Capítulo 4. ¡Hora de pagar!
Volvieron al villorrio con todos los resguardos, no sólo por el hecho que podía ser atacados durante el trayecto por lo que sea que haya matado a Kevin, Jenny y los niños, sino también por cuidar de la sanidad mental del resto de niños que estaban a la espera y no vieran el cruel y horrendo destino que tuvieron su profesora y sus compañeros de juegos. Sólo faltaba encontrar a Eric, del cual Erwin había perdido su rastro. Como era ya de por si una misión de alto riesgo, esta vez salieron fuertemente armados, y tomaron rumbo hasta el último punto donde Erwin le había perdido el rastro a su amigo. En el equipo fueron todos los de la primera ronda de exploración, excepto Jerome, el cual quedó en el villorrio como enlace de seguridad por si algo salía mal y pedir refuerzos a las poblaciones más cercanas. Rand aún seguía sumido en sus pensamientos, en ese "algo" que le molestaba dentro, seguía con esa sensación de déjà vu que lo incomodaba como si de una piedra en el zapato se tratase. Sus instintos le habían servido bien pero ahora como que trataban de sacar a flote un recuerdo, no traumático pero sí clave para desentrañar esta maraña de sangre que si no es detenida, podría llegar al caserío. Llegaron al lugar de los hechos, que se localizaba a unos 15 kilómetros de donde encontraron el jeep de Jenny y sus restos, esto es en la orilla norte del lago.
-¿Es por esta zona en que tu amigo tenía su casa? –Le preguntó Rand.
-Así es… a unos 5 kilómetros de aquí. Estaba bien ubicada camino a un paso cordillerano para ir al otro lado.
-Pues a juzgar por las huellas, creo que fue perseguido, pero al parecer después pasó de la defensa hacia el ataque. Mira hacia los árboles, allí hay huellas.
En efecto: por las tortuosas raíces de los alerces, se podía acceder a los troncos sujetándose de las lianas que se descolgaban de las ramas más próximas a la superficie, y al escalar por ahí se podía transitar por las enredaderas que se enroscaban en la superficie de los troncos, formando una suerte de escaleras y se interconectaban a las enredaderas de los arboles más próximos, formando una especie de pasarelas. Se encontraron huellas de unas botas de gran calibre.
-Ideal para efectuar un ataque –dijo Erwin –sigue rastreando, fijo que hallamos algo más.
Siguieron avanzado esta vez por esta autopista aérea natural, encontrando a intervalos regulares huellas de impacto de disparos. Algunas gotas de sangre seca se encontraron en las hojas de helechos, pero no la suficiente como para pensar en una herida de gravedad. Otros disparos, pero de una arma de gran calibre destructivo se hallaron en los gruesos troncos, dejando unos agujeros de 10 centímetros de diámetro.
-Te lo dije: este cabrón no iba a entregarse tan fácil y vendería muy cara su derrota, incluso su propia vida frente a su enemigo –dijo Erwin con resolución y una leve sonrisa como evocando anécdotas.
-Fueron hechas por un rifle láser. Las otras no puedo precisar de qué tipo son. Pero fueron originadas por una fuente de intenso calor. Mira la profundidad a la cual pudo ingresar ese tiro –dijo sorprendido Rand, apuntando hacia esas huellas. Eran impactos de una profundidad tal que podía entrar el brazo completo de un hombre en ese orificio y sobraría algo de espacio para tocar fondo.
-Al parecer, Eric trataba de empujarlo hacia una zona más abierta… quizás hacia el camino.
-Y por lo visto, lo estaría logrando… pero algo salió mal. Al menos, aquí el rastro desaparece. Volvamos al suelo.
Una vez que hicieron eso, encontraron una chaqueta sin mangas, ensangrentada.
-Mira… por la mancha que esto tiene, fue herido a la altura del abdomen, en el costado. Su chaqueta está quemada.
-Oigaan… creo que acabo de encontrar a tu amigo… o lo que queda de él –dijo de forma abatida Bruno.
