asustó ante la idea de que la despidiera. No le gustaba aquel trabajado, pero si era despedida antes de los seis meses entonces se tendría que olvidar de la jugosa compensación estipulada en el contrato firmado por su padre y con la cual podría lograr su sueño de tener su propia pastelería y no tener que ser empleada de nadie.
—Pues, no debería de confiarse tanto.— Dijo Makoto retándolo.— Usted no es el único hombre atractivo y con dinero de Londres y ambos sabemos que mi hermana es hermosa y le sobran pretendientes. Así que hagamos un trato, usted no me despide y yo no le digo a Wanda de sus amantes y todos felices ¿Está de acuerdo?
—De acuerdo.— Dijo Andrew sonriendo.— Y gracias por lo de atractivo, ya sé que lo soy, pero viniendo de ti me lo voy a tomar como un halago.
Makoto se ruborizó al caer en cuenta de que minutos antes le había dicho que le parecía atractivo.
—Pues tampoco se emocione. Usted no es mi tipo.— Respondió Makoto rápidamente.
—Eso lo tengo claro, Wellington.
—Kino. Por favor. Es la tercera vez que se lo pido. Mi apellido legal es Kino. No llevo el apellido de su suegro.
—De acuerdo Kino. Procuraré no equivocarme de nuevo. Solo una cosa.
—¿Sí?
—Deja de usar tanto el facebook en horas de trabajo. Por favor.
—Si eso era todo. ¿Ya me puedo retirar? Ya pasan cinco minutos de la hora de salida.
—Que tenga bonito fin de semana señorita Well... Kino.
Al salir de la oficina, Makoto alcanzó a escuchar como se carcajeaba y eso la llenó de rabia. Si bien Makoto no sentía aprecio por Wanda, detestaba profundamente a los infieles porque ella misma sabía lo que se sentía ser traicionada por el hombre que se ama. Las carcajadas de Andrew le recordaron a cuando supo que Sapphire la engañaba con otra, y decidió que Andrew también estaba entonces en su lista negra de personas detestables. ¿Cómo se podía ser infiel y además tan cínico de aceptarlo sin sentir una pizca de remordimiento?
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Era sábado por la noche y Makoto estaba sola en casa y lo estaría por las siguientes tres semanas, pues tan pronto como Michiru acababa de formalizar su relación con Haruka, habían planeado de manera improvisada tomarse unas vacaciones en Japón y de paso visitar a la familia de Michiru; y aunque a Makoto le encantaba la compañía de su amiga, agradecía al kami poder estar sola con su dolor aquel día en que estuviera cumpliendo cuatro años de relación con Sapphire sino lo hubiera descubierto siéndole infiel hace exactamente dos meses.
Tomó el celular que se encontraba en la mesita de centro de la sala y ahí estaba de nuevo la curiosidad diciéndole que lo stalkeara, que averiguara que había sido de su vida. Abrió el buscador de facebook y se dijo así misma que no lo hiciera, que podría ser doloroso, pero no pudo con la curiosidad y entró al perfil de Sapphire. Se sintió tranquila al ver que no había rastros de aquella "otra" con quien la engañó, pero entonces buscó en los likes de la foto de perfil de su ex y miró un like de "la otra". Así que no la había eliminado como le había jurado a Makoto para que volviera con él, simplemente había ocultado cosas de su perfil.
Makoto sintió que debía saber más y entró al perfil de de esa chica rubia que llevaba por nombre Amber y lo que descubrió la dejó atónita: Amber, aquella que Sapphire siempre juró que no le gustaba y que era la buscona, pero que después descubrió que era con quien la engañaba tenía todo su perfil público y lo acababa de etiquetar en la fotografía de un ultrasonido y al pie de la imagen decía: "Seis semanas", "Gracias amor".
Makoto sintió que un nudo se formaba en su garganta, pero continuó deslizando hacia abajo y lo que miró hizo que una lágrima traicionera escapara de sus ojos: Había una foto de hace dos semanas en la cual Sapphire estaba abrazando a Amber, quien lucía un anillo de compromiso y poco más abajo fotos de un viaje que al parecer habían hecho a Canterbury para que Amber conociera a la familia de Sapphire. Aquello fue doloroso para Makoto, en cuatro años de relación a ella nunca la había llevado a Canterbury para que conociera a su familia, no le había dado un anillo de compromiso y cuando tuvo un retraso menstrual de dos semanas en vez de preguntarle que quería hacer en caso de estar embarazada le había dicho "Te pago un aborto".