A unos 20 metros más allá, sobre unas piedras y musgos que crecía entre ellas, se encontraba un cadáver de gran corpulencia. Le faltaba la cabeza y la mitad de la columna vertebral, como si fuese sido arrancada de cuajo con increíble fuerza. Erwin se inclinó sobre el cuerpo, depositando su mano derecha sobre la espalda de su fallecido amigo. Con la cabeza baja, quedó en profundo silencio por varios minutos, sólo interrumpido por unos breves murmullos a modo de rezo que estaba haciendo. Acto seguido alzó su cabeza y con la voz entre dientes, cargada de rabia dijo:
-Amigo… mi amigo… juro que al hijo de puta que te hizo esto lo mataré… tallaré sobre el sucio pellejo de ese bastardo tu nombre. Aunque sea lo último que haga. Pagará muy… muy caro.
Rand se cercó lentamente, y apoyando su mano izquierda sobre el hombro de Erwin quien aún se hallaba inclinado con una rodilla puesta en tierra, y dijo apesadumbrado:
-Ahora sabemos el propósito del por qué esa cosa se llevó el cuerpo de Kevin. Hay un detalle importante que rescatar de todo esto.
-¿Qué cosa?
-Pues el hecho que en esta ocasión, tu amigo Eric estaba fuertemente armado… pero en las finales sus tiros son erráticos, como si estuviera disparando al azar, hacia cualquier dirección.
-Propones que fue una emboscada… -Erwin se puso a pensar, y alzándose dijo:
-No lo descarto… pero si fue una emboscada, una gran parte de sus tiros deberían estar enfocados en una zona determinada, pues habría descubierto con posterioridad a su agresor. Pero como ves, no es así. Además nunca se rendiría sin pelear hasta el último aliento. Lo que sea que haya atacado a Eric –observó – debió hacerlo con compañía. Pues él era un hombre demasiado fuerte… era más musculoso y 7 centímetros más alto que tu amigo Lunk, o sea… medía 2.05 metros de altura, además de ser muy agresivo. Aún recuerdo que en el asalto final al Punto Reflex, él solo se despachó a dos soldados invid del tipo Malar Enforcer… y lo hizo a mano limpia, sin su armadura de motociclón, ni armas. Tenía un avanzado entrenamiento militar en lucha cuerpo a cuerpo.
-¿A dos dijiste? –Dijo Rand asombrado- ¡pero esos monstruos cíclopes de hojalata medían 2,3 metros de altura y pesaban 230 kilogramos!
-Así es… mientras más grande el enemigo, más disfrutaba destruyéndolos. Pero su exceso de confianza también pudo haberle jugado en contra.
Fue cuando al fin Rand pudo deshacerse de esa sensación molesta en su interior que no le dejaba en paz… al desbloquear en su mente lo que resultó ser un recuerdo y le provocaba ese déjà vu. Sentándose sobre un tronco caído en un costado se dirigió a los presentes:
-Les diré algo… recuerdo que cuando iba de viaje al Punto Réflex junto a mis amigos y compañeros guerrilleros, cerca de lo que es el Caribe vi un insecto que llamó mi atención. Era una mariposa, que tenía la particularidad de tener las alas transparentes… tal cual como lo oyen. Podías "ver" a través de ellas y por esa particularidad, los lugareños la llamaban "mariposas de cristal" o bien "espejitos". Era una ingeniosa y evolucionada cualidad natural de camuflaje. Puede que a quien nos enfrentamos tenga un sistema de mimetismo similar… o bien una avanzada tecnología que imite el efecto de las alas de esa mariposa lo que le permitiría un camuflaje a toda prueba. Si es tan eficiente, realmente estamos metidos en un gran problema.
-Este campesino pelirrojo está loco, yo creo que deben ser un grupo de zentraedis rebeldes que merodean por aquí, sólo hay que atraparlos y matarlos –mencionó Denis.
-No tomes a la ligera lo que dijo el muchacho –se escuchó desde lo profundo y con voz rasposa.
-¡Usted! –dijo atónito Rand.
Era el viejo al cual Rand y Rooke amablemente le dieron aventón en la ruta y que había desaparecido tan sigilosamente antes de despedirse de él quien, con sus ojos nublados y afirmado sobre su cayado, se hallaba a mediana distancia de ellos. Los presentes no podían salir de su sorpresa por el hecho de que cómo fue posible que él se les acercara tanto y ni cuenta se hayan dado de su presencia, e instintivamente levantaron todos sus armas, apuntando hacia él.
–No es ninguna locura o desvarío... escúchenlo, si es que quieren vivir un día más –dijo con cierto vaticinio en su voz.
-Mmmmh… ¿y qué tal si es usted quien ha estado haciendo todo esto? –dijo Denis con el dedo crispado sobre el gatillo de su arma.
-Si hubiese querido matarlos, lo habría hecho hace mucho tiempo. –Respondió el viejo – pues los he estado siendo a una discreta distancia hace mucho. El muchacho pelirrojo me conoce… y les diré algo más: A los que se enfrentan es algo que no es humano.
-¿Por qué está tan seguro de que lo que dice? ¿Y quién es usted? –se escuchó la pregunta. Era Bruno.
El viejo, alzando sus ojos, y como buscando la respuesta en el vacío les dijo, afirmado en su cayado:
-Porque ya tuve conocimiento de un relato de ese tipo antes… no hoy, ni ayer… sino hace muchos, muchos años atrás. Fue cuando tenía más menos tu edad –dijo mirando fijamente a Bruno– mucho tiempo antes de estas 3 guerras Robotech; incluso mucho antes de la caída de la fortaleza espacial, la cual ustedes llamaron el SDF-1. Con el correr del tiempo, supe de otro incidente similar, esa vez en la ahora borrada ciudad de Los Ángeles, en los Estados Unidos de América.… y allí hubo un sobreviviente. Ambos sucesos, ocurrieron en un año en que hubo calor, mucho calor. Y este… este es un año caluroso como nunca antes se había visto hace décadas. Así que, prepárense.
-¡Pero eso… eso fácilmente fue hace… hace más de 50 años atrás! –dijo estupefacto Rand.
-63 años para ser más exacto –afirmó con un dejo de seguridad el viejo. Te lo dije cuando nos encontramos: sobre mí hay mucho tiempo a cuestas. Ya tengo 103 años de recorrido, vagando por esta tierra.
-Pero aún queda algo pendiente… y es: ¿Quién es usted y por qué jamás lo vimos antes? –le preguntó Bruno.
-Esa pregunta es más que pertinente… pero lo más acertado sería el preguntar por qué ustedes fueron tan poco observadores con su propio entorno.
-¿Y por qué? –Dijo intrigada Rooke –No entiendo.
-Porque yo he vivido aquí hace décadas… antes que todos ustedes llegaran aquí y establecieran ese villorrio. No se preocuparon por explorar su área como se debe… a excepción del muchacho pelirrojo, que tiene un gran poder de observación y análisis del entorno… como si tuviese una conexión natural con el hábitat. Si se preguntan cómo pude llegar aquí, pues conozco rutas alternativas más cortas por la espesura del bosque. Y mis mejores cualidades ya a mi edad son la prudencia y el silencio.
-Sobre todo esto… ¿sabe a ciencia cierta a qué nos enfrentamos? –intervino Denis.
El viejo, mirando hacia el suelo, tratando de recordar les dijo:
-Pues no mucho… lo que sí sé es que se trata de una criatura inteligente… muy inteligente. Se mueve como si de un cazador se tratase. Posee armas de gran poder destructivo. Si quieren derrotar a ese ser, tendrán que anticiparse a sus estrategias o bien tener algo igual o más potente.
-Si de potencia destructiva hablamos, en mi vehículo tengo una ametralladora robotech de posición –dijo Bruno, mientras destapaba el arma pues la tenía cubierta con una gruesa lona –esta belleza puede de un disparo derribar una tropa de choque invid del tipo grab. Está adosada fuertemente al chasis, pero se puede extraer de manera conveniente y llevarla al hombro, o bien a un cinturón hidráulico electrónico que porto. Es algo pesada pero puedo con ella. Dejaré como colador a ese miserable.
-No se diga más: necesitaremos nuestras armaduras para con los cyclone transformarnos en unidades Battleloid. –Dijo decididamente Rooke –Hay que volver a casa a buscarlas. Yo iré.
-No… mejor iré yo a casa a buscar nuestras armaduras –le dijo Rand –no sé por qué, pero algo me dice que o deberías moverte hasta allá. No sabría explicártelo… pero por favor mi amor: hazme caso.
-¿Crees que no sé cuidarme sola? –dijo Rokke con una tensión creciente en su voz.