Dos meses atrás
Era sábado por la noche y como cada fin de semana desde hacía ya un par de meses, Sapphire estaba ocupado con algún inconveniente que siempre le salía. Al principio Makoto lo había tolerado, pero aquella noche estaba molesta porque había estado dos semanas angustiada por causa de un retraso en su menstruación, y él, en vez de estar con ella y preguntarle que le gustaría hacer en caso de estar embarazada le había dicho "Te pago un aborto" sin siquiera pedirle su opinión en algo que era de los dos y que a final de cuentas podía estar ocurriendo en el cuerpo de ella.
Por fortuna y gracias a los kamis, su menstruación había llegado el día anterior quitándose una de sus preocupaciones, pero Sapphire la había dejado prácticamente sola con aquella angustia. De pronto escuchó el sonido de messenger y rápidamente tomó su móvil pensando que podría ser Sapphire, pero le sorprendió que fuera un mensaje de aquella chica rubia de nombre Amber a la que tantos likes le daba Sapphire y abrió la burbuja del chat.
—Hola Makoto. Sé que no sabes quien soy, pero me presento. Soy novia de Sapphire y salgo con él hace tres meses. Te pido por favor que dejes de estarle llamando a mi novio.
Makoto hubiera querido dudar de lo que decía aquella mujer, pero antes de que respondiera algo, la joven le envió capturas de pantalla de conversaciones donde Sapphire negaba la relación con Makoto argumentando cosas como: "No he quitado la relación de facebook porque me amenazó con suicidarse", "Está loca. Cada vez que le digo que terminemos se pone mal y como sabe tae kwon do me da miedo que te quiera lastimar.", "Ni en su familia la quieren. La corrieron de casa de sus padres."
Makoto no supo que contestar y entonces su messenger se llenó de una lluvia de insultos por parte de Amber, pero no pensaba contestarle. No iba a rebajarse a pelear por un hombre.
Inmediatamente marcó al número de móvil de Sapphire y por primera vez contestó
—¿Makoto? Ya voy a tu casa, cariño
—Ni vengas. Así que soy una loca que se va a suicidar si la terminas ¿Verdad? Pues terminamos. Y descuida. Ni me voy a suicidar ni voy a golpear a Amber por quitar la basura de mi camino.
—Makoto, todo tiene una explicación... ¿Crees que si no te amara tendría puesta nuestra relación en facebook?
Makoto apagó el móvil para no escuchar sus llamadas, y entonces, sintiendo el dolor de ser traicionada se echó a llorar.
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El golpe en la mejilla despertó a Andrew de su profundo sueño y se encontró con el rostro furioso de Wanda. ¿Qué estaba pasando? Hacía un par de horas, después de salir a cenar, la había llevado a su departamento de soltero y la habían pasado muy bien en la cama.
—¿Qué te pasa, Wanda? ¿Estás loca?— Dijo mientras salía de la cama y tomaba su ropa del piso para vestirse.
—¿Quién es Molly? ¡Otra vez me estás engañando, cretino!
—Wanda. ¡Cálmate!
—No me calmo nada y ni te atrevas a negarlo. Acabo de ver los mensajes en tu móvil.— Dijo Wanda aventándole el móvil al piso.—¡Atrévete a negarlo!
—Pues sí. Me estoy acostando con otra.— Aceptó Andrew.— ¿Pero ya olvidaste quién le puso primero los cuernos a quién?
—Eso fue hace dos años y ya te pedí perdón.
—Y yo te dije que si volvíamos era con la condición de tener una relación abierta y aceptaste.
—¡Al menos lo hubieras ocultado!
—O tú no hubieras buscado en mi móvil ni me hubieras puesto a tu hermana de vigilante para que no encontraras lo que no quieres saber.— Dijo Andrew.— Además tú también lo haces ¿O acaso no estuviste ayer en el Ledbury cenando con un hombre de aspecto latino?
Wanda se quedó atónita. No esperaba que Andrew estuviera enterada de su secreto.
—¿Me espías?
—Yo no.— Dijo Andrew.— Pero alguien te vio y me contaron, así que estamos a mano. Y descuida, no me importa porque yo si respeto acuerdos.
—¿Cómo que no te importa?— Preguntó Wanda furiosa.
—Wanda, no te ofendas, cariño, pero honestamente hace mucho tiempo que dejó de importarme si sales con otros. Así te acepto.
—¿Y si te dijera que ya no quiero tener una relación abierta?