-No es eso… sólo por ahora, cumple mi capricho. Sabes bien que mis corazonadas no me han fallado en los momentos más peligrosos cuando luchábamos contra esas jaibas biomecánicas… ten en cuenta eso… por favor.
Ella lo miró de arriba abajo, y vio que en realidad lo dicho por Rand era verdad. Los ojos de él mostraban una genuina preocupación y sinceridad… la misma mirada cuando él se sinceró frente a ella sobre sus sentimientos cuando ambos estaban luchando en el Punto Reflex hace ya tanto tiempo y la cubrió de un ataque sorpresa. Eso bastó para que ella desistiera de ir.
En esas contemplaciones estaban ambos, cuando el viejo dio la voz de alarma para que se pongan a cubierto… y justo a tiempo. Un disparo efectuado desde unos 50 metros de distancia dio de lleno en el vehículo de Bruno, el cual saltó a tiempo antes que estallara.
-¡Allí, entre las ramas sobre los helechos! –Gritó impetuosamente Erwin – ¡Bruno, dale con todo a ese hijo de perra!
Bruno alzó su ametralladora y efectuó una ráfaga de 5 disparos. Los impactos fueron de tal magnitud, que hicieron en los troncos de los alerces unos forados de aproximadamente un metro de diámetro, y si daban en la zona lateral de ellos sacaban un buen pedazo de madera, como si unas mandíbulas monstruosas hubieran sacado ese trozo de una dentellada. El resto comenzó a disparar sus rifles laser, cuando Rooke apuntó justo a la base de una rama la cual contaba con gotas de rocío acumuladas en sus pequeñas hojas y el agua cayó como una cortina mojando a todos… en ese momento, en una suerte de disturbio eléctrico similar a una descarga de electricidad estática, comenzó a hacerse visible una figura antropomorfa de gran tamaño. El enemigo quedó visible.
-¡Ahora verás, bazofia! –Gritó encolerizado Erwin, quien fue en su encuentro.
El ser en cuestión medía entre 2.15 2.20 metros de altura y tenía una gran corpulencia. Una serie de prolongaciones salía de su cabeza, parecidas a unas rastas de cabello, el resto de su cabeza y cara se hallada cubierta por una biomáscara metálica. Sus hombros también estaban cubiertos por unas placas metálicas de color azul petróleo de donde emergía a la altura de la unión entre el humero y la clavícula una serie de púas donde una se proyectaba de mayor tamaño hacia arriba, mientras otra placa cubría el cuarto superior izquierdo de su pecho. Sobre el hombro derecho tenia montado un pequeño cañón articulado que podía girar en un amplio rango a voluntad de su portador capaz de disparar discos esféricos de plasma. En su pecho, a modo de cinta, un rosario de huesos parecidos a vértebras lo cruzaban diagonalmente, sus antebrazos se hallaban cubiertos con una especie de cota de malla metálica coronada con unas pequeñas cuchillas curvas orientadas hacia adelante, que llegaban hasta el dorso de sus manos, cuyos dedos estaban rematados con una uñas largas como garras de color café oscuro. Sus muslos estaban también cubiertos por placas metálicas a manera de faldones, mientras que sobre las musculosas pantorrillas y delante de ellas portaba otra protección de metal parecido a una greba.
-Ven aquí maldito… ven aquí… tengo un regalo para ti –Gruñó Erwin, que le disparaba sin descanso hasta que la batería de protocultura de su rifle se agotó.
-¡No Erwin, no vayas solo! –Le gritó Rooke – ¡Recuerda lo que dijiste!
-¡Tendremos entre todos que contenerlo a como dé lugar! –Dijo Denis – ¡si nos separamos terminaremos todos muertos!
Y razón tenía Rooke… porque entre la vegetación otro disparo fue efectuado, dando de lleno en el pecho de Denis atravesándolo por completo, quemando todos sus órganos internos e instantáneamente cauterizando la herida… cayendo muerto en el acto. Había otro enemigo oculto entre los helechos y arbustos, tal como había analizado Erwin. Rooke se agachó y con la cara pegada al suelo comenzó a arrastrarse en postura punta y codo entre la maleza y los arbustos hacia donde se hallaba disparando Bruno junto a Rand, y todos procedieron a moverse para ir tras Erwin quien ya les había sacado una buena ventaja.
El tiroteo era ya infernal, el segundo enemigo era muy ágil para moverse y con su cañón de plasma comenzaba a arrasar de a poco el lugar de manera que tenían que seguir moviéndose para no quedar a campo descubierto y evitar ser así un blanco fácil. Confiaban en poder dar alcance a Erwin quien impulsado por su sed de venganza no había perdido de vista su presa y como ya se le había descargado la batería de su rifle laser, sólo quedó con una pistola, fue justo en ese momento de la persecución que el enemigo saltó hacia una gruesa rama y giró bruscamente, al tiempo que disparaba contra Erwin, pero él se anticipó a su jugada arrojándose de espalda al suelo y disparó, dando justo en el cañón de plasma el cual se fundió, dañando de paso el hombro de ese ser. Un gruñido se escuchó posteriormente, provocando un dejo de satisfacción en el hombre, quien ya podía saborear el momento de ponerle fin al maldito que había mutilado a su amigo. Sigilosamente avanzó al lugar donde lo había visto caer, cuando un suave silbido se escuchó y un objeto discoidal pasó en vuelo rasante impactando en el cañón de la pistola de Erwin… cortándolo limpiamente. El objeto describió una curva, volviendo hacia su propietario quien con una mano enfundada en una manopla magnética lo atrapó…. era un arma arrojadiza hecha de un metal plateado de unos 30 centímetros de diámetro y muy resistente, que tenía los bordes aserrados cortantes. Erwin, lejos de amilanarse; sacó del cinto de su pantalón un descomunal cuchillo de cazador con una hoja de 35 centímetros de largo con un borde aserrado y el otro borde con filo. La criatura, al verlo en posición de desafiante espera, guardó su arma arrojadiza y se acercó… mostrando sus puños. De ellos accionó un seguro que puso al descubierto unas cuchillas retráctiles de unos 25 centímetros de largo. Y comenzó una lucha cuerpo a cuerpo.
Erwin estaba en desventaja de estatura, pues a pesar de ser alto para los estándares humanos al medir dos metros de altura era 15 a 20 centímetros más bajo que su oponente… pero eso no parecía importarle. Sólo le importaba la promesa que hizo al pie del cadáver de su amigo. El hombre lanzó una estocada que fue detenida por las hojas filosas del guantelete del enemigo quien con la otra mano lo golpeó tan duro que lo lanzó hacia unas cañas de bambú quedando su espalda arañada con las cortantes hojas que de ahí se desprendían. Alcanzó a tomar una de esas cañas que se había soltado de raíz y con ella rápidamente lo golpeó en una de las piernas, haciendo que pierda el equilibrio, dándole tiempo a Erwin de pararse y golpearlo con el puño en la boca del estómago y en el costado de la cara. Poco efecto tuvo ese golpe en su cara pues apenas lo movió, mientras el hombre mantenía la guardia alta mostrando sus puños como un boxeador, con el cuchillo aún sujeto en la mano izquierda que había alcanzado a recoger justo después de golpearlo.
Fue entonces que, el ser colocó las manos una en cada lado de la cara y desactivó unos seguros que afirmaban su biomáscara. Un sonido de aire a presión se escuchó y después la pudo retirar. Y Erwin, con una mezcla de asco y algo de pavor, sólo atinó a decir:
-Eres… repulsivo.
Pudo ver su cara, la cual se asemejaba a la de un animal salido de las profundas fosas oceánicas abisales. De su quijada, desmesuradamente larga y fuerte, emergían 4 colmillos muy largos dos arriba y dos abajo, muy distanciados entre sí…. Que resguardaban una especie de segunda boca ubicada más profundamente con una hilera de dientes puntiagudos. Prácticamente no tenía nariz, dándole a la cara un aspecto plano, y sus ojos eran pequeños, de color amarillento que le daban una siniestra mirada muy penetrante. Su frente era amplia, poblada de una serie de pequeñas espinas coriáceas orientas hacia atrás, no tenía pelo su cabeza, a excepción de esas prolongaciones a manera de rastas que emergían a su costado y parte posterior. Un gruñido parecido a un ronco ronroneo emergió de su garganta, para después abrir desmesuradamente sus fauces y dar un potente rugido lanzándose después al ataque, estirando su brazo izquierdo para apuñalar a Erwin, quien con su cuchillo detuvo el avance desviándolo, mientras que con una fuerte patada desviaba otro ataque efectuado con el brazo derecho del enemigo. Intercambiaron una serie de choques entre los metales de sus armas blancas provocando chispas entre cada encuentro y fricción de ellas.