Andrew se quedó en silencio, si bien al inicio de su relación con Wanda estaba loco de amor por ella y le hubiera parecido horrible la idea de serle infiel, el hecho de que ella lo hiciera primero lo había cambiado todo. Tras descubrir su infidelidad hace casi dos años la había terminado, pero entonces estaba tan enamorado de ella que en cuanto la chica le había rogado perdón había regresado porque no soportaba la idea de estar sin ella, sin embargo, por su orgullo herido le había pedido como condición tener una relación abierta; y así un día, al saber que Wanda se veía a escondidas con otro, él se acostó con otra por despecho, después por placer; hasta que un día sin darse cuenta dejó de importarle con quien se viera Wanda e incluso de tan cómodo que se sentía con aquella nueva libertad le parecía impensable y no deseaba por nada volver a una relación cerrada por mucho que eso le costara su relación con Wanda.
—Wanda, cariño. No imagino a otra mujer como mi futura esposa y no quiero hacerte infeliz, pero no te puedo prometer un matrimonio convencional, así que si tu felicidad no está a mi lado, aun estás a tiempo de seguir tu camino.
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Después de llorar por un par de minutos que sus planes con Sapphire se hubieran ido a la basura, Makoto decidió que buscaría distraerse, así que sin importar que Michiru no estuviera en Londres y que Minako no estuviera disponible (pues por fin Yaten, un chico de la comunidad japonesa, había aceptado salir con ella) decidió salir sola a tomar unas copas a un pub, no sin antes esmerarse en lucir como toda una femme fatale: mini vestido negro con escote en forma de corazón, tacones de 5 centimetros, su cabello suelto como pocas veces lo llevaba, un poco de maquillaje y labial rosa.
No solía maquillarse, pero aquella noche le ayudaba a sentirse mejor y se dirigió a su pub favorito.
Estando sola, en aquel lugar, perdió la cuenta de cuanto hombres se le acercaron para tratar de invitarle una copa o entablar conversación y ella rechazó, así que antes de la hora decidió mejor salir del lugar y regresar a casa porque en ese lugar era evidente que no podía estar sola con sus pensamientos. No estaba muy lejos, así que pensaba regresar a pie, pues amaba caminar a solas y se dijo que tal vez aquello le ayudara más que tomar unas copas, pero apenas llevaba dos calles caminando cuando escuchó los gritos desesperados de una mujer asustada pidiendo auxilio. No lo dudó ni por un segundo y corrió en dirección al lugar de donde provenían aquellos gritos y llegó a un callejón donde encontró a un hombre que jaloneaba a una mujer más joven que ella para tratar de subirla por la fuerza a un auto.
—¡Suéltala, imbécil!— Gritó Makoto
El hombre aventó a la joven que cayó sentada en el piso y se le quedó mirando lascivamente a Makoto.
—Ah. Tú también quieres ir.— Dijo el hombre acercándose a Makoto, quien no esperaba que una mujer lo derribara al piso dándole una patada en el rostro.— ¡Imbécil! A ver si te quedan ganas de volver a acosar mujeres y entiendes que cuando decimos no significa no.
Makoto se dio cuenta de que en el auto había dos hombres más, y cuando los vio bajarse recordó las palabras de su difunto padre que siempre le repetía que en caso de peligro lo mejor era huir y sólo usar sus conocimientos en artes marciales en un caso extremo; y entonces, por mero instinto de supervivencia jaloneó a la joven que aún estaba sentada en el piso obligándola a la levantarse.
—¡Corre!— Le gritó tirando de su brazo sin soltarla.
Sabía que sería estúpido querer enfrentarse sola a tres hombres que iban tras ellas, y además era evidente que la chica no le sería de ayuda porque como la mayoría de mujeres no sabía pelear cuerpo a cuerpo; así que por mero instinto de supervivencia corrió tan rápido como pudo sin soltarla del brazo, pero al cruzar la avenida por la adrenalina no volteó a los lados y cuando se percató de que un auto estaba cerca ya era demasiado tarde y entonces sintió como la visión se le borraba al poco tiempo de sentir el impacto en su cuerpo.
Continuará...
Listo. Aquí tengo terminado ya el cuarto capítulo. ¿Actualizo muy rápido? Yo creo que sí, pero como estoy en casa sin poder hacer casi nada (porque estoy recién operada) tengo mucho tiempo para echar a volar la imaginación y escribo para no morir del aburrimiento.
Espero la historia sea de su agrado, y gracias. Voy a aprovechar que sigo en cama y que traigo la inspiración a mil antes de volver a mi vida normal o que me de un bloqueo.
Saludos a quienes pasen por aquí.