La lucha se volvía cada vez más encarnizada, el hombre estaba ya bañado en sudor y en sangre que brotaba de algunos cortes que le lograron hacer en su pecho y los antebrazos, dando la apariencia de arañazos que lo recorrían diagonalmente pero él pero no claudicaba, su odio inflamaba sus avances y su fuerza, los ojos estaban tan abiertos y encendidos que daba la apariencia de estar poseído, con un apetito de destrucción, su respiración agitada, la musculatura contraída al límite aun aguantaba los embates del enemigo donde en un momento dado, ambos se trenzaron mutuamente los dedos de las manos… Erwin, con los dientes apretados, con sus brazos ejercía toda la fuerza que podía frente a ese gigante cuyas mandíbulas desmesuradamente abiertas sobre él dejaban caer largos hilos de viscosa saliva. El forcejeo se hallaba en un punto muerto y ya el desgaste se comenzaba a evidenciar en el hombre, pero no se rendía. Fue cuando ese ser comenzó a apretar con sus dedos los de su rival, escuchándose un tronido y de un rápido movimiento del cuerpo hacia la izquierda, lo hizo girar completamente hasta soltarlo y arrojarlo a un lado, momento en que sacó de la parte posterior de su cinto una vara de setenta centímetros y avanzó hacia Erwin quien se abalanzaba con su cuchillo a media altura… pero ya a media distancia, la vara rápidamente se proyectó creciendo un total de dos metros y medio con extremos aguzados, clavándose en el abdomen del hombre: el arma resultó ser una jabalina telescópica.
Así que, herido de muerte, soltó su cuchillo y sentía que sus piernas le flaqueaban… en ese momento haciendo acopio de las últimas fuerzas que le quedaban, avanzó sin importar que se enterrara más la jabalina en su cuerpo hasta acercarse al enemigo cara cara quien comenzó con ambas manos a elevar el cuerpo ensartado y totalmente atravesado de su oponente y justo en ese momento, Erwin elevó una de sus piernas extrayendo un largo cuchillo que ocultaba en su bota derecha y rápidamente lo apuñaló bajo la quijada hacia arriba… traspasando la garganta, las fauces hasta finalmente llegar a la base del cráneo terminando de hundir el cuchillo hasta la base de la empuñadura. Con un dejo de ironía, tosiendo y escupiendo algo de sangre sobre la cara del monstruo, y con los dientes apretados le susurró…
-Sonríe, hijo de perra… ¿Acaso creíste que sólo tu tenías un plan B?
Las fuerzas abandonaron a ambos contendientes, desplomándose en el suelo. Erwin, de rodillas al lado del gigantesco cadáver del enemigo que acababa de derrotar alcanzó a ver que Rand llegaba, que rápidamente trató de darle los primeros auxilios. Rooke estaba cubriéndolos junto a Bruno de cualquier ataque.
-No… déjalo así. No puedes hacer nada por detener lo inevitable… –dijo tranquilamente Erwin
-No digas idioteces… saldremos juntos de esto, y te reirás de esta situación –le animó Rand quien le tenía aferrada fuertemente la mano.
-Hombre… ya he terminado lo que tenía pendiente. No te arriesgues… inútilmente… tienes una hermosa mujer… y dos hijos… aun te queda mucho por andar…
El pelirrojo se quedó mudo, sin saber qué decir. Nunca había dejado atrás a un compañero caído, y el segundo enemigo ya estaba por llegar.
-Nos vemos… al otro lado… en la Eternidad… Pero aún no –le dijo Erwin con un guiño. Lentamente soltó la mano de Rand y cerrando los ojos, reclinó su cabeza y dio su último hálito.
-El Valhalla te espera… guerrero –dijo el pelirrojo con un nudo en la garganta.
Y junto a Rooke y Bruno, procedieron a moverse rápidamente mientras en la huida pensaban cómo deshacerse de su siniestro perseguidor.
Continuará...
Nota del autor:
Homenaje a Mac y a Billy... sobre todo a Billy. El que entendió, entendió...
